¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Primero vamos a lo que había mencionado en el capítulo anterior. Fue casi un mes desde la última actualización, así que tuvieron mucho tiempo para votar, e increíblemente todos aceptaron que haya lemon en esta historia (algunos más seguros que otros). En Fanfiction no se habló mucho de este tema, pero en Wattpad tengo más de 40 comentarios hablando sobre esto, así que la respuesta es obvia: el primer lemon se estrenará dentro de poco.

Dejando eso de lado, esta historia ha vuelto a ser escogida por aquellos miembros de Patre-on, por lo que tendrán un capítulo triple de esta historia (recuerden que esto se basa en actualizaciones consecutivas, por lo que tendrán tres capítulos publicados en un margen total de 6 días). Si quieres participar de esto y volverte miembro de mi Patre-on, te recuerdo que solo sale un dólar, por un dólar podrás pedir un capítulo extra de cualquier historia en desarrollo. Puedes buscarme como "Jyanzein".

Ahora me gustaría agradecer a Surfysun y Srpaocomqueijo, quienes hicieron posible este capítulo triple. En serio, muchas gracias por confiar en mí y este fanfic.

Sin nada más que agregar, les dejo con una review:

Gabriel Navarro: Primero que nada, me alegro mucho que estés disfrutando esta historia y todos los conceptos que la rodean en general. Espero seguir cumpliendo esas expectativas en el futuro. Y respecto a la guerra que está apunto de acontecer, lo que no tienes en cuenta es que los Fatuis son el enemigo principal, pero no el único que tendrán. No sé si Ei tendrá mucha más participación en combates, aunque si tendrá un foco más variado. (si no quieren spoiler, no sigan leyendo) No la tengo pensado en este arco como una protagonista, pero sin duda te impresionaras con las cosas que se vendrán en el futuro, siempre hablando de ella, por supuesto.

Ahora sí, comencemos con este final de arco.

¡Disfruta!

Aether saludó a Diona para despedirla. La gata ni siquiera respondió, ya que estaba muy cansada y no podía hacer otra cosa más que pensar en la cama.

Una vez que Diona cerró la puerta, Aether observó a los últimos dos invitados que aún tenía que guiar. Bueno, en realidad era solo uno, ya que Shenhe sabía dónde quedaba su dormitorio.

"Hace tiempo que no tenía una fiesta como esta. Gracias por prestarme el vino, todos parecían estar muy satisfechos." Comentó Aether con una sonrisa mientras caminaba junto con Diluc y Shenhe a través del largo pasillo.

"No te preocupes." Fue el comentario seco y despreocupado de Diluc, haciendo que Aether lo mirara con ligero aburrimiento.

"¿Sabes? Podrías intentar ser más expresivo. Ella es un gran ejemplo de en lo que podrías convertirte si no lo haces." Comentó Aether mientras le pellizcaba la mejilla a Shenhe, quien tenía un gran signo de pregunta sobre su cabeza.

"Lo intentaré."

"No sé por qué, pero no te creo nada."

"Volviendo a las cosas importantes, ¿ya estás preparado para retomar tu viaje?"

"Conque evadiendo el tema, ¿eh?" Comentó Aether con un tono burlón mientras descendían por las escaleras. "Ei quiere ayudar, así que estamos en las últimas preparaciones, ya que ella tiene que readaptarse. Quitando eso, también tenemos un gran problema." Esas últimas palabras captaron el interés de Diluc, quien lo miró expectante. "Las noticias de la destrucción de Inazuma y el conflicto con Snezhnaya están en boca de todo Teyvat. Fontaine es una nación aliada de los Fatuis, por lo que los grandes conflictos de intereses son unos problemas gordos. Sumeru hace poco sufrió una gran reestructuración y están muy vulnerables, por lo que crearon un decreto temporal para expulsar a cualquier persona de Inazuma o Snezhnaya para no meterse en medio de la disputa territorial, o así es como lo ven ellos. Respecto a Snezhnaya… bueno, creo que no necesito explicar nada. Y Natlan…" Aether se quedó en silencio después de pensar en la Nación Pyro.

Sus ojos parpadearon varias veces cuando se detuvo en seco ante la mirada de Diluc y Shenhe.

"Ahora que lo pienso, nadie me informó sobre las condiciones diplomáticas de Natlan." Comentó Aether cuando se puso una mano en el mentón.

"De eso quería hablar contigo hoy, pero no encontré el momento." Las palabras de Shenhe hizo que Aether la mirara con suma atención. "Recibimos una invitación esta mañana. Se habla de un Ritual Escarlata…"

"Ritual…" Diluc replicó, y su tono no parecía muy alegre.

"¿Sabes algo acerca de eso?" Preguntó Aether con sumo interés.

"Esos… "Rituales", en realidad son consensos de guerra." Declaró el pelirrojo, dejando a Aether muy confundido.

"Espera, ¿hacen consensos para la guerra? Eso parece una completa locura."

"Lo es. Pero al ser una nación que está en guerra desde hace siglos, ese es un proceso conveniente. Después de todo, al habilitar la guerra solo en un periodo de días hace que la mortalidad sea un poco menor a la natalidad, siendo que anteriormente casi se destruyen a si mismos." Respondió Diluc con los brazos cruzados. "Si me lo preguntas a mí, las circunstancias son más que obvias. De seguro esa Arconte quiere que la ayudes para que termine la guerra infinita en la que su nación está enfrascada."

"Ya veo…" Aether bajó la mirada mientras pensaba con detenimiento. "Entonces, puedo ayudarlos al mismo tiempo que consigo la Gnosis."

"Aun así, déjame advertirte algo." Aether alzó su mirada cuando escuchó a Diluc. "En esa nación suceden cosas raras. En lo personal, me cuesta entender como una guerra pudo durar tantos siglos sin llegar a un acuerdo más verídico que esos Rituales Escarlata. Probablemente estoy equivocado, pero deberías ir con cuidado una vez que llegues allí." Concluyó el pelirrojo, haciendo que Aether pensara en sus palabras con detenimiento.

"Lo tendré en cuenta." El rubio concluyó la charla cuando llegó al último escalón.

"Déjame guiarte. Mi dormitorio esta al lado del tuyo." Shenhe se llevó a Diluc, dejando a Aether solo mientras observaba marcharse al dúo.

"La Nación de la Guerra…" Pensó Aether en voz alta, esbozando una media sonrisa. "Supongo que ese lugar si hace honor a su nombre." El rubio no pudo evitar ponerse serio cuando tomó el picaporte de su dormitorio. "Espero poder detener la guerra, obtener la Gnosis y…" Aether tomó el picaporte con aún más fuerza. "Saber algo nuevo sobre mi hermana…" La mirada seria de Aether cambió a una pequeña sonrisa. "Supongo que el viaje que me depara va a ser bastante caótico." La sonrisa de Aether se ensanchó tras esas palabras, aunque no duró más de un segundo.

¿El motivo?

Era simple.

Una vez que abrió la puerta, se encontró con cierta Diosa completamente tapada por las sabanas, lo único visible era la mitad de su rostro. A lo pies de la cama se encontraba desparramada toda su ropa, lo que indicaba que estaba en ropa interior.

Estaba seguro que no la había dejado así cuando se fue, y como si fuera poco, también se había olvidado que estaba durmiendo en su cama.

Ei entreabrió uno de sus ojos, ella se veía totalmente somnolienta. Por lo tanto, se veía completamente linda y apechugable en aquel aspecto.

"Aether…" Sus labios estaban cubiertos, pero por la emoción dormilona en su voz no era difícil adivinar que estaba sonriendo.

Al final, el alcohol y el sueño la volvieron a dominar en ese instante, por lo que el rubio no pudo hacer otra cosa más que quedarse parado en la entrada mirando a la Diosa durmiente como un tarado.

Hasta que al final recordó esa última palabra que había dicho.

"¡¿Puede existir algo más caótico que esto?!"

_ FINAL DE ARCO – CAPÍTULO 12: ¡EL DESPERTAR DE LA PASIÓN! _

Aether tenía pequeñas bolsas negras debajo de sus ojos. Ya habían pasado horas, y le fue imposible conciliar el sueño. Pero, justo cuando parecía que por fin iba a poder dormir, Ei lo volvió a abrazar, haciendo que sus ojos se abrieran con pesadez.

Ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho.

El rubio la miró. Ella apoyó su rostro sobre su pecho con sumo placer. También pudo sentir como sus piernas eran enredadas con la de ella.

La expresión relajada de Ei se contrajo un poco cuando Aether la volvió a apartar con todo el cuidado y calma posible para que no se despertara.

"Esto se está convirtiendo en algo cada vez más insoportable." Pensó Aether cuando llevó una mano a su abdomen.

La sensación de insuficiencia y vacío eran terroríficas.

Todo su cuerpo le estaba gritando que se arrojara sobre ella y reclamara sus labios de una buena vez.

Pero…

"Nunca me he enamorado, y tampoco creo hacerlo en el futuro…"

Esas palabras siempre yacían en su mente.

Aun así, sabía que ese dolor, ese vacío, esa sensación insuficiente no desaparecería con la verdad.

De hecho, esa misma verdad es lo que lo hacía sentir tan miserable.

Ese increíble malestar…

Ese sufrimiento tenía que superarlo lo antes posible.

"Se vienen cosas muy importantes, ¿qué hago pensado en estas cosas imposibles? Acepta de una vez que solo es un sueño. No puedo tener mi mente en otra cosa que no sea el futuro." Pensó Aether con el ceño fruncido. "¡Así es, tengo que solucionar esto ahora!" Aether se sentó en la cama al mismo tiempo que apretó su puño con fuerza.

Pero ese momento de completa decisión y seguridad fue resquebrajado con suma facilidad cuando Ei lo volvió a abrazar.

"Enséñame a cocinar…" Ella decía en sus sueños con una bonita sonrisa en su rostro, lo más probable es que estuviera soñando cosas muy lindas.

Desafortunadamente, no era el mundo real.

Aether la observó con una leve expresión de dolor. Su mano se apretó sobre su abdomen con aún más fuerza.

Las emociones negativas y sus sentimientos revueltos estaban muy cerca de estallar.

"Pero, ¿Cómo encuentro esa solución?"

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Unas horas más tarde…

Aether estaba tomando café, siendo acompañado únicamente por Paimon.

"Oye, te ves muy mal…" Comentó Paimon al ver el rostro de Aether.

"Apenas pude dormir un poco en la noche." Le respondió Aether, observándola con una mirada agotada. "Por cierto, ¿qué hiciste esta noche?"

"Hum, es vergonzoso…" Paimon se frotó el cabello con una sonrisa nerviosa. "La verdad es que probé alcohol y me quedé desmayada en uno de los baños."

"No me extraña. Aun eres muy pequeña para esas cosas."

"¡Oye! ¡Lo más seguro es que sea incluso más grande que tú!"

"Con ese cuerpo, lo dudo."

"¡Mira quien habla! ¡Tú pareces un adolescente!"

La pequeña pelea amistosa entre ambos fue cortada cuando Aether dio un largo y tendido bostezo.

"Oye… ¿qué te pasó para que no pudieras dormir casi nada?" Preguntó Paimon con bastante confusión, ya que muy pocas veces lo había visto así.

"Ei durmió conmigo." Respondió Aether, para luego volver a probar el café.

"Oh, ya veo-espera, ¡¿QUÉ?!" Las cuerdas bocales de Paimon casi se rompen tras semejante grito, haciendo que Aether se viera forzado a sostener la taza con ambas manos.

"No es lo que piensas. Simplemente durmió conmigo y ya. Lo que sucede es que perdió la llave de su dormitorio." Aclaro Aether, dándole otra probada al café.

"¡Jum! ¡Eso me suena a una escusa terrible! ¡De seguro quiere seguir acaparándote por completo incluso después de recuperarse!" Exclamó Paimon con desdén cuando volteó su rostro con un puchero.

"Relájate. Seguro tendremos tiempo de divertirnos en nuestro próximo viaje." Comentó Aether con una leve sonrisa somnolienta. "Pero antes de eso, tengo que solucionar un problema." Las palabras del rubio encendieron el interés de Paimon, quien lo miró con suma curiosidad.

"¿Puedes decirme? Quizás Paimon pueda ayudar." Comentó el hada flotante con una sonrisa animada.

"Hum, es un tema delicado…" Aether la observó con detenimiento, creando un silencio bastante intenso. "Pero confió en ti, así que te contaré." Concluyó con una leve sonrisa, algo que Paimon respondió de la misma manera.

"Entonces, ¿qué es?" La pregunta hizo que Aether diera otro sorbo a su café.

"Estoy enamorado de Ei."

". . ."

Había esperado un fuerte escándalo, como era habitual con Paimon, pero el tiempo pasó y se sorprendió bastante al no recibir ninguna respuesta.

Cuando alzó la mirada, el rubio observó con cierto asombro como Paimon lo miraba con los ojos ensanchados.

"¿Te enamoraste de ella? Uh…" Paimon bajó la mirada, su expresión tierna habitual había cambiado a una mucho más profunda y reflexiva. "Tú y ella… eso es… ¿Cómo decirlo?... hum… ¿Inesperado?"

"¿Tienes alguna solución para que deje de amarla?" La pregunta de Aether la sacó de su momento reflexivo, haciendo que Paimon se sorprendiera.

"¿Eh? ¿Quieres dejar de amarla?" Se preguntó Paimon con bastante confusión.

"Ese es el problema del que te hablaba. Los Dioses no son capaces de amar, y este sentimiento me ha estado matando últimamente. Siendo que ella nos va a acompañar, siento que mi mente podría estar más pendiente de ella y mis sentimientos. En otras palabras, no podría concentrarme para mi misión." Explicó Aether lo mejor que pudo, haciendo que Paimon lo mirara como si fuera un idiota.

"¿Los Dioses no pueden amar? ¿Quién te dijo eso?" Las preguntas inmediatas de Paimon hizo que el rubio la mirara con gran confusión.

"¿Eh? Fue la misma Ei…"

"¡Oh, por supuesto! ¡Los Dioses no pueden amar! ¡En ese caso ya entiendo tu frustración!" El rostro de Paimon se iluminó y volvió a su típica actitud infantil cuando chocó una mano sobre su puño. "¡En ese caso, tengo una solución muy sencilla para que dejes de amarla!" Exclamó con una gran sonrisa, haciendo que el rostro de Aether se iluminara e ignorara ese cambio de actitud tan drástico en su compañera.

"¡¿En serio?!"

"¡Por supuesto!" Exclamó Paimon cuando se acercó al oído de Aether.

"Solo tienes que hacer esto y esto, luego…"

Los susurros de Paimon hicieron que la sonrisa de Aether comenzara a tornarse en una mirada bastante confundida.

"¡Y listo! ¡Problema solucionado!"

"¿En serio crees que eso va a funcionar?" Preguntó Aether con muchas dudas.

"¡Por supuesto! ¡Solo necesitas reemplazar ese sentimiento con otro, y aunque sea una mentira, va a funcionar! ¡Es así de sencillo!" Declaró Paimon con una risita dentuda al final.

"Pero, tampoco me gustaría involucrar a un tercero. No quiero lastimar a nadie…" Comentó Aether, su mirada conflictiva daba a entender que no estaba para nada seguro con este "plan".

"¿Eh? ¡Ah, ya entiendo! ¡Obviamente nunca estaba hablando de lastimar a alguien! ¡Lo único que debes hacer es hablarlo con alguien con que tengas confianza y pueda ayudarte!" Exclamó Paimon con una sonrisa, pero de pronto se puso algo indecisa. "Aunque, preferiblemente debería ser alguien que realmente no tenga interés en esas cosas. Ya sabes, quizás pueda haber accidentes en el futuro…" Pensó Paimon en voz alta mientras se frotaba el mentón.

"¿Quieres decir alguien que no sienta amor? ¡Eso es prácticamente imposible!" Exclamó Aether con los ojos en blanco.

Y como si hubiera sido una respuesta instantánea, cierta mujer abrió la puerta ante la mirada de los dos.

"Buenos días. Yo también vengo a desayunar." Dijo Shenhe con su típica expresión vacía mientras sostenía unos burbiteroles en un plato junto con una chocolatada caliente.

"¿Ara, ara?" Tarareó Paimon cuando se puso una mano el mentón mientras poseía una sonrisa tonta en su rostro.

"¿Estás pensando lo mismo que yo?" Comentó Aether con una sonrisa.

"Justo estaba por preguntarte lo mismo." Respondió Paimon, haciendo que Shenhe los mirara a ambos como si fueran un par de raritos.

"¿Sucede algo?" Preguntó la mujer cuando cerró la puerta.

Aether y Paimon se miraron entre si una última vez, y luego el rubio habló:

"¿Puedes hacerme un favor?"

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Unos minutos más tarde…

"Buenos días."

Yae estaba demasiada centrada en su trabajo, por lo que fue un milagro que escuchara el saludo.

"Oh, ¿la bella durmiente ya despertó?" Se preguntó la Yokai con su típico tono audaz. "¿La pasaste muy bien anoche?" Esa sonrisa perspicaz abandonó su rostro al ver la cara demacrada de Ei.

Eso no era lo único, ya que su cabello estaba bastante desalineado y sus ojos lucían extremadamente pesados.

"Nunca más vuelvo a tomar alcohol." La Diosa respondió a su manera, ganándose un negar de cabeza por parte de su amiga.

"Por lo menos pudiste sincerarte contigo misma, ¿ahora no vas a decirme que lo olvidaste todo, o sí?" Preguntó la Yokai cuando la miró de reojo, viendo como Ei se sonrojaba hasta la muerte. "Bueno, por lo menos eres un poco más sincera con tus sentimientos…aunque es una lastima que no hayas podido hacer nada anoche por culpa del alcohol." Ei la observó con cierta confusión ante tal comentario.

"¿Eh? ¿Qué es lo que supuestamente tendría que haber hecho?" Yae ni siquiera le respondió, lo único que hizo fue mirarla.

Aunque esa sonrisa zorruna dejaba más que en evidencia lo que estaba pensando, por lo que el rostro de Ei estalló del rojo más profundo que había tenido en su vida.

"¡Maldita zorra pervertida! ¡¿Para eso querías emborracharme?!"

"En primer lugar, no me llames así, se escucha muy mal. En segundo lugar, nunca te obligué a que tomaras alguna copa." Aclaró la Yokai con su típica sonrisa relajada y confiada.

Ei tan solo la miró y se cruzó de brazos. Su molestia aún era visible, por lo que Yae no tuvo otra opción más que dar un suspiro.

"Bueno, admito que te robe la llave de tu dormitorio." Declaró la mujer cuando le arrojó la llave, y Ei la atrapó sin problemas. "Pero no me malentiendas, solo quería ayudar a una amiga." Concluyó, volviendo a esa sonrisa habitual en ella.

"Entonces tomaré tus palabras." Esa declaración inesperada hizo que Yae la mirara con sorpresa. "Me gustaría que me ayudes a comprarle un regalo para confesarme." Si antes Yae estaba sorprendida, entonces ahora no había manera de describir lo que sentía.

Hace mucho tiempo que no vivía un momento como este. Y como tal, reaccionó de la manera más normal posible.

Ella se comenzó a reír mientras que Ei lucia completamente rígida y avergonzada en su posición.

"¿Quién diría que serías tan directa?" Se preguntó Yae mientras se quitaba una pequeña lagrima de sus ojos.

"¿Vas a ayudarme o no?" Preguntó Ei con un tono molesto, aunque su tierno rostro avergonzado y sonrojado hacia imposible tomar esa molestia enserio.

"¡Relájate, niña! Por supuesto que voy a ayudarte." Concluyó Yae, y de pronto, su sonrisa se transformó en una mucho más suave, indicando que sus próximas palabras iban muy enserio. "Si quieres comprarle algo, entonces que sea un regalo simple."

"¿Eso va a funcionar?" Preguntó Ei con muchas dudas tras escucharla.

"Está bien que quieras regalarle algo para confesarte. Pero el regalo es lo de menos." Declaró Yae, para luego señalarse el pecho.

"Lo realmente importante está aquí, ¿no es cierto?"

En un principio, Ei se vio muy sorprendida, pero al final respondió a su manera cuando colocó una mano sobre su pecho.

Los sentimientos preciosos y la pasión que arremolinaban todo su cuerpo se hicieron presentes con aún más fuerza, haciendo que su tenue sonrojo sea acompañado de una linda sonrisa.

"Tienes razón."

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Unas horas más tarde…

La Arconte se encontraba sentada en la azotea mientras disfrutaba del refrescante aire de la noche. La mesa en la que se encontraba estaba decorada y preparada para usar, aunque lo que más llamaba su atención era otra cosa.

"¿Le gustará esto?" Ei pensó con muchos nervios, observando un pequeño envoltorio que sostenía entre sus manos. "Hum, aún no estoy segura… incluso si estuve buscando un regalo durante toda la tarde, todavía me siento bastante indecisa." Una leve sonrisa apareció en sus labios cuando acarició la parte superior de la pequeña caja.

"Pero, conociendo como es él, estoy segura que le va a gustar."

"¡Ei!" Su pequeño debate interno quedó en segundo plano, y de pronto su cuerpo se calentó al ver quien se aproximaba.

Solo con ver esa sonrisa, ese rostro, y esos ojos…

Solo con ver eso, ella sintió que todo el coraje reunido para este momento se transformó en una vergüenza infinita.

"¿Cómo es que una Diosa de miles de años podría ponerse nerviosa con algo tan normal?" Ella se reprendió a si misma en su mente, para luego optar por la sonrisa más brillante que pudo encontrar.

Aunque dicha sonrisa no duró tanto tiempo, ya que pronto descubrió que Aether estaba siendo acompañado.

"¿No te había dicho que quería que comiéramos a solas?" Preguntó Ei con cierto recelo al ver a Shenhe.

"Lo sé. Ella solo vino conmigo porque tenemos algo muy importante que decirte. Después de eso, si quieres podemos comer a solas." Esas palabras encendieron la curiosidad de Ei.

"Entiendo." La Diosa asintió mientras observaba tanto Aether como Shenhe tomaban asiento enfrente de ella.

"¿Qué estuviste haciendo durante toda la tarde? Es raro que estuvieras tanto tiempo en la ciudad." Preguntó Aether con sumo interés.

"Bueno, eso… eso es lo que me gustaría hablar contigo en privado." Ei miró de reojo a Shenhe, algo que Aether entendió.

"En ese caso, creo que primero deberíamos hablar nosotros." Comentó Shenhe, recibiendo un asentimiento por parte de Aether.

"Entonces, ¿qué es tan importante? ¿Se trata sobre la región a la que iremos?" Preguntó Ei con suma curiosidad.

"En realidad, es algo mucho más privado…" Declaró Aether con nerviosismo mientras se frotaba el cabello.

De repente, Shenhe lo tomó de la mano, y una rara sensación de perdida y dolor punzante se apoderó de aquellos sentimientos que hacían sentir tan bien a Ei.

"¿Qué…qué es?" Ei apretó la caja con fuerza en contra de su voluntad al sentir como algo comenzaba a resquebrajarse dentro de ella.

"Verás, yo lo amo, y él me ama. Ahora somos pareja."

Eso que se estaba resquebrajando terminó por romperse en mil pedazos.

Su corazón estaba hecho pedazos mientras miraba a los dos sin poder comprender como es que esto pudo pasar.

De pronto, su rostro comenzó a reaccionar a la par que apretaba la caja con más fuerza, casi al punto de romperla.

"¿Ei?" Aether la miró con suma confusión al notar como una mirada fría se apoderó de ella.

De pronto, la suave briza se convirtió en un sentimiento helado que los carcomió hasta la medula. Todo con solo ver esa mirada.

Pero ella no lucía vacía.

Definitivamente había una emoción en la Diosa.

Era una sensación de sufrimiento incesante que se trasmitía a través de su rostro como una rabia absoluta.

Ei se levantó sin previo aviso ante la mirada algo estupefacta de los otros dos. Ella se dio la media vuelta y se marchó sin mediar palabra.

"¿Qué sucede?" Preguntó Aether con ligera sorpresa ante la acción tan drástica y extraña de la Diosa.

"Voy a tomarme un baño." Ei dijo en un susurro, pero ambos pudieron escucharla.

"¿Y que hay de la comida?" Preguntó Shenhe con el ceño fruncido en confusión.

"No tengo hambre. Pueden comer ustedes en mi lugar." La Arconte sentenció con un tono áspero y se marchó sin siquiera mirarlos.

"Pero dijiste que tenias que decirme algo…" Pensó Aether en voz alta cuando se frotó el cabello con preocupación.

"¿Crees que esto esté bien?" Preguntó Shenhe con severas dudas. "Paimon dijo que reaccionaria y luego todo se solucionaría poco a poco. Pero no esperaba que ella pusiera esa cara…" Comentó Shenhe, su cuerpo no pudo evitar tener un leve escalofrió ante el recuerdo de la mirada fría y enojada de la Diosa.

"Bueno…" Aether observó hacia donde anteriormente estaba Ei.

"Las cosas sucedieron como ella predijo. Por lo que, si esto a la larga genera algo de distancia entre nosotros, entonces deberíamos seguir con esta pequeña mentira."

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Ei hundió la mitad del rostro en la tina.

Ya no parecía estar enojada, enfurecida, exasperada, o cualquier cosa que sean sinónimos de esas emociones.

Ahora solo lucía perdida.

Como si fuera una niña que perdió a sus padres en medio de un centro comercial.

Su mente aún seguía trabajando en todo lo que había pasado, y cada vez que recordaba un solo fragmento de ese momento hacia que el malestar en su pecho incrementara.

Esa sensación…

Todo repleto de sufrimiento.

De perdida.

Y sobre todo…

De tristeza.

Ella lo odiaba.

Odiaba sentirse así.

Y como si no fuera poco, esa tristeza estaba subiendo a niveles increíblemente acelerados.

Un patito de hule chocó contra su frente, haciendo que despertara de su letargo de sufrimiento.

"Lo siento, amiguito. No podrás llegar con tu dueño." Ei lo alzó con sus dos manos, y ese gesto sirvió para que ella observara las palabras que el juguete tenía en su pecho.

"Te amo"

Leer esas palabras solo hizo que su pecho doliera aún más.

"¿Sabes algo? Desde que lo conocí, el pasado dejó de ser tan pesado. Ya no me sentía triste ni vacía. Pensé que nunca más lo estaría si él estaba cerca mío, pero… pero-" De pronto, su voz se quebró y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas:

"¡YO QUIERO SER MUCHO MÁS QUE TU AMIGA!"

Sus lagrimas comenzaron a derramarse sin parar.

"¡YA NO QUIERO REIR! ¡YA NO QUIERO SONREIR, A MENOS QUE TE ACUESTES A MI LADO! ¡YO… YO SOLO…!"

Su llanto desgarrador lentamente se fue apaciguando gracias a que pudo controlarlo a través de sus sollozos.

Pero el dolor aún seguía siendo tan grande como el infierno.

Dolía tanto hasta el punto de sentir que estaba muriendo, y la única forma que tenía para desahogarse era llorar en silencio.

"Yo solo quiero que me des un beso…"

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

En la mañana siguiente…

Aether, Sara e Itto observaban juntos hacia un punto en concreto. Lo que reflejaban sus miradas dejaban bien en claro lo que estaban viendo.

A unos pocos metros se encontraba Ei, entrenando con un muñeco de hierro. La lanza golpeaba diferentes partes con unos impactos que hacían temblar toda la tierra. Sus dientes se apretaron cuando giró su lanza sobre si misma con una rapidez sin igual, haciendo que una fuerte ráfaga de viento sacudiera la zona justo al mismo tiempo que la cabeza metálica del muñeco de entrenamiento salió volando. Una vez que cayó al suelo, Ei comenzó a darle una gran cantidad de golpes con una furia contenida impresionante. Eran tan fuertes que estaba agrietando el suelo de gran manera. Parecía como si ella se estuviera descargando por algo que le ha pasado.

"¿Alguien sabe si le sucedió algo?" Sara fue la primera en salir de su estupor, recibiendo un negar de cabeza por parte de ambos.

Después de un tiempo, Ei por fin se apartó del muñeco de prueba y dio un gran suspiro de satisfacción, indicando que ya se sentía mucho más relajada. Su mirada fue hacia cerca de la puerta trasera, ya que todos estaban teniendo un pequeño picnic después de realizar sus entrenamientos o trabajos. La única que faltaba era ella.

Ei observó como Aether y Shenhe se encontraban juntos, haciendo que bajara su cabeza con tristeza. Pero al final, ella comenzó a acercarse y su sonrisa habitual volvió a su rostro.

Una muy sonrisa muy falsa, por supuesto.

Una vez que estuvieron todos reunidos, Ei le pidió disculpas a Shenhe y Aether por haberse ido de una manera irrespetuosa. Ellos dijeron que no había problema, por lo que la Diosa al final les terminó felicitando por su relación amorosa, algo que sin duda encendió las alarmas de Sara y Yae.

Ambas se miraron entre si con unos rostros muy serios.

Ahora entendían porqué Ei había estado actuando tan rara durante toda la mañana.

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Varios días más tarde…

Las mañanas y las noches se terminaron antes de que Aether se diera cuenta. De alguna manera, no se sentía muy bien respecto al plan que estaba llevando a cabo, pero por el otro lado se sentía bastante aliviado de que todo estuviera saliendo bien. Después de todo, Ei comenzó a distanciarse por su cuenta como bien sugirió Paimon, y de esa manera logre perder esos sentimientos con el pasar de los días, meses, años… realmente no sabía cuánto tiempo necesitaría para ello.

Pero había algo extraño.

Durante estos días, solo la veía dos veces al día como mucho. El resto del tiempo se la pasaba encerrada en su dormitorio, supuestamente elaborando un proyecto que no le quiso comentar porque si no lo arruinaría.

Sabía que no era de su incumbencia, pero las cosas olían cada vez más raras, por lo que la preocupación comenzó a carcomerlo por dentro.

Era una mala sensación.

Como si ella estuviera intentando aislarse nuevamente.

Después de todo, no solo se estaba alejando de él.

Ella se estaba alejando de todos.

Y, al final, este mismo día descubriría la verdad…

"Por fin llegaste." Comentó Yae, quien lo estaba esperando pacientemente sentada en su cama.

"¿Era necesario que nos reuniéramos en tu dormitorio?" Preguntó el rubio, para luego mirar a Sara. "Buenos días." La comandante respondió a su manera cuando asintió en silencio.

"Era preferible que nadie más escuchara esto. Sería contraproducente que todo el mundo sepa que la Arconte de Inazuma puede llegar a ser mucho más débil de lo que parece." Aether no pudo evitar mirarla con los ojos ligeramente ensanchados ante semejante declaración.

"¿Qué quieres decir con eso?"

"Tal y como escuchaste. Esa nueva debilidad eres tú, lo que es peor." La respuesta de Yae tan solo lo dejó con aún más dudas. "¿Sabes lo que ha estado haciendo ella durante todos estos días?" Yae continuó la conversación con otra pregunta, haciendo que Aether negara con la cabeza.

"Solo me dijo que lo sabría cuando llegara el momento…"

"Si, no me parece raro que ni siquiera a ti te haya dicho." Yae le interrumpió. "De hecho, es seguro que tu eres la última persona que debería enterarse. Después de todo, ella sabe bien que harás todo lo posible para evitarlo."

"Espera, espera, ¿de que estamos hablando exactamente?" Aether preguntó, sin ser capaz de seguir el hilo de la conversación.

"¿Sabes algo? Ella tampoco me ha dicho nada. Tuve que infiltrarme en su cuarto para saberlo, un trabajo que no fue tan sencillo." Comentó Yae con seriedad. "Una vez que estuve dentro, no fue difícil encontrar lo que estaba guardando."

"¿Y que era?" Aether ya no podía soportar más el misterio.

Y cuando Yae se puso aún más seria, fue ahí cuando entendió que esto era preocupante.

Muy preocupante.

"Ei está construyendo una nueva marioneta."

Aether sintió que el mundo se detenía en ese preciso momento.

Una nueva marioneta.

Ella quería encerrarse de nuevo.

Ella quería aislarse.

"No puede ser…" Fue lo único que se le ocurrió comentar al mismo tiempo que su mirada caía al suelo, luciendo completamente aturdido.

"¿Enserio estás sorprendido? ¿Esto no es lo que querías?" Preguntó Sara con el ceño fruncido, y aunque Yae intentó detenerla cuando alzó la mano, ya era demasiado tarde.

"¡¿Acaso estás loca?! ¡Cómo querría que hiciera eso! ¡Ella se está condenando! ¡Quiere condenarse de nuevo!" Gritó Aether con claro enojo en su voz, algo que sorprendió a ambas mujeres, ya que nunca lo habían escuchado tan molesto.

"Bueno, por lo menos con eso ya tengo claro que Ei te importa mucho." Declaró Yae con una leve sonrisa.

"¡Tengo que hacerla entrar en razón!" Exclamó Aether cuando se preparó a marcharse.

"Espera." Yae lo detuvo justo a tiempo. "¿Por lo menos sabes por qué ella hizo eso?"

"¿Eh?"

"Supongo que no…" Yae dio un gran suspiro. "Y yo pensaba que no eras un denso en el amor…"

"¿Qué tiene que ver eso con todo lo que está pasando?" Preguntó el rubio con el ceño fruncido, aunque Yae no necesitó explicárselo. "Espera, ella justo comenzó a actuar así cuando…"

La revelación lo golpeó de pronto, haciendo que Yae le entregara una leve sonrisa.

"Por lo visto no voy a tener que extenderme mucho en explicaciones." Comentó la Yokai con ligera satisfacción al ver que Aether por fin se dio cuenta de los sentimientos de su amiga.

"Pero ella me dijo que los Dioses no podían amar, que ella no podía…" Declaró el rubio cuando bajó su mirada, se podía ver fácilmente que estaba bastante conmocionado ante la información recientemente adquirida.

"¿Ella dijo eso? En ese caso, entonces quizás si no eres tan denso. Se traduce más bien a un gran malentendido. Pero, primero quiero cerciorarme de una cosa…" Los ojos de Yae se entrecerraron por lo que estaba a punto de preguntar:

"¿Tú la amas?"

"Yo… si, si lo hago. La quiero mucho." Sorprendentemente, Aether no se mostró en la necesidad de ocultar los sentimientos que una vez quiso sepultar.

Es más, ahora se sentía realmente feliz de poder aceptarlos y expresarlos.

"Ya veo…" Yae asintió, para luego ponerse seria. "Entonces, ¿por qué comenzaste a salir con Shenhe?"

"Fue un plan de Paimon. Ella dijo que podría alejarme un poco de Ei si hacia lo que hice, y de esa manera lograría olvidar estos sentimientos por ella lentamente. Realmente no amo a Shenhe, pero no es como si la hubiera engañado. De hecho, ella es como mi cómplice, por así decirlo. Una vez que acordamos hacerlo, nosotros… ¿por qué me miras así?" Aether no pudo aguantar los nervios al ver la expresión casi muerta que Yae y Sara tenían.

"¿Y tu le hiciste caso?" Ambas dijeron al mismo tiempo, haciendo que Aether comenzara a sudar.

"¿Tan mala idea era?" Una sonrisa bastante tensa adornó el rostro del rubio.

"Estabas cegado por olvidar esos sentimientos, así que no creo que pueda culparte del todo." Declaró Sara.

"Volviendo al tema principal, será mejor que te apures." Comentó Yae con seriedad. "Cuando entré a su dormitorio hoy por la mañana, la marioneta estaba casi terminada. Dudo que ella quiera salir o escucharte una vez que se meta en el Plano de la Eutimia." Esas palabras hicieron que Aether bajara la cabeza.

"Pero… ¿aún así ella querrá escucharme ahora, después de todo lo que hice? Quizás ni siquiera me crea…" Susurró el viajero con un tono que estaba cubierto de conflictos.

"Esta será la última oportunidad. No tienes tiempo para pensar esas cosas, así que, ¿serás un cobarde, vas a ocultarte y lamentarte el resto de tu vida, o vas a enfrentar tus errores como un hombre?" Las fuertes palabras de Yae hicieron que Aether la mirara con suma sorpresa.

Al notar que tenía toda su atención, la Yokai decidió darle un último empujón.

"Es hora de que tomes una decisión."

Ni bien terminó de escuchar esas palabras, Aether salió corriendo de la habitación a toda velocidad ante la sorpresa de Sara.

"Vaya, no lo pensó dos veces después de que le dijiste eso..." Comentó la mujer bastante asombrada.

"He pasado un tiempo con el viajero, y pude darme cuenta que es muy indeciso en ciertas ocasiones." Comentó Yae con una sonrisa, que tan solo se ensanchó por lo que iba a decir:

"Pero una vez que se decide, nadie ni nada es capaz de detenerlo."

Ei colocó la espada sobre la mano de la marioneta. La Diosa se alejó un poco para mirarla de mejor forma, y como era de esperarse, era una copia calcada de ella.

Una mirada algo conflictiva cruzó por su rostro cuando tocó el filo de la espada con suma delicadeza. Pero ese momento de reflexión quedó en la nada cuando su puerta fue tumbada de un momento a otro.

"¡EI!" Aether gritó su nombre antes de ver que estaba al lado del armario.

La Diosa y el rubio compartieron una mirada que duró solo unos pocos segundos. Ambos se miraron a los ojos, y no necesitaron decir nada para saber lo que el otro estaba planeando.

Por ese motivo es que Ei actuó más rápido.

Su mano se apretó con más fuerza sobre su espada, haciendo que una gran brecha se abriera y comenzó a engullirla de inmediato.

"¡EI, NO!"

Aether se abalanzó lo más rápido que pudo y llegó a tomar su mano, pero parecía ser tarde, ya que dos tercios de su cuerpo ya habían sido absorbidos.

"¡Déjame ir! ¡La Shogun ha sido recalibrada, por lo que actuara correctamente! ¡Prometo que ella será una gran compañera para lo que viene en el futuro!" Exclamó Ei apenas siendo capaz de contener los sollozos.

"¡NO!"

"¡¿Por qué no quieres dejarme?! ¡Ella podrá hacer todo el trabajo!" Exclamó la Diosa con una mezcla de tristeza y furia en su tono.

"¡PORQUE NO LA QUIERO A ELLA, TE QUIERO A TI!"

"¡Escúchame! Escucha…" Ei sintió como las lagrimas comenzaron a brotar en contra de su voluntad a medida que era lentamente arrastrada por el Plano de la Eutimia, a pesar de todos los esfuerzos de Aether. "Realmente disfruté cada momento, pero ya no puedo…" La Diosa se mordió el labio inferior para intentar contener sus sollozos. "Quiero agradecerte por todo, quiero que sepas que eres una gran persona, y que te adoro demasiado. Pero, no puedo… simplemente no puedo…" Su llanto se volvió aun más grande tras esas palabras.

"¡Lo entiendo, he sido un idiota!" Gritó Aether con los dientes apretados mientras hacia todo lo posible para evitar lo que aparentemente era inevitable. "¡Supongo que fue culpa de los dos, pero fue más culpa mía por no entenderte por el simple hecho de no crearme falsas esperanzas! ¡Así que, por favor, no te vayas y escúchame!" Las palabras de Aether tomaron por sorpresa a Ei, quien lo observó con los ojos bastante ensanchados.

"¿Qué…qué quieres decir con eso?" De pronto, el llanto comenzó a detenerse y su corazón roto comenzó a vibrar.

Parecía que quería reconstruirse.

Parecía que quería volver a ser feliz.

"¡Si te vas, entonces ya no querré dormir, ya no querré soñar! ¡Porque no importa que tu fría marioneta permanezca al lado mío, ya que ni ella ni mis sueños van a poder reconfortarme como la forma en la que tú me haces sentir!" Los ojos de Ei se ensanchaban más y más por lo que estaba escuchando. "¡Por eso te pido que te quedes, por favor! ¡Por favor, no me dejes solo! ¡Yo también te necesito! ¡Yo también te adoro! ¡Odiaría vivir sin ti, porque yo también…!" Aether apretó los dientes y sus ojos se cerraron al sentir que la fuerza del Plano de la Eutimia estaba aumentando, por lo que ahora apenas el brazo y la cabeza de Ei eran visibles.

"¡PORQUE YO TAMBIÉN TE AMO!"

Los ojos de Ei ya no podían ensancharse más. Sus lagrimas se detuvieron por completo cuando sintió como una gran conmoción golpeó sobre todo su cuerpo después de escuchar esas palabras que tanto soñaba.

El shock emocional que sufrió hizo que el Plano de la Eutimia perdiera fuerza, por lo que un poco de su cuerpo volvió a salir hacia afuera.

Solo fueron unos pocos centímetros, pero Aether fue capaz de notarlo, por lo que no perdió el tiempo y fue rodeado del Elemento Geo, Anemo y Electro al mismo tiempo.

"¡AAAAAAAARRRRGGGGHHHHHHHH!"

El fuerte grito de Aether fue acompañado por una explosión que rompió las ventanas y esparció todos los muebles contra las paredes, incluyendo la misma marioneta.

La habitación se cubrió de polvo, por lo que era imposible saber con exactitud lo que había pasado.

Lo primero que se escuchó en tanta incertidumbre fue la toz de Aether, quien se encontraba tirado en el suelo.

"¡Ei!" Aether quiso levantarse lo más rápido posible, pero chocó contra algo ni bien lo intento.

Pero era muy raro.

Sus labios habían chocado con una superficie húmeda y cálida, algo realmente raro. Aunque trasmitía una sensación que se sentía jodidamente bien.

Una vez que el polvo comenzó a desaparecer, lentamente se dio cuenta de que es lo que estaba tocando a sus labios.

Sus ojos se ensancharon tan rápido como en el momento que se dio cuenta que sus labios se estaban presionando contra los de Ei, quien se encontraba encima de él en una posición bastante comprometedora.

Una vez que su raciocinio funcionó por completo, el rubio hizo su cabeza hacia abajo al instante.

"Lo siento…"

Fueron dos palabras.

Solo tuvo tiempo para decir dos palabras, ya que los labios de Ei lo volvieron a reclamar tan pronto como se separó.

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

Les dejo con un poco de suspenso para todo lo que sucederá en el próximo capítulo, aunque creo que ya se lo imaginaran.

Ahora que por fin se ha formalizado la pareja principal, habrá un par de capítulos de transición para que se disfruten los momentos de pareja entre ambos. También habrá una pelea amistosa para la reinauguración de los combates detallados en esta historia.

Después de esto nos vamos a la nueva región, en la cual tengo preparadas muchas cosas, tales como geografía, historia, cultura, etc. Cabe aclarar que Natlan será creada casi de cero por mí, ya que hoy día 10/4/24 no hay ninguna información solida respecto a esta nación, salvo ciertas cosas que son muy pequeñas.

Sin nada más que agregar, es hora de marcharse.

¡Nos vemos en tres días para el próximo capítulo!