Capítulo 4: Maestra
-¡Así que aquí estabas Elizabeth!-se escuchó una voz a lo alto, y cuando Meliodas y Elizabeth alzaron su vista la vieron.
Flotando a unos cuantos metros de ellos se encontraba la más grande maga de toda Britania, Merlín, quien para Meliodas había cambiado mucho a lo largo de los siglos. Ahora, con su apariencia adulta, su ropa reveladora y su Tesoro Sagrado parecía una persona totalmente distinta a la niña que Meliodas conoció hace 3,000 años. Es más, pensaba que si Elizabethreviviera no reconocería a Merlín, menos ahora que miraba con puro odio a Meliodas cuando antes se toleraban.
-Ha pasado tiempo Merlín-saludó Meliodas a Merlín, quien parecía querer matarlo con la mirada.
-Ha pasado tiempo Meliodas-parecía ser que aún con todo ese odio, Merlín recordaba lo que eran los modales, aun así, Meliodas quizo molestarla para sacarle lo más posible de información.
-¿Y por qué esa frialdad? Podrías intentar sonreír un poco más cuando me vez, después de todo somos viejos conocidos.
-Lo siento, pero ahora no tengo tiempo para eso, tengo que enseñarle magia a la princesa Elizabeth-seguramente a estas alturas Merlín ya se había dado cuenta de que Elizabeth le dijo su nombre y título a Meliodas y por eso no se reprimió en decirlo.
-Vaya, vaya, vaya. No sabía que la maga más poderosa de Britania le estuviera enseñando magia a una princesa-dijo Meliodas con la intención de provocar a Merlín.
-Eso no es asunto tuyo, es más, no sabía que debía pedirle permiso al heredero del Rey Demonio para tener como alumna a la tercera princesa de Liones-lo último que dijo Merlín sorprendió tanto a Elizabeth que casi salta del susto, mientras que arruinó los planes de Meliodas de acercarse a ella sin asustarla.
-No, sólo pensaba que no era algo usual en ti enseñarle a princesas, ¿acaso su padre te lo pidió o ella se ofreció?
-No, nada de eso ocurrió, y realmente no veo razones para decírtelo, después de todo Liones, Camelot y Danafor han mantenido sus partes del trato al igual que yo y no hemos hecho nada para que tengas que mantenerme vigilada.
-Bueno, ahí tienes un buen punto, no obstante, debes recordar que después de lo que pasó en aquellos tiempos el Rey Demonio no ha confiado en ti, al igual que nadie del Clan Demonio.
-Vaya, vaya, Meliodas ¿eso no debería pasarte a ti también?-preguntó Merlín mirando a Meliodas con ojos maliciosos, siendo correspondida con una sonrisa amistosa y a la vez burlona por parte de Meliodas, quien sólo dijo:
-Podría ser, pero ya vez, he sido más astuto que tú al saber con quién me junto y el motivo de eso, a diferencia tuya, Merlín-esta vez Meliodas realmente tena ganas de arrancarse la lengua y tirarla al mar, pero debía sonar como si realmente Elizabethno le hubiera importado.
Se dio cuenta de que el Tesoro Sagrado de Merlín se estaba poniendo negro, lo cual indicaba que Merlín estaba a punto de estallar y atacarlo, aunque no le sorprendía, después de todo, en los últimos 3,000 años se habían visto unas 50 veces, y en todas esas veces que se vieron Merlín decidió que Meliodas era un maldito por haber jugado con los sentimientos de su querida "hermana" Elizabeth, mientras que Meliodas no hacía nada más que provocarla insultando a Elizabeth y alardeando lo divertido que fue jugar con ella.
-Maestra-fue la voz de Elizabeth lo que saco a Meliodas de sus pensamientos y pareció calmar a Merlín.
-¿Qué sucede, Elizabeth?-preguntó Merlín más calmada y, por lo que parecía, aliviada, mientras observaba a Elizabeth, quien parecía indecisa entre hablar o no hablar, aunque tal aparentaba, decidió elegir la primera opción: hablar.
-Por favor maestra, no se enoje con el señor Meliodas, él me ha ayudado hace un momento y no se enojó cuando repentina y accidentalmente hice crecer un árbol en frente de él, por eso yo...usted...enojarse-a partir de ahí ya empezaba a balbucear incoherencias que casi le sacan una sonrisa a Meliodas, se notaba que esta Elizabeth era muy tímida e inocente, tanto que la idea de molestarla era tentadora para Meliodas y, por lo que el veía, también para Merlín, pues ella sólo negaba con la cabeza y con una sonrisa en el rostro, casi como si dijera "¿Qué haré contigo?".
-¿Y? ¿Cómo fue que te ayudó?-preguntó Merlín divertida, al perecer, ante la reacción en respuesta que obtuvo de Elizabeth.
-Esto...yo...agua-nuevamente Elizabeth empezó a decir incoherencias mientras se sonrojaba tanto que Meliodas creyó que le estaba dando fiebre por el repentino baño, a pesar de eso Merlín no se inmutó y con un chasquido de dedos hizo aparecer un frasco con un líquido azul marino, que provocó que Elizabeth se pusiera pálida mientras observaba el frasco, o quizás fue el contenido del frasco.
-Elizabeth, sabes perfectamente que es esto ¿verdad?-ante la pregunta Elizabeth asintió rápidamente obteniendo una sonrisa traviesa de Merlín-Entonces, si no quieres que lo use contigo, será mejor que me digas que fue lo que paso-si Elizabeth antes estaba pálida, ahora parecía un fantasma mientras se apresuraba a contar lo ocurrido.
-Maestra, lo que pasó fue que en cuanto me separé de usted me asusté y se me ocurrió usar un poco de magia para que me encontrara, y para no llamar la atención equivocada quise hacer crecer una flor, pero me equivoque de semilla e hice crecer un árbol y de la impresión me caí en el agua. El señor Meliodas me ayudó a pararme al ver que no podía y se lastimó por mi culpa se lastimó, así que use mi poder para sanarlo-relató Elizabeth al borde de las lágrimas, provocando que Meliodas quisiera asesinar a Merlín por hacer que Elizabeth se sintiera triste y asustada.
-Entiendo, en ese caso debo agradecerte por haber ayudado a mi alumna, Meliodas. Si hay algo que pueda hacer para agradecerte, no dudes en decírmelo.
-¡Maestra, por favor no se preocupe por eso! Yo fui la responsable de lo ocurrido, y por eso debo ser yo quien pague la deuda.
-¿Qué estás diciendo? Elizabeth, debes recordar que tu padre, el rey Baltra, te dejó bajo mi cuidado desde el momento en que te convertiste en mi alumna, por eso el haberte perdido y expuesto al peligro no es algo que pueda pasarse por alto. Además, me preocupa lo que Meliodas te pediría a cambio-lo último lo murmuro a lo bajo mientras miraba a Meliodas con desconfianza, a lo cual Meliodas se sintió ofendido y decidiera hacer algo al respecto.
-No te preocupes Merlín, no le pediré nada complicado ni perverso a tu alumna, es más, no planeaba hacerlo, pero creo que les tomaré la palabra y me aprovecharé de ustedes un rato-lo último si que impresionó a Melín, quien sólo se le quedó viendo con lástima.
Meliodas, tu realmente quieres saberlo.Fue eseel pensamiento de Merlín mientras observaba la manera en la que Meliodas miraba a la princesa Elizabeth. Durante los últimos 3,000 años ella siempre sospechó y a la vez creyó en las historias sobre Meliodas, sobre el hijo del Rey Demonio quien, con mucho dolor, asesinó a dos de sus compañeros y se unió al bando enemigo para así atacar al Clan de las Diosas desde dentro y, en el peor de los casos, traer de vuelta al Clan Demonio en caso de que perdieran. Además, se dio cuenta de que cada vez que lo oía hablar sobre ello, él sólo insultaba a Elizabeth, más nunca dijo nada sobre cómo se le ocurrió unirse al Clan de las Diosas y enamorar a la hija de la Deidad Suprema para sacarle información, aun así no podía perdonar el que hablara mal de Elizabeth.
-Entonces, Elizabeth ¿puedes hacerme un favor?-le preguntó Meliodas a Elizabeth.
-¡Si! ¿De qué se trata ese favor, señor Meliodas?-preguntó Elizabeth emocionada con la idea de ayudar.
-¿Puedes ir a buscar algo? Se trata de un Tesoro Sagrado, para ser precisos es un espada, la deje en este bosque hace algunos años y ya es hora de recuperarla-eso era algo que Meliodas acababa de recordar, la espada que dejó en ese bosque hace tantos años sólo para ver si algún idiota la encontraba y se creía lo suficientemente poderoso como para derrotar al Clan Demonio y convertirse en el supremo soberano sin saber de su pequeño defecto, tal y como los anteriores.
-¡En seguida se la traigo señor Meliodas!-exclamó Elizabeth encantada, y, tras hacer una elegante reverencia, se dio la vuelta y se retiró.
-¿Querías que se fuera para hablar de algo o para preguntarme sobre ella?-preguntó Merlín al sentir la presencia de Elizabeth lo suficientemente lejos como para que no los escuche.
-Hablarte sobre ella. Esa princesa es demasiado confiada e inocente como para ser parte de la familia real de Liones, además se parece y tiene el mismo nombre de Elizabeth-se refería a la diosa Elizabeth, eso era algo que Merlín supo desde la primera vez que la vió hace años siendo una niña.
-Te aseguro que es una princesa y, como tú dices, es confiada e inocente, pero tu eres la segunda persona con quien a hablado en los últimos diez años-aquello pareció llamar la atención de Meliodas, quien sólo se preguntaba por cuanto habría pasado aquella chica como para que Merlín dijera algo así.
-¿Qué quieres decir con eso?-la pregunta de Meliodas pareció impresionar a Merlín , pues ella no creía que Meliodas estuviera realmente interesado en la princesa Elizabeth, aunque una parte de ella si lo creía y es más, hasta quería que lo estuviera, así que sólo se dedicó a suspirar y, finalmente, decidió contar todo lo que supiera sobre ella.
-Pues...
