Descargo de responsabilidad: Los padrinos Mágicos no son de mi propiedad, son propiedad de su autor y a mí no me pagan por hacer esto, es sólo con fines de entretenimiento. Sin embargo, eso no significa que este relato no sea mío, por lo que no quiero plagios, copias, adaptaciones o traducciones.

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"Se supone que te odio, pero entonces, ¿por qué cada vez que te veo, mi corazón late con fuerza y pienso en ti, aunque estés con otro?"_(Anti-Cosmo)

Anti-Cosmo no lo podía entender, y eso que con facilidad podía comprender muchas cosas. Pero es que era absurdo que a pesar de que Anti-Wanda fuera torpe, él siempre estuviera pendiente de ella, incluso cuando era evidente que ambos no tenían el mismo coeficiente intelectual.

Sobre todo, porque Anti-Wanda no tiene modales, no tiene clase, es una campesina bastante tonta y carece de gracia o belleza. A diferencia de Anti-Cosmo, que es el anti-hada más dotado en la academia anti-mágica, además de que es el más popular de toda la academia.

Anti-Cosmo tenía enormes ambiciones, que ninguna otra anti-hada había tenido en la larga historia de la academia. Sin embargo, no podía evitar mirarla de lejos con una mezcla de ira y un toque irracional de celos, mientras caminaba tomada de la mano de Anti-Juandísimo por la escuela secundaria Anti-Carlín Babuchas como un par de tontos enamorados.

Esto mismo, como ya se había dicho, lo hacía sentir de una manera extraña. Aunque ya tuviera una novia que era hermana de ella, esos sentimientos surgían en su interior con fuerza y descontrol.

Incluso ahora, sus pensamientos sé mantenían en ella y eso que no la había visto en meses debido a los planes malvados que debía realizar. mientras se dirigía tranquilamente a su habitación, antes de que su madre exclamara molesta.

–¡ANTI-COSMO ANTI-LULU ANTI-COSMA! Dime, ¿por qué no acompañaste a tu hermano AntiNariCosmo a su fiesta de graduación de la academia anti-mágica?

–¿Para qué, madre? Apenas es un milagro que haya pasado la academia, así que, ¿por qué habría de ir? Él es tan amable que me asfixia, haciéndome pensar que mi hermano AntiNariCosmo no debió graduarse de la academia. Pero, ni modo, ya se graduó y a mí me sigue sin importar.

Dijo serio Anti-Cosmo, mirándola con el ceño fruncido, mientras Anti-mamá Cosma le respondía furiosa.

–Como siempre, Anti-Cosmo, eres la deshonra de la familia. Ni siquiera puedes ir a ver a tu único hermano AntiNariCosmo en su gran graduación, y eso que él siempre te ayudó en todos tus planes, aunque ni siquiera quería hacerlo. De verdad, tu padre estaría muy decepcionado de ti, ¿no lo crees?

–Yo no le pedí nada a mi hermano, madre. Así que nos vemos después, porque saldré con mi novia y no quiero ser fastidiado por nadie, y mucho menos por ti.

Anti-Cosmo le exclamó completamente serio, saliendo rápidamente de la casa de su madre con un rápido:

(¡ANTI-POOF!)

Para luego reaparecer unas cuantas calles más allá con otro:

(¡ANTI-POOF!") Volando con sus alas de murciélago, comenzó a recorrer el mundo anti-mágico con calma. Se dirigió al pútrido parque de las anti-hadas, donde se sentó en una de las bancas antiguas)

Sabía que había mentido sobre lo de su novia Anti-Blonda, ya que ella no iba a venir con él ese día. Pues según le dijo, tenía que trabajar porque su familia no se podía mantener sola sin que ella les mandara dinero.

y si era sincero, él no iba a cuestionarle nada. De todas maneras, Anti-Cosmo no tenía derecho a hacerlo si él tampoco estaba cumpliendo con su papel de novio.

Sobre todo, porque se encontraba pensando en otra anti-hada, una que ni siquiera era tan inteligente y refinada como él. y no es que le interesara romper corazones, pero incluso las anti-hadas tenían reglas y honor.

O al menos, eso quería creer sobre su especie. Sabía que pensar en otra estaba mal, incluso si lo que pensaba de Anti-Wanda era malo, no debía hacerlo.

Pero lo hacía, y por eso no le reclamaba nada a su novia. Porque, aunque decía que no le importaba, todo lo que sentía por la hermana de su actual pareja lo tenía bastante confundido.

Decía que odiaba a Anti-Wanda por su torpeza y forma de ser, ya que cada vez que la encontraba lo molestaba y sus actitudes lo fastidiaban. No obstante, esa campesina descerebrada giraba en su cabeza una y otra vez sin que estuviera presente.

Desde sus recuerdos de cuando ambos eran niños, hasta ahora que ya eran un par de anti-hadas adolescentes. Esa anti-hada lo acompañaba a todos lados, quisiera o no que estuviera presente físicamente o hasta espiritualmente.

Suspiró y se sentó en la banca pútrida del parque, sin dejar de pensar en todo aquello que lo confundía. Se preguntaba una y otra vez los mismos cuestionamientos, sin llegar a ninguna conclusión satisfactoria.

Porque, si bien decía que ella lo molestaba siempre y que por esos simples motivos la odiaba con todo su putrefacto corazón. Entonces, ¿por qué cuando ella se acercaba, él se ponía nervioso? O, ¿por qué simplemente la ¿Veía?

Si se suponía que el de ojos verdes la detestaba, sin siquiera soportar su presencia. Entonces, ¿por qué hacía todo eso?

No tenía sentido con lo que decía, mucho menos con lo que pensaba. Su mente trabajaba con rapidez, tratando de encontrar la solución a lo que le pasaba.

Sin embargo y De repente, su mente se detuvo al escuchar un leve sollozo de alguien que conocía muy bien. agudizó sus oídos y oyó lo que decía triste, deduciendo que esa anti-hada no estaba tan lejos de donde él se encontraba.

–Pe-pero, ¿por qué me engañó? Yo creí que me quería, y ahora resulta que solo fui un juego. Y lo peor de todo es que ni siquiera era un juego divertido.

Rodó los ojos al escuchar eso, levantándose de donde estaba sentado para dirigirse al sonido. Voló hacia el lugar de donde provenía el llanto, para encontrar al anti-hada en la que estaba pensando desde hace meses con más frecuencia.

Vio cómo Anti-Wanda lloraba, sin ningún tipo de consuelo aparente. Ella se limpiaba una y otra vez las lágrimas que derramaba por sus ojos con las mangas de su ropa, buscando la manera de ocultar su llanto de una manera torpe y poco elegante.

Anti-Cosmo se sentó junto a ella en la banca que ocupaba la joven, mirándola fijamente y preguntando con seriedad algo que no quería, sin saber por qué no quería verla llorar. Sintiendo unas ganas de abrazarla, que contuvo para no verse ridículo.

–Clarice… Digo, Anti-Wanda, ¿qué haces aquí sola? ¿No se supone que saldrías con Anti-Juandísimo?

–¡Noooo! Digo, ya no, Anti-Cosmo.

Anti-Wanda exclamó decaída, desconcertando a Anti-Cosmo con su acción, haciendo que él cuestionara nuevamente con seriedad.

–Pero, ¿por qué ya no, Anti-Wanda?

–Porque nadie me quiere, Anti-Cosmo, y porque es muy fácil engañarme por ser tan tonta. Además, ni siquiera soy tan bonita como Anti-Blonda.

Contestó con tristeza Anti-Wanda, sorprendiendo al de ojos verdes con una respuesta que no esperaba. Apartó la mirada de los ojos rosados de ella, porque todo lo que había pensado en su mente con anterioridad era lo que Anti-Wanda había expresado en ese momento, haciéndolo sentir mal por alguna razón.

Luego de unos momentos en silencio, Anti-Cosmo le dijo algo más gentil. sin saber por qué lo hacía, si ni siquiera le agradaba.

–Bueno, Anti-Wanda, no pongo en duda tu gran torpeza y poca inteligencia. Pero al menos sé que tu madre te quiere, así que eso debe de ser suficiente. Además, eres bonita, bueno, a tu manera única.

–¿De veras crees eso, Anti-Cosmo?

Cuestionó la de ojos rosados, entusiasmada por las palabras del de ojos verdes, mirando al anti-hada con un toque de esperanza y esperando una respuesta. Hubo otro momento de silencio antes de que él, desconcertado por lo que había dicho antes, respondiera.

–¿Eh? Sí... supongo.

–¡Qué bien! Pero, ¿puedes llamarme como hace rato?

Dijo alegre Anti-Wanda, viendo cómo él la miraba con los ojos entrecerrados, suplicándole a él con tono ingenuo.

–Por favor, Anti-Cosmo.

–No sé de qué manera me hablas, Anti-Wanda.

Respondió serio el de ojos verdes, mirándola nuevamente con los nervios a flor de piel, oyendo lo que ella mencionaba.

–Ya sabes, ese nombre extraño: creo que era claxon, clara o... Ya sé, era clase.

–Te refieres a, ¿Clarice?

Corrigió serio Anti-Cosmo, rodando los ojos por lo tonta que es. Viéndola asentir rápido, para luego decir feliz.

–Sí, ese nombre. ¿Puedes volvérmelo a decir?

–Si tú quieres, te lo puedo decir.

Mencionó serio el anti-hada, ocultando una sonrisa. Luego de un rato, decidió que la acompañaría unos minutos mientras ella se reponía.

fingiendo que no le importaba su cercanía, aunque lo pusiera nervioso sin siquiera demostrarlo. Según él, la odiaba, ¿o tal vez no lo hacía? ¿Cómo decía?

La verdad solo la sabía Anti-Cosmo, y por ahora, no lo diría ni indagaría en lo que sentía por esa tonta anti-hada. Sobre todo, porque no quería llegar a la conclusión que ya sabía inconscientemente.