Hermione daba ordenes a las criadas respecto a la cena de bienvenida para los invitados, despidió de las sirvientas, quienes se dispersaron rápidamente para continuar con sus labores cuando vieron al duque acercarse. Ella se quedó un momento más en silencio sin percatarse de él, su mente estaba ocupada con pensamientos de Draco. Sabía que su relación con él era complicada, pero no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y frustración. Nunca en su vida alguien se atrevió a gritarle y claro aunque quisiera revelarse no podía.
—Hermione, ¿podemos hablar? —preguntó, su voz más suave de lo habitual.
Hermione levantó la vista, sorprendida por el tono de Draco. —Mi Lord, ¿Qué sucede?
Draco tomó una profunda respiración, reuniendo el valor para hablar. —Quiero disculparme por cómo te he tratado. Yo tenia demasiadas ideas en la cabeza y sin querer me dejé llevar por mis emociones.
Hermione lo miró con atención, sus ojos reflejando sorpresa. —Draco, aprecio que me digas esto. Aún así, tu puedes hablarme como desees, después de todo eres mi esposo.
Draco estaba apunto de protestar, no era así, si ella deseaba gritarle él sería feliz de escucharla alzar su voz. sin embargo, Daphne se acercó a ellos para anunciarles la entrada de los hermanos Krum.
La caravana de los Krum se acercaba majestuosamente a la entrada del castillo. Soldados marchaban al frente, seguidos por Viktor Krum en su imponente caballo negro. Un carruaje un tanto maltratado avanzaba en el centro, escoltado por más caballeros.
Draco y Hermione, adoptando la compostura de duque y duquesa, esperaban en la entrada. Draco se adelantó rápidamente para dar la bienvenida.
—Viktor, Es un honor recibirte en nuestro hogar— dijo Draco
Viktor aceptó el saludo y respondió, —Draco, el honor es mío. Mi hermana Pansy estaba ansiosa por verte.
Del carruaje descendió Pansy, ayudada por uno de sus soldados. Con una sonrisa coqueta, se dirigió al duque —Draco, cuánto te he extrañado. Te ves más apuesto que nunca. Escuché que Astoria Lupin se fue con un Weasley... Por eso decidí venir a consolarte. — señaló su pecho en el que sus senos parecían estar a punto de salir debido al escote
Hermione, con el ceño fruncido, no podía creer lo que escuchaba. La mujer de cabellos negros azabache y vestido verde musgo parecía estar locamente enamorada de su esposo.
Draco, con tono cortante, le aseguró a Pansy, —Estoy bien, Pansy. Permíteme presentarte a mi esposa, Hermione Malfoy.
Pansy, llena de sorpresa, preguntó—¿Tu esposa? ¿De verdad?
Draco tomó la mano de Hermione y la presentó formalmente. Hermione, estos son Viktor y Pansy Krum.
Hermione les dio la bienvenida con una sonrisa. —Bienvenidos a nuestro hogar. Espero que su estancia sea placentera.
Viktor, agradecido por la hospitalidad, comentó, —Gracias por la hospitalidad, Hermione. Eres tan hermosa que no dudaría en robarte en la primera oportunidad
Hermione, lejos de sentirse halagada, le respondió con firmeza, — Viktor, Guarde sus palabras para una mujer soltera que guste de tu atención. Yo estoy felizmente casada.
Draco, aunque celoso, se mantuvo serio y agradeció en silencio la respuesta de su esposa — Por favor, acompáñennos adentro. Hermione y yo estaremos encantados de mostrarles nuestro hogar.
Tomando del brazo a su esposa, él guió a los Krum hacia el interior del castillo, mientras Pansy lanzaba miradas furtivas a Draco y Viktor observaba con una sonrisa enigmática.
El interior del castillo era impresionante, con altos techos abovedados y candelabros de cristal que colgaban majestuosamente. Las paredes estaban adornadas con tapices antiguos y retratos de los antepasados de los Malfoy. Hermione caminaba con gracia, consciente de las miradas que Pansy le lanzaba.
—Espero que encuentren todo a su gusto —dijo Hermione, dirigiéndose a sus invitados mientras los conducía hacia el gran salón.
—Estoy seguro de que lo haremos, su excelencia —respondió Viktor, sus ojos brillando con interés.
Pansy, sin embargo, no podía apartar la vista de Draco. —Draco, ¿podrías mostrarme los jardines más tarde? He oído que son magníficos.
Draco asintió, esperaba poder dejarle claro que se comportara. —Por supuesto, lady Pansy. Pero primero, disfrutemos de la cena
Hermione rodó los ojos y solo sonrió ante la situación. Después de todo, al parecer Pansy creía estar destinada a ser la futura amante de Draco, o al menos eso parecía, ya que su rostro gritaba que la tomara ahí mismo.
Hermione pensó para sí misma, "¿Cómo puede ser tan descarada?" Sin embargo, decidió mantener la calma y disfrutar de la cena.
Por otra parte, Viktor parecía estarle echando el ojo a una de las criadas, y esta le correspondía con miradas coquetas. A su parecer, algunas mujeres pensaban que si lograban tener el hijo de un noble, subirían de rango.
Viktor, con una sonrisa pícara, le susurró a la criada, —Eres la flor más hermosa de este castillo.
La criada, sonrojada, respondió, — Gracias, mi señor.
Aunque a veces sucedía que aquellas criadas eran arrojadas a las calles con sus vástago porque no eran dignas del caballero en cuestión.
Durante la cena, Hermione se mantuvo al tanto de Armand, quien de inmediato notó lo tenso del ambiente y procuró hablar con ella en todo momento.
—Hermione, ¿has probado el nuevo faisan que trajeron de Francia? Es exquisito,— comentó Armand, intentando distraerla.
—Si, es delicioso —admitió ella
Viktor, sin perder tiempo, empezó a coquetear con Hermione. —Lady Hermione, nunca había visto una mujer más hermosa. Podría robarte si Draco sigue entretenido con Pansy— dijo con una sonrisa seductora.
—Le sugiero que dirija esos elogios a mujeres solteras — respondió Hermione para luego beber vino e ignorarlo en la medida de lo posible.
Draco, por su parte, pedía ayuda con la mirada a Harry, quien daba miradas furtivas a la situación en la que Pansy trataba de llamar la atención de Draco con coqueteos.
—Draco, ¿podrías pasarme el vino?—preguntó Pansy, con una sonrisa seductora.
Draco, intentando mantener la compostura, le pasó la botella. —Claro, Lady Pansy
Tras la cena, Harry dio órdenes a Kreacher para que procediera con el plan de hacer que los rumores sobre la relación de Draco y Hermione llegaran a oídos de Pansy. —Kreacher, asegúrate de que Pansy se entere de que Draco y Hermione no duermen en la misma habitación,—susurró Harry al anciano.
Kreacher asintió y desapareció rápidamente para cumplir con la tarea., fue a asuzar a la primera criada que vio.
Pansy, al ser conducida por una de las criadas, se enteró de que Draco y Hermione no dormían en la misma habitación y que no habían consumado su noche de bodas. Con una sonrisa de satisfacción, Pansy decidió que era el momento perfecto para actuar. Decidida, buscó a Draco entre las habitaciones del castillo. Finalmente, lo encontró y lo encaró sin ningún tipo de recato.
—Draco, deseo ser tu amante. Podemos pedirle al rey que anule tu matrimonio en cuanto yo resulte embarazada. Podemos enviar a Armand a ser un caballero con los Lupin para que no nos interrumpa. Y podemos devolver a Hermione a su familia por no cumplir con sus deberes —dijo Pansy con una voz firme y seductora.
Draco estaba a punto de protestar cuando Armand, que había estado escuchando tras la puerta, irrumpió en la habitación.
—¡Hermano, eres un degenerado! —le gritó, antes de correr escandalizado a buscar a Hermione.
Hermione se encontraba en sus aposentos en compañía de Daphne, que la estaba peinando, y Harry, que hablaba con ella sobre los Krum. Armand entró corriendo y, entre lágrimas, le contó lo que había escuchado. Hermione lo abrazó, tratando de consolarlo.
—No me iré, Armand. Todo estará bien —le aseguró Hermione con voz suave y reconfortante.
Harry, furioso, salió de la habitación dispuesto a encarar a Draco, pero este ya venía directo hacia ellos para hablar y explicar lo ocurrido.
Draco ingresó a la habitación de su esposa, y Armand lo veía con ira en sus ojos.
—No te atrevas a negar lo que escuché —habló el niño con una expresión de enojo.
—No lo haré, pero tienes que darte cuenta de que yo no hablé en ningún momento —razonó Draco—. ¿O escuchaste mi voz?
Armand, confundido, respondió:—No lo hice.
—Entonces tiene que quedar claro que yo no regresaré a Hermione con sus padres —dijo Draco, viendo cómo su esposa suspiraba aliviada—. Tampoco tendré como amante a Pansy.
—¿Vas a anular tu matrimonio con Hermione? —cuestionó el pequeño Armand, con cierto miedo en su voz.
—No lo haré, Armand. Tienes mi palabra de caballero —aseguró Draco, tratando de calmar a su hermano pequeño. Miró a su esposa, que estaba más fría de lo normal, y entonces supo que había una pared invisible entre ellos.
Pansy, al escuchar la firme decisión de Draco, se sintió inicialmente sorprendida y herida. No esperaba que Draco rechazara sus avances tan contundentemente. Su rostro mostró una mezcla de incredulidad y desilusión.
—¿De verdad, Draco? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? —preguntó, tratando de mantener la compostura.
Draco, manteniendo su postura, asintió. —Sí, Lady Pansy. Nunca le di señales de que quisiera algo con usted.
Pansy, sintiendo una oleada de frustración, intentó una última vez persuadirlo. —Pero Draco, podríamos tenerlo todo. ¿Por qué te aferras a un matrimonio que claramente no te hace feliz?
Draco negó con la cabeza. —se equivoca, Lady Pansy. Mi esposa y yo estamos construyendo algo sólido y verdadero. Y aunque no fuera así, ella es hija del duque de Lupin, la hija de un conde, deberías conocer su lugar.
Al darse cuenta de que no había forma de cambiar la decisión de Draco, Pansy suspiró profundamente. —Entiendo, Draco. Pero no esperes que me quede de brazos cruzados. Haré todo lo posible por demostrarte que estás cometiendo un error.
Con esas palabras, Pansy se dio la vuelta y salió del salón, su mente ya maquinando planes para intentar recuperar a Draco. Aunque se sentía derrotada en ese momento, su determinación no había disminuido.
Draco, observando su partida, sintió una mezcla de alivio y preocupación. Sabía que Pansy no se rendiría fácilmente, pero estaba decidido a proteger su relación con Hermione a toda costa.
A la mañana siguiente Daphne estaba en la cocina, ocupada con sus tareas diarias, cuando Pansy entró con una expresión decidida en su rostro. Sin previo aviso, se acercó a Daphne y la miró fijamente.
—sirvienta, necesito hablar contigo —dijo Pansy, su voz cargada de autoridad.
Daphne, sintiendo la tensión en el aire, asintió y dejó los utensilios a un lado. —Claro, Lady Pansy. ¿En qué puedo ayudarla?
Pansy se cruzó de brazos y comenzó a caminar alrededor de Daphne, como un depredador acechando a su presa. —Quiero saber todo sobre esa duquesa Hermione. ¿Cómo es su relación con mi Draco? ¿Qué secretos guarda?
Daphne, manteniendo la calma, respondió con firmeza. —Lo siento, Lady Pansy, pero no puedo hablar de mi señora Hermione. Es mi ama y no traicionaré su confianza.
Pansy, irritada por la respuesta, se acercó más a Daphne. —No estoy pidiendo tu opinión, estúpida. Estoy exigiendo respuestas.
Daphne levantó la barbilla, decidida a no ceder. —No le diré nada, No importa cuánto insista.
La ira de Pansy se intensificó y, sin previo aviso, levantó la mano y abofeteó a Daphne con fuerza. El sonido resonó en la cocina, y Daphne sintió el ardor en su mejilla.
—¡Eres una insolente! —gritó Pansy, con los ojos llenos de furia—. Cuando me convierta en la duquesa, te echaré a los perros. No tendrás lugar en este castillo.
Daphne, aunque herida, mantuvo su postura. —Puede hacer lo que quiera. Pero nunca traicionaré a mi señora Hermione.
Pansy, viendo que no lograría nada más, se dio la vuelta y salió de la cocina, dejando a Daphne sola con su dolor.
Harry estaba en el pasillo cuando escuchó el sonido de la bofetada y los gritos provenientes de la cocina. Preocupado, se dirigió rápidamente hacia allí y encontró a Daphne con la mejilla enrojecida y lágrimas en los ojos. Pansy acababa de salir, dejando un rastro de tensión en el aire.
—mi amor, ¿qué ha pasado? —preguntó Harry, con el ceño fruncido y la voz cargada de preocupación.
Daphne, tratando de mantener la compostura, respondió con voz temblorosa. —Lady Pansy... me hizo preguntas sobre mi ama Hermione. Cuando me negué a responder, me abofeteó y me amenazó.
Harry sintió una oleada de furia recorrer su cuerpo. Se acercó a Daphne y la abrazó suavemente, tratando de consolarla. —Lo siento mucho, Daphne. No debiste pasar por esto. Tuve que estar cerca para protegerte. Te prometo que esa loca pagará por lo que ha hecho.
Daphne, aún con lágrimas en los ojos, negó con la cabeza. —No importa. Estoy acostumbrada a este tipo de trato. No quiero causar más problemas.
Harry, sin embargo, no podía aceptar esa respuesta. —No, Daphne. Esto no está bien. Nadie puede a tratarte así. Pansy debe aprender que no puede hacer lo que quiera sin consecuencias en un castillo ajeno. Cobraré venganza, esto es mi culpa por tratar de unir a sus excelencias.
Mientras hablaba, Harry comenzó a maquinar una idea de venganza. Sabía que debía ser cuidadoso, pero también estaba decidido a proteger a aquellos que le importaban, su estúpido plan estaba afectando a su mujer.
Daphne, aunque agradecida por el apoyo, seguía preocupada. —Por favor, Harry, no hagas nada que pueda causar problemas. No quiero que nadie más salga herido por mi culpa.
Él le dio una sonrisa tranquilizadora. —No te preocupes, amor de mi vida . Me aseguraré de que todo salga bien. Pansy aprenderá que no puede meterse con nosotros.
Con esas palabras, Harry se despidió de Daphne y salió de la cocina en busca de dobby, su mente ya trabajando en los detalles de su plan. Sabía que debía actuar con cautela, estaba decidido a proteger a su mujer y asegurarse de que Pansy recibiera su merecido.
