Disclaimer:Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling.

La sala entera estaba en un silencio sepulcral. Las últimas palabras de Hermione, contando como llegó a Australia habían dejado de sonar hacia cinco minutos pero nadie se atrevía a decir nada. Los ojos de Draco, fríos como el hielo la penetraban como si quisiese entrar en su mente y descubrir algo que no encajaba en su historia o algún dato que faltaba.

Hermione sostuvo su mirada. No podía dejar de mirarlo después de haber relatado y recordado toda su historia. Ahora que había vuelto a sacar todo a la luz, sentía que su corazón se había roto un poco más, tenía miedo de la reacción de Draco al escuchar como lo había abandonado para salvarlo a él, pero sobre todo para salvar a su hija…una hija que no sabía que existía, pues Hermione aún no había revelado que el bebé nació sano y estaba con ella, en Inglaterra.

Se oyó un carraspeo en la sala y Hermione cortó el cruce de miradas con Draco.

· Señorita Granger- Tiberius la miró fijamente- ha sido un relato muy revelador…pero tengo varias preguntas, si me lo permite.

· Será un gusto responderlas Señor-.

· Usted afirma que Fenrir Greyback mató al Señor Weasley- Hermione miró de reojo a Arthur que la miraba con tristeza- ¿Por qué el señor Malfoy afirma que esa muerte es de su autoría?

· Eso deberá preguntárselo al Señor Malfoy- Hermione lo miró con dureza- en esa cabaña solo estábamos Ron y yo…yo no si quiera vi al Señor Malfoy esa noche.

· Si pero él podría haberlo rematado- todas las miradas se dirigieron a la mujer de pelo canoso que había en el atril del jurado- según su relato, nunca se llevaron bien, estaban enfrentados por usted.

Hermione resopló. Debía eximir a Draco de esa muerte para poder rebajar su condena. Ella estaba segura que Draco no lo había matado, ella lo había visto en sus últimos minutos. Reprimió una lágrima y alzó la cabeza.

· Fenrir Greyback atacó a Ronald Weasley, lo dejó moribundo. Ronald me dedicó unas últimas palabras, no había nada que hacer por él. Estoy segura que el Señor Malfoy – miró de soslayo a Draco- lo único que hizo fue llevarlo con sus amigos y familia. No se cuál es su motivo para incriminarse ese crimen, pero Ronald Weasley no fue asesinado por Draco Malfoy.

La sala entera comenzó a murmurar. Draco sonreía maliciosamente pero Hermione sabía que algo dentro de él se había removido con todo su relato, lo conocía perfectamente.

· Silencio. – Tiberius se levantó- una pregunta más Señorita Granger; nos ha quedado claro que todo lo que usted hizo fue por evitar que Voldemort consiguiese un nuevo poder…un nuevo poder a través de su hijo y el del Señor Malfoy.- Hermione asintió comenzando a ponerse nerviosa, hablar de su hija con tanta gente y tratarla como algo que Voldemort podía usar le ponía los pelos de punta a sabiendas que ya nada malo podía pasarle. Voldemort llevaba un año muerto- nos gustaría saber si su exilio durante tantos años se debe a que su hijo realmente nació y estaba protegiéndole…o por el contrario, estaba escondiéndose del Señor Malfoy por miedo a que la entregase a Voldemort.

· Señor Ogden- Kingsley se levantó de su asiento- creo que esa pregunta está fuera de lugar.

· Señor ministro, disculpe mi atrevimiento.- Tiberius miró a Hermione que temblaba ligeramente-.

· Señor ministro- la voz de Hermione sonaba débil- déjeme contestar.

Kingsley la miró con orgullo y asintió. Hermione suspiró, cerró los ojos y se armó de valor: era el momento, quizás la revelación haría que Draco se dignase a cooperar.

· Mi hija nació el 8 de diciembre de 1.999 a las 6:24 de la mañana; - Hermione miró de reojo a Draco y pudo ver cómo sus ojos se tornaban de un gris oscuro mientras apretaba los puños; desvío la mirada y se concentró en sus palabras- desde ese día, no he hecho otra cosa que protegerla. Cuando Voldemort murió no creí oportuno volver. Estaba todo muy reciente y aún había revueltas de mortifagos por Londres así que decidí quedarme en Australia. Draco llevaba dos años encerrado en Azkaban para ese entonces , así que podría haber vuelto si lo que me impulsarse a quedarme fuese el miedo de que me entregase ¿no? Además, con Voldemort muerto…¿A quien me entregaría? Si su pregunta era por mera curiosidad sobre la existencia de mi hija, solo tenía que haber preguntado si había nacido cortésmente y yo hubiese contestado con todo gusto. No hay nada en ese mundo que me haga sentir más orgullosa que mi hija.

Hermione termino de hablar y siguió con la cabeza alta, sin dejar de mirar a un punto fijo en la pared. No podía ver la expresión de Draco, no se atrevía.

· Bien. Hemos terminado con usted, puede pasar a la sala contigua donde entregará sus recuerdos como habíamos acordado para que se revisen más detenidamente.- Tiberius le hizo un gesto a Kingsley y éste bajó de su tribuna para acompañar a Hermione- haremos un receso de dos horas, después continuaremos con el testimonio del Señor Potter.

Hermione se agarró al brazo de Kingsley y se encaminó a la salida.

· ¡Granger!- Hermione se giró y se encontró con la mirada desesperada de Draco- ¡No me creo una mierda! ¡Por una puta vez en tu vida cuenta la verdad! ¡Te fuiste con Krum! ¡Me traicionaste!

Hermione dejó escapar una lágrima mientras los carcelarios retenían a Draco y se lo llevaban del estrado.

….

….

….

….

….

Hermione no había sido capaz de probar bocado. Estaba demasiado nerviosa, no sabía si había dejado algún dato importante sin decir…aún quedaban dos días más de juicio: Sería una lenta agonía.

Se levantó de la mesa de la cafetería y dejó el dinero encima. Cogió el sándwich que había pedido por si después era capaz de comer algo y salió a la calle. Había decidido quedarse en el Londres muggle, no le apetecía ver a nadie conocido en el callejón Diagon y tampoco quería volver a casa de Andrómeda…no después de haber recordado todo, necesitaba un poco de tiempo a solas.

Paseó por las calles, sin rumbo fijo hasta que llegó a la catedral de San Paul. Cuando era pequeña siempre se maravillaba con la cúpula de esa catedral…se anotó mentalmente traer a Lyra allí, la niña disfrutaría con las vistas de Londres desde lo alto de la catedral.

Retrocedió en sus pasos y se dirigió al ministerio de nuevo. Faltaban veinte minutos para que el juicio empezase y aunque no podía presenciarlo, esperaría afuera hasta que Harry terminase de declarar; Tenía que enfrentarlo después de tantos años.

Se sentó en el banco que había fuera de la sala. Se agarró la falda nerviosa, Harry estaría ya dentro…

No sabía realmente cómo pedirle perdón a Harry. La ausencia de noticias suyas al primero estaba justificada, pero una vez que Voldemort murió ella siguió sin comunicarse con él , ahí no tenía excusa.

Las dos horas que duró la intervención de Harry le parecieron eternas. Cuando las puertas de la sala se abrieron Hermione ya se había mordido todas las uñas, la falda tenía un aspecto arrugado de tanto que se la había retorcido y su coleta estaba desecha dejando escapar varios rizos por su frente y laterales.

Harry salió con una expresión abatida, sus ojos se iluminaron al verla sentada en el banco.

· Mione…creía que te vería ena noche- el chico no sabía si acercarse a ella o quedarse parado-.

· Te estaba esperando.- Hermione sonrió y dejó escapar una lagrima- perdóname Harry.

Harry fue en su búsqueda y la estrechó en sus brazos. Había olvidado lo pequeña que era, lo frágil que se sentía. Ella siempre había sido como una hermana para él, y ahora que Ron no estaba y ella había aparecido, su rencor de disipó . En el corazón de Harry Potter no había cabida para el odio, no después de una guerra tan cruenta donde habían perdido tanto.

· Tranquila…ahora tenemos tiempo de sobra para que me cuentes todo. No llores- le dio un beso en la coronilla- vamos a casa, estarás cansada .¿Dónde te estás quedando?

· En casa de Andrómeda…

· Cómo en los viejos tiempos ¿eh?- Hermione sonrió encogiéndose de hombros- ven a casa, querrás conocer a James.

· Harry…no sé si debo. Ginny…- Hermione titubeó nerviosa-.

· Ginny no te culpa de nada, ya sabes cómo es. Quizás te regañe por haber desaparecido y te gritará un poco- Hermione alzó una ceja- está bien, te gritará mucho. Pero luego se le pasará y te fundirá a abrazos.

· ¿Y tú?- los ojos castaños de la chica penetraron en los verdes de Harry-.

· Yo …ya te he dicho que tenemos tiempo, ahora estás aquí. Pero no, jamás te culparíamos. Ron se fue solo porque quiso…deja de sentirte culpable.

· Gracias por tus palabras. Pero no puedo ir a vuestra casa, hoy tengo algo que hacer. Mañana, mañana iré a desayunar y hablamos de todo lo del juicio entre otras cosas…

· De acuerdo. Estaremos esperando con ganas, bienvenida Hermione- la sonrisa de cariño que su amigo le regaló hizo que Hermione sintiese nostalgia; había estado tan sola durante estos años…-.

· Hasta mañana entonces.

Cuando Hermione salió del ministerio se desapareció. La noche empezaba a caer, las calles de Cokeworth estaban vacías. Se dirigió a la calle La Hilandera, paso por delante de la casa de Snape…esa casa donde había empezado todo. Se acercó a la puerta y rozó su pomo, recordó el primer día que llegó, muerta de miedo y desconfiando de las dos personas que se convertirían en grandes hombres en su vida. Uno, su amor más puro, el hombre que le había hecho sentir el amor de verdad…el que le había regalado lo más preciado que tenía en este mundo. Y el otro, el que los había salvado…el hombre que se había sacrificado por ella, Draco y Lyra.

Sintió un escalofrío y se enderezó. Siguió su camino, bajo por el sendero del río y llegó al pequeño cementerio.

Buscó entre las tumbas hasta que la vio. Se arrodilló ante ella, sonrió tristemente y conjuró un ramo de lirios.

· Se que no te gustan las flores…pero creo que estas, debido a su nombre, te agradarán. – Hermione cerró los ojos- no podía esperar a venir a verte. Te debo la vida de mi hija…realmente te caería bien, es muy Slytherin- Hermione río recordando las pequeñas artimañas que usaba su hija para manipularla-. Se lo que hiciste, se que dejaste que Draco te entregase a Voldemort para salvarle…para salvarnos a nosotras. Gracias a ti, Harry pudo destruir a Voldemort y atrapar a Draco. Su alma está en deuda contigo…no se que locuras más habría cometido de no ser así. No estoy segura de que salga indemne…al menos intentaré que no le den el beso del dementor…se lo debo a mi hija, se lo debo a él…él solo ha sido una víctima más.

Una ráfaga de viento desordenó el pelo de Hermione. La chica se aferró a su jersey, no había cogido capa y noviembre empezaba a traer las primeras heladas.

· Tengo que irme…Lyra estará esperándome.

Hermione tocó la lápida, como si así se acercase un poco a su antiguo profesor de pociones. Cómo si su gesto pudiese calmar el dolor que sentía por su pérdida.

Se marchó lentamente del cementerio, unas finas gotas de lluvia caían débilmente sobre la tierra. Cuando el aguacero comenzó a formar charcos, Hermione ya se había desaparecido.