Capitulo 2: Sentimientos confusos
Nunca había vivido con nadie en su vida, salvó sus padres y en los dormitorios de la escuela, pero lo segundo no contaba, ya que tenía su propio dormitorio, aunque pensándolo bien esto era casi lo mismo.
Con la diferencia de que... solo era ella y ellos dos; Uraraka no era ciega, así que podía ver perfectamente lo que estaba pasando, no le podía decir a nadie, ya que era algo vergonzoso. Así que prefería salir todas las mañanas después de hacer el desayuno y regresar en el momento en el que sabía que se iban, iba a hacer deporte para no perder la condición física. Pero ciertos días a la semana Bakugo no iba temprano a la agencia o simplemente no iba por días de descanso, lo mismo pasaba con Kirishima, sinceramente el pelirrojo no le presentaba problema, incluso salieron varias veces en planes amistosos, también en ocasiones se encontraban con Kaminari, Sero, Mina y Tsuyu.
Bakugo era el problema.
Bakugo era quien ponía sus hormonas de cabeza, Bakugo era quien sin necesidad de usar su poder hacía que se sintiera mareada y extraña. Podría jurar a mes y medio de vivir en esa casa que había cierta tensión sexual entre ellos. Tensión que no sabía por qué existía si a él no le gustaban las chicas y lo dejo en claro hacía casi tres años cuando se supo que salía con su "mejor amigo" entonces por qué hacía eso ahora.
Una tarde Bakugo llegó a casa después de un día largo, Kirishima le dijo que esa noche no llegaría a dormir, ya que tenía vigilancia nocturna así que estaría solo en casa con Uraraka, pero al llegar la encontró tirada en el sofá en posición fetal apretándose el estómago, la chica sudaba mucho y parecía que sufría mucho.
—¿Y ahora qué ocurre, cara de mochi? —Preguntó el chico dejando una bolsa con verduras sobre la mesa.
—Es... cosas de chicas...—Fue lo único que dijo.
Bakugo se imaginó lo que le pasaba, así que fue al botiquín a buscar pastillas para el dolor. Recordó que había comprado hacía tiempo una bolsa de agua para ponérsela en los golpes cuando recién empezó así que fue por ella y la metió al microondas unos minutos y fue nuevamente con la castaña.
—Toma estas pastillas y pon esto en tu estómago—Uraraka se sorprendió de lo que estaba haciendo por ella—Hazlo rápido o seguirás con ese maldito dolor.
Uraraka seguía en shock, pero obedeció, se tomó las medicinas y colocó la bolsa de agua en su vientre.
—Cuando se me pase haré la cena—La voz de la chica era tan fina que apenas salía.
—Ni lo pienses, no pienso salir a llevarte al hospital por qué te desmayaste de dolor—Ordeno el rubio—Yo haré la cena y tú te quedas ahí.
Bakugo fue directo a la cocina, pero dentro de él estaba preocupado por la salud de la chica, sabía que eran cólicos, y que las pastillas le podían quitar el dolor, pero no sabía desde cuándo estaba sufriendo si era poco tiempo o desde hacía horas, o si se podía levantar de ahí.
Cuando terminó de hacer la cena se dio cuenta de que la castaña estaba dormida, el dolor la había agotado, algo dentro de él le dijo que no la despertara que la dejara descansar, así que comió en la cocina para no hacer mucho ruido. Al terminar fue a la habitación de la castaña, el lugar tenía el aroma de Uraraka, busco rápidamente en la cama una manta y se la llevó. Fue a tomar una ducha y siguió recordando el dulce aroma de la habitación, estaba loco, incluso pensó que eso era una traición hacia su novio.
Por la mañana Kirishima llegó a la casa, el departamento no olía a comida, así que supuso que Uraraka no se había levantado aún, y no importaba por qué no era obligación de la castaña hacer el desayuno. Entró a su propia habitación y se encontró a su novio abrazado de su almohada, aferrándose a ella. Se acercó a la cama y le dio un beso en la frente
—Ya llegué, voy a hacer el desayuno—Bakugo tan solo se arremolinó en la cama.
Kirishima salió de ahí y se encontró a la castaña profundamente dormida, parecía que había pasado ahí la noche, así que intentó despertarla, acarició tiernamente su cabello.
—Ochako chan, despierta dormilona—Dijo tiernamente.
La chica se arremolinó en el sofá hasta que abrió los ojos y vio a Kirishima cerca de su rostro.
—Buenos días dormilona, te quedaste dormida en el sofá—Kirishima le sonrió.
—Lo lamento, ayer me sentí mal y me quedé dormida—Dijo avergonzada, para centrarse en el sofá. Sintió que al hacerlo algo se humedeció demasiado.
Kirishima se levantó y le dio la mano para que fuera a ducharse, ninguno de los dos se dio cuenta de que Bakugo estaba observando. Kirishima levantó a la chica y ella avergonzada se quiso sentar de nuevo, no podía permitir que vieran que había manchado el sofá, sabía que Bakugo se molestaría por eso, y fue cuando Kirishima se dio cuenta de que el sofá tenía una mancha de sangre. Vio a Uraraka demasiado nerviosa
—No te preocupes, con agua oxigenada queda como nuevo, anda ve a tomar una ducha, mientras yo limpio esto—Y fue ahí que Kirishima también noto que la cobija con la que se tapaba también estaba manchada de sangre y su ropa.
Con meter eso a la lavadora bastaba, Kirishima tomó la mano de Uraraka y Bakugo salió de escena haciendo como que apenas salía de la habitación
—¿Que ocurre ahora? —Preguntó el rubio haciendo que la chica bajara la cabeza
—Nada, solo se siente enfermita
—¿Aún no se te quita el dolor? —La chica negó con la cabeza—Bien ahorita iré a la farmacia por más medicina—Bakugo dijo entrado a su habitación para cambiarse de ropa.
Kirishima entró con ella al cuarto por primera vez, tenía un olor dulce, como a caramelos, algo que le agrado mucho y noto que ese era el olor de Uraraka caramelos de fresa. Busco una toalla limpia, mientras ella buscaba ropa interior limpia. Kirishima también le dio una playera y pantalones cómodos, le mencionó que si usaba ropa ajustada podría sentirse mal.
—¿Tienes lo necesario? —Uraraka negó—Está bien cuando Bakugo vaya a la farmacia le pediré que te traiga toallitas también, por lo pronto ve a ducharte y yo prepararé el desayuno.
Kirishima empujó a Uraraka un poco por la espalda para que fuera a ducharse y vio salir a Bakugo vestido del cuarto.
—No te enojes con ella, tuvo un accidente—El pelirrojo mencionó cuando la chica ya estaba en el baño.
—Sé que fue un accidente, no estoy molesto por eso, lo que me molesta es que desde ayer por la tarde anda así aguantando el dolor—Kirishima reaccionó ante el comentario de su novio, nunca se había preocupado por ella—¿Que más traigo de la farmacia?
—Toallitas, creo que ya no tiene.
—¿Y cuáles tengo que comprar? —Bakugo dijo un poco molesto, él nunca había comprado esas cosas para su madre y ahora no sabía de cuáles usaría la chica.
—La verdad no le pregunté... pero no creo que sean diferentes entre sí ¿O sí?
Error, ahora Bakugo estaba viviendo un calvario por eso. En el pasillo de la farmacia se encontró que había cientos de paquetes de toallas de diferentes tipos y tamaños, y no sabía cuál escoger.
—¿Te ayudo? —Escucho una voz que conocía bien.
—No—Dijo sin siquiera voltear a ver a Kemy.
—Vaya, vaya, el gran Bakugo Katsuki comprando toallas íntimas para su novia—Kemy tenía la cara de pocos amigos cuando la vio.
—Sabes que no tengo novia, así que deja de molestar.
Bakugo se dirigió hacia el mostrador y le pidió ayuda a la dependienta, cuando regresó la chica tenía en sus manos un paquete de toallitas que le dio.
—¿Si no son para tu novia para quién? ¿A caso hay una chica que si aceptas?
Bakugo detestaba a Kemy por una simple razón, aquellos meses de estar entrenando juntos la rubia solamente le pedía una cita y que salieran juntos, él le aceptó un par de citas, pero descubrió que no le atraía para nada, y cuando se enteró que salía con Kirishima la chica parecía que le hubieran dicho la ofensa más grande de su vida, al punto de que lo vivía molestando por ello todo el tiempo, así que decidió cortar comunicación con ella.
Bakugo pago las cosas y salió de la tienda, pero fue seguido por la rubia.
—¡¿Qué demonios quieres?!—Gritó el chico explosivo.
—Solo quería saludar y ver quién es tu amiguita—Dijo la rubia infantilmente.
—Qué demonios te importa, te dije hace tiempo que no me interesas, no, no quiero nada contigo y estoy saliendo con Kirishima, ¿Lo recuerdas?—Bakugo estaba molesto por eso.
—Solo quería saber por qué tú nunca eres para ayudar a una señorita en apuros—Kemy soltó una risita.
—Y qué demonios importa a quién le lleve esto, sabes que tengo mamá aún no, así que deja de estar de maldita celosa que tú y yo ni siquiera somos amigos.
La chica se sorprendió por el comentario y se quedó sola afuera de la farmacia. Bakugo llegó con cara de pocos amigos a casa, y encontró a Kirishima limpiando el sofá con agua oxigenada, Bakugo sólo aventó la bolsa al sofá y se fue a la cocina.
—En tu vida me vuelvas a mandar por cosas de la mochi —Bakugo estaba realmente enojado.
—¿Qué pasó?
—Me encontré a la estúpida de Kemy y estuvo de celosa preguntándome para quién llevaba esas cosas, y sigue sin entender que salgo contigo.
Kirishima lo abrazo por la espalda
—Tranquilo, ya conoces a Kemy y sabes que es una chica que no se da por vencida. Además, estás ayudando a tu compañera de casa, cuando tú estés enfermo y ella se quede aquí no te dejará solo—Kirishima le beso el cuello para después zafarse de ahí—Iré a dejarle sus cosas.
Después del desayuno Uraraka se fue a su habitación, pese a las medicinas seguía sintiéndose mal, y una vez llegó a devolver el estómago. Bakugo se había ido a trabajar y Kirishima se quedó en casa. Entró a la habitación de Uraraka y está estaba acostada dándole la espalda a la puerta.
—¿Puedo pasar?—La castaña levantó la vista y lo dejó pasar—¿Te sientes mejor?
—Aún duele un poco, pero con el té y las pastillas que tomé por la mañana se me está pasando.
—¿Segura?, Si no ahorita mismo te llevo al doctor.
Uraraka se recostó del otro lado e invitó a Kirishima a sentarse en la cama, la castaña traía una Tablet, dónde parecía que veía una película.
—¿La vemos juntos?—Preguntó emocionada la chica.
—Claro.
Kirishima se sentó en la cama y ella seguía recostada de lado y colocó la tablet en medio de los dos, era "Cuestión de tiempo" pero cuando acordó Uraraka se encontraba dormida. El rostro de la castaña se veía tan pacifico, parecía como un ángel dormidito, algo dentro de Kirishima hizo acercarse más a su rostro y robarle un beso.
Fue un beso corto, algo fugaz que tenía que hacerlo si o si, su corazón comenzó a latir rápidamente, y sus mejillas se tornaron rojas al sentir los suaves labios de la chica, acarició su mejilla, pero al verla así de hermosa cayó en cuenta de que la había besado.
Se levantó de la cama lo más rápido que pudo haciendo movimientos suaves para no despertarla y salió de ahí inmediatamente. Cerro la puerta y se cubrió los labios con una mano, estaba loco, cómo podía engañar a Bakugo de esa manera tan descarada, pero para su mala suerte...
—¿Qué te pasa?—Bakugo había llegado a casa. Kirishima se asustó al escuchar la voz de su novio.
—Nada... nada... ¿Que... qué ocurre? —Preguntó el chico de cabellos rojos.
—Pues que más, acabo de llegar—Bakugo no entendía qué le estaba pasando a su novio y por qué estaba en la habitación de Uraraka.
—Oh sí...sí... voy a preparar la cena, fres... Uraraka no se siente bien—Kirishima dijo mientras iba a la cocina.
Bakugo abrió la puerta de la habitación de la castaña y se dio cuenta de que la chica estaba dormida con una tablet encendida y una película reproduciéndose "Amo tus ojos y el resto de tu rostro" escuchó decir desde la tablet, si los dos estaban viendo una película romántica... Algo dentro de él lo hacía sentir celoso.
Los dos cenaron solos y Bakugo le insistió en ver una película, a lo que el pelirrojo no puso objeción. Estaban en el sofá, Kirishima estaba recostado en las piernas de Bakugo cuando escucharon que la chica salió de su habitación, venía aún adormilada cuando llegó a la sala.
—Discúlpenme por no hacer la cena—Dijo en un bostezo.
—Ve a comer, te deje cena en el microondas—Bakugo dijo sin siquiera verla.
La chica fue a la cocina sin decir más. Bakugo se le quedó viendo mientras caminaba hacia haya.
—Me da gusto que estés llevándote mejor con la fres... con Uraraka.
—¿Porque van varias veces que intentas llamarla fresa?—Kirishima no supo qué responder estaba nervioso.
—Es que... traigo... traigo antojo de fresas—Mintió, pero esa mentira...
Bakugo no le creyó sabía que algo estaba ocultando acerca de Uraraka y eso lo ponía algo mal, algo celoso.
Pasaron varias semanas, y veía como Kirishima se ponía nervioso cada vez que estaba cerca de la castaña. Y Bakugo realmente estaba celoso por ellos. Un día no fue a trabajar y Uraraka había dicho que saldría medio día, por algo que realmente no prestó atención. Bakugo estaba jugando videojuegos en la sala como de costumbre cuando la castaña llegó, llevaba un short y una blusa de tirantes, hacía mucho calor casi a mitad de verano. Vio que fue directamente a la cocina por un vaso de agua, Bakugo la siguió y la acorraló.
—¿Qué está pasando contigo y con Kirishima? —Preguntó de golpe el chico.
—Bakugo me asustaste.
—Responde mi pregunta.
—Nada, no pasa nada, solo somos amigos—La castaña dijo intentando no desviar la mirada.
—Desde tu periodo Eijiro se ha estado comportando raro, así que está pasando algo entre ustedes dos.
Uraraka sentía que se le aceleraba el corazón, sabía que se estaba metiendo en medio de los dos, y sabía que estar tan cerca de Kirishima haría que Bakugo se sintiera celoso.
—Lo lamento, no pasa nada, pero me alejaré de él.
—¿Alejarte? ¿De qué demonios hablas?
—Sí, estás celoso por qué somos buenos amigos, me alejaré... solo viviré aquí sin meterme en medio de ustedes dos.
Bakugo la acorraló aún más haciéndola chocar con el fregadero, la tomó de la barbilla y se acercó más a él.
—Te prohíbo que te alejes de Eijiro—Los labios de Bakugo rozaban con los suyos—Si estoy celoso, pero no porque tenga atenciones contigo, al contrario, estoy celoso por qué tú no tienes atenciones conmigo. Te contorneas por la casa como si yo no existiera, llevando esos pequeños shorts que me ponen loco.
Bakugo de la nada la beso, un beso brusco y casi frenético, Uraraka no entendía por qué lo hacía, pero le gustó ese beso, ese beso salvaje y con energía.
Aquel beso continuó unos minutos más hasta que escucharon la puerta abrirse, Bakugo regreso a la sala con el vaso de agua que la castaña tenía en sus manos, Kirishima entró a la sala viendo a Bakugo y a Uraraka en la cocina, la castaña se veía nerviosa y no entendía por qué. Pero vio la mirada de su novio y parecía bastante arrogante, esa mirada no la había tenido en mucho tiempo, era como si Bakugo hubiese ganado algún premio que Kirishima desconocía.
Mis estrellitas, continuamos con este fanfic que hice hace muchos años, mi primer kirikachako que lo hice con mucho amor y con ayuda de Kou, ella dio la mayor parte de las ideas, así que hoy por fin vuelve a ver la luz, espero les guste y los estaré leyendo
