—Bienvenida a la familia, Hinata, siéntete cómoda que éste será tu nuevo hogar.

Vaya cinismo lo decía esa sinvergüenza, que después de haber destruido el matrimonio de mis papás me daba la bienvenida con los brazos abiertos todavía, cuando aun así esta casa estaba destinada para mi mamá.

—Creo que no es necesario darte el recorrido por la casa ya que deberías conocerla antes, ¿no?

Mis ganas de darle un puñetazo en la cara iban creciendo poco a poco.

—Oh, por cierto, te presento a mi única hija, Shion.

Y yo les presento a mi tormento.

.

—¿Por qué no puedes ser más como tu hermana? Aprende de ella que no necesita ayuda de nadie para hacer sus cosas y mucho menos necesita ayuda de un psicólogo, por favor, ¿qué ridiculeces son esas?

Mi madre, la figura más importante en una familia, comparándome con mi hermana por segunda vez al día.

—Dinos qué hemos hecho mal contigo.

Y mi padre, que aunque nunca está presente para nosotras siempre tiene alguna queja que dar.

—Ay, por favor, sólo quiere llamar la atención, ¿no es obvio?

Gracias, hermanita.

—Esto es tan ridículo, Sakura, ya tienes diecisiete años, es hora de que te pongas seria aunque sea una vez en tu vida.

¿Seria? ¿Cuántas veces me he sentido feliz al estar viviendo con esta familia?

.

—Ya te dije que no comieras tanto, ahora el vestido no te va a cerrar.

Me cerraría el vestido si fuese de mi talla, no una más pequeña.

—¡Mírate cómo estás!

Sí, lo sé, soy una cerda.

—¡Mira!, este rellenito no lo tenías hace unos días. ¡Enderézate!

¿Tan mal estoy? Al parecer no vomité todo esta mañana.

—Si sigues así no ganarás el concurso y adiós casa, adiós a tus comodidades, adiós a todo.

¿Puedo decirle adiós a mi vida también?

.

—¡¿Y por qué no lo tienes listo?!

Porque estaba ocupada haciendo otras tareas.

—¿De qué te sirve desvelarte noches seguidas si al final nunca acabas?

—Es mejor que no procrastines, a ver si así puedes acabar con tus deberes.

Yo procrastinar, qué buena broma, ya quisiera verlos en mi lugar.

—Ah, y por cierto, toma, la directora lo quiere a más tardar mañana, ¿de acuerdo?

—Ponte a trabajar, Sabaku.

.

—¿Qué piensan de Iri?

—Ella no le gusta esto, no querrá.

Las chicas de la selección de deportes femenil estaban hablando mientras yo seguía en lo mío.

—Que mal que Hiyo esté lesionada, con ella de seguro ganábamos.

La competencia de voleibol se acercaba, pero una de las jugadoras se había hecho un esguince recientemente.

—Ni modo. ¿Alguna otra propuesta?

Cómo me gustaría participar, me encantan los deportes que incluyan pelotas.

—¿Y qué tal de Tenten?

Sentí que me miraban a mí.

—Claro que no. Ella es rara, nunca habla en clase y es floja, ¿cómo aceptaría?

Y como siempre, me tachan como la floja del salón. Y yo que no puedo tan siquiera decirles que me animo a intentarlo.

.

—Pero miren quién anda aquí, la zorra cuatro ojos.

Soy la zorra cuatro ojos, porque la zorra pelirroja es ella.

—¿Te divertiste jugando a ser la novia de Genji? ¿O todavía te quedaste con las ganas de acostarte con él?

Ni siquiera sé de quién me está hablando.

—¡Anda! ¿Por qué no me contestas, eh?

Te contestaría si dejaras de gritar como una loca.

—Tengo razón, ¿verdad?

En que eres la más estúpida, sí, la tienes.

—Pero te lo advierto, Uzumaki, donde me entere que andas coqueteando con Juugo, ¡te mato!

Como si nadie lo hubiera hecho antes.

.

—¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no se te olviden las servilletas?!

Apenas pude escuchar lo que me dijo pues trataba de volver en sí tras sentir un ardor en mi mejilla.

—¡En serio que no sirves para nada!

Entonces por qué no eres tú quien pone la mesa si tanto te molesta que yo lo haga.

—En serio, Matsuri, no conseguirás marido si sigues así de olvidadiza con tus deberes de mujer.

—Exacto, jamás permitiría que tu hermano se consiguiese a alguien que no supiera ni cómo poner la mesa.

—No has aprendido nada desde que mamá murió.

Dios, mamá, ¿por qué me dejaste sola?

.

Ellas estaban perdidas, casi tocando fondo, se habían acostumbrado a las burlas y los abusos, sólo una gran fuerza las podría salvar, y ellos serían esa luz que las guiaría a ser felices, aunque no sería tan fácil.

.

.

.

.

Próximamente...