Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y toda su banda.
Cuando Violate terminó con su extensa exposición sobre cómo se acomodarían los nuevos chicos, Marín asintió conforme y comenzó a señalar algunas cosas que, sorprendentemente, Violate olvidó. Nadie en esa oficina estaba más preparado o comprometido que ella; durante la mayoría de sus juntas ella dominaba las conversaciones, dirigía las juntas y casi empujaba a todos a tomar las decisiones que ella deseaba.
Así que después de media hora, Marín pensó que la junta ya había llegado a su fin, y por lo tanto comenzó a juntar todos sus documentos, pensando en encerrarse en su oficina y continuar con el trabajo.
—Antes de que la junta termine me gustaría agregar algo más.
Sin embargo, parecía que Shaka pensaba lo contrario. Ante sus palabras, Marín notó que Touma se recostó en su silla, poniendo las manos detrás de la cabeza y sonriendo de lado, mientras que Violate sólo miró a su jefe intrigada.
—Estuve haciendo cuentas y determiné que tienes seis meses de vacaciones —dijo Shaka, mirando a Marín—. Empiezan mañana.
—¿Vacaciones? —preguntó Marín con sorpresa, como si desconociera el significado de esa palabra.
—Uff, seis meses, lo que haría yo con ese tiempo de vacaciones —dijo Touma, con una enorme sonrisa.
—No entiendo, ¿por qué son seis meses? —y frente al pelirrojo, Violate miró a Shaka con una ceja levantada.
—Una semana por cada año que ha estado aquí —respondió el rubio—. Más algunos días extras, me siento generoso.
—¿Vacaciones? —viendo sólo a Shaka, Marín se levantó de su silla y puso las manos sobre la mesa—. Yo no tomo vacaciones.
—Ahora lo haces. Felicidades.
Respondió Shaka con tono neutro mientras se levantaba, sosteniendo los papeles que le habían entregado durante la junta, caminó hacia la puerta y justo cuando estaba por abrirla, la voz de Marín volvió a resonar en todo el lugar.
—Creo que todavía no entiendes, yo no necesito vacaciones.
—No me importa si las necesitas, las vas a tener.
—¡No las quiero!
—Pues lo siento por ti.
Viendo que el rostro de su hermana comenzaba a tener la misma tonalidad que su cabello, Touma se enderezó y miró a Shaka con expresión suave.
—Ya sabes como es Marín, Shaka, déjalo. Mejor dime cuándo serán mis seis meses de vacaciones.
—En realidad te tocan cuatro meses. Y serán después de Marín, no importa si las toma mañana o dentro de tres años, las tuyas son después de las de ella.
Al escuchar a su jefe, Touma abrió la boca por completo.
—Vaya, y aún así hay gente que no cree que eres malvado.
—Lo tomaré como un cumplido, gracias. Se acabó la reunión.
Después de que Shaka saliera de la sala de reuniones, Violate soltó un silbido por lo bajo, aún reconociendo la maldad del rubio. Marín, por el contrario, sólo suspiró exasperado y dijo, tomando de nuevo sus cosas:
—No me mires así.
—Marín, sólo toma tus vacaciones —dijo Touma, con un tono de preocupación—. ¡Mis vacaciones dependen de eso!
—Eso díselo a él.
Molesta, Marín salió de la habitación, casi expulsando humo por las orejas, Touma, por el contrario, se quedó en su lugar, con la cabeza contra la mesa, sabiendo que cuando Marín era irracional, era irracional en todo la extensión de la palabra.
Marín nunca había tomado vacaciones. Por supuesto, cuando estaban bajo la administración de la Fundación Graad había alguien que se encargaba de esos asuntos administrativos y le notificaba a ella sobre eso, pero nunca le había visto sentido, literalmente vivía en dónde trabajaba y era imposible dejar de encargarse de los chicos, por lo que optaba por continuar como siempre.
Y eso iba a hacer en esa ocasión.
Al día siguiente se levantó temprano, como siempre, se aseguró de que todos los chicos despertaran y se prepararan para la escuela, después continuó supervisando las obras de reparación que todavía no concluían, para la tarde se encerró en su oficina para continuar trabajando en el papeleo.
Y así continuó trabajando el resto de la semana, soportando la mirada divertida de Violate y las súplicas de Touma para que ya tomara sus vacaciones.
Al noveno día de su negativa, mientras todos visitaban las recién agregadas habitaciones, Ban y Nachi se pararon detrás de ellos, ambos sosteniendo sus teléfonos celulares.
—Oigan, ¿ustedes tienen Internet? —preguntó Ban, con el ceño fruncido.
—Hemos caminado por todo el orfanato y no hay señal —continuó Nachi.
—Es cierto —en cuanto Ban hizo su pregunta, Touma había sacado su teléfono para comprobar las palabras de los chicos—. No hay Wi-Fi, ¿se habrá caído la señal? Tenemos el Internet más rápido…
—No lo hizo —comentó Shaka, mirando el interior del pequeño closet—. No se pagó el servicio.
—¿Se te traspapeló la factura? No creo que lo olvidaras —con una ceja levantada, Violate miró a Shaka después de encender sus datos móviles, por si Aiacos le enviaba un mensaje.
—No —respondió Shaka con neutralidad—. El Internet se restablecerá cuando Marín tome sus vacaciones.
Ante sus palabras un pesado silencio hizo aparición en el lugar, y todas las miradas cayeron en Marín.
—Me gusta, que todas las habitaciones sean iguales —e ignorando el pesado silencio, Shaka se dio la vuelta y salió de la habitación, seguido del jefe de la construcción y Shiva, quien acompañaba a Shaka en esa ocasión.
—Marín… —dijeron los jóvenes.
—No necesito vacaciones y a ustedes no les haría daño dejar el Internet.
Molesta, Marín salió de la habitación, ignorando a todos, en especial conforme el día avanzó y todos se enteraron de las nuevas noticias. Desde que Shaka había mencionado la palabra "vacaciones" ella había decidido dejar de hablarle, sabiendo que él estaba siendo irracional; sin embargo, no pensó que el rubio fuera a jugar sucio.
Dos días después, mientras hablaba con Shura y Touma en la cocina, Geki entró y caminó directo hacia el refrigerador, apenas reconociendo la presencia de los adultos.
—Mierda —dijo el joven, haciendo que Marín se tensara—. Ya no hay helado —continuó, al fin mirando a los adultos—. Shura, ¿qué pasó con el galón que teníamos?
—Shaka me escribió sobre eso… Dijo, y cito, y no es porque tenga algo en contra de ti, Marín… Sólo dijo "dado que los postres no tienen carácter de relevante dentro de la alimentación de los jóvenes, he decidido prescindir de su presencia en todas sus diferentes presentaciones. El servicio se restablecerá cuando Marin tome sus vacaciones".
Shura miró a la pelirroja con una expresión de disculpa, Shaka había hecho que se aprendiera todo ese enorme discurso casi a punta de malas miradas y la promesa de un pago adelantado, puesto que su economía todavía no se componía de su salida con Shoko y sus amigas.
—Maldición, Marín —dijo Geki, frustrado—Sólo toma tus vacaciones.
—¡Oye! No te dirijas a mí de esa forma.
Antes de que Marín pudiera atrapar a Geki, este salió de la cocina, gritando que Marín les había quitado el postre.
Durante los siguientes tres días, Marín tuvo que soportar las miradas de todos sobre ella, incluso del tranquilo de Shun, y del constante acoso de Touma para que ella al fin aceptara las órdenes; pero ella se resistió, pensando que todos exageraban. Posterior a la cancelación de los postres, el orfanato pasó por la cancelación de las salidas de los chicos a la ciudad en cualquier momento del día, los innecesarios teléfonos celulares y el establecimiento de un estricto horario de tareas que todos los chicos debían cumplir al pie de la letra.
Otros doce días posteriores, Marín recibió todo tipo de indirectas, hasta el punto en que estaba por completo harta, de todos, de las insistencias de Touma y del juego sucio.
—... así que estaba pensando que, como su amigo, podrías hacerlo entrar en razón.
Y si Shaka estaba jugando sucio, ella planeaba hacer lo mismo.
—Marin, siento decirlo, pero cuando él está siendo irracional, nada puede hacerlo cambiar de opinión. En eso es igual de obtuso que Aioria o Milo, por eso se llevan tan bien.
Aprovechado la visita del equipo botánico, Marín decidió pedirle ayuda a Afrodita, quien después de su larga explicación sólo la miraba con una sonrisa ladeada, casi con burla.
—¿Sólo ellos? —detrás de Afrodita, Dysnomia puso las manos en la cintura y alzó una ceja.
—Sí, sólo ellos… tal vez también Saga y Camus.
—Será mejor que te limpies, Afrodita, te está saliendo sangre de la boca, ¿no te mordiste la lengua?
—Ja, ja, ja. Que irreverente eres —Afrodita rodó los ojos, y para no entrar en una discusión se concentró en Marín y sus problemas—. No va a funcionar.
—¿Cómo lo sabes si no lo intentas?
—¿Y por qué todo esto es tan importante para ti de todos modos? Sólo toma tus vacaciones, ¿cuánto tiempo te dió? ¿dos días? Te entendería si fuera eso.
—Seis meses.
Marín frunció el ceño al escuchar a Dysnomia, preguntándose quién había sido el chismoso.
—¡¿Seis meses?! —mirando de una mujer a la otra, Afrodita terminó por ver a Marín con verdadero estupor— ¡¿Y no las quieres tomar?!
—Son exageradas —dijo Marín como defensa—. Y no las quiero, no las necesito.
—Todos necesitamos vacaciones.
—Bueno, pues yo no.
—Ahora veo por qué también te llevas bien con él.
Marín miró con desesperación a Afrodita, quien parecía a punto de regresar al trabajo.
—¿Entonces no me vas a ayudar?
—Nop.
Viendo que el hombre se negaba, volviendo a ponerse los guantes para jardinería, Marín miró a Dysnomia, que continuaba detrás de Afrodita, acomodando algunas macetas.
—Dysnomia, ¿no me ayudas? También eres su amiga…
—¿Yo? Amm… Bueno… —ligeramente nerviosa, Dysnomia miró hacia atrás— ¡Oh! Creo que Helena necesita mi ayuda, así que sólo… me voy.
Dicho eso, y sin perder ni un segundo, Dysnomia se dio la vuelta y caminó hacia donde estaba su amiga, quien evidentemente lució sorprendida cuando la pelinegra se acercó.
Sola, Marín soltó un gruñido por lo bajo y volvió hacia el orfanato, completamente frustrada. A pesar de pasar los siguientes quince minutos en su oficina, la molestia fue tanta que optó por salir y enfrentar a Shaka de una vez por todas. Dando pasos fuertes y ruidosos subió dos pisos, dió vuelta a la izquierda y caminó hacia la puerta del fondo; cuando llegó frente a ella tomó el picaporte y trató de girarlo, dándose cuenta de que era imposible porque parecía que la puerta estaba por completo cerrada. Dado que Shaka había priorizado las reconstrucciones en las habitaciones de los chicos, la oficina de él, junto con la puerta que usualmente se trababa, aún estaba a espera de su propio remodelamiento.
Marín trató de empujar la puerta, la golpeó, giró el picaporte y justo cuando estaba por patearla, esta se abrió, gracias a Shaka.
—Ah, eres tú —dijo Shaka con tranquilidad, sosteniendo la puerta.
—Otra vez volvió a atorarse, creí que ibas a dejarla abierta siempre.
—Estaba ocupado.
—¿Haciendo qué? —con el ceño fruncido, Marín se asomó hacia el interior de la oficina, donde vió a Dysnomia parada cerca del escritorio, juntando un montón de papeles.
—¿Vienes a decirme cuándo vas a tomar tus vacaciones? —ante la pregunta de Shaka, Marín lo volteó a ver, recordando la razón por la que estaba ahí.
—No voy a tomar nada, pero estoy aquí para tratar de llegar a un punto medio.
A pesar de tratar de aparentar seriedad, Marín no pudo evitar irritarse al ver al rubio rodar los ojos. Antes de que ella pudiera comenzar a quejarse, Shaka suspiró por lo bajo y se movió para que ella pudiera entrar a la oficina.
—Bueno, yo ya hice lo que tenía que hacer y recogí lo que tenía que recoger, así que me voy… —mientras hablaba, Dysnomia caminaba hacia la puerta, buscando huir, idea que fue interrumpida cuando Shaka la agarró del brazo y la llevó de nuevo hacia la oficina, guiándola para que se sentara en uno de los cómodos sofás que estaban en el lugar— a sentar aquí y no decir nada por el resto de la tarde —terminó por decir mientras se sentaba y abrazaba sus papeles.
Asintiendo ante las palabras de la pelinegra, Marín se sentó en la silla frente al escritorio y comenzó a hablar.
—Te propongo un trato, olvidemos lo de las vacaciones y a cambio yo prometo no cuestionar ninguna de tus decisiones administrativas sobre el orfanato.
—No —se negó Shaka, sentado frente a Marín.
—Está bien, prometo no cuestionar ninguna de tus decisiones en general.
—Marín, ambos sabemos que no vas a cumplir eso —ante las palabras del hombre, Marín tuvo la decencia de parecer avergonzada—. Sólo toma tus vacaciones, sabes que tienes derecho a ellas, ¿verdad?
—Pero no las necesito, nunca las he necesitado, ¿por qué no podemos fingir que ya las tuve?
—¿Por qué tenemos que fingir en algo que simplemente puedes tomar? ¿Por qué no quieres tus vacaciones? ¿Tienes algún problema con ellas? ¿Algo ocurrió en el pasado?
—Ah, no, ni creas que vas a psicoanalizarme —molesta, Marín se inclinó hacia adelante mientras cruzaba los brazos—. No tengo ningún problema con ellas, sólo no las quiero, además, ¡exageraste a lo grande! ¡¿cómo se te ocurre darme seis meses?! ¡eso no es normal!
—Eso ni siquiera es lo que deberías de tener en realidad, has estado trabajando desde hace más de diez años.
—Y jamás he pedido vacaciones.
—Eso no es algo que deberías decir con tanto orgullo.
—Bueno, entonces, ¿qué tal si me reduces el tiempo? ¿Un mes?
—No.
—¿Seis semanas?
—No.
—¿Qué tal dos meses y un día y medio?
—No.
—Tres meses este año y tres el próximo —después de escuchar la infructuosa negociación de Marin, Dysnomia intervino con una media sonrisa, que se borró cuando Marín y Shaka la miraron con completa seriedad—. Bueno, yo digo.
Después de escuchar a la pelinegra, Marín alzó una ceja, pensando que seguía siendo malo para ella.
—Te daré tres meses sólo este año —después de un breve silencio, Shaka se recostó contra el respaldo de su silla —. Y no volveremos a hablar sobre esto hasta dentro de tres años.
Marín se enderezó en su lugar y miró hacia la pared detrás de Shaka, meditando en las palabras del hombre. Sabía que no iba a obtener un mejor trato, de hecho, una parte de ella estaba sorprendida porque él había accedido a negociar.
—Sólo si no tengo un horario de trabajo fijo —negoció Marín, recordando todas las noches en las que Touma prácticamente la había sacado de su oficina argumentando que no era horario de trabajo—. Necesito todo el tiempo del mundo, así termine a las dos de la mañana.
—Solo si en lugar de un día de descanso a la semana tienes dos.
—Aceptaré si me aseguras que la asistente de tu primo no entrará a mi oficina.
—Si tú me aseguras que uno de tus dos días de descanso lo pasaras lejos de aquí.
Marín exhaló por la nariz, queriendo gritarle a Shaka por ser tan extremo.
—Si Touma deja la cocina por completo…
—Hecho —sin dejar que Marín terminara su oración, Shaka se inclinó sobre su escritorio y estiró la mano derecha, que Marín tomó con un leve vacileo—. Empiezas mañana.
—¡¿Maña..?! —soltando un suspiro de molestia, Marín asintió—. Bien…
Sintiendo que había perdido, Marín se levantó de su lugar y comenzó a caminar hacia la salida, deteniéndose frente a Dysnomia.
—Espero que tus negociaciones sean mejores —le dijo, logrando que Dysnomia alzará los hombros y moviera la mano derecha, restándole importancia.
—Ya estoy resignada a perder con él —respondió la mujer.
—Cierra la puerta cuando salgas.
Triste, Marín asintió ante las palabras de Shaka e hizo lo que le pidió, manteniendo su expresión de derrota.
No tenía nada en contra de las vacaciones, ni ningún trauma o algo parecido, sólo estaba acostumbrada a trabajar, trabajar duro y todos los días, sin descanso, tanto que la idea de vacaciones casi le parecía una ofensa.
Y ahora ahí estaba, a punto de tener tres meses de tiempo perdido sólo porque todo el mundo creía que eso era lo normal.
Pero al menos Touma ya no estaría en la cocina.
Comentarios:
¡Gracias por leer!
Esta historia tienes varias partes, un poco cortas, sobre cómo Marín pasó sus vacaciones. Definitivamente no fueron lo que ella esperó.
