Su ira era grande, pero de corta duración, se apagó en un instante, como una vela atacada por el viento. A los pocos minutos de estar corriendo por el pasillo se detuvo en la mitad y miró hacia atrás.
Edwyn se sentía algo culpable por hablarle de forma tan dura a su tío, al fin al cabo, el quería lo mejor para él, pero tampoco creía que tuviera razón, por eso no pensaba disculparse, pero tampoco se sentía con el ánimo de volver al jardín a pasar el rato con sus padres y hermanos, así que, aunque no estaba en los planes, decidió recurrir a la vieja estrategia que siempre lo hacía sentir mejor, ir a encerrarse a la biblioteca, de todos modos tenía varias cosas pendientes que atender.
Al entrar en la habitación la encontró un poco distinta de como la recordaba, básicamente en la forma en la que estaba ordenada, antes la organización estaba de acuerdo a su propia comodidad, ya que era el que más la usaba, dejando los libros que consultaba regularmente en la parte de más abajo para poder sacarlos fácilmente. Pero ahora los libros tenian una organización más lógica hecha para que todos pudieran encontrar lo que buscaban, clasificados por temática y ordenados por alfabeto.
Suspiró con cansancio y agradeció el tener sus alas, al menos podía bajar los libros por su cuenta sin tener que pedir ayuda a una sirvienta.
Dentro de las tareas que tenía pendientes de hacer estaban: Retomar sus estudios, escribir el libro de las mantis y la fauna de Paramos Fúngicos e investigar todo lo que pudiera sobre el Rey Pesadilla.
Partió por lo que le pareció más urgente, que era escribir el libro de las mantis, ya que dependía de su memoria para hacerlo y sabía que conforme pasaran los días iría olvidando poco a poco toda la informacion que tenía, así que sacó un papel, plumas y se puso a escribir a toda velocidad. No se preocupó por la ortografía o la redacción, su prioridad era escupir la información en el papel a toda costa, sin orden o lógica, ya organizaría todo más tarde.
Transcurrió cerca de una hora en la cual nadie osó molestarlo y pudo concentrarse por completo en su escritura, eso hasta que Orquídea entró de golpe abriendo escandalosamente la puerta, el susto y la sorpresa del niño fueron tales que dio el brinco más alto que hubiera dado en su vida, hasta el punto que alcanzó la lampara que colgaba del techo y quedó atorado en ella.
—Wow, qué magnífico salto—comentó Orquídea—¿Sabes? Casi estoy pensando que podrías llegar a volar algún día.
—Eh... ¿Gracias?
—¿Qué es todo esto?
Orquídea de inmediato desvió la atención de su hijo colgante para fijarse en los papeles que estaban escritos abajo, incluso tomó un par para leerlos.
—¡Ah! ¡Espere! No toque eso que... ¡Ah!
Edwyn repentinamente se soltó de la lampara, pero no alcanzó a amortiguar su caída con la fuerza de sus alas, por lo que se precipitó hacia el suelo, pensó que se iba a estrellar, pero Orquídea sin dejar de leer los papeles lo agarró en el aire y quedó en su habitual posición invertida sujeto por la cola.
—Que... ¿Cómo?
Orquídea apartó la mirada de su lectura y le dedicó una sonrisa.
—No es nada, es sólo concentrarse en el oído más que en la vista, así percibes cosas antes de verlas, esa fue una lección muy importante que me enseñaron en Cumbre de Cristal.
—¿Estuvo allá?
—Sí, entrené un tiempo —Liberó a Edwyn quien aterrizó suavemente en el suelo—. Ese lugar es bastante duro, la mayoría de las criaturas allá han desarrollado corazas de cristal para protegerse y eso hace complicado cazarlas. Adaptarse a ese sitio no fue fácil, pero gracias a la ayuda de Moon y Hollow logré superar las dificultades.
—¿Entrenó con Moon?—Preguntó una vocecilla infantil.
Aster estaba asomado por la puerta de la biblioteca, había estado escuchando la conversación a escondidas sin atreverse a entrar, pero en cuanto se mencionó a su tía no pudo evitar intervenir, le tenía una gran admiración y la reconocía como una de las personas más fuertes del reino.
—¿Conoció a la tía Moon?
—Oh sí, claro que la conocí, entrené con ella.
—¿De verdad? ¿Allá en Cumbre de Cristal?
—Sí, de verdad, incluso al final de mi entrenamiento tuve un duelo con ella y la vencí.
—¡¿VENCIÓ A LA TÍA MOON?! ¡NO PUEDE SER! ¡Cómo!
—Oh pues... Fue una batalla muy reñida...
Había sido siete años atrás, ya no recordaba tan claramente el suceso como antes, pero a grandes rasgos podía narrarlo correctamente y los detalles que se le escaparon los rellenó con un poco de imaginación, aún así no se desvió demasiado de la realidad y fue capaz de contar un relato apasionante y violento en el cual expresó toda la emoción de la batalla.
En su mente el pequeño Aster imaginaba la pelea, los golpes del mazo de Moon, las garras de Orquídea, los puñetazos. Su corazón latía de emoción al pensar en todo ello mientras la admiración por su madre creía cada vez más... Eso hasta que recordó que ella era la hembra que lo había abandonado durante toda su infancia y que no merecía respeto alguno, entonces cortó la conversación de golpe y se fue sin decir nada lo más rápido que pudo.
—¿Aster? ¿Qué pasó?
—¡Nada que a usted le importe!
Orquídea bajó las antenas con tristeza.
—¿Sigue enojado conmigo verdad?—Le preguntó a nadie en particular.
—Seguro que sí—contestó Edwyn— Pero... Creo que ya está algo más tranquilo, digo, ayer cuando la conoció no quiso ni verla y ahora al menos la soporta.
—Supongo que es un consuelo—Suspiró canasada— ¿Acaso hay alguna manera de poder hablar con él? Patatita ¿Cómo podría calmar a tu hermano?
—¿Calmarlo? Umm... Aster no es una persona calmada para nada, suele reaccionar violentamente a las provocaciones.
—Ay, es toda una mantis—dijo Orquídea con Orgullo, Edwyn no entendía que de bueno podía tener eso.
—Las pocas cosas que lo calman son pues... Las peleas, suele estar más relajado luego de las prácticas. La tía Hornet... Bueno, la tía Hornet puede poner en su lugar incluso a papá y... La comida, sí, siempre está de buen humor luego de comer.
—Eso puede funcionar—exclamó la mantis contenta.— Por cierto, tus notas están desordenadas y has omitido detalles importantes.
—¿Notas? Ah, mi escrito sobre las mantis, sí, es que no pude memorizar todo lo del libro y estoy escribiendo lo que más recuerdo.
—Creo que puedo ayudarte con eso, me sé esos libros casi de memoria.
Mientras madre e hijo arreglaban las notas sobre las mantis, Aster se paseaba en el pasillo con una severa crisis existencial.
Su madre era una persona horrible que lo había abandonado, pero a la vez era una hembra muy fuerte y admirable, había derrotado a Moon, podía detectar las debilidades en los demás y buscar formas de mejorarlas, los caballeros le tenían respeto, su padre y su tío la adoraban ¡Era demasiado genial!
Si bien al igual que cualquier niño resintió la falta de Madre, suprimió ese sentimiento y se autoconvenció de que no la necesitaba. Aún así, una que otra vez se atrevió a soñar con el tipo de madre que le gustaría tener, una hembra poderosa y genial, una que estuviera a la altura de su padre, y Orquídea resultó superar sus espectativas.
Se odiaba por lo que estaba sintiendo ahora, quería conocerla, pasar tiempo con ella y aprender todo lo que tuviera que enseñarle, pero su orgullo lo obligaba a no dar su brazo a torcer. ¿Qué iba a hacer? Quizás una charla con la tía Hornet le podía aclarar las cosas. Probaría luego de la cena.
...
La cena de esa noche fue extremadamente tensa, el ambiente se sentía pesado e incómodo, las conversaciones se daban de manera poco natural, más como diálogos ensayados para representar a una familia perfecta, se extrañaba el bullicio de la familia unida que siempre había sido, pero ahora habían demasiados asuntos complejos que necesitaban ser solucionados.
Big y Hollow aunque ya no estaban oficialmente peleados, aún no retomaban la relación sana y cariñosa que solían tener, principalmente porque Big aún sentía que Hollow tenía algo de responsabilidad en lo que había pasado, y porque Hollow estaba enfadado de que no le hubiera pedido disculpas.
Por otro lado, Edwyn se negaba a hablar con su tío porque quería que se reconciliara con Hollow, de hecho ya se lo había dejado en claro cuando Big le pidió disculpas por lo que ocurrió unas horas antes.
Además de ese conflicto, también estaban los problemas que involucraban a Orquídea, como Aster que se negaba a reconocer a esa mantis como su madre y no quería ni mirarla y Jazmín que estaba loca de celos por su padre.
Pero por supuesto, no se iban a poner a pelear en medio de la cena familiar, mucho menos porque Hornet y sus hijos estaban ahí y si armaban algún escándalo tendrían que aguantar su furia. Aún así, en cierta medida agradecían que estuvieran ahí, al menos Chester que nunca se enteraba de nada estaba amenizando el ambiente con sus cuentos ridículos en los que siempre se colocaba como héroe, así podían distraerse del silencio agobiante que reinaba entre ellos, pero no era suficiente
Y entonces, como un ángel caído del cielo, llegó Quirrel.
Había llegado tarde a la cena por tener que quedarse corrigiendo unos exámenes que tenían una pregunta mala, mucho trabajo extra innecesario que lo dejó bastante agotado, hubiera preferido irse a casa en lugar de tener que dirigirse al palacio, pero era un compromiso familiar y la situación no estaba como para ponerse quisquilloso. Así que compuso su mejor cara y entró al comedor para reunirse con los demás.
—¡Quirrel!—Exclamaron la mayoría de los presentes con la esperanza de que aliviara un poco el ambiente tenso de la cena.
—¡Quirrel que bueno verte!—dijo Hollow.
—¡Bienvenido!—Exclamó Big.
—¡Papi!—Se alegró Ren.
Al profesor le hizo mucha ilusión que todos se pusieran tan contentos de verlo, no tenía idea de lo que estaba pasando, así que con una sonrisa tomó asiento e inició una conversación extremadamente normal que todos se esforzaron por continuar. Por supuesto, siguió sin enterarse de nada, en ese sentido era tan despistado como su hijo, pero al menos esto hizo que la comida fuera más soportable para todos.
Cuando la cena hubo concluído y todos se estaban retirando a sus aposentos, Aster detuvo a su tía Hornet para hablar un poco con ella.
—¡Tía Hornet! ¡Espera!
—¿Eh? ¿Qué pasa Aster? ¿Necesitas algo?
—Yo, he... Bueno... Quería hablarte de algo... ¿Tienes tiempo?
Le hubiera gustado negarse, estaba un poco cansada y sin muchos ánimos luego de esa terrible cena, pero no podía abandonar a su sobrino, sobre todo luego de lo que había pasado.
—Claro, tengo algo de tiempo.
—Pues... Tú... ¿Qué opinas de la señorita Orquídea?
—¿De tu madre?
La mueca que hizo el niño al escuchar pronunciar esas palabras delató su incomodidad.
—Todavía te cuestaa aceptarlo ¿Cierto?—El niño desvió la mirada— No puedes evitarlo Aster, nadie elije a sus padres y a algunos les tocan padres terribles, pero tú no tuviste tan mala suerte. Orquídea en realidad no es una mala persona, tuvo sus razones para hacer lo que hizo y no fue una decisión fácil, ella los quería, estoy segura que le hubiera encantado estar con ustedes y verlos crecer.
—Pero no lo hizo. Ella se fue, no estuvo con nosotros, otras personas eran más importantes ¿Por qué tuvo que irse? Lo peor es que ella es tan genial ¡Es súper fuerte! Y muy hábil, y... Creo que a Coco le hubiera gustado conocerla... Seguro se hubieran llevado bien...—Sus ojos se pusieron vidriosos— Si ella nos hubiera criado quizás Coco ni siquiera...
—Alto ahí, aparta esos pensamientos y no busques culpas ahora, lo que pasó, ya pasó y solo queda seguir adelante.
—Sí pero...
—Aster... A ver... Si empezamos con eso no terminamos nunca. Si Orquídea los hubiera criado sí, tal vez Coco estaría vivo, pero hay un montón de cosas que serían diferentes, para bien o para mal, por otro lado, Edwyn nunca iba a la escuela con Hollow, si él no hubiera ido ese día las cosas hubiera sido diferentes. Si tú no hubiera estallado en furia y huido hacia Páramos Fúngicos el accidente no hubiera ocurrido. Si el mismo Coco no hubiera corrido a buscarte Hollow podría haberte salvado sin problemas. Si Jazmín no hubiera seguido a Coco quizás Hollow se las podría haber arreglado contigo y con tu hermana aunque le hubiera costado y por último, si Edwyn no los hubiera seguido, quizás igual habría habido alguna posibilidad de que se salvaran todos. Al final la culpa la tuvieron todos.
—Ah...
Hornet sonrió amablemente y le acarició la cabeza.
—Mira Aster, si hay algo que he aprendido en mi vida, es que a veces, para ser feliz y encontrar paz, es mejor simplemente aceptar las cosas en lugar de cuestionarlas, quizás es algo pronto para que lo entiendas, pero al menos inténtalo. No te pido que quieras a Orquídea, apenas la conoces, eso no va a pasar y no tienes que sentirte mal por ello, pero sería bueno que hablaras con ella y la conocieras, deja que te cuente su historia y como es su pueblo, seguro aprenderás muchas cosas útiles, Orquídea es una experta entrenadora, podría ayudarte a pulir tus habilidades de combate, puedes sacar provecho de este encuentro y el resentimiento que tienes no es nada saludable, lo mejor es dejarlo ir.
—Mmm...
—Bueno, ya es tarde y deberías ir a dormir. Aún te estás recuperando y necesitas descansar.
—Sí tía, gracias. Buenas noches
—Buenas noches Aster.
...
Al día siguiente, Hollow fue despertado por unas pequeñas manitas que le tocaban la cara y le daban suaves golpecitos. Hollow se removió entre sueños sin querer reaccionar, hasta que abrió los ojos de golpe y como si hubiera recordado algo importante, tiró las sábanas que salieron volando junto con Jazmín y corrió hasta el espejo de su pieza para mirarse, entonces comprobó con alivio que se veía absolutamente normal.
—Bien, nada de rayones en la cara—dijo ya más tranquilo.
—¡Pero papá! ¡Ya te prometí que no te iba a maquillar nunca más mientras dormías! No tenías que ponerte así.—Dijo un bultito de sábanas que estaba junto a la cama.
Hollow caminó hasta este y lo levantó revelando debajo a su hija que lo miraba molesta. Hollow solo pudo sonreir, se veía adorable enojada.
—Lo siento hija, pero los traumas cuesta superarlos, todavía no me recupero de esa vez, me presenté al trabajo con la cara rayada cuando justo teníamos una exhibición pública para la colmena, qué bueno que la reina abeja es tan comprensiva.
—Sí, luego de eso me regaló muchos cuadernos de dibujo.
—Y bueno ¿Qué haces aquí pequeña?
—¡Ah cierto! Es que la tía Kairi y la señorita Orquídea se están peleando.
—¿Que? ¿Por qué?
—Por Edwyn.
Una noticia como esa sonaba más que alarmante, así que Hollow salió de su cuarto presuroso y no tardó en encontrar a Orquídea y Kairi discutiendo en el pasillo, o algo semejante a una discusión ya que Orquídea no entendía nada de lo que Kairi trataba de decir, se limitaba a mover a Edwyn de un lado a otro buscando ponerlo fuera del alcance de la contenedor, la verdad parecían un par de niñas peleando por un juguete, pero claro, el gusanito no era un juguete, era un ser vivo, uno que se veía menos molesto de lo que debería, en realidad a él la situación le parecía de lo más divertida así que no se molestó en aclarar el malentendido y detener la pelea.
—¿Qué pasa aquí?—Preguntó Hollow.
—Esta loca se quiere llevar a Edwyn a los baños, ya lo hizo ayer, ahora me toca a mí como madre cuidar de él—declaró la mantis con firmeza.
—(Cuidar de Edwyn es mi trabajo)—respondió Kairi con sus señas y de inmediato se estiró para tratar de tomar al niño otra vez.
—¡Aléjate de mi hijo!
Orquídea se alejó de la caballeroy le pasó el gusanito a Hollow de forma tan repentina que este reaccionó de manera automática tomándolo, pero en cuanto bajó la mirada y se encontró con la piel blanca y resplandeciende del niño, chilló de miedo y lo arrojó como quien arroja una alimaña, Edwyn voló por los aires y desplegó sus alas para asegurarse un buen aterrizaje, pero antes de que tocara tierra Kairi brincó y lo agarró en el aire, entonces salió corriendo hacia el baño.
—¡Oye! ¡Vuelve aquí!—Chilló la mantis furiosa.
Ambas hembras corrian por los pasillos esquivando a los trabajadores y sirvientes que por esos momentos se movían realizando sus labores diarias, milagrosamente no chocaron con nadie, y la caballero se las arregló para llegar al baño, donde se detuvo justo frente a la enorme bañera que ya estaba lista esperando con el agua a la temperatura precisa. Kairi con su naturaleza juguetona ya se había tomado eso como una especie de reto entre las dos y suponía que cuando Orquídea llegara y la viera allí con el niño se declararía perdedora, pero las cosas resultaron un poco más complicadas.
Cuando Orquídea llegó, a penas puso una pata en el baño pisó un jabón, eso la hizo resbalarse y precipitarse hacia Kairi empujándola de tal manera que los tres cayeron en la bañera.
Cuando los tres sacaron la cabeza del agua Kairi miró a Orquídea y con sus mejores señas dijo:
—(Esta vez lo declaro un empate pero a la próxima yo te ganaré)
—Acepto tus disculpas—contestó Orquídea asumiendo lo que había querido decir.
—(¡No me he disculpado! Eso... ¡Edwyn traduce mi mensaje!)
—Dice que está feliz por eso.
—(¡Edwyn!)—Gesticuló cada vez más exasperada.
—Muy muy feliz, mira lo alegre que se ve.
En ese punto Kairi ya se dio por vencida, el niño se notaba que quería jugarle una broma y no iba a poder con el ingenio de Edwyn, solo se cruzó de brazos y se hundió en el agua resoplando y soltando una gran cantidad de burbujas.
Al final que se terminaron bañando los tres juntos y luego de eso tocó desayunar, Orquídea intentó mantener una conversación con los niños, pero salvo por Edwyn, ninguno de ellos le prestaba realmente atención, al menos no de una manera evidente, pues Aster de forma disimulada cada tanto la miraba, cuestionandose si dirigirle la palabra o guardar silencio, deseaba hablar con ella, pero simplemente no se atrevía, Hornet y su familia que también estaban presentes trataban de ayudar haciendo de puente comunicacional, pero era díficil, no se podía reestablecer en dos días una comunicación que llevaba siete años rota.
Al final el desayuno concluyó sin grandes avances en el acercamiento y lo que era peor, Hornet ya no se quedaría con ellos, surgieron algunos problemas urgentes en su reino así que debía regresar para solucionarlos, así que a Orquídea le tocaba ingeniárselas para mejorar su relación con sus hijos sola.
Luego de todas las despedidas pertinentes, la mantis se vio envuelta en una situación a la que no estaba acostumbrada, no tenía nada qué hacer. Hornet se había ido, al igual que su esposo y sus niños, Jazmín se fue con ellos para ir a la escuela,Aster de momento hasta que se recuperara de salud estudiaría en casa y aunque estaba allí en el castillo con ella, el no aún no se decidía a dirigirle la palabra, Edwyn dijo que necesitaba escribir unas cosas en la biblioteca y que luego volvería con ella para que le corrigiera sus textos sobre las mantis y en cuanto a Hollow, por supuesto que tenía que trabajar, ya no estaba de vacaciones como la primera vez que llegó al palacio.
Así que ahora no contaba con nadie que le hiciera compañía ni ningún deber que realizar, mucho tiempo libre pero nada en qué gastarlo, otra vez se sentía como una extraña en ese lugar, no era raro, habían pasado demasiados años, incluso una buena parte de la servidumbre había sido reemplazada desde entonces.
Pensando en qué hacer en esa situación, consideró apropiado centrarse en sus objetivos, que eran, mejorar su relación con sus hijos y solucionar algunos problemas de crianza que había detectado y ya que Aster estaba cerca, lo ideal era empezar con él.
Hasta donde sabía era un chico algo gruñón y bastante terco, pero según Edwyn se suavizaba mucho luego de comer algo sabroso, no era algo raro en las mantis, en particular los machos, así que tuvo la brillante idea de preparar una buena comida para Aster. El problema era que su criterio de lo que era una buena comida era muy distinto del de Aster, del de la cocinera y del de cualquiera que viviera en Corazón de Hallownest.
Y eso llevó a la trágica situación de tener a la cocinera aterrada en la cocina viendo como Orquídea prepara un plato extraño de aspecto aterrador. La escarabajo miraba como en la olla se formaban unas espesas burbujas y que cada vez que una reventaba soltaba un sonido semejante a un grito infernal, aquel guiso extraño parecía que le iba a saltar encima en cualqueir momento.
—Eh... Orquídea... ¿Está segura de que siguió la receta correctamente?—Preguntó la insecto temblando.
—¡Por supuesto! Esta es una receta tradicional mantis, me la sé de memoria, solo tuve que cambiar algunos ingredientes porque aquí no se encuentran, pero estoy segura de que debe saber igual que la original.
En eso la olla se sacudió violentamente y un par de ojos salieron a flote.
—¡Esa cosa está viva! ¡Me está mirando!
—¡Claro que no! Son los ojos de la presa, no se comen pero le dan un sabor especial al caldo.
—Sabor a miedo—susurró la cocinera.
—¿Dijiste algo?
—¡Nada!
—Bueno, esto ya está listo, le serviré un plato a Aster, seguro le va a encantar.
La cocinera estaba cada vez más asustada, de hecho al mirar el guiso no estaba segura de si liberarlo o matarlo para acabar con su sufrimiento, el aspecto de la comida no mejoró mucho luego de servirlo en un plato, el guiso era tan espeso que dejó marcas en los bordes del plato las cuáles parecían manos tratando de escapar, pero la mantis no le dio importancia y llevó el alimento a la habitación de su hijo, detrás de ella fue la escarabajo preocupada por lo que podía pasar.
Y por supuesto, como era de esperar, a Aster no le hizo ninguna gracia el guiso que le llevó su madre. El niño era muy exigente con la comida, jamás en su vida había pasado hambre, así que no estaba acostumbrado a pensar en el esfuerzo que conllevaba conseguir alimento, además, siempre se le servían los platos más exquisitos y además bonitos, todos los cocineros del palacio eran profesionales que no solo se preocupaban por el sabor, también por la presentación, de tal modo que despertaban el apetito solo por la vista, y en comparación con todos esos platos de élite, estaba el horrendo guiso agonizante de Orquídea.
—¿Qué es esto? ¿Algún tipo de pegamento para hacer manualidades?—El niño ni siquiera consideró la idea de que esa cosa fuera comestible.
—¿Qué? ¡Claro que no! ¡Es un guiso tradicional mantis! ¡Está lleno de vitaminas y elementos buenos para fortalecer tu cuerpo!
—Esa cosa no creo que sea comestible.
—¡Claro que lo es! ¿Acaso dudas de mí?
—No tengo muchas razones para confiar.
Estas palabras le dolieron mucho a Orquídea.
—Al menos deberías probarlo, sabe mucho mejor de lo que se ve.
—No, no quiero comerme esa cosa horrible ¡No pienso hacerlo!
—¡Cómete el guiso!—Orquídea ya estaba perdiendo la paciencia— ¡Trabajé mucho para prepararlo!
—No me interesa ¡No me comeré esa cosa! Si quiere eliminarme busque una manera menos obvia.
—¿Acaso crees que yo...
Aster no la dejó terminar, saltó de la cama y se fue del cuarto sin decir una palabra más, dejando a la mantis triste y decepcionada con el plato en sus garras. Miró la comida con tristeza sin entender porqué reaccionaba así, para ella no era normal que alguien juzgara una comida por su aspecto, así que pensaba que el rechazo al alimento era solo porque lo había preparado ella.
En medio de su tristeza, una mano amiga se acercó a confortarla, la cocinera le puso una mano en la espalda y con todo el ánimo le dijo.
—No se rinda por favor, no puede hacerlo.
La mantis asintió, por supuesto que no se iba a rendir, quizás las mantis tenían muchos defectos, pero su espíritu de lucha era una de sus cualidades más fuertes.
