Aunque ya había pasado una considerable cantidad de tiempo el cuarto de Clyde seguía siendo inspeccionado por su padre Howard, desde el "incidente" este había tomado una actitud especialmente controladora sobre su vida, fiscalizando cuando usaba cosas con filo, revisando su cuarto por cualquier contenido que pudiese darle "ideas", en general sentía que con el tiempo había conseguido algo de libertad en comparación a cuando era un niño pequeño, pero en pocas semanas sentía que había retrocedido mucho en cuanto a ello, los primeros días lo comprendía, estaría asustado por perderlo, pero con el tiempo era algo que había comenzado a irritarlo.

Sentía que merecía su espacio y un poco de confianza, había hecho estupideces pero ya lo había conversado, habían tenido sesiones con la doctora López tanto en solitario como en familia, había prometido que las cosas mejorarían, pero esa mañana de domingo el ver a su padre hacer una rutina de inspección matutina le había hecho despertar especialmente irritado.

- Papá, ya revisaste el cuarto ayer y no salí, no hay forma de que trajera algo malo.

- ¿Y si tus ideas raras volviesen otra vez? No señorito, un ambiente controlado es un ambiente seguro.

- Suenas más como mi carcelero.

- Pero uno que te mantiene a salvo, - Se levanto del piso después de terminar de revisar bajo la cama. - Bien, todo esta en orden, vamos a desayunar cariño.

- Claro.

Clyde solo pudo rodar sus ojos mientras veía como su padre pelirrojo salía de la habitación, tirándose a la cama recientemente tendida para ahogar su irritación, lo quería, pero tenía un limite para ser tratado como un paciente psiquiátrico o un niño pequeño.

- ¿Cómo te sientes cariño?

Harold, su otro padre, su verdadero padre, se asomó por la puerta, mirándolo con algo de nerviosismo.

- ¿Cómo crees tú? - Dijo realmente fastidiado.

- Clyde, sabes que Howdy no lo hace con mala intención, está preocupado por ti.

- Me esta tratando como si estuviese loco.

- Fue al que más le afecto tú… incidente, solo dale un tiempo.

- ¿Cuánto tiempo más? ¿Un mes? ¿Un año? ¿El resto de mi vida?

- No seas exagerado Clyde. - Dijo mientras avanzaba y se sentaba a su lado en la cama.

- (Molesto) Él es el exagerado.

- Clyde…

- No me tiene confianza, solo me esta atormentando por lo que hice y por haber alejado a Lincoln.

- Bueno, Lincoln era un buen chico comparado con...

- ¡Ahg! Entiendan que ya no somos amigos, así que dejen de comparar a Zach con él todo el tiempo.

- Hijo…

- Nada de hijo. - El muchacho le dio la espalda a su padre. - No les interesa como me siento, solo quieren estar ustedes tranquilos.

- Eso no es verdad.

- Pues no es lo que yo veo.

El robusto hombre cerro sus ojos por un momento antes de levantarse y avanzar lentamente hacía la salida.

- Intenta comprendernos Clyde, ningún padre quiere ver a su hijo así.

- Y ningún hijo quiere ver a sus padres 24/7 sobre él.

Nuevamente el robusto hombre volvió a avanzar, dándole la espalda a su hijo.

- Ven a desayunar cuando quieras cielo, podrás estar enojado pero no es motivo para que no te alimentes.

Clyde solo se cruzo de brazos ignorando a su padre, su vida no hacía más que cambiar, sus amorosos padres ahora parecían que estaban en su contra, su mejor amigo dejo de ser su amigo al cual sus padres parecían no superar y entre más se acumulaban las acciones de ambos lados más enojo sentía en su interior, eran emociones que le estaban costando controlar y no dejaba de encontrar un solo factor en común en todo ello: los cambios.

Su vida era increíble hace solo un año atrás, ni siquiera eso, meses atrás, donde tenía todo lo que podía querer y ahora todo parecía estarle diciendo que su vida era horrible.

A la distancia pudo escuchar a sus padres, otra vez, discutiendo, hacía una semana que ambos habían comenzado a tener algunos roces e incluso habían agendado hora con la doctora López para tener sesiones de terapía de pareja, no tendía a prestar demasiada atención a las discusiones pero era un hecho que su nombre salía mencionado una o dos veces por discusión, no tenía que ser un genio para imaginar la razón y no le podía importar menos, si existía la posibilidad que su padre Harold convenciese a su padre Howard de que debía darle algo de espacio sentía que podría estar bien algo de fricción, después de todo, él había aprendido una dura lección después de varias peleas con Lincoln, posiblemente a sus padres también les ayudaría a progresar si soltaban todo.

Un cierre ligeramente más fuerte de lo normal de la puerta de su habitación fue suficiente para que ambos adultos dejasen de discutir, para cuando Clyde se asomó ambos hombres estaban cada uno con una sonrisa en el rostro, saludándole con total naturalidad.

- Finalmente te levantas Clyde. - Hablo Howard. - Entonces, ¿Alguna sugerencia de desayuno?

Hace solo unos minutos habían discutido por sus inspecciones, hace solo un instante había discutido con su padre Harold, Clyde no podía entender porque, pero verle tan sonriente solo lograba molestarle, aunque al menos se tragó esa molestia y, tal como posiblemente era el caso de ambos adultos, fingió como pudo una sonrisa.

- ¿Se pueden tostadas?

- Dicho y hecho cariño.

El resto del desayuno paso rápido, Clyde comió tan rápido como pudo sin parecer sospechoso, quería salir de casa y aunque tenía horarios muy especifico de volver, al menos un tiempo lejos de su padre le ayudaría a mejorar su ánimo arruinado tan temprano.

- ¿Dónde vas Clyde? - Y aun así, el control de su padre no tardo en volver a presentarse.

- Voy a juntarme con Zach en el arcade, volveré antes del almuerzo.

- Bien, ve con cuidado cariño.

La expresión de su padre no era la mejor, pero Clyde no se detuvo demasiado tiempo a verla antes de retirarse y caminar hacía el susodicho lugar.

El arcade le encantaba, tenía sus juegos en casa y suficiente ahorrado para comprar otros pese a que eran sus fondos para la universidad, pero había un encanto en gastar monedas en aquellas máquinas junto a sus amigos del que carecían los juegos de su hogar, aunque de las veces que había ido a ese lugar recientemente se quedaba observando el juego de baile, no era su favorito, pero tenía muchas horas de experiencia acumuladas acompañando a Lincoln cuando estos hacían pareja para jugar y eso le hacía mirarlo cuando entraba, generalmente lo había estado haciendo con Zach los últimos días pero notando que el chico llegaría más tarde, pensó en que bien podría jugar una partida por puro gusto.

Se acerco sin pensar demasiado, pero cuando estaba por poner un pie sobre la plataforma termino deteniéndose.

- Me pregunto si Zach se molestaría si le cancelo de último momento.

Finalmente envió el mensaje y salió del local, encaminándose sin rumbo por las calles, solo sabía que no quería estar en casa y por un instante pensó en ir a la casa Loud, pensamiento que tan rápido como vino se fue, ciertamente ya no eran amigos pero tampoco es que fuesen enemigos, pensar que podría pasear por la zona no estaba realmente prohibido y, en el mejor de los casos, si alguien le reconociese y le invitase a pasar un rato no era imposible… pero incluso él rio por el pensamiento antes de sentarse en una banca cercana, dejando caer su cuerpo sobre esta sin mucho decoro.

- Necesito más pasatiempos fuera de casa.

- ¿Clyde?

- ¿Uh?

Levantando su cabeza pudo notar que alguien estaba frente a él, Liam Hunnicutt, uno de sus "amigos".

- Hola Liam.

- Luces desanimado, mucho, ¿Todo bien?

Liam se había comportado de forma neutral desde que el grupo se había separado, mientras Rusty y Zach tomaron posturas radicalmente opuestas o Stella se alejó, el chico había intentado mantener contacto con ambos, había sido una inesperada voz de la razón cuando Rusty y Zach parecían que estaban por golpearse aun cuando Lincoln y él habían intentado aclarar el asunto, lo apreciaba por eso pero no podía evitar sentir una pequeña distancia entre Liam y él, no sabía si le ocurría lo mismo a Lincoln y no iba a preguntar, tampoco le venía mal hablar con alguien… imparcial.

- Problemas con mis papás.

- Bueno, suena complicado, nos vemos Clyde.

Y con la misma naturalidad que se presentó, el granjero se dio media vuelta para retirarse, algo que a Clyde le tomo un momento procesar antes levantarse y jalar su polera.

- (Serio) Oye, oye, oye, ¿Qué fue eso?

- Pues, tus papás y tú están enojados, generalmente cuando ma' y yo nos enojamos tenemos algún concurso para ver quien tiene la razón, pero con ustedes… ¿Cómo te digo compa? Me los veo yendo a esos doctores de la mente.

- Psicólogo.

- ¡Eso! Y ya ves, como que no compartimos mucha visión de las cosas, así que si es un problema así, lo mejor es que me retire.

- ¿Al menos podrías escucharme no crees?

- (Serio) ¿Me va a tomar más de 10 minutos?

- (Serio) Probablemente.

Liam se volvió a dar media vuelta, momento en el que Clyde se aferró con más fuerza a este y su rostro paso a una expresión de casi llanto.

- (Sollozando) Por favor escúchame un poco al menos, ya no puedo con esta situación y hablar con Zach no sirve ya que va a culpar a Lincoln, no seas así conmigo por favor.

El chico miraba con una expresión difícil al moreno quien ya no ocultaba su pena, cruzándose de brazos y cerrando sus ojos mientras meditaba.

- Aun tengo que ir a comprar un par de cosas, tampoco tengo tanto tiempo.

- ¡Te acompaño!

- Si es así, está bien, cuéntame mi ciego amigo.

- ¡Gracias! - No tardo en recomponerse, limpiando su rostro antes de comenzar a hablar. - Bueno, todo comienza con papá Howard.

Clyde no tardo en explayarse respecto a sus problemas con sus padres, la sensación de ser tratado como un niño y la falta de libertad que lo atormentaba, Liam solo asentía con la cabeza y dejo pacientemente que el moreno hablase todo el tiempo que tardaron en llegar a una ferretería, ya sea buscando las cosas que necesitaba o pagando las herramientas que había adquirido, en ningún momento Clyde dejo de hablar sobre su situación, en un principio el pelirrojo respondía con frases compuestas ante la diatriba del moreno, pero para cuando ambos salieron de la tienda, las respuestas del chico se habían convertido en monosílabos.

- …entonces me pregunte, ¿Y si le dijera directamente lo que siento? Siempre hemos sido una familia unida después de todo.

- Aja.

- Claro, mis padres aún guardan algunos secretos para mí, posiblemente creen que no me he dado cuenta de la situación actual y posiblemente lo hagan por mi seguridad, ¿Pero sabes lo incomodo que es para mí?

- Aja.

- ¡Exacto! ¡Es terriblemente incomodo! No sé cómo enfrentarlos sinceramente.

Liam en un inicio genuinamente estaba prestando atención a Clyde, desde que lo había conocido lo había considerado una persona peculiar y petulante, sus situaciones tanto económicas como sociales eran muy diferentes, lo sentía casi como una especie de nobleza con sus asuntos personales y los lujos que tendía a mostrar, no le caía mal por eso, pero soportar una conversación de más de 20 minutos sobre el mismo tema de que no podía hablar directamente con sus padres había agotado su resistencia mental y su conversación había pasado de ser importante a tener el mismo peso mental que hacía Betsy al pastar, eran muchas palabras, muchas cosas y todas sonaban demasiado amaneradas para él, pero Clyde parecía feliz de hablar solo (prácticamente) por lo que si era feliz así, él no se iba a esforzar en romper su ilusión.

Prefería concentrarse en la cerca que tendría que reparar una vez llegase a su casa, tomando el bus para que le acercase a su hogar y pensando que solo faltaban 4 años para que le permitiesen usar la camioneta y ahorrarse esos viajes cuando había que hacerle alguna mantención al hogar o al establo, gajes del oficio podría llamarlo, pero seguía siendo molesto depender del transporte público.

Una vez llego a su casa, se dirigió directamente hacía el granero donde tenía preparada la madera que usaría, al menos podría estrenar las herramientas, eso le agradaba.

- …y durante su último aniversario de luna de miel, ¿Sabes lo que le dijo papá Harold a papá Howard? ¡Qué parecía una lámpara! Papá Howard es delgado y eso le afecto, estuvimos a punto de volver a casa sabes.

- …

- ¿Liam?

El muchacho había apagado su cerebro a tal punto que, ahora que estaba por volver a usarlo para comenzar con las reparaciones acababa de darse cuenta de que Clyde le había seguido todo el camino hasta su casa.

- Ya que estás aquí, ¿Me ayudas?

Tampoco rechazaría una mano en sus tareas, más una mano gratuita.

- ¿Eh? Pero si soy tu invitado.

- Bueno, tengo que reparar una cerca, así que supongo que es el ad…

- Ah, no te preocupes, no interrumpiré, mirare a la distancia prudente para no estorbar en tus actividades rutinarias.

Liam le miro por un momento antes de rodar sus ojos, comenzando a culparse más a si mismo por creer que Clyde lo haría.

Mientras el moreno seguía hablando, Liam estaba más concentrado en pensar en Clyde, si bien lo veía casi como un alíen cuando comparaba sus realidades tan abrumadoramente diferentes, se cuestionaba en parte la paciencia que Lincoln había tenido para escucharlo así antes, no tenía problemas en dejarse llevar con sus amigos y hacer cuanta tontería surgiese en el proceso, esa era la idea sin importar los "bandos", pero gracias a ello había, irónicamente, convivido más con Lincoln y Clyde, dándose cuenta de varias cosas que no había hecho mientras eran un grupo hecho y derecho.

Como que Lincoln era extremada e imprudentemente impulsivo y que Clyde podía ser un verdadero fastidio de escuchar.

- Clyde. - Después de terminar de sacar la madera podrida, el chico termino interrumpiendo al moreno con una voz seca. - Sin ánimos de ofenderte, pero quería preguntar, ¿Alguna vez te han dicho que hablas mucho?

- ¿Mucho? ¿Crees que hablo mucho?

- ¿La verdad? Si, es molesto escucharte tanto tiempo, es como si Virginia tuviese una nueva camada y los usase de chaleco todo el día.

Las palabras del granjero ofendieron enormemente a Clyde, quién ahora lo miraba con molestia.

- ¡Oye!

- Es la verdad, quería ser cortes pero no tengo mucho de esto que ustedes dicen paciencia.

Con cada palabra que Liam decía, Clyde parecía enojarse cada vez más.

- ¿Entonces por que carajos decidiste escucharme en un principio si no estabas preparado para escuchar todo mi problema?

- ¿Y te has puesto a pensar que hablar por casi una hora de lo mismo es cansador?

- Solo fue conversar por una hora, no es tanto, lo hacía todo el tiempo con Lincoln. - Su furia decayó, mirando con algo de pena el césped. - Él siempre me escuchaba sin importar cuanto fuese.

- Mmm… ¿No era eso un problema?

- Creo que fue una de las cosas que conversamos, aunque yo también lo escuchaba por largos tiempos, era divertido escuchar por la radio como se peleaba con sus hermanas.

- ¿Has pensado en hablarle de nuevo?

- ¿Estás loco? Acordamos separarnos.

- Pues, pareciera que necesitas a alguien que te escuche, y perdón pero no soy bueno para escuchar tanto tiempo a una persona.

- Así puedo notarlo, además de que no tienes ni una pizca de delicadeza.

Dijo Clyde mientras Liam tenía la mitad de su cuerpo embarrado, con un cinturón de varias herramientas colgando en su cintura y un trozo de madera en sus manos mientras el moreno se hallaba lejos de donde empezaba el pequeño charco de barro en el que se había hundido esa sección de la cerca.

- Soy un ser de la tierra, o el barro, mi compañera espiritual es Virginia, llámalo como quieras.

- Entonces, ¿Cómo le va a Lincoln?

- Vaya manera de cambiar el tema socio, pero bien, él esta feliz, creo, hoy tenía su primera práctica de fútbol americano desde que le sacaron esa cosa del brazo.

- ¿Hoy? Así que ya pasó el tiempo, ¿Y qué hará después de la práctica? - Clyde sonaba algo entusiasmado.

- Creó que iba a salir con Rusty.

- (Decaído) Oh, está bien.

Liam desvió su mirada al moreno quién aprovecho de sentarse en un tocón próximo a él, realmente le estaba costando sacar el área dañada de la cerca por lo que una mano no le iba a venir nada de mal, pero Clyde simplemente parecía decaído y suspiraba seguido.

- ¿Tú crees que merezco una segunda oportunidad para reavivar mi amistad con él?

- Supongo que te cuesta ver cuando alguien necesita apoyo. - Dijo mientras comenzó a patear lo que quedaba enterrado de la cerca rota en un intento de soltarlo por la fuerza.

- Oye, siempre intente estar ahí, tampoco es que sea un insensible a las necesidades de otros. - Liam se hallaba agachado, tirando con toda la fuerza que tenía.

- Bueno, si eso crees, deberías hablarle, ya es cosa de él lo que ocurra. - Finalmente el trozo de madera salió, haciendo que Liam se dejara caer sobre el pequeño charco de lodo. - Pero te digo, en si ustedes dos se parecen.

- (Curioso) ¿Nos parecemos?

- Pues, ambos son raros, ambos se cuestionan cosas similares, usan demasiado el cráneo en vez de dejarse llevar, ¿Qué te puedo decir? Se quejan demasiado.

- ¡Oye!

- ¿Qué? Es la verdad, de las veces que he compartido con él estos días lo veo animado, pero pues como que algo no se termina de sentir bien, como si fuese un cachorrito esperando una croqueta mientras que tú estás aquí hablándome como si fuera uno de esos galardonados doctores del coco, soy más de que cuando tengo un problema uso a una oveja de almohada y me tiro a mirar las nubes, ayuda bastante sabes.

- Eso podría ser una buena terapía, ¿Me prestas una oveja?

- Los Robinson tienen ovejas, pídeles una. - Con su mano libre señalo hacía el prado, Clyde no podía ver ninguna construcción en lo que alcanzaba su visión. - Están para allá.

- Yo solo veo campo.

- Confía y llegaras.

- Entonces, ¿Solo debo deambular hasta llegar donde ellos?

- Sep.

- ¿Esto funcionara?

- Sep.

- Bueno, podría intentarlo, ¿Cuánto tiempo me tomara a pie?

- Mmm, ni idea.

- ¿Y en bicicleta?

- No te puedo prestar mi bicicleta.

- ¿Y en bus?

- Es mi vecino, ¿Por qué tomarías un bus?

- ¿Y si…?

- ¡Ya ve!

- Ya, ya, no te enojes. - En voz baja. - Qué maleducado, tratar así a un invitado.

Clyde comenzó a deambular sin rumbo aparente, seguía la dirección a la que Liam había apuntado arbitrariamente y eso lentamente comenzó a alejarle de la casa de este, pensó en ingresar y preguntarle a algún adulto si podía guiarle pero con tal maleducada manera de señalar sintió que no era la mejor opción, además, solo había venido 2 veces a ese lugar en su vida y no terminaba de conocerlo, era como si la hermanita de Lincoln, Lana, se hubiese multiplicado en una familia completa y no tenía recambios de ropa guardados allí por si terminaba totalmente sucio.

Pensar en ello le hizo suspirar nuevamente, en parte sentía que su padre tenía razón, por más que sus otros amigos tuviesen características buenas y siguiesen a su lado, Lincoln era un chico que calzaba excepcionalmente con sus gustos y carácter, ni Liam ni Zach podían equipararse, pero eso solo causo una sonrisa lastimera en su rostro antes de rendirse con buscar con la vista otra casa o alguna oveja y simplemente se dejo caer en el pasto.

Por más que había hablado con Liam, seguía sin sentirse a gusto con su situación, contar sus problemas era parte de lo que la doctora López sugería pero no funcionaba, o al menos, no con alguien como Liam, una persona que no se hacía problemas y fácilmente podía decirte a la cara lo que pensaba, pensamiento que le hizo suspirar una vez más.

- Creo que debería llamar a papá y decirle donde estoy para que venga a buscarme.

Al menos pensar en sus amigos no servía, Zach era agradable, pero muy rencoroso, Liam era Liam, un Liam más en el mundo, quizás si se llevaría mejor con Lincoln quién sabe dejarse llevar por la situación.

- Creo que mis amistades actuales no sirven mucho, debería intentar conocer más gente, la doctora López lo dijo después de todo.

Conocer gente, lo había pensado después de aquella sesión hace una semana, no es como si solo hablase estrictamente con sus amigos más cercanos pero todos los demás eran personas que no pasaban de uno o dos diálogos de cortesía en la escuela, no recordaba la última vez que había entablado una charla sincera y profunda con alguien fuera del grupo, ¿Podía considerar a Stella como un candidato ya que técnicamente ella se fue del grupo? Una cínica sonrisa se esbozo en su rostro, incluso él sabía que eso no funcionaría, ella ya había encontrado cabida en un grupo con otras chicas de la secundaria, si lo pensaba bien, casi todos ya tenían grupos formados desde la primaria y los pocos que se habían integrado de otras ciudades o primarias de la zona hace meses que habían encontrado cabida en algún grupo, si lo pensaba bien, solo le quedaría buscar unirse mediante algún taller a algún grupo o buscar entre los "perdedores", pensamiento que solo le hizo reír de lo ridículo que sonaba todo su pensamiento.

- Mendigar amistad, ¿Cómo llegue a esto?

Solo se quedo allí unos pocos minutos antes de llamar a su padre y pedirle que fuese a buscarle, explicarle que hacía en la periferia de la ciudad cuando dijo que iba al arcade con Zach fue una molestia pero al menos no tuvo que caminar demasiado, ni siquiera se dio cuenta que no se despidió de Liam, pues su cabeza había comenzado ya a pensar en otras cosas… y ni Liam, Zach o Lincoln formaban parte de ellas.

Al día siguiente, secundaría de Royal Woods

Bajarse de la van fue una tortura para Lincoln, de hecho, todo lo que hacía era una tortura, no estaba acostumbrado a tanta actividad física y las ganas de dejarse caer al piso eran grandes, pero la mirada fija de su madre por su espalda era lo suficientemente agresiva para saber que eso no era una opción, encaminándose hacía su casillero y posteriormente a su salón notando que ya habían llegado la gran mayoría de sus compañeros, pero, para su suerte, el asiento detrás suyo aún estaba vacío.

- Al menos tendré un rato de paz.

No tardo en ponerse a conversar con su compañero de conjunto, un chico robusto, cuando finalmente entro Bolhofner y dejo caer sus cosas sobre la mesa.

- Bien niños, vamos a comenzar la clase, ¿Quiénes faltan?

No estaban de acuerdo con la forma en que el profesor pasaba asistencia, pero después de tanto tiempo con él ya estaban acostumbrados.

- Falta Robert por aquí. - Dijo Jordán desde el fondo del salón.

- Ajam. - Bolhofner lo anoto en su libro. - ¿Alguien más?

- Julie por aquí. - Dijo un chico castaño desde el centro del salón.

- Ok, ¿Otro?

- Chandler. - Dijo de forma seca Lincoln.

- Perfecto, ¿Solo ellos? - Hubo silencio en el aula, algo a lo que el maestro asintió. - Bien, entonces comencemos con la clase de hoy.

Por otro lado, en la entrada de la secundaria Lynn estaba terminando su patrulla para ir a su aula, una pequeña garantía de algunos minutos gracias a su título de vigilante cuando noto que Clyde se apresuraba a entrar al establecimiento, instante en el que reventó su globo de chicle y negó con la cabeza.

- Miren a quién tenemos aquí a esta hora.

- Lynn por favor, solo es un momento de atraso.

- Si ni a Linc le perdone en los primeros días, ¿Por qué lo haría con un idiota como tú?

- Lynn, no, te lo pido, te lo ruego.

- La ley es la ley cuatro ojos, ve a dirección con los otros alborotadores atrasados.

El moreno quiso replicar, pero la mirada fría de Lynn le hizo temer más por su vida que por su récord perfecto, haciendo caso en dirigirse al lugar incluso una vez salió de la vista de Lynn, temeroso de que en el momento que intentase desviarse hacía su salón, le fuesen a romper la cara.

Una vez llego al lugar pudo encontrar a otras dos personas, una chica de octavo de polera blanca y mirada agresiva y, a su lado, un muy asustado Chandler quién, en el momento que se fijo que Clyde le observaba, su rostro comenzó a deformarse en una mezcla de miedo e impotencia.

- Nerd…

- ¿Acaso te permití hablar peste? - El tono de la chica fue totalmente agresivo y levanto su brazo en señal de abofetear al pelirrojo quién se coloco en posición de defenderse, o mejor dicho, de contraer su cuerpo y ocultar su cabeza entre sus piernas, algo que hizo reír a regañadientes a la chica. - Eso creí.

- ¡Taylor, entra de una vez! - La voz de la secretaría de la directora sonaba molesta, podía notarse que no era la primera vez que se veían por la expresión despreocupada de la chica.

- Bueno, me llaman, no te muevas de este lugar renacuajo, después que salga terminaremos nuestra charla.

- S..Si.

- (Feliz) Así me gusta.

Y una vez que la chica ingreso al lugar, Chandler lentamente comenzó a recomponer su postura, mirando algo nervioso a Clyde mientras intentaba poner una expresión de confianza que, para su desgracia, no lograba formular.

Mientras, Clyde solo podía observar con lastima al que alguna vez había conocido como su bully personal.