La verdad detrás de un balón de fútbol.


Escrito de Wattpad por: LunaBlaze (mi usuario en dicha plataforma)

Fecha: 30 de septiembre del 2020.


—Nuestro hijo será un jugador excepcional –sonrío la mujer. Su cabello rubio cenizo desarreglado, la piel morena palideciendo.

Katsuya se mantenía firme a su lado, aún era pasante del hospital, pero su padre, director de dicho hospital accedió a que hiciera su servicio donde su mujer estaba.

A la corta edad, Shura quedó embarazada de Katsuya, quien saco la cara y sería responsable.

Se pensará que era una irresponsabilidad de ambos, ambos comenzaban sus vidas, iniciaban la universidad y emprendiendo sus sueños, pero ese bebé era el principal y más anhelado sueño para ambos.

—Ya es tiempo de que sea franco con el joven Shuuya –habló amablemente la ama de llaves a Katsuya.

En aquel hogar sólo se encontraban ellos dos, Shuuya se había llevado a una práctica a Yuka. Estaba tan tranquilo el lugar desde que ambos chicos se mudaron a los dormitorios de las escuelas donde ingresaron.

Shuuya se mudó a Alemania para estudiar medicina, claro ganando una beca deportiva y ser parte del club alemán en el cual fue bien recibido. Yuka por otro lado, cursaba la secundaria en los Estados Unidos donde se familiarizó rápido y creo buenas amistades.

—Perdone si hablo más de lo que debería, pero la señora Shura.

—Lo sé –no respondió tajante como solía hacerlo por las largas jornadas de trabajo.

Las vacaciones los dos adolescentes visitaban a su padre y se quedaban a pasar las fechas, claro igualmente visitando a sus amigos en Japón. No hacía tanto frío aquel día, en la mañana había negado un poco dejando a los niños la imaginación de crear figuras.

—Te llevó a casa, tus hijos deben de estar esperando por ti –ofreció alzándose del sofá donde termino de ordenar y redactar unos archivos.

—Es muy amable, pero uno de ellos pasara por mí –hubo un corto lapso de silencio, continuó —en verdad saco el talento de su madre, y su necedad de seguir.

Sonrío. Shuuya era la viva imagen de su primer amor, aquel que le regreso la alegría en aquellos días en los cuales no creía volver a ser feliz desde que inició sus estudios a temprana edad.

—Lees mucho, debe de gustarte demasiado –bajando un poco el libro, unos expectantes y brillantes ojos verdes le veían con una sonrisa.

La ropa de la chica correspondía al club de fútbol del instituto. Asintió en respuesta.

—Llevamos dos años juntos, sé que puedes responder de mejor manera que esa –insistió la chica —¿quieres ser médico? ¿Tú familia lo es? ¿No?

Alzó la ceja, demasiado, en verdad demasiado para alguien a la cual le dirige cortas palabras y solo cuando es necesario en clase.

—Así es.

—Que genio, ya veo por qué no tienes amigos –posando las manos en la cadera. Katsuya regreso la vista al libro —es un hermoso día, puedes dejar de leer por un momento y vivir.

Y así empezó, el choque de dos tocas creando las llamas que impulsarían el amor más hermoso en su inicio.

—¡Venga, sé que puedes! –la chica le veía desde el otro lado de la cancha, Katsuya debía quitarle el balón a Shura —los demás tienen horas extras de estudio por burros y la única opción eres tú ¡vamos!

—Me hubiese hecho el enfermo –masculló bajo, tomó aire y se echó a correr en su dirección para enfrentarla.

¿Acaso creía Shura que Katsuya no hacía ejercicio? Se sorprendió la primera vez que dio un tiro directo a puerta, dijo que era "suerte" pero que después de cinco tiros más, de aguantar la rutina y hacerlo por una semana sin notar cansancio de un chico que se la pasa sentado, supo por él que de pequeño jugo fútbol como defensa. E ahí por es ahora su ayudante.

El sol ya tocaba las montañas a lo lejos, elaboró azul de la noche con sus brillantes estrellas se asomaban ya. Ambos en el suelo con las respiraciones cortadas no podían mover un músculo.

—Es un hecho –con las fuerzas que pudo, logró alzarse en sus codos, Katsuya le miro de reojo —¿quieres ser mi novio?

Aquello maquillo las mejillas ya rojas por el cansancio del chico quien de golpe se levantó —¡¿qué?!

—Por favor ¿crees que no noto tus miradas o celos? Te gusto, está claro y tú me gustas, seamos novios –sonrío. Aquella sonrisa, esa declaración casi le causa un infarto al chico.

—¡Estamos en casa! –anunció Yuka con bolsas en cada mano seguida de Shuuya que igual contaba con bolsas —¡papá!

La presencia del hombre hablo por sí sola, aún si en ese tiempo, y después de lo sucedido en el FFI Katsuya se había vuelto un poco más suelto.

—Bienvenidos.

—Hemos comprado algunas cosas para el árbol de Navidad y trajimos bocadillos –hablaba alegre Yuka sacando las cosas en la barra divisora entre la cocina y el comedor —te compramos dos corbatas nuevas para las posadas en tu trabajo –alzó las prendas.

Sonrío leve y palmeo su cabeza —son bonitas, gracias.

—¿Que sucede? –Shuuya ya sentía algo.

—El número once ha caído al suelo y parece que no podrá levantarse –anunció el comentarista alarmado.

Los paramédicos entraron con la camilla y rápidamente llevaron a la chica al hospital más cercano, ya no era la primera vez que le pasaba aquello.

Algo malo pasaba.

—Quiero hablar con- ustedes-

Ya sentados en la sala, Katsuya tomó aire y presionó el puente de la nariz del cual los lentes se sostenían, los colocó de nuevo y miro a ambos.

—¿Es algo malo? –cuestionó Yuka preocupada.

Negó —no- no del todo- no eh sido sincero con ustedes. Quiero hablar- Shura y Saiko

—Nuestra madre y –Yuka no comprendía ni conocía el nombre de aquella otra mujer.

—Saiko es tú madre Yuka. Shura es mi primer amor, mi primera esposa y- madre de Shuuya.

La chica jamás dejó que aquella extraña enfermedad, la cual no era contagiosa, pero si hereditaria le impidiera hacer lo que más le gusta. Aun yendo en contra de sus padres, su pasión por el fútbol no podía caer solo así.

Debía disfrutarlo, vivirlo.

—¡¿Acaso te estás escuchando?! –volvió a clases al mes siguiente —no, no te lo permitiré.

Así fue por unos tres años más y que ingresaron a universidad, la enfermedad no fue lo único que abordó a Shura.

—¿Cómo que- la madre de? –aquello en verdad era algo que los dejo en blanco. Los ojos de Yuka dieron al rostro de Shuuya quien estaba serio.

Su padre no era de mentir, en verdad jamás les mintió en algo, pero aquello...

—¿Por qué hasta ahora? –empuñó mirándole con seriedad.

—Shuuya, sé que, para ti tú madre es Saiko pero-

—Ya sabía-

Buscando entre los libros de la biblioteca de casa sobre una tarea, cayó de una de entre las hojas del libro una foto.

Era extraño, pero sintió un vuelco en el corazón, esa chica.

—La información de ella venía en aquella foto, como no sueles ver aquellos libros, por lo que me quede con la foto y- contacte con- los padres de Shura.

Silencio. Levemente se escuchaba el llanto de Yuka ¿Shuuya tenía otra madre?

—Háblame de ella- tienes razón, mi madre es Saiko- sólo –bajo la mirada.

Yuka se acercó y le tomó la mano sonriéndole. Desvió la mirada a su padre —por ello ¿decías a mi hermano si el fútbol podía salvar una vida?

—Esto deja el deporte que amas –fueron las palabras del padre de Shura para salir con la madre de él en llanto.

Katsuya sujeto la mano de Shura, su embarazo estaba en riesgo por aquel último partido que jugo. Aun así, la chica no se desanimaba.

—No tuvo falla en lo que dijo.

Nuestro hijo será un jugador excepcional –escucho decir a Shura con una sonrisa y acariciar su prominente vientre.

—¿Cómo lo sabes?

Ella sonrió y llevó la mano de él a su vientre —lleva mis genes, no lo olvides.