Pues cuando sienta el avión a aterrizar es que Luxemburgo va a separarse.

—Mmmmm —se le va detrás, seguro una de las chicas viene a pedirle que se siente y se ponga el cinturón.

—Ah, oui, oui. Merci —ahí va de vuelta a su asiento.

Gales se estira un poco y se revuelve porque el pantalooooón le aprieta después de todo eso.

—Pillados —susurra Luxemburgo.

Risita del británico.

—Será mejor que me cuentes... ¿qué hay de los castillos al final? ¿Habéis encontrado uno que os guste?

—Alba es IMPOSIBLE con los castillos.

—¿Por?

—En general todo el asunto de la boda... hay que estarle presionando y empujando.

—Belgique dice que no le gusta mucho la idea, pero...

—No le gusta, pero sí que quiere hacerlo. Y no lo va a pasar mal. Sabe que es lo que toca y hacen buena pareja —explica quitándose el cinturón y mirando el reloj. Aprieta los ojos

—Eso de "es lo que toca" suena fatal.

—Es... ¿recuerdas lo que de las de la relación estancada?

—Quoi?

—No digo que tu hermana tenga una relación estancada con Alba, para nada. Pero si ella quiere casarse y mover la relación adelante y él se niega van a terminar con una relación estancada y frustrada.

—Pero falta mucho para eso. ¿No?

—¿Te parece?

—¿Para qué se sientan frustrados y estancados? Oui.

—Hmm... Bueno, me parece que no es necesario que le digas eso a Alba, que va a pensar entonces que mejor no se casa.

—Non, non, ¡eso te lo digo a ti! —se ríe y Gales se ríe también.

—Es que ellos dos... tienen una relación bastante envidiable, ¿sabes? Es estúpido que Alba la eche a perder solo por miedo.

—No le voy a echar a perder a mi hermana su boda, pero... venga.

—También, la verdad... Alba hace mucho drama.

—Bueno, parecía contento cuando lo anunciaron.

—Es que está contento... está ridículamente contento con Belgium, que no te engañe todo el drama que hace alrededor... pero ir a ver castillos tiene que ser toda una tragedia solo porque si parece que hace ilusión es como... traicionar su idea de "yo no quiero casarme"

—¿Y al final... encontrasteis alguno?

—Hay tres que son los finalistas, Belgium tendrá que decidir... te mandaré las fotos —le mira de reojo—. ¿Tú... te imaginas una boda tuya?

—Pues... con Mónaco, claro.

—Sí, bueno... obviamente. ¿Cómo la imaginabas?

—Pues... grande, claro, como una boda real. Probablemente en la catedral de Mónaco. Tal vez hubiéramos organizado algo divertido, como una carrera en vez de mucho baile... aunque eso es en los últimos tiempos, cuando esto se planteo iba a ser una cosa muy clásica.

—Sinceramente me... aterroriza un poco que hayan durado tantísimos años.

—¿Por?

—Es que tanto miedo te da Galia... que lleva en mi vida seis años, Mónaco lleva... CIENTOS de años en la tuya.

—Pero no es lo mismo.

—Eso dices tú, pero a mí me parece totalmente imponente. ¿Qué tal que no estoy... no sé... a la altura?

—Mmmm... A ver, es que era una relación de prácticamente fucking friends, ¿sabes? Por supuesto que habrá cosas que echaré de menos y muchas otras que tú harás mucho mejor. La verdad, si esas segundas son las importantes... pam. Ya lo tienes. No hay nada que temer.

—Ya. O sea es que desde luego que tengo la intención de hacerlo mejor, pero siento esa relación como imponente. Eso es. Quizás tú sientes lo mismo de mi relación con Galia...

—Es que tú si tenías una absoluta relación de pareja con Galia, de veros todo el tiempo y vivir juntos y haberos casado y compartir... bueno, todo.

—Sí... sí. En alguna medida, sí. De menos años, pero más intensa, al menos por un tiempo. Aunque me da la impresión que compartíamos más espacio que... una relación como tal. No quiero sonar muy mal, pero a momentos siento que contigo he compartido más cosas REALES que con Galia en los últimos meses.

—¿Cómo qué?

—Hablar. Hablar de verdad. No hablar del clima o de cómo nos ha ido hoy.

—Bueno, es lógico, nosotros nos estamos conociendo.

—No, Lux. Contigo he hablado de mí, de ella... de cómo me sentía. Hemos analizado lo de Rome por ejemplo hasta encontrar que yo mismo quizás estaba viéndole más como un enemigo un poco pasional... quizás de manera incluso un poco obsesiva. Es triste, pero con Galia no hablaba de esas cosas...

—¿Por qué no?

—La verdad... —le mira de reojo, viendo venir su coche que acaban de bajar de la zona de carga del avión—. Creo que Galia y yo no sabemos hablar de estas cosas. Me he dado cuenta de que teníamos una relación muy superficial.

—Pero no te ha costado nada o casi nada hablarlas conmigo.

—Es que justamente ESTO es lo que me hace... es casi imposible no enamorarme de alguien con quien puedo hablar así, con esta facilidad.

Luxemburgo se sonroja de golpe con eso.

—O sea, hablo contigo dos semanas y es como tener una conexión absurdamente buena. Mucho mejor que con mi esposa de varios años. Es... es imposible.

—¿Imposible?

—N-No caer.

—Aun creo... O sea, es que Galia... te cásate con ella y todo.

—Me casé deseando que una boda mejorara las cosas —Gales suspira.

—¿Estabais mal cuando lo hiciste?

—Nah, hombre... mal no estábamos. Pero si había señales claras de cosas que no iban bien.

—¿Cómo cuáles?

—Pues lo de Rome y Germania que no se definía, que no tenemos tantas cosas en común, lo de no hablar bien... Alba siempre insistió con cosas, pero a veces uno está atontado y yo tenía tantas ganas de casarme y tener una vida estable...

Luxemburgo le mira de reojo con todo eso.

—Y Galia parecía la opción perfecta, Lux. Como quizás Mónaco lo parecía contigo...Más perfecta y obvia que yo.

—Así que... en resumen, te cásate con ella por su cuerpo.

Gales parpadea

—¡No! ¡No solo es bonita! Es dulce, me quiere y es súper empática. ¿En dónde hablé de su cuerpo?

El flamenco se ríe porque saco la conclusión solo.

—No voy a decir que no sea preciosa, porque lo es... es la persona más bonita que yo conozco.

—Ya, ya, no hace falta que lo jures.

—Y aún así... Mira dónde estamos —Gales le mira de reojo, poniéndose el cinturón de seguridad, sobre el coche.

—Bueno, es que ya debieron haberte enseñado que la apariencia no lo es todo —se burla.

—Esa lección no me la enseñaron, como puedes notarlo —Gales hace los ojos en blanco.

—Te tengo una mala noticia.

—¿Vas a empezar otra vez con eso de que no eres gay?

—En realidad iba a advertirte que yo no soy una chica así que no esperes...

—¿Ajá? —Gales levanta las cejas y le mira de reojo.

—Pues un cuerpo tan bonito.

—Tu cállate, que tienes un cuerpo bastante cercano a lo estéticamente ideal.

—No es gratis eso, ¿eh? En la línea de cosas que decías de no prepararse para hoy.

—Es que si hablamos en esos términos, tú pensarás que yo no me preparé en nada —Gales se ríe un poco

—Estoy seguro que yo me prepare más.

—Mmmm... No creo. Ni siquiera estabas esperándome. Vamos, que ni siquiera te vestiste.

—Tenía la ropa elegida.

—¿Te la eligió Vincent?

—¡No!

—"Sácame... algo de ropa con el que me vea más o menos bien... "

—¡Anda ya!

—"Con lo mal que se va a ver él, cualquier cosa hará que yo me vea como modelo"

—¡Que no! —sigue protestando y riéndose.

—Ya, ya... eso dices.

—Pues si eso quieres creer —ojos en blanco.

—Venga, estoy jugando... que hiciste para prepararte, cuéntame mejor —Gales sonríe.

—Non, non, un mago no revela sus trucos.

Gales hace los ojos en blanco y se ríe. La verdad, ya son las nueve... ni siquiera se ha dado cuenta de que van a llegar tarde, porque aún les faltan unos diez minutos de camino.

—Venga... dime alguno al menos.

—Es que no puedo creer que realmente te parezca que todo esto es natural.

—Pues... es que ¿por qué no podrías ser así de guapo naturalmente?

—Pues porque NADIE es así naturalmente. Por lo mismo que no existen los ángeles. Por lo mismo que no deberías creerte todo lo que ves en las revistas o en redes sociales.

—France y Galia parecen ser la excepción que confirman la regla.

—Ni de coña.

—No digo que no hagan nada, pero... es que no sé qué has hecho tú. O sea, definitivamente estoy seguro de que así no haciendo nada... Fueras tan feo como yo

—No deberías decir eso. No hay gente fea, solo gente pobre.

—O ignorante de la vida como yo, por lo visto... quizás deberías enseñarme alguno de tus trucos para verme menos feo.

—La verdad... No estoy seguro que no vayas a ofenderte.

—¿Así de feo me ves? Cielos... —Gales se sonroja un poco y se revuelve—. Vamos, que ahora quiero saberlo.

—En una sola palabra: ortodoncia.

—Eso... —Gales se pasa la lengua por los dientes.

—Ganarías muchísimo. En serio.

—¿Crees que sea... indispensable?

—¿Indispensable para qué?

—Pues no sé, en plan... o te enderezas los dientes o me parecerás feo para siempre.

—Quoi? —Parpadea y Gales se sonroja un poco.

—Creo que para ti es... MUY importante verte bien y que la gente a tu alrededor lo haga.

—Pues sí, pero esto va de ti mismo y verte bien para ti, no para mí.

Gales se sonroja un poco y se pasa una mano por el pelo.

—En realidad... vamos, que no me desagradaría dejar de verme TAN feo al lado tuyo —se ríe un poco.

—Yo creo que esa sería uno de los cambios más radicales, si no el que más.

—El problema es que traería la boca plateada por meses como si fuera adolescente...

—Pues oui, pero pasado eso, ya estarían bien para siempre.

—Eso... eso tendría cierta gracia. En realidad puede que si lo haga, ¿sabes? Siempre han sido un poco un trauma... —se acerca al teatro y nota que... es que ya no hay nadie fuera. Mira la hora —. Ugh!

—Además, ahora hay unos muy bonitos casi invisibles.

—Es que... vas a tener que decirme a donde tengo que ir para conseguir esas cosas.

—Se llaman... dentistas.

—Ya, ya... O sea es que no es que no tenga yo un dentista que me arregla cuando algo me duele, pero pues... Dudo muchísimo que tenga idea de que existen unos asuntos invisibles para arreglar los dientes o ya me lo habría dicho. ¡ES súper tarde!

—Tal vez es hora de empezar a ver toda clase de especialistas de este siglo —asegura bajándose del coche.

—Ya... ya... hombre —se baja también, dejándole las llaves al chico que estaciona los coches que le saluda por su nombre y le riñe un poco por la hora—. No sé si vamos a poder entrar.

—Claro que sí, venga, no seas pesimista.

—Es que mira la hora... ya empezó y estamos muy cerca del escenario para que esto sea cómodo para los actores.

—Entraremos discretamente, venga... ¿a quién hay que sobornar?

—¡¿Sobornar?! Es que pobre chico...

—¿Te parece que sobornar a alguien como para decirle pobre?

Gales se ríe

—Es que además yo ya vi la obra, pero tú no has visto NADA y ¡voy a tener que explicártelo todo! —protesta empujándole un poco hacia adentro.

—Solo son dos minutos, seguro los actores ni son tan puntuales.

—No son dos minutos, ¡ve la hora! Y como no van a ser puntuales, la obra empieza a tiempo... a ver ven. Quizás podamos ver un aparte desde atrás.

—¿Pues no es una de esas cosas que trae mala suerte?

—Vamos que sí, pero no tan tarde... es esta puerta —le toma de la mano y tira de él.

—Todo trae mala suerte en el teatro, no sé cómo no están todos muertos —le sigue.

—Sí que lo están, con la cantidad de fantasmas qué hay en los teatros...

—Quoi? —parpadea con eso.

—En general son los lugares más infestados que conozco... nada tontos, la verdad —susurra acercándose a la cortinilla donde hay un acomodador.

—Supongo que eso justifica lo caras que son las entradas si tenemos que pagar por los fantasmas nosotros también.

—¡No son caras! Hello... —le sonríe al chico y le da las entradas.

—En realidad no lo son. Allò.

El chico les sonríe un poco, apenado.

—Lo lamento, pero la obra ya empezó... pueden entrar después del intermedio.

—Non, venga... ¿Cómo te llamas? —pregunta Luxemburgo.

—Archibald.

—Archie... ¿puedo llamarte Archie? Esto ha sido mi culpa, estamos en nuestra primera cita y estaba nervioso y... la verdad, he acabado estropeándolo todo y haciendo que lleguemos tarde. Qué tal si... te prometemos ser súuuuuper súper silenciosos y tú haces la vista gorda. Solo por esta vez.

Está hablándole en inglés, ¿verdad? Gales sonríe de lado porque no le había oído hablar en inglés. Le mira y se sonroja un poco porque no conoce a Archibald, pero si le ha visto varias veces.

—¿Pretty please? —insiste.

—Bueno... e-es que las reglas dicen que... no pueden entrar una vez que empiece la obra.

—Qué tal si... te vas al baño un segundo, ya está todo el mundo sentado, no te pagan para ser el policía de platea.

Archie mira a Luxemburgo y luego a Gales.

—¿Usted no viene aquí con frecuencia?

—Estamos haciendo más ruido aquí del que haríamos si nos dejaras sentarnos... —Gales se encoge de hombros.

—Venga, Archie, ¿qué tal un pequeño incentivo?

—¿Incentivo? —inclina la cabeza

—Vamos a ver... ¿qué tal cincuenta euros? —se los pone en el bolsillo del chaleco—. No quiero estropear esto más, anda, échame un cable.

El chico levanta las cejas y le mira a él... y luego a Gales. Traga saliva.

—Voy a... voy a... preguntar.

—Merci —sonríe y le da un par de palmaditas al pecho.

El chico vuelve a mirar a Gales un segundo y vacila un poco. Gales empuja un poco a Lux, que saluda con la mano al chaval y se va detrás de Gales.

El chico carraspea esperando que nadie les haya visto pero esos son los cincuenta euros más fácil de ganar de tu vida

—Shhh... —le susurra Gales al oído, poniéndole las manos en la cintura y dirigiéndole hacia los asientos que si sabe dónde están.

Luxemburgo se lleva un dedo a los labios en señal de silencio y luego levanta las manos inocentemente.

Sigilosamente le lleva hasta el asiento apropiado y le hace meterse al lugar correcto, adelante.

Él igual hace un gesto de disculpa hacia el escenario y luego a los asientos de atrás, juntando las manos antes de sentarse.

Gales aprieta los ojos, sonrojado.

Luxemburgo le toma la mano, le da un beso en el dorso y susurra "Merci" dispuesto a ver la obra. Gales está en silencio exactamente treinta segundos... antes de acercarse a él un poco.

—¿Sabes de que va?

—Bueno, supongo que me iré enterando.

—Shhh —el cinismo de callarle, además, levanta un brazo y lo pasa tras él, acercándosele más—. Es una historia de enredos, ¿vale?

—Entonces no será tan difícil —se mueve acomodándose.

—Sí que lo es, ya empezó hace rato... —sigue hablando—. Mira, él... él se parece a ti.

—¿En qué? —se gira un poco y le mira de reojo.

—Es listo y ocurrente —susurra otra vez se le acerca y le da un besito en los labios.

—Pfff —se ríe un poco y vuelve a apoyar la cabeza en su hombro y a mirar al escenario.

Gales gira un poco la cara y le hunde un poquito la mano en el pelo.

—Él es su jefe —vuelve a hablar después de otros veinte segundos—. Mira que bien lo hace Ian.

—Shhh —mano a la boca.

—Te estoy explicando —protesta.

—Ya lo sé, pero no me entero.

—Pues por eso te explico —nariz al pelo, le abraza más contra sí—. Ese papel, ese, lo representé yo una vez.

—¿Por?

Y aquí es cuando te das cuenta de por qué es terrible ir al teatro con los británicos y como es que la mejor forma de callarlos es ponerles a LEER.

—Porque no había quien lo hiciera y yo me sabía las líneas.

La mujer de atrás les hace shhhh y Luxemburgo se vuelve a la obra. Gales parece poco preocupado por ello.

—¿Si entiendes?

—Oui, relájate.

Alguien dice un chiste, que hace reír como solo a la mitad de los que están en la sala... seguro los británicos. Siéntete libre de reírte si quieres. Gales se ríe a carcajadas.

Luxemburgo levanta una ceja y sonríe un poco porque venga sí, pero no era un chiste tan bueno.

—Me gusta que estés aquí —Gales le mira de reojo y sonríe un poco.

Palmaditas en la pierna de parte del flamenco.

Otra risita a algo que dicen en el escenario, otro beso en la cabeza y pasan unos minutos sin que diga nada.

¡El milagro!

—Ohh... ¡la adaptaron! Así no es el libro, ya decía yo que... —suelta de repente.

—Quoi?

—Nothing, nothing... en el libro, las cosas no pasan del todo así...

—¿Cómo pasan en el libro? —vas a arrepentirte de esto.

Absolutamente. Gales va a susurraré al oído los próximos cinco minutos seguidos. Y será más si no lo detienes.

Uf...

Pues ¡él pregunto!

—Pero ¿no habías actuado tú en esta obra?

—Yes, pero no en esta interpretación...

—A lo mejor tiene un final sorpresa esta.

—A lo mejor. No es lo que dice la crítica... pero un final especial... —Gales se ríe.

—Entonces... ¿actuaste en este teatro o no?

—Sí, en otra puesta en escena de esta obra.

—¿Con otra compañía?

—Yes, fue hace bastantes años... entre guerras.

La chica de atrás hace shhh otra vez y Luxemburgo levanta las cejas porque se estaba imaginando como hace cinco años.

Gales ignora a la chica otra vez y le hunde un poquito la nariz en el pelo a Luxemburgo.

—Hueles bien.

—Shhh

—¿Estas entendiendo ya? —Se ríe otra vez un poquito en silencio y Luxemburgo asiente—. ¿Lo pasas bien? —pregunta cinco minutos más tarde.

—No, porque no te callas. A la próxima vamos a ver una que no hayas visto.

—Ugh... —Gales aprieta los labios, porque Galia también le reñía por esto.

El flamenco le mira de reojo y sonríe, él hace ahora un esfuerzo por no hablar pero vas a notar cada vez que parece que quiere hablar y luego como se calla a sí mismo.

Luxemburgo le mira de reojo cuando nota que mueve los labios sin emitir sonido diciendo algo no tan corto.

—¿Qué haces? ¿Estás hablando para ti solo?

—Estoy hablando contigo en silencio —protesta Gales—. Todos me riñen.

—Eres raro de cojones.

—Pero te gusto... ¡es que no se puede estar así sin hablar nada nadita! —se queja —. Ya, me callo.

—Sí se puede.

Gales hace una mueca.

—Shh... —le protesta mirando al escenario.

Luxemburgo se ríe un poco y se vuelve a los actores, pasan cinco minutos y Gales levanta la mano para alegar algo. Aprieta los ojos. ¡Esto es muy difícil!

—Debiste pedir asientos más atrás.

—Ya no había palco —ESE es el secreto para que estos chicos puedan ir al teatro.

—¿No tienes uno privado? Ah, no que eres pobre.

Gales bufa un poco, frunciendo el ceño. Porque sí que había tenido uno en una época, ese de ahí, hasta podía señalárselo. Pero las uniones de actores y en su momento los periódicos... y el que no fuera a cada puesta en escena todos los días habían conseguido quitárselo.

—Ese de ahí era mío... luego nos quedamos pobres.

—Tal como imaginaba.

—Ugh, todo es culpa de England —Gales suspira.

—Anda ya.

—Shhh —le protesta volviendo a hundir la nariz en su pelo y... ahí viene el intermedio.

Luxemburgo se ríe porque la mala suerte.

—Cualquiera diría de verdad que algún día caímos en desgracia... y no es así, solo es que England y sus políticas del terror hacen que ahora no podamos "desperdiciar" el dinero en cualquier cosa

—Pobrecito —pat, pat en la cabeza, tan sarcástico.

—Pues sí, ahora tengo que pedir las entradas con anticipación o me quedo sin palco.

—Problemas del primer mundo —se estira un poco.

—Debimos llegar a tiempo —Gales le suelta para que lo haga mientras la chica de atrás les fulmina.

—Oh, venga —protesta un poco porque siiii que se sieeeente culpableeee.

—Si me das un beso, puede que te perdone.

—¿Solo... puede?

—Sabía que ibas a protestar —le mira, sonrojándose un poco.

—Es que solo una posibilidad...

—Si además me dices por qué te gusta Cymru, será un hecho consumado.

—¿Tú o tu tierra?

—Ambos.

—Serán los bosques.

—¿Los bosques? ¿Quieres ir a caminar a uno?

—Ahora mismo en este instante, no.

—No pretendía... —se ríe—. ¡Quiero mi beso y que me digas por qué te gusto!

Se ríe otra vez con las quejas y Gales hace una mueca.

—Definitivamente, no por lo silencioso que eres en el teatro.

—Galia se quejaba de eso mismo —Ojos en blanco.

—Entonces ya es un asunto recurrente —se ríe.

—Pues es que no se en que momento decidió el mundo que había que estar en silencio cuando te cuentan historias.

—Cuando es obvio que haces a los demás perder el hilo y molestas.

—¡Estamos comentando!

—Exacto.

—Vas a odiar ir al cine conmigo también —Ojos en blanco otra vez.

—¿Es en serio?

—Pues es que yo solo... comento —le mira con cara de circunstancias

—Pero podrías... guardar los comentarios y hacerlos cuando se acabe la obra. O ahora.

—Ahora ya no tienen tanto sentido.

—Bueno, lo tiene... solo tienes que decirme "recuerdas esa escena que... pues en libro es diferente"

—Vaaale —Gales hace una mueca.

—Solo lo haces porque estás aburrido porque ya te sabes la historia.

—Bueno, es que casi me se tooodas las historias.

—Pues habrá que ir a ver obras que no estén basadas en libros.

—Suerte —se ríe un poco y levanta la mano, haciéndole un cariñito —. Intentaré hablar menos y quizás sí que... es que cuesta, pero vale...

—No sé si creerte, pero bueno, valoro el esfuerzo.

—Bueno, está... es una de las cosas que no te gustan —Se muerde el labio. Luxemburgo se ríe con eso—. ¿Qué hay de las que sí?

—Supongo que tienen que ver con los... chistes y la manera en la que insistes en que vas a hacer que me enamore.

—"Supone", dice —susurra sonrojándose.

—¡Es difícil saberlo!

—¿Estoy consiguiendo que te enamores... un poquito? —Gales sonríe un poco más.

—No tanto... —igual se sonroja.

—Tú no me has dicho que vas a hacerlo y lo estás haciendo muy bien — Gales se muerde el labio.

—¿Lo hago? Todos dicen que en tu caso no es una gran hazaña —le mira.

—Oh, venga ya!

—Eso dicen, que eres muy enamoradizo.

—Me he enamorado de tres personas en toda mi vida... y por mucho... Ehm...

—Es lo que me han dicho a mí.

—¿De cuántas personas te has enamorado tú?

—Mmmm... ¿Con cuanta profundidad?

—Con la que estas enamorándote de mí.

—De momento, más de tres —se sonroja.

Gales levanta las cejas y Luxemburgo se encoge de hombros.

—¿Más de tres? ¿Quienes? —protesta el muy celoso.

—Conozco a mucha gente, Cymru.

—Ya... ya... pero ¿quiénes?

—Nombres y apellidos, venga —le imita frunciendo el ceño y sonriendo—. Y direcciones y números de teléfono.

—¡Pues!

—¡Y los números de la seguridad social!

El británico se le acerca y le besa, el flamenco se ríe y se lo devuelve.