Aquel conjunto de sarcófagos fueron abiertos uno por uno, Shay los inspeccionó personalmente, el horrible hedor le hizo querer casi cerrarlos de inmediato, los cuerpos ya presentaban indicios de descomposición, rápidamente Shay identificó una peculiar cicatriz en el pecho del joven príncipe, cicatriz que había obtenido el búfalo en una de las tantas travesuras en las cuales se había involucrado junto a él y khan, no pudo evitar sonreír debido a ese recuerdo, sin embargo sólo era nostalgia, nada más.

— No hay duda alguna, es el príncipe —, declaró el felino después de inspeccionar el cadáver.

Todos los presentes no pudieron evitar el sentir temor, un enorme y tenso silencio se formó en aquel patio, nadie quería tomar la palabra, ni siquiera el propio Shay, quién sólo se limitó a observar a cada uno de los presentes, quiénes solamente bajaron la mirada avergonzados y nerviosos.

— ¿Dónde está el resto de la guardia personal del príncipe? —, le preguntó al oficial con el cuál había hablado hace unos momentos.

El rinoceronte un poco nervioso, titubeó un poco antes de dar su respuesta.

— Los hemos reunido en él patio lateral, estan rodeados y desarmados, justo cómo usted lo pidió —, le respondió con los nervios a flor de piel.

— ¿Y el capitán khan? —, le cuestionó nuevamente el felino blanco.

— Esta en la puerta principal esperando —, le respondió rápidamente.

— ¿Está desarmado? —, le preguntó nuevamente.

— No tuvimos el tiempo para eso mi señor —, se disculpó con temor.

— Maldita sea, todo lo tengo que hacer yo, ¡tú y tú!, vengan conmigo —, se dirigio a un par de guardias con armadura negra que le acompañaban desde yin zaho.

Caminó con paso apresurado hasta el gran portón de madera roja y decoraciones de oro, seguido muy de cerca por ambos lobos de armarura negra, no hizo falta dar indicaciones al par de guardias, de inmediato se pusieron en un ángulo dónde el tigre no pudiera verlos y así sorprenderle.

Las puertas se abrieron, khan jamás lo vió venir, la sorpresa de encontrarse con Shay acompañado de ese par de guardias cuyos uniformes vió en la lejana ciudad, poco pudo hacer antes de ser sometido y dejado inconsciente.

— Interroguen a los oficiales al mando, necesitamos saber cuanto antes que fue lo que pasó —, les ordenó el felino blanco.

Los guardias de armadura negra obedecieron de inmediato, apoyados con los demas soldados de la guardia imperial, los principales capitanes del pelotón fueron separados del resto del regimiento, sin embargo khan fue el único qué fue confinado al calabozo.

Las respuestas dadas por los oficiales en los interrogatorios fueron las esperadas por el felino blanco, el príncipe Ling había viajado al valle de la paz, estuvo reunido por algunos días junto a los maestros del palacio de jade en una investigación acerca de un posible golpe de estado en ying zaho, asi cómo la creación de un estado independiente impulsado por el consejo de maestros, actos considerados cómo alta traición hacia el imperio.

— Ahora que sabemos todo esto... ¿qué haremos? —, Preguntó uno de los tantos guardias a los presentes.

Capitanes, guardias y algunos oficiales se encontraban con él, todos fueron convocados de emergencia, incluso algunos consejeros de la corte real, todos en lo que parecía ser el cuartel general, Shay dirigió su mirada instintivamente hacia el resto de los acompañantes, nadie daba palabra o crédito alguno sobre lo que acababan de escuchar.

— ¿No está claro?, debemos notificar e informar a su alteza acerca del deceso de su hijo —, exclamó uno de los consejeros.

Todos comenzaron a mirarse unos a otros, cuestinonando seguramente quién deberia dar dicha información, nadie quiso atribuirse dicha accion, al menos no voluntariamente, el apuesto felino al observar que nadie se decidía optó por tomar la palabra.

— Yo lo haré, creo que alguien cercano a la familia real debería hacerlo, después de todo Ling era mi mejor amigo, eramos casi familia —, todos los presentes apoyaron la idea del tigre.

Por favor, preparen el cuerpo, el emperador no merece ver el estado de su hijo así —, sugirió con pena.

De inmediato cientos de sirvientes fueron movilizados, el cuerpo fue limpiado, embalsamado y puesto en un sarcófago digno de un miembro real, no fue una tarea sencilla para los pobres mosos quiénes tuvieron que soportar el horrible hedor que ya comenzaba a emerger del difunto, enormes cantidades de hierbas y flores de olor fueron colocadas dentro del enorme cajón para aligerar y perfumar el cuerpo del búfalo, toda la noche fue requerida para completar dichas tareas, el cuerpo fue llevado a la sala real del palacio, cientos de inciensos y velas aromaticas fueron colocadas alrededor de toda la sala, las preparaciones habían sido finalizadas ahora Shay tenía que hacer la labor mas difícil e importante de todo el proceso.

Informar al emperador...

Llamó a la puerta un par de veces, no pudo evitar sentir un poco de nervios, sus manos jugueteaban y su rabo se deslizaba con inquietud por el suelo, su respiración se agitó a gran velocidad y paró en seco cuando el enorme búfalo abrió la puerta, portaba la misma bata con la cuál le habia recibido, un tanto confundido y somnoliento por haber sido despertado ya dos veces en la misma noche.

— Shay... ¿otra vez?, ¿qué pasa?, ¿acaso no puedes dormir? —, le preguntó él ajeno a la situación.

Shay hizo una reverencia respetuosa sobre su rodilla, no pudiendo evitar sentir su cuerpo temblar.

— Alteza... lamento ser el portador de tan terribles noticias, pero debe acompañarme —, le respondió con pena y temor.

El enorme búfalo no pudo evitar observarle con confusión.

— ¿Qué ha pasado? —, le cuestionó.

— El príncipe Ling... está muerto —, aquella declaración heló la sangre del enorme búfalo.

Permaneció por algunos segundos en total incredulidad, su mirada parecía perdida sin expresar emoción o sentimiento alguno, Shay quiso retomar la palabra pero no pudo, entendía que una situación así necesitaba cierto tipo de "espacio".

De pronto... Una sonrisa por parte del enorme búfalo le desconcertó, sonrisa que llegó acompañada de una gran carcajada, Shay estaba perplejo y a la vez confundido, no era la reacción habitual que se esperaría de un padre al recibir la noticia del deceso de su hijo ¿cierto?.

— ¿Es una broma verdad? —, le preguntó él un tanto exceptico.

— Quisiera que fuera así señor, de verdad, lo lamento mucho —, trató de volver a explicarle.

Las palabras del felino fueron ignoradas en su totalidad, las risas se convirtieron en carcajadas por parte del emperador quién comenzó a caminar con prisa de aquí a allá, dando vueltas y sosteniendo su propia cabeza, Shay no pudo más, le detuvo en seco y extendió su zarpa hacia él.

— ¿Qué es esto? —, le preguntó confundido.

El tigre no dijo nada, sólo dejo caer sobre sus pezuñas aquel peculiar collar que perteneció al joven príncipe.

Por algunos momentos observó aquella peculiar joya, su mirada perdida en la contemplación de aquella pertenencia, no había duda alguna, era su hijo, no preguntó "cómo, cuándo y porqué", muy en el fondo temía escuchar las respuestas y explicaciones, la vida le había arrebatado de su lado a la madre de su primogénito y ahora también la vida de este, su respiración se volvió pesada y lenta, su boca y garganta se secaron cuál desierto, escuchaba vagamente el llamado del tigre blanco sin embargo el no daba respuesta, instintivamente su enorme cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas comenzaron a arribar a sus párpados.

Shay llamaba una y otra vez al emperador, sin embargo no recibía respuesta, sólo observaba el pálido rostro sin emociones del enorme búfalo,fue en ese momento que el felino comprendió lo que estaba sucediendo.

Está en shock...

(Banda sonora sugerida para la siguiente escena (opcional) : "HURT" de Thomas bergersen).

La noticia cayó como el mismo infierno sobre la tierra, el enorme búfalo no supo de qué manera reaccionar, su mirada parecía perdida en el vacío, susurró un par de palabras inaudibles para el felino, quién dudoso volvió a preguntar.

— llévame con él —, repitió.

El felino asintió en silencio.

Caminaron con paso lento por el elegante pasillo, el emperador por delante y Shay siguiéndole de cerca, ambos entraron con lentitud a la enorme sala, lo primero que apreciaron sus ojos fue el elegante sarcófago y los numerosos guardias resguardando dicho contenedor, fue en ese momento que su ansiedad fue más grande y fuerte que su cordura, rápidamente corrió hacia aquel sarcófago, a través de un pequeño cristal logró observar el tranquilo pero demacrado rostro del príncipe, quién parecía estar dormido solamente.

Las lágrimas se apoderaron de sus ojos al igual que un enorme nudo se formó dentro de su garganta, sus pezuñas se deslizaron lentamente en el cristal, queriendo hacer contacto con el cuerpo.

— Alteza... —, llamó Shay en un susurro.

Sin embargo el búfalo no respondió, lo único que dejó escapar fueron pequeños gimoteos y una gran cantidad de lágrimas.

— Lo lamento mucho —, volvió a repetir el felino.

El emperador giró su mirada lentamente, hacia encontrarse frente a frente con la de él, sus ojos llorosos y sus párpados hinchados eran prueba de lo mucho que estaba luchando por contener su llanto.

— ¿Estás seguro de que es él? —, finalmente preguntó.

Todo indicaba que era el joven príncipe, las declaraciones de su guardia personal, el collar que le fué entregado, la peculiar cicatriz en su pecho y el gran parecido que ambos tenían, todo pronóstico apuntaba a que sí, sin embargo, buscaba muy en su interior que fuera mentira, añoraba con gran intensidad que todo fuera un sueño, una calumnia e infamia de la cuál era prisionero, una terrible fantasía de la qué en cualquier momento escaparía al abrir los ojos y despertar en su suave y elegante alcoba, sin embargo una sola respuesta le devolvió a su triste y horrenda realidad.

Sí, es él...

Aquella sola respuesta le destrozó por completo su voluntad y cordura, enormes alaridos y gritos de dolor y tristeza inundaron la elegante habitación, Shay no pudo evitar sentir un poco de pena, al igual que el resto de guardias, aquel llanto podría hacer temblar hasta el más valiente, después de algunos minutos aquel llanto cesó, la enorme tristeza y pena fue reemplazada por una enorme tensión y furia, Shay notó ese cambio de actitud de inmediato, al notar como la postura del enorme búfalo se tensaba y cómo su enorme cuerpo comenzaba a temblar, una vez más sus miradas se encontraron frente a frente, sólo que ahora era diferente, aquellos ojos cristalinos y tristes habían sido reemplazados por una mirada de odio y furia, la respiración del emperador se intensificó tanto que sus fosas nasales se expandían una y otra vez, Shay no pudo evitar sentirse un poco intimidado, jamás había visto esa clase de mirada y mucho menos de actitud en el emperador en todos los años que llevaba de conocerlo.

— ¿Dónde estaba mi hijo?, ¿Sabes quién lo asesinó? —, le preguntó sin rodeos.

El felino blanco no tuvo palabras para esas preguntas, sólo asintió en silencio de manera nerviosa moviendo su cara una y otra vez.

El corazón del emperador se estrujó en su interior al escuchar las declaraciones de los guardias y oficiales que pertenecían a su guardia personal, mil y una maldiciones salieron de su alma y boca, los principales oficiales fueron ejecutados, sin preguntas, sin investigaciones, khan fue el único que fue retenido en el calabozo.

Cientos de soldados imperiales fueron desplegados por toda la nación, ¿su objetivo?.

Darle caza a todos los maestros de Kung fu, las acciones por parte del consejo de maestros eran alta traición, nadie cuestionó las órdenes y dictámenes del emperador, ya era mucho el tener que tolerar sus constantes insultos y lamentos.

Tanto el funeral cómo el entierro del joven príncipe fue con total discreción y confidencialidad, buscando así mantener la fachada de paz y tranquilidad en el gran imperio, sin embargo la verdad tarde o temprano sale a la luz.

...

Poco a poco la conciencia fue llegando a él, con gran dificultad logró abrir un poco los ojos, repasó su mirada por toda la habitación la cual era pobremente iluminada por un par de velas y antorchas sobre la pared, sólo para percatarse que se encontraba en lo que parecía ser el calabozo, de inmediato un enorme dolor invadió todo su cuerpo, se encontraba suspendido en el aire, atado a lo que parecía ser un viga de metal, ambos brazos y manos atados, aprisionados con cadenas, llevaba tres días y tres noches ahí, recordaba los numerosos interrogatorios a los cuales había sido sometido, además de las numerosas golpizas a las que fue castigado, la sangre seca en su cuerpo y rostro eran evidencia de ello, de pronto el sonido proveniente del cerrojo de aquella enorme puerta de metal captó su atención, sus orejas instintivamente giraron en aquella dirección al escuchar ligeros pasos acercándose a él.

Trató de mover su cuerpo sin embargo el dolor se lo impidió, fue entonces que se percató que no solo eran sus zarpas y manos, también sus piernas y pies se encontraban sujetos al suelo por medio de cadenas y grilletes, su ropa era escasa, solo le mantuvieron con su pantalón holgado y desgastado, el frío de aquella habitación le mantenía un poco conciente, aquellos pasos venían acompañados del calor y luz de una antorcha, revelando así el rostro blanco y negro de lo que parecía ser un tigre.

— Shay..., desgraciado —, susurró el pobre felino con dificultad.

El apuesto tigre no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

— Realmente siento un poco de lástima por ti buen amigo —, le respondió él de manera burlona.

Khan sólo le gruñó en respuesta.

— No... quizás no, aunque debo admitir que estoy sorprendido, te has vuelto famoso ¿sabes?, eres uno de los principales enemigos públicos de toda la nación, ¿quien diría que tú fueras uno de los principales autores de la muerte de Ling?, ya que estamos en confianza... ¿porqué no me dices quién fue el autor intelectual de su muerte? o es que... ¿acaso ese eres tú? —, le cuestionó él.

Aquellas preguntas y suposiciones sólo hicieron arder más el corazón del pobre tigre.

— ¡Sabes bien que no fuí yo cabrón! —, le gritó él con una inmensa furia.

— Pero las declaraciones de tus hombres y colaboradores dicen lo contrario, ¿que hacían en el valle de la paz? —, le interrogó nuevamente.

— ¡Ya se los he dicho!, ¡algo grande esta pasando en ying zaho!, ¡Deben ir de inmediato! —, gritaba una y otra vez desesperadamente.

Shay sólo le sostuvo la mirada con una inmensa seriedad, dicha actitud desconcertó un poco a khan, todo el dolor que había sentido hace algunos momentos se esfumó debido a la cólera que recorría todo su ser.

— ¿Porqué lo hiciste? —, le preguntó el tigre blanco sin rodeos.

— Sabes bien que no sería capaz de algo así, no con Ling —, le respondió en un susurro.

La respiración de khan era lenta y pesada incluso el mantenerse cuerdo ya era una enorme carga y esfuerzo para él, tenía varias costillas rotas y huesos también, fué en ese momento que sus emociones pudieron más que su orgullo, las lágrimas comenzaron a brotar de él cual manantial, lamentos y alaridos de dolor invadieron el frío y obscuro calabozo, no le importaba ya que Shay le viera en ese estado tan deplorable, realmente ya muy pocas cosas le importaban.

— Lo amaba..., era mi amigo y hermano, mi única familia y el primero en creer en mí, era mi hermano —, exclamó con llanto y dolor mientras sacudía su cuerpo con frustración e impotencia.

Shay sólo le observó en silencio, incluso él tenía un poco de prudencia en este tipo de situaciones.

— ¡Fué ese maldito de Jun, estoy seguro, ya se lo he dicho a todos, ese cabrón fue quién lo mató! —, gritaba una y otra vez.

— Te creo, veré que puedo hacer por tí, hasta ahora lo has hecho bien amigo, solo resiste un poco más, ¿de acuerdo? —, exclamó Shay con compresión.

Khan sólo le observó y asintió en silencio a las palabras del felino, aunque no lo quisiera Shay era su única salida en ese momento, rogaba a los dioses que él hiciera entrar en razón al emperador, se encontraba sumamente preocupado por lo que estuviera pasando en el exterior, rogaba a los dioses que brishka y los maestros del palacio de jade hayan hecho caso a sus indicaciones, de lo contrario todos los esfuerzos que hizo por protegerles habrían sido en vano.

Shay estuvo con él por algunos instantes más, escuchando sus lamentos y preocupaciones, cuestionandose muy en el fondo de su ser si todo lo que estaba sucediendo valía la pena, no...

Definitivamente ya no había espacio para cuestionamientos y mucho menos lamentos, la bomba había estallado y él había sido uno de los tantos detonantes, cuando el pobre tigre estuvo un poco más tranquilo le dejó en aquella habitación prometiendo una vez más que haría todo lo que estuviera a su alcance para intentar salvarle.

...

La sala real nunca tuvo un ambiente tan deprimente cómo el que se apreciaba en esos momentos, el emperador nunca fue un gran fanático de la bebida a pesar de ser un bebedor constante, siempre mantuvo la compostura hasta en los momentos más difíciles, ni siquiera los encantos de su concubina favorita fueron suficientes para aliviar la pena y dolor que atravesaban su corazón, las numerosas concubinas que solían acompañarle le dejaron sólo, la primer botella de sake no fue suficiente, mando a llamar muchas más, su mente nublada por la bebida era lo único que le interesaba mantener en ese momento.

— Mi pequeño... ¿mira como te han dejado?, tu quién solo buscabas hacer de este maldito mundo un lugar mejor... —, se lamentaba una y otra vez sosteniendo entre sus pezuñas una pintura del jóven príncipe.

Llevaba tres días y tres noches en la misma situación y no presentaba indicios de querer mejorar, la muerte del joven príncipe le golpeó fuertemente, no sólo se trataba de su primogénito y heredero al trono, era su hijo favorito, una situación bastante cruel para el resto de sus hijos sin lugar a duda, sin embargo nadie manda en corazón ajeno.

— Te prometo que haré pagar a todos, todos esos malditos traidores que te arrebataron de mi lado pagaran con su sangre, te lo juro aunque tenga que quemar toda china —, exclamó con colera y odio sosteniendo una pintura del principe en su niñez.

De pronto sus pensamientos y lamentos fueron interrumpidos, por un par de guardias.

— ¿Que hacemos con khan? —, le preguntó uno de los guardias.

— ¿No esta claro? —, le cuestionó él como si fuera lo mas obvio del mundo.

— Ejecutenlo...

Ambos guardias asiniteron en silencio para dejarle nuevamente sólo.

— ¡Esperen! —, demandó nuevamente el emperador.

— Envíen mensajeros a la provincia wuang, él debe saber lo que a pasado —, les ordenó.

— De inmediato alteza —, respondieron ambos guardias cerrando la puerta a sus espaldas.

...

Las noches ya eran más tranquilas, todos se encontraban reunidos en el salón de los héroes, hace algunos días que habían recibido aquel aviso por parte de los maestros de gongem, al parecer el maestro buey y cocodrilo aún estaban con vida y pedían reunirse con el resto de maestros de Kung fu disponibles, esto con la finalidad de crear una estrategia y solicitar una audiencia con el emperador, para notificarle sobre la situación en ying zaho, grulla hacía un par de días que había vuelto, desafortunadamente con malas noticias ya que el principal maestro del templo de la garra, el maestro Bao, llevaba varias semanas desaparecido desde que también partió hacia la ciudad de ying zaho para ser participe de la reunión del consejo de maestros.

— Quizá esto sea otra trampa cómo la que les prepararon en ying zaho, yo digo que no vayamos —, exclamó mantis.

— Eso... o quizá también sea verdad y estén vivos —, agregó mono un tanto pensativo.

— De cualquier manera es demasiado peligroso, ya nos arriesgamos al mandar solo a grulla al templo de la garra —, volvió a replicar el insecto.

Llevaban ya un par de horas debatiendo y discutiendo acerca de su siguiente movimiento, el lapso de días que khan les había dado para que esperaran su regreso ya había finalizado, aguardaron unos cuantos días más por sugerencia de brishka quien aún mantenía la esperanza de que el felino volviera tal y cómo se lo prometió.

— No podemos esperar más, ¿lo sabes no? —, le cuestionó tigresa sacando de sus pensamientos a la pantera.

Brishka no pudo evitar liberar un suspiro y esbozar una sonrisa un tanto nerviosa, hacía días que khan debía haber vuelto, cosa que aún no había sucedido, en las noches pasadas no pudo conciliar el sueño debido a la ausencia del felino, no por el tiempo de su ausencia, si no por el propósito y causa de dicha ausencia, pensaba que quizá había sido encarcelado o en su mayor defecto, ejecutado.

Los dedos de sus zarpas jugaban entre ellos nerviosamente, su cola se deslizaba por el piso de jade en movimientos nerviosos y poco armónicos, se encontraban sentados en posición de loto, trataba de reflejar tranquilidad y serenidad, sin embargo por dentro se moría de miedo y preocupación por no saber nada acerca de su compañero.

— Supongo que no nos queda de otra, ¿tienen alguna otra sugerencia? —, preguntó tigresa observando a cada uno.

— Yo tengo una —, añadió mantis causando sorpresa entre sus compañeros.

— Adelante, te escuchamos —, le invitó la felina.

Todas las miradas se centraron en el pequeño insecto, causando una gran cantidad de nervios en él.

— Podríamos separarnos, cómo en ying zaho —, sugirió él, sin embargo de inmediato aquella sugerencia fue negada por parte de su líder.

— No, no más separaciones entre nosotros, no podemos arriesgarnos, en caso que sea una trampa, unos cuantos de nosotros no podrán —, explicó ella, esperando que entendieran su preocupación y su punto.

Marchaban a gran velocidad...

Lo sé, solo digo que seríamos mas discretos y rápidos si fueramos solo grulla y yo, los demas solo retrasarían nuestro paso —, comenzó a explicar el insecto.

Con cada paso se aproximaban cada vez más a su destino...

Debemos permanecer juntos, somos un equipo —, volvió a insistir la felina.

Eran al menos cincuenta miembros, todos con armaduras hechas de cuero y metal, con un solo propósito...

— Tenemos prioridades mas grandes que ser un equipo —, exclamó el insecto ya un poco estresado.

Los aldeanos les vieron llegar con suma curiosidad...

Por eso mismo debemos pensar y estar todos juntos —, agregó ella tratando de no alzar demasiado la voz.

Todas las miradas curiosas en el pueblo fueron obligadas a quedarse dentro de sus casas...

Ya hemos hecho misiones en solitario, ¡con un demonio tigresa!, ¡¿porque inistes tanto?! —, la camaradería y el buen trato se estaban terminando.

Al frente de aquel enorme grupo marchaba con gran rapidez un enorme león de frondosa melena, su larga espada colgaba en su cintura sin embargo lo que de verdad llamaba la atención era una enorme hacha que cargaba en su ancha espalda.

— ¡No te permito que cuestiones mi autoridad y mucho menos que te expreses hacia mí de esa manera, no olvides que soy tu líder! —, le gritó ella.

Toda la aldea se encontraba rodeada en un enorme perímetro resguardado por una gran cantidad de guardias.

— ¡Entonces actúa como tal!, ¡pareces una gatita asustada! —, rápidamente tapó su pequeña boca al percatarse de sus palabras.

El resto de sus compañeros también miraron con sorpresa y temor las acciones de su amigo, sabían que todo mundo tenía un límite y tigresa era quién mas recalcaba eso en ese lugar.

Los miles de escalones no fueron obstáculo para él y sus hombres...

— ¡Basta ya! —, gritó Po captando la atención de todos.

— Miren en que nos hemos convertido, ¿acaso esto es ser un equipo? —, les cuestionó el panda cómo pocas veces se había visto.

El enorme palacio se encontraba totalmente rodeado, guardias en la entrada principal e incluso sobre el tejado.

El panda estuvo por continuar con su sermón sin embargo la fina audición de la felina captó de inmediato las presencias sobre el tejado.

Aquella larga espada fué desenvainada, con si gran filo cortó la cerradura de aquellos enorme portones cómo si estuvieran hechos de mantequilla.

Una vez más el equipo de Kung fu se encontraba rodeado por una gran cantidad de guardias, justo cómo en la llegada del ya fallecido príncipe.

— Así que... ¿a ti es a quién enviaron he? —, preguntó brishka en voz alta al reconocer la presencia de aquel león.

— Definitivamente estoy sorprendido brishka, jamás pensé encontrarte aquí, creía que ya estarías a miles de kilómetros de este valle, huyendo de tu cruel crimen —, le respondió él con burla.

Todos estaban confundidos, de inmediato se colocaron en posiciones defensivas, sabían que aquel grupo armado no venía con intenciones de charlar.

— ¿Quiénes son ustedes? —, tigresa fue la primera en preguntar.

— ¿Acaso no es obvio?, somos la guardia imperial —, le respondió aquél león con sarcasmo y burla.

— ¿porque han venido armados a este recinto?, portar armas en este recinto sagrado es una grave ofensa para este lugar —, exclamó ella tratando de persuadir a aquél león de armadura llamativa.

— No creo que eso sea tan grave cómo el delito que ustedes han cometido y por el cuál hemos venido hasta aquí —, le respondió el león confiado.

— ¡¿Delito?!, ¡¿qué delito?! —, les cuestionó nuevamente la felina, aún sabiendo la posible respuesta.

Aquel león no pudo evitar reír, debido a la pregunta por parte de la felina, con gran orgullo y felicidad levantó una vez más su elegante arma y apuntando hacia todo el grupo exclamó.

— Maestros del palacio de jade, quiénes son conocidos como los cinco furiosos y el guerrero dragón, al igual que la sub comandante y capitana de la guardia personal del príncipe heredero del imperio quién responde por el nombre de brishka, están bajo arresto bajo los cargos de "conspiración, traición y asesinato del príncipe heredero Ling", por orden y decreto directo del emperador Xiang vendrán con nosotros a la ciudad imperial dónde seran ejecutados, ya que por la gravedad de sus crímenes no son acreedores a un juicio, ya que saben todo esto... ¿harán esto de la forma fácil o será la difícil? —, les informó con una sonrisa.

Tigresa solo esbozó una sonrisa confiada, cosa que no sólo desconcertó a sus compañeros, también les genero cierta angustia, ya que esa particular sonrisa sólo aparecía en su rostro a la hora de entrenar o cuándo había que pelear.

— Sabe algo... ¿capitán?, ¿puedo llamarle capitán? —, le preguntó ella un tanto divertida.

El león no tuvo tiempo de responder ya que la felina continuó.

— No importa, la verdad dejé de escuchar sus palabras cuándo comenzó a dictarnos todos los cargos y delitos de los cuales se nos "acusa" —, aquella frase en particular fue expresada con gran burla por parte de ella.

El león sosteniendo su espada en todo momento sólo le siguió con su mirada de aquí para allá por todo el elegante salón escuchando sin poner mucha atención toda aquella palabrería que estaba parloteando aquella tigresa, había escuchado rumores acerca de la gran maestra tigresa, sin embargo ahora que la tenía frente a él podría jurar ante dios y el mundo que dichos rumores se quedaban muy cortos, no solo irradiaba un aura de peligro y potencia...

También había cierto toque de misterio y aunque muchos no lo creyeran, "sensualidad", aquel león no respondió a las palabras de la felina porque ciertamente no sabía acerca de lo que ella estaba hablando y a pensamientos propios del felino, preguntar de nuevo sería de pocos caballeros.

— Mis heridas han sanado en su totalidad y me vendría bien un poco de ejercicio, así que "capitan", vaya sacando su arma, que no nos iremos de aquí sin pelear —, finalizó ella su extensi discurso.

Aquella peculiar frase de inmediato captó su atención y su emocion, no pudo evitar sonreir con emoción y de hasta cierto modo excitación en respuesta a la propuesta de aquella fémina.

— Perfecto —, murmuró para si mismo.

...

Después de darles mil y una vueltas, finalmente termino un capitulo más de esta historia, creía que sería más fácil pero la verdad es de que cuesta escribir este tipo de cosas, ya sea fanfic o algo original y propio, sin embargo estoy satisfecho con el resultado, espero haber captado la escencia y emoción requerida para este tipo de capitulos, ya estoy trabajando en el siguiente así que espero no tardar mucho con él, nos leemos pronto...

Quizá...