Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.

.

La chica del cabello azul

Capítulo 2

.

Estaba sentado en el sillón cuando escuchó el timbre de la casa, se disponía a levantarse para atender, pero su padre se adelantó. Observó con detenimiento a quienes ingresaban a la casa.

¿El anciano? Y el otro tipo era ¿Qué?

Se levantó a reconocer a nada menos que Panti Taro su próximo rival de combate. Ellos se acercaron a dónde él se encontraba tomando asiento alrededor.

— ¿Por qué estás aquí? — preguntó mirando a Taro frente a él.

— Pregúntale al maestro, él me obligó a venir — lo ignoró con cara de fastidio.

— Parecía algo serio, por eso lo traje cuando Genma me llamó con urgencia — agarró una botana de la mesa de centro.

— Entiendo eso, ¿Pero por qué traerlo justamente a él?

— Porque estábamos entrenando cuando me llamó y aproveché la oportunidad, solo eso muchacho. Y ahora deja a los mayores hablar, obedece a tu maestro.

— ¿Maestro? — consultó mirando al viejo. Este asintió en afirmación —. Pero si ambos somos rivales próximos. No me jodas, anciano — Taro golpeó la mesa molesto.

— No es gracioso, cómo puede hacer eso. Opino lo mismo, esto es una mala broma — Ranma le dió la razón en esta ocasión.

— No veo cuál es el problema, ganará el mejor y quién entrene más. No sé compliquen la vida muchachos — bostezó aburrido de la conversación —. Ahora dime qué era tan importante para hacerme venir a está hora — miró a su discípulo.

— Seré directo, maestro. Soun Tendo fue asesinado por el clan Ashikaga. Su hija Akane es perseguida por ellos, actualmente está bajo nuestra protección, ellos están detrás del Kuudamono eizoku, Soun descubrió su ubicación por error. Así están las cosas, por eso lo llamé, debemos movernos inmediatamente — concluyó cruzando sus brazos y esperando que su maestro hablase.

— Si esto lo saben los demás clanes será aún peor, su ambición es mucho más fuerte que su propio honor. No podemos declarar abiertamente la guerra a los Ashikaga aún si asesinó a uno de los nuestros, debemos terminar este asunto desde la raíz y actuar de forma inteligente. Debemos reunir a todos nuestros aliados, después de todo nosotros no somos miembros de ningún clan — prendió su pipa y se dirigió al balcón pensativo.

Genma solo reflexionó lo dicho por su maestro, claro que ellos no eran ningún clan. Lo único que tenían en común es conocerse en ocasiones con algunos de los líderes de dichas familias, todo por las artes marciales, cada clan tenía un representante y entre las luchas imponían el respeto entre clanes, y en este caso entre escuelas de artes marciales que también eran tomadas en cuenta.

Volvió a su cuarto dispuesto a comenzar a comunicarse con gente que pudiera ayudarlos, no podía hacer más por el momento, debía juntar a la alianza del loto rojo.

.

.

Sentados uno frente al otro sin decir nada, pero sus miradas no se desviaban.

— ¿Entiendes esa historia de los clanes? — interrogó.

— Un poco, el maestro me habló hace años sobre eso vagamente. Creí que en esta época solo era una leyenda antigua, jamás pensé que aún existieran de esa forma.

— ¿Conoces al anciano desde hace mucho? — estaba interesado en la historia del hombre frente a él. Ciertamente no entendía aún la relación entre todos ellos.

— Es mi padrino, por así decirlo. Así que lo conozco desde que tengo uso de razón. Toda la vida ha sido un dolor de cabeza, me hizo venir a vivir a Japón y luego insistió que debía entrenar — se quejó de haber tenido que aguantar a ese anciano durante tanto tiempo.

— Te entiendo por completo, es insoportable ese vejestorio y parece que las fuerzas nunca se le acaban.

— Y más cuando ve a una mujer, se llena de energía.

— Pero intenta detenerlo, es imposible. He pasado malos ratos por su culpa — torció la boca en fastidio, para luego comenzar a reírse de las tantas veces que le tocó llevarse a ese viejo libidinoso y huir de palizas seguras.

Taro también rió recordando su vida llena de huidas improvisadas por culpa de cierto individuo.

Se escuchó el ruido de varios autos, Ranma se levantó y se asomó por la ventana, topándose con que se encontraban rodeados, eran varias docenas de hombres que intentaban tumbar la puerta principal de la casa.

— Eso fue más pronto de lo que esperaba, prepárense para pelear, Ranma y Taro — gritó Happosai en alerta.

— ¡Nodoka! — llamó alarmado. Cuando la vio cerca caminó hacia ella —. Vayan al sótano ustedes, nosotros nos encargaremos de ellos.

No esperó que terminara de hablar para salir en dirección al cuarto de su hija y dónde estaba Akane.

Todos se ubicaron cerca de la entrada esperando que sus enemigos ingresaran, planeaban sorprenderlos y acabar con ellos sin darles la oportunidad de reaccionar.

Podía percibir la presencia de los hombres y el sonido de sus pasos, cuando estuvieron en su rango se lanzó llevando a tres consigo, de un movimiento rápido estampó a uno contra el suelo, noqueándolo en el acto, los otros dos que estaban intentando recuperarse, se lanzaron contra él, esquivó el golpe del primero y al segundo lo agarró del brazo tirándolo contra el otro, se impulsó con sus brazos pateando a ambos a varios metros, en ese momento venían cinco más en su dirección. Se puso en posición de combate, bloqueo un golpe a la altura del estómago, se giró para asentar un golpe con el antebrazo, avanzó varios pasos esquivando los golpes para luego propinarle una fuerte patada llevándose a dos de los atacantes. Con dos golpes certeros y rápidos terminó con los hombres que aún quedaban en pie, comprobó cómo le iba a los demás y notó cómo habían acabado con varios de esos tipos.

Les tomó bastante tiempo acabar con ellos, eran más de los que supusieron. Luego comenzaron a juntarlos para amordazarlos en el jardín.

— No podemos quedarnos aquí, estos solo eran matones comunes. Debemos irnos de inmediato, cuando no reciban respuesta supondrán que algo salió mal y enviarán a peleadores de verdad — advirtió Happosai ingresando a la casa nuevamente.

— ¿Cómo pudieron encontrarnos tan rápido? — Ranma lo siguió de cerca.

— Tienen mucha influencia y alianzas con algunas organizaciones Yakuzas. Es fácil para ellos conseguir información y acceder a cámaras de seguridad — explicó con una expresión molesta —. Ve por ellas, no perdamos tiempo — ordenó al verlo aún parado sin moverse.

Ranma no respondió, solo fue en busca de las mujeres, para que pudieran irse como dijo el viejo.

Había un tráfico terrible a esa hora de la noche, hizo malabares para salir del embotellamiento. Tenían prisa y la situación no colaboraba, miraba por el retrovisor a los demás quienes se habían acomodado como podían y junto a él estaba Akane. Se dió el tiempo de explicarle la situación y ella se sorprendió mucho al entender la relación que tenían esas otras personas con su padre.

— ¿Cómo estás? — consultó al verla mirar por la ventana de forma inexpresiva.

— Un poco mejor, creo que dentro de poco podré caminar mucho más— respondió. Tenía muchas cosas que pensar y comprender realmente sobre la magnitud de todo lo que sucedía. En la parte de atrás se encontraba el maestro de su padre y ese otro chico, era un discípulo de él. También estaba el señor Genma amigo de su padre, eran en pocas palabras hermanos de arte al ser adoctrinados por la misma persona y Ranma era su hijo. Quien la había salvado sin conocerla, pero ahora resultaba que sus familias se conocían y compartían más que una amistad, sino que eran una especie de facción aliada.

— Akane — llamó Genma —. Sé que todo ha sido muy difícil para ti, pero necesito saber algo, ¿Dónde están tus hermanas?

Ella se giró para mirarlo antes de responder.

— Ellas están bien, cuando todo comenzó logramos hacer que dejaran el país, no sé dónde están ahora exactamente por propia seguridad de ambas.

— Eso me tranquiliza mucho. Cuando todo esto termine podrán reunirse, eso te lo aseguro.

— Le agradezco mucho su amabilidad y la ayuda que me está brindando, les agradezco a todos — dijo con sinceridad. Era lo único que podía hacer, luego de que todas esas personas estuvieran dispuestas a protegerla.

— No tienes que agradecer, le prometí a tu padre que si algo le pasaba, cuidaría de ustedes. Ambos prometimos lo mismo, proteger con nuestra vida a nuestras familias mutuamente, es una promesa entre hermanos. Lamento demasiado no haber estado cuando él me necesitaba.

— No fue su culpa, no tiene nada que recriminarse, señor Genma.

— Pero te puedo jurar, que la muerte de Soun no quedará impune. Honraremos su sacrificio y pondremos fin a esto — aseguró con decisión.

— Te has vuelto un hombre al fin, muchacho — felicitó Happosai por las palabras de su discípulo —. Solo ten confianza, Akane. Todo saldrá bien, no estás sola, ni lo estarás más de ahora en adelante.

Sonrió tristemente, le reconfortaba esas palabras, pero al mismo tiempo no podía olvidar todo el dolor que llevaba dentro y no podía olvidar cómo fue ver morir a su padre delante de sus ojos.

Tuvo que sostenerse como pudo al sentir el golpe que la hizo abalanzarse hacia delante, los habían embestido desde la parte de atrás, cuando se giró pudo ver varios autos con vidrios polarizados siguiéndolos.

— Genma toma el volante — indicó el maestro —. Ranma necesito que vengas aquí.

El mayor de los Saotome cruzó a la parte delantera haciendo el cambio de conductor de forma rápida.

— Ranma y Taro ubíquense ambos a un lado de las ventanas, cuando les indique van a concentrar su energía y atacarán las ruedas de los autos.

— Espere, anciano. Yo aún no domino esa técnica — mencionó Ranma. Al mismo tiempo volvieron a embestirlos haciendo rechinar los neumáticos, vio a su madre abrazando a su hermana intentando protegerla, su mirada buscó a Akane que parecía muy asustada y a su padre que intentaba mantener el auto estable en la carretera —. Lo haré — dejó de dudar, en un momento como ese debía lograrlo. Bajó el vidrio y se asomó a medio cuerpo por la ventana preparándose para atacar.

Happosai miraba con atención esperando el momento justo.

— ¡Ahora! — ordenó el ataque a ambos muchachos.

— ¡Mōko Takabisha! — gritaron al mismo tiempo concentrando la energía en sus palmas y atacando las llantas de los autos.

El ataque hizo que los autos perdieran pista y como consecuencia los demás chocaran contra ellos, impidiendo que pudieran continuar la persecución.

Se volvió a sentar y observó sus manos.

En verdad lo había conseguido, suspiró con tranquilidad. Todos estaban a salvo y eso era lo único importante.

.

.

Estaba a punto de amanecer, en esa parte la brisa marina era bastante fuerte. Sentía algo de frío, se frotó un poco los brazos. Miró el interior de la pequeña cabaña donde descansaban su mamá, su hermana y Akane, mientras ellos hacían guardia, no sabían en qué momento los volverían a atacar.

— Ranma — llamó a su hijo y le indicó que se acercara.

— Dime, papá — llegó hasta donde estaba y lo observó sacar ropa de un bolso.

— Ponte esto — le entregó un haori de color negro con un loto rojo en la espalda —. En poco tiempo nos reuniremos con la alianza del loto rojo y es necesario que llevemos la indumentaria puesta — se colocó un haori idéntico.

— ¿Qué es exactamente la alianza del loto rojo? — preguntó colocándose la vestimenta como le pidió su padre.

— Tienes muchas dudas, en parte es mi culpa. Quise mantenerlos alejados de cosas así, por eso nunca les conté nada sobre estos asuntos — notó al maestro acercarse junto a Taro —. La alianza del loto rojo es como llamamos a una facción que actúa desde las sombras para mantener a los clanes a raya e impedir que hagan todo a su voluntad, aún en esta época donde ya no deberían tener un poder como en el pasado, ellos siguen creyendo que son dueños del país, esa fue la razón para la creación de la alianza. En un principio solo fue una vaga idea, pero al ver las injusticias que cometían los clanes se conformó de esta forma, uniendo a varias familias de artistas marciales que no tenían ninguna relación con los otros. Soun Tendo era miembro hace años, pero al nacer sus hijas prefirió alejarse, entiendo que no quería ponerlas en riesgo, tal como yo lo hice contigo y con tu hermana, al no contarles la verdad. Hace algunos años me enteré que Soun trataba de mantener un trato cordial con los clanes y evitar así que lo vieran como un enemigo, eso fue lo último que supe de él, desde ese entonces pasó casi desapercibido. Es nuestro deber detenerlos, si ellos intentan ir por la fruta de la inmortalidad, pondrán en peligro no solo al país, sino al mundo, no son gente de fiar y siempre pretenden sembrar el caos. Nosotros solo nos guiamos por lo que hemos jurado bajo la memoria de todas las personas que han luchado por esta causa y así mismo que perdieron su vida, queremos lo mejor para nuestro país y vivir en una absoluta paz. Eres mi hijo y también eres parte de esto, debemos preservar la promesa que fue sellada con sangre y bajo nuestro juramento de honor hace muchos años.

— ¿Mi padre no podía pedirles ayuda? — Akane interrumpió la conversación tratando de acercarse.

— Si podía, solo que tú padre siempre fue un hombre orgulloso. Al dejar la alianza, debe haber creído que no tenía el derecho de llamarnos.

— Soun siempre fue así, un muchacho necio. Pero también fue el hombre más honorable que he conocido — dejó el humo salir de su boca. Observando nuevamente a sus discípulos, tenían un gran enfrentamiento por delante, pero estaba convencido que saldrían victoriosos.

— Esto también es para tí — Genma le extendió un haori a Akane. Hizo lo mismo con Taro —. En unas horas nos reuniremos con los demás miembros así que es necesario que lleven el símbolo de la alianza. Descansen hasta entonces, haré guardia solo — dijo saliendo de la casa.

— Déjame ayudarte — pidió al verla levantarse.

— Gracias.

Él solo sonrió antes de agarrar su brazo y servir de apoyo para que pudiera caminar.

— Lo haces mucho mejor, sin duda eres bastante fuerte — opinó viendo como su balanceo era más estable.

— También soy una artista marcial, aún sino lo crees — volteó la cara para verlo asentir.

— Si lo creo, luego de toda esta historia salida de la nada. ¿Te ha pasado que piensas que tú vida es aburrida y de la nada todo cambia? — bromeó sonriendo de lado. La ayudó a sentarse sobre la cama.

— Oh, claro. Recientemente viví una experiencia similar y puedo decirte que prefiero mi vida aburrida.

— ¿No me estás imitando o si?

— Para nada, creo que es lo contrario. Porque claramente tengo más tiempo de experiencia en esto — levantó su ceja de manera perspicaz.

— No tengo argumentos para eso, te dejaré ganar por esta vez.

— ¿Solo está vez? — preguntó ofendida. A ella le gustaba ganar siempre.

— Depende de la situación, no me gusta dar la razón a las personas — aceptó tomando asiento junto a ella.

— En eso nos parecemos — comentó. Para luego observarlo con atención —. Estaba pensando en cuál es la razón por la que me conocías — notó a Ranma mirarla y meditar antes de responder.

— Bueno, verás... — se rascó la mejilla algo apenado de tener que confesar la razón por la que la conocía —. Mi hermana estuvo hospitalizada bastante tiempo, entonces un día te conocí por casualidad, iba pasando cerca de tu habitación y vi la puerta abierta, llamaste mi atención más por el color de tu cabello. Soy muy curioso y pude averiguar tu nombre, te observaba seguido por si despertabas y me causaba mucho interés saber porque nadie te visitaba, me llevaba bien con tu enfermera de turno.

— Entiendo, suenas como un acosador — murmuró riendo al verlo apenado.

— No era eso, en serio. Solo era curiosidad — se defendió mirando a otro lado.

— Ok.

— No me crees — acusó entre cerrando los ojos con desconfianza.

Akane soltó una carcajada divertida por la situación.

— Eres muy cruel conmigo.

— Gracias por acosarme, sin ti no se que me hubiera pasado.

— ¿Lo tomo cómo un agradecimiento realmente?

— Aja — respondió aún sonriendo.

— Bueno está vez deberíamos presentarnos correctamente. Un gusto, me llamo Ranma — extendió su mano.

— Un gusto, Ranma. Soy Akane — estrechó su mano.

Se miraron fijamente por varios minutos antes de soltarse. Ranma se sonrojó y ocultó su rostro para que ella no lo notara, aunque ella no lo supiera estaba viviendo algo que había deseado por mucho tiempo, tener esa hermosa chica frente a él, despierta mirándolo y también podía escuchar su armoniosa voz. Quizás en algún momento podría confesarle, que realmente él se había enamorado de ella, solo con mirarla, desde el primer momento le había robado el corazón, una misteriosa mujer de la que no conocía absolutamente nada, pero ahora ambos compartían una extraña relación por sus familias.

— Oigan, tortolitos — llamó Taro ganándose la atención de ambos —. El anciano dijo que nos vamos, los esperamos en la salida. ¿Interrumpí algo? — molestó al ver a Ranma nervioso.

— Solo estábamos hablando — dijo Akane con tranquilidad.

Trataba de mostrarse tranquila y fuerte, para ella todo era como si hubiera sido ayer, por más que hubiera estado tanto tiempo en coma, los recuerdos seguían vivos en su memoria. Aún podía escuchar el susurro de su padre antes de morir, como con su último suspiro le pidió que escapara y siguiera viva. Ahora se encontraba rodeada de diferentes personas que nunca en su vida había visto, todos llevaban el haori negro con el símbolo del loto rojo, tuvo que ver cómo la señora Nodoka partió en un barco distinto junto a la pequeña Ranko, lo hacían para protegerlas aunque no evito que ella llorara en preocupación de tener que apartarse de su esposo e hijo, debía ser muy duro para ella, le causó mucha pena ver esa escena. Se preguntaba si sus hermanas estarían bien, cuando todo esto terminara las buscaría y podrían continuar con su vida. Sería muy difícil darles la noticia de la muerte de su padre, ni ella conseguía asimilarlo, obtendría su venganza y así la memoria de Soun Tendo sería honrada.

— ¿Akane? — escuchó una voz detrás suyo.

— ¡Doctor Tofu! — se sorprendió mucho al verlo frente a ella. Al verlo usar el Haori de la alianza comprendió inmediatamente, que el doctor también era un miembro.

— ¿Se conocen? — preguntó Ranma viendo a ambos.

— El doctor Tofu tiene una clínica cerca de donde vivía, lo conozco desde pequeña.

— Me alegro de verte a salvo, lamento no haberlos ayudado. Mi padre era miembro originalmente, sólo supe de la alianza por una carta que me entregó mi madre hace unos pocos años. Cuando fui convocado, descubrí lo de tu familia, me preocupé mucho en un principio pensé que ustedes solo habían decidido mudarse.

— Lo entiendo, doctor. Tampoco sabía nada hasta ayer, nuestros padres nos ocultaron muchas cosas — contestó dejando escapar un suspiro. Tampoco podía asegurar que todo sería diferente si algunas personas más hubieran intervenido. Caminó despacio intentando sentarse bajo la atenta mirada de Tofu y Ranma.

— Acuéstate en el suelo, te ayudaré a qué recuperes la movilidad — pidió dándole las indicaciones.

Esperó que ella estuviera extendida por completo, para comenzar a frotar sus manos para luego aplicar pequeños toques en su columna, brazos y piernas.

La gente se comenzó a reunir para observar lo que hacía el doctor Tofu, se apreciaba una especie de energía brotar de sus dedos al tiempo que sus movimientos se volvían más rápidos.

— Intenta levantarte — ordenó poniéndose en pie y dándole espacio para realizar la acción.

— Le ayudaré — dijo Ranma avanzando en dirección a Akane.

— No, déjala a ella — impidió su avance extendiendo el brazo.

Ranma le dedicó una mirada de molestia.

Akane se levantó como pidió el doctor, luego comenzó a estirarse comprobando que su cuerpo se podía mover con normalidad. Escuchó murmullos de asombro a su alrededor. Sonrió al sentir que al fin su movilidad había regresado.

— Gracias, doctor — se tiró abrazarlo emocionada.

— No tienes nada que agradecer, me alegro de que puedas moverte nuevamente — devolvió el abrazo.

Ranma carraspeó al sentirse ignorado.

— Lo siento, me emocioné de más — se separó de él.

— Buen trabajo, Tofu — felicitó Happosai sentado en la borda del barco.

Se giró al percibir cómo se acercaba algo a ellos. Era una mala sensación, su expresión cambió al ver a quien estaba cerca suyo.

— Tú — lo señaló al mismo tiempo que el hombre imitaba la acción.

— ¡Ranma! — gritó al estar frente a frente y mostrando su colmillo.

— ¡P- Chan! — respondió palmeando su hombro.

— ¿Cuál P-chan, idiota? — lo golpeó en la cabeza molesto por esa absurda broma.

— Vamos no te molestes — pidió sonriendo. Hace años que no veía a su amigo.

— Me dejaré de molestar cuando olvides esa estupidez — masculló irritado.

— Es bueno verte, amigo. Así que también estás metido en esto — comentó indicando que se sentaran.

— Lo sabía desde niño, mi padre siempre me hablaba de la alianza. Cuando nos llegó el llamado viajamos inmediatamente, no me gusta volar — se quejó recordando cómo su estómago sufrió durante el vuelo.

— Al menos tú lo sabías, yo no tenía ni la menor idea — no sabía si molestarse porque todos parecían saberlo menos él, bueno también Akane no sabía sobre aquello.

— No eres el único y no solo soy yo, mira — señaló un grupo que venía hacia ellos.

— No puede ser — torció la boca sin procesar que tuviera que encontrarse con ellos también.

— ¡Ranma querido! — se abalanzó a su cuello apretándole más de lo necesario.

— Kodachi, suéltalo lo estás ahorcando — pidió Ukyo al ver la cara de súplica de Ranma.

Cuando ella se alejó mirándola con desprecio, sonrió antes de imitar el abrazo asfixiante contra Ranma.

— ¡Basta! ¡Me rindo! — pidió golpeando el piso en súplica.

Luego sintió como era jalado de su trenza y sentado a varios metros. Cuando subió su mirada se topó con los ojos marrones de Akane observando de forma desafiante a las demás mujeres.

— Deberían controlarse — dijo ganándose la atención de los demás.

— ¿Quién es? — preguntó Ryoga dándole un codazo.

— Es muy hermosa, creo que me he enamorado — mencionó Kuno uniéndose a ellos.

— No comiences maldito mujeriego — Ranma lo agarró de la ropa.

Akane los miraba y estaba seguro que los escuchó. Se levantó acercándose a ella.

— Ella es Akane Tendo — la presentó bajo la atenta mirada de los demás.

— Así que Akane — tomó su mano con suavidad acercándose de manera galante —. Un nombre hermoso, para tan bella mujer.

— Si, así se llama, ahora déjala — manoteó su mano haciendo que se aleje.

— Saotome — gruñó en molestia encarándolo.

— Tatewaki — respondió pegando su frente contra él.

— Ya muchachos, basta. No estamos para pelear entre nosotros — dijo Ryoga interviniendo entre ellos.

Se volvió a sentar, escuchando con atención la explicación de sus amigos de como terminaron llegando ahí. Desde el accidentado viaje en avión de Ryoga dónde hicieron malabares para no perderse junto a su padre. Hasta como los Kuno eran dueños del barco donde iban, todos de algún modo estaban preparados para lo que sucedería y no dudaron en responder al llamado junto a su familia. La historia de Akane fue contada nuevamente a todos los presentes, por su propia boca. Ella en verdad no esperaba que tantas personas desconocidas adoptaran una actitud de indignación al saber cómo su padre fue asesinado por uno de los clanes, así como Genma Saotome juraron venganza en su nombre, aunque fueran desconocidos estaban poniendo su vida en riesgo por su lealtad y hermandad, buscando detener al clan Ashikaga a toda costa. Se dijo a sí misma que creería en todas esas personas, así como ellos creían en ella.

— ¿En qué piensas? — puso sus brazos en la borda.

— En que todas estas personas son asombrosas.

— También lo creo, pero tú lo eres más. Luego de todo lo que has pasado sigues en pie — mencionó mirando el vasto océano —. Y también eres super popular — añadió.

— Kuno es extraño, de él no pienso nada bueno — le recorrió un escalofrío al recordar la manera tan melosa de tratarla que tenía.

Ranma rió al escucharla.

— Eso reafirma mi teoría de que eres popular — murmuró serio.

— ¿Hablamos de tí? porque recuerdo que se te lanzaban las chicas — acotó jugando con sus manos. No le agradeció que lo salvara de esas chicas, ellas también eran muy raras hasta algo desesperadas.

— Siempre son así, solo somos amigos desde hace tiempo — puso como excusa, no quería que Akane pensara lo contrario.

— La loca de las cintas y la cocinera siempre lo persiguen, una vez se metieron a su cuarto a pelearse por intentar besarlo — explicó moviendo sus piernas por fuera de la borda.

— Ya ves, eres demasiado mujeriego — negó en desaprobación.

— Que no, Akane — luego giró su rostro para ver a la dueña de la voz que estaba revelando esas situaciones tan comprometedoras —. ¡Ranko! ¡¿Qué haces aquí?!

— Mirar el mar, está muy fresquito. Ustedes son muy malos al haberme querido dejar atrás, Onii-chan malo — le pegó en la pierna.

— Tenías que haberte quedado con mamá, Akane cuídala — tenía que ir con su padre y hacer que el barco de la vuelta, debían dejar a su hermana con su madre como habían decidido desde el principio.

Estaba molesto, al recibir una respuesta negativa. No le gustaba nada que su hermana estuviera metida en ese asunto también, todo es culpa de ella y su impulsividad, aún no se explica como pudo colocarse en el barco sin ser vista por nadie.

— Eres una pequeña muy intrépida, toda una Saotome — felicitó a su hija levantándola en brazos.

— ¡No la felicites, viejo! — se quejó al escucharlo.

— Cálmate muchacho, no hay nada que podamos hacer. Solo encárgate de mantenerla a salvo — la dejó con él antes de seguir al maestro, debían ultimar los detalles de la llegada a China. Una vez zarparan debían atravesar algunos pueblos para dirigirse al lugar donde se encontraba el Kuudamono eizoku, Akane les había dado las indicaciones que le dió su padre, también intentaron ir a China para destruir el árbol, pero les resultó imposible al tener a tantas personas detrás de ellos. La misión consistía en destruir ese árbol y luego acabar con el clan Ashikaga por completo.

Era fácil de decir, solo esperaba que nadie muriera en esa ocasión y que todos pudieran volver a casa nuevamente.

Continuará…