Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.

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La chica del cabello azul

Capítulo 3

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El sol le pegaba directamente en el rostro, a lo lejos podía ver la costa. Altas montañas se cernían en el horizonte, había viajado a China en varias ocasiones, aunque nunca en barco. Le gustaba mucho el paisaje lleno de naturaleza y místico de ese país, Japón tampoco se quedaba atrás en esos temas, pero sí podía destacar que China era mucho más misterioso en todo sentido. Se giró para observar a Akane mirar maravillada lo mismo que él veía.

Demasiado bonita

Sacudió su cabeza intentando concentrarse, luego podría quedarse viéndola todo lo que quisiera, ahora a lo importante.

Desembarcaron en poco más de media hora, para luego dirigirse a su próximo destino que era un pueblo ubicado a 20 kilómetros de distancia. Llevaba a su hermana sobre sus hombros mientras ella tarareaba una melodía alegre, Akane a su lado acompañaba su improvisada canción, Ranko Saotome era muy convincente, se recordó internamente no dejarse chantajear por ella nunca más, cuando creciera sería una chantajista de primera. También le molestaba esa extraña máscara que le obligaron a ponerse, según las palabras del anciano, era por si había espías del clan Ashikaga cerca, no lo creía posible porque todos a su alrededor se supone que son artistas marciales y para ellos es fácil detectar la presencia de algún desconocido. Al ser una facción que funcionaba bajo las sombras, debían ocultar sus identidades a las personas ajenas a la causa, eso sí lo comprendía ya que podían correr peligro o ser perseguidos. Aunque hubieran sido expuestos al ayudar a Akane, los del clan Ashikaga no sabían que ellos eran parte de la alianza.

— ¿No estás cansada? — preguntó con preocupación. Puede que ya pudiera moverse, pero aún era muy pronto para tal esfuerzo según su opinión.

— Estoy bien, no debes preocuparte por mí. Ya te dije que soy fuerte.

— Igual...

— Ya sé, te lo diré — interrumpió. No podía negar que le gustaba la manera como quería protegerla siempre. Ranma era muy diferente a todos los hombres que conoció en su vida, no quería ganar puntos con ella, aparentando ser alguien que no era realmente. Ella estaba segura que esa actitud era algo natural en él.

— Yo puedo cargarte si quieres — se ofreció viendo a la chica.

— Gracias por tu ofrecimiento, Ryoga — dijo y este le sonrió en respuesta.

Maldito cerdito.

Cuando ella volvió a verlo, él la ignoró molesto.

Ahora tendría que aguantarse al tonto de Ryoga siendo amable con su chica, bueno no era del todo suya. Pero él tenía más derechos y la conocía desde hace más tiempo, exactamente un año y una semana. Cuando pudiera lo golpearía.

El anciano hizo una señal para que todos se detuvieran. Ante ellos había una puerta de madera bastante rústica, a los segundos las puertas se abrieron dejándolos ingresar, fueron adentrándose al pueblo y frente a ellos había muchas mujeres que vestían de forma extraña. Cuando las puertas se cerraron Happosai les dijo que podían quitarse las máscaras.

— No esperaba verte, Happy — mencionó dando el recibimiento a los recién llegados.

— Cologne, estás tan vieja como la última vez que te vi.

Se ganó un fuerte golpe del bastón de la anciana. Luego se tiró al suelo para sobarse el golpe.

— Deja de hacerte el gracioso, ¿Y dime por qué están aquí?

— Primero brindanos un lugar para descansar, fue un viaje muy pesado y necesitamos reponer energías. Tu y yo hablaremos sobre esto, necesitamos a todos los miembros de la alianza del loto rojo — mencionó ganándose un asentimiento por parte de la mujer.

Luego de haberse instalado en la aldea, la conversación que mantenía el maestro y la que parecía la líder del lugar terminó e inmediatamente todas las mujeres comenzaron a prepararse como si fueran a una guerra. Las vio afilar espadas y preparar provisiones, llegada la noche el maestro les explicó que este pueblo era habitado por guerreras amazonas en su mayor parte y que cada una de ellas también eran miembro de la alianza. La historia de las amazonas se retornaba hace varios siglos, cuando uno de los clanes más influyentes de Japón intentó invadirlas e esclavizarlas, los fundadores del loto rojo intervinieron logrando que la situación se inclinara a favor de las amazonas y desde entonces esa tribu formaba parte de ellos.

— ¡Ranma! ¡Shampoo está feliz de verte!

Fue sacado de sus pensamientos al ser tumbado por una peli morada.

— ¿Shampoo? — preguntó intentando alejarla de él.

Sintió una penetrante mirada en su nuca, al voltearse se topó con Akane mirando la escena con una ceja levantada.

— ¿Ya no recordarme? — dijo con tristeza y se apartó.

— Claro que te recuerdo, solo me sorprendió verte.

— Alejate de mi prometida, Saotome — Mousse se acomodó sus lentes.

— Mousse eres tú — saludó de forma alegre al ver al Chino.

— ¿Quién más sería? — estaba molesto de verlos juntos aún.

— ¡Ryoga! ¡Mira es Mousse! — se apartó de una vez de Shampoo para llamar a su amigo.

— Me alegro de verte, Mousse — Ryoga se juntó con ellos.

Entre los tres comenzaron una extraña conversación de sus años en la secundaria la cual cruzaron juntos. Para luego acabar peleando por llamarse por sus antiguos apodos. Al final terminaron riendo mientras comían juntos cerca de la fogata.

— ¿Te divertiste?

Se sobresaltó al escuchar la voz de ella. Asintió cruzando las piernas y viendo fijamente el cielo despejado.

— Es bueno ver viejos amigos y lo más raro es que todos estemos metidos en esto. Se me hace que esa es la forma de los miembros de mantener el contacto los unos con los otros.

— Es muy creíble lo que dices. Me hubiera gustado que mi padre nos dejara conocerlos también. Son gente agradable — en verdad le hubiera gustado, pero tampoco podía culpar a su padre de quererlas proteger.

— Ahora nos conoces, nunca es tarde — mencionó sentándose. Parecía distinta en ese momento, no era la Akane que había visto durante los últimos días —. ¿Te sucede algo?

— Bueno, es solo que me asusta un poco, pienso que algunas personas pueden morir, cuando tengamos que enfrentarnos a los Ashikaga.

— No sabemos qué pasará — respondió bajando la mirada al suelo —. Pero estaremos bien, te puedo asegurar eso.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro?

— Porque no planeo morir, ni dejar que nadie lo haga — dijo con voz firme sin ápice de duda —. Te protegeré, Akane — prometió agarrando su mano intentando brindarle confianza.

— ¿Por qué? — preguntó sin poder desviar la mirada de él.

— Eres importante para mí — aceptó viendo sus manos juntas y como ella no parecía molesta con el contacto entre ambos.

Ella sonrió y él podía jurar que era la sonrisa más hermosa que había visto en su vida.

— Ranma... — era muy extraño, la confianza que le daba Ranma y la manera como la hacía sentir. Podía tener muchas cosas en su cabeza pero estaba segura que el hombre frente a ella despertaba sentimientos nuevos en su interior. Lo notó irse acercando poco a poco, tampoco hizo algo para intentar detenerlo.

Un carraspeó se hizo presente y ambos voltearon para toparse con Taro parado a pocos metros.

— Lamento interrumpirlos, pero tú padre te está buscando — le dijo a Ranma. Al ver la cara de molestia de este, sonrió con diversión.

— Desgraciado — susurró al pasar cerca de Taro.

— ¿Lo haces a propósito? — interrogó Akane que se había quedado sentada viendo como Ranma se marchaba.

— Para nada, solo es coincidencia. Aunque si disfruto ver como se enoja — se alejó riéndose a todo pulmón.

No sabía si fue bueno o malo que los interrumpieran. Lo que no podía negar es que estuvo apunto de besarse con alguien que apenas conoce y que ella quería hacerlo.

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Cuando los primeros rayos del sol aparecieron cerca de la montaña, ya estaban despiertos y listos para partir. Las amazonas que los acompañaban habían empleado el uso del haori y las máscaras, podía contar aproximadamente unas 100 personas, se dirigían al este, el trayecto sería como de cuatro días.

— Onii-chan mira es un pájaro azul — señaló al ave que estaba sobre un árbol.

— Si ya lo ví — respondió sin interés.

— Eres aburrido. ¿No es verdad, Akane? — mencionó viendo a la chica que iba junto a ellos.

— Creo que solo está irritado por el viaje.

— No lo estoy, solo que alguien habla mucho y es bastante molesto.

— ¿Yo? — preguntó con inocencia.

— No, Akane — dijo de forma sarcástica.

— Pero Akane, apenas y ha hablado — puso su mano en la barbilla pensativa. Hasta que comprendió lo que quería decir su hermano —. Si me lo decías a mí — jaló su cabello.

— No seas berrinchuda — advirtió agarrando sus manos para liberarse —. Ryoga — lo llamó con su mano —. Llévala, gracias — sonrió al verla quejarse de que Ryoga la llevara.

Le sacó la lengua cuando ella se volteó y la niña le devolvió el gesto. Notó a Akane reír.

El trayecto era muy pesado, notaba el cansancio en el rostro de los demás, el clima era lo más agobiante, la época de verano estaba en todo su esplendor. Durante el último día de viaje, se les indicó la ubicación exacta y cómo debían llegar al lugar.

Ranma arrugó el ceño mientras aún permanecía con la cabeza alzada, eran varios metros y tenían que subir escalando.

— Ya está — dijo Genma al terminar de sujetar a Ranko en la espalda de su hijo —. Debes sujetarte con fuerza — advirtió a la niña.

— ¿No quieres que te lleve también? — observó a Akane que se preparaba para la escalada.

— Puedo hacerlo, cuando era niña escalaba mucho durante los entrenamientos con mi papá.

— Soy bastante fuerte, podría llevarlas a ambas — insistió. Le seguía preocupando el estado de ella y más luego del gran trayecto que habían recorrido.

— Créeme que lo sé, no por nada bajaste un edificio cargandonos a las dos — sonrió al recordarlo. Se había asustado mucho en esa ocasión, pero conocía muy bien las habilidades del hombre junto a ella.

— Me había olvidado de eso, bueno igual quiero que vayas arriba de nosotros, no está de más tener precauciones — le indicó que se adelantara y ella solo asintió.

Comenzaron a subir, a su costado iba Ryoga y poco más a la derecha Taro. Entre los tres vigilaban a Akane, ellos también entendían que ella podría correr peligro por su estado anterior.

— ¿Por qué no puedo subir yo sola? — preguntó por cuarta vez Ranko.

— Porque papá dijo que no y estás aún en recuperación.

— Pero yo también puedo — se quejó y observó a Akane varios metros más arriba de ellos.

— En unos meses iremos a entrenar y te dejaré escalar sola, ¿Mejor? — propuso esperando que con eso ella dejara de quejarse.

— Mejor — sonrió satisfecha.

— Mira ya casi llegamos. Tal vez y veamos un dragón — bromeó ganándose la atención de la niña.

— No te lo vayas a comer, Onii-chan — se preocupó al pensar en las posibilidades.

Ranma comenzó a reírse.

— ¿Cómo podría comerme un dragón? — a veces no entendía de dónde sacaba tantas ocurrencias su hermana.

— Mamá dice que tú puedes comer de todo — aclaró.

— Pero no...

Se calló al escuchar un fuerte sonido. Maldijo al ver cómo varios helicópteros estaban sobrevolando la cumbre de la montaña. Se les habían adelantado. Escuchó la voz fuerte del maestro Happosai ordenar que se apresuraran y todos comenzaron a subir lo que faltaba a mayor velocidad.

Desató la cuerda y dejó a la niña en el suelo.

— Mantente cerca mío en todo momento — dijo antes de fijarse en las indicaciones que daba su padre y el maestro.

A su alrededor cada miembro del loto rojo comenzaba a prepararse para combatir.

Era una cueva gigantesca, con un orificio en cada lado y una abertura en la cima, dentro del lugar la vegetación era abundante mientras que por fuera todo era roca y tierra oscura. El árbol se erguía impotente ante ellos y en su cumbre brillaba una única fruta que jamás en su vida había visto. No sabía si era polen o algo por el estilo, pero danzaba alrededor del lugar.

Poco a poco vio a los hombres del clan Ashikaga reunirse alrededor, listos para atacarlos. Adoptó su clásica postura de combate.

Bloqueó el golpe, pero el tipo que tenía por delante era muy fuerte, lo hizo retroceder varios metros y tuvo que aferrarse con sus pies al suelo de manera firme. Corrió nuevamente hacia él y se agachó para propinarle un golpe en el costado, este se repuso enseguida e intentó patearlo, agarró su pierna y lo lanzó por el aire. No le dieron tiempo de descanso y comenzaron a atacar entre tres, de reojo vigilaba a su hermana que estaba cerca de él, y también a Akane que permanecía por los alrededores, agradecía que sus amigos hicieran una especie de círculo impidiendo que alguien lograra acercarse a ellas por completo. Luego de golpear a sus rivales, observó nuevamente a Akane que luchaba contra cuatro por sí sola, sonrió al verla derrotarlos sin complicaciones. Era una chica muy ruda.

Instintivamente se impulsó hacia atrás, el suelo se hundió por el impacto, su nuevo rival era diferente, un hombre de cabello largo y con una cicatriz enorme en el cuello, se notaba que era un artista marcial muy poderoso.

Escupió un poco de sangre, le estaba costando mucho seguirle el ritmo, no solo era fuerte, era rápido. Se lanzó listo para propinarle una patada, en el último momento lo esquivó. Se frustró al no poder propinar algún golpe mientras esté tipo ya lo había golpeado en varias ocasiones.

— ¡Concéntrate! Libera tu poder y no pierdas de vista sus movimientos — escuchó a su padre.

Respiró para tranquilizarse y concentrarse. No dejaría que alguien lo derrotará tan fácil, él ganaría sea del modo que fuera.

Sintió su cuerpo cambiar de temperatura, sentía su energía recorrer cada uno de sus músculos. Dió un paso adelante y estiró su brazo, listo para recibir a su oponente.

Su sonrisa se hizo presente al estamparlo contra el piso y ver cómo había logrado dañarlo. Le indicó que se levantara, listo para continuar con la pelea.

— ¡Qué haces, Sho! ¡Matalo! — ordenó un hombre vestido con una Yukata, parecía bastante mayor.

El hombre comenzó a atacarlo con demencia, pero no era efectivo, su desesperación se hacía notable en sus movimientos y era predecible. Ranma solo se concentró en esquivar y contraatacar, cuando supo que ya no podía seguir alargando esa pelea decidió acabar con él.

— ¡Mōko Takabisha! — gritó arrojando su ataque contra el hombre llamado Sho, al recibir el ataque cayó al piso inconsciente.

Se quedó de pie viendo el desarrollo de la batalla, notaba a muchos de los suyos en el piso. No era tan fácil, se dijo.

— ¡Onii-chan! — escuchó la voz infantil y lo siguiente que supo es que fue tirado al piso.

Sintió un líquido caliente deslizarse por su cuello. Y su mirada buscó a su hermana que lo había empujado. Frente a ellos habían varias mujeres con máscaras que tenían algunas especies de agujas en sus manos. Varios gritos de dolor se hicieron presentes, notó como por consecuencia del ataque muchos fueron alcanzados por las agujas, Akane estaba parada cerca y pareció quitarse del brazo una de las agujas para luego tirarla al suelo. Todo fue en cámara rápida, fue rodeada de algunas de las mujeres dispuestas a atacarla, abrió los ojos asustado y se puso de pie queriendo llegar donde ella, notaba como lanzaban los ataques contra Akane y temió lo peor.

Una risa se hizo presente mientras pétalos negros caían del cielo. Se sentía flotar en el aire y luego fue soltada de forma suave.

— Querida, no debes descuidarte — dijo con voz melodiosa al apartarse de la chica y seguir saltando llevándose rivales consigo.

— Kodachi es una especialista en Gimnasia rítmica de combate — explicó Ryoga —. Lo suyo es pelear con esos implementos — señaló a la chica que ataba a varios hombres con su cinta y los enviaba por los cielos.

— Luego le explicas, concentrados — dijo Ukyo moviendo con agilidad su espátula y bloqueando las agujas que aún eran lanzadas por el campo de batalla.

— ¿Estás bien? — llegó dónde ella, respiraba irregularmente luego de abrirse paso para verla.

— Si — dijo aún sorprendida de lo que sucedió.

— Ten más cuidado, me hiciste preocupar — mencionó.

— Oye Saotome, no es descanso. Mira a ese sujeto — Kuno señaló con su espada a un hombre de más de dos metros muy corpulento que estaba causando muchos problemas a los demás.

— Ya sé. Vamos por él — miró a Ryoga y Kuno. Ambos asintieron —. ¿Puedes cuidar a mi hermana? — preguntó antes de marcharse.

— Me encargaré — aseguró acercándose a la niña.

Esas mujeres eran un dolor de cabeza, se limpió un poco los rastros de sangre. La habían herido bastante, Ukyo peleaba junto a ella, tomó aire y fue al ataque también. Recordaba las palabras de su padre, siempre le decía que la mejor manera de derrotar a un enemigo era analizando su manera de pelear, ellas eran rápidas y usaban esas agujas con mucha maestría. ¿Cuál sería el punto débil de esa técnica?

Se movió rápido esquivando el ataque, hizo un agarre desde la espalda inmovilizando sus manos. Luego la golpeó, abrió los ojos al comprobar que eso fue suficiente para dejarla fuera de combate. Eso era, ellas no eran muy fuertes, si se les impedía usar sus agujas era su fin. Advirtió eso a las personas cercanas para que lograran vencerlas.

— Eso fue genial — Ranko vio maravillada la manera como venció a la extraña mujer de las agujas.

— Tu también eres buena, ví como salvaste a tu hermano.

— Mi Onii-chan, no podría hacer nada sin mí — aseguró orgullosa de su reacción al salvar a su hermano.

Ella asintió dándole la razón, era una niña muy linda y le agradaba mucho. Se giró al reconocer una voz, lo recordaba claramente ese hombre era quien dió la orden de atraparlos cuando estaban huyendo junto a su padre. Era el líder del clan Ashikaga, el hombre que más odiaba en el mundo estaba a metros de ella.

— Quédate aquí — observó los alrededores para estar segura que no corría peligro.

Caminó en dirección al hombre que solo estaba parado gritando órdenes a los demás. No le dió oportunidad de reaccionar y lo golpeó con todas sus fuerzas. No sé detuvo y continuó atacándolo sin detenerse, toda su ira, rabia y dolor fueron reflejados en sus ataques.

Respiraba cansada, levantó su rostro para toparse con Ranma, Kuno, Ryoga, Mousse y Taro peleando en conjunto contra un hombre de varios metros. Parecían a punto de derrotarlo, todos se movían a gran velocidad y de forma coordinada. Luego volvió a mirar al hombre que ella había golpeado, intentaba ponerse de pie sin éxito, lamentable dijo en su mente, ¿Cómo un hombre como ese podía jactarse de ser un líder de un clan? no le importaba nada, acabaría con él. Se preguntaba si siempre tuvo una fuerza así, no lo sabía realmente, solo estaba siendo guiada por su ira y su sed de venganza. Agarró una katana que estaba en el suelo y la blandió frente al hombre que parecía aterrado. Varios hombres parecían venir en su ayuda, pero fueron interceptados por el señor Genma y el maestro Happosai, se unieron a ellos el grupo de Ranma. Miró con desprecio al tipejo que estaba de rodillas.

— Me preguntó si tú miserable vida será suficiente para pagar por la muerte de mi padre — dió algunos pasos acercándose —. Eso no importa, igual acabaré contigo — elevó la katana y se preparó para atacar.

El sonido de la hoja de metal al cortar el aire fue resonando. No le había temblado la mano en lo más mínimo, necesitaba hacerlo. Cuando creyó que todo acabaría vio una sombra pasar a toda velocidad y lo siguiente que supo era que la katana había sido detenida por Ranma.

— No lo hagas — dijo soltando el agarre al verla bajar la Katana —. Eres mucho mejor que esto, no es necesario que manches tus manos con una basura como él — se acercó mientras sus manos sangraban.

Al verlo herido se quitó el Haori e intentó detener el sangrado.

— Idiota, como pudiste meterte — reclamó sin soltar sus manos.

— Esa si es la Akane que conozco — sonrió de lado y ella lo miró durante unos segundos, luego solo negó con la cabeza para devolverle la sonrisa.

Ranma tenía razón, en el fondo ella no era una asesina. Solo se había dejado llevar por sus emociones, de seguro se culparía y viviría atormentada si lo hubiera hecho.

— Niños ingenuos — comenzó a reírse el líder del clan Ashikaga quien se había puesto de pie.

Cuando ambos lo observaron este tenía el Kuudamono eizoku en sus manos y sin perder tiempo mordió la fruta. Siguió riendo sin detenerse.

— ¿De qué sirvió el esfuerzo? — dijo en voz alta —. Ahora la inmortalidad es mía, han fallado en su esfuerzo de detenerme, el clan Ashikaga obtendrá todo lo que quiera desde este momento. Todo por culpa de dos chiquillos, son una vergüenza para su absurda alianza del loto rojo. Les dejaré presenciar el poder del Kuudamono eizoku.

Agarró la katana que había soltado Akane y la giró para luego apuñalarse con ella. Sonrió al ver cómo todos parecían asustados.

— ¿Por qué? — se tambaleó al sentir como sus fuerzas se esfumaron. La herida no sanaba y su vista se estaba nublando. Intentó pedir ayuda dando unos pocos pasos y luego cayó al suelo —. No funciona... — tosió soltando la fruta y estirando su mano —. No puedo morir así...— susurró hundiendo sus manos en la tierra, el agarre se fue debilitando hasta que se lo notó totalmente inmóvil.

Tofu se acercó para poder corroborar si estaba con vida, luego negó con la cabeza.

— La ambición de un hombre, puede ser buena o mala. Todo depende de lo que lo motive, en muchas ocasiones ciega su juicio y lo convierte en un monstruo capaz de todo. Él mismo fue su propio enemigo y acabó de la manera como vivió — Happosai miró con lástima el cuerpo sin vida del hombre —. ¿Seguirán ese mismo camino? — preguntó a los miembros del clan Ashikaga que aún estaban de pie.

Vio como muchos soltaban sus armas y solo se comenzaban a ir. Ese era el fin del clan, estaba seguro de eso. Todo había terminado.

— Parece que ganamos — mencionó dejando escapar un suspiro.

— Es una buena victoria — apartó la mirada que mantenía en el hombre que había fallecido, se sentía tranquila. Su padre podía descansar en paz, Kuudamono eizoku no era ya una amenaza y quién era el responsable de todo, no podría hacer nada más.

Vio a Ranko caminar en su dirección y se apartó un poco para recibirla. Supo que algo no andaba bien cuando la miró a los ojos y se percató de cómo se desvanecía. De un movimiento la sostuvo antes de que terminara de caer, se quitó la máscara en desesperación y llamó a su padre.

— ¡Ranko! — movió su pequeño cuerpo despacio intentando que reaccionara.

— Déjame revisarla, Ranma — ordenó Tofu de inmediato. Revisó sus signos vitales y su pulso era débil, su respiración era irregular. Puso su oído en su pecho intentando ver el estado de sus latidos. Su corazón estaba latiendo de forma lenta —. Está sufriendo una insuficiencia cardíaca — la revisó para comprobar si existía alguna herida a la altura del corazón entonces encontró rastros de sangre, había sido atravesada por las agujas.

— ¡Doctor haga algo! — rogó Ranma desesperado.

— Por favor, no deje morir a mi hija — pidió Genma sosteniendo la mano de la niña y llorando.

— Su corazón fue dañado por completo, la insuficiencia cardíaca está sucediendo por una hemorragia interna. La única manera de salvarla es realizar una intervención inmediata, no tenemos los recursos ni el tiempo necesario, lo lamento tanto — empuño sus manos frustrado de lo poco que podía hacer por esa pequeña niña.

— ¡No dejaré que muera! — intentó levantarse dispuesto a ir corriendo a dónde fuera necesario y salvarla. Se detuvo al ver cómo le costaba respirar.

— ¿Dónde está mamá? — preguntó en un susurró agarrando la mano de su hermano.

— Pronto la veremos, solo debes ponerte bien — tocó con delicadeza su cabello.

— Quiero verla pronto, tengo ganas de comer sus galletas — intentó sonreír, se sentía sin fuerzas.

No podía seguir viendo eso, sus lágrimas no se detenían. Cómo la vida de una niña tan inocente podía terminar así. Giró su rostro, su mirada se fijó en dónde aún estaba el cuerpo sin vida del líder del clan y a poca distancia lo que quedaba del Kuudamono eizoku, todo eso había pasado por algo que no era real, un absurdo mito. Gran fruta de la inmortalidad y estúpida historia de los antepasados, ¿Inmortalidad? Y si...

Corrió agarrando de paso Kuudamono eizoku, para acercarse a Ranma.

— Haz que la coma — dijo inmediatamente esperando que Ranma la agarrara.

— Eso no funciona — Ranma la ignoró.

— Escúchame, Ranma.

— ¡Que no! — golpeó su mano haciendo que soltara la fruta —. ¡Míralo! ¡Él la comió e igual está muerto! — señaló el cadáver del hombre —. ¡No sirve de nada! — gritó con frustración.

Akane lo abofeteó.

— Cálmate — pidió —. Ahora escúchame. No concede la inmortalidad, da la oportunidad de sanar a alguien que se ama realmente. Esa es la voluntad del dragón. La historia estaba siendo malinterpretada. Es nuestra única esperanza — le entregó el Kuudamono eizoku.

Ranma miró la fruta que estaba en su mano y ésta comenzó a brillar, levanto a su hermana y le pidió que la coma. Esperó varios segundos hasta que vio cómo su respiración se normalizaba. Tofu comenzó a evaluarla nuevamente, sonrió al ver que todo estaba bien y sus heridas se habían cerrado.

— ¿Cuántas galletas quieres? — preguntó al verla abrir sus ojos.

— Todas para mí — respondió mientras se levantaba y se estiraba.

Su padre abrazó fuertemente a su hermana y ella le gritaba que la suelte.

— Me toca — dijo al arrebatarsela para abrazarla de la misma forma.

— Si se van a poner así, solo porque me enferme un poco. Ya no me enfermaré — empujó a su hermano tratando de recobrar su libertad —. Onii-chan — soltó un quejido. Dejó de hablar al ver a su hermano llorar — ¿Por qué lloras? ¿Estás bien? — preguntó preocupada por el actuar de su hermano, con sus dedos intentó limpiar sus lágrimas.

— Más que bien, ahora vayamos a casa.

Sintió el tambaleo del barco, las noches en medio del mar son silenciosas y apacibles. Estaban por llegar a Japón, se planteaba todo lo que había pasado en los últimos días. Ahora cada uno de ellos debía retomar sus vidas normales y él no era la excepción.

Observó con curiosidad como muchos parecían haberse vuelto muy buenos amigos durante ese viaje, se despedían y se prometían mantener el contacto. Luego su mirada recayó en Akane que hablaba con el anciano y cuando intentó propasarse con ella, respondió dando un golpe que lo estampó contra el muelle.

Una chica muy ruda.

Sus miradas se encontraron y ella le sonrió. Se acercó para que pudieran hablar un poco antes de que se tuvieran que despedir.

— Hola — saludó recostandose en el pilar de madera.

— Hola, extraño — devolvió el saludo.

— Y bueno, ¿Cuáles son tus planes? — preguntó interesado en que sería de ella.

— Tengo planeado buscar a mis hermanas y después continuar con mi vida. No he decidido lo demás aún, pero con eso es suficiente por ahora. Nunca he sido buena planeando cosas a futuro. ¿Y tú? — consultó. Lo vio torcer la boca y luego mirar a la nada.

— Ser campeón mundial de artes marciales, comprarme una buena casa, tener unos cinco hijos y dedicar mi vida al arte — la escuchó reírse.

— Tú sí que tienes planes, ¿Pero cinco? ¿No son muchos?

— Las familias grandes son buenas — respondió de buen humor.

— No se que responderte a eso — parecía pensativa.

— ¡Akane! — llamó el maestro Happosai —. ¡Nos vamos! — indicó al tiempo que llegaba un auto por ellos.

— Creo que debo irme — dijo agarrando sus pocas pertenencias —. Fue un gusto conocerte, Ranma.

— ¿Nos volveremos a ver?

— ¿Crees en el destino? — preguntó al hombre frente a ella.

Ranma sonrió antes de responderle.

— Creo en tí.

Akane se acercó a él y dejó un beso en sus labios antes de girarse para luego partir.

Puede jurar que la vio sonreír de forma hermosa, al mismo tiempo que desaparecía de su vista.

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3 años después

Le dolía un poco la cabeza, había tenido una accidentada fiesta de cumpleaños. Fue mala idea reunir a sus amigos para dicha celebración, entre peleas e intentos de abuso que sufrió por parte de sus acosadoras personales. Nunca más los invitaría a absolutamente nada, eso decía siempre, pero terminaba en lo mismo en cada ocasión.

Hacía bastante frío, subió la cremallera de su abrigo. Necesitaba un buen café para empezar el día, tenía que dar algunas clases y luego continuar con su entrenamiento. No era fácil defender su título por segunda vez consecutiva, el maldito de Taro siempre intentaba arrebatárselo, sin duda era su rival más fuerte. Sin contar a Ryoga que había comenzado su entrenamiento nuevamente, también sería a futuro un rival peligroso.

Se percató de que un hombre pasaba corriendo y detrás de él una mujer gritaba que lo detuvieran. Giró para ver qué tan lejos iba, agarró un pedazo de hormigón que estaba en el borde de la calle y lo tiró con fuerza hacia el delincuente. Asintió complacido al verlo caer al piso y luego siguió su camino. Los policías de esa ciudad se pasaban de vagos, eso era trabajo de ellos, pero nunca aparecían cuando se los necesitaba.

Bostezó mirando el cielo, de seguro pronto nevaría. Eso sería una molestia para alguien como él, es complicado salir a correr en medio de la nieve.

Azul.

Esa palabra escapó de su boca al ver un mechón de cabello de ese color a varios metros. Todo le recordaba a ella, esa mujer que sin saberlo se convirtió en alguien inolvidable y a quien no había visto en años, le preguntó al maestro en varias ocasiones, este solo respondió que debía ser paciente que Akane tenía cosas que resolver en su vida. Solo hubiera deseado que ella lo hubiera considerado parte de dicha vida, si fuera así ya estarían juntos.

Tocó sus labios recordando su beso de despedida, era un buen recuerdo. Levantó su mirada para ver nuevamente a la persona de ese llamativo color de cabello que le recordaba tanto a la mujer que amaba. Nunca podría olvidar la manera como su cabello se movía con el viento aún estando recostada en esa camilla donde él la observó durante tanto tiempo.

¿No sé parecían mucho? prestó atención, estaba bastante lejos como para que pudiera sacar conclusiones. Sin pensarlo comenzó a correr intentando darle alcance, maldijo cuando la luz cambió y no le permitió cruzar la calle. Siguió trotando en el mismo sitio listo para recuperar la distancia perdida. Ya la podía ver cerca, el nudo en su garganta se intensificó.

— ¡Akane! — gritó ganando que todas las personas cercanas voltearan a verlo.

Cuando su mirada se topó con unos ojos marrones, supo que era hora de continuar su historia junto a ella, junto a la chica del cabello azul.

¿Fin?

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Su vida era muy complicada, entre tarea, actividades y familia. Tal vez si se deshiciera de su familia tendría más tiempo libre.

Bueno eso sería después, debía terminar su serie, le quedaban tres capítulos y en cada capítulo se ponía más emocionante.

El sonido de un estruendo hizo eco en la habitación. Se levantó como alma que lleva el diablo topándose con dos personitas pasmadas mirando el desastre del vidrio quebrado desparramado por el piso.

— Fue un accidente — dijo retrocediendo.

— Si eso fue, lo sentimos — se escondió detrás de su hermano.

— Dicen que fue un accidente, que ese jarrón de galletas camino solo y se cayó de la nada, justamente estando guardado en ese estante de ahí — señaló el lugar.

Ambos niños asintieron.

— Comiencen a correr — dijo antes de comenzar a perseguirlos por toda la casa.

Vieron la salvación al escuchar el seguro de la puerta abrirse.

— ¡Mamá! ¡Papá! — gritó corriendo en dirección a sus padres.

— ¡Mami! ¡La tía Ranko nos quiere castigar! — acusó escondido detrás de su madre.

— ¿Qué les estás haciendo? — preguntó a su hermana cerrando la puerta.

— Tus hijos dañaron mi jarrón favorito. Son muy traviesos, tendrás que pagarlo, Ranma.

— Creo que tú eras peor a su edad — se burló.

— No estamos hablando de mí. Mis galletas — se quejó dramáticamente.

— Les he dicho a ambos que deben portarse bien — regañó a sus hijos —. Te compraremos un nuevo jarrón, Ranko.

— Gracias, Akane. Pero el daño ya está hecho.

— ¿Nunca dejarás de ser dramática? — dijo y se ganó una mirada fulminante de parte de su hermana —. Y tampoco me llamas Onii-chan, antes te veías tan linda llamándome así.

— O..ni..i-ch..an — deletreó mientras lo golpeaba en la espalda.

Akane solo los observó sonriendo, ellos nunca cambiaban.

— Espera — pidió viendo el mensaje que le acababa de llegar. Se puso serio guardando en su bolsillo el móvil —. Hemos recibido el llamado, tenemos que irnos.

— Ya era hora, se estaba tornando algo aburrida mi vida — se desperezó y sacó una maleta —. Estoy lista. Kai y Ryota — llamó a los niños —. ¿Listos para su primera aventura?

Los niños asintieron emocionados con un brillo en los ojos mientras miraban a su tía.

— Claro que no — dijo inmediatamente Akane.

— Ni lo piensen, se quedarán con su abuela — Ranma los miró de forma seria.

— ¡Corran! — gritó abriendo la puerta y siendo seguida por ambos niños.

— Fin

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Hola nuevamente y si, eso fue rápido. Siempre me gusta comentar cositas sobre las historias que escribo y está no será la excepción porque disfruté mucho escribiéndola.

Creo que se llamaría three shot, la escribí de corrido realmente. Solo que como toma tiempo revisar y corregir, la dividí en partes.

Iba a actualizar una de las historias que tengo pendiente, todo normal hasta ahí. ¿A ustedes también se les olvida las cosas rápido? bueno a mí si, el caso es que siempre que se me ocurre alguna historia lo anotó inmediatamente para no olvidarme claramente, entonces estaba revisando entre mis apuntes del teléfono, tengo una bonita aplicación que adoro. En fin me puse a releer algunas de las ideas de historias que tengo anotadas quien sabe hace cuánto y justo abrí la de esta historia, y dije ah esta historia, leí las ideas que tenía descritas, me pregunté ¿Por qué no? decía no más de tres capítulos y lo tome literal. Me gusta Ranma hermano o Ranma papá, son mis temáticas preferidas.

También tengo como reto personal ir alternando entre todos los géneros, algún día lo lograré.

Y antes de terminar

Alexander0621: gracias por tu lindo comentario, es un gusto verte comentar. Me gusta tu tiranosaurio de perfil, ¿Nacistes en junio? Siempre me preguntó si los números que ponen en los nombres son fechas de nacimiento o solo lo ponen de forma aleatoria.

Bayby face: Hola a los tiempos, voy a aprender english solo para hablar contigo, aunque realmente soy mala en ese idioma, es más por terquedad siempre tuve maestros antipáticos y me rehusaba a aprender. Y eso que amo la música en english, full rock, música retro y baladas. Cómo ves no tuviste que esperar mucho, me alegro que te pareciera interesante la historia.

Benani0125: Como siempre me hace feliz recibir un comentario tuyo, saludos y abrazos para tí. Y claro, la inspiración está latente. En la mañana ví que Jade subió un corto del nuevo opening/ending de Remake, ¿Nos emocionamos? para mí es realmente hermoso como ella lo canta.

Sandy: Hola, hola. La espera fue corta, gracias por esperar la continuación y espero realmente que la historia completa haya sido de tu agrado.

Kirara822: Te conozco, Soun tenía que morir por la trama. Espero que la historia haya sido de tu agrado. Gracias por tu comentario. ¿Eres de las que se peleaba con trixie?

Y si se preguntan quién era trixie, en una de mis historias había un usuario que comentaba con ese nombre, yo siempre la relacionaba con la de los padrinos mágicos, perdóname trixie. En resumen se armó una disputa en los mensajes con ella y algunos más, aunque capaz nunca se enteró de eso, por suerte todo terminó en paz. Si por gracia de una fuerza sobrenatural trixie lee esto, se te extraña. O tal vez necesite escribir una historia de un amor 20 y 40 para invocarla justamente leí hace poco tiempo un libro sobre eso que me fascinó se llama "atrévete a quererme"

He respondido comentarios de los que estaban por ahora, si alguien más llega a comentar no te sientas ignorado, solo que actualice rápido.

Gracias por tomarse el tiempo de leer y dejar algún comentario. A esos usuarios silenciosos también los quiero mucho, porque sé que están ahí.