Cbt1996: Hola linda. Kag sabe lo que tiene y lo usará contra el perro jajajaj ya llego el inukag pero no será fácil he. Sango en modo: "lárgate, ¿no ves que estoy mirando algo importante?" jajaja. Ese beso mmmmm a ver que pasa con ese beso jajajaja saludos linda.

Kayla Lynnet: Hola linda. Ay si un vestido rojo y ya el perroyasha está tirando baba jajajaj pero seamos sinceras, ¿Quién no quisiera ser Kag para bailar con semejante hombre? jajaja. Si, Kag tiene que pensar con mente fría, no con otra cosa porque ahí si que se jodio todo.

Inuyasha corriendo detrás se ella y Kag con una gran sonrisa, pero ese beso si que no lo vio venir Kag. Esto se pondrá peligroso y sobre todo con su amiga Kikis. Ay Dios, no quiero estar en los zapatos de ninguno de los tres

¿Te imaginas si Sango se pierde la señal? ay no, me muero jajaja y el chico mm pues quien sabe quien sea jiji saludos linda.

Karri taisho: Hola linda. Ese beso puede ser el detonante de muchos problemas pero también pueden ser muy placenteros, ay por Dios ustedes saben como me pongo cuando junto a este par jajaja. Y sango en modo: "ándate, idiota" jajaja. Pero, ¿Quién sabe quien era el chico?, tal vez Miroku, tal vez no jiji. Saludos linda.

Annie Pérez: Hola linda. Hoooo. buena pregunta, ¿Qué hará Kag? ¿Cuál será su decisión? ¿Inuyasha o Kikyo? mmmm, lo veremos más adelante, linda. Saludos, besos.


Capítulo 8

Perspectiva de Kikyo

Estaba terminando de peinarme cuando sonó el timbre. Caminé hacia la puerta y la abrí.

- Hola, bonita. - dijo Naraku.

- Hola, Naraku. - le sonreí. - Pasa.

- Gracias.

Ya estando los dos dentro, él giró para verme.

- ¿Ya estás lista?

- Claro, nada más tomo mi cartera y listo.

Fui a mi cuarto, pesqué mi cartera y así los dos salimos de mi departamento. Nos subimos a su auto y nos fuimos.

- ¿A dónde vamos?

- Kag me dijo que aquí cerca hay una cafetería que te gusta mucho por sus pastelillos.

- Sí, es verdad, son muy ricos.

- Bien, pues ahí iremos. - me sonrió.

Cuando llegamos, los dos bajamos del auto y entramos a la cafetería.

- Mira, ahí está desocupado, sentémonos ahí.

- Claro. - me respondió.

Nos sentamos y enseguida nos tomaron el pedido.

- Buenos días, ¿Qué van a ordenar?

- Buenos días. - le dijimos al unísono.

- Yo quiero un pastelillo de frutillas y un café moka, por favor.

- Yo quiero el mismo pastelillo que pidió la señorita, pero un café negro y sin azúcar, por favor.

- Claro, en unos minutos se los traigo.

- Gracias. - repetimos nosotros.

Cuando la chica se fue, Naraku me miró.

- Y dime, ¿Cómo te sientes?

- Bien, por el momento.

- Pues yo aún no veo esa bella sonrisa que ilumina todo a su alrededor.

Solté un suspiro.

- No es fácil, Naraku.

- Lo sé, solo quiero que te desahogues y que confíes en mí así como lo haces con Kag.

- Confío en ti, pero es tan vergonzoso decir la forma en que fui humillada.

- Kikyo. - veo cómo toma mi mano. - Jamás te sientas de esa manera. Tú fuiste una víctima de ese desgraciado, y si no fuera porque confío en Kag para que le dé su merecido, yo mismo iría a romperle la cara a ese maldito.

- No vale la pena, Naraku. Tarde o temprano recibirá su merecido con creces.

- Eso espero. Kikyo...

- Sí, dime.

- Tú aún lo quieres, ¿verdad?

- Naraku, solo han pasado unos días y mi mente es un caos por ahora. ¿Por qué preguntas?

- Pues, Kikyo, yo...

- Perdón por la tardanza, aquí está su pedido. - dijo la mesera.

Perspectiva de Naraku

- No hay problema, muchas gracias. - respondió Kikyo, soltando mi mano.

- ¿Algo más?

- No, con esto está bien, muchas gracias. - le sonrió.

Cuando la mesera se fue, ella se me quedó mirando.

- ¿Qué me ibas a decir, Naraku?

- Nada, no es nada. Vaya, estos pastelillos se ven deliciosos.

- Sí, que lo son.

Los minutos pasaron mientras disfrutábamos de nuestro desayuno, hablando de anécdotas de los dos. Yo comenté como hice mis estudios en Harvard y después cómo empecé mis primeros trabajos hasta que llegué a ver a mi tío por la operación. Kikyo hizo lo mismo; me contó cómo terminó la universidad para ser la ayudante de la más grande diseñadora de moda de Japón, Midoriko Shikon.

- Vaya, sí que te va bien, Kikyo.

- No me quejo, aunque mi jefa es una bruja.

- Sí, ya puedo verlo. - sonreí.

- Y dime, Naraku, ¿alguna novia que hayas dejado en Estados Unidos?

- No, la verdad nada serio. Siempre me enfoqué en mi trabajo, nunca jugué con los sentimientos de las mujeres. - ella bajó la mirada. - No, perdón, no lo decía por ti.

- Descuida, no pasa nada.

- Kikyo, si yo hubiera encontrado a alguien como tú en Estados Unidos, jamás la habría dejado.

- Naraku. - susurró mi nombre.

- Es la verdad, tú eres muy especial, Kikyo, sobre todo para mí.

- Naraku, no sé qué decir.

- No digas nada, solo déjame estar a tu lado como tu amigo en estos momentos. Con eso soy feliz.

Pronunció mi nombre con una sonrisa y por primera vez en varios días pude ver esa sonrisa que me cautivó por años.

- ¿Pero de verdad nunca tuviste nada serio en Estados Unidos?

- No, la verdad no. Bueno, hace un año atrás tuve una relación tóxica, ella no dejaba de buscarme. Creo que ya puedo respirar tranquilo porque ella ya está muy lejos de mí.

- Ojalá no te la vuelvas a encontrar.

- No, eso sería imposible. - sonreí, pensando ya aliviado de haberme alejado de esa mala mujer para siempre.

Terminamos el desayuno entre charla y algunas risas.

Perspectiva de Kikyo

Naraku pagó la cuenta y nos fuimos en su auto para que me dejara en mi trabajo. Cuando llegamos, me desabroché el cinturón para bajar.

- Kikyo, si quieres, paso por ti ya que no vienes en auto.

- Gracias, Naraku, pero ya quedé con Kag. Ella me pasa a recoger.

- Bueno, nos vemos mañana.

- Claro, pero ahora yo invito el desayuno.

- Claro. - me sonrió

Me despedí de él y bajé para entrar a la empresa mientras él se iba en su auto.

- Kikyo, me alegra verte.

- Hola, Koshó Asuka. ¿La jefa llegó?

- No, aún no.

- Qué bien.

- Sí, estás de suerte.

- Bien, voy a trabajar. Ustedes hagan lo mismo, ¿eh?

- Oye, nosotras sí trabajamos. - dijeron las dos juntas.

- Ja, sí, claro. Ya vayan, nos vemos.

- Ok, nos vemos.

Caminé a mi oficina y me senté en mi silla para echar la cabeza hacia atrás y pensar.

- ¿Cómo le habrá ido a Kag anoche?

Me pregunté. Me moría de curiosidad, pero también tenía miedo de lo que Kag me dijera. ¿Y si el maldito quiso seducirla? Eso me dolería mucho.

Pero por lo menos tenía el consuelo de saber que Kag jamás estaría con él. Eso me tranquilizaba.

Kag.

Sonreí al solo recordar a mi amiga.

Mi gran amiga

Me dije a mí misma con el orgullo que me hace feliz en esos momentos.

...

Perspectiva de Inuyasha

No podía concentrarme en mi maldito trabajo. Solo pensaba en la otra noche y en la chica que ocupaba mis pensamientos.

- Kagome. - susurré.

Ah, maldita sea, solo es una chica que no te llevaste a la cama esa misma noche. ¿Por qué tienes que pensar tanto en ella?

Me recriminé a mí mismo.

En la mañana le había mandado un mensaje, pero aún no me respondía. Pesqué mi teléfono y, sin pensarlo, le marqué llevándome el aparato a la oreja mientras sonaba.

Un toque, dos toques, tres toques...

- ¿Aló?

Me quedé callado. Por primera vez, no sabía qué decirle.

- ¿Aló? ¿Quién es?

- Kag. - dije al fin.

- Inu, hola, ¿Cómo estás?

- Bien, ¿y tú?

- Bien, gracias.

- Te mandé un mensaje en la mañana, ¿no lo viste?

- Ah, perdón, es que estoy trabajando, no lo he leído. Perdón.

- No te preocupes, te llamaba para invitarte hoy en la noche, ¿Qué dices?

- Inu, perdón, es que ya tenía planes.

- ¿Planes con quién? - pregunté.

Una pizca de celos me cayó encima. ¿Y si ella se iba a ver con alguien?

- Con una amiga. Quedé con una amiga, Inu. - me mordí la lengua por preguntar. Quedé como un mocoso celoso. - ¿Inu, estás ahí?

- Ah, sí, aquí estoy. Kag, ¿no podrías dejar a tu amiga para mañana?

- No, no puedo, pero ¿Qué te parece si nos vemos mañana tú y yo? ¿Qué dices?

Lo pensé unos segundos hasta que solté un suspiro de derrota. No me quedaba de otra.

- Ok, hermosa, nos vemos mañana.

- Ok, nos vemos mañana. Adiós, Inu.

- Adiós, Kag.

Colgué la llamada para tirarme en mi silla.

¿Qué demonios me pasa con esta chica? ¿Por qué mis nervios se alteran cuando escucho su voz?

- ¿Hablando solo, mi gran amigo?. - puse mi vista en la puerta.

- Miroku, ¿Cuántas veces te he dicho que toques antes de entrar?

- Perdón, pero como vi a tu secretaria afuera, pensé que no te pillaría follando con ella.

- Ja, muy chistoso. ¿Qué quieres?

- Que me cuentes.

- ¿Qué cosa?

- ¿Quién era la chica de anoche? Era hermosa.

- No sé, la vi en el bar.

- ¿Y qué pasó?

- ¿Por qué preguntas? ¿Acaso no estabas ahí?

- Sí, pero no duré mucho. Después me fui con una rubia.

- No me extraña de ti.

- ¿Y qué pasó con esa chica, Inuyasha?

- Pues nada, hablamos. Después nos fuimos a un hotel y ya sabrás lo que pasó después.

- ¿Así que la chica cayó en tus encantos?

- Claro. - mentí.

Vi una sonrisa en el rostro de Miroku para después estallar en carcajadas. Ahí me di cuenta de que me había pillado en mi mentira.

- Inuyasha, no tienes por qué mentirme, amigo. Yo me quedé toda la noche en ese bar y vi cómo la chica, por primera vez, te dejó con las ganas. - me respondió sin dejar de reír.

- La besé. - me defendí.

- Oh, sí, claro, la besaste. Inuyasha, ¿Cuántos años tienes? ¿Quince para quedar feliz con un beso? - se volvió a reír de mí.

- ¿Ya terminaste de reírte?

- Jaja, sí, espera, me queda un poquito más. Jaja. Listo, ya. Jaja, ahora sí. Jaja, perdón, ya, ya me pasó. Ahora sí, dime qué pasó.

- Nada, ella tenía que ir a ver a una amiga que necesitaba de ella.

- ¿Y ella prefirió ir a ver a su amiga y no quedarse contigo?

- Ajá, así fue.

- Mmm, vaya, vaya, esta chica sí que es interesante.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque prefirió la amistad de su amiga antes que pasar la noche contigo. Esta chica no es igual que las demás. Las demás siempre prefieren estar contigo, aunque sus mismas madres se estén muriendo.

Sí, es verdad.

Pensé.

- Todas con las que he estado son unas interesadas y sueltas, por eso no me importan cuando ya tengo lo que quiero de ellas. Pero Kag es diferente.

- ¿Kag? - preguntó Miroku.

- Kagome, su nombre es Kagome.

- Qué lindo nombre.

- Sí.

- Y tienes su número, ¿verdad?

- Sí, lo tengo.

- ¿La llamaste?

- ¿Qué crees?

- ¿Y qué te dijo?

- Que nos veamos mañana.

- Bueno, algo es algo.

- Sí, digo, ¿y a ti qué te importa? Mejor trabajemos, ¿de acuerdo?

- Ok, ok, pero no te enojes, JEFE.

- Mejor dime, ¿tienes los contratos de este mes?

- Claro, voy por ellos.

Se estaba levantando cuando su celular sonó. Lo sacó e hizo una mueca de disgusto.

- ¿Qué pasa? Le pregunté.

- Nada. - lo apagó.

En su rostro vi enojo.

- Es ella, ¿verdad?

- Sí, es ella.

- Pero, ¿no cambiaste tu número?

- Sí, pero no sé cómo diablos consigue tener mi nuevo número.

- ¿Y no has pensado en poner una demanda?

- Sí, pero no quiero llegar a esos extremos.

- Bien, es tu decisión, pero si necesitas algo, sabes que cuentas conmigo, ¿verdad?

- Qué lindo eres, Inuyasha.

- Idiota, ve a buscar los malditos contratos.

- Vale, era una broma.

- Sí, como sea, ya vete.

- Ok, ya regreso.

Vi cómo se fue mientras sacudía la cabeza.

Este idiota nunca cambia.

Me dije a mí mismo, para después prender la computadora y ponerme a trabajar. Sí, trabajar fue la única opción que tenía para no pensar en ella, si en Kagome.


Continuará.

Si llegaron hasta aquí, gracias. ;)

Créditos de la ortografía a la bella autora, Cbt1996. Gracias, linda. :)