Era un día normal para Bingo, que había ingresado a clases de Ciencias, el profesor les comentaba la próxima feria de ciencias que tendrían en la secundaria, lo que emociona tanto a Bingo como a su mejor amiga Lila.
—Bingo —llamó su atención.
—¿Sí, Lila? —respondió.
La Red Heeler dirigió su mirada a su mejor amiga, la maltesa australiana comenzó a contarle su plan, el cual consiste en que entrarán a la feria de ciencias y crear una máquina con la cual podrían cambiar el cerebro de alguien con él de Alguien más.
—Entonces ¿Quieres traer a la realidad la máquina de cambio de cerebros de la película de la otra noche? —preguntó Bingo, curiosa por la idea.
—Así es —comentó Lila.
—¡Hagámoslo!
Y así como lo comentó Lila, hicieron, las dos adolescentes se inscribieron en la feria de ciencias y comenzaron su plan para construir la máquina, Bandit estaba confundido, veía como su hija entraba a una carpa en el patio donde veía que entraba y salía con algunos metales y cables.
—¿Estas niñas de donde estaba sacando dinero? —se preguntó el adulto de la casa al ver que su hija compraba algunos materiales fuera del presupuesto escolar para los proyectos científicos.
Durante 3 días armaron dos cápsulas donde entrarían los sujetos de pruebas que cambiarían su cerebro, pero Bingo al ver que el panel de control funcionaba al usar ratones creía que estaba lista la máquina para que dos personas de prueba entraran en la máquina.
—Bueno, los ratones respondieron bien al proceso, ¿crees que deberíamos hacer que dos personas entren en la máquina? —indagó Lila.
—Tal vez, tengo una idea.
—Bien, mientras veo que todo en la máquina esté en orden.
—Lila, espera, tengo una idea, es mejor que tú vayas con mi hermana y su novio, digo, Mackenzie y les digas que si nos pueden ayudar con esto —sugirió Bingo.
—Está bien, no se te olvide checar que todos los tornillos estén en su lugar.
—Tranquila, yo me encargo.
Mientras que Bingo "revisaba" la máquina, La Maltesa fue a hablar con Bluey para convencerla de apoyarlas con el proyecto junto a Mackenzie: le había dicho que ellas ya lo habían intentado con ratones los cuales tenían diferentes características que los hacen únicos además tienen diferentes comportamientos que los distinguían. Entonces Bluey habló.
—Bien, yo les ayudo… Y Mackenzie.
—¿Espera…? ¡¿qué!?
—Bien, vamos, que Bingo ya lo tiene todo listo —mencionó Lila, quien estaba emocionado.
Mientras que Lila guiaba a los dos canes a la carpa, Bingo estaba apretando los tornillos que tenía la máquina, pero el diseño no tenía una buena estructura, había un tornillo que al ser apretado de más dañaría unos cables que dan energía a toda la máquina. Una vez que todos los tornillos estaban bien ajustados, Lila llegó con Bluey y Mackenzie.
—Bien, entre uno a la primera cápsula y el otro, entre en la segunda.
—Bluey, te recuerdo que yo solo veía hacer la tarea contigo —informó Mackenzie.
—Oh, vamos Mackenzie, solo será un momento y no será para toda la vida —insistió Bluey,
—Está bien, solo porque me cae bien, Bingo lo hago.
—Sí… claro —se burló de él dando una sensación de celos.
Mackenzie entró a la cápsula número dos y Bluey entró a la cápsula número uno.
—Bien, los sujetos de prueba están en sus lugares.
—Listo, Veamos a ver que sucede Bingo.
Bingo hecho a andar la máquina haciendo que las luces que tenía comenzarán a brillar del color rojo cambiando de color naranja, fue ahí que la máquina comenzó a sacar chispas y centellas haciendo que las dos cachorras salieran olvidando que los sujetos de prueba están aún dentro de la máquina, se podía escuchar los gritos aterradores que daban Bluey y Mackenzie, aunque esta vez se escuchaba que sus voces cambiaban de parte de los dos. La máquina se detuvo por un momento, las dos "científicas", se acercaron para abrir las puertas de las dos cápsulas de las cuales comenzó a salir humo, algo que a ellas les preocupó.
—¿Bluey? —preguntó Bingo—. ¿Mackenzie?
—Ay… —se quejó alguien masculino.
—Creo que esto no funcionó —respondió una voz femenina.
Los dos podían ver dos siluetas muy diferentes a las que sabían que eran de Bluey y Mackenzie. Los dos salieron a la luz donde Bingo y Lila dejaron caer sus bocas al ver que: Bluey era más robusta además de que se parecía mucho más a Bandit siendo así como una copia de su juventud, Mientras que Mackenzie se parecía más a su madre, aunque su pelaje aún era negro, esto no quería decir que no se pareciera más a su madre. Bluey la miro.
—¿Ma-ma- Mackenzie? —tartamudeo.
—¿Si Blue-y? —respondió para tapar su boca, estaba sorprendida al escuchar su voz y ver a su ahora amigo.
—¡Bingo! —gritaron los dos furiosos.
Ni siquiera la misma, Bingo podía hacer algo, estaba tan sorprendida que no podía creer que todo el plan saliera mal, Lila al ver que los dos ahora eran diferentes se desplomó al verlos cambiados. No obstante, dentro de la casa, Chilli y Bandit escucharon el grito que creyeron que eran de Bluey y Mackenzie. Pero al salir lo que vieron hicieron que el padre de familia se desmayara, dejando a Chili con la boca abierta mientras que caía de rodillas. La mente de la Red Heeler adulta no entendía qué era lo que estaba sucediendo, su mente solo se hacía una pregunta «¿cómo fue esto posible?»
Bluey y Mackenzie se dieron la tarea de ayudar a los desmayados a despertar para hacer reaccionar a las dos Red Heeler con cubetas de agua fría para que pudieran estar en sí. Cuando la familia Heeler estaba en sus cinco sentidos, se dieron la tarea de interrogar a las dos jóvenes responsables.
—A ver si entendí, ¿entraron a una feria de ciencias y se suponía que tenían que cambiar los cerebros de Bluey y Mackenzie?, ¿y algo falló y ahora son del género opuesto? —interrogó Chilli.
—Así es, señora Heeler, pero no sabemos qué fue lo que salió mal para que ellos terminaran así —confesó Lila.
