Bluey ahora tenía la vista de todos. Los padres lo tenían una mirada de decepción cuando ella no había hecho aquel comentario, ya conocían a Bluey, pero no podían creer que era peor de lo que era como una chica.
—¡Bluey Cristofer Heeler!, ¡¿qué te he dicho de decir malas palabras?! —regañó Chilli a su hijo.
—Ah… —se molestó—. Qué no debo decir malas palabras porque no relucen mis buenos modales.
—Hay otro detalle, jovencito, no puedes usar el pretexto del celo de Mackenzie para tener relaciones con ella, ella tiene dignidad, y el día que ella se quiera casar contigo podres estudiar anatomía —aclaró Bandit
—¡Bandit! —gruñó Chilli a su esposo.
—Mejor siguió conduciendo.
Mientras que Bandit siguió conduciendo para llegar a su hogar, pero Chilli no le quitaba la mirada a Bluey. Era comprensible que estuviera furiosa por los incidentes que llegó a provocar el Blue Heeler cuando era del otro género. Chilli no le tenía confiesa a su propio hijo por la misma razón. Bluey quería hacer suyo a un Border Collie, aunque era probable que la Border Collie tuviera controlado su celo, el Blue Heeler buscaría la forma que hacerla suya.
Durante el trayecto, Jean-Luc se preguntó ¿quién era Mackenzie?, ¿Y por qué Bluey hablo de ella? En su propia mente quería saber más de Mackenzie y tal vez poder enamorarse de ella o ella de él.
Los Heeler llegaron a su hogar, donde ellos llegaron para dejar las pertenencias del Labrador azul, aunque esto era algo que podían evitar, en realidad debían dejar al patriarca de la familia para que fuera al trabajo.
—bien, iré a trabajar —respondió el patriarca de la familia.
—Bien, yo iré a ver a los Border Collie —anunció Bluey quién iba a salir corriendo con dirección a la casa de Mackenzie, pero no lo logro, ya que su madre lo detuvo con una mano en su hombro—. De ninguna manará, ya hiciste muchas tonterías como para dejar que hagas más de lo que ya hiciste.
La voz firme de su madre lo hizo temblar de terror, sabía que su madre era una hembra muy compasiva cuando se lo obedecía, pero fácil de hacer enojar cuando se le desobedecía.
—Entendido.
Bluey volvió a Bobo donde vio a Bingo con una sonrisa malvada, conocía a su hermano que era alguien muy ocioso cuando se trataba del Border Collie, correr hacia su casa para cometer actor ilícitos, era algo que ella había tenido que aprender cada que el Collie estaba en su casa, su hermana o, mejor dicho, su hermano estaba obsesionado con él ahora ella, no podía escuchar su nombre sin dejar que su cerebro dejara de fusionar por unos momentos y comenzara a dejar que su corazón tomara decisiones por el cerebro. Tener un hijo del Collie sería una cosa, pero imponerle hijos a la chica era otra cosa que esta pensarlo lo pone lo en una cuestión complicada.
Chilli puso en marcha al auto y salieron del vecindario con destino a la preparatoria donde Bluey se mantenía estudiando, alrededor de 10 minutos habían llegado a la preparatoria donde Bluey y Jean-Luc descendieron de Bobo para entrar a las instalaciones, Bluey tomo del brazo a Jean-Luc para llevarlo a la dirección y que reconocieran como el estudiante de intercambio, la directora vio al Heeler, confundida le hablo.
—Señor Heeler, veo que se ofreció a traer al estudiante de intercambio, creí que su hija lo atraería.
—Oh, Eh… ¿Cómo le digo directora? Soy Bluey Heeler, mi hermana creo un invento para la feria de ciencia de este año, el año pasado hizo un volcán, aunque ahora se fue a lo extremo con la física cuántica y termine cambiando de género con Mackenzie —tembló el Heeler pensando en la reacción de su directora.
—¡Oh!, ¡Dios mío! ¡¿cómo fue esto posible?! —se exaltó al ver que el Heeler no tenía las canas habituales en su pelaje, además de ser más joven que su padre.
—Digamos que algo salió mal y en lugar de cambiar de cerebro, cambiamos de género. —Su mano paso por la nuca al momento de explicar lo sucedido.
Era evidente que Buey estaba hablando en serio, no era una broma, para nada, ella o él era así siempre. La directora dejó caer su mandíbula porque sus ojos se abrieron lo suficiente, rápido reaccionó para que guiara su dedo hacia el botón del altavoz de su teléfono fijo con él cuál se comunicó con su secretaria.
—¡Manda a crear a la señorita Mackenzie Border Collie!
En el aula 101 todos estaban esperando a que llegara a la clase, su maestra que les iba a impartir sus clases era el mes de septiembre, no hace mucho habían entrado a clases. Como era costumbre para un joven conversar y hacer escándalo en su salón era normal. De repente la puerta fue abierta de golpe, todos se le quedaron viendo a la subdirectora quien estaba agitada
—Estoy… buscando… a… la… señorita… Mackenzie… Collie —jadeó la secretaria de la directora.
—Estoy aquí subdirectora Dóberman —dijo una Border Collie que traía con un suéter con la capucha en su cabeza.
—Bien, bien, sígueme —contestó la secretaria más tranquila.
Todos estaban confundidos, ¿cómo era posible que Mackenzie fuera una chica si siempre fue un chico? Debía haber una explicación de lo que estaba pasando, no podían ser la misma persona porque Mackenzie era un chico, no una chica, pero ahora había una chica con el mismo nombre y apellido.
Era algo alejando de su comprensión.
Mackenzie estaba preocupada al ver que la secretaria de la directora estaba llevándola hacia la oficina de la antes mencionada. Miranda a sus alrededores viendo a los alumnos tomando sus clases, pero ella sentía que estaba pasando por el pasillo de una cárcel y estaba llegó a hacia su triste final, una silla eléctrica, dónde sería sentado por un crimen que ella no cometió, a no ser que fuera por asesinar a un Blue Heeler, entonces no estaría satisfecha con morir en aquella silla.
—Ya estamos aquí chica. —la secretaria hablo sacándola de sus pensamientos.
—Gracias.
