Todo de mí
Escrito por bobalon, traducido por Fox McCloude
Disclaimer: Gotoubun no Hanayome y todos sus personajes son propiedad de Haruba Negi. La historia le pertenece a bobalon, yo solo tomo crédito por la traducción. Todos los derechos reservados.
Capítulo 14 — Su lugar en el mundo
Calor seco. El calor de un cielo veraniego sin nubes, sorprendentemente placentero para la piel. Un calor que obligaba a despojarse de la ropa innecesaria, anunciando el romance bajo el sol de un brillante día de verano. Claro y dorado. El estar esparcido por la ciudad era una atmósfera a la que seguía sin acostumbrarse, con cada imagen y cada sonido volviéndose más curioso que el anterior. Las palmeras proyectaban sombras largas y delgadas que se deslizaban por la acera. El clamor de cientos de voces simultáneas simplemente divagaba por los oídos, para luego ser ahogadas por el abrupto ruido a todo volumen del tráfico de la ciudad.
Ichika deslizó un dedo bajo el cuello de su camisa. Comparado con los que tenía en casa, el verano en Los Ángeles brindaba un calor mucho más agraciado. Había estado aquí el tiempo suficiente para ajustarse a él, que a día de hoy era poco menos de dos semanas. Por intrigantes que hubieran sido los días, también fueron agotadores. Había algo nuevo para descubrir cada día; algo peculiar que la alienaba aún más de sus alrededores. Le había tomado hasta su último nervio no parecer una chica japonesa perdida que apenas sí conocía su camino en un país extranjero.
Cuando llegó por primera vez, Ichika tuvo la buena fortuna de conocer a algunos contactos, cortesía de Yusa Masaki, la joven directora que la había recomendado para el programa de entrenamiento para jóvenes y prometedores actores y actrices. Ichika recibió su bienvenida en un lujoso hotel de cinco estrellas mientras un agente contratado se encargaba de buscarle un lugar de residencia apropiado, por consejo de Maruo. La fortuna de su padre, admitiéndolo, era algo de lo que tendría que depender por un poco más. Entretanto, Ichika había pasado los días acostumbrándose a California. Unos pocos días fueron suficientes para acostumbrarse al lenguaje, a la rutina, y al diseño general de la ciudad.
Aunque, si había una sola cosa a la que Ichika necesitaba más tiempo para acostumbrarse, eso serían las personas. Los norteamericanos. Ichika jamás había apreciado a Nino más de lo que lo hizo ahora, pues los blogueros estadounidenses que se habían tomado el tiempo de seguir y estudiar le habían dado a Ichika al menos algunas expectativas. Los norteamericanos eran mucho más variopintos, una amalgama de diferentes culturas, tradiciones, y actitudes que más o menos se mantenían en harmonía dentro de sus vastas diferencias. Si había una sola suposición general que Ichika pudiese tener, sería que los norteamericanos en general hablaban más fuerte, y eran mucho más interactivos con los forasteros promedio. Jamás se habría esperado que tanta gente se le acercara como lo hizo, fuese para hacerle alguna pregunta general, ofrecerle venderle algo, hacerle un cumplido por su belleza, o incluso tener una simple charla amistosa.
Las mañanas solían ser iguales todos los días. Despertaba a una hora temprana (para sus propios estándares) dentro de las paredes de su propio apartamento de lujo de una sola habitación, situado en los vecindarios más afluentes en el área de Los Ángeles. Revisaba y respondía con mucho entusiasmo los mensajes que venían desde su casa, salía a hacer una carrera matutina, se duchaba y luego se vestía antes de salir hacia la institución. No estaba del todo mal para sus primeros días, aunque lo dijera ella misma.
- Así que ya es viernes, ¿eh? – murmuró Ichika para sí misma. El traqueteo de sus tacones hacía un eco lento en los altos corredores del campus. Una brisa cálida sacudía las puntas de su cabello. Unas anchas escaleras de piedra descendían hacia el patio del campus, donde se encontraban rondando estudiantes de las artes. La mayoría se paseaban entre edificios y facultades, charlando con sus amigos o jugueteando con sus teléfonos. Otros disfrutaban de un agradable almuerzo sentados en las mesas al aire libre. Y había un estudiante muy confiado que sobresalía en medio del campo, practicando la convicción de sus líneas para que todos oyeran. Comparado a las tradicionales universidades de cuatro años (como su visita a la Universidad de Tokio) una escuela para las artes dramáticas era notablemente más pequeña.
Ichika se sentó en una banca cercana. Sus enormes gafas de sol se deslizaron fuera de su nariz, y se las colgó en el cuello de su blusa. – Probablemente sea demasiado temprano en casa… – se dijo mientras se miraba el reloj en su muñeca. El dial principal le designaba la hora actual, 11:17 am, y el dial secundario más pequeño señalaba diecisiete horas de adelanto, 4:17 am. – La que despertaría más temprano probablemente sería Yotsuba, pero sigue siendo muy temprano hasta para ella…
Empezó a deslizarse por los mensajes de sus conversaciones en el teléfono.
「Ichika 」(enviado a la 1:55 am.): …en general, mi primera semana en la academia resultó bastante bien. No puedo esperar a que llegue el fin de semana.
「Nino 」(enviado a las 2:02 am.): Me da gusto escuchar eso. Asegúrate de no esforzarte más de lo necesario, Ichika.
「Nino 」(enviado a las 2:02 am.): 3 Imágenes adjuntas.IMG_48099, IMG_48100, IMG_481…
「Nino 」(enviado a las 2:02 am.): Esta noche tendremos una cena estilo occidental. Carbonara.
「Ichika 」(enviado a las 2:05 am.): ¡Whoa! ¡Se ve delicioso! Dios, ya extraño tu comida, Nino. No he tenido una comida hecha en casa desde hace tiempo…
「Nino 」(enviado a las 2:06 am.): En realidad, Miku hizo la cena esta noche.
「Miku 」(enviado a las 2:06 am.):Resultó mejor de lo que pensé. Aunque Nino tuvo que ayudarme con la presentación…
「Itsuki 」(enviado a las 2:08 am.): Ichika, ¿tu apartamento no tiene cocina?
「Ichika 」(enviado a las 2:09 am.): Sí tiene. ¿Por qué?
「Itsuki 」(enviado a las 2:10 am.): ¿No me digas que has estado ordenando a domicilio todo este tiempo? ¡Eso no es nada sano!
「Ichika 」(enviado a las 2:11 am.): Es lo que he querido hacer. Es solo que no he encontrado tiempo para hacerlo, ¡jaja! Luego de las clases de mañana, saldré de compras. ¡Lo prometo!
「Yotsuba 」(enviado a las 2:16 am.): Esperen, ¿qué hoy no es viernes? ¿Por qué iba Ichika a tener escuela mañana?
「Miku 」(enviado a las 2:18 am.): Yotsuba, ya hemos pasado por esto. Estamos casi un día completo adelantados aquí en Japón, así que allá apenas es viernes.
「Itsuki 」(enviado a las 2:20 am.): Espera, ¡¿Ichika sigue despierta?! ¡¿No son como las 2 am allá en California?! ¡¿Ichika?!
「Ichika 」(enviado a las 2:21 am.): Ups, me pillaste. ¡Jaja!
「Itsuki 」(enviado a las 2:21 am.): ¡Vete a la cama!
「Yotsuba 」(enviado a las 6:11 am.): ¡Buenos días, Ichika!
「Ichika 」(enviado a las 9:21 am.): Buenos días, Yotsuba. Te levantaste algo tarde, ¿no?
「Ichika 」(enviado a las 9:24 am.): Oh, enviaste eso hace casi tres horas. Ups, ya todas deben estar dormidas en este momento. ¡Perdón si desperté a alguien!
「Miku 」(enviado a las 9:25 am.): Buenos días, Ichika.
「Ichika 」(enviado a las 9:29 am.): ¿Sigues despierta, Miku? ¿No es muy tarde allá en este momento?
「Miku 」(enviado a las 9:31 am.): No te preocupes por eso. Buena suerte en la academia hoy.
「Nino 」(enviado a las 9:32 am.): ¡No puedo dormir con tanto zumbido!
「Nino 」(enviado a las 9:32 am.): Miku, ¡¿por qué sigues despierta?! ¡Vete a casa!
Ichika se apoyó sobre el codo. Las conversaciones era algo que se esperaba que serían difíciles ahora que estaban en extremos opuestos del océano, pero Ichika todavía se encontraba mirando el final de sus conversaciones con anticipación y un deje de impaciencia. Tenía sentido; todos ahora estaban más ocupados con sus vidas. A veces, tendría suerte si intercambiaba algunos mensajes entre clases, pero esos eran poco frecuentes. Mientras ella estaba cenando, el resto de ellos probablemente se encontraría en clase o en el trabajo.
Un suspiro cansado de decepción se escapó de sus labios. Intercambios como un simple "Buenos días" y "Buenas noches" dejaban mucho que desear. Esto era especialmente cierto al leer el encabezado de su actual conversación en el chat:「Fuutarou-kun 」completo con un pequeño emoji de corazón junto a su nombre. De nuevo, ella sabía que no debía esperar demasiado. Entre todos ellos, Fuutarou era sin duda alguna el más diligente. La vida como estudiante en la universidad más prestigiosa de Japón, la cantidad de tareas en el curso que eso implicaba, y tener que hacer malabares con un trabajo de medio tiempo para ayudar a su familia. Ichika pensó para sí misma que debería sentirse agradecida de que todavía pudieran tener intercambios cortos a través del día. Fue solo que, tras una larga y agotadora semana, pensó que sería agradable poder hablar con Fuu…
El teléfono casi se le cayó de las manos. Algo de repente había aparecido en su pantalla, y por puro instinto se lo acercó a la nariz. Había tres puntos suspensivos parpadeando, muy cerca de su nombre.
「Fuutarou-kun 」está escribiendo…
- "¿Está escribiendo?" – pensóIchika para sí misma.
Se la pasó alternando miradas entre la conversación y el reloj en la esquina superior de la pantalla. Volvió a verificarlo, seguido de otra mirada al reloj con doble dial en su muñeca. No, definitivamente era correcto. Deberían ser las 4:23 am en Japón.
- "¡Está escribiendo!" –Ichika repitió el pensamiento, como si una parte de ella estuviese intentando todavía de convencerla de lo contrario. Todo fue demasiado inesperado para ella. – "¿Por qué Fuutarou-kun sigue despierto? ¿Tendrá problemas para dormir? ¿También estará pensando en mí? ¡¿Y por qué se tarda tanto en escribirlo?!"
Si sus hermanas estuvieran aquí ahora, seguramente no habrían dejado que se les escapara la cara de Ichika. La forma en como sostenía el teléfono con ambas manos, mirándolo ansiosamente ante el inminente mensaje. El ligero tinte rojizo que atravesaba sus mejillas. Fue como si se tratara de una colegiala nerviosa a punto de recibir un mensaje del chico que le gustaba por primera vez. ¡Este era su novio! ¡Su novio de ya casi un año! ¿Qué razón tendría para…?
- Hey, ¿qué haces aquí sentada tú sola?
En su profunda fijación, Ichika no se había dado cuenta de que unos pasos se habían acercado hacia su banquillo. Un chico alto, vestido con ropa casual había acercado curiosa e invasivamente su cabeza a la de ella, tal vez para echar un vistazo a lo que ella estaba viendo en su teléfono. Su pelo rubio estaba rizado y peinado de lado. Sus ojos eran de un tono azul brillante, y cuando se encontraron con los de ella, le ofreció una gran sonrisa.
- ¡Whoa, qué linda! ¿Cuál es tu nombre?
- Hu… ¿huh? – Estaba cerca. Un poco demasiado cerca. – Yo… uhm… lo siento, yo…
- Oh, ¿eres extranjera? ¿De dónde eres? ¿China? ¿Japón? No, espera… ¡Corea!
Uno de los amigos del chico rubio se le acercó entonces. – Hey, cuidado, James. Te le estás acercando demasiado. Mírala, hiciste que se pusiera toda roja.
Ichika se tocó un lado de la mejilla, dándose cuenta de lo caliente que estaba. Aparte, estos chicos no le daban una vibra muy cómoda. Estaban demasiado cerca y se mostraban demasiado amigables, demasiado pronto. ¿Acaso era esta la forma en la que los norteamericanos se saludaban?
No era propio de ella pensar demasiado en las cosas, y claramente eso quedó en evidencia por su respuesta. – L-lo siento. No estoy interesada en…
- Ah, mira lo que hiciste. – El segundo chico le dio un golpe en el hombro a su amiga. – ¡Ahora la hiciste ponerse incómoda! Ahora cree que somos una bola de degenerados tratando de ligar. – Se pasó los dedos por su cabello castaño oscuro, y se sentó al lado de Ichika. Sin ser invitado. – Perdona al idiota de mi amigo. Debería saber que es de buena educación presentarte primero al conocer a alguien nuevo. – Inclinó su cabeza, sonriendo también. – Me llamo Preston, ¿y tú?
Ichika forzó a salir de su boca una risita a medias. Qué interesante, tener que lidiar con un par de casanovas molestos al mismo tiempo. Aunque no era la primera vez que la abordaban de manera tan atrevida desde que llegó. Entre más pronto aprendiera a acostumbrarse a esta específica extensión de cortesía norteamericana, mejor sería su estadía aquí.
- Ichika Nakano… – dijo algo reacia, comenzando a recoger sus pertenencias. – Es un placer conocerlos, pero ya tengo que irme…
- Ichika, ¿eh? – El chico llamado James recitó su nombre, para incomodidad muy visible de la propia Ichika. Que la llamaran por su nombre de pila tan casualmente era algo a lo que seguía sin acostumbrarse, y la forma en como este chico hacía rodar las sílabas bajo esa sonrisa arrogante no ayudaba en nada. – Wow, qué nombre tan bonito. Ichika… eso es… chino, ¿verdad?
- Idiota, estoy seguro de que eso es japonés. – dijo un tercer y último chico, riéndose crudamente. – No confundas los países.
- Hey, cálmate hombre. Llegué cerca. No es como que yo hable el lenguaje o algo.
- Perdónalos. – dijo el chico llamado Preston hablando con Ichika. – Solo están actuando como un par de idiotas. Mira, no es que queramos hacerte sentir incómoda ni nada, pero un par de nosotros haremos una fiesta esta noche. Algo divertido para celebrar la primera semana, ¿sabes? Mucha gente vendrá y será un buen lugar para que todos podamos conocernos, ya que nuestra escuela tiene estudiantes de todo el mundo.
Preston miró discretamente por encima de su hombro, y continuó en un tono ligeramente más bajo. – Y no es que quiera presumir de esto con todos, pero habrá algunos… invitados especiales. ¿Sabes de lo que hablo? Podría haber algunas conexiones a los peces gordos de Hollywood. – Tras una tos y un guiño nada sutiles, continuó con su tono amigable normal. – ¿Qué opinas? Nos encantaría tenerte allí, Ichika.
Ichika sintió que algo vibraba dentro de su bolso. Seguramente ese era el mensaje de Fuutarou, y ella no quería hacer otra cosa que no fuera poder sacar su teléfono para verlo. – Yo…
- ¡Sí! – James volvió a meterse a la conversación. – Es mejor que estar aquí sentada sola. Todos estamos en la misma clase de Estudio de Escenas, y noté que no hablas mucho. No me imagino por qué; tienes aspecto de alguien que sería popular con la gente. Ven con nosotros. Una chica tan linda como tú no debería andar sola.
- Viejo, no la asustes de nuevo.
- No lo hago. Probablemente sólo es un poco tímida.
Ichika tuvo que contener su lengua con otra sonrisa forzada. Lamentablemente, había algo de verdad muy molesta e incómoda detrás de sus palabras. Sí, ella sabía que las conexiones valían su peso en oro cuando se trataba de esta ocupación. Gente de todo el mundo se reunía en esta prestigiosa académica, y ni una sola persona de los admitidos aquí era lo bastante ingenua como para creer que dos años de entrenamiento con una pizca de talento era suficiente para lograr éxito a lo grande. No, era una batalla desde el inicio. Una guerra librada con caras falsas y palabras vacías, dispuestos a hacer lo que fuera y pisotear a quien fuera si eso significaba algunos segundos más debajo de los reflectores. Ella, como muchos otros actores y actrices, ya lo había pensado una que otra vez, pero todos conocían la respuesta: "Es el negocio del espectáculo".
Pero lo que realmente molestaba a Ichika era otra cosa. Era cierto; se encontraba aquí sola. Le llevó algo de tiempo darse cuenta, pero todo lo que seguía en su mente entre el estudio y las prácticas eran pensamientos sobre su hogar. Sobre sus amigos, su familia, y por supuesto, del hombre que amaba. Desde el amanecer hasta el ocaso y en algunos momentos en el intermedio, eso era todo lo que pensaba. Los mismos sentimientos de soledad que atrajeron sus ojos hacia los dos diales en el reloj de su muñeca.
Nostalgia por su casa. Simple y llana nostalgia por su hogar.
Sin darse cuenta, Ichika había perdido su filo. Debería haber sido muy fácil. No debería haber tenido problemas en quitarse de encima a un par de acosadores, pero fue como si se le hubiera olvidado que solo debía decir "No gracias". Ya había tenido que lidiar con chicos encimosos antes, y seguramente estos tres no serían los últimos. ¿Por qué ahora, de todas las ocasiones, había elegido desviar la mirada? ¿Por qué sus miradas tan insistentes la hacían sonrojarse y dudar de sí misma? Si no lo supiera mejor, hasta podría asumir que disfrutaban de verla de este modo.
- Yo… yo, ah… lo siento, pero…
- Hey, ustedes tres, payasos de allí. – los interrumpió una voz. – ¿Quieren hacer un favor y perderse? Claramente la están haciendo sentirse incómoda. Dejen ya de molestarla.
Se dieron la vuelta. De pie con los brazos cruzados y un gesto feroz y enfurruñado en su rostro había una chica alta de pelo oscuro y largo atado en cola de caballo. Llevaba una camiseta corta que exponía su estómago y unos tatuajes que le bajaban por todo el brazo derecho como una manga.
El chico rubio levantó cautelosamente sus manos. – ¡Whoa, whoa, Erika! No causemos malentendidos. Sólo queríamos invitarla a…
- Lo que están haciendo es acosándola. – La chica dio un paso al frente. Su voz tenía un cierto deje de brusquedad, poderosa y agresiva. Lo bastante fuerte como para atraer la atención de los estudiantes que estaban cerca en el patio. – ¿No ven que no quiere tener nada que ver con ustedes? Ahora levántense y lárguense de aquí. Antes que llame a seguridad.
Preston se puso de pie. – No estábamos haciendo nada… – Hizo una pausa. Ahora había demasiadas personas mirándolos. Podía ver algunas chicas susurrándose entre sí mientras pasaban, lanzándoles miradas de asco al hacer contacto con él. Miró nervioso a sus amigos, luego a Ichika, y luego a la chica de pelo oscuro que casi parecía lista para lanzarle un puñetazo en cualquier momento. – Sólo estábamos… quiero decir que sólo queríamos… ¡ugh! ¡Olvídalo! Es lo que nos ganamos por querer ser amables, ¿no? Vámonos de aquí, chicos.
Solo fue hasta que oyó los pasos alejándose que Ichika sintió que podía volver a respirar. Por fin se habían ido.
En su breve alivio, Ichika no se había dado cuenta que la chica se acababa de sentar junto a ella.
- [Perdón por inmiscuirme de esa forma.] – le dijo. – [¿Esos sujetos no te hicieron nada raro?]
- [No, en serio me ayudaste. Te lo agradezco mu…] – Ichika se cubrió la boca con los dedos. Los ojos se le ensancharon al ver a la chica de pelo oscuro junto a ella. – [Espera… ¡¿Japonés?! ¿Hablas japonés?]
- Más o menos, pero es más que nada para cuando hablo con mi Obachan. – replicó la chica en completo japonés. Una sonrisa de suficiencia apareció en su rostro. – ¿Suena mal mi acento? ¿Puedes entenderme?
- ¡No, no! ¡Suena bastante bien! – replicó Ichika también en japonés. – Es solo que… me sorprendió un poco. No esperaba conocer a alguien aquí que conociera mi lenguaje, señorita… ¡oh! Lo siento, debí presentarme primero. Mi nombre es…
- Nakano Ichika, ¿correcto? – interrumpió con confianza, para sorpresa de Ichika. – Sí, sé muy bien quién eres. Espera un segundo. – Dejó caer su bolsa y empezó a registrar su contenido. – ¿Dónde lo tenía…? Sé que estaba por aquí… ¡ah! ¡Aquí está! Toma.
De pronto puso en las manos de Ichika un marco cuadrado, con un papel blanco de alta calidad laminado encima. La superficie se sentía lisa bajo sus dedos. Era algo que había visto muchas veces, pero la realización le vino lenta, pues no esperaba recibir uno de estos aquí. Un marco shikishi.
Pero antes que Ichika pudiese siquiera cuestionar por qué se lo daba, un detalle muy peculiar le saltó a la vista. Había algo encajado en el marco trasero, algo más pequeño y delgado, y al extraerlo, Ichika ya no pudo mantener un rostro inexpresivo. Era una foto.
Una foto de Ichika. Concretamente, una foto de uno de los materiales promocionales de una de sus películas recientes en Japón.
E igual de rápido sintió Ichika que se le helaba la sangre. Ahora que lo pensaba, la chica de pelo oscuro que se había sentado a su lado se veía más aterradora que esos tres chicos de antes combinados. A esta distancia, pudo ver hasta el último detalle de los tatuajes en el brazo de la chica. Olas rompiendo, flores esparcidas, y la cara espantosa de un oni que miraba a Ichika desde el hombro de la otra muchacha. Tenía músculos bien definidos en sus bíceps y abdominales expuestos, e Ichika ya no tenía dudas que esta chica habría dado un buen puñetazo si era necesario. No solo se veía aterradora, ¡era aterradora!
¿Y por qué razón si no iba a tener una foto de ella? ¿Una acosadora? ¿Una pandillera? ¿Alguien contratada para buscarla? ¿Por qué razón? ¡Hasta sabía su nombre completa!
- Oh, claro. – la chica tatuada finalmente decidió continuar. – Debí presentarme primero. Mi nombre es Erika. Erika Sasaki. También soy japonesa, pero nací y me crié aquí. Es un placer conocer… – Se detuvo al ver la cara pálida de Ichika. Alzó una ceja con curiosidad, hasta que sus ojos se fijaron en la foto que Ichika sostenía con su mano rígida. Tenía también los labios ligeramente apretados, y parecía que quería alejarse de Erika.
Erika tardó unos pocos segundos en conectar los puntos. – ¡Oh! ¡OH! ¡Oh Dios mío! ¡Espera, espera! ¡N-no es lo que parece! ¡No soy una…!
- Hu… ¿huh…?
Erika agarró las manos de Ichika, lo que solo hizo que la joven actriz lanzara un gritillo corto, pero aterrado. – ¡No te vayas! – Erika rápidamente sacudió su cabeza. – ¡Te juro que no soy una acosadora loca ni nada de eso! ¡E-es solo que no soy buena recordando rostros! ¡Eso es todo! ¡Esa foto ni siquiera es mía!
- Recordando… ¿rostros…? – Unas gotas de sudor nervioso rodaron por el cejo de Ichika. ¿Recordar para qué? Y si la foto no era suya, ¡¿de quién era entonces?!
- Solo déjame… ¡ugh! Déjame iniciar de nuevo. – Erika levantó ambas manos, como si quisiera parecer inofensiva. Por ahora, al parecer, no había asustado totalmente a Ichika. Respiró profundamente y se inclinó con cortesía. – Te pido disculpas. Es solo que mi hermano pequeño es un gran fanático tuyo. Yo umm… le prometí que, si te llegaba a ver, conseguiría tu autógrafo. Para él.
- ¿Auto… grafo…? – Ichika finalmente recuperó la compostura. Lo suficiente como para mirar el marco shikishi que tenía en la mano, y la realización finalmente la golpeó. – ¡Oh… oh! Ya veo, ya veo. Así que de eso se trata. – Exhaló profundamente de alivio. – Perdóname, es solo que ahora no estoy pensando claramente. No debí haber asumido nada.
- No, no. Fui yo que me equivoqué. – De nuevo, Erika se inclinó al entregarle a Ichika algo para que pudiera escribir. – Debí haberme explicado mejor.
Ichika rápidamente garabateó su firma por todo el marco cuadrado. Había bastante espacio para trabajar. Un garabato rápido pero preciso. Un rayó rápido y largo para subrayar. Una curva amplia para enmarcar. Y una floritura completa con una pequeña florecita en la esquina inferior derecha, acompañada de un humilde mensaje escrito en Kanji y Hiragana: "Muchas gracias por todo el amor y el apoyo!"
- Por favor dedícaselo a Rei Sasaki. – incluyó Erika cortésmente. – Así se llama mi hermano menor.
- Se siente muy extraño volver a hacer esto. – Ichika se rio ligeramente. – Nunca creí que estaría firmando algo cuando llegué aquí. De hecho, ahora que lo pienso, me sorprende saber que tengo un fan de este lado del océano.
- ¿En serio? ¿Te sorprende tanto? – Erika se encogió de hombros. – A mi familia le encanta mantenerse al día con la televisión japonesa. Allí fue donde supe por primera vez de ti. Mi hermanito se sintió devastado cuando descubrió que tu agencia declaró que te tomarías un hiato para estudiar. Imagina mi sorpresa cuando vi tu nombre flotando por aquí, Ichika. Espera, se me olvidó, creo que debería llamarte Nakano-san. No es muy cortés o algo así llamarte por tu nombre de pila, ¿verdad?
- Está bien. Si me voy a quedar aquí, debería acostumbrarme. También tengo cuatro hermanas, así que estoy acostumbrada a que me llamen por mi nombre.
- Whoa, ¿cuatro? Esa es una familia bastante grande. Aunque yo no puedo hablar, porque tengo tres hermanos menores. – Erika se rio. – Como sea, ¿dónde me quedé? Oh, claro. Rei-chan es probablemente tu más grande fan de este lado. Ha visto cada una de tus películas y no se calla al respecto con sus amigos. Hasta creó su propio club de fans dedicado a ti. Cielos, le dará un ataque cuando le lleve esto.
- Pues dile de mi parte que se lo agradezco mucho. Es muy dulce.
- Claro. Hey, por cierto, ¿estás ocupada con algo ahora, Ichika?
- ¿Yo? No, supongo que no.
- Genial. – Erika se puso de pie, echándose la mochila al hombro. – Entonces, si tienes tiempo, ¿qué tal si vamos a tomarnos un café o algo? Sentarse en el instituto está bien si es lo tuyo, pero yo prefiero estar en otro lugar los viernes. Correrá por mi cuenta.
(-0-)
Veinticuatro onzas. Un tubo de plástico lleno a tope de hielo raspado, café y sirope descansaba sobre la mesa en el café. Una peluca esponjosa de crema batida manchaba las paredes de la tapa con forma de domo, reflejando haces de la luz solar por todo lo largo y ancho de los rizos de la mezcla de caramelo. Era grande. Enorme. Súper gigante. Todo lo análogo a su tamaño, y a la sensación de shock y asombro que vino después.
Un venti frappuccino. Ichika solo había oído hablar de él, pero era muy diferente verlo ahora enfrente de sus ojos. No se parecía en nada a las bebidas que tomaba en la mañana cuando estaba en casa. Veinticuatro onzas, que después descubrió eran 700 mililitros, de café helado y batido. Cincuenta y cuatro gramos de azúcar, dieciséis gramos de grasa. Una verdadera maravilla apetitosa; un pináculo de todas las cosas servidas en porciones.
Y si eso no bastaba para convencerla, entonces la montaña de papas fritas y las capas de carne en la hamburguesa lo habrían hecho. Su nueva conocida la había traído a unas cuantas calles de su institución, hasta una plaza que estaba rodeada por varias tiendas y restaurantes diferentes.
- ¿Segura que no quieres algo más? – preguntó Erika dándole el primer mordisco a su gigantesca hamburguesa.
- Así estoy bien, gracias. – replicó Ichika. – Me has ayudado mucho; no podría molestarte con más.
- No es ninguna molestia.
- Pero no creo poder acabármelo todo. – Ichika se rio quedamente para sí misma mientras continuaban pasando el rato. En algunas ocasiones, Ichika se encontró mirando de vuelta a su teléfono. Por supuesto, no habría mucho qué esperar. No habría mensajes nuevos, y en sus redes sociales la actividad seguramente sería más o menos de lo mismo. Y con todo el embrollo que sucedió antes, no pudo responderle a Fuutarou cuando le estaba enviando el mensaje de texto tan tarde por la noche.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:24 am.): Hey, Ichika. Espero no molestarte si estás ocupada con algo. Ya sé que es muy tarde aquí en Japón. Solo quería decirte que te extraño y que espero que te encuentres bien.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:27 am.): Tuve mi primer examen del semestre esta semana. La Química Orgánica no es ninguna broma. No recuerdo jamás haber estado tan nervioso por mis calificaciones en un examen. Espero haberlo hecho bien.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:35 am.): Como sea, probablemente estés ocupada. El fin de semana ya viene y no tengo nada planeado, así que ¿tal vez podríamos encontrar tiempo para pasar juntos? Quizás podamos hablar sobre eso que me dijiste que te ha estado molestando.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:36 am.): De todos modos, creo que necesito dormir un poco.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:39 am.): Buenas noches, Ichika.
- ¿Ese era tu novio? – dijo Erika con la boca algo llena todavía, para sorpresa de Ichika. Se tragó su comida y se rio. – Perdón. Tengo un mal hábito de ser algo metida.
- Está bien. Y sí, era él. – Una mirada tierna apareció en los ojos de Ichika mientras observaba el nombre. – Ese idiota despistado. A veces no puedo entenderlo.
- Debes extrañarlo mucho, ¿eh?
- Más de lo que te imaginas. No puedo dejar de pensar en él. – Ichika asintió, y miró hacia la distancia. Sus dedos apretaban el frío plástico de su bebida. – De hecho, es algo embarazoso. He estado aquí desde hace casi dos semanas, y esta es la primera vez que he salido a tomar mi bebida favorita. La verdad no he salido a ninguna parte, en serio. No me había puesto a pensar en ello.
Erika se encogió de hombros. – No te culpo. Los estudiantes internacionales usualmente tienen problemas para ajustarse a todo aquí. Tienes que aprender el lenguaje, y a tratar con las personas. Tiene sentido que algunos crean que sólo eres tímida y no hablas mucho.
Ichika tosió abruptamente. – ¿Escuchaste todo eso?
- Te dije que tengo un mal hábito de ser metida, ¿no? – Sonrió con complicidad. – Iba a acercarme a hablar contigo antes que aparecieran esos sujetos. Pensé que debía esperar a ver un poco, por si necesitabas que alguien te ayudara. Sabes, eres un poco demasiado amable, Ichika.
- ¿Demasiado amable?
- ¡Mhm! A los hombres como esos les encanta ir tras chicas lindas, tímidas y educadas como tú. Tienes que aprender a no soportarles ningunas de sus babosadas por aquí. – Se tronó los nudillos. – Aunque, algunos más atrevidos son más difíciles de convencer que otros.
- Chicas lindas y tímidas… – Ichika no pudo evitar sonar algo desconcertada al repetir la línea. Definitivamente era la primera vez que alguien llamaba así a Ichika; era casi como si Erika la hubiese confundido con Miku, pero eso no era posible. Ella era la única que estaba aquí. – En realidad no soy tan mala con la gente en general. Solo fue… un mal momento.
- ¿En serio? Bueno, como sea, te vendría bien cargar uno de éstos. – Erika le mostró un pequeño contenedor que traía colgando en su llavero.
- ¿Y eso qué es?
- Spray de pimienta. Rocíales un poco en los ojos, y estarán rodando en el suelo, pateando y gritando. Para éste de aquí, solo tienes que presionar este pequeño switch que tiene acá. Luego solo apuntas y disparas. También son fáciles de encontrar.
- ¿Eso no suena un poco… violento?
- Es uno de éstos, o una navaja. – Giró el llavero, y en el mismo movimiento, sacó la hoja de una navaja de bolsillo.
- ¡¿Una navaja?! – Ichika se echó atrás del shock. – ¿Po-por qué iba yo a…?
- Era broma, era broma. – Erika se rio mientras volvía a guardar la hoja. – Bueno, al menos en su mayor parte. Mi Obachan me dijo que las calles en Japón son mucho más seguras, pero no deberías acostumbrarte a eso cuando sales de Japón. No es que los asaltos de tipos como esos sean comunes o algo así, pero se trata de sentirse más seguro. Solo sacarlo y amenazar con ellos es lo suficiente para que la gente se aleje.
Ichika asintió ligeramente. – Ya veo… bueno, eso es… bueno saberlo, supongo.
- Aunque hay algo que me trae curiosidad, Ichika. Claro, si no te molesta que te pregunte.
- ¿Qué cosa?
- ¿No estabas siendo un gran éxito allá en Japón? Quiero decir, vi esa entrevista que tuviste hace algún tiempo, y me voló la cabeza saber que solo tenías dieciocho. Alguien tan popular como tú no debería venir a un instituto que entrena actores en primer lugar. ¿Por qué venir todo ese camino hasta aquí?
- Tienes un buen punto. – Ichika se apoyó sobre la muñeca, lanzando una mirada contemplativa hacia la distancia. – Podría haber sido más fácil si me quedaba, o tal vez no. Quizás, sólo estoy usando esto como una excusa para huir de los problemas a los que me estaba enfrentando con mi carrera en Japón.
- ¿Problemas? ¿Qué clase de problemas?
- Mencionaste que viste mi entrevista, ¿verdad? Entonces ya deberías estar al tanto de que he estado… saliendo con alguien. Eso les causó muchos problemas a mi manager y a mi consejero, y no dudaron en reprenderme por ello. Según ellos, perdí mucha de mi popularidad debido a eso. Hasta me obligaron a desactivar mis cuentas de redes sociales por varios meses. No me arrepiento en absoluto, pero manejarlo fue… problemático.
Erika se sentó en silencio, arqueando la ceja lentamente como si esperase más. – Espera, ¿eso fue todo?
- ¿Sí…?
- Huh. ¿De verdad se hace tanto escándalo en Oriente solo porque las celebridades salgan con alguien? Eso es muy raro.
- ¿No es común aquí?
Erika se encogió de hombros. – A menos que se hable de adulterio o alguna otra conducta sexual inapropiada, a la gente no le importa un bledo eso aquí. Pero digo… ¿solo por salir con alguien? ¡A quién le importa! Mi hermano y su pequeño club de fans ya lo saben y aun así siguen totalmente enamorados de ti. – Se rio todavía más fuerte. – ¡Deberías haber visto lo devastado que se sintió cuando supo que te tomarías un hiato!
Hubo algo muy inspirador en ese tono fuerte y obsceno de su risa. Un sentimiento de liberación, como si se burlara de las cosas por las que Ichika siempre había estado sufriendo en silencio. Como si difícilmente fueran algo por lo que preocuparse. Antes de darse cuenta, Ichika también se estaba riendo con ella.
- Muy bien. – continuó Erika. La mirada en sus ojos se entrecerró mientras se apoyaba con su mano. Lo que antes era una voz baja y ronca de pronto había cambiado a un tono calmado y sofisticado. Era como si se hubiera convertido de pronto en una persona diferente, donde incluso esa sonrisa en su rostro se sentía como la de una completa extraña. Después de todo, Erika era una actriz de calibre similar al suyo. – Siguiente pregunta. Tengo curiosidad, ¿qué es lo que te hace querer convertirte en una actriz, Ichika?
Algo en la forma en que formuló la pregunta hizo que Ichika pensara cuidadosamente en sus siguientes palabras. Miró hacia la calle llena de personas que iban y venían, las altas palmeras, y las colinas de hierba seca en la distancia. Unas grandes letras brillantes que rezaban "HOLLYWOOD" decoraban este nuevo mundo en el cual todavía necesitaba encontrar su lugar.
- Supongo que es porque… no quiero que me vean.
- Hmm… esa no es la clase de respuesta que me esperaba. – Erika alzó una ceja. – ¿Qué clase de actriz no desea que la vean?
- Suena un poco extraño ahora que lo digo en voz alta. – Ichika se rio un poco para sí misma. – Fue solo algo que pensé un día. Una actriz solo es tan buena como las mentiras que puede decir, y el número de personas que pueda engañar. Incluso cuando los entrevistan, saben exactamente qué palabras deben decirle a la cámara. Supongo que todo lo que puedo decir es… que es divertido. Es divertido engañar a la gente, y es divertido dejarlos especulando sobre qué clase de persona eres realmente.
Ichika tomó un largo y lento sorbo de su café. – Tengo cuatro hermanas menores que son idénticas a mí. Como nos parecemos tanto, siempre pensé que tenía que hacer algo grande para sobresalir. Aprendí a decir mentira tras mentira para conseguir lo que quería. Hubo muchas veces en las que no me sentí orgullosa de ello, pero siempre terminaba de igual manera, ellas veían a través de mí. Ellas, y algunas cuantas personas muy especiales, son los únicos que pueden ver a la verdadera yo. Pueden ver lo problemática que puedo ser como hermana mayor.
Al darse la vuelta, Ichika devolvió una sonrisa de satisfacción. Una sonrisa que le pertenecía solo al número de caras que ella decidía. – Por eso, como actriz, no puedo permitirme tener tropiezos. Solo debo decir mentiras más y más grandes, para que nadie sepa jamás lo codiciosa y envidiosa que puedo ser como mujer.
Erika se pellizcó el mentón, tarareando pensativamente. Sus ojos lentamente se dirigieron a la joven actriz frente a ella, observando cada expresión y faceta que formaba la resolución de Ichika. – Huh. Bueno, esa es una respuesta muy única… ¡pero me gusta! – Con mucho ruido, Erika arrugó el papel con las sobras de su comida entre sus manos. – ¡Muy bien, ya lo decidí!
- ¿Decidir…? – Ichika alzó una ceja. – ¿Decidir qué cosa?
- ¡Me agradas, Ichika Nakano! ¡Tienes lo que se necesita para triunfar aquí, puedo verlo! – Las patas de la silla de Erika rechinaron fuertemente cuando se puso de pie con tanta decisión. Se puso los brazos en jarras, sonriendo aún más. – No es nada fácil llegar a la cima. En ninguna parte y especialmente aquí. Tienes que aprender que, si otros son demasiado altos para pasarles por encima, tienes que obligarlos a arrodillarse. Brillar más fuerte que cualquier otra estrella allá afuera; hablar más fuerte que cualquiera de los que te rodean. Y yo soy el tipo de chica que puede ayudarte con eso.
- ¿Ayudarme? ¿A qué te refieres con eso?
- Vamos, Ichika, pareces una chica inteligente. – De nuevo, ese tono frío y sofisticado, mientras Erika sonreía. – Como decimos en el negocio del espectáculo, se trata de a quién conoces y qué tan bien sepas usar tus conexiones. Al ser una estudiante internacional, tiene sentido que no hayas oído mi nombre antes. – Su sonrisa se tornó notablemente confianzuda al continuar. – Pero supongo que lo que realmente importa para ti, es que yo soy una veterana, y tú una novata en el programa. Puede que ahora todo sea suave y agradable ahora, pero el entrenamiento sube de ritmo muy rápido y te golpea duro. Entrenamiento vocal. Estudio de escenas. Improvisación. Lectura en frío. Movimiento corporal. Dime, ¿sabes cantar?
- ¿C-cantar…? Bueno, quiero decir, he practicado un poco, pero…
- Eso no basta. Toma duchas más largas si es necesario. Ahora, ¿dónde me quedé? Ah sí. Tienes que aprender lo que se siente ser un director, danza, filmografía. No se te olvide que los aprendices aquí necesitan conseguir papeles estelares en cierto número de películas dirigidas por estudiantes. Así que es mejor que salgas de tu caparazón y hagas algunos amigos en tu año.
- ¿Salir de mi caparazón…? – De nuevo, Ichika acababa de oír algo que nunca pensó que le dirían en su vida. – Creo que te equivocas un poco respecto a… ¡espera, eso no importa en este momento! ¡Todo esto que estás diciendo es demasiado para asimilarlo tan rápido!
- Podemos cubrirlo más sobre la marcha. – se rio Erika. – El punto es, creo que puedo mostrarte las riendas aquí. Tal vez te enseñe un truco o dos.
- No sé qué decir… digo, eso es increíblemente amable de tu parte, y realmente lo aprecio, ¿pero no es demasiado para alguien que apenas acabas de conocer? Aquí yo no soy nadie…
- Lo veo como un beneficio mutuo. – Erika sonrió de nuevo. Ya fuera porque era otra cara que usaba una actriz para conseguir lo que quería, o si realmente lo estuviera disfrutando, Erika sonreía. – Hace años, tuve mi propio mentor, ¿sabes? Le debo a él todo lo que se. Así que como yo lo veo, solo estoy retransmitiendo el favor. ¿Y quién sabe? Tal vez cuando llegues a ser una actriz que inspirará a millones, ¡recordarás algunas de las cosas que tu hermana mayor, Erika Sasaki, te enseñó!
- ¡Espera, espera, espera! – Ichika levantó las manos. – ¿Hermana… mayor?
- ¡Sí! He estado cuidando a mis tres hermanos toda mi vida, pero nunca antes he tenido una hermanita. Hmm… ¿tal vez podrías referirte a mí como Erika-neechan entonces? ¿O tal vez Erika… neesan? ¿Cuál suena mejor…?
Por un rato, Ichika se quedó con una mirada totalmente en blanco en su rostro. En estos largos años en los que trabajó desesperadamente, todas las horas de sangre sudor y lágrima, Ichika había hecho lo que siempre creyó que era lo correcto. La había llevado hasta este punto. Ahora que estaba de pie ante estrellas que brillaban tan intensamente como ella misma, Ichika se dio cuenta que había un límite de lo que podía lograr por sí sola. Aun así, el pensamiento la había dejado a poco de quedarse sin palabras.
- Lo siento, es que no estoy… acostumbrada a llamar a alguien así. Jaja…
- Bueno, supongo que tendremos que trabajar en eso. ¡Oh! ¿Qué te parece Aneki? Suena bastante genial, ¿no te parece?
Ichika le sonrió a su superiora, dejando salir una risa contenta de sus labios. – Mejor… quedémonos con Erika, por ahora.
(-0-)
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:35 am.): Como sea, probablemente estés ocupada. El fin de semana ya viene y no tengo nada planeado, así que ¿tal vez podríamos encontrar tiempo para pasar juntos? Quizás podamos hablar sobre eso que me dijiste que te ha estado molestando.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:36 am.): De todos modos, creo que necesito dormir un poco.
「Fuutarou-kun 」(enviado a las 11:39 am.): Buenas noches, Ichika.
「Ichika 」(enviado a las 2:40 p.m.): ¡Perdón, Fuutarou-kun! ¡No puedo creer que me perdí tu mensaje!
「Ichika 」(enviado a las 2:40 p.m.): ¿Qué haces despierto a tan altas horas? ¡Tienes que asegurarte de mantenerte sano, grandísimo idiota!
「Ichika 」(enviado a las 2:41 p.m.): Pero… estaba pensando en ti también. Te extraño demasiado. Hay tanto que quisiera hablar contigo. Vamos a hablar BASTANTE cuando despiertes.
「Ichika 」(enviado a las 2:43 p.m.): ¡Oh, y no creo que haya nada que me moleste ahora! ¡Te lo contaré todo después!
「Ichika 」(enviado a las 2:45 p.m.): …Supongo que podrías decir que hoy hice una nueva amiga :)
Esta historia continuará…
Notas del traductor:
¡Buenos días, gente! Bien, ¿apuesto a que les sorprende tanto como a mí tener actualización de éste? Desde luego, no me quejo; estaba tan bueno que lo fui traduciendo casi de golpe mientras lo leía, y tras lo que fue el anterior tan emocional, es bueno ver algo de esperanza en el horizonte para Ichika, ahora que se encuentra en los Estados Unidos.
Se me hizo muy divertido verla ahora desde el otro lado de las cosas. Ella siempre se vio como la hermana mayor, una de las más extrovertidas entre sus hermanas, y de repente se siente como si la confundieran con Miku (hasta ella misma debió sentirse como Miku cuando la abordaron los tipos). Creo que eso es lo que se llama ser un pez normal que salta fuera de su pequeño estanque y termina cayendo directo en el mar.
Debo admitir que me fastidió realmente que esos tres hayan aparecido de inoportunos y le arruinaran su momento de recibir el mensaje de Fuutarou. Habría sido muy lindo si ella le hubiera podido responder de inmediato, y los habría hecho felices a ambos, estoy seguro de ello. Por suerte, Erika apareció justo a tiempo y ahora Ichika tiene una nueva amiga (o más bien, hermana mayor) que decidió ayudarla en su nuevo entorno, algo que claramente necesita en estos momentos. Les diré que me cayó bastante bien, y que espero poder verla en los próximos capítulos. Aquí entre nos, yo habría elegido "Anego" como término para referirme a ella, siendo que tiene la apariencia física y por la forma como espantó a esos tipos.
En fin, no me queda más que decir. Sin reviews no hay agradecimientos así que me salto esa parte, pero espero que lo hayan disfrutado, y si es así, ¡díganlo! Tanto yo como bobalon lo apreciaríamos, ¿saben? Hasta la próxima vez, ¡sayonara!
