Parte 14
Después de resolver la solicitud de Storm con la ayuda de un amigo cercano, McQueen manejó desde Radiator Springs hasta el hospital, acompañado de su prometida y su amigo Mate. Todos estaban muy preocupados por Cruz. Tan pronto como llegaron al hospital, los tres bajaron apresuradamente. Una vez dentro, el rubio deseaba confrontar al individuo que se encontraba en la sala de espera, mientras Sally corrió hacia él para consolarlo.
-Jackson, ¿ella está bien?, ¿Tú estás bien?. -Preguntó con tono de preocupación.
-No. Nada está bien. -Respondió con desánimo.
-Aún no comprendo qué pasó. -Mencionó Sally.
-Yo tampoco... -Suspiró y se mofó de la situación. -Esto parece una maldita novela.
-Oye, tranquilo. A mí me pasa igual. A veces siento que mi vida es una película, especialmente cuando estoy al lado de Rayo. -Añadió Mate.
McQueen y Storm lo miraron con seriedad, mientras Sally rió por lo bajo. Luego, le tomó la mano al pelinegro y la apretó en señal de apoyo.
-Todo saldrá bien, ya lo verás. Ella es una chica fuerte y...
De repente, Sally comenzó a sentir arcadas. Empujó al chico y preguntó dónde estaba el baño. Su prometido le acarició la espalda y le tomó la mano para guiarla a su destino.
Storm vio la escena, apretó la quijada y bajó la mirada. Mate, intentando animarlo y hacerle compañía, le ofreció un vaso con líquido.
-Toma, amigo, te hará sentir mejor.
Storm lo tomó sin preguntar qué era, pero al darle el primer sorbo lo escupió.
-¿Qué es esto?.
-Es una receta naturista para relajarse, cortesía de nuestro amigo Fillmore. -Mate tomó un sorbo directamente del termo. -Es muy buena, contiene tila, manzanilla, lavanda y...
-No sigas, sabe horrible.
-De verdad es buena, pero si prefieres, puedo ofrecerte café.
Storm lo miró con mala cara. Poco después, Sally y McQueen regresaron. Ella se sentó y comenzó a quejarse por los malestares del embarazo.
-Ven, acompáñame. -Le dijo McQueen a Storm. Este bufó y se levantó de mala gana.
-Por respeto a Cruz, no hablaremos de esto frente a Sally y Mate. Hay cosas que no me quedaron claras en la llamada, así que habla y no omitas nada.
Storm comenzó a relatar lo sucedido. En un momento, McQueen abrió los ojos sorprendido y lo interrumpió.
-¿En serio?, No puedo creer que te la hayas cogido estando drogada.
-En ese momento, no sabía que estaba drogada. Pensé que solo estaba ebria. Además, ella estaba sobre mí, incitándome. Intenté detenerla. ¿Qué querías que hiciera?.
-¡Tener autocontrol! ¿Qué eres, ¿un maldito animal?.
-En mi defensa, ella abusó de mi y no lo disfruté.
-¿En serio piensas que te voy a creer? Aquí la única víctima es Cruz, maldito degenerado. -Dijo molesto McQueen. -¡Por tu culpa está aquí!.
Storm volteó su rostro, no quería mirar a McQueen a los ojos. Se sentía molesto consigo mismo y demasiado culpable.
El rubio respiró hondo y se masajeó la sien para calmarse y evitar hacerle daño al individuo frente a él.
-Voy a preguntar cómo se encuentra Cruz.
Se dio la vuelta y se fue en busca del doctor.
~§~
-Ella se encuentra bien, solo debe estar en reposo. Después de 48 horas, puede retomar sus actividades normales, pero no debe esforzarse y debe abstenerse de tener actividad sexual. Su vientre necesita descansar después de la pérdida.
-¿Pérdida? -Preguntó McQueen confundido.
-El sangrado fue por un aborto. ¿No te dijo el chico?.
-Oh, sí, yo... estaba muy preocupado y lo olvide.
-Ella está estable, puede salir mañana temprano. Ahora descansa, pero pueden pasar a verla.
-Gracias por todo, amigo.
-Ya me debes dos, Rayo, y pienso cobrártelas. -Mencionó el doctor mientras se reía.
Ambos estrecharon sus manos y luego se despidieron. McQueen volteó hacia donde estaba Storm. Había pasado por muchas cosas ese día y solo se le ocurrió culparlo por todo. "Soy un insensible". Se regañó así mismo. Luego se acercó al grupo para dar las nuevas noticias.
-Me han dicho que ella está bien. Por ahora descansa, pero podemos pasar a verla.
Sally y Mate saltaron de sus lugares y fueron directo a la habitación.
-Storm.
McQueen llamó su atención y habló con tono de arrepentimiento.
-Yo no sabía por lo que estás pasando, de verdad lo siento, fui un tonto.
-Ya no importa.
-¿Por qué no me lo dijiste?.
-¿Para qué?, No tenía sentido.
Storm se levantó y salió del lugar, deseando estar solo. La noticia le dolió profundamente. Siempre había anhelado tener una familia, especialmente porque la suya siempre estuvo rota. Sabía que no repetiría los errores de sus padres; para él, era crucial que los niños crecieran sin presiones, recibiendo mucho amor y atención. Después de un rato, volvió a sentarse en la sala de espera, con los codos apoyados en las rodillas, las manos colgando y la cabeza baja, mirando fijamente al suelo. No se sentía preparado para entrar en la habitación; se encontraba abrumado por la culpa.
Sally se acercó a él, se sentó a su lado y puso la mano en su espalda, frotándola maternalmente, con una sonrisa comprensiva.
-No es tu culpa que haya pasado esto -Dijo con tono dulce.
Él no respondió.
-Deberías ir a casa, cambiarte, comer algo y descansar. Nosotros cuidaremos de ella.
~§~
Ya era de noche y Storm iba conduciendo de regreso al hospital cuando vio a una alimaña que realmente deseaba eliminar caminando por la calle. Estacionó y decidió enfrentarlo. Lo siguió hasta un bar, entró y pronto visualizó a ese infeliz cerca de la barra. Al diablo con la maldita polémica que crearía, se acercó a él y lo sujetó de las solapas de la camisa y lo azotó en la pared.
Samir se sorprendió y soltó un chillido de dolor por el golpe, pero luego sonrió de forma arrogante, tomó el resto de la bebida que aún sostenía en su mano y utilizó el líquido para escupírselo en la cara a su atacante.
Storm lo soltó al sentir el líquido en su rostro. Samir se liberó del agarre, cayó al suelo, se levantó rápidamente y salió corriendo del bar.
-¡Maldita rata escurridiza!. -Gritó Storm, furioso, mientras se limpiaba el rostro y lo perseguía.
Samir se metió en un callejón sin salida y Storm lo alcanzó, golpeándolo en la cara y luego en el estómago, lo que hizo que Samir cayera al suelo.
Storm lo miraba con un odio intenso, listo para propinarle una lección, cuando de repente aparecieron dos tipos corpulentos. Observó la escena; eran tres contra uno. Necesitaba analizar la situación y comprobar si esos tipos llevaban algún arma. Samir rompió el silencio del lugar al empezar a reírse de la nada, aun estando en el piso.
-¿Creíste que soy tonto?. Entrar a este callejón fue a propósito. -Se incorporó, se limpió la sangre de la nariz y añadió.
-¿Aún te sientes valiente?.
-Eres un cobarde. No tenías por qué meterte con Cruz. El problema era conmigo, ¿no?.
-Qué hábil, dedujiste que fui yo quien la drogó. -Sonrió. -Es obvio que tenía que castigarla. Esa niña bonita se atrevió a retarme, se metió en mis negocios y me hizo perder dinero, y eso último es lo que más odio. Lástima que apareciste esa noche, realmente deseaba marcar su piel y degustar su néctar. -Dijo, relamiéndose los labios al final de la última palabra.
Las venas de su cuello se tensaron bajo la piel y sus puños se apretaron con fuerza. Ese comentario hizo hervir la sangre de Storm, quien saltó sobre Samir para golpearlo de nuevo. Los dos hombres que estaban allí intentaron detenerlo, pero no era tarea fácil. Samir, para defenderse del ataque de su rival, sacó un arma blanca y le hizo un corte en el brazo.
-¡Maldición!. -Musitó Storm.
-Idiotas, sujétenlo bien y no dejen que se escape como la última vez.
-¡Tú planeaste el secuestro!. -Dijo con asombro.
-¿Y quién más?. -Respondió el chico, riéndose. -Lo siento, cariño, pero solo eran negocios; las apuestas estaban a tu favor. Lástima que escapaste, pensaba divertirme contigo después de la carrera. ¿Sabes algo, Stormy? Me encantas, y me da asco saber que esa chica te ama con devoción, me da arcadas solo pensarlo.
Storm tenía el rostro perplejo.
-¿Por qué pones esa cara?. Qué masculinidad tan frágil. Amor es amor. -Samir comenzó a reír. Se acercó a él y lo tomó del mentón. -Me alegro de haber encontrado tu talón de Aquiles.
-¿Qué es lo que quieres?.
Samir esbozó una sonrisa torcida.
-Joderte la maldita existencia, como tú me la jodiste a mí.
-Yo no hice nada. No es mi culpa que no me llegues ni a los talones. -Respondió Storm con una sonrisa altanera, forcejeando un poco para intentar soltarse.
Samir se molestó, pero luego se recompuso y añadió de forma mordaz.
-Te aconsejo alejarte de esa chica por un tiempo si no quieres que la lastime.
-¡No te atrevas a ponerle un solo dedo encima de nuevo!.
-¿O qué?. -Samir mostró una sonrisa como la del gato de Cheshire y añadió. -Creo que ya sabes de lo que soy capaz. Y eso que he sido gentil, podría ser peor.
Storm se soltó de los secuaces de Samir e intentó alcanzarlo para golpearlo. Uno de los hombres lo agarró del cabello y le sujetó un brazo, mientras el otro tomó su otro brazo y presionó la herida, haciéndolo soltar un quejido de dolor.
-¡Ah!, ¡ah!, ¡ah! -Dijo con voz cantarina, moviendo el dedo índice de un lado a otro en señal de negación. -¿No entendiste, guapo?, si la quieres sana y salva, sin que la toque, solo debes prometer alejarte de ella y comportarte conmigo. Sé un niño obediente.
-Estás enfermo.
-Se llama poder. Conozco a bastante gente, no tienen un buen historial que digamos, pero mientras yo genere dinero, estarán de mi lado. -Tomó el rostro de Storm y lo miró a los ojos. -Me encanta tu altanería, pero te prefiero dócil. -Se dirigió a sus secuaces. -Ya saben qué hacer, chicos, pero no lo maten. -Chasqueó los dedos. -¡Adiós, Stormy!.
Los dos hombres arrojaron a Storm con fuerza al suelo y sonrieron sombríamente. Tenían permiso para divertirse con él como desquite por la última ocasión.
Storm se agarraba el brazo, la herida le ardía bastante. Vio cerca de él una bolsa de basura con un líquido, la tomó y se la aventó a uno de los tipos en la cara.
-¡Qué asco! -Gritó el agredido. Storm aprovechó para empujar con fuerza al otro atacante, dejándolo en el suelo, y salió del callejón lo más rápido que pudo. Los tipos corrieron tras él.
Una chica caminaba en sentido contrario a ellos cuando, de repente, fue derribada al suelo. Storm cayó sobre ella y los matones lo alcanzaron, levantándolo y arrojándolo contra una pared cercana.
-Preciosa, te recomiendo irte. -Añadió uno de los hombres a la chica, que aún seguía en el suelo mirando la escena. Notó que conocía al chico herido que yacía en el piso.
-Es el chico que Mate estaba buscando hace una semana. -Musitó.
Uso rápidamente su móvil y confirmo lo que había mencionado. Se levantó del piso y llamó la atención de ambos hombres.
-¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño?.
-Cierra esa boquita preciosa. No quiero lastimarte y desfigurar ese hermoso rostro.
Mencionó quién le había dado la advertencia. Luego, intentó empujarla pensando que solo era una chica molesta, pero ella sacó una pistola de electrochoques, disparó y en cuestión de segundos dejó al tipo en el suelo.
-¡Buenas noches, precioso!. -Volteó hacia el otro sujeto y dijo.
-¡Tú, sabandija, suéltalo!.
El hombre corpulento golpeó a Storm contra la pared y lo soltó. Luego, se acercó velozmente a la chica y le lanzó un puñetazo. Ella detuvo el golpe, le dio una patada en el abdomen, golpeó la cara interior de su pierna y remató con otra patada en la espalda, dejándolo en el suelo.
El sujeto se levantó de nuevo, la tomó del cuello y la levantó un poco. La joven le dio un buen golpe en la nariz, haciéndolo soltarla y retroceder, hasta caer al suelo.
-Lárgate, ¿acaso quieres otra paliza?. -Dijo con firmeza.
El tipo abrió los ojos con sorpresa, agarró a su compañero y se marcharon lo más rápido posible.
-¿Estás bien?.
Storm se levantó lentamente, sintiendo dolor y asombro al ver cómo esa chica, hábil, fuerte y rápida, había derrotado a esos gorilas. Luego frunció el ceño y la miró con desconfianza.
-Qué grosero, al menos da las gracias.
-Tenía todo bajo control.
-Sí, claro. Oye, solo te ayudé porque eres amigo de Mate.
-¿Amigo?.
Su conversación fue interrumpida por un caballero apuesto con traje y porte elegante.
-¿Encontraste al sospechoso?.
-Oh, sí, bueno, lo encontré, pero de pronto chocaron conmigo y tuve que ayudar a este joven que estaba en problemas.
-Lo perdiste, ¿cierto?. Holley, la policía se encarga de esas cosas, nosotros debemos resolver otros asuntos más importantes.
-Finn, yo... lo siento, pero esos tipos y este joven salieron de la misma dirección que el sospechoso.
-Interesante. -Tomó su móvil y le mostró una foto a Storm. -¿Lo conoces?.
-Sí, su nombre es Samir Johnson.
McMissile sonrió.
-Bien, estoy investigando a este chico.
-¿Por qué?.
-Información confidencial. Ahora acompáñanos. Por cierto, es una orden, no una sugerencia.
Comenzaron a caminar y Holley continuó hablando.
-Hace una semana, Mate me pidió ayuda para encontrarte. Si él me pidió ayuda, significa que eres un amigo cercano.
-¿Cómo lo conoces?.
-Es mi novio.
-¿Eres novia de esa cosa?.
-¿Disculpa?.
McMissile escuchó un golpe y un quejido de dolor, se volteó, observó la escena y se sobó el puente de la nariz.
-Holley, eres una agente, compórtate y suéltalo.
-Lo siento, señor.
Storm estaba realmente asombrado por la noticia y por cómo lo habían sometido al piso con tanta facilidad. Luego, McMissile le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse.
-Te curarán esa herida cuando lleguemos a la base. Necesito que nos cuentes todo lo que sabes sobre ese chico Samir. Por cierto, mi nombre es Finn McMissile y ella es Holley Shiftwell, somos ''detectives''. -Puso énfasis en la palabra y sonrió.
