Parte 15

Después de ser dada de alta del hospital, Cruz regresó a casa. Su mente estaba atrapada en una espiral de pensamientos inquietantes. Se mordía el labio y jugueteaba nerviosamente con las manos, buscando consuelo en esas acciones repetitivas mientras sostenía su móvil, que seguía en silencio y sin nuevas notificaciones. Él no había vuelto al hospital ni había respondido a sus mensajes o llamadas, y eso era lo que más le causaba aflicción.

-Cariño, debes intentar comer algo y tranquilizarte.

-¿Y si está molesto?, ¿O si le ha pasado algo?, Tal vez Samir...

Dejó la frase en el aire cuando Sally la acurrucó contra su pecho y comenzó a acariciarle la cabeza con amor.

-Estás muy sensible. Seguramente está durmiendo, su día ha sido tan complicado como el tuyo. No sabes lo difícil que fue convencerlo de que se fuera a casa a descansar.

El timbre sonó y el corazón de Cruz comenzó a latir con rapidez. Levantó la vista y vio a Sally, quien le sonrió antes de levantarse para abrir la puerta.

Cruz tenía la esperanza de que fuese él. Se levantó del sofá y observó atentamente. Su expresión cambió al ver en la entrada a una mujer conocida, de no más de 65 años.

-¡Ay, no! -Dijo Cruz.

La señora hizo a un lado a Sally, le entregó una caja y su bolso, y luego se dirigió hacia Cruz.

-¡Oh, mijita! Vine lo más pronto posible en cuanto me avisó tu madre. Sólo mírate, estás muy pálida y flaca. Pero no te preocupes, te haré mi rico caldo de paloma para que te llenes de vitaminas y recuperes fuerzas. Por cierto, ¿quién te dejó así?.

La señora inspeccionó la sala y observó a McQueen.

-Veo que eres el único varón aquí. ¿Acaso fuiste tú?. -Dijo con expresión molesta.

McQueen se puso rojo como una granada y negó con la cabeza.

-Abuelita, él es mi jefe y la chica que te recibió es su prometida.

La abuela examinó al rubio y a la mujer de ojos azules. Estaba a punto de comentar algo cuando, de repente, el ruido de una puerta cerrándose captó la atención de todos. Era Mate, quien salía del baño con una expresión despreocupada.

-¡Uf! Les recomiendo que no entren a ese baño en un buen rato. -Luego, vio a la mujer que estaba en la sala y se acercó a presentarse.

-Hola, mucho gusto, soy Mate, como "tomate" pero sin el "to". -Dijo, esbozando una amplia sonrisa y ofreciendo la mano.

La señora tomó la mano de Mate y luego miró a Cruz.

-Dime que no es él. -Le pidió en su idioma natal.

-Él no está aquí. -Respondió Cruz con tono de fastidio.

-¿Qué?, ¿Acaso no se hace responsable de sus actos?. Tranquila, mijita, yo me encargo. Lo traeré a la fuerza y...

-Abuelita, ¿no ibas a hacerme un caldito?. -Dijo, poniendo una expresión tierna.

-Oh, sí. ¿Dónde quedaron mis cosas?.

Sally se acercó y le entregó las pertenencias a la abuelita, luego se reincorporó al grupo.

-¿Quién le dijo a mi madre?. -Preguntó Cruz, volteando hacia el grupo con molestia.

-Fui yo. -Mencionó Sally encogiéndose de hombros. -No sabía que mandaría a tu abuela.

-Ahora sí, no quiero que aparezca Jackson.

Sally observó cómo la abuelita sacaba una paloma de una caja y preguntó.

-¿Por qué trae esa paloma en la caja?.

-Porque haremos un buen caldo con ella.

-¡Pero está viva!.

-Tranquila, mija, pronto ya no lo estará.

Sally abrió los ojos de par en par al ver lo que había hecho con la paloma. Sintió un nudo en el estómago, tragó saliva y, de repente, comenzó a sentirse mal. Rápidamente buscó un lugar donde vomitar. McQueen se acercó rápidamente a su prometida y le preguntó si se encontraba bien.

-Estoy bien, pero esto no fue por los síntomas del embarazo.

-¡Oh, qué lindo! Igual estás embarazada. -Comentó la anciana sin dejar de trabajar en la cocina.

-¿Igual?. -Se dijo McQueen para sí mismo. Luego se volvió hacia Cruz y comentó. -¡Tu abuela cree que estás embarazada!.

Ella abrió los ojos sorprendida. Seguro su abuela había entendido mal el mensaje; conociéndola, no se iría pronto si creía en esa falsa noticia. De hecho, era capaz de mudarse con ella hasta que naciera "ese pequeño". Necesitaba aclarar todo, pero antes tenía que descansar, ya que comenzaba a sentirse realmente mal.

~§~

-Agradezco tu colaboración. Ahora puedes retirarte. Holley, ¿puedes acompañar al caballero de regreso a casa?.

-Claro, vamos.

-No, espera. Aún no me dicen por qué lo buscan. Además, ¿por qué no detuvieron a esos tipos?.

-¿Quién dice que no lo hicimos?. -Dijo McMissile con una sonrisa divertida. -La curiosidad mató al gato, ¿sabías? Ahora, ve a descansar.

-Ese imbécil atacó a mi novia y amenazó con hacerle daño. No me voy a quedar con los brazos cruzados.

-Y dime, ¿qué harás?, ¿Enfrentarlo y esperar a que te mate?. No sabes en lo que te metes.

-Entonces dime a qué me enfrento.

McMissile sonrió.

-Me gusta tu espíritu, pero no sé si eres valiente o tonto. -Después de pensarlo un poco, añadió. -Puedes servirnos de algo. Dijiste que quiere vengarse y verte hundido, ¿no? Volverá a buscarte, estoy seguro.

Storm lo observó atentamente mientras Holley se apoyaba en la pared para estar más cómoda.

-Bueno, todo comenzó con un pequeño grupo en Europa. Cuando los detuvimos, nos dimos cuenta de que se había ramificado por todo el mundo, como un maldito cáncer, de forma rápida y silenciosa. Eran grupos delictivos que aparentaban ser de perfil bajo, pero se dedicaban al tráfico de personas, lavado de dinero, drogas y apuestas. Movían mucho dinero y comenzaron a corromper el sistema; había jueces, políticos y gente influyente involucrados en esto.

Storm frunció el ceño al escuchar la gravedad del asunto y Holley continuó la charla.

-Creímos haber detenido a todos, pero apenas la semana pasada nos enteramos de este grupo, y todo gracias a Mate.

-Cuando te secuestraron, capturamos a uno de los chicos que estaba allí. Sin darse cuenta, nos dio información valiosa y comenzamos a investigar a fondo. Aún no sabemos si son parte de ese círculo o si son una copia. Parece ser que ese tal Samir es una parte importante del grupo, ya que les genera bastante ganancia. -Agregó McMissile.

-Alguien lo ayudó a entrar como suplente, de ese modo nadie sospecharía. Su plan era identificar al favorito para ganar la copa y luego sacarlo de la carrera. Su gente apostaría por él y al final ganarían mucho dinero. -Storm se llevó la mano a la cabeza y pensó que Cruz podría haber sido la víctima si no hubiese ocurrido el accidente.

-Es ingenioso y de bajo perfil. -Dijo McMissile.

"Las apuestas estaban a tu favor".

"Se metió en mis negocios y yo odio perder dinero".

Ahora entendía todo lo que le dijo en el callejón.

-Buscará la forma de estar en la siguiente temporada. ¡Hay que detenerlo!.

-No es tan fácil. Necesitamos que él nos lleve a su líder, así que no podemos detenerlo; por eso lo estamos investigando. -Dijo McMissile mientras se acomodaba el traje y la corbata. -Si me disculpan, debo retirarme. Holley, llévalo a casa y de paso trae a Mate.

~§~

El sonido de golpes suaves resonó en la puerta, rompiendo el silencio que envolvía la habitación. Cruz se removió entre las sábanas antes de obligarse a incorporarse. Al ver la puerta, dijo un "adelante" a quien estuviera detrás de ella. McQueen asomó la cabeza y le sonrió cálidamente antes de entrar y dirigirse directamente a la cama para sentarse a su lado.

-Pensé que eras Sally.

-Sal está muy entretenida con tu abuela. Le está dando consejos de crianza y enseñándole cómo quitarse los malestares del embarazo. Por cierto, la comida de tu abuela es muy buena. ¿No quieres que te traiga algo?.

Ella sonrió.

-No, gracias.

-Oye, no has comido nada, estás pálida y creo que tampoco has podido descansar. Tal vez no soy el más indicado para esto, pero ¿quieres hablar sobre el tema?.

Ella le sonrió y comenzó a hablar.

-Yo... no sabía que estaba embarazada. No tuve ningún síntoma como Sally; la noticia me cayó muy fuerte. -Suspiró y bajó la vista. -Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, estoy aliviada porque podré seguir compitiendo, y por otro lado, me hubiera gustado tenerlo, descubrir qué tan parecido sería a mí o a Jackson. Solo imaginar a ese pequeñín corriendo por toda la casa, jugando y diciéndome "mamá".

Ella estrujo las sábanas mientras unas lágrimas rebeldes se deslizaban por sus mejillas.

-Además, tengo la duda de si él está molesto por este suceso. Saqué cuentas y fue mi culpa; se concibió un mes después de mi accidente. No estaba tomando anticonceptivos y estuve estresada por la final, más lo que pasó el fin de semana. Yo...

Cruz colocó sus manos en la cabeza y cerró los ojos con fuerza, dejando escapar más lágrimas. McQueen le frotó la espalda con cariño y suavizó su voz.

-Cruz, entiendo que estés en un mar de pensamientos, pero no te sientas culpable. El aborto no fue por estrés, por la droga o por sexo; simplemente sucedió en el momento menos oportuno. Serás una buena madre cuando decidas serlo, y si de nuevo es una sorpresa y el padre no quiere hacerse responsable, sabes que cuentas conmigo, con Sally y con todo Radiator Springs.

-Gracias. -Dijo ella, sonriendo mientras abrazaba a McQueen. -Ahora solo debo aclararle a mi abuela que no tendrá un bisnieto. Je, je.

Después de ese reconfortante momento, ambos escucharon una voz conocida. Cruz se limpió las lágrimas y salió rápidamente de la habitación. Su rostro se iluminó al verlo, pero esa expresión se desvaneció al ver que su abuela estaba amenazando a su amado con una chancla.

-¡Sal de aquí, delincuente! ¿Quién te crees que eres para responderme de ese modo?.

El rubio se acercó a la abuelita con una amplia sonrisa en el rostro.

-Abuela Ramírez, le presento al novio de su nieta.

Storm abrió los ojos de par en par y volteó a ver a Cruz.

-¿Así que tú eres el desdichado e irresponsable padre de la criatura?.

-¿De qué criatura estamos hablando?. -Preguntó Storm, confundido.

Cruz se acercó a su abuela con la intención de llevarla a otro lugar para aclarar el malentendido, pero su abuela la abrazó con fuerza y la felicitó.

-Mijita, bien hecho. Es guapo, el niño tendrá buenos genes.

-¿No estabas molesta con él?. -Preguntó Cruz.

-Lo malinterpreté. -Dijo soltando a Cruz y comenzando a inspeccionar a Storm.

-Tiene buena anatomía y buena dentadura.

-Señora, no soy un caballo.

-Tiene un buen trasero. -Mencionó mientras le pellizcaba una nalga. -Qué firme.

-¿Me acaba de tocar?. -Ahora Storm estaba sorprendido y rojo como un tomate por tal acto.

-¡Dios, trágame tierra! -Murmuró la chica mientras se tapaba la cara con la mano, sonrojada.

-¡Oh, vamos, mijo! No te avergüences; ya eres de la familia.

-¡Abuela, basta! Tenemos que hablar.

-Espera, mijita, necesito conocer bien al nuevo integrante.

-¡Abuela, es importante!, ¡Tenemos que hablar! -Cruz levantó la voz para llamar la atención de su abuela y hacerle comprender la importancia de la situación.

-Ahora regreso y nos tomamos dos tequilas para platicar a gusto.

La abuelita le guiñó un ojo a Storm y se fue con su nieta para poder charlar.

~§~

Holley y Mate estaban en la sala viendo el drama del momento. De pronto, ella lo tomó de la mano y comenzó a llevarlo hacia la salida de la casa.

-Ven, te necesito. Es urgente.

-Espera, al menos, ¿puedo ponerme ropa interior limpia?.

-¿Qué? Mate, no vamos a hacer lo que crees.

-¿No iremos a una misión?.

Holley se sonrojó por haber malinterpretado la situación. Se aclaró la garganta y retomó su compostura.

-No. Finn quiere verte.

-Estás roja, ¿estás enferma?.

-Estoy bien.

-Oye, ¿puedo llevarme un burrito? Los hizo la abuelita de Cruz y están muy buenos. ¿Quieres uno?, ¿Crees que Finn quiera uno?.

-Mate, sube al auto.

~§~

Era de madrugada, y todos descansaban en la residencia. Storm estaba en la sala, ya que la abuelita lo había mandado a dormir allí. Estaba cansado, pero no podía conciliar el sueño; seguía pensando en todo lo que había pasado. Un mensaje en su móvil lo sacó de sus pensamientos. "¿Quién podría ser a las 3:28 de la mañana?", pensó. Desbloqueó su móvil y abrió grande los ojos al ver el mensaje: era una foto de Cruz durmiendo, acompañada de un texto.

"Qué linda y delicada se ve durmiendo. ¿Debería llevármela?"

Soltó su móvil y salió como alma que lleva el diablo hacia la habitación donde se encontraba Cruz, abriendo la puerta de golpe sin importarle el ruido que hacía.

Ella no estaba; su cama estaba vacía. Se quedó en shock. "¿Acaso Samir se la llevó?".

-¿Qué sucede?. -Se escuchó una voz femenina a su espalda.

Él se volteó de golpe, y ahí estaba ella, en el umbral de la puerta con cara de asombro. Se acercó rápidamente y la abrazó con fuerza. Luego se separó, tomó su rostro entre sus manos y la miró a los ojos.

-¡No vuelvas a desaparecer, no me asustes de ese modo!.

-Solo fui al baño, y ahora tú me estás asustando. -Cruz reflejaba confusión en su rostro.

Él le acarició la mejilla y luego la besó. Cruz estaba feliz de sentir esos cálidos labios después de tanto tiempo.

Después de aclarar las cosas con su abuela, ella la dejó hablar con Storm, pero no dejó de vigilarlos. Luego, la hizo comer y la envió a descansar; la trató como a una niña pequeña. El gesto le pareció tierno y un poco bochornoso, pero entendía por qué su abuela se preocupaba tanto por ella: mientras sus padres trabajaban, su abuela la había criado como si fuera uno de sus propios hijos.

-Ejem... -Se escuchó en la habitación. -¿Nos explicas por qué haces tanto ruido?. -Dijo el rubio.

El escándalo había despertado a todos en la residencia.

-¿Mijita, estás bien?. -Preguntó la abuela de Cruz.

Storm salió de la habitación, seguido por McQueen.

-Oye, ¿qué sucede?, ¿Por qué hiciste tanto escándalo?.

Storm suspiró, se sentó en el sofá, recogió su móvil y se lo entregó al rubio.

-Mira por ti mismo.

McQueen se sorprendió bastante.

-¿Quién te mandó esto?.

-Estoy seguro de que fue Samir. Me pidió que me alejara de ella. -Mencionó mientras comenzaba a contarle todo lo que había pasado.

-Que hayas llegado con Holley no fue coincidencia. ¡Lo sabía!, Mañana regresamos a Radiator Springs, allí habrá más de una persona pendiente de ella. ¿Tú estarás bien?.

-Da igual, solo me importa que ella esté a salvo.