Roy suspiro para sus adentros mientras alzaba la cabeza con los ojos cerrados para pensar mejor sus palabras. Incluso tuvo que reprenderse a si mismo por siquiera pensar en la idea de acabar con la vida de los clones para mantener su secreto. ¡Qué clase de Jedi pensaría en una atrocidad como esa! Cuando pudo recuperar la compostura suspiro profundamente, borro esa falsa sonrisa de su rostro, miró a los clones con ojos cansado, y hablo con palabras pesadas.

Roy: - Yo... no tengo un vínculo muy fuerte con la fuerza. Esas... es la verdad... -

Hammer: - ¿Es en serio? Pensaban que todos los Jedi lo tenían. - El clon no supo lo dañinas que eran sus palabras pael el joven.

Roy: - Como dije. Cada cual tiene una conexión diferente con la Fuerza. La mía es algo... debil... Por decirlo de algún modo. -

Comandante: - Pensé que podrían entrenar para que esta... conexión con la Fuerza se hiciera más fuerte. -

Roy: - Si. Se entrena. Pero no funciona conmigo. Al parecer ya llegue a mi limite. -

Hammer: - Si eso es cierto... ¿Por qué pasas tantas horas con el general meditando? ¿Eso es para supuestamente mejorar tu vínculo no? -

Una vez más, las palabras de Hammer estaba llenas de espinas aunque él no lo supiera. El joven se sentía impotente. Saber que no importase cuento se esforzase no iba a mejorar en el camino de la Fuerza era una carga pesada para un Jedi. Y de forma involuntaria, se activo su propio mecanismo de defensa. Esa falsa sonrisa volvió a aparecer en su rostro, aunque sus ojos ya no eran capaces de engañar a los clones que tenía al frente.

Roy: - Bueno... Quien soy yo para cuestionar las enseñanzas del general. El sabe más que yo. Así que supongo que tenga un plan en mente. -

Las palabras no podían sonar más falsas, pero era suficiente. Incluso Hammer se dio cuenta que no serían capaz de derrumbar la fachada del muchacho, así que no insistió más. Pero al menos podían ayudarlo un poco.

Hammer: - Bueno. Con Fuerza o no si hay algo en lo que estoy seguro. Eres fuerte y un gran peleador. ¿Qué me dices? ¿Te apetece un esparrin? -

La cara de sorpresa del joven no tenía comparación. Pero por lo menos el desafío le saco una carcajada verdadera. Y por supuesto, Roy acepto gustoso la oferta.

El comandante no estaba muy convencido, pero tampoco quería evitarlo. Además, si eran prácticas no debería haber problemas, así que él mismo haría de juez.

Los tres se movieron a un cuadrilátero de boxeo. Hammer estaba en la esquina azul, daba pequeños saltitos para calentar su cuerpo y movía sus brazos para estar listo. Se había quitado la armadura de plastoide y portaba solamente el traje negro de fibra de carbono, con los guantes y el casco de boxeo.

Roy estaba en la otra esquina. Se había negado a quitarse su túnica padawan, pero si portaba los guantes y el casco, aunque estos eran azules. Pero a diferencia de Hammer, el padawan estaba tranquilo y sereno. Además, su cuerpo ya estaba suficientemente caliente para el combate.

Comandnate: - Muy bien señores. Ya saben las reglas. Sin patadas ni actitudes antideportiva. Esto es un amistoso, y no quiero lesiones que los saque de combate por días. ¿Entendido? -

Roy / Hammer: - Si señor. -

Comandante: - Muy bien. ¡Comiencen! -

Hammer se preparo cuando el comandante dio único al combate. Roy tendía a ser impulsivo por naturaleza, pué siempre se lanzaba de cabeza al combate y seguro esta no iba a ser la excepción. ¿Que sería lo primero? ¿Un golpe con la zurda? Seguro era eso. Era la que más cerca estaba. ¿O acaso iba a hacer una finta para luego acercarse y golpear con la derecha? Pero gran fue la sorpresa del clon cuando Roy se mantuvo estático en su lugar.

Hammer: - ¿Que ocurre, mocoso? ¿Tienes miedo? ¿Pensé que eras más despierto? - Decías mientras daba saltitos.

Roy: - No se que imagen tengas de mi. Pero no soy de los que se lanza de cabeza sin conocer a mi oponente. - El padawan ni siquiera se movía.

Hammer: - Pensé que eras estúpido. Pero al menos ya se que hay algo de sentido común es... ¡Esa cabezota! -

Hammer avanzo y trato de conectar un directo al rostro de Roy con su mano izquierda. El clon tenía los brazos más largos y tenía mayor alcance, pero eso solo no sería suficiente. Hammer solo pudo ver como Roy se esfumaba de su visión como un fantasma. Para cuando lo vio de nuevo, el padawan está dentro de su guardia y ya le había conectado un gancho en su estómago.

El golpe se sitio pesado como un golpe con electeobara. Hammer sintió como todo el aire se escapaba de su estomago mientra su mente divagaba. Podría intentar retroceder para recuperarse, pero Roy no le dio cuartel. Al tener los brazos más corto el padawan aprovecha la abertura para pegarse al clon como una chinche. Sus ganchos conectaron cuatro veces sobre las costillas, y cada uno era tan fuerte como unndisparo de blaster.

Hammer no tuvo la oportunidad ni siquiera de recuperar el aliento cuando su mente se nubló por unos segundos, pues un último gancho de Roy por sí mentón lo tiro contra las cuerdas del polígono. Hammer pudo sostenerse en las cuerdas para no caer, pero estaba completamente desorientado.

Comandnate: - ¡Alto! -

Roy: - Oh, rayos. Hammer. Hammer. ¿Estas bien? -

El padawan se apresuro a ayudarlo, pues pensó que se le había ido la mano, pero el clon solo comenzó a reírse a carcajadas cuando pudo recuperarse un poco.

Hammer: - Jo, chico. Era una bestia. No se que es esa Fuerza que tanto atrae a los Jedi, pero esta claro que la fuerza de tus golpes es bastante similar. -

El clon siguió riendo por un rato, a lo cual se le uniron el padawan y el comandante. No tenía caso. Hammer era todo un belicoso y realmente le gustaba llevarse al límite. Qué le hubiesen "pateado el trasero" de esa forma le resultaba de los más divertidos.

Comandante: - Muy bien. Creo que es mi turno. -

Tanto Roy como Hammer lo miraron asombrados, pero ninguno de los dos refutó. Ahora era Hammer quien sería el árbitro, y el comandante portaban los guantes y el casco de boxeo azules.

Roy: - ¿Que ocurre Hammer? ¿Aun te fa vueltas la cabeza? -

Hammer: - Mentiría si dijera que no. Pero para la próxima no me tomaras por sorpresa. -

Roy: - Eso espero, viejo. -

Hammer: - Ja. Mocoso presumido. -

Comandante: - No se preocupe Teniente. Yo recuperaré su honor. -

Roy: - No se preocupe comandante. No seré tan severo con usted. -

Comandante: - No sientas pena por mi joven, o se arrepentirá. Además... no me llames comandante en el ring. Aquí solo soy Tukk. -

Hammer: - ¡Comiencen! -
Hammer: - ¡Comiencen! -

Roy ni siquiera pudo reaccionar ante las palabras de Hammer. Pensaba en tantear un poco a su oponente o esperar a que se desesperarse para contraatacar. Pero nunca tuvo tiempo para nada de eso.

Tukk lanzó un directo tan rápido como un rayo y Roy solo pudo cubrirse con las manos pare evitar que le rompiesen el tabique. Los golpes de Tukk eran potentes, y seguro Hammer golpearla con una fuerza igual o incluso mayor, pero el comandante era mucho más rápido.

Pero eso no fue todo. Un segundo golpe se precipitada sobre su estómago, y sólo retroceder le dio la oportunidad de librarse del impacto y tantear un poco el terreno. Los clones eran físicamente iguales, pero habían diferencia marcadas en su estilo de combate, velocidad y fuerza. No sabría decir que tipo de entrenamiento recibió Tukk como comandante, pero su técnica era una buena amalgama de stamina, explosividad y control. Eso solo hacía el combate más divertido para el joven padawan.

Esta vez fue Tukk quien espero una respuesta, y Roy no demoro en dársela. El joven se acercó como un disparo de blaster, ansioso por acortar la distancia y tener la ventaja, pero el clon sabía de sus intensiones. Retroceso, amagues, fintas, golpes al torso, y un buen juego de pies impedían al joven alcanzar una buena distancia para atacar.

Un momento de duda en el padawan le permitió a Tukk alertar un golpe directo en la cara, que sacudió hasta la última neurona del muchacho, haciéndolo retroceder hasta topar contra la soga pero sin perder el equilibrio o caer.

Hammer: - Uhhhh. Eso tuvo de doler. -

Tukk: - ¿Que pasa chico? ¿Eso es todo? -

Roy: - Ja. Yo apenas estoy empezando. -

El combate continuo con igual intensidad. Roy ahora peleaba más agresivo y Tukk parecía llevar un buen ritmo. La cantidad de golpes conectados aumentaron, e incluso se permitieron el lujo de recibir algunos solo para golpear al oponente con más potencias. El padawan y el clon estaban tan absueltos en el combate que ni cuenta se dieron de todo el público que poco a poco fue llegando.

Los clones del 194th veían y bitoreaban la pelea. Ver al comandante al límite era todo un deleite, y el joven padawan luchaba con todas sus fuerzas para mantener el ritmo. Nadie quería que la pelea terminase, pero todo tiene su fin.

Hammer: - ¡Tiempo! -

Los dos peleadores se detuvieron algo molestos por la repentina intervención, pero las reglas son las reglas.

Hammer: - ¡Ganador! ¡Con 24 puntos a favor y 23 en contra! ¡El peleador azul, Tukk! - Los vítores de los cientos de clones que miraban ánimo el lugar.

Roy: - No inventes. Estoy seguro que lo golpee más veces. -

Tukk: - Hammer podrá ser algo... imperativo. Pero no es un tramposo. -

Roy: - Ja. Si como no. -

Hammer: - Acéptalo mocoso. Te pateron el trasero. -

Roy: - Puede ser. Pero al menos no fue tan vergonzosos como a ti. - Tukk no pudo evitar reírse con fuerza.

Hammer: - ¡Oye! ¡me tomaste desprevenido! ¡La próxima vez no será igual! -

Pablo: ‐ Con que la próxima vez. ¿Eh? - Su repentina voz cayó la boca de todos.

Tukk: - ¡General en cubierta! -

Todo loa presentes obedecieron de inmediato, y con un golpe seco de los cientos de botas, el local adquirió un absoluto silencio.

Pablo: - ¿Sabes? Nunca vi particularmente entretenido una pelea. Incluso el entrenamiento tenía un objetivo. Pero pelear solo por diversión no lo considero un buen camino para un Jedi. -

Roy: - Lo... Lo siento mucho... general. -

Pablo: - Aun asi... Es tu decisión en que tipo de Jedi te vas a convertir. Uno es libre de elegir y esclavo de las consecuencias. Mi papel es solo recordarte cual es el camino y enseñarte lo necesario para recorrerlo. Te espero en el salón de meditación en una hora. Pro ahora ve a enfermería y ponte un antinglamatorio en ese ojo. Eso es todo. Pueden descansar. -

Pablo se dio la vuelta y no dijo nada más, y se retiro por la puerta acompañado del saludo militar de los soldados sin siquiera darse vuelta. Cuando el general se fue, Roy respiro aliviado.

Hammer: - Si que te asustaste ¿Eh?-

Roy: - Por un momento pensé que la había liado en grande. -

Hammer: - Y ahora tendras que meditar de nuevo. Supongo que el castigo podría ser peor. -

Roy: - Supongo que tienes razón. -

Tukk: - Roy. - Su voz se escucho muy sería, casi autoritaria. - ¿Por qué no le dices al general lo mismo que nos contaste a nosotros? Conozco al general Pablo y se que lo entenderá. Es tu maestro después de todo. -

Roy: - Ese es el problema. - Su voz se escuchaba muy angustiante. - Para un Jedi la Fuerza lo es... todo... ¿Un Jedi que no sabe usar la Fuerza que es? No es nada. -

Hammer: - Bueno... Creo que al menos debes intentarlo.-

Roy: - Ojalá fuese tan fácil. -