Piloto: - ¡Fuego enemigo! -

La voz del clon retumbó por los comunicadores. El sonido de las explosiones se escuchaban por todos lados, y el lanzaderas se sacudían con violencia. El fuego antiaereo de los bunquer apostados en las laderas del sistema montañoso eran mucho más abundante de lo esperado, y los transportes clon caían como moscas.

Cada Jedi y padawan iban en transportes diferentes, cada uno con un objetivo diferente. Aún así, aunque las comunicaciones parecían imposibles frente a tanta tormenta de fuego y basters, la llamada tan esperada arribo al comunicador del maestro Pablo.

Roy: - Maestro. Estamos en posición. -

Pablo: - Muy bien, padawan. Preceda con cuidado. Y si la situación lo amerita retírese. ¿Entendido? -

Roy: - Si.. General. - Concluye la llamada.

Hammer: - Eh Roy. Listo para una buena pelea. -

Roy: - Puede apostar por ellos. Nos vemos en tierra... Capitán. -

Hammer: - Allí nos vemos. -

Ambos estaban en la misma lanzadera, y sus palabras parecían expresar plena confianza el uno del otro. Aún asi, ambos tenían dos misiones completamente diferente.

Roy: - ¡Muy bien chicos! ¡En marcha! -

Tras transmitir su orden, cientos de lanzaderas abrieron sus compuertas laterales, revelando el caos de la batalla a su alrededor, y justo abajo, la posición a la que debían llegar a toda costa.

Sin perder un segundo, decenas de clones se dejaron caer en picada, siguiendo al teniente padawan, quien era el primero y líder del grupo.

Dos mis metros los separaban de su objetivo, y la disparos no cesaron ante su descabellada caída libre. Eran apenas un centenar de hombres, hombres tan locos como para seguir el joven padawan a la batalla más loca de todas. Aún así, sabían que sobre sus hombros descansaba gran parte del éxito de esta misión.

El suelo rocoso se acercaba rápidamente, y la velocidad acumulada era lo único que impedían que los droides apuntaran con precisión y los abatieran en plena caída libre. Y a apenas unos cincuenta metros del suelo, fue que activaron las mochilas cohete, cambiando su trayectoria bruscamente hacia la cima más alta de la montaña.

Roy no tuvo problemas en copiar las estrategias del maestro Plo Koon y del 104° Batallón, el Wolfpack, aunque a una escala mucho menor que un asalto de la magnitud de la jauría de lobos Roy no tuvo problemas en copiar las estrategias del maestro Plo Koon y del 104° Batallón, el Wolfpack, aunque a una escala mucho menor que un asalto de la magnitud de la jauría de lobos.

Su misión era simple. Debían sobrevolar la zona, evitando el fuego enemigo usando el propio sistema montañoso como cobertura y destruir tantas defensas antiareas Separatistas como fuesen posible. Los peligrosos J-1 que estaban apostados en plataformas salientes de la corteza de la montaña.

Afortunadamente, estas enormes piezas de artillería eran letales para las lanzaderas que descendian a la atmósfera, necesitando apenas un disparo de protones para destruir hasta dos a la vez Afortunadamente, estas enormes piezas de artillería eran letales para las lanzaderas que descendian a la atmósfera, necesitando apenas un disparo de protones para destruir hasta dos a la vez. Aún así, los hombres con jetpack eran demasiado rápidos para seguirlos, y los droides sólo podían devolverles el fuego usando sus armas de mano o alguna que otra ametralladora montada sobre las defensas. Nada que pudiese detener del todo a un grupo táctico tan específico.

Los hombres del 194th Batallón sobrevolaban la peligrosa zona de fuego cruzado, confiando únicamente en su velocidad y en el joven que los lideraba, dejando caer detonadores o disparando misiles a las piezas de artillería, aligerado significativamente la carga del resto de las fuerzas.

Roy era como una jabalina que era lanzada desde los aires una y otra vez. Apagaba sus propulsores y se dejaba caer sobre las posiciones enemigas, blandiendo si sable color azul contra cuanto droide encontrase en su camino, solo para despegar una vez más cuando la posicion estuviese despejada. Lamentablemente, eran demasiados.

Clon: - Teniente. Se nos acaba el combustible. -

Roy: - Sigamos adelante muchachos. El resto cuanta con nosotros. -

Roy no era tonto, pero tenía razón. Para garantizar un desembarco debían destruir tantos cañones como pudiesen, aun cuando quedasen varados en medio de la fortaleza enemiga. El combustible no les alcanzaría para regresar si seguían adelante, y esa decisión conllevaba a quedar envuelto en un mar de enemigos. Aún así, creí que serian capaces de resistir hasta la llegada de refuerzo. O más bien, tenía la esperanza de ellos.

Roy: - A las doce. Escuadrón... síguanme. -

Esa fue su última orden antes de caer a tierra definitivamente. Habían destruido el sensata porcentaje de los cañones, y eso debería aliviar el desembarco. En cambio, sus reservas de combustibles habían llegado a su límite, y ahira debían seguir por tierra.

Ante de tomar una decisión desmedida, Roy fijo un objetivo en su mente. Una posición de artillería que se ocultaba muy entre los picos de la montaña. En consecuencia, no tenía unas defensas muy fuertes, aunque llegar a ellas sin un jetpack resultaría imposible. Y un buen lugar para montar un puesto de mando en territorio enemigo mientras esperaban por ayuda.

Los hombres del 194th descendieron como ángeles vengadores de los cielos, en cuyas manos sus armas escupían fuego y láser. Roy siempre era el primero en tocar tierra firme, y su espada láser no fallaba a la hora de bloquear y desviar los disparos enemigos, mientras sus ángeles azules caían a sus espaldas.

Los droides no tenían me menor oportunidad, ni siquiera una drodeka firmemente apostada sobre ma entrada al interior de la montaña fue rival para el padawan, pues aunque no podía usar la fuerza para destruirla, su visión de águila y su velocidad sobrehumana le permitían esquivar cada uno de sus blaster hasta que uno de los clones dejó rodar su aventé un detonador eléctrico dentro de su escudo, fundiendo sus circuitos de una poderosa descarga.

Roy: - Sargento Collin. Posiciones a sus hombres en cada entrada. Defenderemos está posición pase lo que pase. - Se dirigió al líder del grupo de jetpack.

Collin: - Si señor Collin: - Si señor. ¡Ustedes! ¡Conmigo! -

Roy: - Maestro. Estoy en posición. Maestro... ¿Me recibe? -

Las comunicaciones estaban cortadas, y no era para sorpresa, pues estaba en el corazón del territorio enemigo. Roy no dudo en encender su segundo sable de luz malva al sentir el retumbar del suelo, sabiendo que los droide ahora irían a por ellos.

Roy: - Armas listas señores. Tenemos que resistir hasta que la ayuda llegue. -

Clones: - ¡Si señor! -

Ellos habían cumplido su parte. Ahora él resto dependía de los maestros y del resto de fuerza combinadas de ambos batallones.

Pablo: - ¿Roy? ¿Roy? ¿Padawan? ¿Me escucha? - El general Jedi intentaba contactar con su discípulo desde el otro lado del campo de batalla.

Tesla: - Las comunicaciones están siendo interferido. En un rango superior a los quinientos metros perdemos cualquier tipo de señal. -

Hammer: - Debemos apunrarnos. Es posible que el joven esté en peligro. -

Doss: - ¿Preocupado por el teniente, capitán? -

Hammer: - Claro que lo estoy. Puede estar medio loco y ser bueno... pero aún es un mocoso. -

Tukk: Tiene razón. Pero el teniente Roy sabe defenderse. Sabrá que hacer hasta que lleguemos. -

Pablo: - No perdamos en tiempo. Comandante. Prepares los AT. Avanzaremos en diez minutos. -

Tukk: - Si, general. Ya oyeron hombres. En marcha. -

Y así, los clones se retiraron a preparar todo para comenzar a avanzar sobre las posiciones enemigas, dejando solo a los dos Jedis a sus espaldas. No dabian a que se estaban enfrentando, así que lo más prudente sería estar preparados para cualquier situación.

Monn: - Este padawan tuyo... es bastante... impredecible. -

Pablo: - Eso no puedo negarlo. Aún así, sus locas ideas suelen tener resultado... de algún modo. -

Monn: - Si... Soy consiente de ellos. -

Pablo: - Aun tenemos minutos. Cuénteme. ¿Como es que usted y Roy se conocieron? -

Monn: - El mocoso solía meterse en muchos problemas en el templo. Eran hiperactivo, y rara vez hacia caso. Cuando me vio se lanzó encima de mi, pensando que era algún tipo de mascota o algo por el estilo. Fue... bastante vergonzoso. -

Pablo: - Jaja. Si... Eso es algo que definitivamente Roy haría. -

Monn: - Con el tiempo su fuerA creció, pero su actitud infantil e irrespetuosa era constante. Más, un día simplemente deje de verlo. Solíamos vernos una vez a la semana para entrenar, algo que siempre me pedía una y otra vez. Pero un día, simplemente dejo de ir. No volví a verlo por unos años, y cuando regreso al templo era... diferente. -

Pablo: - ¿Diferente en que sentido? - Pregunto con curiosidad.

Monn: - Diferente... Menos humano... No sabría como describirlo. A pesar de estar sonriendo todo el tiempo... es como si... algo le hubiese pasado. Ya no se sentía el mismo. Supongo que simplemente maduro. ¿Quién sabe? A lo mejor lo mandaron con algún maestro para rectificar su actitud. A decir verdad... nunca pregunte. -

Pablo: - Oh. Ya veo. Igual parece que Roy se alegro al verlo. -

Monn: - Aparte de su tonta broma... si. Tal vez. - La charla se Interrumpió, pues el comunicador de Pablo comenzó a sonar.

Tukk: - General. Estamos listos. -

Pablo: - Muy bien. A todas las unidades. En marcha. -

Sin embargo, el avance no fue tan rápido como lo esperado. Desde la base del sistema montañoso salían miles de droides de combate. Una interminable marea de droides B1 y B2 que a pesar de las abrumadora fuerzas de la República, no podían hacer nada por ganar terreno.

Los minutos pasaban y la situación se volvía cada vez más tensa. Pablo hacia lo posible por presionar a sus hombres. Debían llegar a donde estaba Roy y el resto, pues habían pasado casi una hora desde que perdieron contacto. El desconocer la situación de la avanzadilla era la peor de sus preocupaciones. ¿Acaso estaban en un lugar seguro? ¿Habían podido llegar al punto de extracción? ¿Estaban vivos? Ninguna de esas preguntas podrían ser respondidas. La incertidumbre era tan mala como las tragedias. Lo único que podía hacer... era confiar en su padawan.

Aun así, la situación sobre la superficie del sistema montañoso era precaria para Roy y los chicos de asalto. Aunque eran capaces de mantener a los drodies a raya, habían sufrido algunas bajas y varios heridos. El hecho que la plataforma sólo era accesible por tres túneles que estaban conectados al interior de las instalaciones era toda una ventaja, pues les permitía al grupo poder contener a los droides en pequeñas oleadas. Aún así, no podían quedarse allí para siempre. Había pasado demasiado tiempo.

Roy: - Sargento. ¿Cómo va el análisis de esos datos? - Pregunto cuando loa droides dejaron de presionar sus posiciones.

Collin: - Los técnicos están haciendo todo lo posible, pero los datos están incripatados. Al parecer se trata de una fábrica subterránea de droides. Aunque solo tenemos descifrado el veinte porciwnto del complejo. -

Roy: - Una fábrica de droides... Eso afirma las preocupaciones del consejo. ¿Algún dato de interés? -

Collin: - Las fuerzas principales están luchando en el frente, pero no pueden avanzar. -

Roy: - Tenemos que desactivar la fábrica. O será una guerra sin fin. -

Collin: - ¿Que prente hacer, teniente? - Pregunto al ver al padawan tomar un rifle E-5 de uno de los droides abatidos.

Roy: - Tenemos que detener la fábrica de algún modo. Envíeme los datos descifrado hasta el momento a mi comunicador. Mapas, zonas de interés. Todo lo que tenga. -

Collin: - De inmediato. Tan pronto como reunamos al rest podre... -

Roy: - No Sargento. Está vez iré solo. -

Collin: - ¿Acaso esta loco? No puede bajar allá abajo solo. Al menos una escuadra debería ir con usted. -

Roy: - Negarmtivo teniente. Necesito que se queden y defiendan esta posición hasta que regrese. Tratado a los heridos y no se expongan demasiado. -

Collin: - Señor... no creo que sea una buena idea. -

Roy: - Y no lo es. Pero es lo mejor que podemos hacer hasta el momento. Nos vemos, soldado. -

Y joven padawan se aventuro a los túneles por su cuenta. Según los mapas, parecía que había una sala de control o algo similar cerca de los niveles superiores, pero estaba del otro lado de las instalaciones. Para alcanzarlo debía atravesar esa intrincada red de túneles. Y a saber cuántos droides podrían haber allí adentro.

Roy estaba analizando los planos, cuando unas pisadas a sus espaldas llamaron su atención, levantando el blaster tan pronto como reaccionó. Pero menudo fue su sorpresa cuando vio que no era un enemigo.

Roy: - ¿Sargento? ¿Qué está haciendo? -

Collin: - Lo siento, teniente. Pero no puedo dejar que valla por su cuenta. -

Roy: - ¿Y el resto? -

Collin: - Podrán resistir. Ya con esta incursión solo deben defender dos túneles. Estarán bien sin mi. -

Roy: - Cómo quiera, Sargento. Pero le aseguro que no será un paseo agradable. -

Collin: - Tranquilo. No era la intensión. - Decía confiado mientras recordaba su blaster.

Roy: - Pues andando. -