A su encuentro fueron todos lo que lo conocían. Aquellos con los que había luchado codo con codo desde Gala hasta Geonosis. El propio Hammer tuvo que ponerse fuerte para no llorar de la emoción, pero las de las burlas fue ago de los que no se pudo librar. Sobre todo del propio comandante Tukk, cuya actitud bromista no había cambiado en lo absoluto.
El renecuentro con Mayday fue de la más emotivo. Aquellos que casi mueren en las catacumbas de Geonosis chocaron sus puños y se miraron, agradecidos de que ambos estuviesen aún con vida para luchar una vez más.
Sin embargo, el propio Roy quiso escuchar de boca de sus amigos y hermanos de todo lo oscurrido en esos cuatro meses que estuvo inconsciente. Leer los reportes de los registros es una cosa, pero escuchar las vivencias es una completamente distintas.
En sentido general, la legión estuvo batallando en numerosos mundos del borde exterior, y solía hacer incursiones en el borde medio. Pero ninguna historia fue más desgarradora de escuchar que de la pírrica victoria en Khorm.
Contada por el propio Tukk, el rostro de los clones se vió opacado mientras su comandante narraba los hechos con preocupante detalle. La batalla de Khorm fue brutal, aún cuando la mayoría de los clones desconocían los oscuros secretos que escondían las entrañas del planeta.
Aún con la presencia de 4 generales Jedi y tres armadas, las fuerzas separatistas fueron abrumadora, y no cederían las minas de agrocite bajo ningún concepto. Los propios Plo Koon, Kit Fisto, Taught Khorm-a y Pablo Gill, lideraron las tres armadas de clones hacia la casi imposible victoria.
LA 194 luchó codo con codo junto a la Wolfpack. Un dispositivo separatista manipulaba el clima del planeta, y los clones en tierra no contaban con apoyo aéreo. La captura de una instalación de procesamiento de agrocite les permitió establecer un puesto de avanzada para recuperarse, pero la situación solo comenzaba a empeorar.
Cuando se dieron cuenta del dispositivo de control climático, una avanzadilla lideradas por los propios Plo Koon y Kit Fisto se adentraron en territorio hostil para desactivar el dispositivo, dejando el puesto avanzado a manos del resto de jedi... Entoces ella apareció.
La máxima asesina. La furia encarnada. Assaj Ventress salió de entre las tormenta y arrazó el campamento como el huracán diabólico que era. Los jedi le hicieron frente, pero poco pudieron hacer para frenar a una espadachina de tal calibre. El general Pablo cayó herido ante la furia de Ventres, y el maestro Taught vió su fatídico final ese día. Así como miles de clones que no fueron rivales ante la brutalidad de los sables de luz carmesí... El sargento Collin, fue uno de esos clones.
Finalmente, la República logró hacerse con el control del planeta, pero la asesina fue capaz de escapar. Ambas legiones tuvieron que ser restablecidas con gran cantidad de reservas ante las pérdidas, y el general Pablo tardó una semana en rcuperarse de la estocada que Ventres logró acertar sobre su antebrazo. Eso explicará la venda que Roy le vió usar en la estación.
El padawan quedó en silencio. Collin fue un gran amigo y un increible soldado. Su serenidad pronto fue compartida por los que lo rodeaban. Hermanos de armas y sangre que sufrieron su perdida, así como la de todos aquellos que encontraron el descanso eterno ese día. Todo, mientras un pensamiento se grabó en la mente del padawan como el acero caliente sobre la carne.
¨Esta guerra debe terminar cuanto antes.¨
Aún así, el tiempo con los chicos duró apenas un par de horas, cuando un clon llegó a las barracas, en búsqueda de Roy y el comandante Tukk. Al parecer, el general quería verlos en el puente de mando lo antes posible.
Ninguno de los dos se hizo esperar, y partieron a su destino lo antes posible, mientras Tukk le contaba al padawan acerca del resto de campañas de menor escala en la cual la 194 se vió envuelta. Todas en relativas victoria, algo que ayudaría al joven a recuperar un poco la compostura.
Cuando finalmente llegaron, ambos se llevaron una gran sorpresa, cuando vieron al general hablando con uno de los grandes maestros del consejo Jedi por medio de holoproyección.
Pablo: - Al fin llegan. -
Roy: - Maestro Pablo. Maestro Kolar. Un placer verlo. -
Kolar: - Lo mismo digo, joven padawan Kolar: - Lo mismo digo, joven padawan. Veo que su recuperación ha sido favorable. -
Roy: - Si, gran maestro. Gracias por su preocupación. -
Pablo: - El padawan Roy es un hueso duro de roer sin lugar a dudas. - Un comentario que fue muy bien recibido por su alumno.
Kolar: - Ya veo. Al parecer el maestro Yoda estaba en lo cierto. Sonreir más no le hará mal. -
Pablo: - La última vez que le sonreí a un infante, este salió corriendo al verme. Mis dientes no es algo que sean... agradables a la vista. -
Era imposible no reirse al respecto. Pues la especie del general podía a llegar muy intimidadnte para los más jóvenes.
Kolar: - Bueno, regresando a lo importante. El consejo tiene una misión espacial para ustedes. -
Pablo: - Lo escucho. -
Kolar: - Nos informaron que Rune Haako, teniente del virrey Nute Gunray de la Federación de comercio, se dirije hacia Lorrd. Tenemos motivos suficientes para pensar que la Federación de Comercio intentará unir a la causa a los lorrdianos. -
Pablo: - Pensaba que Lorrd tenía un puesto medianamente modesto en el senado. -
Kolar: - Es posible. Pero tenemos entendido que su actual rey es algo... codicioso. Y no sería de extrañar que este rompa su compromiso por créditos extras. -
Roy: - Si mal no recuerdo, Lorrd se encontraba en el borde exterior. Tener un puesto avanzado para la Alianza Separatista operando en la zona sería muy peligro. -
Kolar: - Correcto, joven padawan. General, es de vital importancia impedir esta reunión. Sin embargo, la posición neutral de Lorrd no nos permite hacer presencia armada sobre el planeta. Por tal motivo, usted y su padawan se unirán a un equipo que hemos preparado. Su misión será infiltarse sin ser detectados, e interceptar a Rune Haako y capturarlo. Se dirigirá a Lorrd y se reunirá con la maestra Nunes Keldor. Ella le informará del resto. -
Pablo: - Entendido, gran maestro. -
Roy: - Parece que ustedes chicos estaran un tiempo aburridos sin nosotros. - Le dijo al comandante Tukk en modo de burla.
Kolar: - En lo absoluto. Comandante, usted y su flota se dirigirán a Mon Cala y se pondrá bajo el mando del general Kit Fisto. Los Quarren han recibido apoyo separatista, y debemos ayudar a los mon calamari a recuperar su mundo. Preparen el equipo de buceo. -
Tukk: - Si señor. Partiremos de inmediato. -
Kolar: - Eso es todo, señores. Que la Fuerza los acompañe. -
Una vez el maestro Kolar concluyó la llamada, todos comenzaron con los preparativos. Los cazas Jedi de Pablo y Roy estuvieron listos en menos de diez minutos, tiempo suficiente para que ambos fuesen a sus camarotes para recoger sus pertenencias e insumos para el viaje.
Y tan pronto abandonaron los hangares con una ¨dramática¨ despedida por parte de los clones más bromistas, Hammer incluido, dieron el salto hacia Argazda. Un planeta neutral de gran importancia comercial, donde tomarían un transporte civil hasta Lorrd. Pues no quería levantar sospechas con el arribo de dos cazas de la república.
Un viaje para nada emocionante, y al no querer llamar la atención, tanto Roy como Pablo mantuvieron perfiles bajos. Cada cual por separado, encontrando la oportunidad de platicar con cualquier civil que estuviese dispuesto a compartir cualquier información relevante de su destino antes de su llegada.
Lorrd era un planeta con variedad de biomas. Desde grandes praderas nevadas, hasta desiertos abrazadores. Aun así, la nave de transporte civil descendió hacia una zona donde el clima era más fresco. La ciudad capital de Lorrd, ubicada en las zonas tropicales. Y una vez que maestro y padawan pasaron el punto de control de emigración, se toparon con un droide de protocolo que esperaba con su llegada.
Droide: - Disculpe. ¿Es usted Pablo-Jill? -
Pablo: - Eso es correcto. -
Droide: - Perfecto. Mi maestra me envió por ustedes. Seguidme por favor. -
La ciudad capital de Lorrd mostraba su prosperidad sin escrúpulos. Al estar ubicada cerca de una ruta comercial importante del borde exterior, millones de comerciantes lo escogían como un lugar de descanzo, reabastecimeinto, e intercambio de mercancía. Además, sus aranceles no eran particularmente elevados comparados con otros lugares de semejante índole. Eso si, más vale seguir las reglas, pues el clan Hutt tenía a sus secuaces observando desde las sombras, y la policía local no era particularmente tolerante.
El Jedi y el Padawan siguieron al droide por varios minutos por las avenidas principales, hasta que tomaron un callejón que los sacaba del ojo público. Calles que carecíandel esplendor de las vías principales, y que poco a poco fueron mostrando la miseria que Lorrd escondía de los ojos públicos.
Roy: - Maestro... ¿Si encuentra bien? - La pregunta del joven sacó al Jedi de sus pensamientos.
Pablo: - ¿Eh? Si... ¿A que viene la pregunta? -
Roy: - No lo se. Lo noto distraido desde hace un tiempo. Eso no suele ser común en usted. -
Pablo: - Puede ser... Todo este tema me tiene algo pensativo. -
Roy: - ¿Tan extraño es que nuestros enemigos traten de aprovechar oportunidades en nuestra contra? -
Pablo: - Bueno... No del todo. -
Roy podría ser muchas cosas, pero no era tonto. Su maestro estaba actuando bastante incoherente, teniendo en cuenta lo sereno y recto que solía ser. Cuatro meces pudieron haber cambiado muchas cosas, pero no sería suficiente para dejarlo en ese estado tan... anonadado. Sin embargo, ninguno de los dos esperaba el comentario que el droide de protocolo tenía que decir.
Droide: - Si le sirve de consuelo, la maestra Nunes también está anciosa de volver a verlo, maestro Pablo. -
Pablo abrió los ojos como platos, incapaz de esconder su vergüenza ante tal comentario. El droide ni siquiera se dió la vuelta para decirlo, así que sería incapaz de saber lo que realmente había probocado. El jedi se vió a su alumno, y este estaba haciendo un esfuerzo imposible para que la risa no estallara frente a su maestro. Lo miraba con ojos sorprendidos, pero su boca hacía infinidad de muecas para suprimir su risa.
Pablo: - ¿Algo que quieras decimre, joven padawan? -
Roy: - No... No ma... maestro. -
Roy creía que iba a explotar si se seguía reprimeindo. Por suerte, ninguna carcajada salió de su boca, más que pequeños escapez de aire que no pudo controlar.
Finalmente, el droide se detuvo frente a una vivienda en condiciones aceptables, y la puerta se abrió tan pornto este insertó los códigos en el panel de controles. El droide se hizo a un lado, permitiendo a sus invitados entrar primero.
Maestro y alumno ingresaron al locar, y no dudaron en descubrir sus cabezas tan pronto el droide volvió a cerrar la puerta. Lorrd era un planeta caluroso, y esa capuchas jedi para ocultar su identidad era hornos portátiles. Al menos el frescor del aire acondicionado fue revitalizador. Sobre todo para Pablo, cuya especie anfibia no toleraba muy bien los climas cálidos.
Droide: - Maestra. El maestro Pablo y su padawan ya están aquí. -
Los recien llegados miraron al interior, a una habitación donde habían otros catorce jedis ya reunidos, pues al parecer, ellos eran los últimos en llegar. Sin embargo, casi de inmediato, una Kel Dor se acercó a ellos.
?: - Un placer volver a verlo, maestro Pablo. -
Pablo: - Es placer es todo mío, maestra Nunes. -
Ver a Pablo sonreir no era común, y Roy lo sabía Ver a Pablo sonreir no era común, y Roy lo sabía. Cosa por la cual tuvo que volver a contener su risa al ver el rostro risueño de su maestro.
