-Jacob POV-
— Por aquí. — me llamó Jared alcanzándome en su forma lobuna, pelaje café oscuro y hocico negro; se adentró al bosque esquivando un par de árboles.
El sol se había ocultado hace un par de horas, de ahí siguió la lluvia que nos tenía con el pelaje mojado, pero Sam insistía en que teníamos que seguir hasta encontrar algo. Ya era la quinta noche buscando alguna pista que nos mostrara el paradero de Emily. Y todo parecía indicar que esta sería la quinta noche sin encontrar algo.
— Ya llevamos más de seis horas, solo andamos en círculos. — se quejó Jared.
Los tres sentimos el gruñido de Sam retumbar, eso hizo callar a mi compañero y seguir.
— Dejen de actuar como un par de gallinas y sigan. — Nos regañó Paul, quien iba en primer lugar con Sam cubriéndonos las espaldas.
La transformación fue de lo más extraña y caótica. Se presentó el mismo día que sentí que Bella corría peligro, como si algo se encendiera o activara dentro de mí. Fue peor cuando supe el verdadero peligro al que nos enfrentábamos, el enemigo por naturaleza que le había declarado la guerra a Sam al llevarse a Emily y amenazaba con tener alguna especie de gusto por la hija de Charlie, el enemigo que creí que existía solo en las leyendas de la tribu, los cuentos con los que habíamos crecido.
También estaba el otro lado de las historias que nadie te contaba, la extraña red de comunicación que existía entre lo que Sam llamaba "la manada", no necesitaba hablar para que me escucharan, era como si pudieran leer mis pensamientos y responder a ellos, y viceversa. Había reglas, jerarquías, siendo Sam el líder, todos estábamos a su mando, aunque no me agradara la idea, menos ahora que se encontraba en un constante estado de descontrol e impotencia, y hasta que no encontráramos a Emily sería lo mismo. Pero Billy había insistido en que Sam sabía lo que hacía y por alguna razón, confié en él.
Habíamos rodeado Forks noche tras noche, recorriendo desde la Push hasta Sappho, buscando entre los bosques y ríos. Evitando encontrarnos con personas. Con el vampiro descontrolado jugando con su suerte era suficiente, o también conocido por los residentes como el ahora asesino de Forks, eso mencionaban en el noticiero que mi padre escuchaba todas las mañanas.
Billy siempre me recibía con una nueva llamada perdida de Bella, con excusas de salir después de su trabajo, ir al cine, charlar, cada noche era algo diferente o por lo menos eso mencionaba en sus notas de voz que dejaba. Nunca le devolví la llamada, mi teléfono siempre se quedaba en casa.
Aún no estaba seguro de visitarla, además de que ni Sam ni los chicos me dejarían, ya lo había intentado y me habían detenido a un par de metros de su casa. Aún así logré escabullirme para verla en su trabajo, lejos del establecimiento pude verla con ese idiota a quien ella llamaba Mike, eso no ayudó para nada al volátil temperamento que tenía estos últimos días.
No era una sorpresa mencionar que sentía algo por ella, pero el tema del amor, la atracción y las parejas era un tema prohibido para mencionar, no mientras Sam seguía en búsqueda de Emily.
— ¿Por qué no podemos simplemente decirle a Charlie? Teniéndolo tan cerca. — pregunté.
— ¿Y cómo justificarías eso con la policía? Sin que tu parezcas sospechoso. Solo recuerda lo que pasó con Billy. — Me echó en cara Paul.
Intenté empujarlo pero este me intentó morder, iniciando una pelea de nuevo.
Entré con Bella a casa aún riendo sobre el mal chiste que había dicho, escuchamos los gritos. Podría asegurar que se habían pasado con la bebida y uno de ellos había perdido la apuesta, hasta que escuché a Charlie decirle a Billy:
— Es suficiente, fuera de mi casa.
— No comprendes, Charlie.
— ¡Es mi maldito trabajo! ¡Mío! Así que no te metas. — Lo señaló.
— Charlie. — Le llamó la atención Bella, con tono de reproche.
— No te preocupes, Bella. No hay nada más que decir. — Me vio y asentí, acercándome a él.
Esperé hasta salir de su casa para preguntarle a Billy que había pasado.
— Es muy hermético. — se limitó a responder. — Dile a Harry y a Quil que vengan a casa esta noche, Sam y el resto también.
Me limité a ayudarlo a subir al auto y seguí sus instrucciones al teléfono mientras él manejaba de regreso a casa.
— No sabemos si el tratado sigue en pie. — murmuró Sam con su semblante serio.
No lograba entender mucho de lo que hablaban, y Quil, quien había acompañado a su abuelo me hacía compañía en la sala hablando de la chica a la que había invitado a salir, pero eso no me impidió escuchar a los demás.
— Los Cullen lo han respetado todos estos años. — Murmuró el viejo Quil. — Han respetado las reglas sin dar problemas.
— Hasta que Carlisle invadió la propiedad de los Swan. — Murmuró Harry. — O eso dice Bella.
— ¿Descubriste algo nuevo? — preguntaron a Billy, quien se limitó a responder:
— Me corrió antes de que pudiera entrar a ese tema.
Se quedaron callados.
— Y si el frío no forma parte de los Cullen... — balbuceó Jared. — ¿Debemos actuar?
— Ni siquiera sabemos si hay otro. — le cortó la conversación Paul.
Los mayores intercambiaron miradas.
— Si Charlie se niega a recibir ayuda, debemos mantenernos al margen. — dijo finalmente Billy, resignado.
Sam nos mandó a casa insistiendo en que él se quedaría un par de horas más, Paul insistió en acompañarlo, pero este se negó diciendo que tenía a dos gallinas a las cual tenía que guiar a casa a salvo: Jared y yo.
Paul no dejaba de quejarse que tenía que hacerla de niñera con nosotros, ya en nuestra forma humana terminó con darnos un sape a cada uno cuando salíamos del bosque frente a mi casa. Nos detuvimos en la entrada al mismo tiempo al sentir la presencia de uno de ellos, un frío, un chupasangre.
Billy.
Fue lo primero que pensé, tal vez el rubio había decidido hacer su siguiente movimiento desde su encuentro en la comisaría. Paul y Jared entendieron mi preocupación. Paul nos indicó que nos calláramos y tomó el pomo de la puerta, dispuesto a empujarla con su cuerpo si esta no cedía a la primera.
Abrió la puerta y los tres esperando una escena del crimen, todo lucía en orden.
— Chicos. — Nos saludó Billy, su invitado se puso de pie.
El Dr. Cullen.
