-Jacob POV-
A pesar de que la furia me consumía, me mantenía en silencio con la mirada fija en la ventana. Me cerraba ante cualquier intento de Paul o Jared de entablar una conversación después de lo sucedido cuando Bella estaba bajo mi cuidado. Aún no lograba entender como todo terminó por arruinarse, cuando todo estaba perfectamente planeado: Aquella noche, la resguardaría en la seguridad de la casa en lo que los Cullen se encargaban de distraer al chupasangre, la manada podría cuidar de ella esa noche. Billy se encargaría de encontrar alguna excusa para Charlie, y todo debería haber transcurrido según lo planeado.
Pero la realidad se desmoronó ante mis ojos, y no pude prever ni evitar lo que sucedió. Desperté en el hospital siendo atendido por Carlisle en urgencias, con la cabeza llena de flashes del choque, pero nada tenía sentido. Mi cuerpo sentía el dolor físico de los golpes. Ese día grité, lloré e intenté huir, pero no funcionó.
Casi de inmediato llegaron los interrogatorios, después de todo, había sido la última persona que vio a Bella antes del caos del accidente.
¿Dónde estaban exactamente? ¿Cómo ocurrió el accidente? ¿Qué hacía Bella contigo ese día?
Billy hablaba por teléfono, intentando obtener alguna novedad sobre Bella. Habían transcurrido ya un par de días desde el incidente y con cada llamada, la ansiedad me carcomía mientras intentaba escuchar a través de la línea. No se habían notificado novedades, y eso solo incrementaba mi enojo conmigo mismo por provocar todo esto. Los chicos de la manada murmuraban entre ellos, mencionando a los Cullen. Paul decía algo sobre que los chupasangre intentaban hablar conmigo, se habían acercado a él, pero yo me negaba a responderles.
La puerta de mi habitación se abrió lentamente, y ver a Sam entrar a mi alcoba me sorprendió. Aún no se recuperaba de la muerte de Emily, y su físico lo reflejaba a la perfección: los ojos cansados y la carga invisible que pesaba sobre sus hombros. Paul y Jared abandonaron la habitación sin decir palabra.
Sam se sentó a mi lado, su mirada fija en el mismo punto en la pared que yo observaba. Podía llegar a empatizar con la desesperación, la rabia que pudo haber sentido al buscar a Emily todo ese tiempo, pero me negaba a vivir el mismo final que él.
— Jacob —murmuró Sam, con voz grave y compasiva—. Lamento mucho lo de Bella.
Apreté los dientes, resistiendo el impulso de responder. No quería palabras vacías de consuelo. Quería respuestas, quería saber por qué todo había salido tan mal.
—No esperaba verte aquí —confesé, mi voz más áspera de lo que pretendía.
Mis dedos buscaron algo familiar en el mueble cercano. Mi mano se cerró alrededor de un collar, el mismo que Bella me había mostrado el día del accidente. Sin decir palabra, lo entregué a Sam.
— ¿Cómo conseguiste esto? —preguntó Sam, observando el collar con atención.
— Apareció bajo mi almohada una noche en el hospital —le expliqué, mi voz áspera.
Sam, con voz temblorosa confesó:
— Cuando pasó con Emily, cuando... cuando la perdí, deseé que lo que le sucedió a Bella hubiera sido a Emily. Creí que disfrutaría de esa venganza, como si pudiera hacer que el dolor que sentía tuviera algún sentido.
Mis ojos se abrieron con incredulidad ante sus palabras.
— Pero ahora, no siento que nada haya cambiado —continuó Sam, su voz temblando ligeramente. Se veía más vulnerable de lo que jamás lo había visto—. No hay paz, Jacob. No hay satisfacción en esto, no hay justicia, solo otra víctima.
Me puse de pie y lo miré.
— La encontraremos, a Bella — afirmó Sam, su tono de voz resonando con determinación—. La buscaré como si fuera Emily. — Se giró hacia mí, sus ojos encontrando los míos con una intensidad inquebrantable. —Los chicos de la manada. Nosotros. —Miró hacia la ventana, donde el resto se congregaba cerca del bosque.
— Tenemos que hacer una parada antes —le dije a Sam.
— Necesitamos hablar —declaré, mi tono firme y directo. No había espacio para rodeos ni cortesías. Necesitábamos respuestas.
