-Jacob POV-
Caminábamos entre el bosque, la tensión flotaba en el aire mientras nos acercábamos sigilosamente a la casa Cullen. Jasper, ese maldito chupasangre, había estado demasiado cerca de nosotros, y la ausencia de Bella no hacía más que alimentar mi ansiedad.
— ¿Quieres tan solo callarte por unos segundos? — Paul rompió el silencio abruptamente. El resto del grupo lo miró con sorpresa, incluso a Sam lo tomó desprevenido. Su mirada se clavó en mí como si fuera yo la fuente de todo el caos.
— ¿Me lo dices a mí? — repliqué. Paul, con su expresión de pocos amigos, no necesitaba decir más.
— ¡Silencio! — exclamó Jared, intentando restaurar la paz — Paul, no ayudas. Y tú, Jacob, nos tienes aturdidos. Deja de pensar en esos fríos. Ya es suficiente, deja de martillarnos con lo mismo.
Las palabras de Jared resonaron en mi cabeza.
— Los tres, cállense ya — murmuró Sam con autoridad, alzando la voz —. Uno de ellos puede escucharnos.
Mis ojos se dirigieron instintivamente hacia la imponente casa Cullen. Edward. La sola mención de su nombre avivó algo en mi interior. Sabía que Sam tenía razón, pero, ¿por qué me resultaba tan difícil dejar de pensar en Bella? ¿Por qué cada rincón de mi mente estaba ocupado por su imagen, su risa, su olor?
Continuamos avanzando en silencio.
Carlisle nos recibió en la entrada, invitándonos a pasar hacia su elegante estudio repleto de estantes con libros algo antiguos. Edward y Emmett se encontraban allí, analizando detenidamente un mapa de Forks y sus alrededores que cubría gran parte de la mesa de cristal. Estaba marcado con puntos específicos y figuras cristalinas colocadas estratégicamente.
Jared caminaba lento de un estante a otro leyendo un par de títulos lanzando nombre tras nombre en nuestras mentes, sumido en su viaje.
"Deja de comportarte como un niño chiquito y ven acá" le recriminó Paul desde la línea de comunicación de la manada.
En este punto decidí ignorarlos, mi atención estaba fija en ese mapa.
— ¿Qué es esto? — preguntó Sam, observándolo.
— Hemos analizado las noticias, los periódicos. — respondió Carlisle.
— Donde han encontrado cuerpos. — mencionó Emmett con la vista perdida.
— Y visiones. — finalizó Edward.
Todos volteamos a verlo al mismo tiempo.
— ¿Visiones? — preguntó Sam con interés.
La más pequeña de los Cullen entró con paso tímido, la pequeña hada, casi podías caer en su encanto natural si no la observabas con detenimiento, si no sentías su frialdad y veneno que corría por su cuerpo. Retrocedimos ligeramente, excepto Sam, que la observaba con genuina curiosidad.
Vi a Edward, recordando la última conversación donde ella estaba involucrada, la predicción de Alice: La muerte de Emily.
Todos sentados alrededor de la pequeña mesa observábamos a Edward Cullen explicar los puntos en el mapa, lugares que ya habían recorrido desde su lado del territorio donde se les permitía explorar. Alice señalaba lugares donde había tenido visiones, mejor dicho pesadillas. Lugares donde lo veía colocar los cuerpos.
— No siempre son acertadas, si Jasper... si él cambia de opinión, esto. — tocó un punto en el bosque — puede cambiar hasta esto — señaló otro extremo — o eliminarse.
Miré a mi alrededor, para mi sorpresa era Paul quien la observaba más concentrado, cada palabra, cada gesticulación, era extraño. Sam se removió en su asiento y señaló otro punto, en nuestro territorio: la reserva.
— Aquí encontramos a Emily — se tensó el ambiente.
— Y aquí fue el accidente — continuó Paul, haciendo referencia al accidente de auto antes de su desaparición.
— Y aquí el de Bella — murmuré. Se miraron entre ellos — ¿Hay un patrón?
— No todo sale en los periódicos —murmuró Carlisle — ¿Cómo podríamos...?
— Entrar a los registros de Charlie — balbuceé — Yo puedo. — afirmé decidido.
— Billy — dijo Paul al instante, él aterrizó la idea.
El plan comenzaba a formarse en nuestra línea de comunicación, atando cabos, excusas para que Charlie mordiera la carnada, y sabía que Edward estaba escuchando todo.
La reunión se dio por finalizada al repartir tareas. Paul miraba hacia el bosque que rodeaba la casa Cullen, contemplando a través de las paredes de cristal su inmensidad.
— ¿Cómo ha estado Rachel? — le pregunté, este volteó a verme y solo sonrió al pensar en mi hermana. Estaba perdidamente enamorado. Imprimado.
— La última vez que hablé con ella dijo que había encontrado nuevos hobbies en la ciudad con su hermana, se escucha feliz... — miró al bosque de nuevo — la extraño, pero sé que por el momento está más segura allá.
A veces me resultaba tan fuera de lo común escuchar ese lado humano de Paul, no el lado conflictivo e infantil antes de Emily, todo había cambiado de cierto modo en nosotros, asumir el verdadero peligro al que nos enfrentábamos, y que podía llegar a nuestros seres queridos, que ya había tomado a un par, una de ellas aún corría peligro.
Antes de que la conversación se tornara demasiado emotiva, Paul cambió de tema y volvió al interior de la casa para buscar a Sam. Desde la distancia, pude escuchar sus risas mientras se burlaba de Jared. Sonreí ante la familiaridad de su interacción, la esencia misma de Paul Lahote.
Mis pensamientos se interrumpieron cuando Alice apareció a mi lado de repente, moviéndose con una gracia silenciosa que me sorprendió. Estuvimos en un incómodo silencio por unos segundos, hasta que finalmente habló.
— No pude ver a Bella — balbuceó con la vista perdida, le observé confundido. — No pude ver el accidente aquella noche.
