DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

AVISO: Es una historia muy sexual, sobre todo en los primeros capítulos.

ACLARACIÓN: Leer la nota del capítulo anterior.

.

.

.

IBIZA

La habitación estaba inundada por los gemidos que emitíamos Jake y yo.

Estábamos follando contra la pared de mi habitación con mis piernas alrededor de su cintura.

-Me voy a correr- me dice embistiendo contra mí con su cara encajada en el hueco de mi cuello.

-Hazlo- gimo con los ojos cerrados.

-¿Dentro?

-Síiii- digo antes de correrme.

Cuando Jake termina me baja al suelo y camino hasta la cama donde me dejo caer boca abajo.

-¿Quieres que me quede? Mañana repetimos- dice pasando su dedo índice por mi espina dorsal.

-No, si quieres te duchas y te vas o no te duches pero te vas- le claro de manera directa.

-Aguafiestas- responde levantándose de la cama donde estaba sentado antes.

-No somos novios, follamos de vez en cuando y no hacemos cosas de pareja como por ejemplo dormir juntos. Además mañana madrugo porque tengo que coger un avión-

Estiro la mano para coger el móvil y ver la hora.

Las 2:00 a.m y a las 9:00 sale el avión, genial tengo poco tiempo para dormir.

-Pásalo bien- dice Jake antes de salir.

No me giro a mirar como se va pero escucho la puerta de la calle segundos después.

Me estiro para cubrirme con una sábana y me pongo sobre mi lado derecho para dormir.

.

-¡Qué carita!- me dice Rose cuando llego al aeropuerto.

Son las 6:30 y llevo una hora despierta así que tengo ojeras, no me he molestado en maquillarme y tampoco en ponerme las lentillas. Mi cara debe ser un cuadro.

-Anoche me fui con Jake- explico.

Rose se ríe.

-¿Victoria y Lauren?- pregunto.

-Aun no han llegado pero ya han cogido el uber así que estarán a punto. ¿Podemos repasar si llevamos todo por favor?- me pide con cara de pena.

-Joder, ¿otra vez? Lo hicimos ayer dos veces- digo cansada.

Rose tiene obsesión por tener todo controlado y se asegura de ello varias veces al día.

-A ver, DNI, tarjeta de crédito, dinero en efectivo, móvil con la tarjeta de embarque descargada en PDF, cascos para la música y ya- dice removiendo el interior de su bolso.

Yo vuelvo a revisar el interior del mío y tengo todo.

Victoria y Lauren llegan minutos después y están demasiado entusiasmadas para lo pronto que es.

-¡Nos vamos a Ibiza!- grita Victoria cuando pasamos por la puerta de embarque.

En el avión vamos en asientos separados así que aprovecho para dormir porque una vez lleguemos allí dormir es lo último que haremos.

Llevamos meses planeando este viaje. Estamos celebrando nuestro fin de carrera, después de un mes lleno de exámenes y horas tediosas estudiando, por fin me iba a poder relajar en una playa mientras tomaba el sol.

Al principio dudamos entre Ibiza, Santorini, Saint-Tropez o Malta pero ninguna de las tres últimas localizaciones tiene tanta fiesta como Ibiza. Así que nuestro plan durante las próximas dos semanas es pasar todo el día en la playa y por la noche salir de fiesta.

Hemos alquilado un apartamento para las cuatro cerca de la costa y de la zona de discotecas.

Ibiza no es nada económica pero merece la pena.

Llegamos cuando era casi la hora de comer así que tras pasar por un supermercado para llenar la nevera nos bajamos a la playa con unos bocadillos de pavo y queso para comer.

-Esta noche vamos a ver el ambiente. Cenamos y nos damos una vuelta por los clubs pero nada de fiesta- propone Lauren.

Todas estábamos de acuerdo en tomarnos la primera noche tranquilamente y así poder inspeccionar la zona para decidir qué discotecas visitar en adelante.

Cuando volvimos a ducharnos al apartamento tenía un suave bronceado que contrastaba con mi línea de bikini. La cena fue una ensalada, rápida y simple y dediqué mucho más tiempo a decidir qué ropa ponerme.

Había estado investigando en internet y esta isla tenía un estilo particular, un rollo boho que daba la impresión de ser cómodo, distendido e informal. El color predominante de las prendas de ropa era el blanco. Así que para no fallar al estilo ibicenco me puse una falda midi plisada color beige y un top de chochet blanco. El pelo me lo dejé al natural, sin alisar, con una bandana fina que cruzaba mi frente.

Nada más salir de casa pudimos escuchar el sonido procedente de las discotecas, música electrónica que invitaba a bailar.

Nos decantamos por ir a un club con terraza en la playa. Las mesas y sillas eran de mimbre y la iluminación procedía de estufas verticales con llamas de verdad repartidas a lo largo de toda la terraza.

-¿Qué os vais a pedir?- pregunta indecisa Lauren.

-Ron con fanta de limón- dijeron Rosalie y Victoria. Ellas siempre fieles al ron.

-Yo voy a dejar de lado la ginebra y me voy a pedir un mojito. A ver qué tal- digo.

-Pues venga yo otro, en Nantes nunca me lo pido porque no saben hacerlo- termina por decidirse Lauren.

Con la tercera copa empezamos a elevar el tono de voz y nos reímos más alto de lo políticamente correcto. Nuestras risas debieron de llamar la atención de la mesa de al lado porque un chico se nos acercó.

-Os llevamos observando toda la noche y nos parecéis preciosas, ¿os gustaría uniros a nosotros?- pregunta señalando su mesa donde hay unos diez chicos sonriéndonos.

Siguiendo nuestra norma de disfrutar sin pensar en el mañana, nos unimos a ellos para seguir la noche de copas.

Yo no sé cuánto tiempo pasó pero me parecieron solo cinco minutos desde que nos sentamos hasta que Victoria comenzó a comerle la boca a un chico sentado a su lado. Ante las risas de los demás ambos se levantaron y abandonaron la mesa.

Victoria nos envió un whatsapp a los pocos minutos diciéndonos que se iba a casa con el chico y que por favor tardásemos al menos una hora en volver.

Se lo iba a tirar.

-¿Bueno chicas dónde vais mañana?- nos preguntaron tiempo después.

-Mañana vamos a Bora Bora- les digo mirando a Rosalie para que me confirme si me equivoco ya que ella es la planner del grupo.

-Uoh empezáis bien ¿eh?

-Pero mañana es miércoles y está Dj Üll en Ushuaïa, es el día grande de esa discoteca. Deberíais ir porque es toda una experiencia- explica fascinado.

-¿Vosotros habéis estado ya?- pregunta Rosalie.

-Este año aun no, estuvimos el año pasado y fue bestial. De las mejores noches de mi vida, ese tío tiene un dominio de la mesa de mezclas impresionante. Lo suyo no es solo música, es algo más.

-¿Queréis venir con nosotros?- Nos pregunta uno de ellos poniendo su mano sobre mi pierna.

Le miro y rápidamente veo que no es de mi tipo. Tiene cara de niño, sin restos de barba en su rostro y lleva el pelo sujeto en un pequeño recogido informal en lo alto de la nuca, lo que le hace aun más joven.

-Pues si os decidís a venir nos decís ¿vale? Tenemos un amigo de otro amigo- dice moviendo la mano en círculos- que tiene contacto con un amigo de Dj Üll y nos va a colar en la zona VIP. Vosotras también podríais acceder si venís con nosotros.

-Suena bien- dice Lauren- ¿me das tu número y mañana te escribo con lo que decidamos?- pregunta antes de pasarle el móvil para que apunte su número.

De camino a casa discutimos sobre qué hacer mañana.

A mí me da igual ir a una u otra discoteca pero no me apetece estar con esos tíos otra noche más.

Victoria ya se ha enrollado con uno y Lauren le ha dado el número a otro.

No quiero que nuestras vacaciones se conviertan en un viaje de parejitas.

Además a mí no me ha gustado ninguno, son majos pero sin chispa.

Al llegar a casa Victoria nos está esperando con una pizza en el microondas para calmar el hambre que nos ha entrado de madrugada.

-¿Y qué tal? ¿Te le has tirado?- pregunta Lauren.

-Sí y bien. Me gusta, quizás le llame de nuevo mientras estemos aquí- nos cuenta antes de morder un pedazo de pizza.

-De hecho nos han invitado a ir a Ushuaïa con ellos mañana. Tienen entradas para la zona VIP- Lauren no pierde el tiempo informando.

-¿En serio?- dice Victoria emocionada- Ni si quiera contaba con ir a Ushuaïa porque es la discoteca más cara de toda la isla y sé que no queréis gastaros solo 50€ en la entrada sin tener consumición si quiera. Pero ahora ya sí o sí tenemos que ir- grita emocionada.

-Nos han dicho que mañana toca un DJ que es genial- explica Lauren.

-Dj Üll sí.

-¿Es famoso?- pregunto.

Parece que todo el mundo le conoce y yo es la primera vez que escucho su nombre.

-Sí, la gente viene a Ibiza solo para verle a él. Es un pedazo de artista… ¿Te acuerdas de la peli que vimos sobre una chica que era narcotraficante?- me dice Victoria.

-Sí- respondo mientras sigo comiendo.

-Bueno pues él hizo la banda sonora.

-Eran todo canciones tristes- digo recordando- no voy a gastarme 50 pavos en ir a ver un tío que hace canciones para llorar.

Mi amiga se ríe y niega con la cabeza.

-Ese tío es dios. ¿Entonces vamos?- propone emocionada mirando a las demás.

-Por mí sí pero lo que digáis- expresa Rose.

-A mí me gusta el plan- se une Lauren.

-Yo mentalmente ya estoy allí- dice Victoria.

-Pues venga, iremos. Pero por favor, no quiero que se convierta en la típica noche de parejitas- advierto mirando a Victoria y a Lauren.

.

El show en Ushuaïa comenzaba a las cinco de la tarde y acababa a las doce la noche. La discoteca está situada en la playa d'en Bossa, a unos tres kilómetros de nuestro apartamento. Tenía un dress code bastante estricto así que pensamos entre todas qué ponernos para evitar que nos impidieran la entrada.

Yo decidí ponerme un vestido blanco con bastante escote y el abdomen al aire. Un vestido que tan solo en una ocasión así usaría. Por supuesto sandalias de tacón color dorado.

Quedamos en la puerta de la discoteca con los chicos de anoche. Había uno que era bastante guapo y en el que ayer no reparé.

El ambiente mientras esperábamos a que nos dieran las pulseras para el pase VIP hizo que crecieran en mí las ganas de fiesta. Estaba nerviosa por la anticipación.

Cuando por fin entramos lo primero que hicimos fue hacernos decenas de fotos con el escenario donde se podía leer Ushuaïa en letras rojas.

Me sorprendió la enorme piscina que había frente al escenario. Posiblemente tuviera 100 metros de largo. ¿Qué hacía una piscina en medio de una discoteca? Menos mal que la discoteca era al aire libre.

-No tiene sentido ¿verdad?- me pregunta el chico guapo del grupo de nuestros nuevos amigos.

-Pues no la verdad- le sonrío.

-Es que no es una discoteca como tal. Es un hotel y esta es su piscina.

-Vaya- digo mirando el agua azul turquesa de la piscina.

-Venga vamos, la entrada a la zona VIP está por aquí- me pasa un brazo por la cintura y me conduce hacia adelante.

Llegamos a una zona llena de mesas y sillas que están iluminadas por abajo, en la parte que roza con el suelo.

El espacio es increíblemente grande pero se llena en pocos minutos.

Noto nervios en mi estómago que intento disimular bebiendo champán.

Cuando comienza a sonar la música la gente se alborota y comenzamos a bailar.

Las canciones son buenas pero nada que no haya oído antes.

-El Dj no es tan bueno como me habéis hecho creer- les recrimino sentándome un momento.

-Este no es Dj Üll, este es su telonero que no lo hace mal. Tú tranquila que vas a flipar esta noche- me dice el chico con el que se acostó Victoria anoche.

Son cerca de las nueve de la noche y ya voy algo borracha cuando la música se para y la luz se va.

-¿Qué pasa?- pregunto mirando por la barandilla.

Todo el mundo está silbando y gritando a modo de protesta, entonces hay un fogonazo de luz azul acompañada de un sonido fuerte y estridente.

De repente la discoteca ha enmudecido. Y el mar de gente que está en la pista saca su teléfono móvil para grabar el inicio del set.

Con todos expectantes mirando al escenario comenzamos a escuchar los acordes de una canción que conozco bien ''Don't you worry child''

La piel se me pone de gallina y creo que hasta me estoy emocionando.

Comienza un juego de luces impresionante y cuando la canción coge fuerza se disparan decenas de llamas de fuego del escenario.

El espectáculo es increíble. Sientes la dicotomía entre sentarte a mirar el escenario o bailar, yo decido hacer lo segundo.

Entonces hay un momento en mitad de la euforia en el que tomo la decisión de acercarme al escenario.

No logro ver al DJ pero sí distingo que hay gente bailando en su cabina. Supongo que eso es un paso más después del nivel VIP.

Cuando vuelvo a la mesa hay un par de hombres más hablando con los chicos, no los conozco.

Al parecer son los amigos de los amigos del DJ con los que han contactado para poder entrar en la zona VIP esta noche.

-¿Cómo se puede subir ahí?- pregunto alentada por el alcohol mientras señalo al DJ.

Los hombres se ríen.

-Ese sitio está reservado para amigos y familiares del DJ, nada más- me explica uno.

-Joder… yo quiero subir- expreso como una niña de cuatro años.

Ellos dos comparten miradas.

-Bueno vamos a hacer una cosa. Vente con nosotros como si estuviéramos juntos en esta fiesta y a ver si cuela. Los de seguridad son muy intimidantes aquí.

Las chicas se vienen conmigo esperando a que nos dejen subir.

Tenemos que esperar bastante, hay cola.

Increíblemente la manera para entrar aquí es echando gente. Los de seguridad echan a unos para que otros entremos.

Cuando finamente subimos estoy tan entusiasmada que bailo dando saltos sin importarme los tacones de 10 centímetros que llevo puestos.

Me dejo inundar por las sensaciones de la música de nuevo y sin querer estoy bailando con los brazos levantados.

Está siendo una de las mejores noches de mi vida.

No quiero mirar al reloj porque no quiero que acabe nunca.

Me echo el pelo hacia atrás con una mano mientras sigo bailando junto a mis amigas cuando mi vista se mueve a la cabina del DJ.

Me sorprende porque con las luces no veo bien pero creo que está mirándonos y dando la espalda al público con los brazos cruzados.

Estoy hipnotizada con este hombre y acabo de escucharle por primera vez. No recuerdo bien su nombre pero sabe dios que mañana le añado a mi lista de reproducción de Spotify.

El final de la sesión es apoteósico. Se junta la música, las luces del escenario, el ambiente que ha creado el DJ durante toda la sesión y los fuegos artificiales que surcan el cielo. Es impresionante.

Cuando todo acaba la música cambia y el volumen de la misma desciende considerablemente.

-No podemos salir aun- me dice Rosalie viendo como el de seguridad no deja bajar a nadie.

-Supongo que esperaran a que salgan los de la pista normal, luego los VIP y luego nosotros. Hay muchísima gente- apunta Victoria.

-¡Ay chicas que contenta estoy de que hayamos decidido venir, ha sido genial!- expreso abrazándolas- ¿os apetece una copa? Yo invito.

-Venga va, hasta que salgamos de aquí hay tiempo- dice Victoria caminando hasta la barra.

Con mi mojito en la mano me encuentro sola en la barra porque Rosalie y Lauren se han ido al baño y Victoria está en una esquina hablando por teléfono con su ligue.

-¿Te ha gustado?- me pregunta un chico a mi lado.

Está apoyado con la cadera en la barra mientras abre una botella de agua.

-Me ha encantado- digo sonriendo- ese tío es genial y no lo conocía antes de hoy- expreso señalando la cabina donde antes estaba el Dj y ahora solo hay técnicos de sonido de un lado para el otro con cables.

-Sabe lo que se hace- sonríe- te he visto antes.

-¿Ah sí? Pues yo a ti no- confieso riendo.

-Estabas bailando como si la música saliera de ti.

Me río.

-Vente mañana, él también toca- propone.

-Pero esta fiesta solo la hay hoy- le recuerdo.

-Él viene varios días a pinchar de nueve a once pero hoy es cuando hace la sesión más especial de toda la semana.

-¿Vienes mucho?

-Casi a diario- dice sonriendo- en serio vente mañana-

-Me encantaría pero no puedo. La entrada es carísima y tengo que sobrevivir unos días más en esta isla- confieso riendo.

-Pero te gusta su música, ¿no?- simplifica.

Asiento.

-Vamos- dice cogiéndome la mano y llevándome hasta la cabina.

-¿Qué haces? ¡Nos van a echar y nunca más vamos a volver a entrar! Y yo quiero volver a esta discoteca algún día cuando tenga más dinero-

Él suelta una carcajada.

-Escucha- antes de que pueda hacer algo me coloca unos cascos en las orejas y él comienza a tocar teclas en la mesa.

Es una melodía relajante pero con toques electrónicos que te anticipa el momento en el que la canción va a romper.

Estoy concentrada en la música pero empiezo a ser consciente de que es él quien la está poniendo.

-Eres tú- digo mientras me quito los cascos.

-Soy Edward- dice dándome la mano.

-No, me refiero, tú eres el DJ- digo con los cascos en el cuello.

-Así es, Edward Cullen- dice ofreciéndome la mano de nuevo.

-Me muero de vergüenza. He estado hablando sobre ti contigo como una fan desquiciada- expreso bajando la mirada mientras me quito los cascos para dejarlos en la mesa de mezclas de nuevo.

-Me gusta mi trabajo y una parte muy importante es que a los demás también les guste. Así que tus palabras de antes para mí son mi sueldo.

Sonrío.

-¿Bella?- pregunta Victoria mirándonos a los pies de la cabina.

-Voy.

-Bella- dice Edward sonriendo- vente mañana, te pondré en la lista y no te preocupes por la entrada- pasa su mano por mi brazo acariciándole con un dedo.

Sonrío y asiento antes de girarme e irme con Victoria.

-¿Quién es ese?- me pregunta mientras nos alejamos.

-El Dj.

-¿En serio?- dice parando de andar para mirarme- ¡qué fuerte! Está bueno

-Y es bueno- digo guiñándole el ojo.

.

.

.

Por fin está aquí el primer capítulo de esta historia con la que vamos a viajar a Ibiza este verano.

¿Qué os ha parecido? Me encantaría leer vuestras primeras impresiones en los reviews :)

Como ya sabéis para vivir al 100% la experiencia no sirve solo con leer la historia. Hay que:

Pasarse por el grupo de Facebook para ver las imágenes y vídeos correspondientes al capítulo (link en mi biografía de fanfiction)

Escuchar la lista de Spotify que he creado en exclusiva para esta historia. (Link en mi grupo de facebook)

Visitar las siguientes páginas de Instagram: Ibiza(punto)Plus, Ushuaïa

Ya sabéis que el ritmo de actualización será rápido.

Saludos.