DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
AVISO: Es una historia muy sexual, sobre todo en los primeros capítulos.
.
.
.
Ted también se despide de sus amigos y cogemos un taxi para ir a su casa.
Todo está siguiendo el ritmo normal que debe tener un rollo de una noche salvo cuando se desnuda.
Debería sentirme excitada y emocionada por echar un polvo pero no lo estoy. No obstante igual se debe a que Ted no me encanta, me gusta, pero no me vuelve loca.
Sigo adelante desnudándome convencida de que tarde o temprano comenzaré a disfrutar.
Ted me propone hacer un 69 y aunque disfruto mucho con el sexo oral, esta vez no siento nada.
-Para- le pido intentando que se quite de encima de mí.
-¿Por qué?
-Porque sí- digo sentándome en la cama cuando él ya se ha echado a un lado.
-¿No te gusta?
-No es eso… bueno sí, sí es eso. No sé qué me pasa pero no estoy disfrutando y me siento incómoda.
Él se queda sin saber qué decir y yo tampoco sé cómo arreglarlo.
Me visto y cuando acabo me giro a mirarle.
-Lo siento- susurro antes de abandonar la habitación.
Estoy muy confundida de camino a casa porque nunca he rechazado acostarme con un chico que me gusta y Ted me gusta.
Las chicas se sorprenden cuando llego a casa tan temprano.
-¿Qué ha pasado?- pregunta Vic
-Nada, eso es lo que ha pasado.
-Estaba bueno- añade Rose.
-¿La tenía pequeña?
-Algo así- respondo yendo a mi habitación.
Me doy una ducha y les pido a las chicas salir a tomar algo esta noche. Necesito distraerme.
Ya es muy tarde para salir a cenar pero todavía podemos tomar una copa en un bar del centro de la ciudad. Se llama S'Escalinata y le debe su nombre al hecho de que está en una escalera empedrada. El bar es pequeño por dentro pero posiblemente esté atendiendo a cien personas en este momento.
Es un sitio totalmente diferente a lo que conocemos. Las mesas son mesas bajas de café y no hay sillas, hay pufs y cojines repartidos por las escaleras así que la gente más que sentada está tumbada. Cada mesa y cada cojín es de un color diferente lo que contrasta con el blanco impoluto de las paredes aledañas.
Nos íbamos a pedir unas cervezas pero el camarero casi nos obligó a pedirnos una sangría. Nos sirven una jarra enorme de cristal llena de vino con trozos de frutas en su interior como limón y naranja y muchos hielos.
Nos deja que nos sirvamos nosotras mismas y cuando lo pruebo me vuelvo adicta. Sabe a vino pero tiene toques dulces y afrutados. Es muy refrescante. La primera jarra que nos sirven se queda corta y le siguen tres más.
-¡Oh díos mío! ¡Oh díos mío!- grita Lauren de repente. Está en shock.
-¿Qué pasa?- preguntamos.
-¡Es Chiara! ¡Es Chiara Ferragni!- susurra alteradísima señalándola con el dedo.
Nos giramos a mirar al otro lado de la escalera, separado por un poyete de piedras que tiene cojines encima, y vemos un grupo numeroso de gente hablando en italiano.
Fijándonos más vemos a una pareja, ella es rubia, alta y guapa y él es moreno y está lleno de tatuajes.
Nos quedamos viéndolos pasar anonadadas.
Chiara Ferragni es la mayor influencer del mundo. Todas la seguimos en Instagram.
-Está más buena que en las fotos- comento.
-¡Qué fuerte! Ni si quiera sabía que estaba aquí- Lauren sigue en shock.
Con la tercera jarra de sangría estamos un poco achispadas, que no borrachas, y yo ya me he olvidado por completo de Ted.
En casa la sangría me pasa factura y creo que tanto azúcar no me deja dormir, además hace mucho calor.
Con la casa en silencio y las demás dormidas salgo a la terraza bebiendo un vaso de agua.
Se escucha música a lo lejos, seguramente procedente de las discotecas.
Cojo el móvil y abro el chat de whatsapp de Edward. No tiene activada la conexión, pero estoy segura de que no está dormido y además esto es Ibiza.
No lo pienso mucho y le mando un audio.
Hola Edward. Sé que es tarde pero supongo que estarás trabajando. No sé cómo andas de tiempo pero si te viene bien y te apetece podemos quedar mañana para comer, ¿quieres? ✓ ✓
Dejo el móvil encima de la mesa mientras me acabo el vaso de agua.
No espero que me conteste hasta mañana por la mañana así que me sorprendo y me sobresalto cuando escucho una nueva notificación.
¿Sigues despierta? ✓ ✓
Sí ✓ ✓
¿Te apetece quedar ahora? ✓ ✓
¿Ahora? Pienso. Es la una de la mañana.
¿Dónde?✓ ✓
Respondo sin pensarlo.
Sigo el consejo que me dio Victoria ayer sobre el tiempo que nos queda en la isla y lo de no desaprovechar polvos.
Te mando un coche a tu casa. Trae bañador ✓ ✓
Vale. ¿Me voy a mojar? ✓ ✓
Pregunto con segundas.
Te vas a empapar ✓ ✓
Siento una contracción de deseo en mi vientre cuando lo leo.
Estoy más excitada que cuando Ted me estaba comiendo el coño esta tarde.
Me pongo un triquini asimétrico blanco que nunca me pondría para ir a una piscina en Francia ni en Inglaterra pero que aquí es hasta puritano porque no enseña nada aunque deja poco a la imaginación.
Me cubro con un vestido largo y blanco. Llevo unas cuñas en color marrón claro y un bolso con el cargador del móvil, la cartera y las llaves de casa.
Cuando salgo a la calle hay un todoterreno negro esperándome.
Un hombre baja de él y me abre la puerta trasera.
-Üll me ha mandado a buscarla- me informa mientras subo.
Lleva conduciendo casi media hora y ya me empiezo a asustar.
¿A dónde me lleva?
¿Tengo que confiar en este hombre?
¿Qué me indica que no me está secuestrando?
Por si acaso escribo un mensaje por el grupo de whatsapp a las chicas para que sepan donde estoy.
Finalmente el coche para y me bajo.
Estamos en un camino de tierra pobremente iluminado frente a un muro con un cartel que pone ''Villa Infinity''
El conductor me hace una señal para entrar.
El camino está franqueado por vegetación muy alta que te impide distinguir nada.
A unos 40 metros el camino de tierra pasa a estar asfaltado y ya puedo empezar a ver césped y una enorme casa blanca de diseño moderno.
El conductor me acompaña hasta la entrada de la casa, me abre la puerta y me deja sola en un recibidor color turquesa con sofás grises y una mesa redonda en el centro.
-Hola guapa- Edward sale de uno de los muchos arcos que conducen a diferentes pasillos y se acerca hasta mí.
Nos besamos con un beso suave en los labios.
-¿Dónde estamos?
-En mi casa.
-¿Vives aquí?- pregunto señalando una pared.
Él asiente con la cabeza.
-Pensé que vivías en el hotel.
-No, siempre tengo una habitación allí pero al fin y al cabo es el lugar donde trabajo. Me gusta tener un sitio donde desconectar así que junto a unos amigos alquilamos esta villa para todo el verano. Vamos-
Salimos al exterior donde hay una enorme piscina, descomunal. Alrededor hay hamacas, sofás redondos de mimbre y una cama balinesa. Es un sueño.
-Para esto me has pedido que traiga el bañador, ¿no?- le digo dejando mi bolso sobre una hamaca.
-Un baño nocturno- sonríe.
-¿Dónde están tus amigos?- pregunto curiosa por no ver a nadie.
-Unos trabajando y dos de ellos dormidos.
-Entonces no hay nadie por aquí- susurro con picardía.
-No.
-Bien- digo quitándome el vestido delante de él.
Me recojo el pelo y cuando vuelvo a mirarle noto un bulto en su bañador. Solo necesito esa invitación para mirarle y quitarme el bañador.
Estoy totalmente desnuda en una casa ajena frente a un chico que apenas conozco.
-Sin tonterías, directa al grano- me dice mientras se baja su bañador y deja al descubierto su pene semi-erecto.
Me agarra por la cintura y me levanta sobre sus hombros. No sé qué va a hacer hasta que noto como camina hacia la piscina.
Se lanza conmigo y ambos nos sumergimos. El agua está caliente y aunque con la oscuridad no se ve el mar, sí se escucha el romper de las olas en la costa.
Nado hasta la pared más alejada de la piscina, la que da directamente al mar y parece que estás elevada sobre él.
Edward llega hasta mí por atrás y se pega completamente a mi espalda pasando sus brazos por cada lado de mi cuello.
-Has estado tomando el sol- aprecia mirando mi piel bronceada.
Asiento.
Comienza besando mi cuello, poniéndome la piel de gallina, para continuar acariciando mi abdomen por debajo del agua.
Paso mi brazo por encima de la cabeza para tocar su pelo.
-Sube- dice girándome y sentándome sobre el borde de la piscina.
Me da un poco de vértigo porque no hay nada detrás donde sujetarme, si me caigo de aquí no lo contaré.
Una vez sentada, separa mis piernas para comenzar besando mi rodilla, luego el interior de mi muslo, poco a poco hasta que llega a mi clítoris el cual también besa.
Miro hacia arriba y veo que la casa está construida bajo una ladera montañosa, llena de piedras color ocre y forrada de arbustos.
Noto como Edward introduce sus dedos en mi interior mientras continua lamiendo mi clítoris.
Gimo por la sensación que tengo en la parte baja de mi vientre.
-Sigue- le animo bajando la vista y acariciando su cara.
Esos dedos que son capaces de crear melodías impresionantes sobre una mesa de mezclas, están ahora en mi interior creando un orgasmo impresionante.
Cuando me corro no puedo controlar bien mi cuerpo así que tenso las piernas y arqueo el tronco.
-Me encanta cuando te corres.
Sigo respirando entrecortadamente pero sonrío y bajo la cabeza para besarle.
-Alguien necesita correrse también- digo volviendo a introducirme en la piscina frente a él.
Nos besamos mientras le acaricio por debajo del agua.
-Engancha tus piernas en mi cintura.
Lo hago mientras coloco su pene en mi entrada.
-No llevo condón- me avisa.
-Lo sé. Pero sigo tomando la píldora- le recuerdo.
De una estocada entra en mí hasta el fondo.
Mi espalda choca contra la pared de la piscina una y otra vez mientras él arremete contra mí.
La velocidad va aumentando y pronto sus gemidos acompañan a los míos.
Empuja nuevamente contra mí y noto como sus músculos se tensan mientras gime contra mi cuello.
Yo aprieto mi vagina contra su pene para prolongar su placer y conseguir el mío que ocurre segundos después.
Entones sí que grito, no puedo controlarlo. No puedo administrar el placer que siento y tengo que liberarlo de alguna manera, así que gritar es mi liberación.
Cuando el orgasmo pasa él sigue dentro de mí y los dos estamos temblando.
Le beso con pasión mientras aun noto las palpitaciones de mi vagina contra su pene.
Cuando nos separamos nos reímos.
-¿Cómo haces para darme siempre unos orgasmos alucinantes?- pregunto curiosa.
-¿Cómo haces para que me corra sintiendo como si mi polla se fuera a perder en tu interior?
Nos volvemos a reír y nos besamos.
-Me dejas agotada- digo separándome de él para ponerme boca arriba y flotar en el agua.
-Pensaba que no íbamos a volver a quedar- confiesa.
-Te dije que tenía planes.
-Lo sé. ¿Ya has descubierto los bonitos rincones de esta isla?
-Algunos sí. Cuando te he escrito esta noche no podía dormir porque había bebido demasiada sangría en un bar del centro con cojines en el suelo.
-S'Escalinata- adivina.
-Sí-
-Ven, vamos adentro. Tengo hambre- dice saliendo completamente desnudo del agua.
Hay una mesa en el exterior, bajo el porche de la casa, en la cual comemos cosas que yo nunca antes había visto.
-Esto es sobrasada- dice untando una masa naranja contra un pedazo de pan de barra.
Me lo introduce en la boca a la vez que chupo sus dedos eróticamente.
Está bueno. Sabe muy especiado pero no estoy segura de qué estoy comiendo.
-¿Qué es?
-Es un embutido típico de las Baleares. Es carne de cerdo curada con pimentón, sal y pimienta negra.
Probamos más tostadas de sobrasada y algo de queso de oveja curado.
Los sabores en España son fuertes pero muy ricos.
Cuando terminamos de comer nos tumbamos en la cama balinesa escuchando el sonido del mar.
-¿Mañana trabajas?- pregunto.
-Sí, pero no en cabina. Tengo una reunión de trabajo. ¿Te quedas a dormir?- pregunta girándose para mirarme.
Asiento contra su pecho.
Es tarde, estoy cansada y tengo ganas de estar con él.
-Vamos a mi cama.
Nos levantamos, recogemos mis cosas y le sigo al interior de la casa donde si no fuera porque él va delante yo ya estaría perdida.
Llegamos a un dormitorio con una pared pintada con rombos azules haciendo un mosaico sobre el cabecero de la cama. Luego la cama es simple con un edredón azul claro y una alfombra mullida que sin necesidad de pisarla sé que es suave.
La habitación tiene una puerta que da a una terraza y otra que da al baño.
Edward deja mis cosas sobre un sofá que hay en una esquina y yo hago lo mismo.
-Quítatelo- dice refiriéndose a mi traje de baño.
Cuando vine no pensé en traer ropa de cambio así que o duermo con el bañador o duermo desnuda.
Le hago caso y completamente desnudos nos metemos en la cama.
-Buenas noches- dice apagando la luz.
Me debí de quedar dormida enseguida porque no recuerdo nada más.
A la mañana siguiente cuando me despierto Edward ya no está. No quiero moverme por la casa desnuda así que me pongo mi vestido pero sin el bañador.
El baño está lleno de colores blancos y marrones claros. Al igual que la habitación tiene una pared diferente a las demás con un mosaico en rombos blancos y negros y una cenefa verde que contrasta con todo lo demás.
-¿Bella?- oigo que me llaman desde la habitación.
Salgo y veo a Edward vestido con una bandeja con comida en la mano.
-Hola.
-Buenos días- dice sonriendo y dejando la bandeja encima de la cama- estoy seguro de que tienes hambre y no te apetece ver a gente extraña por ahí así que he pensado en traer el desayuno aquí.
-Me parece perfecto. Voy un momento al baño- vuelvo al baño a hacer pis y a intentar hacer algo con mi pelo.
Anoche me lo mojé en la piscina y no me lo sequé adecuadamente así que ahora está enmarañado. Me lo vuelvo a mojar para hacerme una coleta y salgo a la habitación.
Nos sentamos en la cama uno frente al otro mientras desayunamos en silencio.
-¿Qué vas a hacer hoy?- me pregunta.
-No lo sé, la verdad- confieso.
-Yo voy a estar liado todo el día pero si quieres puedes volver a venir a dormir aquí- propone.
-Yo no vengo aquí a dormir- le aclaro guiñándole el ojo.
-A estar conmigo.
-Cuando vuelva a casa con las chicas y vea cuál es el plan te escribo, ¿vale?
Él se ríe.
-¿Vas a volver a tardar tres días en dar señales de vida?
-No. Me gusta estar contigo, me queda una semana en Ibiza así que no voy a andar con tonterías- digo besándole- ¿a qué hora tienes la reunión?
-En dos horas- dice mirando su reloj.
-Me sobra- digo haciendo a un lado la bandeja con los restos de nuestro desayuno y obligándole a tumbarse.
Le quito la camiseta y abro la cremallera de sus vaqueros.
No lleva ropa interior.
Bajo unos centímetros sus pantalones para liberar su pene.
-No quería decírtelo para no hacerte sentir mal- le confieso mirándole y frunce el ceño- pero tu desayuno me ha dejado con hambre- digo antes de introducirme toda su longitud en mi boca. Aun no está erecto así que me cabe perfectamente.
-Come lo que quieras- dice tumbándose por completo en la cama dejándome trabajar.
Le acaricio con mi boca y noto como se va poniendo cada vez más duro, cada vez me cuesta más abarcarle por completo.
-Si hay algo que te gusta que te haga, dímelo- le pido.
-Tócame los…- comienza a decir pero sé a lo que se refiere así que con una mano acaricio sus testículos y no le dejo acabar la frase.
Está depilado así que me animo a meterme uno en la boca, le chupo, le acaricio con mi lengua y luego hago lo mismo con el otro mientras mi mano no para de acariciar su polla.
-Joder- susurra comenzando a perderse en las sensaciones.
Sus manos que estaban relajadas contra la cama ahora forman puños.
Una sigue sobre la cama y otra está sobre mi cabeza sujetando mechones de mi pelo con ella.
-Avísame cuando te vayas a correr- le pido.
-Ya, ya- grita.
En ese momento le saco de mi boca y aparto mis manos de él.
Me subo encima de su cintura introduciéndomele de una asentada.
-Dios, estás ardiendo cariño- dice moviéndose en mi interior.
-Estoy a punto de correrme así que…-
Me callo porque con una mano se abre camino por debajo de mi vestido y acaricia mi clítoris con su pulgar.
-Oh sí- gimo saltando sobre él.
-Vente conmigo- me pide moviendo su cadera en fuertes estocadas.
Nos corremos los dos juntos gimiendo.
-Esa boca se acaba de convertir en uno de mis lugares favoritos- dice tocándome los labios antes de besarme.
Me bajo de encima de él y siento como su semen escurre por mis muslos.
-Mierda, no tengo ropa interior- me quejo.
Él se ríe y se estira hacia una mesilla donde coge una pequeña pieza de ropa.
-Si te valen, póntelos.
Los desdoblo y veo que son unos calzoncillos blancos.
Nos reímos mientras me los coloco. No me ajustan bien a la cintura pero por lo menos sirven para no mancharme las piernas. Después nos volvemos a besar y hay un punto en el que estoy convencida de que vamos a volver a hacerlo pero finalmente no ocurre.
Nos vestimos y nos separamos para salir de la habitación.
Edward me conduce hasta la salida de la mano mientras escuchamos voces procedentes de diferentes partes.
-¡Edward cabrón! Menudo desayuno- grita un hombre cuando pasamos por el salón.
Es rubio, tiene los ojos azules y está fumando un porro.
-Soy Tim- dice levantándose para darme la mano.
-Yo soy Bella- le sonrío.
Nos saludamos y noto que Edward no está muy cómodo con que nos conozcamos.
-No seas así, si traes una chica a casa nos la presentas- le dice a Edward al notar su malestar-
-Tim esta es Bella y Bella este es Tim mi mejor amigo y compañero de trabajo que necesita irse a dormir ya.
-So wake me up when it's all over- canta riéndose.
Reconozco la letra de esa canción pero ahora no sé cuál es.
-Anoche cerré el Hï tío- dice dando un puñetazo amistoso a Edward en el hombro.
-Vale, perfecto. Vete a dormir- le dice de nuevo serio.
-¡Qué pesado eres coño!- dice apagando el porro y caminando hacia su habitación supongo.
-Oye Beca- dice girándose a mirarme- esta noche tenemos una fiesta, vente, trae amigas.
-Vete- le dice Edward enfadado.
-Lo siento- me dice cuando estamos solos- Tim acaba de llegar de trabajar y entre la falta de sueño y el alcohol dice tonterías.
-Dar una fiesta no es una tontería.
-Puedes venir si quieres claro- dice.
-Pero no quieres que venga- adivino- no te preocupes, puedes decirlo, no tienes que callarte las cosas que piensas, yo sé que no tenemos una relación de pareja.
-No, no es por eso. Es que las fiestas de Tim se van de las manos… muchas veces. Además yo mañana no voy a estar así que bueno puedes venir pero no te lo aconsejo.
-Vale.
-¿Me llamas luego?
Asiento mientras salimos de casa.
El mismo chico de anoche está esperándome junto al coche para llevarme a casa.
De camino reviso el móvil. Las chicas han leído donde estaba y me dicen que se van a la cala Porroig.
Llego a casa, me ducho y me cambio el traje de baño por un bikini rojo para ir con las chicas a la playa.
-Me sorprende que puedas andar- me dice Victoria cuando llego hasta donde están tumbadas en la arena.
-Pues sí que me tira un poco sí- bromeo con ellas.
-¿Cuántos polvos echaste ayer? Primero el chico del barco y luego el DJ, espero que estés tomando precauciones.
-Dos-
-¿Solo uno con cada uno?- pregunta Rose sorprendida.
-Dos con Edward, al otro no llegué a tirármelo- confieso.
-Pero te fuiste a su casa- me recuerda Lauren.
-Pero no pasó nada.
Lauren y Victoria comparten una mirada cómplice extrañadas pero no comentan nada más.
.
.
.
Al final no ha pasado nada importante con Ted. ¿Qué os ha parecido la primera visita de Bella a la casa de Edward? ¿Creéis que Bella irá a la fiesta con sus amigas pese a la recomendación de Edward para quedarse en casa? Me gustaría saber qué os ha parecido el capítulo, darme feedback por favor.
Lo primero dar las gracias a todas las personas que han dejado un review, un favorito o un follow a la historia. Como ya sabéis cada review recibirá un adelanto del próximo capítulo diferente al adelanto publicado en el grupo Élite Fanfiction.
Como ya sabéis para vivir al 100% la experiencia no sirve solo con leer la historia. Hay que:
Pasarse por el grupo de Facebook para ver las imágenes y vídeos correspondientes al capítulo (link en mi biografía de fanfiction). Hay un vídeo en el grupo donde se ve la villa donde vive Edward.
Escuchar la lista de Spotify que he creado en exclusiva para esta historia. (Link en mi grupo de facebook)
Visitar las siguientes páginas de Instagram: ibizasescalinata, villa _ infinity _ Ibiza.
Besitos
