DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

AVISO: Es una historia muy sexual, sobre todo en los primeros capítulos.

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El viernes me levanto contenta porque hoy vuelve Edward. No me dura mucho la felicidad, solo hasta que voy a coger el móvil y veo que está sin batería. Cuarto de hora después y habiendo mirado en todos los rincones del apartamento mi cargador no está.

Entonces recuerdo verle por última vez sobre la mesilla en su casa.

-Mierda, me lo he dejado en casa de Edward- digo recordando mi cargador blanco sobre su cama.

-¿Puedes entrar aunque él no esté?- me pregunta Rose.

-Sí, estará la gente de seguridad por lo menos.

-¿Dónde queda?

-Algo lejos, déjame conducir a mí.

Cuando llego a la casa los de seguridad me hacen enseñar mi identificación pese a que me han visto entrar varias veces ya.

Uno de ellos se empeña en acompañarme hasta la habitación.

La puerta está entornada así que entro esperando encontrarme la habitación vacía pero no es así.

Hay dos personas follando en medio de la cama.

No veo la cara del chico porque está de espaldas pero reconocería ese color de pelo donde fuera.

Siento como si me hubieran dado un golpe en el estómago que me hace caminar hacia atrás hasta que me choco con el de seguridad.

Edward y yo nunca hemos hablado de enrollarnos con otros. Nunca quise imaginarme que él lo haría aunque era consciente de que podía porque no teníamos una relación formal y mucho menos exclusiva.

Salgo de la casa disgustada y me pierdo varias veces porque el pasillo es un jodido laberinto.

Cuando salgo al jardín Tim está allí.

-¿Qué haces aquí Bella?- me saluda amigablemente.

-Me dejé el cargador el otro día.

-¿Y dónde lo llevas?- dice mirando mis manos vacías.

-No he podido entrar en la habitación para cogerle- digo corriendo hacia la salida.

Me paso el resto del día mortificada y triste.

De repente la isla había dejado de tener su encanto y su magia.

Igual Victoria tenía razón y sí estaba comenzando a sentir algo por Edward. No se me ocurría una cosa peor dado que el mundo de Edward y el mío no encajaban.

El viernes, o sea hoy, habíamos quedado en su casa por la noche así que me presenté allí tal y como acordamos.

No sabía cómo abordar la pregunta de si había estado con otras mujeres.

Una parte de mí quería creer que no porque la manera en la que era conmigo me demostraba que algo sí le importaba y no haces eso cuando te importa alguien. Por otro lado una voz me decía que no le conocía en absoluto y que seguramente tenía decenas de chicas dispuestas a abrirse de piernas para él después de cada actuación.

De momento había llegado a la conclusión de disfrutar de él hasta este domingo y luego cada uno tomaría caminos diferentes.

No merecía la pena empañar la relación con una discusión en la que él me diría claramente que no podía reclamar nada porque no estamos juntos.

Esa noche había una fiesta en su casa pero nosotros pasamos directamente a su dormitorio. Los dos estábamos tan ansiosos que follamos de una manera casi animal.

-¿Qué tal en Bélgica?- le pregunto.

-Míralo tú misma- dice dándome su móvil donde se está reproduciendo un vídeo.

En cabina estaba Edward y dos chicos más a los que no conozco. La pista o mejor dicho la extensión de campo estaba llena de gente saltando con los brazos extendidos, viviendo la música.

-Guau, ¿cuántas personas hay ahí?

-No lo sé bien pero al festival accedieron cerca de 400.000 personas.

-¿En serio? Eso es una bestialidad.

-Lo es sí- dice antes de besarme y colocarse encima de mí de nuevo.

Me río antes de besarnos.

-¿Qué has comido en Bélgica para estar tan enérgico?- le pregunto agarrando su pene.

-No ha sido en Bélgica, ha sido aquí y te he comido a ti- dice antes de lanzarse a morderme un pezón.

-¡Edward!- grito. Ha apretado bastante los dientes y seguro me ha dejado marca.

-Tengo muchas ganas de ti- dice antes de colarse en mi interior.

Gimo cuando llega hasta el fondo de mi vagina.

Subo las piernas a su cadera y las cruzo por detrás de su espalda para profundizar el ángulo.

Su pelvis golpea una y otra vez contra mi clítoris lo que hace que yo me vaya perdiendo cada vez más y más en las sensaciones hasta que me corro.

-¿Lo sientes?- pregunto justo cuando me corro.

-Siento como palpitas por dentro por mí, me aprietas fuerte- dice entrando y saliendo de mí.

Minutos después él se corre en mi interior gimiendo contra mi oído.

-Me ponen tus gemidos- le susurro.

Ambos nos reímos antes de separarnos.

Estamos bañados en sudor así que nos damos una ducha rápida antes de bajar a la fiesta que continúa en el jardín.

Los orgasmos han logrado tranquilizarme lo suficiente y hacer que me olvide de lo de esta mañana hasta que veo a la chica rubia salir de la piscina.

Sé que es ella, recuerdo su cara.

Al verla vuelvo a tener un nudo en el estómago que se intensifica cuando Edward se acerca a darle una mimosa.

-¿Eres Bella verdad?- me pregunta un chico sentándose a mi lado en la barra.

-Sí- respondo.

Es joven, bastante joven, debe tener unos 20 años o algo así.

-Sé que has venido esta mañana y me has visto con mi novia en la habitación de Edward. Tim me lo ha dicho- me confiesa en voz baja.

Me quedo mirándole sorprendida.

No era Edward, era él.

-¿Esa chica de ahí es tu novia?- digo mirando a la rubia.

-Sí, Lara. La cuestión es que preferiría que no le digas nada a Edward. Tú ya lo sabrás pero es un maniático del orden y la limpieza y no le va a gustar que haya mancillado su cama- dice riendo- pensé que era la habitación de invitados, pero no os preocupéis que cuando Tim nos aclaró que esa era la habitación de Edward cambiamos las sábanas.

Me río.

No porque me haga gracia sino de alivio.

Esto significa que Edward no se ha tirado a ninguna chica, al menos no esta mañana y no en la misma cama en la que lo había hecho conmigo.

Nos vamos a dormir tardísimo, cerca de las seis de la mañana. Así que a la mañana siguiente nos levantamos igualmente tarde.

Edward sigue dormido por lo que decido salir a comer algo a la cocina.

Estoy preparando un café cuando Tim llega hasta mí.

-Tu cargador- me dice alargando su mano con el cable blanco en ella.

-Gracias- digo enchufando mi móvil inmediatamente.

-¿Se lo has contado a Edward?

-No y no voy a hacerlo.

-Deberías hacerlo, por favor- me giro a mirarle y está expectante pero sonriendo. Como si tramara algo.

-¿Qué no me vas a contar?- me pregunta Edward muy serio llegando hasta nosotros.

-Bella vino ayer por la mañana a casa y vio algo interesante en tu cama.

-¡Tim!- le regaño.

Prometí a ese chico que no le iba a contar nada a Edward.

-¿Por qué no me lo has dicho?- me pregunta.

-Os dejo- dice Tim saliendo de la cocina mordiendo una manzana.

-Vine ayer a por el cargador- digo señalando el móvil que está cargando en una esquina- pero no pude cogerle porque había una pareja en tu cama.

Edward frunce el ceño.

-Eso es imposible. Nadie entra a mi habitación y yo estaba en Bélgica aun.

-El chico de la fiesta de ayer, el que llevaba un bañador rojo.

-Martín sí.

-Era Martín y su novia, se confundieron de habitación pensando que era la de invitados.

Edward entorna los ojos antes de darse la vuelta y salir de la cocina camino a la habitación.

Voy detrás de él riendo y cuando llegamos va directo a arrancar las sábanas de la cama.

-Odio que suden mis sábanas, lo detesto- dice cogiendo el almohadón.

-¡Edward para! Él me dijo que cambió las sábanas- le aclaro riendo y agarrándole las manos.

-Le voy a matar, a él y al cabrón de Tim que no le dijo nada.

Tim aparece justo por la puerta riéndose a carcajada limpia.

-Eres un cabrón- le dice Edward.

-Él fue el que se confundió. Tendrías que haberte visto la cara Bella- dice volviendo a reírse y alejándose camino a la cocina.

-¿Por qué no me lo has dicho ayer? ¿O me llamaste en ese momento?

-Porque estabas trabajando- mentí.

La realidad es que no le llamé porque estaba más ocupada creyendo que era él quien metía mujeres en su cama por turnos.

-Ahora eso ya da igual, esas sábanas están manchadas por todo lo que hicimos nosotros anoche- le recuerdo.

Edward las vuelve a mirar no muy convencido.

-Venga vamos a desayunar- le propongo agarrándole del brazo para ir a la cocina.

Nos juntamos a desayunar unas diez personas en la mesa del jardín.

Hay gente a la que nunca he visto.

La conversación gira en torno a trabajo todo el tiempo.

-Me tengo que ir- le digo a Edward acabando de desayunar.

-Lo sé. ¿Qué vas a hacer hoy?

-Creo que playa y fiesta.

-¿Vais a ir a Pachá?- me pregunta Tim.

-Sí, ese es el plan. Queremos escuchar a Dimitri Vegas y Like Mike, son los favoritos de mi amiga Victoria.

-Son buenos- comenta Edward.

-Y están un poco locos- añade Tim riendo.

Recogiendo mis cosas de la habitación llega Edward.

-¿A qué hora tienes el vuelo?

-A las siete de la mañana del lunes-

-Vale.

-¿Quieres que nos veamos esta noche?

-Pachá cierra a las siete de la mañana- me recuerda él.

-Cierto-

-Pero sí, puedes venir cuando acabes. Yo voy a estar en casa.

-Vale- digo estando de acuerdo con él.

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Cuando llego al apartamento noto que todas estamos un poco tristes y nostálgicas por el fin de nuestras vacaciones.

Aprovecho el rato antes de irnos a la playa para meter cosas que ya no voy a usar en la maleta.

La discoteca de Pachá es la más mítica de isla. Lleva abierta desde 1973 y es todo un icono de Ibiza. El exterior es totalmente blanco pero está iluminado con luz violeta y franqueado por palmeras.

El interior es totalmente distinto al resto de las discotecas, hay un ambiente muy flower power y la iluminación es igualmente violeta.

Sabemos que vamos a disfrutar de esta noche cuando los djs comienzan la sesión con su canción más conocida: Ocarina.

Esta noche están con nosotras los amigos del ligue de Victoria y juntos formamos un numeroso grupo encantado con la fiesta.

La fiesta es alucinante y cuando acaba es más tarde de las siete. Lauren y Rosalie deciden quedarse con los chicos, Victoria se ha ido hace un rato con su ligue y yo me despido cogiendo un taxi a casa de Edward.

Cuando llego, tras pasar el control de seguridad, la casa está sumida en un silencio sepulcral.

Me quito los tacones para no hacer ruido y caminar a la habitación de Edward.

Está dormido sobre las sábanas y solo está cubierto por unos calzoncillos.

Camino hasta el baño para darme una ducha rápida ya que apesto a alcohol y a sudor.

Después de la ducha me meto a la cama a su lado y caigo rendida inmediatamente.

Edward me despierta demasiado pronto, aún estoy muy cansada.

-Arriba- dice besándome suavemente.

Me quejo y me giro en la cama para continuar durmiendo.

-Es tu último día en Ibiza, no hay que desperdiciar ni un minuto.

Me levanto de mal humor y sigo así hasta que termino de desayunar.

-¿Qué vamos a hacer hoy?

-Sorpresa. Pero ponte ropa de baño- me aconseja Edward mientras desayunamos.

-La última vez que me pediste eso no salimos de la piscina- le susurro de manera juguetona.

Edward se ríe y me muerde suavemente la oreja haciéndome reír a mí también.

Elijo un bañador simple de color negro con tirantes anchos y encima me pongo una túnica que compré en la isla hace unos días.

Cogemos uno de los todoterrenos negros aparcados en la puerta y Edward conduce hasta la costa. Aparca frente a una especie de club o algo así.

-¿Dónde estamos?- pregunto bajándome del coche.

-En un centro de submarinismo.

-¿Vamos a bucear?- pregunto emocionada.

-Así es. Esta isla es bonita incluso debajo del agua.

Yo ya tenía nociones de buceo, al igual que Edward, por lo que tan solo nos tienen que dar el equipo y una lancha motora conducida por uno de los trabajadores.

La lancha recorre la costa un par de kilómetros hasta detenerse en la parte oeste de la isla.

Nos tiramos al agua y desde el primer momento la vista es gloriosa. El suelo es rocoso por lo que los animales marinos han creado su hogar en las hendiduras de las rocas. El agua es cristalina y permite tener una gran visibilidad del fondo.

Vimos corales de distintos tipos pero sobre todo algas de un intenso color verde que parecía como si hubiera césped bajo el mar. También vimos diferentes tipos de peces, medusas, un pulpo y estrellas marinas. Todo un espectáculo bañado por el color azulado del mar.

Cuando acabó la sesión de buceo volvimos al club en la lancha para devolver el equipo.

-Me ha encantado tu sorpresa, gracias- le digo a Edward sinceramente.

-Un placer-

Para comer Edward me llevó a Benirrás, al norte de la isla. La cala Benirrás está situada entre altas montañas rocosas cubiertas con pinos y un agua azul verdoso impresionante.

El ambiente era totalmente diferente al de las otras playas de la isla. Era mucho más natural, sin relaciones públicas abordándote cada cinco metros ni gente de fiesta. Tenía un aire muy hippie que se apreciaba en las construcciones de madera y en la vestimenta de las personas.

Comimos en un restaurante típico y me obligó a pedirme paella de marisco, aunque no hacía falta porque estaba deseando probarla. De beber por supuesto pedimos sangría.

Luego nos bañamos en la playa. Era la primera vez que compartía un día de playa con Edward y me gustaba más de lo que debería.

Me gustaba su manera de andar mientras salía del agua, las gotas que resbalaban por su cuerpo, lo bien que le quedaban las gafas de sol y sobre todo me encantó el masaje que me dio para esparcir la crema de sol.

Durante toda la tarde hubo sonido de tambores siendo golpeados pero cuando comenzó el atardecer el sonido era el principal protagonista.

Vimos que todo el mundo avanzaba hacia la orilla y se sentaba ahí, incluidos los que estaban en los restaurantes. Así que hicimos lo mismo.

Edward se sentó primero en la arena y yo me tomé el atrevimiento de hacerlo entre sus piernas apoyándome en su espalda. No pareció que le incomodara porque rodeó mis hombros con su brazo izquierdo.

En pocos minutos el sol se puso y nos dejó ver una de las puestas de sol más espectaculares de las que yo he sido testigo en toda mi vida. El cielo se tornó de color anaranjado y el mar tomó un color violeta creando entre ambos un contraste increíble. Todo eso amenizado por el sonido de los tambores.

Cuando el sol se puso finalmente todo el mundo aplaudió así que nosotros hicimos lo mismo. Después la gente se fue dispersando y nosotros recogimos para ir a casa.

Mi vuelo salía esta noche de madrugada para llegar a Francia sobre las ocho de la mañana así que tendría que ir a mi apartamento para recoger la maleta.

Edward me llevó primero a la suya para despedirnos oficialmente.

No necesitamos nada más que cerrar la puerta para comenzar a besarnos, igual que ese primer día tras Ushuaïa.

Edward me besaba por todas partes mientras intentábamos desnudarnos con prisa.

No hubo preliminares esta vez.

Le empujé contra el suelo y me subí encima de él a horcajadas.

Ambos buscábamos nuestra propia liberación con movimientos rápidos y fuertes.

Primero se corrió él y minutos después yo.

Tumbados sobre el suelo recuperando nuestra respiración le volví a besar.

-No quiero que nuestra última vez sea sobre el suelo- me pide.

Nos movemos a la cama donde se tumba encima de mí sin apoyar todo el peso y sosteniéndose sobre sus antebrazos.

Le beso suavemente acariciándole el pelo.

-Antes de irme quiero darte las gracias por hacerme pasar las mejores vacaciones de mi vida.

-Si alguien debe dar las gracias aquí soy yo- me responde mirándome fijamente antes de besarme- quiero tenerte una última vez.

Abro más las piernas invitándole a colarse en mi interior nuevamente.

Se mete de un empujón cuando aun no está ni erecto del todo.

Esta vez lo hacemos lento, con movimientos controlados que son igualmente placenteros pero prolongando las sensaciones.

Posiblemente sea uno de los momentos más íntimos de toda mi vida.

Edward empujando en mi interior, nuestros labios besándose y gimiendo suavemente en la boca del otro.

Le miro fijamente cuando me corro, nunca dejo su mirada y eso creo que hace él también se corra.

Después seguimos besándonos un rato hasta que miro el reloj de su muñeca. Casi son las doce de la noche y tengo que recoger un par de cosas todavía.

Edward se empeña en llevarme hasta mi casa personalmente pero yo no quiero despedirme de él en un coche. Yo quiero despedirme de él aquí, en esta casa de donde me llevo excelentes recuerdos.

-¿En serio prefieres que te lleve un chófer antes de que te lleve yo?

-Sí- digo poniéndome el bolso al hombro.

-Contaba con tener estos treinta minutos contigo para convencerte de quedarte en la isla- dice sonriendo.

-Ya tengo los billetes de avión comprados-

-Pero aun no estás montada en él. Podrías pasar del avión y quedarte aquí conmigo, sabes que tengo habitaciones libres.

-Sería fantástico poder hacerlo pero el mundo real me está esperando- le respondo mirándole- eres genial Edward, como profesional y como persona.

Él asiente aceptando mis palabras.

-Quiero que sepas que siempre que escuche una canción tuya me voy a acordar de ti, de la isla y de lo bien que me he sentido a tu lado- le digo mirándole de frente.

-Siempre nos quedará whatsapp supongo, ¿no?-

Asiento.

-Siempre y Spotify también- digo abrazándole.

Salimos fuera de la casa donde el todoterreno negro ya está esperándome.

Le beso una vez más antes de despedirnos finalmente.

-Adiós Edward-

-Adiós Bella- responde alzando su mano.

Me subo al coche y veo su espalda alejándose mientras yo voy por el camino de tierra que lleva a la salida.

En casa las chicas me están esperando.

-Siento mucho no haber pasado este último día con vosotras.

-Estabas echando un polvo, o varios, así que perdonada- dice Victoria abrazándome.

Estaba haciendo mucho más que echar un polvo.

Termino de meter todo en las maletas e intento dormir pero no puedo.

Sigo despierta dando vueltas en la cama cuando suena la alarma del móvil a las cuatro de la mañana.

El avión sale puntual y cuando veo por la ventanilla que dejamos la isla atrás dejo caer las lágrimas que llevo conteniendo horas.

¿Cómo voy a volver a mi vida de antes después de saber que hay una manera de vivir mucho más maravillosa?

¿Cómo me voy a conformar con liarme con tíos diferentes cada noche después de haber estado con Edward?

¿Cómo volver a bailar música que no sea tecno?

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Capitulo editado (por fin) 😊

Ha llegado la despedida, ¿qué os ha parecido el último día juntos de la pareja? ¿Qué creéis que van a hacer ahora estando en países diferentes? Espero leer vuestras respuestas y teorías en los reviews. Ya sabéis que review es igual a adelanto.

Agradezco todos los comentarios y palabras de ánimo que me hicisteis llegar en el capítulo anterior, la verdad es que necesitaba saber qué os gusta y que no de la historia.

También voy a aclarar varias cuestiones referidas a la historia:

-Edward y Bella no están enamorados. Se gustan y hay atracción pero NO AMOR. El sexo es simplemente sexo entre ellos, se guían por el placer del momento y ya está.

-Los capítulos son cortitos por varias razones: la primera porque me gusta describir un día de Bella por capítulo, como si fuera un dirario. También son cortitos porque actualizo entr veces por semana de normal. Esta semana ha sido excepcional porque he estado muy ocupada con el trabajo.

-¿Cuántos capítulos va a haber? No lo sé aun pero es una historia larga.

Y por último deciros que ya he actualizado el grupo de Facebook con las fotos y vídeos del capítulo. Si aún no sois miembros tenéis el enlace en mi perfil de fanfiction.

Cuentas de Instagram de interés en este capítulo: pachaofficial y martingarrix.

La playlist de la historia en Spotify tenéis el enlace en el grupo de Facebook.

Besitos y que tengáis buen fin de semana 💛💛💛