DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

AVISO: Es una historia muy sexual, sobre todo en los primeros capítulos.

.

🌴🌊❤️

.

En caso de que estuviera preocupada por ese retroceso Edward me despertó al día siguiente para ver el amanecer.

-Son las seis, déjame dormir- pido mientras me saca de la cama.

-Tienes que ver esto- me dice sacándome a la terraza que hay en nuestro dormitorio.

No estoy lo suficientemente despierta como para apreciar todos los tonos de colores que tiene el cielo ahora mismo. Pero sé que nunca olvidaré los tonos rosados y anaranjados que fueron iluminando poco a poco el agua del mar.

Cuando vuelvo a la cama pretendo volver a dormir pero Edward no está de acuerdo.

Me besa la parte externa de mi pierna derecha ascendiendo hasta mis crestas iliacas.

Me baja un poco mi tanga con los dientes pero cuando no puede usa sus manos.

Estoy de espaldas a él tumbada de costado por lo que me pierdo esa perfecta visión de su boca arrastrando mi ropa interior.

Su mano se introduce entre la V de mis piernas y acaricia por encima mis labios mayores.

Introduce un dedo en mí que deja ahí quieto mientras continúa besándome de manera ascendente hasta llegar a la zona de detrás de mi oreja.

Comienzo a sentirme excitada por el calor de su palma contra mi sexo así que me giro para que tenga mejor acceso conmigo tumbada boca arriba.

Saca el dedo de mi interior y se lo lleva a la boca para después volver a introducirlo en mí.

Es la imagen más erótica que he visto en mi vida.

Bajo mi mano por las sábanas que cubren la cama hasta tocar su pene por encima del calzoncillo.

Aprieto un poco y en respuesta recibo una caricia en mi clítoris con su pulgar.

Lentamente comienza a bombear su dedo en mi interior a la vez que yo acaricio su pene hacia arriba y hacia abajo.

-¿Te sientas sobre mí?- le pido con una postura ya en mente.

Edward saca su dedo de mi interior para colocarse a horcajadas sobre mi pecho.

Me incorporo un poco sobre el cabecero para introducirme su pene en mi boca.

Edward tiene el pene más suave que he probado nunca.

Comienzo chupándosela suavemente pero después las ganas de alcanzar el orgasmo crecen y mi ritmo se vuelve más fuerte.

Le miro mientras lamo su pene sujeto por mis manos.

Sé que se va a correr porque su cara tiene una mueca de placer: ojos entrecerrados, dientes mordiendo el labio inferior y respiración acelerada.

Segundos antes de que se corra se incorpora un poco sobre sus rodillas para poder agarrar mi cabeza por la nuca con ambas manos e introducirse casi por completo en mí.

Embiste con fuerza en mi garganta y ya no soy yo quien lleva el control, es él y me está follando la boca bruscamente.

Sus gemidos llevan inundando mis oídos un buen rato pero ahora se intensifican y ya no pueden denominarse gemidos sino gruñidos.

Cierro mis labios contra su base y con una última embestida me llena con su semen.

Me hubiera gustado dejar que su orgasmo culminara en mi garganta pero me estoy ahogando así que le hago retroceder poniendo mi mano sobre su pelvis y dejo solo la punta en mi boca.

Tengo su semen en mi garganta en mi lengua y en mis labios así que solo puedo tragar.

Ya le he probado anteriormente pero solo unas gotas.

Sabe salado y un poco metálico. No es algo que me gustaría tragar a diario pero no está mal. He estado con tíos con los que solo con olerlo me daban arcadas.

Su respiración es irregular y cuando le miro me sonríe.

Después de esta mamada como para no hacerlo.

Su pecho está cubierto de sudor y su nuez se percibe claramente porque está bebiendo agua.

Edward tiene la manía de poner un vaso de agua en la mesilla cada noche. No le veía utilidad hasta ahora.

-¿Quieres?- pregunta ofreciéndome la mitad.

Asiento y bebo lo que queda del vaso para eliminar del todo los restos de semen de mi boca.

-La mejor mamada de mi vida- dice sentándose en la cama a mi lado.

-Me alegro- digo antes de besarle.

-No saldría de tu boca en la vida- dice recorriendo mis labios con su pulgar.

Me río.

-Me gusta ver cuando te corres- confieso.

-¿Si? A mí me gusta tu cara cuando estás a punto de correrte.

-¿Qué cara?- pregunto curiosa.

-Cuando tienes los ojos cerrados sin forzarlos y la boca ligeramente abierta para poder respirar.

-Yo nunca hago eso- digo trazando un plan en mi mente.

-Confía en mí, lo haces y estás preciosa.

-Ayúdame a recrearla- le digo abriéndome de piernas y señalando mi sexo.

Edward no tarda en colocar su boca contra mí y esta vez comienzo a gemir mucho antes porque hacerle sexo oral a él también me calienta.

-Un poco más arriba- le indico mientras sujeto su cabeza con mi mano.

Su lengua se pasea en círculos por mi clítoris volviéndome loca.

Introduce dos dedos sin previo aviso y toca un punto en mi interior que me hace gritar.

Oigo el sonido de su risa mientras continúa chupándome.

Todo está yendo genial para tener un orgasmo descomunal cuando siento uno de sus dedos en mi culo y me tenso.

-Edward- digo incorporándome.

-Shh, confía en mí- me pide mirándome.

He tenido los mejores orgasmos de mi vida con este hombre por lo que me fio de lo que me vaya a hacer.

Su lengua vuelve a hacer contacto con mi vulva, dos dedos están en mi vagina y creo que es el dedo meñique el que está intentando meterse en mi culo.

Estoy demasiado tensa, incluso el orgasmo que se venía cocinando ha quedado parado.

Edward lo nota y lejos de dejar de intentarlo acaricia el anillo de mi ano con su lengua.

-Jodeeeeer- digo tras sentirlo ahí.

No siento cuando finalmente mete su dedo pero cuando me quiero dar cuenta estoy siendo penetrada por todos los agujeros.

Mi orgasmo es brutal porque hay más presión en la zona y por primera vez en mi vida los ojos se me ponen en blanco.

Siento como Edward sigue chupando mis fluidos pero sus dedos salen de mi interior.

-No te dejes nada eh- le digo a broma.

-Me gusta tu sabor- dice antes de dar un lametazo de arriba abajo a mi vulva.

Por último se introduce mi clítoris en su boca, absorbe y mueve sus labios.

-Así me voy a volver a correr- le informo gimiendo.

Se levanta y asciende por mi cuerpo hasta llegar a mi boca donde me besa.

Mi sabor está aún presente en su boca y a diferencia de él a mí no me gusta.

Mientras nos besamos siento la cabeza de su pene contra mi sensible coño.

No pide permiso para entrar, simplemente se alinea y empuja.

Los dos gemimos y comienza el baile.

No duramos ni cinco minutos. Él porque estaba muy excitado y yo porque los restos de mi anterior orgasmo mantenían mis paredes muy sensibles.

Tras el sexo mañanero nos volvemos a dormir un rato hasta que suena la alarma.

Esta vez es Edward el que remolonea en la cama así que le beso para despertarle y funciona.

Más tarde ese día en el baño me estoy planchando el pelo desnuda porque hace mucho calor cuando Edward entra y se queda mirando mi culo.

-¿Qué?- le digo a través del espejo.

-¿Alguna vez has hecho sexo anal?

-No- le confieso.

-¿No te gustaría probarlo?

-¿Tú lo has hecho?- digo cambiando el tema.

-Varias veces sí.

-¿Y qué sientes?

-No es muy diferente al sexo vaginal, quizás hay más presión y por eso se disfruta más.

-Pues si no es muy diferente ¿para qué quieres hacerlo?

-Porque me excita. Pienso en ti, en que tu vagina de por sí ya es estrecha y por tanto tu culo debe ser un paraíso. Y sobre todo pienso en poder ser tu primero y eso me excita hasta límites insospechados- dice pegándose a mí por atrás y susurrándome al oído.

-Yo es que soy fiel seguidora del club ''el ano es solo un orificio de salida''- le informo mirándole a través del espejo.

-Tú piénsalo- dice dejándome sola.

Cuando salgo a desayunar al jardín hay una mujer de pie a la que todos observan y escuchan atentamente.

Tiene la tez negra, un cabello color caramelo sujeto por una bandana amarilla a juego con su vestido estilo hippie.

-¿Hola?- dice curiosa al verme aparecer.

-¿Hola?- respondo en el mismo tono.

-Es Bella- le aclara Edward.

-Oh sí, me dijiste que se quedaba con vosotros ¿cierto?

Edward asiente con la cabeza.

-Pero no puedo permitir que salga con vosotros así vestida- dice mirándome de arriba abajo.

Me siento intimidada con todas las miradas puestas en mí.

-¿Qué pasa con mi vestimenta?- pregunto a la defensiva.

-Mylena déjala- pide Edward.

-No vas con el estilo de la isla- me aclara.

Me miro a mí misma. Llevo una falda vaquera, una camiseta de manga corta blanca y sandalias planas.

-¿Tienes algo que hacer esta mañana?-

Niego aun confundida.

-Pues tú y yo nos vamos a las Dalias.

-Tiene su propia ropa- le dice Edward.

-Es igual. Desayuna y nos vamos. Como ya has oído soy Mylena, asesora de imagen de estos chicos de aquí que hoy visten tan… informales- dice mirándoles de uno en uno.

Así que es asesora de imagen y pretende cambiar mi armario.

No tengo nada que hacer esta mañana así que decido ir con ella pero teniendo muy claro cuál es mi estilo y qué cosas no voy a ponerme bajo ningún concepto.

Mylena conduce un audi A5 Cabrio descapotable y durante todo el trayecto no intercambiamos ni una palabra. Tampoco es fácil hablar con la música sonando a todo volumen.

Cuando llegamos a las Dalias veo que es un mercadillo en plena calle con puestos al aire libre. Los puestos se separan unos de otros por los toldos, la mayoría de color blanco.

-¿Qué le pasa a mi ropa según tú?- digo adentrándome en el mercadillo.

-Que es muy seria cielo. Está bien para pasar el verano en Barcelona o incluso en Madrid pero no para Ibiza. Ibiza tiene un rollo más hippie, boho, relajado…

Recorremos el mercadillo de arriba a abajo y me compro bastantes más prendas de ropa de las que pensaba comprar esta mañana.

Hay muchas prendas de color blanco, la mayoría, entre las que destaco un vestido corto con puntilla y pequeños agujeritos que formaban mosaicos y una blusa fluida también con puntilla y crochet. (fotos en el grupo de fb)

Luego hay muchas faldas y vestidos largos con estampados florales y étnicos así como blusas muy sueltas y finas.

Por supuesto los accesorios no pueden faltar. Mylena me hace comprar pendientes y collares largos, bandanas para el pelo y pulseras con ''charms''.

Lo único que compré en contra de mi voluntad fueron unas botas de caña media marrones.

-¿Para qué quiero unas botas en Ibiza en pleno verano?

-Porque son las protagonistas del outfit.

-Pero es que hace mucho calor para botas.

-Cómpralas, no te vas a arrepentir.

Me las compré convencida de que no las voy a usar al menos hasta octubre.

-Esta ropa está genial para la calle pero con esto no me dejan entrar en ninguna discoteca- digo caminando hasta el coche.

-Eres la novia de un Dj internacional, no necesitas dress code.

-No soy su novia- aclaro.

-Bueno lo que sea. En todos los años que llevo trabajando con ellos han pasado por aquí cientos de chicas así que ya no me molesto en conocer el carácter de vuestra relación. Directamente sois sus novias y listo.

-¿Has cambiado el armario de cientos de chicas?- pregunto curiosa.

-Solo de las que conviven con ellos, pero aun así la cifra es más alta de lo que te gustaría saber.

-No me importa que Edward haya estado con otras chicas como lo está conmigo ahora. Yo también he estado con otros chicos.

-Esa es una información que me da igual, es cosa vuestra. Deja las bolsas en el maletero, vámonos a comer que yo invito-

Nuevamente impone un plan.

Esta mujer es implacable, ni si quiera da opción a dialogar con ella otra opinión. Lo que ella dice se hace.

Fuimos a un restaurante llamado Hana donde lo más llamativo eran sus platos. Te servían la comida de una manera muy creativa.

Pedimos pasta con trufa servida en cuencos chinos y tacos de atún al estilo vietnamita.

No había probado nunca algo así y he de reconocer que me quedé con ganas de llevarme unos tacos de atún para cenar.

Para beber yo quería pedir agua pero Mylena pidió margaritas para las dos.

-¿Cóctel para comer?

-Esto es Ibiza cielo, aquí no hay horarios. Ahora mismo hay una discoteca abriendo sus puertas, una fiesta privada en pleno after después de toda la noche y gente echando la siesta, todo en un mismo lugar al mismo tiempo.

-Me encanta esta ciudad- digo mirando a los otros comensales mientras doy un sorbo.

-Engancha porque tiene un estilo de vida muy divertido y a la vez muy relajante. Cuando estás aquí no puedes pensar en que exista otra vida.

-¿Tú eres de aquí?

-No- dice dando un sorbo a su margarita- soy de Nueva York y vivo en Barcelona. Pero vivo aquí todos los veranos desde hace cinco años.

-¿Y cómo vuelves al mundo real después de vivir aquí?- pregunto curiosa.

Necesito que me dé algún consejo para sobrevivir cuando tenga que abandonar la isla.

-Contando los días que quedan para volver al año que viene- dice acabándose la copa de un trago.

Cuando salimos del restaurante estoy algo borracha después de tomarme dos margaritas pero prefiero no decir nada.

Al llegar a casa Edward está encerrado en el estudio frente a varios ordenadores con los cascos puestos.

Entro sin que se dé cuenta y le abrazo desde atrás pasando mis brazos por su pecho.

Él da un respingo y se gira asustado.

Me río de su cara.

-Me has asustado- dice quitándose los cascos.

-Lo sé.

-¿Todo bien con Mylena? Es un poco intimidante.

Asiento y sonrío.

-Todo bien aunque tenemos un problema.

-¿Cuál?-

-No tengo espacio en el armario para tanta ropa.

Edward se ríe y se me queda mirando mientras piensa.

-La puerta izquierda del armario está llena de cajas con cds, sácalas y mete tu ropa. Los cds pueden quedarse en la habitación de arriba que nunca la usamos.

Asiento agradecida.

-¿Qué haces?- pregunto mirando a una de las pantallas.

Tiene una serie de líneas horizontales llenas de pequeñas rayas verticales de diferente altura.

-Mezclar. Esto es para la sesión del miércoles, la de esta noche ya está preparada.

-¿Puedo?- pregunto cogiendo el ratón.

Edward asiente y pincho en un lado de las líneas de audio.

Él desconecta los cascos del ordenador para que la música salga por los altavoces.

Suena una música con ritmo bastante rápido y marcado, sin letra.

-¿Esto es house?

-Trance, yo me inclino más por el trance.

Mientras hablamos el ritmo cambia y se vuelve algo más lento, casi parece otra canción.

-Me gusta, puedo imaginarme bailándola- confieso.

-¿Quieres venirte a Ushuaïa esta noche?

-¿Contigo?- sonrío.

-Sí y no. Vendrías conmigo pero durante la sesión no puedo estar a tu lado.

-Vale. Aunque estar sola no me llama mucho-

-No estarás sola. Garret estará, Mylena seguro que quiere ir y te presentaré a más miembros del staff. En unos días conocerás a todos- me anima – me apetece que vengas.

Me mira fijamente y me termina de convencer con sus ojos.

-Vale- sonrío-

-A las ocho y media tengo que estar allí así que salimos en una hora- me informa.

Vuelvo a la habitación a ducharme y decido estrenar el vestido blanco que he comprado hoy.

Lo que no pueden faltar son mis sandalias de cuña de 12 centímetros.

Inspirada por el estilo boho del vestido decido hacerme una trenza de espiga en el pelo.

Viajo junto a Edward y Garret en el todoterreno negro y una vez llegamos allí me sorprendo al ver la cantidad de maletines metálicos que llevábamos en el maletero. Son los equipos de sonido personales de Edward.

Una vez subimos a la zona del escenario Edward comienza a colocar cosas junto a su equipo y yo me quedo en la zona de la barra.

Solo necesito un ron con limón y un par de canciones para animarme y comenzar a bailar.

Si echaba de menos algo de compañía Mylena aparece al poco rato y aunque no somos amigas esa noche fingimos que sí lo somos.

Bailamos, nos reímos, bebimos e incluso nos hicimos alguna foto juntas para Instagram.

Mylena me presentó a algunas personas, incluida la jefa de camareros de esta zona del escenario: Sissy.

Sissy es una chica más o menos de mi edad que me aporta buenas vibraciones nada más conocerla. Tanto es así que intercambiamos cuentas de Instagram a los cinco minutos de vernos por primera vez.

Cuando el set acaba entre fuegos artificiales y llamas de fuego, subo los escalones que me separan del escenario y beso a Edward.

No he pensado demasiado en lo que estoy haciendo. Quizás lo he llevado a cabo alentada por el alcohol y por el ambiente de familiaridad en el que he estado toda la noche.

-Perdón- digo separándome de Edward cuando me doy cuenta.

Edward se ríe y vuelve a besarme.

-Nos está viendo todo el mundo- le advierto.

-Pues que miren- dice riendo antes de volver a besarnos.

De camino a casa Garret y yo no paramos de comentar el ambiente de fiesta tan fantástico que había esta noche en Ushuaïa. Edward acepta los halagos con un poco de vergüenza y mucha modestia.

-He de suponer que te ha gustado el set- dice cuando ya estamos en la cama.

-Mucho-

-¿Vas a venir conmigo a todas las sesiones que quedan?

-Igual sí- digo sonriendo- por ahora voy a dormir.

-Vale- dice dándome un beso en la frente antes de apagar la luz.

.

🌴🌊❤️

.

Bueno parece que Bella ya se va integrando en el mundo de Edward, ¿pensáis que logrará adaptarse totalmente? ¿qué os ha parecido el capítulo? ¿y la parte del lemmon?

Espero leer vuestras respuestas y conclusiones sobre el capítulo en los reviews y como ya sabéis review es igual a adelanto.

Para vivir al 100% la experiencia no sirve solo con leer la historia. Hay que:

-Pasarse por mi grupo de Facebook, encontraréis el LINK en mi perfil de fanfiction. Ahí subo las fotos de cada capítulo, noticias, cosas que me inspiran a escribir…

-Escuchar la playlist de la historia creada por mí en Spotify, el LINK está en el grupo de Facebook.

-Echar un vistazo a las cuentas de Instagram: lasdaliasibiza, hanaibiza

Besitos y espero leeros pronto 😘😘