ADVERTENCIA: En este capítulo aparecen escenas de sexo y consumo de drogas. Si no estás con la mente abierta, no leas.
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Una semana más tarde Tim convenció a Edward de hacer una fiesta en casa. El motivo no estaba claro porque cada vez proponía una cosa, por empezar agosto, por tener una nueva colaboración, para celebrar el cumpleaños de alguna de las chicas que se suele traer a casa…
Era jueves y la fiesta comenzaba a las seis de la tarde en la piscina.
Yo tenía en mente una fiesta de tamaño mediano de unas veinte personas aproximadamente pero a las seis de la tarde habría cerca de unas cincuenta personas en el jardín.
Edward estaba aun en el estudio y yo había decidido esperar un poco y bajar con él más tarde.
Cuando pisamos el jardín la fiesta estaba a punto de convertirse en algo incontrolable. Había gente borracha, chicas desnudas bañándose en la piscina, gente bebiendo champán directamente de la botella y la música se podía escuchar desde el otro lado de la isla.
Tardamos tres copas en mimetizarnos con el ambiente de la fiesta. Sissy, la camarera de Ushuaïa, apareció sobre las ocho y junto a otras chicas que no conocía formamos un pequeño grupo durante toda la noche.
Veía a Edward a veces hablando y riendo con la gente. Por su cara yo diría que también estaba empezando a estar algo borracho.
Hubo un punto en el que ya todo me daba igual así que animada por las chicas me quité la ropa y me bañé en la piscina en ropa interior, tanga incluido. También bailé en el borde de la piscina sin tener en cuenta la caída al vacío que había desde ahí.
Cuando llegó la comida, catering de sushi, vi como Sissy se metía dentro de la casa y extrañada la seguí.
En el salón Tim estaba con otras dos mujeres semidesnudas y había una bandeja de plata con polvo blanco.
Cocaína.
No me hacía falta probarlo para darme cuenta.
-¿Quieres?- me dice Tim descubriéndome.
Sissy esnifó una raya en medio segundo.
Niego con la cabeza.
-No me va la coca-
-Esto es Ibiza, si hay un sitio donde probar la droga es aquí- me anima Sissy.
-Empieza por el eme- me recomienda una de las chicas dándome un envoltorio blanco.
Es como un caramelo envuelto en papel de seda.
-¿Qué es esto?- pregunto mirándolo entre mis manos.
-La droga del amor cariño- me dice Sissy- se consume de forma oral, lo chupas, y tendrás la mejor noche de tu vida.
-Oh sí Edward estará feliz- me dice Tim.
No pienso consumirla pero tampoco quiero que me tachen de mojigata así que camino hasta nuestro dormitorio y dejo el eme en la mesilla de noche.
Salgo al jardín donde Edward está en plena guerra de comida con una de las chicas de la piscina que aun va con las tetas al aire. Me alejo de ellos comiendo un nigiri de atún y me siento en una de las tumbonas.
-Estás muy sobria- me dice David de pie a mi lado.
Me ofrece la copa de champán que tiene en su mano y la acepto.
-No estoy nada sobria- digo antes de dar un gran trago.
La fiesta dura hasta la madrugada pero sobre la una Edward me busca y me dice que se va a dormir porque está muy borracho. Yo le acompaño a la habitación porque camina tambaleándose y una vez allí nos dejo caer en la cama, él sobre mí.
Nos reímos y le intento bajar de encima de mí pero él tiene más fuerza que yo y me lo impide.
-Eres la chica más guapa de la fiesta- me dice en el oído.
-Pues esta chica tan guapa te recomienda que te des una ducha-
Está demasiado borracho hasta para dormir.
-Pero tú conmigo- me ordena.
Me río y asiento de acuerdo con él.
Nos duchamos tardando mucho más tiempo del normal porque las manos de Edward no paran de tocar mi cuerpo por todas partes.
Cuando volvemos a la habitación Edward, mucho más sobrio que antes, se queda mirando la mesilla.
-¿Qué es eso?
-Eme- digo viendo donde tiene fijada su vista.
Edward me mira extrañado y sorprendido.
-¿Consumes drogas?- pregunta.
-No. Esto me lo ha dado Sissy y Tim- le explico- ¿y tú?
-A veces- dice cogiendo el paquete- ¿quieres probar?- me pregunta mirándome.
¿Quiero probar el eme? Me da un poco de respeto no saber qué efecto va a tener en mi cuerpo pero también es cierto que esta es una buena oportunidad para salir de mis límites.
Estoy en casa y si me pasa algo estoy rodeada de gente que me conoce. No es como estar en una discoteca y poderte quedar perdida por ahí drogada.
Edward controla algo sobre el tema así que sabrá guiarme en los efectos.
Me apetece ver qué pasa. Entender esa fascinación que todo el mundo siente por la droga.
-¿Vale?- digo más como una pregunta que como una afirmación.
-Hoy es una excepción, nunca más lo tomaremos- me dice serio antes de abrir el paquetito.
Edward chupa su dedo y lo impregna con los polvos que hay en el papel para volver a llevárselo a la boca.
-Es bueno- dice dejando el paquete en la mesilla- desnúdate- me ordena.
Frunzo el ceño pero lo hago igualmente, al mismo tiempo que él.
Tumbada en la cama veo como Edward, que aun sigue en pie, sujeta su polla con una mano y con otra pellizca algo del polvo para ponerlo en su punta.
No hace falta que me diga nada porque ya sé lo que quiere.
Se gira hacia mí y lamo con cuidado el polvo de su polla, trago y luego sigo chupándosela hasta que está erguida.
En la siguiente toma llevo yo la iniciativa. Introduzco un dedo en mi vagina y lo saco mojado para impregnarlo con el polvo del paquetito.
Edward directamente me agarra la muñeca y se agacha para llevarse el dedo a su boca y acariciármele con su lengua.
Vuelvo a poner un poco de polvo sobre su polla y me la introduzco casi entera en mi boca.
-Bua nena como me pone ver lo que acabas de hacer- dice sujetando mi cabeza con sus manos.
Algo en mi interior comienza a cambiar.
Me siento excitada pero también hay algo más, es como si mi cuerpo ardiera en llamas.
Edward termina de consumir los restos del polvo que quedan en el paquete mientras yo sigo chupándole.
Siento todo mucho más amplificado, los sonidos de mi boca, su respiración… me excita hasta su mano acariciándome el cuello.
-Déjame comerte- me pide saliendo de mi boca.
Me tumbo en mi cama abriéndome de piernas para que Edward pueda colocar ahí su lengua.
No necesito mucho para correrme.
-Trae- digo insistiendo en volver a tenerle en mi boca.
Hay algo primitivo que se desencadena en mí cuando veo el placer que le doy con mi lengua.
También le acarició los testículos e incluso le doy algún lametazo a uno de ellos.
-Quiero que me folles- le digo sujetándole la cara para que me mire.
Sin más juegos se introduce de una estocada en mí haciéndome perder la respiración por un segundo.
Las embestidas son bruscas pero yo disfruto cada una de ellas.
Me corro antes que él y cuando todo ha terminado mi cuerpo sigue pidiendo más.
Lo hacemos dos veces más esa noche y aunque llego al orgasmo en cada una de ellas nunca me siento saciada del todo.
-¿Quieres probar por el culo?- le planteo yo misma.
Edward me mira sorprendido pero niega.
-No-
-¿Por qué no?- pregunto confundida. Lleva semanas detrás de mi ano y ahora que se lo ofrezco lo rechaza.
-Porque quiero que estemos plenamente conscientes cuando eso ocurra- me aclara antes de besarme.
-Compénsame entonces- le pido subiéndome a horcajadas sobre él.
Asciendo hasta estar a la altura de su cabeza y gimo cuando noto su lengua jugueteando con mi clítoris.
Esa noche había algo entre nosotros que nos impedía saciarnos, tanto es así que Edward me pidió dormir con su polla dentro de mí.
A lo que acepté por supuesto.
Eran cerca de las seis de la mañana cuando nos pusimos a dormir.
Cuando desperté lo primero que noté fue un inmenso dolor de cabeza.
Luego nuestra postura era muy extraña.
Edward seguía dentro de mí y al mirar hacia abajo para contrastarlo me volví a excitar.
Comencé apretando las paredes de mi vagina para sentir como su polla volvía a estar erecta. A los pocos minutos eso no fue suficiente así que comencé a moverme sobre él, con un ritmo suave pero placentero.
En todo momento no quité la vista de la cara de Edward que cuando se despertó yo estaba a punto de correrme.
-¿Qué?...- comenzó a preguntar cuando miro nuestra unión y yo le besé sin dejarle hablar más.
Las embestidas de Edward se volvieron más fuertes y su pelvis golpeando mi clítoris cada vez me llevaron al orgasmo.
-Oh, joder- grite una y otra vez mientras me corría.
Él tardó un poco más pero finalmente se corrió gruñendo contra mi cuerpo.
-Esto sí son buenos días- le digo besándole.
Edward sonríe y peina mi pelo hacia atrás.
-Me estabas casi violando- me dice.
-Tú quisiste dormir dentro de mí, mi vagina no ha podido evitar cerrarse contra tu preciosa polla buscando placer- digo bajando mi mano y tocando su pene aun húmedo con restos de su semen.
-Me duele todo- me confiesa.
-A mí la cabeza. ¿Tienes sed?-
Edward asiente y se levanta a coger el vaso de agua que tiene siempre en la mesilla.
Al dejar el vaso vio el papelito de donde ayer tomamos la droga.
-¿Cómo te sientes al respecto?- pregunta volviéndose a tumbar y abrazándome contra él.
-Bien. Quería probarlo y lo hice.
-¿Te gustó?
-¿La droga? Sin más ¿Follar toda la noche sin cansarme y correrme una y otra vez? Sí-
Nos reímos recordando lo vivido la noche de antes.
Yo nunca había echado más de dos polvos seguidos y mucho menos me había corrido tantas veces.
-No me gusta consumir drogas en mi vida normal- me confiesa poniendo un dedo en mi barbilla para que le mire.
-Yo nunca lo hago-
-Solo quiero que sepas que para mí son una ayuda para aguantar más en el trabajo y que no estoy a favor de la gente que las consume en su día a día. Si mi trabajo fuese en un aburrido puesto de oficina durante ocho horas diarias nunca habría probado nada.
Asiento comprendiendo lo que dice.
-No quiero necesitarlas para estar contigo y me da miedo que después de lo de anoche el sexo libre de drogas no sea suficiente para ti- dice atemorizado.
-No- digo besando su mano que descansa entre nosotros- tú eres suficiente para mí. Eres el hombre con el que me he acostado más veces y también tienes mi record de orgasmos- susurro en su oreja- y ¿sabes qué? Has llegado al pódium sin consumir drogas.
Edward se ríe.
-El sexo contigo es de otro mundo. Lo de anoche fue un experimento, salió bien, nos gustó pero no vamos a repetir- le aseguro.
-¿Así que soy el que más veces ha estado ahí eh?- pregunta divertido rozando mi pubis.
Asiento con la cabeza.
-Tú eres la mujer en la que más semen he descargado- me susurra.
Nos reímos ante su comentario tan morboso y sucio.
-En serio, he dejado tanto semen en tu vagina que podrías estar embarazada de quintillizos.
Nos volvemos a reír con fuerza.
-Por suerte para ti tomo la píldora y no hay riesgo de bebés.
Se pasa una mano por la frente como si se quitará un peso de encima.
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Muchas gracias por los reviews, favoritos y follows que la historia recibió en el capítulo anterior.
¿Qué opináis del capítulo? Dije que era fuerte porque ambos protagonistas consumen droga. No sé si os habrá gustado y horripilado pero estoy segura de que no os ha dejado indiferente a ninguna.
Contadme qué impresiones tenéis tras la lectura por favor.
Si os portáis bien con las reviews igual subo capítulo el viernes…. Ahí lo dejo jajaja.
Como siempre os animo a uniros a mi grupo de Facebook (link en mi biografia de fanfiction) para vivir la experiencia y sentir que estáis en IBIZA.
Besos.
