❤️ 🌊❤️

.

-Bella- me llama una voz desde atrás.

Una voz que conozco bien.

-Edward- digo girándome.

Sonrío y me acerco a saludarle.

-Me habías parecido antes cuando subías las escaleras pero no estaba seguro.

-Pues sí, ¿qué tal todo?

-Bien, como siempre ya sabes- sonríe levemente- ¿y tú qué haces en Ibiza?

-De vacaciones y hoy trabajando.

-¿Publicista verdad?- pregunta. Me sorprende que recuerde qué estudié.

Asiento.

-Ellie Goulding.

Se ríe y asiente con la cabeza.

Es guapo, sigue siendo muy guapo.

Y me pone nerviosa.

-Bueno tengo que bajar- digo señalando las escaleras.

-Claro. Luego nos vemos- dice entrando al baño de donde acabo de salir.

Respiro e intento calmarme así como limpiar el sudor de mis manos.

Sonrío bajando las escaleras.

-¿Todo bien?- me pregunta Ellie.

-Todo perfecto- señalo el vestido que está impoluto.

Pasa un buen rato hasta que vuelvo a ver a Edward. Esta vez no es fortuito, Ellie está hablando con él.

-Bella te presento a Edward.

-Ya le conozco- digo mirándole.

-Ah pues genial, trabajo con él en el próximo disco. Hace cosas asombrosas a mis canciones- se ríe.

-Parto de una buena base- comenta él.

Ellie se ríe.

En ese momento pasa un camarero y Edward coge varias copas, una para él, una para Ellie y otra para mí.

Cuando me la da nuestras manos se rozan.

Le miro a los ojos y siento que viajo al pasado.

Recuerdo como sonaba su risa, como olía su cama, como se sentían esos dedos en mi espalda, como me sentía cuando estaba con él.

Me quedo ensimismada demasiado tiempo, creo que los dos se han dado cuenta.

-¿Mañana hacemos eso entonces?- pregunta Edward mirando a Ellie.

-Sí, por la noche me voy a Londres así que mañana tiene que quedar hecho.

-Tú novio seguro que no está de acuerdo con que te robe tanto tiempo.

-No es mi novio, es mi marido- le recuerda riendo- y ya está acostumbrado. Él sabía con quien se casaba.

Ante la palabra marido el estómago me da un vuelco y me excuso.

Salgo al exterior donde hay menos gente.

Intento centrarme en el ahora, en lo que me rodea. Estoy en Ibiza.

Pero mi mente no para de recordarme a Leo y la boda.

Ya no puedo beber más porque mi estómago se cierra completamente.

Tiro el champán en una maceta.

-No estoy muy seguro de si eso es bueno para las plantas- comenta Edward desde atrás.

Me sobresalto y me giro.

-No puedo beber más- le confieso sonriendo levemente- de hecho me voy a ir ya a casa.

-Aún es pronto- comenta riendo.

Nos quedamos en silencio mirándonos sin saber qué decir.

-Esto es raro- dice él riendo y dando un paso hacia mí.

-También lo es para mí- le digo relajando mi postura.

-No sé por qué me siento incómodo contigo cuando estuvimos juntos durante todo un verano- dice en voz baja.

-Porque ha pasado mucho tiempo desde entonces- concluyo.

-¿Qué has hecho en ese tiempo Bella?- pregunta mirándome más de cerca.

Está invadiendo mi espacio personal pero no me incomoda.

-Encontré trabajo, me he mudado como cuatro veces…- le digo riendo.

Él me acompaña riendo también.

-¿Y tú?

-Pues básicamente he trabajado. Dos discos y cientos de shows-

-Eso es genial. Bueno tengo que irme- digo rompiendo la conversación.

-Te acompaño- me ofrece.

-Gracias- digo comenzando a caminar hacia la puerta.

Cuando llegamos a esta hay un taxi esperando fuera. Supongo que en plena temporada baja saber dónde hay una fiesta es motivo suficiente como para estacionarse a la puerta a esperar y conseguir clientes.

Edward me agarra del codo frenando mi avance hacia el taxi.

-¿Hasta cuándo te quedas?- me pregunta mirándome fijamente.

-Hasta el jueves- le respondo.

-Me gustaría quedar contigo. Si tú quieres-

Quedar con Edward.

Mi estómago da otra sacudida, en este caso de anticipación.

-Vale, sí- digo sin pensarlo.

Intercambiamos números de teléfono y nos despedimos.

De camino al hostal no puedo quitarme a Edward de la cabeza.

Por un lado me apetece verle y hablar con él, como antes. Siento que lo que viví en Ibiza hace 3 años fue un sueño y ahora volver a verle ha sido como abrir una puerta y volver a ese sueño.

Por otra parte creo que está mal. No somos amigos, nunca lo fuimos y no sé qué espera él de mí pero yo voy a casarme en unas semanas. Estoy comprometida.

Estoy hecha un lío.

El hostal está en silencio y prácticamente vacío cuando llego.

Esa paz se rompe cuando entro a la habitación y Victoria está enfadada viendo la tele.

-¿Qué?- pregunto tirando el bolso sobre la cama.

-Pues que este no era el plan Bella- dice silenciando la película.

-Solo han sido unas horas- me defiendo quitándome los tacones.

-Pero se supone que hemos venido aquí para estar todas juntas y más concretamente para estar contigo- me reprocha.

-¡No pasa nada por romper el plan de vez en cuando!- estallo- me empiezo a cansar de tener que estar pendiente de actuar sin pasarme de la raya. Raya que marcáis vosotros claro.

-¡Yo no te marco nada!-

-Pues no paro de sentir que esperáis cosas de mí que yo no soy- confieso.

-No es así Bella. Mira yo solo quiero pasar tiempo juntas antes de que te cases…

-Después de casarme no voy a desaparecer. De hecho parece que mis planes después de la boda son ser la esposa perfecta, tener hijos y salir con vosotras. Fin a todo lo demás.

-No te entiendo- frunce el ceño.

-No importa- digo volviendo a ponerme los tacones.

-¿A dónde vas?

-¿Es mi despedida de soltera no? Voy a despedirme de la soltería, a hacer todas esas cosas que no podré hacer nunca más- digo antes de salir dando un portazo.

No sé cuál es el plan. No sé a dónde ir ni que hacer.

Ni si quiera sé por qué acabo de discutir con Victoria.

Solo sé que siento que casarme me va a cortar las alas y encontrarme con Edward hoy solo ha acrecentado esa sensación.

Recuerdo como me sentía ese verano, me sentía libre, capaz y dueña de mis decisiones.

Sentía que me podía comer el mundo.

Y ahora siento que el mundo me come a mí.

Echo de menos la persona que solía ser.

El hostal tiene bancos repartidos por todo el acantilado sobre el que está situado. Camino con cuidado hacia uno de ellos y me siento a observar la luna.

Hay luna menguante color ocre.

El sonido de las olas rompiendo contra las rocas me relaja pero no puedo levantarme y volver a la habitación. Es como si mi cuerpo no respondiera.

Vuelvo a pensar en Edward. Ahora tengo su teléfono y cotillear su foto de perfil de whatsapp se me antoja todo un plan.

Es una foto pinchando en algún club, pero él sale de espaldas con las manos hacia arriba.

No me aporta nada de información.

Salgo de whatsapp y guardo el teléfono para volver a mirar la luna.

Solo tardo unos segundos en tomar la decisión. No sé a dónde me va a llevar eso pero desde luego no es al altar, así que vuelvo a desbloquear el móvil y le llamo.

Todo de a una, sin pensar.

-¿Sigues despierta?- dice nada más contestar.

Me río.

Significa que ya me tiene guardada en su memoria del móvil.

-No me apetece dormir-

Ahora él se ríe.

-¿Qué te apetece?

-No lo sé- suspiro mirando la luna de nuevo.

-¿Dónde estás? O sea ¿dónde te estás quedando?

-En el hostal la Torre.

-Es un sitio bonito.

-Tú en una villa supongo.

-Sí, supones bien. Oye ¿tienes hambre?

Frunzo el ceño ante esa pregunta tan repentina.

-Pues sí, la verdad es que sí- me río.

-¿Te apetece una hamburguesa?

-¿Con patatas fritas?

-Pues claro- dice antes de soltar una carcajada.

Esta conversación es surrealista.

-Paso a buscarte- dice antes de que pueda añadir nada más.

-Vale- digo cortando la conversación.

¿Qué coño hago?

Da igual, que sea lo que dios quiera.

Estoy nerviosa, muy nerviosa, a cada minuto que pasa más.

Y cuando veo unos faros de coche acercarse creo que estoy a punto de vomitar.

Siento un poco de miedo o quizás es anticipación, no lo sé.

El coche para en el aparcamiento del hostal y una notificación de whatsapp me indica que es él.

Camino hasta la puerta del copiloto fingiendo tranquilidad.

Lo cierto es que a cada paso que doy lucho para que no me fallen los tobillos y me caiga. Los tacones no ayudan.

-Hola- digo entrando en el coche.

-Hola- sonríe desde el asiento del conductor.

Hace calor en el interior, juraría que lleva puesta la calefacción y el coche huele a nuevo.

Conduce en silencio hasta llegar a un McDonalds

-¿En serio?- pregunto señalando la M amarilla.

-¿Qué esperabas? No hay nada abierto a estas horas- se ríe.

-Me vale- respondo riendo.

Entramos al local que está casi vacío salvo por un grupo de rusos muy ruidosos.

-¿Me pasas el kétchup?- pregunto.

-Toma- dice dándome dos bolsitas.

Volvemos a rozarnos los dedos en el proceso y me sorprendo cuando atrapa mis dedos en su mano.

-Estás helada- dice pasando su pulgar por mi dedo índice y corazón.

-Estoy bien es que estoy nerviosa- confieso bajando la vista.

-¿Por qué?

-Por ti- digo mirándole.

Él sonríe dulcemente y niega con la cabeza.

-No tienes que estarlo.

-No sé qué esperar de esta noche.

-Bueno estamos en un McDonalds a las tres de la mañana- se ríe- No esperes nada Bella, haz lo que te apetezca. Podemos cenar y te llevaré de vuelta al hotel- me propone.

Asiento y continuo comiendo.

Edward sabe que sigo nerviosa por eso no para de sacarme conversación hasta que sin darme cuenta ya no lo estoy.

Estoy confiada y tranquila, disfrutando del momento.

Por eso sé a dónde quiero ir cuando acabamos de comer.

-No quiero ir a mi hotel- le confieso saliendo del restaurante.

-Vale.

Le doy la mano de camino al coche y él me la sujeta hasta que tenemos que separarnos para entrar.

-¿A dónde me vas a llevar?- pregunto poniendo una mano en su nuca una vez estamos dentro.

-A casa- responde acercándose a mí.

Me besa. Solo un toque suave.

Yo separo los míos y atrapo los suyos.

Su mano viaja hasta mi muslo, por debajo del vestido.

Mi cuerpo recuerda esto.

Me separo y le susurro que arranque el coche.

No me fijo en el camino, ni en el exterior de su casa.

Tan solo soy consciente de que estoy en una habitación con él.

Nos besamos pero él rompe el beso para sentarse en la cama y colocarme frente a él.

Noto como sus manos ascienden por mi cuerpo hasta que dan con mi ropa interior.

Me levanta el vestido por la parte de adelante.

Besa la cara interna de mis muslos con suavidad y va haciendo un camino hasta mi pubis.

Besa mi clítoris por encima de mi tanga de plumeti y gimo.

Mis manos están en su cabeza enredadas en su pelo.

Lo siguiente que siento es como baja mi ropa interior por mis piernas dejándome expuesta a sus ojos.

Su lengua acaricia mi clítoris con suavidad y tiro más de su pelo.

-Aún recuerdo tu sabor- dice antes de atacar todo mi sexo con su boca.

-Oh Edward- gimo inclinándome sobre él.

Escucho su risa y la siento sobre mi piel.

Noto como introduce un dedo en mi interior.

-Vamos nena, córrete- me dice poco después.

Asiento y cierro los ojos para concentrarme en las sensaciones.

Su boca, su dedo, su calor, todo se une para que me corra en un orgasmo explosivo.

Intento separarme pero Edward no me deja, me aprisiona contra su boca.

Cuando los espasmos en mi vagina se ralentizan saca su dedo y se pone en pie para desnudarme.

-¿Necesito un condón?- me pregunta quitándose el calzoncillo.

Hace meses que no tomo la píldora porque me puse un DIU.

Niego.

-Bien porque quiero volver a sentirte, piel con piel- dice agachándose para cogerme en brazos e introducirse en mí.

Edward es grande y grueso.

No estoy acostumbrada a su tamaño.

-Encajas en mí- le susurro al oído.

-Encajo en ti- responde besándome y comenzando a moverse.

Ahora comprendo por qué le echaba tanto de menos esas primeras semanas años atrás, ¿cómo no iba a echar de menos esto? Es tan, tan bueno.

-Hueles igual- dice pasando su nariz por mi oreja.

Me río y me echo para atrás para moverme con más fuerza.

-¡Qué estrecha eres!- dice gimiendo.

Oh, los gemidos de Edward.

Los había olvidado.

Mi cuerpo no, porque en seguida reacciona al sonido.

Sé que está cerca del orgasmo y acelero mis movimientos, volviéndolos bruscos, hasta que gruñe y siento sus manos dejando marcas en mi espalda.

Lo siguiente que siento es su semen en mi interior, es extraño, pero sé que está ahí.

Quizás sea precisamente su semen el que hace que llegue al orgasmo nuevamente y mueva mis caderas sin control.

-Eres tan bueno- susurro abrazada a su pecho calmando nuestra respiración.

Busco su cabeza y levanto la mía para encontrarme con sus labios.

Sus labios siempre tersos.

-Quédate conmigo esta noche- me pide en un susurro.

-No me iba a ir- respondo sin pensar.

Pero es cierto, no se me pasaba por la cabeza irme. Lo sentía antinatural.

-Ven – dice saliéndose de mí y colocándonos en la cama.

Me acomodo contra él y en segundos me duermo.

.

.

.

❤️ 🌊❤️

Bueno bueno, Bella ha caído en la tentación. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Creéis que habrá boda o no habrá boda? Edward no sabe que tiene pareja y mucho menos que está a punto de casarse con otro, ¿cómo va a reaccionar cuando lo sepa?

Espero leer vuestras teorías en los reviews y ya sabéis review = adelanto.

¿Alguien quiere segundo capítulo mañana?

Para vivir la historia al 100%, visitar los mismos sitios que Edward y Bella, ver qué comen y cómo suena la música que sale en la historia tenéis que uniros a mi grupo de Facebook, encontraréis el link en mi perfil de fanfiction.

Nos leemos