En agradecimiento a todos los reviews que recibí en el capítulo anterior aquí está el capítulo 23. Gracias.
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❤️ 🌊❤️
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A la mañana siguiente me despierto antes que él. Aun no son ni las ocho de la mañana.
Duerme boca abajo con la cabeza girada hacia el lado contrario a donde estoy yo.
Me levanto y salgo sigilosamente de la habitación en busca del baño.
Espero que no haya nadie en casa porque estoy totalmente desnuda.
Encuentro un baño en un lado del pasillo y tras hacer pis me miro en el espejo.
No me reconozco.
No sé qué he hecho.
He engañado a Leo.
Soy una de esas personas que tanto repudio, una infiel.
De nuevo se instaura en mi garganta un nudo que me impide tragar o respirar profundo.
Hago un esfuerzo para calmarme y pienso un plan.
Tengo que decirle la verdad a Edward e irme. Volver a Londres con Leo y seguir con mis planes de boda.
No puedo tirar mi vida y mis planes de futuro a la basura por una noche.
Salgo decidida a hablar con Edward pero me encuentro con su estudio.
Es una habitación como otra cualquiera pero no hay cama y en su lugar han puesto varios teclados de piano, pantallas y altavoces. Parecido al que tenía en la otra villa.
Recuerdo cuando Edward me mostraba sus canciones antes de haberlas acabado.
Vuelvo hasta el baño y cojo una toalla para envolverme en ella. No quiero correr desnuda por la casa.
Me siento en su silla con cuidado y me intimida estar rodeada de tanto aparato.
Toco una tecla del piano con cuidado y el sonido inunda la habitación.
Muevo el ratón y el ordenador se enciende de nuevo mostrándome un editor de audio lleno de barras verticales. Lo había visto mil veces ese verano.
No puedo evitar mover la flecha del ratón hasta una de las barras y pinchar sobre ella.
La música comienza a salir por los altavoces haciendo que me sobresalte.
Está muy alta.
No sé bajar el volumen de estos trastos pero bajo el del ordenador para que se oiga más bajo.
Es una canción bastante tranquila pero con ese toque electrónico característico de Edward. (Julian Kid - Never)
Debería apagarla pero tiene algo que me impide silenciarla. Me hace querer escucharla hasta el final.
-Si no te conociera pensaría que estás robando mis canciones- me dice Edward desde atrás.
No le esperaba así que mi cuerpo da un respingo y me giro a mirarle.
Tiene puestos únicamente los calzoncillos y está apoyado en la pared.
-Lo siento- digo poniendo el pause y devolviendo el silencio a la habitación.
-No pasa nada- dice caminando hasta mí- ¿te gusta?
Asiento mirándole.
-Es vieja- me dice sentándose a mi lado.
-¿Si?
-Sí, la compuse ese verano en Ibiza- me mira cerciorándose de que sé de qué momento hablamos.
-Es buena, tiene algo…
-No quiero hablar de canciones- dice poniéndome un dedo sobre los labios.
Le miro y él me mira.
Es el momento, tengo que confesarle la verdad.
-Edw…- comienzo a decir pero sus labios están de nuevo sobre los míos impidiéndome hablar.
Sus besos hacen algo en mí, algo especial y raro. Son suaves y firmes al mismo tiempo.
Su mano sube suavemente por mi brazo hasta llegar a mi pecho. Lo abarca con una mano, da un apretón y me deshace el nudo de la toalla con facilidad.
Una vez expuesta ante sus ojos me siento poderosa, me siento capaz de todo y la vergüenza no tiene lugar.
Me atrevo a poner mi mano sobre su pierna, subir por ella sintiendo su piel y tocar por encima de la ropa su pene.
Está duro.
Le doy suaves apretones antes de meter mi mano dentro del calzoncillo y tocarle.
Super suave.
Gime suavemente contra mi boca y eso manda un latigazo de placer a mi estómago directamente.
Sin dejar de besarnos bajo un poco su ropa interior. Él me ayuda levantando sus caderas hasta que está totalmente desnudo, como yo.
Le acaricio suavemente de arriba abajo hasta que ya no es suficiente para mí.
Rompo el beso definitivamente y me pongo de rodillas entre sus piernas.
Le acaricio suavemente e introduzco su punta en mi boca para jugar con mi lengua con ella.
Siento las manos de Edward en mi cabeza jugando con mi pelo.
Cada vez le intento introducir más y más.
Los sonidos que hace Edward me están poniendo al límite.
-Ven aquí- dice saliendo de mi boca.
Sonrío y me pongo de pie mirándole.
Tengo toda su atención.
En vez de sentarme cara a cara con él, me pongo de espaldas y bajo poco a poco hasta que su pene roza mi sexo.
Siseo cuando se introduce en mí poco a poco.
-Dios Edward- digo con los ojos cerrados al sentirme totalmente llena.
En esta postura lo siento mucho más.
Comienza a moverse de arriba abajo, saliendo y entrando en mí.
Siento su pecho musculado contra mi espalda y eso me pone más que cualquier otra cosa. Mi espalda es una de mis zonas erógenas.
Tengo el aliento de Edward contra mi oreja, su mano en mi cadera y la otra sobre mi clítoris.
Me voy a correr.
Cuando llego a mi orgasmo me tenso y agradezco que Edward me sujete.
Seguidamente él se corre saliéndose de mi interior y salpicando todo mi abdomen con su semen.
-Mierda- susurra con la respiración agitada.
Estoy agotada, tengo los músculos de gelatina y la respiración irregular.
Me giro para besarle perezosamente. Ambos estamos cansados.
-¿Un baño?- le propongo al sentir su semen correr por mi cadera.
-Un baño- acepta dándome un suave beso y poniéndose en pie.
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Después del baño salimos a desayunar a un pequeño bar que hay a orilla de la playa. Luego Edward me avisa de que tiene que trabajar con Ellie y aunque podría acompañarle prefiero no hacerlo.
Me quedo sola en la villa tomando el sol.
Analizando como funciona mi cabeza.
¿Por qué no me siento mal? ¿Por qué no me arrepiento? ¿Por qué no me he ido?
Me siento bien con Edward, cómoda y confiada.
No quiero irme.
Leo pasa por mi cabeza pero le aparto en seguida.
Quiero desconectar del mundo y por eso mi móvil está apagado desde esta mañana.
Cuando Edward vuelve a la hora de comer volvemos a meternos en una burbuja de sexo e intimidad compartida que me encanta y me sorprende al mismo tiempo.
No pienso en nada, solo en disfrutar.
Por eso ahora mismo estoy tumbada sobre su pecho mientras siento una mano jugar con mi pelo.
Es el segundo día que me despierto a su lado.
-Tengo que irme a Amsterdam mañana- susurra.
Asiento sin decir nada.
-Ven conmigo- propone.
Me río y niego.
-No puedo, tengo que volver a Londres-
-No quiero que vuelva a pasar lo de hace tres años Bella.
Frunzo el ceño y me incorporo para mirarle a la cara.
-No quiero perderte, somos buenos juntos. Como lo es contigo, no es con nadie- me confiesa mirándome fijamente.
-Edward…- digo sintiéndome mal.
-Es complicado y lo sé.
-¿No me vas a preguntar por qué corté el contacto contigo?
-Tus motivos tendrías- dice volviéndose a tumbar.
-Pero…
-Sinceramente, ahora mismo eso me da igual.
Nos besamos y en pocos minutos Edward está empujando en mi interior mientras me sostengo con mis rodillas y mis manos sobre el colchón.
Es la última vez.
Así que cuando me corro la sensación es agridulce.
Porque sé que mañana a estas horas ya no estaré con él. Nunca más estaré con él. Porque desde hace dos días he cruzado una línea que me marcará para siempre.
Después de comer juntos él me pide perdón por tener que echarse una siesta. Alega que anoche no durmió mucho y esta noche trabaja hasta la madrugada.
Es cierto, anoche no dormimos mucho.
Estoy en el jardín con los pies metidos en la piscina cuando escucho como baja las persianas de la habitación para no tener claridad y dormir mejor.
Es el momento.
Salgo de la piscina y camino por toda la casa hasta llegar a la habitación donde está él.
Me despido a distancia, asomada desde el marco de la puerta.
Cojo mi móvil y mi bolso asegurándome de tener dentro la tarjeta de crédito.
Y salgo caminando despacio por la puerta principal.
Antes de que esta se cierre y no haya vuelta atrás pienso en quedarme aquí.
Quedarme con Edward.
Si tan solo pudiéramos tener una relación normal. Si pudiera compartir con él mis días… pero no es así y nunca lo será.
Cojo un taxi y vuelvo al hostal.
Yo también tengo un vuelo que coger.
Victoria está haciendo la maleta cuando entro a la habitación
-¿Qué coño?- pregunta al verme aparecer con el mismo vestido de hace dos noches.
-No preguntes- pido desnudándome para cambiarme de ropa.
Termino la maleta, la cual nunca deshice del todo, y me cambio de ropa por unos vaqueros, sandalias planas y una camiseta básica.
Nadie me pregunta dónde he estado y lo agradezco.
Casi confieso a Victoria todo pero no lo hago. Tengo miedo de su reacción, tengo miedo de que se lo cuente a Leo.
Leo.
No puedo contárselo, simplemente no puedo.
Lo destrozaría.
El viaje de vuelta está colmado por el silencio.
Cuando llego a Londres enciendo mi teléfono después de dos días y pasa casi un minuto hasta que llegan todas las notificaciones.
Whatsapps, llamadas, mensajes de llamadas perdidas…
Edward llamando….
-Joder- digo corriendo hasta una papelera cercana y vomitando.
No puedo con esto.
Pero no puedo llorar, me digo a mí misma.
Nadie puede enterarse jamás.
-¿Estás bien?- me pregunta Jane llegando hasta donde estoy.
-El aterrizaje me ha revuelto el estómago- digo levantándome y cogiendo mi maleta.
Nuevamente repito patrones, lo sé, pero sin querer dejé el móvil en esa papelera.
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Mmmm pues no, Bella no se queda en Ibiza con Edward.
Todo tiene una razón de ser así que por favor no me matéis antes de leer los capítulos que siguen. Dadme un voto de confianza jaja.
Como ya sabéis review = adelanto. Envío adelantos por fanfiction o por Facebook (para las que no tenéis cuenta en FF), pero no por email lo siento.
En el grupo de Facebook tenéis la lista de reproducción de Spotify donde encontraréis la canción que escucha Bella en el estudio de Edward. Tenéis el link al grupo en mi bio de fanfiction.
Hasta el próximo capítulo chicas ❤️❤️❤️
