DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
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El fin de semana del festival fue uno de los más agotadores que recuerdo. Cuando Edward se fue a Las Vegas comencé a trabajar con los productores, a entrevistar al público y por supuesto no me perdí ningún show. No es de extrañar que el lunes nos dieran el día libre en la oficina.
Desperté bastante tarde y decidí dejar todas las obligaciones para hacer turismo y conocer algunos de los sitios más emblemáticos de Barcelona.
Lo primero, sin duda fue visitar la basílica de la Sagrada Familia. Me impresionó conocer que su construcción comenzó en el siglo XIX y aún continúan las obras, no está acabada. No había visto ninguna construcción con una arquitectura que se le parezca.
Seguidamente fui a la Pedrera y a la casa Batlló, ambas de Gaudí. Las dos casas-museo me encantaron pero si tuviera que elegir me quedaría con la última. La arquitectura de esta ciudad es impresionante.
Cuando terminé mi visita eran casi las tres de la tarde, la hora de comer.
Tardé unos cuantos días en acostumbrarme a los horarios españoles de comida. Conformarme con un café a medio día cuando mi cuerpo me pedía algo más, comer a las tres de la tarde cuando acababa de trabajar y llegaba a mi casa y cenar a partir de las ocho y media.
Busqué en google los restaurantes más típicos de la ciudad que se ajustaran a mi presupuesto. Buscaba un lugar auténtico y clásico donde saborear los sabores típicos de Barcelona.
Encontré un bar-restaurante llamado Can Vilaró que ofrecía todo lo que estaba buscando.
Cojo el metro en Paseo de Gracia hasta Sant Antoni, la línea 2. Está bastante lleno y hay un hombre tocando la guitarra en uno de los vagones.
Cuando entro al bar veo que es bastante pequeño y que no tiene zona de comedor, sino que la gente come en la barra o en unas mesas que están al lado de la barra. No puede tener más de ocho metros de largo y cuatro de ancho.
Me acerco a la barra para hablar con el camarero y me sale el inglés sin querer. El camarero me mira raro y continua llenando una cerveza bajo el grifo.
-Perdona, ¿tenéis sitio para comer?- pregunto esta vez en catalán.
Ahora el camarero sí me mira y me responde.
-¿Dentro o fuera?- me pregunta señalando la terraza en la calle.
-Fuera-
-Siéntate y ahora mismo voy a tomarte nota-
Entiendo algo sobre sentarme fuera así que eso hago, no muy segura de que esté actuando bien de hecho.
Las mesas de fuera están cubiertas por sombrillas que permiten sentarte en las sillas de metal. Estamos en julio en España así que fuera hace mucho calor.
A los pocos minutos llega una camarera con una tablet y me pregunta que quiero tomar.
Si algo he aprendido hasta ahora es que cuando vas a cenar primero pides la bebida y después la carta.
-Una cerveza por favor y la carta-
La chica asiente y se va. Cuando me trae mi consumición viene acompañada de un par de brochetas de aceitunas, pimiento y un pescado blanco.
-¿Qué es eso?- pregunto mientras abre el botellín.
-Boquerones en vinagre, no te preocupes, han estado congelados antes- me sonríe.
Estoy tan sorprendida porque me pongan pescado sin cocinar con aceitunas que no me doy cuenta de que he hecho la pregunta en inglés y ella me ha respondido de la misma manera.
El primer bocado lo doy con escepticismo pero no está malo. No va a quedar entre mis platos favoritos pero tampoco entre los peores.
Cuando escaneo el código QR para ver la carta elijo escalivada y butifarra con mongetes. Sinceramente decido al azar porque tengo hambre y no puedo estar buscando fotos de cada plato. De todas formas no conozco ninguno.
El primero me gusta, son verduras asadas, concretamente pimientos rojos y verde y cebolla. Está muy bueno y como es un plato frío lo agradezco porque realmente hace calor aquí.
El segundo me sorprende aunque me resulta bastante familiar. Es una salchicha con alubias blancas salteadas con ajo y perejil. No está mal pero me quedo con la escalibada sin ninguna duda. Por último me tomo un café solo con hielo y cuando me levanto de la mesa son más de las cuatro de la tarde.
No quiero hacer más turismo, quiero dar un paseo tranquilamente así que usando el google maps me ayudo para ir guiándome hasta llegar a la playa de la Barceloneta, pasando por el puerto.
Hay mucha gente bañándose en el mar y tomando el sol. La zona de la orilla está cubierta por sombrillas.
Lo que más me impresiona es un edificio en forma vela de barco. Es enorme, altísimo, y no tiene ningún edificio a su alrededor que le haga sombra.
Hago una foto desde el buscador de google y veo que es el hotel W, de la cadena Marriott.
De espaldas al hotel continuo mi paseo por el paseo marítimo pero el mar me llama a los poco minutos. Me quito mis deportivas, las llevo de la mano y me adentro en la playa esquivando toallas y sombrillas. Llego al agua y sumerjo mis pies.
Sonrío, la sensación es genial.
Hay un poco de brisa marina, algo que agradezco porque noto como mi cara y mis hombros están quemados por el sol.
Continúo paseando por la playa, sin rumbo, solo disfrutando del momento.
A las seis y media estoy totalmente agotada.
Me encuentro en el parque de la Barceloneta, al lado de la playa, donde cojo el bus urbano hasta mi casa. El número 59. Tengo un buen tramo hasta mi casa así que decido llamar a Victoria por teléfono.
Estará saliendo del trabajo.
-¿Hola?- pregunta.
-Hola Vic.
-Suenas como alguien que solía ser mi amiga pero que se olvidó de mi cuando se mudó a una ciudad con sol y playa.
Me río ante su tono de enfado fingido.
-Lo siento, pero mi vida ha sido un caos y un no parar.
-¿Qué tal Barcelona?
-La ciudad genial.
-¿Y el trabajo?
-También bien. El proyecto gira en torno a un festival de música que tuvo lugar este fin de semana, ya estamos trabajando en la siguiente edición así que han sido días de no parar. Súmale que cuando llegué a mi casa no había nada más que un colchón roñoso.
-¡Qué asco!- dice riendo.
-Pero no pasa nada, ya tengo una casa decorada por Ikea y ahora vengo de la playa.
-Me das envidia, aquí está nublado y James ha quedado con sus amigos para cenar hoy así que me espera una tarde-noche muuuy aburrida.
-Vente conmigo, el vuelo es de dos horas y media. En España se cena tarde así que llegarías justo para cenar.
-Tal vez lo haga. Necesito vacaciones y sol.
-Te lo digo en serio. Avísame con antelación porque tengo planeados dos viajes por trabajo pero sabes que aquí tienes casa.
-¿Qué tal los catalanes?
-Bueno… el idioma todavía no le domino, me defiendo pero no le domino. Y en el trabajo son todos muy amables aunque poco accesibles, he intentado hacer planes y es imposible. Todos tienen otros amigos y otros planes así que quizás la soledad sea lo peor de esta ciudad, menos mal que el trabajo me absorbe casi todo el tiempo- río.
-Ouch pobre… ¿por qué no te descargas alguna app para conocer gente? No sé, Tinder, MeetUp o algo así.
-Pufff.
-¡No seas vaga!
Hablo un poco más con Victoria y cuando el autobús va llegando a mi parada me despido de ella no sin antes recalcarle que venga a hacerme una visita cuando quiera.
No sé dónde voy a meter a las visitas en mi casa de un dormitorio pero me apetece que venga y salir juntas por las calles de Barcelona.
Pese al cansancio hago acopio de energía y paso por el mercadona para comprar comida. Me llamó mucho la atención la enorme sección de comida enlatada que tiene, de la cual cogí varias cosas para probar así como también compré sobrasada, jamón, chorizo, queso curado o alioli, esto último me hizo enormemente feliz, pensé que era una salsa que solo encontraría en restaurantes.
Casi a las 10 de la noche, sentada en mi pequeña terraza y con un plato frente a mí con restos de la cena me lleno de valor y abro el chat de whatsapp de Edward.
Hemos compartido algunos mensajes estos días, todos relacionados con el trabajo, pero yo los percibía como si fueran de tipo personal.
Controlaba el tiempo entre respuestas, medía las palabras que escribía, borraba el mensaje diez veces, lo volvía a escribir después de otra manera y tardaba en abrir el chat de la conversación si tenía que responder a alguna cuestión importante.
Estaba escribiendo la respuesta cuando la pantalla de whatsapp cambió a la pantalla ''llamada entrante''.
Edward llamando.
Extrañada y nerviosa respondo.
-¿Edward pasa algo?
-Hola Bella- saluda al otro lado de la línea en tono cordial- no pasa nada malo, tan solo un cambio de planes.
-¿Para mal?- pregunto entrando a mi salón y encendiendo el portátil donde tengo todo organizado en un cronograma.
-Simplemente mi actuación ha cambiado de día, cosas de la discoteca.
-Vaya… ¿cuándo va a ser?
-Mañana-
-¿Mañana?- pregunto asombrada.
-Sí, sí, te lo digo directamente a ti para que organices a tu equipo. No sé si te va a poder ser fácil cambiar el billete.
-No lo sé- suspiro.
Nos quedamos callados unos segundos.
-Si no siempre podrás venirte a UNTOLD en Rumanía.
-No, no te preocupes por eso-
No ir a Ibiza no es una opción para mí. Tengo muchas ganas de ir.
-Bueno siento el cambio de planes y el trastorno que te haya podido ocasionar- dice entonando la despedida.
-No pasa nada, está bien. Hablaré con mi jefa y con lo que me diga os informo a ti y a Garret-
-Bien, hasta luego.
-Buenas noches Edward- digo antes de cortar la comunicación.
Joder pienso para mí misma.
Llamo en seguida a Ona esperando que no esté dormida ya. No la sienta bien que interrumpa su noche pero cuando la cuento lo que ocurre ambas nos ponemos manos a la obra para solucionarlo.
-Vete a Ibiza ya, compra el vuelo y el hotel y cuando acabes nos pasas la factura y la empresa te paga la estancia y el viaje. Vamos a perder más dinero si no grabas la casa de Edward Cullen en Ibiza. Es la oportunidad para conocerle mejor.
-Vale- digo buscando vuelos en el portátil.
-Ve mandándome toda la información por whatsapp-
Para cuando nos despedimos ya tengo seleccionado un vuelo a Ibiza, mañana por la mañana a las 7 de la mañana.
Casi lloro cuando veo que son las once de la noche y no tengo nada preparado pero estoy agotada.
La estancia va a ser de cuatro días pero aun así meto mucha ropa en la maleta. De todas formas tendré que ir a comprarme algún bikini porque aquí solo tengo un bañador viejo.
Es casi la una de la mañana cuando me meto en la cama.
La alarma suena solo cuatro horas después.
De camino al aeropuerto en el uber escribo a Edward informándole de que voy de camino a Ibiza y que me quedaré en el hotel Royal Plaza, cerca del puerto de Ibiza. El único con una habitación disponible cerca del centro de Ibiza donde están las principales discotecas.
Este viaje tan improvisado me recuerda mucho al que hice desde Nantes hasta Ibiza para volver con Edward ese verano. De hecho hay muchas similitudes y tengo un sentimiento parecido en mi estómago.
Piso suelo ibicenco a las ocho de la mañana.
De camino al hotel no paro de mirar lo brillante que está el mar con el sol tan bajo a esta hora de la mañana.
Pese a no haber dormido casi nada no tengo sueño ni me encuentro cansada así que desayuno un poco en el hotel y salgo a la playa. Playa d'embossa sigue tal y como la recuerdo, calma, cálida y concurrida.
Me baño en las aguas de Ibiza y siento como mi cuerpo se llena de energía.
Esto es Ibiza, aquí todo es posible.
Llevo apenas unos minutos fuera del agua cuando mi teléfono suena. Es Edward.
-Hola Edward- sonrío.
-Hola Bella- responde y puedo imaginar una sonrisa en su boca por como suena- acabo de ver tu mensaje.
-Estoy ya en Ibiza-
Se ríe suavemente.
-No sé si quieres o si puedes quedar para comer. Me gustaría ver qué va a pasar esta noche.
-Vale- responde simplemente.
-Que venga Garret también.
-No está en Ibiza, seremos solo tú y yo- me responde.
-Pon tú el lugar- le animo.
-Te mando ubicación por whatsapp- me informa.
Al minuto suena una notificación, es su mensaje, el restaurante que ha elegido se llama Roto y está sobre el antiguo rompeolas del puerto de Ibiza.
Repaso mentalmente todo lo que traigo en la maleta y descubro que nada es lo suficientemente ibicenco. Ahora que estoy aquí, que me he bañado en el Mediterráneo, que huelo el característico olor de Ibiza en mi piel y en mi pelo, ahora siento que nada va acorde al estilo de la isla.
Recuerdo a Mylena, la estilista de Edward, hace años diciéndome que vestía muy seria.
No tengo tiempo de buscar mercadillos hippies pero hay varias tiendas locales que venden ropa de estilo bohemio.
Me compro varias faldas y tops vaporosos. Y concretamente me enamoro de un pantalón blanco largo con aperturas en los costados externos, dejando ver el largo de mis piernas de perfil. Es sin duda el outfit de esta noche.
Para comer con Edward encuentro un vestido blanco en mi maleta y decido combinarlo con las mismas cuñas que usé ese verano en cada sesión de Ushuaïa a la fui con él.
Están muy gastadas pero me encantan, no he encontrado otras que se le parezcan.
A las dos de la tarde estoy entrando al restaurante, Edward ya está allí tomando una copa de vino blanco en la barra.
-Hola- digo acercándome a él.
-Hola Bella- sonríe quitándose las gafas de sol- ¿quieres tomar algo?
-Solo agua, fría-
Edward le transmite mi petición a la camarera al tiempo que pregunta por nuestra mesa reservada.
Nos indica dónde está nuestra mesa. Al lado de la barandilla, con vistas directas al mar y a Dalt Vila.
Al ver de nuevo la muralla un fugaz recuerdo me vuelve a la mente. Edward y yo subiendo por las estrechas calles empedradas con su brazo rodeándome los hombros un día de lluvia.
-¿Bella?- me dice Edward esperando a que me siente.
-Perdón- digo tomando asiento.
La camarera me trae un vaso de agua con hielos, rodajas de limón, fresas y hierbabuena.
-¿Dónde está Garret?- pregunto para iniciar la conversación.
-De vacaciones en Grecia. ¿Tus chicos con la cámara?
-Estarán cogiendo el avión en Barcelona- respondo mirando el reloj.
-¿Cómo lo vamos a hacer estos días?
Estoy sacando la Tablet del bolso cuando otro camarero viene a preguntarnos qué vamos a comer.
-Yo tomaré el rodaballo a la plancha- dice Edward sin necesidad de mirar la carta.
-Yo lo mismo, gracias- pido confiando en el gusto de Edward.
Cuando el camarero se va enciendo la Tablet y abro el calendario que había programado antes del cambio de planes anticipado.
-Tu actuación es a las doce de la noche así que creo que si estás de acuerdo podríamos empezar a grabar en tu casa sobre las diez y así mostrar el momento entrando a Hï. Ya mañana quedaríamos en la villa y grabaríamos un poco cómo eres cuando te bajas del escenario- Edward se ríe cuando comentó esto- y el equipo quiere que en la cinta vayan estas preguntas- digo cambiando la pantalla en la Tablet para enseñárselas.
-Bueno nada extravagante.
-No- me río dándole la razón.
En ese momento nos traen el pescado y la conversación cambia a esta noche. Edward me cuenta cuanto va a durar el set, si habrá invitados VIP, la organización de la discoteca.
-¿Ya no pinchas en Ushuaïa?- pregunto con curiosidad.
-No-
-¿Por qué?
-Hï es más club, y Ushuaïa es más beach club, entonces hablé con el dueño, que es el mismo en ambas discotecas, y decidí pasarme a la noche.
Terminamos de comer y me despido de él para ir de vuelta al hotel, reunirme con los cámaras en cuanto aterricen en Ibiza y prepararme para esta noche.
Son las nueve y media cuando me estoy abrochando el collar frente al espejo de la habitación de hotel.
Me he hecho un moño informal para asegurarme de que el pelo va a estar en su sitio toda la noche, llevo los pantalones blancos con aperturas laterales hasta la cadera y un crop top de manga larga del mismo color.
Me hubiera gustado estar mucho más bronceada para que el conjunto resaltase contra mi piel pero solo he pasado un par de horas en la playa.
Llamo a un taxi para ir al hotel a buscar a los cámaras y llegar a la villa de Edward.
Todo el mundo se me queda mirando cuando atravieso el lobby del hotel, bueno más bien miran mis pantalones.
Le doy al taxista la dirección que Edward dejó a la agencia como su residencia vacacional en Ibiza, villa Can Puig, y por el camino me voy dando cuenta de que estamos cruzando la isla. Busco la localización en el móvil y veo que estamos en el municipio de Sant Josep.
El taxi para frente a una puerta de madera color miel con aspecto muy robusto. Hay un hombre vestido de negro al lado, el de seguridad pienso para mí misma.
-Buenas noches, Isabella Swan- le digo enseñándole mi identificación del trabajo.
-Pasen- dice abriendo la puerta.
Accedemos a un jardín con suelo de baldosas rojas con palmeras y arbustos a los lados. La casa está pintada completamente de blanco y por supuesto hay una piscina.
-Podéis ir pasando.
Mis compañeros entran al interior pero yo decido quedarme en el jardín frente a la piscina.
Son las 21:57, está atardeciendo, el sol se está ocultando tras el mar y el cielo está pintado en tonos rosas que a su vez se reflejan en el agua de la piscina.
Es un espectáculo.
Los atardeceres de Ibiza son mágicos, es una parte más de la isla junto a sus calas y los clubs.
Estoy concentrada en la puesta de sol cuando una mano me roza el hombro.
Me sobresalto y aparto la mirada del sol juntándose en el mar para ver a Edward a mi lado.
Se cruza de brazos y se queda mirando la puesta de sol al igual que yo.
Ninguno dice nada, tan solo compartimos este momento uno al lado del otro bañados por la luz rosa anaranjada frente a nosotros.
-Es impresionante- dice en voz baja cuando los últimos rallos de sol están apagándose bajo el mar.
-Es Ibiza- sonrío girándome para mirarle cara a cara.
-Sí es Ibiza- sonríe mirándome- ¿vamos?- pregunta inclinándome la cabeza hacia la puerta.
Camina detrás de mí y al igual que me ocurrió al salir del hotel noto como su mirada está anclada en mis piernas que asoman por las aperturas del pantalón.
En el interior todo es parecido a como ocurrió en el hotel de Barcelona solo que sin gente. Es algo que me sorprende, si algo recuerdo bien de esos meses es la familia que Edward crea en verano junto a otros amigos y compañeros.
Pedimos la cena a domicilio a un restaurante de comida estadounidense. Evidentemente la hamburguesa con queso tenía que ser mi cena de esa noche junto a unos nachos.
-¿Es como la de casa?- pregunto a Edward cenando.
-¡Por favor!- dice en tono ofendido echándose hacia atrás en la silla y soltando su hamburguesa- ¡como la hamburguesa del In-N-Out no hay nada!
Ambos nos echamos a reír por su reacción.
-¿Eres de Estados Unidos?- pregunta uno de los cámaras.
-Sí. Mi casa está allí aunque paso poco tiempo en ella.
-Yo estuve de vacaciones hace unos años, es otro rollo-
-Sí, es otro rollo- digo de acuerdo con él.
-¿Cuándo has estado allí tú?- pregunta Edward con curiosidad.
-Hace dos veranos, pero solo visité la costa este del país- le aclaro.
Cuando terminamos de cenar las cámaras vuelven a grabar como Edward se prepara. Es impresionante la cantidad de maletines metálicos que lleva consigo para una actuación.
De camino a la discoteca nos dividimos en varios coches. Edward va en el coche que va delante de mí con uno de los cámaras que va grabando todo.
El coche negro aparca en la puerta de atrás de la discoteca pero aun así hay decenas de fans esperándole.
Cuando me bajo del coche oigo voces emocionadas pidiendo fotos y Edward siempre sonriente se detiene para hacerse un selfie con cada uno.
-¿Siempre es así?- le pregunto una vez estamos dentro.
-Desde que hice la canción para el mundial de fútbol sí.
-¿El de hace dos años?
-Sí.
Sí porque cuando estuvimos juntos esto casi nunca pasaba. Era conocido pero no reconocido, no solían pararle por la calle ni esperarle fuera de las discotecas.
Me le quedo mirando mientras camina delante de mí. Vestido con unos vaqueros y un polo blanco nadie diría que es un famoso pero lo es y yo estuve con él.
Estuve con una celebrity, pienso para mí pero la idea se me hace tan extraña que rápidamente la desecho y vuelvo a pensar como siempre, estuve con Edward, punto.
-¿Bella?- me pregunta antes de entrar por otra puerta.
-Sí, voy perdón- digo antes de retomar el ritmo y llegar hasta él.
En el camerino tampoco hay nadie salvo nosotros.
Esta vez no estoy con él cuando sube al escenario porque el dueño de la discoteca nos conduce a la zona vip.
Desde ahí grabamos todo y disfruto del set de Edward.
Es mucho más calmado que el set del BBF y lo atribuyo a que Hï es un club cerrado con un ambiente de discoteca y no de festival al aire libre.
Aun así los últimos 20 minutos son pura energía y la música te impulsa a bailar y saltar como si no hubiera un mañana.
Cuando el set acaba con la canción ''Need You Now'' la cabina del dj tiene las luces encendidas por lo que se puede ver a Edward perfectamente al tiempo que el confeti y el humo generado por el megatrón llenaban la pista.
Como siempre cuando todo termina y la oscuridad se apodera de la discoteca mi corazón está lleno de adrenalina.
Quiero bajar a la cabina y felicitar a Edward, decirle que me ha encantado y que me siento como si tuviera 24 años de nuevo.
Conducida por la adrenalina bajo del ala VIP y camino hasta los camerinos. Edward aún está arriba con fans me dice un hombre que forma parte del staff.
Subo hasta el escenario y veo a un grupo de chicas, unas cuatro o cinco, haciéndose una foto con él. Después todas se quitan de la foto y solo una se queda al lado de Edward. Noto como la mano de Edward está en su cintura y la de la chica en el hombro de él pero me parece bastante normal. Son fans.
Cuando finalmente puedo hablar con Edward le felicito sinceramente y él se ríe porque creo que puede notar en mi voz la adrenalina y la alegría que recorre mi cuerpo en este momento.
Se me hace muy raro tener que irme a casa sola y el contraste entre estar rodeada de cientos de personas a estar sola es muy… decepcionante.
Me cuesta dormirme pero al final el cansancio hace su trabajo.
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¡Hola! ¿Qué tal estáis? Hace mucho tiempo que no actualizaba la historia, como dije en mi grupo de Facebook (feeling the reading) toda la situación provocada por el covid hizo que estuviera muy desanimada con todo el general, ni si quiera leía fanfics, pero bueno ya estoy aquí para seguir llevándoos a Ibiza en cada capítulo.
¿Qué os ha parecido? ¿Qué creéis que va a pasar en el próximo capítulo estando los dos en Ibiza como hace años? Os he dado una pista en el capítulo, a ver si lo adivináis. Ya sabéis que review = adelanto y que me encanta leer qué opináis y qué teorías os surgen (a veces incluyo vuestras ideas)
Como siempre:
-Imágenes del capítulo en el grupo de Facebook (link en mi perfil de fanfiction) aquí veréis todos los sitios de Barcelona que visita Bella, la villa de Edward en Ibiza, Los famosos pantalones que lleva a Hï…
-La canción que pincha Edward está en la lista de spotify de la historia (link en el grupo de facebook)
-Instagrams para este capítulo: hiibizaofficial
Besos!
