DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
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De vuelta al hotel en el taxi Montse no para de hablar sobre lo sucedido, creo que está en shock aun y por eso no puede sacar la palabra avalancha de su boca por más de 30 segundos.
Yo también estoy en shock pero no precisamente por lo ocurrido en el escenario, que palidece en comparación con lo ocurrido en el camerino.
¡No me jodas David, ella estaba ahí abajo! Lo volvería a hacer. La estaba viendo y de un momento a otro la dejé de ver
Esa frase se repetía una y otra vez en mi cabeza. Hasta podía escuchar con claridad la voz de Edward repitiéndola dentro de mi cabeza.
-¿Estás bien? Ya hemos llegado- me dice mi compañera tocándome el brazo.
Llevo todo el viaje mirando por la ventanilla pero no es hasta este momento en el que realmente miro fuera y veo el exterior, estamos frente a la fachada del hotel.
-Sí, cansada- digo antes de abrir la puerta y salir.
Una vez en la habitación Montse se mete al baño para darse una ducha mientras que yo salgo a la terraza.
Intento encontrar coherencia y cohesión entre las palabras de Edward de esta madrugada y su actitud conmigo las últimas veces que nos hemos visto.
Se preocupa por mí, me ubica entre la multitud, me busca, pero me miente con cosas banales. Me besa mientras está con otra chica para luego ignorarme y finalmente para la música en un festival con miles de personas por mí.
No lo entiendo.
Podría pensar que sigo significando algo para él, pero me ha quedado claro que yo solo fui una chica más ese verano. Una de muchas.
Me enfada pensar que él abre su vida de esa manera a cualquiera.
Tener un rollo de verano es normal. Es sexo asegurado y tener plan para los ratos libres. Hasta ahí lo entiendo.
¿Pero llevarte a esa persona a vivir a tu casa todo un verano, presentársela a todos tus amigos y compañeros del trabajo, dormir juntos cada noche y tener intimidad de pareja más allá del sexo? ¿Es alguien capaz de compartir todo eso con una persona que no represente para ti nada más que sexo? ¿Capaz de seguir el mismo patrón con innumerables chicas?
¿Cuántas Bellas ha habido en tu vida Edward?
Siempre fui consciente de que habría habido chicas antes que yo en la vida de Edward, pero que todas habrían representado algo para él más allá de un par de polvos.
Después de escuchar cómo se refería a María y de saber que mientras ella le esperaba en casa él se besaba conmigo en otra villa, eso me hizo abrir los ojos y dar otro sentido a todo lo que habíamos vivido.
La forma en la que Edward fue con María devaluó completamente lo que habíamos vivido nosotros dos.
Para colmo darme cuenta hasta qué nivel Edward me había marcado ese verano y el poder que seguía teniendo sobre mí a día de hoy no hacía más que enfadarme y hacerme sentir pequeña y manipulable a su lado. Había caído todas las veces que él había querido.
Yo nunca tuve el control, siempre lo tuvo él.
Esta vez sí o sí Edward se iba a ir completamente de mi vida, para siempre. Puerta.
Enfadada volví a entrar a la habitación, me metí en la cama e intenté dormir un poco.
Era difícil porque Montse no paraba de hacer ruido con el secador de pelo y porque el sol había salido hace un par de horas llenando toda la habitación de luz.
Pasada casi una hora acepto que no voy a poder dormir ni si quiera usando el antifaz que llevo puesto ahora y me aisla de la luz.
Mi cabeza es un torbellino de Edward, me recuerda momentos de ahora, de antes, los entremezcla.
Cada vez me enfado más, no sé si con él o conmigo misma.
Tengo que cerrar esto para volver a mi vida.
Así que me levanto de la cama, me quito el antifaz y estando cien por cien insegura de lo que estoy haciendo me meto en el baño no sin antes rebuscar por la habitación el portátil de Montse.
Ella entrevistó a Edward y tiene que tener una copia de su agenda así como la tuve yo cuando fui a Ibiza.
¿Podría pedírselo prestado?
Sí
¿Me pediría explicaciones?
Sí
¿Quiero dárselas?
No
Con esas tres preguntas y sus respuestas, sentada en la taza del váter la pantalla de inicio del portátil me da la bienvenida.
Voy a archivos, busco Untold, nada.
Voy a la lupa, busco Edward, nada.
Repito la acción buscando Dj Üll, nada.
Me empiezo a frustrar.
Cruzo otra línea roja, me meto en su correo de la empresa que me lleva directamente a la bandeja de entrada sin pedirme contraseña.
Recuerdo el email de Garret y pongo las primeras palabras en el buscador.
Bingo, han intercambiado varios emails.
Selecciono uno que veo que lleva archivos adjuntos.
Es un calendario, sonrío.
Después de Untold, toca HÏ Ibiza esta noche.
No obstante necesito más información.
Abro otro PDF con los datos de Garret. Su número de teléfono, la dirección donde se está hospedando… Me siento como Pen Badgley en la serie You.
Hago una foto a la pantalla con mi móvil, apago el ordenador y salgo del baño.
Dejo el portátil donde estaba y me aseguro de que Montse siga dormida.
Lo está.
Son las 11 de la mañana y nuestro vuelo sale a las 3 de la tarde por lo que tengo tiempo pero tengo que darme prisa.
Me visto con la misma ropa de ayer, cojo el móvil, el bolso, la tarjeta del hotel y la cartera.
Me subo a un taxi en la puerta del hotel y le doy la dirección que tengo en la galería del móvil. El viaje está durando más de lo que esperaba y comienzo a ponerme nerviosa.
Los nervios dan paso a la incredulidad cuando veo que el taxi se para frente al cluj-Arena de nuevo.
-Soy gilipollas- digo bajándome del taxi.
Evidentemente Garret ha dado esta dirección porque aquí iba a tener lugar la entrevista, no porque él se quedase aquí.
El ambiente de hoy no tiene nada que ver con el ambiente de ayer. No hay gente caminando en todas direcciones, no hay música ni sonido alguno. Está muerto.
Aun así camino rodeando el estadio y veo que aún quedan autobuses y caravanas. Voy a echar un ojo, sin esperanzas, a ver qué queda.
Aun me quedan más de 200 metros hasta llegar a la zona de caravanas pero dos hombres de seguridad me impiden avanzar.
-Estoy trabajando- miento.
-No tenemos constancia de que alguien ajeno tenga que entrar en las inmediaciones hoy- me responde uno de ellos serio.
-Compruebe el pase- digo sacando el teléfono con el pase para el festival.
Uno de ellos coge mi teléfono y se lo lleva.
-¡Eh!-grito queriendo ir tras él.
Pero el otro hombre de seguridad me impide pasar.
-¡Devuélveme el teléfono!- le grito.
Tras unos segundos intentando escabullirme del hombre de seguridad, su compañero vuelve y me devuelve mi teléfono.
-Tú identificación- dice al darme el móvil.
Saco mi tarjeta de identificación y se la muestro.
-Isabella Swan- dice hacia el micrófono que tiene en la oreja- pase- me dice al minuto.
Me vuelvo poner las gafas de sol y dejo atrás a los de seguridad caminando hasta las vallas metálicas. El mismo tipo de valla que ayer la gente tiró abajo.
En medio de todas las caravanas no sé hacia dónde tirar.
Tampoco quiero molestar y que me echen.
-¿Qué haces aquí tú?- me pregunta una voz desde atrás.
Afrojack.
Me giro para que me reconozca.
-El proyecto del BBF, vengo a terminar unas cosas- le digo con una sonrisa.
Su cara está confundida.
-Mi representante solo me habló de la entrevista de ayer, ¿qué más necesitáis?
-Mmm lo cierto es que de ti nada más- sonrío- es con…dj Üll con quien tengo que hablar-
Asiente con la cabeza y me señala otra caravana/tráiler aparcada más lejos.
Camino hacia esa dirección sin decir nada más.
Cuando estoy fuera de la caravana dudo.
¿Qué hago aquí?
¿Qué quiero?
¿Qué espero?
Me limpio el sudor de las manos en los pantalones vaqueros y me digo a mí misma que quiero un cierre. Una explicación a sus palabras y acciones de ayer que me permita volver a Barcelona con la mente tranquila para poder dejarle atrás.
Golpeo la puerta del tráiler.
Pasan unos segundos sin respuesta alguna pero finalmente la puerta se abre.
Garret está detrás.
Frunce el ceño.
-¿Está dentro?-
Él asiente y se baja del tráiler para dejarme pasar.
Escucho su risa antes de cerrar la puerta.
-Deja de mirar por la ventana y ayúdame a buscar el micro por favor-
Edward me da la espalda, está haciendo la maleta con cables y ordenadores.
Lleva la ropa de ayer, no sé si otra vez o todavía.
-Garret ha salido- digo en voz alta haciéndome notar.
Primero veo como se tensan los músculos de su espalda, luego escucho un suspiro y finalmente se gira.
Definitivamente aún no se ha cambiado de ropa porque su cara indica que no ha dormido.
-¿Qué haces aquí Bella?- pregunta mirándome.
-Necesito que me expliques por qué paraste la música ayer. El motivo por el que Edward paró la música, no dj Üll- le pido dejando el bolso en una silla y quitándome la chaqueta.
-No lo sé, fue un impulso.
-Estaba en el camerino hace unas horas, te escuché. Gritaste mi nombre ahí arriba, David lo dijo.
-No recuerdo bien ese momento.
Me río.
-Vale, juguemos a negar-
-No entiendo a dónde quieres llegar.
-Quiero llegar a entender por qué ayer te preocupas por mí, llegas a parar la música ante miles de personas que estaban ahí para verte a ti, y antes de eso actúas conmigo como si no me conocieras. No como si no te importara, porque creo que nunca llegué a importarte realmente y que ese verano fue todo mentira- le reprocho- ayúdame a entender cómo caso a esas dos personas en una- le pido señalándole.
Edward guarda silencio.
-Respóndeme por favor. No sabes cómo estás jodiendo mi cabeza estos meses- confieso.
Él se ríe sin humor.
-¿Qué?
-Nada- dice negando con la cabeza.
-Edward- le digo seria.
Siento que se está riendo de mí y eso ya no puedo tolerarlo, no más.
-Yo llevo jodiendo tú cabeza meses pero tú llevas jodiéndome aún más tiempo. Yo no soy el malo aquí, tú cortaste todo el contacto conmigo hace años, volviste a hacerlo el octubre pasado en Ibiza y lo recalcaste esa noche en la discoteca en Londres. ¿Y después de todo tú querías que yo te recibiera con los brazos abiertos cuando volvimos a encontrarnos en Barcelona?
-¿Quieres hablar de lo que pasó hace cuatro años cuando me fui de Ibiza Edward? Porque no lo recuerdo como una etapa especialmente feliz en mi vida- confieso.
-Me da igual- dice moviendo la mano y girándose para guardar algo en la maleta- por favor, dime qué más quieres porque tengo que irme, tengo prisa.
-Quiero que dejes la indiferencia a un lado, que la dejemos los dos, para poder ser sinceros y cerrar este capítulo.
-No estoy siendo indiferente contigo, estoy siendo normal. ¿O cuál es el problema concretamente? ¿Que no hemos follado esta vez?
Sus palabras me hacen daño y bajo la vista.
-¿Todo se resume en follar?- pregunto en tono ácido.
-Claramente que sí- dice taladrándome con la mirada.
-Pues para mí no- digo llenándome de valor. Confesar esto me deja en posición de inferioridad frente a él- para mí nunca fuiste un simple polvo, un chico más en la lista. Quizás al principio, pero no cuando te conocí como persona, no cuando compartía la cama contigo todas las noches, ni cuando me presentaste a tus amigos, ni cuando me fui sola a Ibiza solo para estar contigo todo un verano. No soy tan mala persona.
-Ibas a casarte y te tiraste a otro tío, ¿eso qué clase de persona te hace?
Otro golpe. Directo al estómago.
-No me tiré a otro tío cualquiera, fue contigo.
-Hubiera preferido no tener ese honor- dice con desdén.
Nos quedamos mirándonos unos segundos hasta que comprendo que no voy a sacar nada más de aquí. He sacado lo suficiente:
-Me da rabia ver que la persona que creía conocer no existió, fingiste genial y llegaste a ser una de las personas que más me ha marcado en la vida. Pero no sabes, te lo juro no lo sabes, la rabia que siento por dentro al comprobar una y otra vez que este- digo señalándole- es el Edward real y el otro solo alguien a quien idealicé. Tal vez porque era más joven o por el tiempo que ha pasado desde entonces pero creo que esa persona no existió nunca y me da mucha pena…
Paro de hablar porque noto esa presión en la garganta y mis ojos están a punto de llenarse de lágrimas.
-Tengo prisa- dice de nuevo señalando la puerta.
Asiento mientras cojo la chaqueta y el bolso y camino hacia la puerta.
Una lágrima resbala por la mejilla cuando termino de bajar las escaleras del tráiler pero la limpio y me repito mentalmente ''no vas a llorar'' hasta que cojo el taxi y vuelvo al hotel.
Una vez allí Montse está volviéndose loca por toda la habitación para hacer la maleta. No me pregunta de dónde vengo o por qué llevo la ropa de ayer, y lo agradezco. Meto las pocas cosas que tengo por la habitación en mi maleta y salgo a recepción para hacer el check out.
En el vuelo de vuelta a casa duermo un poco, escucho música y leo un libro que descargué en PDF en el móvil.
Cuando llego a mi apartamento abro las persianas y las ventanas dejando entrar el aire.
Es domingo por la tarde y la gente está pasando tiempo con sus amigos, pareja o familia. Yo no tengo nada de eso aquí y me invade la sensación de soledad.
Tampoco hay nada en la tele y la nevera está vacía pero Mercadona está cerrado.
Esa noche decido que me merezco una cena especial y pido comida a domicilio junto con una botella de vino blanco. Enciendo unas velas mientras me doy un baño y posteriormente me pongo una mascarilla facial hidratante.
Salgo a cenar a la terraza junto con mi móvil para ver una serie pero esta se ve interrumpida por una videollamada de mi amiga.
-¡Vic!- saludo sonriente a la cámara.
-Hola amiga- dice imitando el acento rumano.
Me río de su broma y doy un sorbo de vino.
-¿Qué tal por ese país?
-Bien, el trabajo genial- digo manteniendo la imagen de Edward fuera de mi mente.
Victoria no sabe que me he vuelto a encontrar con él y dados los hechos de esta mañana prefiero que no sepa nada.
-¿Estás triste?
-Estoy muy cansada- miento.
Sí, estoy triste, me siento sola y parece que la Bella que salió de este apartamento hace dos días está, en lo que respecta a fuerza mental, a años luz de la Bella que está cenando gambas al ajillo en su terraza.
-¿Segura que solo es eso?
Mi amiga me mira con su penetrante mirada a través de la pantalla y siento que no puedo ocultarla nada.
-Estoy teniendo un día un poco de bajón anímico, pero mañana se me pasará. En cuanto pise la oficina volveré a estar bien.
-Aish Bella, no todo lo puedes solucionar trabajando, puedes hablar conmigo.
-Lo sé- sonrío.
-Pues hazlo.
-No quiero, en este momento no puedo- confieso bajando la mirada.
Mi amiga suspira y se mantiene callada unos instantes.
-Muy bien, como tú decidas.
El tema de conversación cambia y se centra sobre ella. Su trabajo, su marido, las discusiones con su marido que para ella son muy serias pero para mí son motivo de risa y así mi amiga sin saberlo logra aligerarme un poco el día, hacer que pese menos el pasado y más el presente. Quizás la botella de vino que me terminé también influya en algo pero en general me siento mejor cuando me voy a la cama.
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¡Hola! Han pasado unos meses desde el último capítulo pero voy escribiendo muy poco a poco y hasta ahora no he tenido un buen margen de capítulos escritos para ir empezando a subirlos. Pido perdón.
Dicho esto:
-¡Por fin Bella ha ido a por Edward! Pero éste no está interesado en ella, le guarda resquemor. ¿Qué creéis que va a pasar ahora? Me encanta leer vuestras suposiciones en las reviews.
El capítulo tiene imágenes que podéis ver en mi grupo de Facebook''Feeling the Reading: Bella Brashaw'' así se llama.
-Como ya tengo escrito el siguiente capítulo, ya sabéis: review = adelanto.
Nos leemos
