DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
.
.
-Sí, era Edward- suspiro sentándome en un taburete.
-¿Has vuelto a estar con él?- me pregunta sentándose.
Niego con la cabeza.
-Pero habéis dormido juntos- acusa.
-Es una larga historia- suspiro de nuevo.
-Hazme un resumen.
Le explico como he vuelto a coincidir con él en el trabajo, lo que ocurrió en Ibiza hace unas semanas, lo de Barcelona y por último nuestra charla de ayer.
-Así que no tienes que preocuparte porque me vuelva a liar con él porque me dejó muy claro que no le intereso.
-Ya claro, ¿por qué viajas hasta aquí para aclarar algo con una persona con la que no quieres nada y ella ya te ha dejado en paz?
-No sé, para sentirse bien consigo mismo supongo. Desde luego a mí me ha valido para tener un cierre por fin.
-Bella ese chico te gusta mucho, no seas tonta, no lo niegues.
-No lo niego- acepto.
Había atracción por ambas partes.
-Y tú a él también-
Asiento dándola la razón.
-¿Y no crees que después de que haya pasado tanto tiempo pero esa atracción siga ahí significa algo más?
-No quiero ir por ahí- digo poniéndome en pie.
-Para mí está claro como el cristal que estás enamorada de él- dice dando un golpe en la encimera. Como si necesitara reafirmarse.
-No, no es tan profundo.
-¿No es tan profundo? ¿Era más profundo con Leo?
No, ni punto de comparación.
Como me sentía cuando estaba al lado de Leo palidecía en comparación a como me sentía con Edward.
La electricidad, las mariposas, los nervios, llámalo como quieras, pero no estaban ahí con Leo.
-No sé si estoy enamorada de Edward- Victoria sube una ceja- pero aun así todo quedó zanjado ayer. Claramente me dijo que no quería estar conmigo, que conscientemente decidía que no le interesaba pese a sentir atracción por mí.
-Normal, tú no te has portado bien con él en el pasado. La cuestión es, si él viniera y te propusiera tener una relación o la posibilidad de tenerla, ¿lo rechazarías?
-Probablemente no- digo con seguridad.
-¿Y si se lo propusieras tú? Edward no va a volver a arriesgarse a quemarse por ti porque a sus ojos tú no sabes lo que quieres, no le das esa seguridad que él claramente te ha dicho que necesita. Le gustas pero te falta la seguridad de que apostarías por él, si se lo pudieras ofrecer no creo que él te rechazase.
-No es tan sencillo.
-Sí que lo es. Déjate de poner tiritas e inténtalo, ve a por el chico que te gusta, si realmente te interesa tienes que dejar de lado ese miedo a entregarte a una persona que llevas contigo desde siempre. Intentadlo de verdad esta vez y si falla por lo menos podréis tener la seguridad de que no funcionáis juntos.
-No creo que él me vea tan… en serio.
-Yo creo que sí, pero que te lo diga él.
Me quedo mirándola sin saber qué más decir.
-¿Bueno a qué esperas?
-¿A qué espero de qué?
-¿Dónde está ahora?
-Cogía un vuelo a Ibiza esta mañana-
Miro el reloj y no son aun ni las ocho de la mañana pero no sé a qué hora cogía el avión.
-Pues a Ibiza- dice como si fuera tan sencillo.
Me río y niego con la cabeza.
-Bella- me regaña.
-Tengo que trabajar, de hecho debería estar preparándome ya.
-¡No coño! Lo primero es lo primero. Además hechas mil horas extras, que te lo compensen con un día de permiso- me dice enfadada.
-¡Qué no Vic! Tengo que respetar su decisión.
Victoria frunce el ceño pero no me dice nada más.
Tal y como tenía pensado fui a trabajar mientras Victoria y a James planeaban su mañana de playa en la Barceloneta. Luego me reuniría con ellos para comer y ya no volvería a la oficina.
Comimos una paella frente a la playa en el restaurante la Barraca y luego volvimos a mi piso caminando bajo un sol implacable con 37 grados de temperatura.
Una vez allí Victoria y James me ayudaron a abrir el sofá cama del salón para que pudieran dormir los dos esta noche. Luego decidimos qué hacer esa noche y establecimos un turno para usar la ducha.
-Dúchate tú primero Bella- me dice James.
-Tu mujer tarda el doble que yo así que igual es mejor que vaya empezando ella- digo riendo.
-Ese exceso de tiempo lo podemos compensar duchándonos juntos- propone Victoria abrazando a James por detrás y dándole un beso en la mejilla.
James se ríe y le devuelve el beso.
Me quedo mirando más tiempo del normal su interacción.
Añoro tener a alguien en mi vida con quien compartir esa complicidad y Edward vuelve a mi mente una vez más. Miro el sofá de forma distraída donde estuvo sentado hace menos de 24 horas.
-Bella- me llama Victoria.
-Sí claro, duchaos juntos- digo señalando el baño.
-No te mancillaremos el baño- bromea James poniéndose de pie.
Me río sin humor y le dedico una mala mirada.
Estaría gracioso que la primera vez que hay sexo en mi casa no estuviera yo implicada.
Mientras ellos se duchan yo me tumbo en mi cama y descanso un poco. Sigo agotada y si no fuera porque tengo visitas, a estas horas estaría tumbada en el sofá pensando y repensando en la conversación de ayer.
Me giro sobre mi misma y capto el rasgo de la colonia de Edward.
Huelo la almohada y cierro los ojos.
-Tienes que parar de pensar en él Bella- me digo a mí misma.
Pero no puedo.
Ahora que tengo unos minutos para estar a solas conmigo misma siento esa desazón dentro de mí que llevo evadiendo todo el día. Vuelvo a sentirme como si la ruptura hubiera sido ayer y no hace años.
En un acto tremendamente de dependencia emocional cojo el móvil y le busco en Instagram. No tiene historias publicadas hoy pero sé que actúa esta noche en algún club de Ibiza, posiblemente HÏ.
Probablemente alguna chica se subirá a su cabina o pasará a saludarle después del set al backstage. Y quizás no hoy y tal vez no mañana pero alguna vez alguna de esas chicas llamará su atención, la invitará al siguiente show, quedarán esa noche, tendrán sexo y empezarán a compartir su día a día. Alguna chica, muchas de hecho, no tendrá ningún inconveniente en dejar todo atrás y seguirle allá donde vaya. Yo nunca podría haber sido esa chica, nunca podría haber convertido el ser su fan en mi meta en la vida.
Esa noche paseamos por el caso antiguo de Barcelona aprovechando que hace algo menos de 20 grados y no te achicharras en la calle.
Victoria y James están extremadamente cariñosos o quizás es mi percepción ahora que tengo mis emociones a flor de piel.
Nunca me había pasado, pero se me hace complicado mirarlos compartir gestos de cariño, besos, abrazos, caminar de la mano… Y soy plenamente consciente de que es la envidia lo que domina en mi sistema.
Pasan dos días, Victoria y James se vuelven a Londres y vuelvo a estar sola con mi rutinaria vida.
Es fin de semana y ni si quiera tengo el trabajo como distracción.
Mis nuevos amigos de Barcelona escriben por el grupo para salir a tomar algo pero no me apetece. Solo quiero ver Netflix hasta quedarme dormida.
Me apetece regodearme en mi miseria así que encuentro una película en el catálogo que se llama Ibiza y no dudo ni un momento en ponérmela. La peli es malísima pese a que la trama, o sea Richard Madden, está buenísimo y casi al final de la cinta me siento muy muy identificada con la historia. Chica va de vacaciones a Ibiza y se tira a un dj, muy recurrente, pienso para mí misma.
Esa noche no sé si fue por la película, por la colonia de Edward impregnando mi almohada o por qué pero tengo un sueño. Ambientado en ese verano, una noche cenando en Ushuaïa con Edward, estaba David, Jessica, James y Victoria. Pero Edward y yo estábamos juntos, eso seguro.
Sé que no es real y nunca pasó porque cuando estuve con Edward nunca cenamos en Ushuaïa y aun no conocía ni a Jessica ni a James.
Cuando me despierto algo alterada por el sueño me encuentro añorando esa sensación, la de estar con él.
Y en la penumbra de la habitación acepto que no le he superado, que estoy lejos de hacerlo y que por más que intento apartarle de mi cabeza racionalmente, mi lado pasional no deja de tener esperanzas con volver a estar con él. Entonces razón y corazón chocan porque no sé cómo casar ambas partes.
Algo que me dijo Victoria ronda mi cabeza desde hace días:
Edward no va a volver a arriesgarse a quemarse por ti porque a sus ojos tú no sabes lo que quieres, no le das esa seguridad que él claramente te ha dicho que necesita. Le gustas pero te falta la seguridad de que apostarías por él, si se lo pudieras ofrecer no creo que él te rechazase.
¿Apostaría por él?
Sí, claramente sí.
Me sorprendo a mí misma llegando a esa conclusión de esa forma tan clara.
Así que antes de perder esa seguridad cojo el portátil que está en la isla de la cocina, me meto a una página de comparador de vuelos y cojo el primer avión a Ibiza mañana por la mañana.
Cuando me llega el email de confirmación me doy cuenta de que no sé si está en Ibiza.
-¡Joder!- digo frustrada.
Son las tres de la mañana y yo aquí buscando vuelos para un tío que no sé si me va a dar con la puerta en las narices.
Me meto en la página de HÏ, Ushuaïa, Café Mambo, Amnesia, Privilege y todas las discotecas que me marca google en la isla, busco el line up de artistas de cada discoteca y por fin doy con Dj Üll mañana en Ushuaïa.
Respiro tranquila porque al menos no he pagado un vuelo para nada.
Por la mañana no tengo mucho tiempo así que preparo una pequeña maleta con dos cambios de ropa, un bañador y cosas del aseo.
Llego a Ibiza a la hora de comer y tras hacer el checkin en el hotel pienso cómo proceder esta tarde.
Me obligo a no pensar ni a analizar lo que estoy haciendo porque mi cabeza me dice que soy estúpida y que voy a hacer el ridículo.
¿Quién tiene una charla para aclarar las cosas y vuelve a los cuatro días a por más? Pues yo, Bella Swan.
Como la única pista que tengo es que Edward estará en Ushuaïa compro entradas para la discoteca que me cuestan un riñón porque cojo la entrada VIP.
La discoteca es tal y como la recordaba, el set de Edward comienza a las diez de la noche. Veo solo el inicio porque enseguida bajo a la pista y comienzo mi camino hacia la zona de cabina.
No me es fácil entrar y seguramente si no hubiera sonreído a un chico que ya estaba en esta zona y habló con el de seguridad, nunca hubiera podido acceder.
Cuando subo a la zona de detrás la cabina se me revuelve el estómago porque todo está igual a como lo recuerdo. Veo a Edward dándonos la espalda con una mano en alto y otra sobre la mesa de mezclas.
El chico por el cual he podido acceder no para de hablarme, yo le sigo la conversación porque principalmente no tengo nada mejor que hacer pero no le hago demasiado caso y tras declinar tres veces su invitación a una copa se va y me deja en paz.
Estoy apoyada sobre la barra mirando la espalda de Edward.
No me pido ninguna bebida con alcohol, tan solo agua y una coca cola zero.
Será la primera vez que no bailo en ningún set de Edward.
La gente pasa a mi lado y no repara en mí, supongo que soy la rarita que está sola en una de las mejores discotecas del mundo, viendo ensimismada la espalda de un dj internacional pero sin bailar, sin hablar y sin sonreír.
No lo recordaba, pero el set acaba con fuegos artificiales surcando el cielo y las luces y la música se apagan a un mismo tiempo.
Toda la gente se queda en silencio para unos segundos después llenar todo el espacio con aplausos.
Tras el set Edward se queda en la cabina, suben unos, suben otros, se hace fotos con fans, pasa casi media hora hasta que baja y mucha de la gente que estaba aquí ya se ha ido. Hay bastante espacio y las personas que quedan están junto a la barra.
Así que no puede ser de otra manera que cuando baja las escaleras de la cabina y mira al frente me ve.
Frunce el ceño pero no detiene su marcha hacia mí.
-Bella, ¿qué haces aquí?- dice mientras continua andando pero ya está como a unos tres metros de distancia.
-Hablar contigo, hay cosas que no te dije- comienzo.
-¿Qué más nos queda por decir?- pregunta encogiéndose de hombros.
No percibo frialdad ni enfado por su parte, solo escepticismo.
-¿Podemos ir a otro sitio?- pregunto mirando a los grupos de personas que están en la barra.
Él sigue mi mirada.
-Tengo que hablar con el dueño de la discoteca, tardaré unos diez minutos, luego podemos hablar.
Asiento con la cabeza.
Él se va por las escaleras que dan al parking, por las mismas que bajamos juntos la primera vez que nos acostamos.
Miro el móvil mientras hago tiempo hasta que vuelva y cuando lo hace casi no queda nadie aquí.
-Ya está- dice sonriendo levemente.
-Muy bien- suspiro- podemos ir a mi hotel o…
-No, hoteles no, muy turísticos- me corta- podemos ir a mi casa, bueno a casa de David pero él no está así que estará tranquilo.
A casa de David
¿Estará María aún allí?
-Me vale.
-Vamos- dice señalando de nuevo las escaleras por las que se ha ido antes.
Salimos de la discoteca por una puerta de emergencia que da a una calle bastante solitaria y oscura. Las luces naranjas de un coche al ser desbloqueado llaman mi atención y Edward camina hacia él. Es un suv color plateado.
Nos subimos al coche en silencio que rápidamente es llenado por el sonido de la radio con una canción en español.
Edward sale de la zona de la discoteca y conduce por la autovía atravesando la ciudad. Tardamos algo más de media hora en llegar hasta la villa de David, Edward baja la ventanilla para saludar al hombre de seguridad y este le abre la puerta.
La casa está iluminada por fuera pero no por dentro, señal de que no hay nadie.
-¿Garret?
-De vacaciones-
-¿David?
-En Estados Unidos.
Aparca el coche en el garaje y luego me indica que le siga hasta el salón.
El salón, al igual que el resto de la casa, está pintado completamente de blanco, solo resalta el color azul marino de los cojines del sofá y la impresionante ventana de grandes dimensiones que da al mar.
-¿Y bien?- pregunta sentándose en el sofá.
-El otro día aclaramos todo lo que ha ocurrido entre nosotros hasta la fecha- comienzo.
Me limpio el sudor de las manos contra la tela del vestido negro.
Edward asiente.
-Pero no hablamos nada del presente ni del futuro- continuo.
Frunce el ceño y tuerce el gesto como no comprendiendo a qué me refiero.
-Tú me dijiste que seguías atraído por mí pero no te convenía porque en el pasado he actuado de forma intermitente y confusa respecto a ti.
-Sí- responde aun sin saber a dónde va esta conversación.
-La cuestión es que eso ocurrió en el pasado. Tú cometiste errores en el pasado y yo también, pero ya no somos esas personas.
-¿A dónde quieres llegar? Eso ya lo habíamos aclarado Bella-
Abro y cierro la boca varias veces intentando encontrar las palabras correctas.
Pero no sé cómo explicarle todo lo que pasa por mi cabeza en estos momentos, es muy desordenado.
-No te supero, ¿vale?, no te supero. Llevo meses en conflicto conmigo misma porque una parte de mí quiere olvidarte, pasar página y seguir adelante pero la otra parte quiere volver a estar contigo. Y sí, la charla del otro día sirvió para aclarar todo lo que ya ha ocurrido entre nosotros, ¿pero qué pasa con lo que puede llegar a ocurrir? No puedo seguir tan tranquila con mi vida cuando me dices que la atracción que tenías por mí sigue ahí como antes pero que no te intereso por cosas que hice tiempo atrás.
-Bella…-expresa echándose hacia atrás en el sofá y tapándose la cara con gesto de cansancio.
Y es en ese momento donde temo estar poniéndome en evidencia, que él me diga que no me quiere en su vida y que ya me lo dejó claro hace unos días.
-Mírame a mí y júzgame a mí, ahora, no hace meses ni hace cuatro años. Yo ya no soy esa persona, hay partes de mí que siguen ahí, hay otras nuevas y hay otras que ya no están.
En ese momento sus ojos me recorren de arriba abajo.
-No lo pasé bien hace años cuando te fuiste, no lo pasé bien el año pasado cuando te volviste a ir e incluso el otro día fue un día de mierda tras salir de tu casa. No quiero eso en mi vida Bella.
-Te estoy diciendo que eso forma parte de mi pasado, de quien fui y no de quien soy.
-¿Cómo voy a saberlo? Abandonas, te vas cuando las cosas se ponen difíciles sin mirar atrás.
-Abandonaba- le corrijo.
-¿Cómo voy a poder irme de viaje durante un mes a la otra punta del mundo sin tener la seguridad de que cuando vuelva no encontraré una casa vacía? Tú me has ayudado a ver lo que no quería en una relación Bella, no quiero la inseguridad, el ghosteo, el no saber. Y ya sé lo que me vas a decir pero es muy difícil para mí fiarme solo y únicamente de tus palabras sin tener en cuenta los actos que han ocurrido entre nosotros.
-Lo sé- respondo con una firmeza que no siento por dentro- pero también sé que tú eres el hombre con el que más feliz he sido, de los más importantes en mi vida y no puedo dejarte ir sabiendo que existe una posibilidad de estar contigo.
-¿Sabes acaso lo que supondría estar conmigo? No puedes venir aquí a crearme expectativas sin saber de lo que hablas. Estar contigo supondría volver a compartir un nivel de intimidad y complicidad que no he compartido con nadie, jamás. Tienes todo lo que busco en una persona pero también tienes todo lo que no quiero.
-Baja la muralla Edward, por favor- expreso.
-¿Qué quieres Bella?- pregunta poniéndose de pie.
-Quiero que me des una oportunidad- le pido acercándome a él- una oportunidad para conocerme, a mí, a la Bella real. No a la Bella de vacaciones, ni a la casada, esas ya no existen, han dejado sus experiencias en mí pero yo ya no soy ellas, ahora mismo no me conoces Edward.
-Así como tú tampoco me conoces a mí.
-Aun- respondo continuando la batalla.
Edward se ríe y se aleja.
-Eres implacable. Me siento idiota cayendo contigo cada vez que te veo.
-¿Crees que yo no caigo? ¿Crees que mantengo el control cuando tú estás alrededor? He querido dejar el proyecto, el del festival, he valorado dejarlo porque quería verte pero al mismo tiempo no quería hacerlo, porque cada vez que has estado por medio yo he dejado de actuar con coherencia. Ha habido momentos donde he sido poco profesional en uno de los proyectos más importantes de mi carrera porque cada vez que estás cerca actúo pensando en cómo me percibirás tú y no en mí- confieso finalmente.
Se gira a mirarme un momento y luego se gira de nuevo mirando por el ventanal.
-Tengo 33 años, no me apetece estar perdiendo el tiempo, no quiero invertir meses y emociones en personas que no lo valoran. Quiero algo bueno, algo serio, sano y recíproco. Sé que contigo puedo tenerlo, lo tuvimos una vez de hecho, pero…
Le corto porque ya sé por dónde va a tirar.
-Conóceme. Déjame conocerte. Creo que dos personas que mantienen la conexión y la atracción después de tantos años sin haberse visto apenas es por algo, no pasa a menudo ni con demasiada gente. Para mí merece la pena darme el tiempo en conocer por qué esa conexión sigue ahí y a dónde nos puede llevar.
Cuando pasa más de un minuto y él no ha dicho nada finalmente me rindo.
-Yo quiero intentarlo, también tengo miedo a que me hagas daño pero el riesgo merece la pena. Yo apostaría por ti Edward, y no lo digo a ciegas, sé cómo es tu vida, tu trabajo, tus horarios. No sé si funcionaría pero yo me arriesgaría, no obstante si tú no quieres no te voy a forzar, entiendo tus motivos pero no los comparto. Solo quería decírtelo, que lo supieras. Ahora ya sí está todo dicho- digo cogiendo mi bolso y volviéndomelo a poner para salir por la puerta.
Me he girado y atravesado el arco de la puerta cuando oigo su voz.
-¡Espera Bella!
Camino un par de pasos hacia atrás, volviendo a entrar a la habitación.
-Para mí es muy complicado confiar casi a ciegas en ti, muy complicado. Pero uno de los mejores momentos de mi vida lo viví contigo, por ti, y también es muy complicado saber que existe una posibilidad de volver a ello y dejarlo pasar. No estoy diciendo que sí ni que no, solo estoy diciendo que lo estoy valorando. Dame tiempo- me pide.
Asiento.
-Edward, vamos a ser amigos. Siempre nos hemos saltado esa parte, vamos a conocernos y vamos a ver las cosas poco a poco. No tengo prisa- le sonrío.
-Está bien.
Ambos nos quedamos en un silencio incómodo.
-¿Y ahora qué?
-Ahora yo me voy a mi hotel porque son las dos de la mañana- digo mirando la pantalla del móvil- ¿y mañana hablamos y vemos qué hacer?
-No te vayas- propone sorprendiéndome- aquí hay como una docena de camas.
-De acuerdo- acepto sin pensármelo mucho.
Edward me lleva arriba de las escaleras, a la segunda planta.
-Esta es la mía- señala una habitación con la puerta abierta pero la luz apagada así que desde el pasillo no se ve nada- y esta es la que mejores vistas tiene- dice dos puertas más allá de la suya.
-Gracias- digo pasando al interior.
La habitación es espaciosa, blanca, y por supuesto tiene dos grandes ventanales, uno al frente y otro al lado derecho de la misma.
-Iré a por una camiseta para que duermas más cómoda.
No me da tiempo a decirle que no hace falta porque hace calor y puedo dormir en ropa interior.
Está de vuelta a los pocos segundos con una camiseta blanca parecida a la que lleva hoy.
-Aquí tienes. El baño está por ahí y creo que lo demás está a simple vista. Si necesitas algo me llamas.
-Gracias Edward- sonrío sentándome en la cama y quitándome las sandalias de tacón.
-Voy a estar abajo trabajando- dice caminando hacia la puerta.
-¿A estas horas?-
-Sí- sonríe a modo de despedida antes de cerrar la puerta tras de sí.
Me meto en la cama solo usando un tanga pero agarro la camiseta de Edward y me la llevo a la nariz. Huele tal y como olía mi almohada el otro día.
Repaso la conversación que acabamos de tener, palabra por palabra, y sé que no tengo nada ganado pero dentro de mí predomina la emoción y la esperanza.
.
.
¡Hola! Aquí está el capítulo más difícil de escribir de toda la historia, lo he reescrito al menos tres veces porque ninguna me parecía lo suficientemente buena. Al final esta era la que más me convencía, esperando ser fiel a la historia y a la personalidad de los personajes.
¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que Edward aceptará la oferta de Bella de conocerse el uno al otro? ¿Esperabais que fuera de otra manera? Me gustaría leer vuestras opiniones al respecto.
Como ya sabéis review = adelanto y las imágenes del capítulo las subiré mañana al grupo de Facebook (Feeling the reading) porque ya es muy tarde en España.
Nos leemos
