DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
Grupo de Facebook: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.
.
🌊 ❤️ 🌊
.
A la mañana siguiente me despierto antes que él de nuevo pero esta vez no voy a dejarle dormir.
Se ha movido de sitio durante la noche y ahora está durmiendo boca abajo con la cabeza sobre la almohada y los brazos separados.
Es la misma posición en la que estaba yo anoche.
Me subo a horcajadas sobre su espalda y comienzo a darle besos en el cuello.
También sobre el tatuaje que hay en su hombro y que hace cuatro años no estaba ahí.
-Bella- susurra aun dormido.
-¿Si cariño?- le respondo volviendo a besarle en la espalda.
Continúo besándole hacia abajo y meto mi mano entre su cuerpo y el colchón buscando su pene.
Él gime mientras sigue medio dormido cuando le toco.
Poco a poco se va poniendo dura y yo siento el deseo en mi interior.
-Si quieres jugar, jugamos- me responde ya despierto.
-Vamos a jugar, date la vuelta.
Le permito girarse y en cuanto su polla está apuntando al techo me la llevo a la boca.
-Joder nena-
Sus manos van a mi cabeza y moviéndome de arriba abajo.
Su cadera empieza a moverse y de repente él ha vuelto a tener el control porque está follando mi boca.
Le acaricio los testículos y eso hace que su ritmo acelere.
Cuando se corre lo hace en mi garganta.
-Ven aquí- dice albergándome entre sus brazos- ¿qué voy a hacer contigo?- me pregunta antes de besarme- ¿No fue suficiente anoche?
Me río y niego con la cabeza.
-No creo que alguna vez sea suficiente pero es completamente tu culpa. Me pones mucho.
Edward se ríe.
-Ella está de acuerdo contigo- me responde cogiendo mi mano y poniéndola sobre su polla que ahora está flácida.
Ambos nos reímos.
-Ahora vamos a levantarnos y a salir de casa, quiero compartir más cosas contigo que el sexo aunque sea el mejor que he tenido nunca.
-¿El mejor eh?
-Ya lo sabes- dice poniéndose en pie.
Nos vestimos solo con ropa interior y nos tomamos un café rápido de pie en la cocina.
-¿Qué te apetece hacer hoy?- me pregunta.
-Podemos salir a dar un paseo, hace muy bueno- propongo mirando por la ventana- y luego comemos por ahí o comemos aquí, lo que nos apetezca. ¿Por la tarde qué quieres hacer?
-Algo tranquilo, en casa- me pide.
Aun recuerdo como siempre prefería hacer planes caseros en Ibiza. Es lo que su trabajo le quita y entiendo perfectamente que quiera tener unos días de ''vida normal''.
Asiento.
-Tengo Netflix- le digo señalando la tele- así que puede ser peli en el sofá y cena casera. ¿Cómo suena eso para ti?
-Como un planazo cariño- responde dándome un pico- voy a ducharme.
Camino detrás de él hasta la habitación y veo su maleta en el suelo.
Anoche no bajamos la persiana así que la habitación está llena de luz que se cuela tras las cortinas.
-¿No tienes ropa sucia?- le pregunto.
-No mucha, hice la colada allí.
-¿En la India?
-Sí, en los hoteles hay servicio de lavandería. Si no pudiera lavar cuando estoy de gira tendría que llevarme una docena de maletas- se ríe.
-Puedes lavar aquí, ve echando la ropa sucia a la lavadora y cuando esté llena la ponemos.
Él se me queda mirando serio.
-¿Qué?- pregunto incómoda.
-Solo estoy sorprendido por el tipo de conversación que estamos teniendo.
-Es una conversación normal- digo un poco a la defensiva.
-Por eso. Es una conversación normal entre parejas que viven juntos, no estoy acostumbrado- confiesa.
-Cariño…- digo acercándome a él- acostúmbrate- le pido- me gusta vivir contigo así que nunca dejaré que uno de los dos se quede en un hotel cuando nos vemos.
-No cuentes con ello Swan- se ríe.
-Y si vamos a vivir juntos, esto no puede ser- le digo señalando su maleta.
-¿El qué?
-No puedes tener la ropa en una maleta.
Él frunce el ceño porque suena a inicio de una discusión.
-No te entiendo-
Camino hacia el armario y abro las dos puertas.
-La ropa la puedes guardar aquí, junto a la mía- le digo abriendo un cajón vacío.
Cuando me mudé de Londres no traje toda la ropa que tenía allí. El plan era ir enviándola poco a poco pero me acostumbré a vivir con menos, compré lo que iba necesitando y el armario nunca se llenó del todo.
-Pero no voy a andar haciendo y deshaciendo la maleta para cuatro días.
-Entonces deja ropa aquí para que siempre tengas algo cuando vengas y así viajes más ligero.
-¿Compartir armario eh?-
Asiento.
-Y dejar cosas aquí, eso suena a muy de pareja.
-Es algo completamente egoísta, quiero ver tu ropa junto a la mía por las mañanas cuando tú no estés-
Ambos nos reímos tras mi confesión.
-Ven aquí- me pide moviendo su dedo índice- te adoro- me dice antes de darme un beso y abrazarme.
Abro los espacios que están libres y entre los dos vaciamos su maleta completamente. Cuando acabamos sus camisas cuelgan al lado de las mías y sus pantalones están en el cajón debajo de los míos. Su ropa interior está en el cajón de su mesilla de noche tal y como está la mía.
Nos duchamos juntos y nos vestimos con ropa de deporte.
Caminamos hasta Las Ramblas observando la belleza de sus calles hasta que llegamos al mercado de La Boquería. Edward quiere pasar de largo pero yo le insisto para entrar, me han hablado mucho de él y quiero verlo.
Recorremos de la mano sus puestos de fruta, de pescado, de carne, las charcuterías que tanto me llaman la atención con docenas de jamones colgados, el mercado es una atracción en sí misma.
-Mira, la gente está comiendo- me señala Edward hacia un puesto de comida.
-Podemos comer aquí y luego irnos a casa- le propongo.
Son casi las dos de la tarde, hora perfecta para comer.
-¿Aquí mismo?-
-Sí, probemos- le digo caminando hasta el puesto en cuestión.
El puesto se llama Quim de la Boquería y nos recomiendan pedir los huevos con chipirones. A ambos nos llama la atención porque es una mezcla que nunca hemos probado, también pedimos algo de marisco a la plancha y huevo frito con foie y hongos.
La comida es informal pero muy rica, volvemos a casa caminando de la mano a un ritmo muy tranquilo.
-¿Cuánto tiempo vas a quedarte aquí?- me pregunta mientras andamos.
-¿Cómo?
-En Barcelona. Viniste por trabajo ¿no?
-Sí, no sé la verdad. El contrato era por cuatro meses con posibilidad de prórroga y como el proyecto principal por el que vine aquí es el Barcelona Beach Festival, que termina precisamente al año que viene, asumo que hasta entonces me quedaré. Pero también estoy llevando otros proyectos así que quizás me quede más tiempo.
-¿Te quedarías más tiempo aquí?
-Me gusta la ciudad.
-Pero tu familia y amigos están en Londres.
-Ya… es que cuando dejé Londres realmente se sintió como dejar otra vida atrás, a otra Bella y como no quiero regresar ahí pues en cierta manera siento rechazo a volver.
-Pero cabe la posibilidad en un tiempo ¿no?
-¿Tú quieres que me vaya a Londres?- pregunto con sorna por su insistencia.
Él se ríe.
-No, no tengo especial interés en que vuelvas a Londres. De hecho aunque la ciudad en sí no tiene nada que ver, cada vez que te has alejado de mí ha sido cuando has ido a Londres, así que en cierta manera yo también siento rechazo.
-Edward….
Él me interrumpe.
-Ya sé que eso no va a volver a pasar te vayas a Londres o a Tokyo.
-Exacto.
-Solo lo pregunto porque quiero saber cuál es tu perspectiva al respecto.
-En Barcelona está mi hogar- le digo a modo de conclusión.
-Vale, me gusta Barcelona- sonríe.
-Menos mal- le digo irónicamente.
Ambos nos reímos y cambiamos la conversación a temas más intrascendentes.
Cuando llegamos a mi casa dejo a Edward eligiendo película en Netflix mientras yo bajo un poco las persianas para que haya más oscuridad y simular una sala de cine.
-¿Palomitas?- pregunto.
-No, no tengo hambre pero si te apetecen a ti adelante, te robaré un par de puñados-
Al final el plan de peli y sofá no resultó tan simple como parecía, ¿por qué era tan difícil elegir una película?
Porque Edward tenía gustos muy dispares a los míos- me respondo a mí misma.
-Esa no- digo sentada a su lado mientras él se pasea por el menú de opciones.
-Pero si no sabes de qué va.
-Pero el título no… no me llama-
-Eso es tan arbitrario.
-Mejor esa- señalo una que está al final.
-Esa es una serie, no una película-
-Por mí no hay problema si por ti tampoco lo hay-le digo.
-Por mi perfecto.
Edward da al play y la pantalla de la televisión cambia.
-Ven aquí, mandona- me dice palmeando su regazo-
Acepto con gusto la invitación y apoyo mi cabeza en sus rodillas para ver el capítulo.
La serie nos engancha más de lo que teníamos pensado y al final un capítulo se convierte en un maratón con una pausa para hacer la cena.
Cocinar con Edward es fácil siempre que no le pidas ayuda.
Aunque tengo que reconocer que sabe girar las tortillas en el aire bastante bien.
Preparamos unas tortillas francesas con queso y champiñones y algo de picoteo.
Cenamos frente a la tele mientras seguíamos viendo la serie y cerca de las once decidí parar.
-Tengo que irme a la cama, mañana madrugo.
-Despiértame antes de irte- me pide poniéndose en pie.
-Será demasiado temprano.
-Es igual, luego tendré toda la mañana para descansar.
Acepto y caminamos hasta la habitación donde nos cambiamos de ropa y nos preparamos para dormir.
Nos acostamos uno al lado del otro tal y como hicimos la primera noche y nos quedamos dormidos rápidamente.
El despertador suena demasiado temprano y me levanto sin hacer casi ruido dejando dormir a Edward. Aun es de noche fuera.
Voy al baño y en cuanto salgo Edward está levantado frente a la cafetera.
-¿Qué haces despierto? Es muy pronto- le regaño caminando hasta él.
-Quería desayunar contigo antes de irte.
-Escúchame- digo poniendo mis manos en cada una de sus mejillas- no puedes ser tan maravilloso porque así no voy a querer irme a trabajar jamás.
Ambos nos reímos y me acerco a darle un pico en los labios.
-Buenos días- le digo separándome de él.
-Buenos días nena. Tengo el café controlado, pero no sé qué más te apetece desayunar.
-Últimamente me ha dado por desayunar tostada con hummus y un zumo- respondo abriendo el frigo.
-Yo paso del hummus-
Me río.
-¿Tostada de jamón y tomate con zumo de uva porque odias la naranja?
-¿Cómo te acuerdas de eso?- pregunta sorprendido y feliz girándose a mirarme.
-¿Cómo no voy a hacerlo? Solíamos desayunar juntos a diario.
-Lo recuerdo, sí, en la terraza al lado de la piscina.
-Me encantaba empezar el día así- confieso mientras sirvo el zumo en dos vasos.
-Esto es mejor, aquí estamos solos, allí siempre había mil personas rondando. ¿Desayunamos en la mesa?
-Yo suelo desayunar aquí- señalo la isla de la cocina- pero podemos ir a la mesita si lo prefieres.
-Aquí- dice poniendo las tazas una al lado de la otra.
Desayunamos hablando de cosas varias y caigo en la cuenta de algo.
Sin avisar me pongo en pie y rebusco en el cajón de la cocina hasta que por fin doy con lo que quiero.
-Quiero que tengas esto- digo poniéndoselo sobre su mano.
-¿Un juego de llaves?- pregunta sorprendido mirándolas.
Asiento.
-Quiero que tengas la libertad de entrar y salir de casa esté yo o no.
-Gracias- dice besándome profundamente.
-No quiero irme- me quejo como una niña.
-Ocho horas cariño, ocho horas y luego volverás a casa conmigo.
-Mucho tiempo- continúo quejándome.
Edward se ríe contra mis labios.
-¿Tú que vas a hacer mientras no estoy?
-Trabajar- dice señalándome un maletín que dejó detrás de la puerta el día que llegó y en el cual está su portátil seguramente.
-Vale- acepto a regañadientes- recojo esto y me ducho- expreso cogiendo las tazas.
-Deja eso, yo me encargo-
Le hago caso y me meto al baño para darme una ducha rápida.
O eso creía porque cuando estoy aclarándome el champú noto unas manos que tocan mis pechos desde atrás.
-Edward- me río sin girarme- no tengo tiempo por más que quiera.
-Cinco minutos-
-Me gusta cuando te tomas tu tiempo.
-Cinco minutos y un orgasmo antes de trabajar o nada- me dice acercando su cadera a mi culo y restregándome su polla.
-Juegas muy sucio-
-Pero también muy rico- responde girándome.
Le beso al mismo tiempo que me arrincona contra los fríos azulejos.
Una de mis piernas se enrosca en su cadera invitándole a entrar pero él se arrodilla frente a mí y apoya mi pie en su hombro.
Su lengua comienza a acariciar mi clítoris rápidamente y a succionar.
Es quizás el orgasmo más rápido que he tenido porque en segundos estaba sujetando su cara contra mi vulva para conseguir más placer.
Aun temblaba cuando Edward se puso en pie y se introdujo en mi interior follándome contra la pared.
Cuando me corro de nuevo me coge en brazos acelerando sus embestidas hasta que él también se corre.
-Ahora sí que estoy jodida para irme- expreso jadeando.
-El trato era ir a trabajar habiendo tenido un orgasmo y has tenido dos así que… te toca cumplir- me responde riendo.
-Voy a estar pensando en esto toda la mañana- le aseguro besándole.
Nos separamos riendo y Edward sale de la ducha sin haberse aplicado jabón primero, venía a lo que venía. ¡Qué sinvergüenza! Pienso riendo mientras me enjabono el cuerpo.
Cuando finalmente estoy lista salgo de la habitación revisando que lleve todo en mi bolso y Edward está sentado en el sofá frente a su portátil.
-¿Canciones nuevas?
Él levanta la vista y sonríe.
-Ojalá, pero hoy toca trabajo administrativo. Emails, reuniones online…
-¿No tienes un equipo para hacer eso?
-Lo tengo, digamos que ellos hacen el ''triaje'' y yo tomo la decisión final de aquellas cosas que son más importantes.
Asiento con la cabeza entendiendo lo que me dice.
-Me voy- digo inclinándome hacia él para darle un beso en los labios.
-¿A qué hora sales?
-A las 16:00.
-¿Te paso a buscar y hacemos algo?
-¡Sí!- respondo con entusiasmo.
-Entonces te veo luego, ten un buen día- me responde dándome otro beso.
-Tú también- respondo poniéndome recta y caminando hasta la puerta.
En la oficina la mañana pasa bastante lenta, es el cumpleaños de Montse y hacemos una parada larga para tomar café a media mañana con todos nuestros compañeros. Las dos últimas horas son interminables, tanto que para cuando el reloj del ordenador marca las 16:00 llevo leyendo el mismo párrafo más de cinco minutos sin enterarme de nada.
Cuando recojo mi oficina voy al baño a acicalarme un poco: desodorante, colonia, me cepillo el pelo, me lavo los dientes y me retoco el maquillaje.
Edward me envía un whatsapp indicándome que está abajo y mientras estoy guardando el móvil se abre la puerta del baño.
-Uff como huele a colonia aquí- comenta Montse entrando al pequeño espacio- ¿esta mañana llevabas los ojos así?- pregunta mirándome fijamente.
-No, acabo de pintármelos- confieso lavándome las manos.
-¿Cita después del trabajo?
-Algo así.
-¿Novio?
-Primera cita de tinder- miento antes de poner las manos bajo el secador de Dyson que gracias al ruido corta la conversación.
-Mucha suerte- dice guiñándome el ojo y entrando al váter.
No quiero contarle que tengo una relación de pareja y mucho menos quiero desvelar que mi pareja es Edward, un dj famoso a nivel internacional con el cual trabajé hace unos meses mano a mano. No quiero dar pie a que piensen que lo nuestro empezó mientras trabajábamos, el BBF es el proyecto más grande que he llevado en mi carrera y no quiero que nada lo empañe, además mi historia con Edward no empezó gracias al festival, empezó mucho antes.
Tampoco es como que quiera esconder mi relación para siempre pero por ahora prefiero mantenerla privada, que no secreta.
Edward está esperándome abajo hablando por teléfono.
Nos saludamos con un beso y me señala la calle para seguir caminando.
Cuando cuelga la llamada ya hemos andado un par de minutos.
-Lo siento, era mi madre y tenía que cogérselo.
-No pasa nada- le sonrío- ¿qué tal el día?
-Aburrido, ¿y el tuyo?
-Muy largo- me río dándole la mano- ¿qué quería tu madre?
-Asegurarse de que pasaré Nochevieja con ellos en casa.
-Estamos en octubre- respondo sorprendida.
Edward se ríe.
-Quiere asegurarse de que le he hecho hueco en mi agenda en Navidad.
-¿Tienes muchos compromisos en Navidad?
-No tantos como en verano pero en los días señalados siempre hay alguna fiesta, alguna discoteca… ¿y tú?
-Aún no lo he pensado-me río- supongo que en Nochebuena me iré a Londres y en Nochevieja aquí.
-¿Sola?
-No creo que tenga vacaciones- me encojo de hombros- es una noche más.
Nos quedamos en silencio mientras continuamos andando sin rumbo.
-Podemos pasarla juntos- propone.
-Acabas de confirmar a tu madre que estarás con ella- le recuerdo riendo.
-Podemos estar los dos con ella-
-Espera- digo parándome y poniéndole una mano en el pecho- ¿conocer a tus padres?
-No es obligatorio- se ríe pasándome un brazo por mis hombros y retomando la marcha- podemos pasar Nochevieja aquí, mi madre no se enfadará, créeme está acostumbrada. Pero me gustaría que conocieras mi casa, mi familia, mis amigos... si ir a cenar con ella es demasiado para ti podemos estar los dos solos.
-No- digo rápidamente- Nochevieja en tu casa suena perfecto- sonrío.
-Estupendo- responde antes de darme un beso casto en los labios.
-¿Algo que deba saber de antemano?
-No, lo más excéntrico de mi familia soy yo- termina riendo.
-¿Cómo cae Nochevieja este año?
-En 31 creo.
-¡Qué gracioso!- respondo sacando el móvil de mi bolso.
Miro el calendario, el 31 es lunes y mi cara cambia porque es un día laborable.
-Es lunes, tendré que trabajar ese día.
Edward frunce el ceño.
-No importa- responde él- si tú no puedes volar, volaré yo y lo celebraremos aquí.
-Sí importa- respondo frustrada- ¡me gustaba el plan inicial!
-A mí también me apetecía el plan inicial, pero puedes venir a mi casa cuando quieras, lo importante es pasarlo juntos ¿no? Vendré yo aquí.
Asiento.
Edward me da un beso en la frente y pone sus manos en mis brazos reconfortándome.
Voy a bloquear el móvil cuando veo los puntitos debajo de los números.
-Espera, ¡hay puente en España en diciembre! Estos días- digo señalando los días 6, 7, 8 y 9 de diciembre. No me acordaba porque debe ser una fiesta española pero mis compañeros llevan semanas hablando de los viajes que van a hacer en el puente. Son 4 días, no es mucho pero…
-Pero nos vale- termina él por mí.
-Puedo coger el vuelo el día 5 cuando termine de trabajar. ¿Tú estás disponible esos días?
Él saca su teléfono y comprueba que está libre.
-¡Sí!- expreso demasiado efusiva para estar en medio de la calle.
Ambos nos reímos cuando nos damos cuenta de que nos están mirando.
-Vamos- dice poniéndonos en marcha de nuevo.
-¿A dónde vamos si puede saberse?
-Aquí- dice enseñándome el móvil.
-Es el parque Güell- reconozco los elementos característicos de Gaudí.
-No sé cómo se llama, solo he visto fotos de este sitio y quiero verlo con mis propios ojos.
-Pues vamos, es muy bonito.
Caminamos hasta ahí y una vez dentro recorremos todo lo que podemos, terminando por fin en el mirador donde nos paramos a descansar.
Admiramos las vistas en silencio rodeados de más turistas.
-¿Es impresionante verdad?- le pregunto rompiendo el silencio y colocando mi espalda contra su pecho.
-Sí- responde cruzando sus brazos sobre mi pecho.
-Pero no te creas que vamos a volver a casa caminando, he cumplido mi cuota de pasos hoy- le digo riendo.
-Floja- responde en tono divertido.
-Lo que tú quieras pero yo vuelvo en taxi o en bus a casa.
Nos quedamos unos minutos más ahí hasta que una pareja nos interrumpe pidiéndonos una foto.
Edward es el encargado de inmortalizar el momento y cuando acaba soy yo la que les pide que nos devuelvan el favor haciéndonos una foto también a nosotros.
Posamos juntos y sonrientes y finalmente dándonos un beso.
La pareja se despide de nosotros y echamos un vistazo a las fotos hechas con mi móvil.
-Somos guapos, podría ser perfectamente una de esas fotos que suben a las cuentas de Instagram como couple goals- le digo riendo.
Edward se ríe conmigo.
-Algún día lo subiremos- me promete.
-No sé si estoy preparada para que me vean millones de personas- me río.
-Cuando eso ocurra tienes que saber que suscitarás interés pero tú serás la que decida cuándo va a pasar. O que nunca pase, no suelo subir muchas fotos personales.
-No quiero eso, no quiero una relación donde tú o yo nos contengamos de mostrarnos al mundo. Pero también es cierto que me gustaría mantener nuestra relación para nosotros y nuestros amigos más cercanos un tiempo más.
-Explícate-
-Hoy por ejemplo, estaba retocándome el maquillaje en el baño antes de salir del trabajo y ha entrado mi compañera Montse, me ha preguntado si tenía una cita y le he dicho que había quedado para conocer a uno de tinder.
Él se ríe ante mi confesión.
-No te rías- le pido golpeándole el hombro.
-¿Por qué le has dicho eso?
-Porque si le digo que tengo novio va a querer saber su nombre y cuando te conozca va a pensar que nos liamos en el BBF.
-Pero eso no es así- dice recuperando la seriedad.
-Pero no me creerán y no quiero que piensen que en vez de trabajar me pasé todos los días follándome al dj número uno al cual tenía que grabar en su vida personal. Ese trabajo es importante para mí y aún no ha terminado.
-Lo entiendo.
-¿En serio?
-Lo hago, sí. Quieres que la gente valore tu trabajo y no tu relación sentimental. No quieres que la gente vaya a la película esperando encontrar salseo entre tú y yo.
-No quiero que Ona, mi jefa, piense que el buen o mal trabajo que hay reflejado en las grabaciones está influenciado de alguna manera por nuestra relación, que de hecho en ese entonces era bastante mala. Pero no quiero que pienses que quiero esconderte u ocultarte porque no es así. Mis amigas saben de ti, Victoria incluso te conoce y mis padres también lo harán.
-Bella, está bien. Está bien mientras no esperes que esta condición dure para siempre.
-No, te he dicho que no quiero eso- le aclaro.
-No tengo mayor interés en mostrarnos públicamente pero tampoco en mantenernos escondidos. Ya te dije que yo no soy súper reconocido y aunque a veces me paran por la calle normalmente no es así, como has podido comprobar, pero algún día alguien me reconocerá, nos hará una foto y la subirá a las redes sociales. Cuando eso ocurra será cuestión de días para que todo el mundo lo sepa.
-Cuando eso ocurra me gustaría que la gente que hay en mi vida ya se haya enterado por mí de que estoy contigo.
-Opino igual.
-¿Entonces vamos a mantener un perfil bajo por ahora?
-No, vamos a mantener nuestra vida sentimental fuera del ámbito laboral por ahora- me corrige él.
Asiento.
-Gracias por entenderlo- le digo antes de besarle.
Sus manos se posan en mi cintura y me trae contra él.
Cuando nos separamos decidimos bajar del mirador y coger un taxi hasta casa.
Una vez allí nos duchamos por separado y nos ponemos ropa cómoda.
Decidimos preparar fajitas de pollo entre los dos. Al menos cortar la carne no se le daba mal.
Cenamos viendo nuestra serie y luego nos quedamos tumbados en el sofá.
-¿A qué hora te vas mañana?- le pregunto mirándole.
-A las 12 tengo el vuelo.
-Joder Edward…-me quejo-
-¿Qué?
-Otra vez te vas cuando yo estoy trabajando.
Él se ríe y agarra mi pierna tirando hacia él porque estamos uno frente al otro.
-No quedaban más vuelos directos.
-Ya…
-No seas boba, nos vamos a ver en un par de semanas en Ámsterdam.
-¿Algún día nos acostumbraremos a despedirnos?- le pregunto.
-Espero que no. Además piensa en diciembre, vas a estar conmigo en casa.
Me río.
-¿Significa mucho que conozca tu casa verdad?- le pregunto.
-Sí. Adoro tu casa, es estupenda, pero quiero que veas más de mí. Quiero compartir más cosas sobre mí contigo.
-Vamos a la cama- le digo sonriendo y poniéndome de pie.
Obviamente mi invitación no era para dormir.
Por eso no me importó que me mantuviera despierta hasta las dos de la madrugada con él dentro de mí en diferentes ocasiones. Así como tampoco me importó que me despertase a las seis de la mañana, una hora antes de que sonase el despertador, con su boca sobre mí.
Al día siguiente ni la ducha mañanera, ni el maquillaje, ni el café podían arreglar la cara que traíamos ambos por la mañana.
Estábamos desayunando juntos en un bar cerca de mi oficina, luego Edward volvería a casa y yo a trabajar. Cuando volviera a casa él ya no estaría y pensarlo me ponía un poco triste.
-Toma- me dice dándome a probar de su plato.
Abro la boca y él introduce en mi boca un trozo de queso con bacon.
-¿Quieres más?
Niego mientras trago.
-No estás comiendo- me regaña señalando mi tostada de aguacate casi intacta.
-No tengo apetito.
-¿Por qué?
-Ya lo sabes- le respondo sonriendo con tristeza.
-Bells- dice poniendo su mano en mi clavícula y acariciándome el cuello con un dedo.
-Se me pasará- le prometo cogiendo su mano y sosteniéndola entre las mías.
-Lo sé, pero no quiero que estés mal hoy.
-¿Cuál es la alternativa?- frunzo el labio mientras bajo la mirada.
Él suspira.
-Lo siento, no quiero echar a perder nuestros últimos 10 minutos juntos así, casi no hemos dormido y me tiene que venir la regla en unos días, por eso me afecta más.
-No hace falta que seas superwoman, puedes romperte un poquito de vez en cuando.
Me río de su comentario.
-Dame un beso.
Él se acerca y me deja un suave beso sobre mis labios.
-Ese no vale. Dame uno bueno- le regaño.
Ahora se vuelve a acercar y el beso es más profundo, labios separados, lenguas chocando.
Nos separamos rápidamente porque no queremos dar un espectáculo.
-Te quiero- le digo apretando su mano.
-Y yo a ti- me responde.
-¿Vamos a pagar y me acompañas a la puerta de la oficina?
Él asiente.
-Escucha, ¿dónde quieres que te deje las llaves de casa?
Frunzo el ceño.
-No quiero que las dejes en ningún otro sitio que no sea tu bolsillo.
-¿Y si las pierdo? Has de saber que tengo tendencia a perder llaves- me confiesa serio.
-Si las pierdes hacemos copias, quédatelas.
-¿Segura?
-Sí, muy segura- respondo poniéndome de pie.
Tal y como habíamos hablado me acompaña hasta la puerta de mi oficina y contrario a la conversación que tuvimos ayer nos besamos antes de separarnos. No sé si peco de imprudente o que ahora mismo me importa más estar con él que cualquier cosa, incluso más que mi jefa.
Nos separamos y yo entro dentro mientras él espera fuera hasta que me pierde de vista.
Es una mañana infernal donde la falta de sueño y el cansancio físico unido a la apatía emocional hacen que desee dejar el trabajo.
Cuando llego a casa dispuesta a echarme una buena siesta encuentro una nota manuscrita en mi cama.
''Encontré tu tanga en mi maleta, aun así te había cogido ya uno así que me llevo los dos''
Me río tras leer su nota.
Noté que le gustó mi lencería de anoche y se la ''regalé'' a escondidas.
Reviso el cajón de la ropa interior y noto que falta uno de los pocos tangas blancos que tengo y que justamente usé la noche que salimos a cenar al puerto.
Qué cabrón, uno de los más caros que tengo- pienso riéndome y cerrando el cajón.
.
🌊 ❤️ 🌊
.
¡Feliz Año a todas! Espero que este sea un gran año para cada una de vosotras.
Aquí otro capítulo romántico y tranquilo donde siguen en su pompa rosa de amor. Bella va a conocer a la familia de Edward. Abro apuestas para que me digáis cómo os imagináis a la familia Cullen: ¿seria, loca, qué miembros la conformarán, se parecerá a la de la historia original? ¿La madre de Edward será una suegra entrometida o una segunda madre para Bella? Espero leer vuestras teorías en los reviews, así como si queréis ver algo en especial en esta pareja en el corto plazo.
Ya sabéis que siempre que me dejéis review en el último capítulo publicado y estéis logueadas desde vuestra cuenta de fanfiction os envío adelanto del siguiente capítulo por mensaje privado en esta misma plataforma. Review = adelanto.
Actualizaré el grupo de Facebook con imágenes mañana aunque me estoy planteando cambiar de formato, en vez de subir las fotos ahí, crear un grupo de difusión en telegram o whatsapp (no se ven los números de teléfono) y compartirlas por ese medio. No sé, decidme si usáis estás apps y qué os parece la idea.
¡Nos leemos!
