DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

Grupo de Facebook con imágenes del capítulo: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.

Nota: Escribí este capítulo hace un mes, yo no sabía que Emma Stone iba a ganar un Oscar de nuevo así que en este capítulo se hace referencia al vestido que llevó en 2016.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

A la mañana siguiente me levanto porque alguien me despierta.

Alguien está apoyando todo el peso de su pierna sobre mi cadera, un dedo está haciendo círculos sobre mi pezón, una boca está besándome el cuello y sobre todo un muy excitado pene está buscando fricción contra mis nalgas.

Abro los ojos mientras balbuceo algo.

-Despierta nena- susurra en mi oído.

-Edward…-digo volviendo a cerrar los ojos.

-Soy un mal novio, debería dejarte dormir pero no puedo. 47 días sin sexo.

Me río sin abrir los ojos.

-Mi galería del móvil tiene vídeos tuyos que desmienten eso de ''sin sexo''- murmuro contra la almohada.

-Las pajas no cuentan- continúa insistiendo.

Ya no estoy dormida, estoy muy despierta pero quiero hacerle sufrir un poco más así que mantengo mis ojos cerrados y me quedo inmóvil dejándole solo en este juego.

Continúo sintiendo su cuerpo contra mí y obviamente comienzo a excitarme.

Sonrío antes de girar la cara contra la almohada y eso me delata.

-Eres mala.

-Es que no me apetece- miento.

-Yo te haré tener ganas- dice separándose de mi cuello y bajando su boca por mi espalda.

Gimo abriendo los ojos cuando su boca acaricia mi espina dorsal.

Va bajando poco a poco y cuando besa mi coxis me gira para dejarme tumbada boca arriba.

Su boca se apodera de mi sexo y estoy completamente perdida.

Me río con fuerza y él se separa de mí mirándome raro.

-Sigue- le ordeno.

-No hasta que me cuentes el chiste- responde levantándose sobre sus rodillas mientras con los labios brillantes de mi excitación.

Me río de nuevo y con una de mis piernas le obligo a inclinarse sobre mí de nuevo.

-Sigue- le digo seria- 47 días sin comerme el coño ¿recuerdas? Sigue.

-Sé cuánto hace que no te pruebo- me replica- pero igual en vez de 47 son 48 días si no me cuentas por qué te ríes.

Suspiro cansada perdiendo la batalla.

-Me río porque me gusta, me río porque llevo 47 días sin sexo y tu boca va a hacer que me corra en dos minutos, ¿tiene sentido eso? Me río porque eres demasiado bueno. ¿Feliz?

-Ahora sí- sonríe antes de volver a su tarea.

La habitación se llena de mis gemidos y los suyos. Sé que él disfruta esto tanto como yo. También le acompañan los sonidos de humedad de su lengua contra mi clítoris.

Me corro sin más dilación mientras una de mis manos va a su pelo y sujeta su cabeza contra mí para que no se mueva y alargar la sensación.

Cuando los espasmos de mi interior se relajan, permito a Edward levantar la cabeza y tumbarse a mi lado.

-Ven, móntame- me pide tirando de mí.

Aun sin recuperarme del todo me incorporo y paso una pierna por encima de él.

Juego un poco con la punta de su polla contra mi entrada.

-¡Bella!- me pide desesperado.

-Te debo una, por Paris. Jugaste mucho conmigo.

-Yo no recuerdo Paris así. Yo recuerdo una cama con dosel, dos cintos de albornoz y unas sábanas mojadas- me pica incorporándose y subiendo su torso hacia mí.

Me besa y me coloca las manos en las clavículas haciendo fuerza hacia abajo pero mis piernas son más fuertes que sus manos y solo logra introducir la punta.

-Disfrutaste tú más que yo con las sábanas mojadas.

-No te lo niego- responde alzando las caderas.

-¿Te imaginas que ocurre de nuevo? Aquí en tu cama- susurro en su oreja antes de darle un lametazo- llego al orgasmo, pierdo las fuerzas y de repente mojo todo. Te mojo a ti mientras sigues dentro de mí, me mojo yo, las sábanas, la almohada…

-¡Bella!- vuelve a decir.

Mi mano continúa agarrando su polla por completo y no dejándola introducirse en mí más de lo que yo permito.

Me muevo hacia delante y hacia atrás con su punta en mi interior.

-Bella…

-Shh- le pido aflojando mi mano y sentándome en sus piernas introduciéndome toda su polla.

Ambos gemimos cuando estoy completamente empalada por él.

-Fóllame- me pide agarrando mi cadera con ambas manos.

Y lo hago, subo y bajo con movimientos hacia delante y hacia atrás.

Le follo, le monto y le hago el amor, las tres cosas al mismo tiempo.

Él se corre antes que yo así que sus manos me acarician el clítoris suavemente mientras su polla continua en mi interior.

Cuando me corro sobre él me desplomo en su pecho.

Oigo su corazón bombeando con rapidez contra mi oreja.

Su vello pica contra mi cara pero no me importa.

Cuando estoy recuperada giro mi cabeza y le beso.

Sus manos pasan por mi espalda y me aprietan contra su torso.

-¿Qué vamos a hacer hoy?- le pregunto entre besos.

-Lo que nos apetezca. Podemos hacer turismo o no salir de la cama en todo el día.

-Mmm no salir de la cama es tentador- respondo riendo y apretando mis paredes vaginales contra su polla que pese a estar bastante menos dura que antes continua en mi interior.

-No juegues- ríe peinándome el pelo hacia atrás y dándome un beso.

Nos besamos durante un rato más para finalmente separarnos. Yo voy hasta el vestidor para deshacer la maleta y poner la ropa en perchas mientras Edward prepara el desayuno.

Cuando bajo vestida en tanga y en camiseta Edward ha puesto café, zumo, fruta, galletas, algo de fiambre de pavo y tostadas con varias mermeladas en la isla de la cocina.

-Dios que hambre- digo sentándome en uno de los taburetes de la isla.

-El deporte- me responde riendo mientras se sienta a mi lado.

Mientras desayunamos hacemos un planning para organizarnos el día. Decidimos desayunar e ir a dar un paseo por el parque Griffith para que yo pueda ver el letrero de Hollywood de cerca.

Comer un sándwich durante la ruta y volver a casa a pasar la tarde.

Todo pinta genial hasta que me doy cuenta de que mi teléfono aquí no funciona y que anoche se me olvidó llamar a mis padres.

Edward me ayuda a poner la nueva SIM en el teléfono y ahora puedo operar con las dos tarjetas solo que con números diferentes.

Al conectarme al wifi de su casa me comienzan a entrar cientos de whatsapps.

Me preocupan los de mis padres que me han estado escribiendo desde hace horas sin obtener respuesta.

Los llamo inmediatamente mientras Edward sube a vestirse.

No están nada contentos de que no les haya avisado y cuando intento minimizar su enfado tan solo lo empeoro así que la conversación termina antes de lo previsto no queriendo enfrentar un conflicto tan pronto por la mañana.

Estamos en diciembre pero en Los Ángeles así que Edward me asegura que con unas mallas de deporte, camiseta y sudadera no necesitaré nada más.

Por las ventanas veo que hace sol así que me fio de él y salimos de casa.

Me resulta curioso querer ir a hacer senderismo y coger el coche pero esto es los Ángeles y las distancias son enormes.

Aparcamos en el parking, de pago, y comenzamos a subir hacia arriba.

-Vamos a seguir el sendero de The Brush Canyon, es el que mejor vistas del cartel tiene- me indica cerrando el coche.

-¿Es cierto que no se puede acceder a las letras?

-Sí, hay una alambrada que lo impide.

-¿Has subido muchas veces?

-Bastantes sí, es una ruta muy bonita.

Continuamos ascendiendo por el sendero y nos vamos encontrando con muchas más personas que vienen andando o corriendo.

-Nos falta el perro- me comenta Edward cuando nos hemos cruzado como con 20 personas que iban de paseo con sus perros.

-O el bebé- respondo mientras pasa un grupo de padres corriendo con coches de bebé.

Ambos nos reímos y seguimos andando.

A mitad de camino me empiezo a hacer pis pero aquí no hay baños. Así que arriesgándome a que me multen obligo a Edward a desviarnos del sendero y buscar un arbusto que me cubra completamente.

Cuando termino de hacer pis una persona ha tenido la misma idea que yo y nos cruzamos cara a cara.

No la reconozco al principio pero luego la miro dos veces y me doy cuenta de que es Jessica Alba.

Ella se da cuenta de que la he reconocido y me sonríe antes de darse la vuelta y continuar caminando entre los árboles.

Bajo demasiado rápido de vuelta al sendero por la emoción y termino cayéndome de bruces.

Me vuelvo a poner de pie y continuo un poco más despacio hasta que llego hasta Edward que está revisando el móvil.

-¡Edward! Ay no sabes lo que me ha pasado.

-¿Te has caído?- pregunta quitándose las gafas de sol y mirando mis mallas manchadas de arena.

-Sí pero no importa porque ¿sabes a quién he visto?- pregunto emocionada- a Jessica Alba. Me he cruzado con ella y me ha sonreído- termino de contar mi relato riendo.

Edward se une a mi risa.

-Esto es Los Ángeles Bella, ellos aquí son tanto como tú y como yo.

-Estoy acostumbrada a trabajar con ellos pero no a encontrármelos de paseo mientras acabo de hacer pis detrás de un árbol. Pero puedes estar orgulloso de mí porque me contuve y no le pedí fotos ni un autógrafo ni grité al verla, fue un encuentro elegante- expongo orgullosa.

Edward vuelve a reír mientras me obliga a sentarme en una roca del camino.

-Vamos a revisar tus rodillas anda fanática-

Me sube las mallas hasta la altura de la rodilla y vemos que solo tengo un leve rasguño en la derecha, nada grave, así que continuamos con la marcha hacia el cartel de Hollywood.

La última parte del camino es algo más dura, hay que estar en forma para subir hasta ahí arriba, pero mis ganas son más grandes que mi cansancio y consigo subir hasta arriba del todo para poder ver la parte de atrás del cartel.

Evidentemente no se puede acceder hasta las letras y hay mucha gente haciéndose fotos.

Las vistas de la ciudad desde aquí son brutales. Parece una ciudad pequeña.

Nos hacemos un selfie con el cartel y Edward insiste en hacerme otras tantas fotos sola con Los Ángeles de fondo.

Comemos los sándwiches que hemos preparado en casa y descansamos un poco antes de retomar el camino de vuelta.

A la bajada paramos justo a la altura perfecta para hacernos unas fotos con el cartel detrás de nosotros.

Pedimos a una pareja mayor que iba con su perro para que nos hiciera unas fotos juntos pero no nos gustan así que luego paramos a un grupo de chicos que no tendrían más de 20 años.

Se toman muy en serio la sesión de fotos y quizás nos disparan unas 40 fotos diferentes.

Cuando acabamos uno de ellos reconoce a Edward.

-¡Dj Üll! ¡Chavales es dj Üll!- alerta a sus amigos.

Edward se ríe y acepta que ha sido pillado.

Los chicos le rodean y comienzan a contarle en qué festivales le han visto pinchar.

-¡Fui a Las Vegas solo para verte!- exclama uno de ellos emocionado.

-¿Te haces una foto con nosotros?

Edward me mira y yo asiento sonriente, es más me ofrezco a ser la fotógrafa.

Tras las fotos le dan las gracias y Edward les pide que no las suban a redes sociales hasta dentro de un rato a lo que los chicos aceptan sin problema.

-Amigo, es usted famoso- le pico riendo.

-A uno de ellos le iba a dar algo al saber que tenía a su dj favorito a escasos centímetros- recuerda riendo también.

-Al de la camiseta roja- concuerdo.

La emoción le exhalaba por los poros.

Cuando llegamos al coche son cerca de las cinco de la tarde y Edward me obliga a estirar.

Mientras sujeto mi pie contra mi glúteo con la mano su teléfono suena.

Le oigo hablar en un tono que no he oído nunca, lleno de familiaridad y de felicidad.

Cuando cuelga le pregunto.

-¿Quién era?

-Eran mis amigos, quieren conocerte.

-¿A mí?- pregunto sorprendida.

-A ti sí, ¿qué te parece? Puedo presentártelos quedando a tomar algo o en casa o no quedar con ellos y que los conozcas a la próxima- propone.

-No, no, quedemos sí. Quiero ver quiénes son tus amigos de Los Ángeles.

-Ya conoces a unos, Alice y Jasper. Estuvieron en Ibiza pero no sé si los recordarás.

-Sí, me acuerdo de sus caras.

Más amigable Jasper que Alice.

-Luego está mi amiga Zafrina y su pareja Paul, mi amigo Sam y Riley que es quién ha llamado y Leah que es hermana de Paul.

-¿Cuándo me vas a permitir ponerlos cara?

-¿Mañana? ¿Te apetece si vienen a cenar a casa y luego salimos a tomar una copa?- propone.

-El plan que más se adapte a ellos- sonrío.

-La cena en casa entonces. Alice y Jasper no son de salir mucho, así que si quedamos fuera tal vez ellos no se unan al plan.

Asiento mientras me subo al coche.

A la vuelta a casa nos damos una ducha, nos ponemos ropa cómoda y terminamos tirados en el salón cenando unos fideos instantáneos.

Al día siguiente soy yo la que tira a Edward de la cama con ansiedad por preparar todo para sus amigos.

Cuando yo invito a gente a mi casa suelo pasarme horas cocinando pero Edward se ríe y me dice que ellos no, que están acostumbrados a pedir comida a domicilio y así nadie tiene que cocinar.

Eso es algo bueno pero también algo malo porque me deja muchas horas libres para pensar en cómo van a ser sus amigos y en si encajaré o no.

A las cinco de la tarde subo a ducharme con Edward detrás de mí pero le impido entrar conmigo al baño.

Sé que terminaríamos teniendo sexo en la ducha y cuando sus amigos llamen al timbre no estaremos listos.

Me he traído varios conjuntos para conocer a los padres de Edward así que tengo donde elegir.

No sé si son personas que suelen arreglarse o si son más de ir en chándal así que dudo entre qué ponerme hasta que recuerdo a Alice.

Iba impecablemente vestida en Ibiza en verano, eso me hace decidirme.

Me pongo unos pantalones de vestir anchos y caídos pero ajustados a la cintura junto con un top con cuello subido en el mismo tono, color crema.

En casa hace calor y si luego salimos por ahí me pondré el abrigo de paño beige a juego con los botines de piel en el mismo color.

Un look básico en colores neutros pero elegante.

Iba a recogerme el pelo pero luego recordé que yo rara vez lo llevo recogido y quiero dar una imagen de mí que sea real.

La puerta suena a las seis menos diez y Edward, vestido con pantalones vaqueros y polo negro, baja a abrir.

Oigo voces abajo, termino de pintarme los labios en un tono suave y bajo las escaleras poco a poco.

Veo a tres personas abrazándose y las cuatro cabezas se giran a mirarme en cuanto mis tacones pisan los últimos escalones.

-Bella- me sonríe Edward llegando hasta mí- te presento a mis amigos Zafrina, Paul y Riley.

-Encantada de conocerte por fin, Bella, yo soy Zafrina- me dice la mujer.

Es alta, de piel morena, pelo y ojos color negro azabache y muy guapa.

-Y este es mi marido Paul y nuestro amigo Riley.

Paul es increíblemente musculoso, con el pelo y los ojos igualmente oscuros es tan alto como su mujer.

Riley es un poco más bajo de estatura que la pareja, tiene el pelo rubio oscuro peinado hacia atrás y lo lleva un poco largo.

-Encantada, soy Isabella, pero Bella para los amigos- les sonrío pasando la mano por detrás de la espalda de Edward y abrazándole.

Nos sentamos en los sofás de la sala de estar y en seguida los chicos comienzan a hablar de fútbol.

Zafrina pone los ojos en blanco y se sienta a mi lado.

-¿Te gusta el fútbol? Porque en este grupo es el monotema- sonríe.

-No siempre hablamos de fútbol- le contradice Riley.

-Es verdad, a veces también hablan de béisbol.

-Y de baloncesto- añade Paul riendo.

-Alice yo estamos solas ante la adversidad en cuanto a temas de conversación se refiere. Porque Leah… Leah es un hombre más.

-Entonces Alice y tú ya no estaréis solas porque el deporte a mí no…- niego con la cabeza.

Ella se ríe.

-Estupendo. Me encantan tus pantalones ¿de dónde son?

-De Zara-

Así comenzamos una conversación muy amena sobre ropa, tiendas, marcas, desfiles…

La puerta vuelve a sonar, esta vez se trata de Leah.

Nos presentamos y aunque es amable y sonríe me da la sensación de que es un poco fría. Se sienta a hablar con los chicos en cuanto se quita el abrigo.

A los cinco minutos llegan Alice y Jasper.

Ellos hacen el esfuerzo de intentar recordarme y se lo agradezco pero noto como en sus cabezas mi imagen se ha borrado totalmente.

Por una parte lo agradezco, así me conocen de nuevo pero por otra no puedo evitar pensar en si han conocido tantas chicas a Edward que han decidido olvidarlas.

Sam llega el último alegando haberse entretenido en el trabajo.

Tiene el rostro afilado, ojos azules, cabello castaño y alborotado, muy alto y delgado.

-Ahora que ya estamos todos, ¿queréis algo de tomar?- pregunta Edward cerrando la puerta.

La mayoría piden vino blanco salvo Alice que pide agua con gas y Paul que pide cerveza.

-Te acompaño- le digo a Edward poniéndome en pie y caminando hasta la cocina.

Una vez allí Edward abre el botellero y saca un sauvignon blanc.

-¿Primera impresión?- me pregunta cogiendo un sacacorchos.

-Aprobados todos- río abriendo el frigorífico y sacando una cerveza.

-¿Esta le gustará?- le pregunto a Edward.

-Sí, a Paul todo lo que sea cebada le gusta pero no le des un vino porque lo detesta.

El ruido del corcho siendo sacado nos impide hablar.

-¿El agua con gas para Alice?

-En la despensa- me indica por donde ir con la mano- no le gusta el agua fría, solo bebe bebidas a temperatura ambiente.

Cojo el agua con gas y vuelvo a la cocina.

-Si te sientes incómoda dímelo, pondremos una excusa y se irán.

Me río mientras cojo dos vasos, uno para la cerveza y otro para el agua.

-Todo controlado por ahora, pueden quedarse a cenar.

Volvemos a salir al salón donde las conversaciones siguen igual. Alice y Zafrina por un lado y los demás por otro.

Doy las bebidas a cada uno y me siento al lado de Zafrina donde estaba antes.

Alice está hablando del cambio de diseñador de Dior y habla tan bien del tema que no puedo evitar preguntarle.

-¿Cómo sabes tanto? No te lo tomes a mal es que… me impresionas, en el buen sentido- confieso.

-Soy estilista y periodista de moda- me sonríe- mira- dice sacando su teléfono móvil y accediendo a la galería.

-Emma Stone la noche que ganó el Oscar.

-Sí, pero ese vestido es obra mía. Convencí a Riccado Tisci cuando aún trabajaba para Givenchy de que se reuniera con Emma y llegaran a un acuerdo. Ella quería un Chanel pero no es su estilo le dije y finalmente lució este magnífico vestido realizado a mano por 11 personas durante más de 1000 horas. Es un vestido digno de un Oscar.

-Es increíble.

-Ahora estoy trabajando con Jennifer Lawrence, tenemos casi todos los vestidos de la temporada de premios menos el de los Bafta que debe ser increíble pero no tanto como el de los Oscars.

-¿Y tú de qué trabajas?- me pregunta Zafrina.

-Trabajo en una agencia de publicidad en Barcelona.

-¿En Barcelona?- pregunta sorprendida abriendo los ojos.

-Sí, está un poco lejos, lo sé.

-Bueno Edward viaja mucho, eso hará las cosas más fáciles.

-Depende- me encojo de hombros- a veces está cerca y otras está a la otra punta del mundo.

-¿Cómo se lleva eso? ¿Tener una relación a distancia?- pregunta Alice.

-A veces es duro, sobre todo cuando sabes que aún quedan semanas para vernos, pero siempre merece la pena- sonrío mirando por un momento a Edward que también está mirándome- es una relación que vamos construyendo día a día.

Ambas me miran comprendiéndome.

La puerta vuelve a sonar y los chicos corren a abrirla porque es la cena.

Una de las pocas cosas que he podido preparar es la mesa.

A un lateral de la cocina hay una mesa con capacidad para una docena de personas así que la he decorado lo mejor que he podido, con algunas velas y poniendo las servilletas a juego con el color azul de las copas.

-¿Esto es obra tuya verdad Bella?- dice Zafrina sentándose.

-Desde luego, Edward es más de platos de plástico- dice Leah tomando asiento igualmente.

Siento que todos tienen un sitio asignado en la mesa porque cada uno se sienta en su lugar.

Edward se da cuenta rápidamente de que Sam va a sentarse a su lado derecho y Leah al izquierdo así que cambia el sitio a Sam para poder sentarse conmigo.

La comida viene en recipientes de usar y tirar, estoy a punto de decir a Edward que lo sirvamos en platos de verdad pero a nadie parece molestarle así que me callo y comienzo a comer.

Cada uno se sirve en su plato un poco de comida de cada recipiente.

Cuando la comida va desapareciendo de la mesa comienzan las preguntas.

-Cuéntanos ¿cómo os conocisteis Bella? Edward solo nos ha dicho que fue en Ibiza- me pregunta Sam.

-¿Por qué no has contado la historia completa a tus amigos?- le pregunto en tono de broma a Edward.

Pero veo en sus ojos que él se lo toma en serio y hay algún motivo por el que no lo ha hecho.

-Eso Edward ¿por qué no cuentas las cosas a tus amigos?- le recrimina Leah riendo.

-No pasa nada- digo dejando los cubiertos en la mesa y poniendo mi mano en la pierna de Edward tal y como él lo hace- sí nos conocimos en Ibiza hace cuatro años. Él estaba pinchando en Ushuaia y yo estaba de viaje de fin de curso con tres amigas más. Nos colamos en la zona VIP detrás del escenario y cuando el show acabó Edward vino a hablar conmigo a la barra del bar. Me invitó a ir al día siguiente y por supuesto fuí, después de eso estuvimos quedando casi a diario hasta que mis vacaciones acabaron. Cuando volví a Nantes, que era donde estaba estudiando entonces, me di cuenta de que quería volver a Ibiza para estar con Edward así que me cogí un vuelo y allí me planté, sin decirle nada.

-¿En serio? ¡Qué romántico!- expresa Zafrina.

-En serio- dice Edward sonriendo y acariciando mi pelo con su mano.

-¿Y luego? O sea sabemos que no lleváis juntos 4 años- pregunta Leah.

-Estuvimos todo el verano juntos -continúo- pero en septiembre yo tenía que volver a Londres para empezar a trabajar mientras que Edward tenía que quedarse en Ibiza y después viajar a mil sitios más, nos separamos y no volvimos a saber nada el uno del otro.

Me siento un poco cohibida cuando me doy cuenta que todos han parado de comer y me están mirando.

Edward se da cuenta y pone su mano encima de la mía que continua en su pierna.

-No supimos nada el uno del otro hasta el verano pasado. Bella trabaja en una empresa de publicidad en Barcelona y dio la casualidad de que el proyecto en el que trabajaba es sobre un festival al que yo suelo ir cada año en España así que nos reencontramos- continúa Edward.

-¿Y desde entonces?

-Y desde entonces- afirma él.

Le sonrío y él me sonríe de nuevo antes de darme un pequeño beso casto.

-Es una historia muy bonita- dice de nuevo Zafrina.

-Nunca nos habías hablado de ella hasta hace poco- le reclama Leah.

-Quise mantenerlo para mí pero no era secreto. Mis amigos djs la conocen-

-¿Y por qué a ellos sí y a nosotros no?- pregunta Paul en tono bromista.

-Porque viví con ellos ese verano- respondo yo.

Todos se sorprenden un poco al saber que conviví con Edward y otros djs todo un verano aunque yo no encuentro el porqué de la sorpresa.

Tras la cena Edward propone salir a tomar algo pero todos declinan la oferta y en su lugar prefieren tomarse esa copa aquí, en casa.

Abrimos el mini bar y cada uno toma la bebida alcohólica de su preferencia.

Yo decido pasarme a la sidra con gas, no me apetece tener resaca mañana.

-¿Cómo os conocisteis vosotros?- pregunto cuando ya todos tienen su copa en la mano y estamos de nuevo en los sofás del salón.

Ahora todo es mucho más distendido que antes.

Zafrina se ha quitado los zapatos y está sentada en el sofá con los pies bajo sus caderas.

Paul a su lado se ha desprendido de la chaqueta y se ha aflojado unos agujeros del cinto. Alice y Jasper están tan perfectos como siempre, Leah está tumbada en la parte externa del sofá mientras que Riley y Sam están sentados en los reposabrazos.

Edward está sentado en el sofá justo donde hace la forma de L, mis piernas están por encima de las suyas flexionadas y por supuesto mis botines se han ido.

-A Jasper y a Alice en la universidad, él empezó conmigo la carrera de derecho. A Zafrina la conocí en el instituto, luego conocí a Paul cuando se casaron y después a Leah. Sam fue mi compañero de piso durante ese primer año de universidad y Riley era nuestro vecino de abajo que venía a quejarse de la música de vez en cuando- me explica Edward.

En general noto que hay confianza y buen rollo entre ellos.

El tema de conversación se vuelve genérico y cada uno comparte opiniones sobre viajes que han hecho ya. Obviamente Edward puede opinar de casi todos los países y aun así me sorprendo cada vez que cuenta información sobre alguno.

Me levanto para ir al baño de la planta baja y cuando estoy saliendo del mismo me encuentro con Alice en la puerta.

-Sí me acuerdo de ti Bella. No me inspiraste buena confianza aquella vez en Ibiza porque mi amigo era extremadamente confiado con las chicas en aquel entonces, les daba demasiado en comparación con lo que le daban a él así que muchas han estado por interés y no por amor. Pero me alegra comprobar que me equivoqué contigo y quieres a mi amigo tanto como él a ti. No te ha quitado los ojos de encima en toda la noche esperando que le mirases haciéndole una señal para venir a rescatarte y nunca nos ha presentado una novia de manera tan formal, ¿organizar una cena en su casa para presentarnos a alguien? Jamás. Siempre que le hemos conocido algún ligue ha sido de casualidad, porque ha salido publicado en TMZ, porque coincidimos en algún bar… Os he observado toda la noche y creo que sois perfectos el uno para el otro, espero verte pronto- dice entrando al baño sin dejarme darle una respuesta.

Aun sorprendida vuelvo al salón donde Edward quita el ceño fruncido según me siento a su lado reforzando el comentario del rescate que acaba de hacer Alice.

Cerca de las 10 de la noche nos despedimos de todos.

Zafrina me obliga a darle mi número de teléfono para quedar algún día y Leah me desea suerte aguantando a Edward.

Recogemos los vasos que están sobre la mesa del salón y los metemos al lavavajillas.

-¿Noche superada?- pregunta él.

-Más que superada, me gustan tus amigos, son buena gente y te he visto increíblemente feliz esta noche- le confieso.

Y es cierto, es como si fuera otro Edward, más alegre, más jovial, más risueño y gracioso que cuando está con sus amigos djs. Una actitud que solo puedes tener con personas que te quieren y te han visto en todas las etapas de tu vida, las buenas y las no tan buenas.

-Lo he sido, he sido feliz de que conozcas a mis amigos- me confiesa besándome.

-Gracias por hacer parecer que nuestra relación y reconciliación fue tan fácil- le digo saliendo de la cocina y caminando escaleras arriba hasta nuestra habitación.

-La parte interesante la dejamos para nosotros.

-No me importa que tus amigos sepan los detalles Edward. Mis amigas lo saben.

-Pero son tus amigas, ellas estaban en tu vida cuando todo ocurrió, mis amigos no tienen por que saberlo a no ser que tú quieras.

-No quiero contarlo expresamente pero si algún día sale el tema puedes decírselo. Me casé con el hombre equivocado, aún sigo casada, estoy pagando mis malas decisiones pero sé que estoy en el camino de las decisiones acertadas- le digo llegando a nuestra habitación.

-No hablemos de tu marido aquí por favor- me pide mirando la habitación.

-De acuerdo- respondo pasando mis brazos por su cuello y acercándole a mí- aquí solo soy tuya.

-Y fuera de aquí también.

-Por supuesto- digo besándole y comenzando a desabrochar el botón de su pantalón.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

¡Hola!

Bella ha conocido a los amigos de Edward y también una nueva faceta de este. ¿Qué os han parecido? ¿Quién os ha caído mejor? ¿Quién creéis que congeniará más con Bella? También hemos podido entender la actitud de Alice en el capítulo 9, no era por ser una perra si no por proteger a su amigo.

Espero leer vuestras respuestas y opiniones sobre qué pasará con estos dos en los reviews. Como siempre review = adelanto.

Si mis cálculos no fallan conoceremos a la familia de Edward en el próximo capítulo. Esme es una mezcla de Catherine Avery (Anatomía de Grey) en actitud y de Lily Van der Woodsen (Gossip Girl) en apariencia y estilo.

¡Gracias por viajar conmigo en cada capítulo (ahora en Los Ángeles)!