DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

Grupo de Facebook con imágenes del capítulo: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

La mañana del día siguiente remoloneamos en la cama hasta tarde.

Aunque sus amigos se fueron pronto a casa nosotros continuamos con la fiesta en nuestra habitación hasta la madrugada.

Hoy es el último día de año y voy a conocer a los padres de Edward.

La idea es ir a Malibú, conocer la zona, comer allí y luego continuar el viaje por carretera hasta Santa Bárbara.

La madre de Edward le ha insistido en que nos quedemos a dormir allí aunque él me ha dejado la decisión a mí. Así que he decidido acoger la hospitalidad de su madre y pasar la noche en su casa sobre todo porque me da la impresión de que Edward no va a ver a su madre con asiduidad.

Tras levantarnos de la cama, desayunar, ducharnos y preparar una pequeña maleta con ropa para pasar la noche fuera, le pido a Edward que me dé su opinión sobre el regalo que he comprado para sus padres.

-No hace falta que lleves nada, ya te lo dije.

-Me parece descortés no llevar nada así que compré este pequeño juego de té inglés de coleccionista- digo cogiendo la caja perfectamente embalada con dos capas de papel de burbujas para evitar que se rompiera en el viaje- es una tetera y cuatro tazas a juego hechos por la empresa Aynsley con porcelana china. ¿Les gustará?

-Mi madre es muy fan del té, así que no dudo que le encantará.

Para el viaje prefiero ir cómoda y me pongo vaqueros, camiseta y deportivas al igual que Edward.

Para ir a Malibú hay que conducir por la autovía del pacífico que transcurre pegada a la costa así que Edward estipula que es el día perfecto para usar el Porsche descapotable.

Salimos de casa en dirección West Hollywood para no tener que cruzar media ciudad. Pasamos por Santa Mónica y acordamos venir pasado mañana a la zona del muelle y a la playa.

Hay 50 minutos de trayecto hasta Malibú que hacemos con la capota bajada y el viento despeinándonos a ambos.

Es quizás el viaje en carretera con mejores vistas que he realizado.

Al llegar al destino decidimos primero parar a comer y luego hacer turismo porque es cerca de la una del medio día.

Edward me lleva a uno de sus restaurantes favoritos. Me dice que no es lujoso ni famoso, ni encuentras platos muy elaborados en su carta pero que sirven el pescado y el marisco más fresco de la zona.

Malibu Seafood se llama, nombre simple y local simple.

Le dejo a él que pida para ambos confiando en su criterio.

Nos sentamos en el patio exterior desde donde puedes ver el mar, es casi como estar de vacaciones.

Comemos brochetas de gambas a la plancha, pescado frito, pez espada a la plancha, almejas y por supuesto aros de cebolla con patatas fritas.

Luego damos un paseo por la playa viendo sus famosas casas elevadas en primera línea del mar.

-Antes de subir al coche tengo que contarte una cosa- dice Edward caminando a mi lado por la orilla de la playa.

Nuestros zapatos están en nuestras manos y nuestros pies descalzos se hunden en la suave arena.

-¿Qué cosa?- pregunto de forma ligera.

-Hay algo sobre mi familia que no te he contado- confiesa parando el paseo y poniéndose frente a mí.

Frunzo el ceño y me quito las gafas de sol.

-Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 6 años. Mi madre volvió a casarse 10 años después y ahora vive en Santa Bárbara junto a su marido que fue director de cine.

-¿Y tu padre?

-No lo sé- Se encoge de hombros- Sé que se mudó a Seattle cuando firmaron el divorcio pero nada más.

-¿No has tenido contacto con él?- pregunto sorprendida.

-Una vez cuando tenía 9 años. Mi madre me llevó a Seattle para pasar las vacaciones con él pero recuerdo que comimos juntos y cuando ella se subió al coche para irse yo no quise quedarme. Él nunca se ha interesado por mí, no ha intentado verme ni una sola vez en estos 26 años.

-Edward…-digo poniendo mi mano en su pecho.

-¡No! No quiero que me mires así, no quiero compasión ni tristeza. Yo no lo siento y no quiero que nadie lo sienta por mí- me pide serio rechazando mi contacto.

-No me compadezco de ti pero me da pena. Me da pena que tu padre no se haya esforzado más contigo, que ni si quiera sepa el gran hijo que tiene.

Edward suelta una carcajada irónica.

-Yo no tengo padre realmente, es como si estuviera muerto. Es lo que dije en el colegio y en el instituto cuando me preguntaban por él. Pero no me siento huérfano porque como nunca lo he tenido, no lo echo de menos.

Asiento mirándole.

-¿Te crió tu madre?

-Algo así- se ríe- vamos a sentarnos.

Nos sentamos en la arena de la playa uno junto al otro.

-Mi madre, Esme, nació en Sacramento. Mis abuelos aún viven allí aunque mi abuela no recuerda ni su propio nombre. Tiene dos hermanas, Carmen y Sue, ellas también continúan viviendo allí porque son más familiares pero mi madre quería ser una estrella, una celebrity y con 19 años se vino a vivir a Los Ángeles. Conoció a muchas personas importantes y de hecho trabajó en varias películas y series para televisión pero también conoció a mi padre que estaba empezando a ser actor en papeles pequeños y secundarios. Mi madre se quedó embarazada sin querer a los 20 años, intentaron que la relación funcionase hasta que cumplí 6 y ese verano se separaron. Pasé el verano entero con mis abuelos y mis tías en Sacramento pero cuando volví a casa nos habíamos mudado y mi padre no estaba. Mi madre me crió pero en realidad yo me eduqué a mí mismo porque ella tenía que trabajar, tenía que retomar sus planes de ser actriz que se vieron interrumpidos cuando un condón se rompió. Pasaba mucho tiempo solo y las vacaciones escolares siempre eran en Sacramento con los abuelos. Ella trabajó haciendo pequeños papeles en películas independientes hasta que conoció a Carlisle Cullen, mi padrastro. Era director de cine, de los buenos, tiene un Oscar en casa. Cuando se casaron mi madre obtuvo la vida de celebrity que siempre había deseado y dejó de trabajar. Nos volvimos a mudar, esta vez a Beverly Hills a una enorme casa donde viví dos años hasta que me fui a la universidad. Desde entonces siempre he vivido por mi cuenta, primero en una residencia de estudiantes con Sam en Standford y luego cuando empecé con la música volví a Los Ángeles a una casa pequeña en Venice Beach, después a Beverly Hills y hace un año me compré la casa donde vivo ahora. El dinero nunca ha sido problema en mi vida, al principio venía de mis abuelos y después de mi padrastro, ahora por fin es mío. En resumen, no tengo padre, tengo un padrastro bastante bueno que me ha ayudado siempre que lo he necesitado pero cuando él llegó a mi vida yo ya llevaba haciendo de madre y de padre para mí mismo mucho tiempo. Y mi madre es… es peculiar, ahora la conocerás, pese a todo la quiero y ella a mí pero nuestra relación funciona mejor cuando nos vemos lo justo, sus excentricidades me molestan.

-Siento mucho que no tuvieras unas figuras paternas y maternas cuando eras pequeño. ¿Por qué no me lo has contado hasta ahora?

-Sé que la familia es importante para ti. Viajas a verlos cada vez que puedes, hablas con tus padres a diario, te quedas en su casa cuando vas a Londres. Te criaste en una familia normal, la mía no lo es.

-Mi concepción de ti no va a cambiar ahora que lo sé todo. Tampoco hubiera cambiado si me lo hubieras contado hace tres semanas.

-No lo sabía, no sabía cómo ibas a tomarte mi infancia. Al final todo lo que viví de pequeño me hizo ser quien soy ahora.

-Nunca voy a juzgarte por acciones que no dependen de ti. Me parece mal que tu padre se haya marchado a vivir su vida sin acordarse de que tenía un hijo pequeño y me parece mal que tu madre priorizase siempre su carrera frente a pasar tiempo contigo. Ellos lo hicieron mal pero tú lo hiciste bien, te hiciste a ti mismo y has conseguido llegar a ser una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Eso es algo que admirar porque igual que te quedabas en casa bien podrías haberte escapado y convertirte en delincuente. Yo me enamoré de ti con tu historia incluida, nada va a cambiar eso- le digo poniéndome de rodillas entre sus piernas y abrazándole.

-Gracias- dice abrazándome de vuelta.

La historia de Edward me enternece y me enfada a partes iguales. Me enternece saber lo listo y lo maduro que fue siendo solo un niño y me enfada que haya tenido que ser así porque sus padres no le priorizaron nunca.

Tan solo puedo imaginarme a un Edward pequeñito caminando solo hasta el colegio, jugando solo en una gran casa repleta de juguetes caros o durmiéndose solo cada noche y me entran ganas de volver el tiempo atrás y ser esa persona que cuida de él, su puerto seguro.

Volvemos al coche limpiándonos la arena que se ha pegado a nuestra ropa.

Continuamos avanzando por la autovía del pacifico, en silencio, escuchando la música que sale por los altavoces del coche.

Cuando el cartel de Santa Bárbara nos indica que ya estamos dentro de los límites de la ciudad Edward pone su mano en mi pierna y le da un suave apretón.

-Mi madre es muy excéntrica, no te asustes. Le gusta mucho la opulencia, el lujo, hacer las cosas a lo grande y es vegana.

-¿Es vegana?

-Sí, desde hace años. Pensé que sería una moda más a la que se unía pero parece que se ha convertido del todo, incluso ha convencido a Carlisle.

-¿Así que cenaremos lechuga?

-No- ríe desviándose de la autovía y cogiendo una carretera secundaria- cuando tiene invitados les gusta agasajarlos y se adapta a sus gustos así que supongo que habrá encargado una gran cena con todo tipo de alimentos.

-¿Qué os pasa a los Cullen con la cocina?- pregunto riendo.

-Yo no sé cocinar y ella malamente, pero tienen chef privado en casa.

-¡Vaya!- exclamo sorprendida.

El coche se mueve por calles muy cuidadas con aceras amplias y árboles y setos adornando cada lado del camino.

Gira a la izquierda y se abre una verja de hierro dándonos acceso a la propiedad.

La fachada es de escayola blanca y no puedo apreciarla bien por la vegetación que la rodea.

-Vamos a dejar el coche aquí por ahora y luego le meten al garaje si tienen hueco.

Nos bajamos y caminamos hasta la gran puerta de cristal con rejas de hierro forjado negro.

Edward llama al timbre y abre la puerta una mujer vestida con el uniforme de trabajo.

-Buenas tardes señor Edward.

-María, es solo Edward- dice este entrando al recibidor.

-Edward, su madre está ultimando los detalles de la cena en el comedor principal.

-Gracias, por favor hazle saber que mi novia y yo hemos llegado. Esta es Bella- me presenta.

Intercambiamos saludos y nos quedamos solos en el inmenso recibidor forrado de mármol blanco con vetas grises junto a la escalera en espiral que sube a la parte de arriba.

En seguida escuchamos el sonido de unos tacones y a los segundos aparece una mujer menuda, delgada, con los ojos verdes y el cabello color caramelo en corte bob por encima de los hombros.

La mujer va elegantemente vestida con un jersey de punto color negro con escote bardot que deja los hombros al descubierto y un pantalón de piel del mismo color estilo culotte. Los tacones que escuchábamos antes son unos zapatos de salón negros de charol con una cadena de diamantes atada al tobillo que acaban en un finísimo tacón de 9 centímetros.

Reconozco los zapatos al instante porque llevo años soñando con esos Jimmy Choo pero cuestan 925€.

-¡Mi niño!- dice abrazando a Edward- ¿has estado haciendo ejercicio?

-No mamá- responde Edward atrapado entre sus brazos.

Acto seguido la mujer le da un pico en los labios a mi novio y no puedo evitar abrir los ojos de más.

-Mamá- dice Edward incómodo separándose de ella- esta es Bella, mi novia.

-Querida encantada de conocerte- dice llegando hasta mí y agarrándome ambas manos entre las suyas- tienes buen gusto bebé- le dice a Edward girándose.

-Encantada- digo sonriendo un poco.

-Llegáis pronto, aun no son las seis. No ha llegado ni tu hermano- le dice a su hijo.

¿Edward tiene un hermano?

-María- eleva el tono de voz llamando a su empleada- acompaña a mi hijo y a su novia a su habitación.

-Hemos dejado el coche en la puerta, las llaves están puestas.

-Estupendo, Marcus se encargará de aparcarlo y subir el equipaje a vuestra habitación. Carlisle ha salido a dar un paseo en moto y yo tengo que quitarme estos harapos antes de cenar- dice refiriéndose a la ropa- Nos vemos en el comedor a las siete.

¿Harapos unos zapatos de casi 1000€?

¿Qué será para ella vestirse de forma elegante?

La mujer que nos ha abierto la puerta llega hasta nosotros y nos dirige a las escaleras.

Avanzamos por el pasillo hasta que nos lleva a una habitación con una cama enorme, una cajonera de color blanco, dos ventanas con balcón y un baño privado con una bañera enorme.

María abandona en silencio la habitación y nos deja solos cerrando la puerta.

-¿Cuántos años tiene tu madre?- le pregunto a Edward.

-52, ¿por qué?- responde sentándose en la cama.

-Porque aparenta 40. Viste a la moda pero elegante a la vez, tiene el estilo old money- digo sentándose con él.

-¿El qué?- pregunta riendo.

-Un estilo de moda ''bebé''- respondo con ironía repitiendo el apelativo cariñoso con el que su madre le ha llamado abajo.

-Ya te dije que era excéntrica.

-¿Tanto como para darte un pico en los labios?

-He intentado que deje de hacerlo pero no le entra en la cabeza. Lleva haciéndolo desde que era pequeño pero si te molesta le pediré de nuevo que pare e igual al estar tú me hace caso.

-No me molesta pero me ha sorprendido muchísimo. Otra cosa, ¿no me has contado que tienes un hermano?

-No tengo hermanos- responde riendo.

-Pero tu madre ha dicho…

-Tengo un hermanastro. La primera mujer de Carlisle murió cuando su hijo tenía cinco años. James tenía 10 cuando su padre se casó con mi madre, él sí llegó a tiempo de sentir que esta era su familia. Mi madre lo trató como un hijo, a su modo, toda la vida y siempre ha querido que yo lo sienta un hermano y a Carlisle un padre, de hecho nos apellidamos igual. Pero James no llama mamá a mi madre ni nosotros nos tratamos como hermanos, somos algo así como primos.

-¿Cuál era tu apellido antes de que Carlisle se casará con tu madre?

-Masen, el apellido de la familia de mi madre.

-¿Y el de tu padre?

-Turner, pero nunca lo usé. Siempre he sido Edward Masen y luego Edward Cullen. Mi madre no cambió su apellido al casarse con mi padre y yo no adopté su apellido al nacer.

Nuestra conversación se ve interrumpida por unos golpes en la puerta.

Cuando Edward les da permiso para entrar aparece un hombre con rasgos irlandeses en la puerta acompañado de nuestras maletas.

-Déjelas ahí mismo Marcus, muchas gracias- le responde Edward levantándose para coger las maletas.

-La señora Esme me manda informarles de que su hermano se va a retrasar y la cena también. Disponen de la casa completamente para su uso y disfrute incluida la casa de juegos y el spa.

Marcus abandona la habitación dejándonos solos de nuevo.

-Típico de James, siempre llega tarde- suspira Edward abriendo las maletas- ven, te enseñaré la casa de juegos.

-¿La casa de juegos?- pregunto sorprendida.

Edward me agarra de la mano y salimos de la habitación bajando las escaleras. Cruzamos el comedor y la cocina y salimos al patio.

-Madre mía Edward, desde dentro no parece tan grande- digo echando un vistazo al patio y a la casa.

La cocina da a una inmensa terraza en cuyo centro se encuentra una fuente de piedra. Bajando las escaleras de esta terraza nos encontramos con una inmensa piscina y un jacuzzi con capacidad para 10 personas. Y la vista de la casa desde el patio es monumental, parece un hotel.

-Recuerda que a mi madre le gusta la opulencia- dice tirando de mi mano.

Al otro lado de la piscina hay otra ''pequeña'' casa. Digo pequeña comparándola con la mansión que tengo en frente pero es tres veces mi piso.

La puerta es igual que la puerta principal de la casa, de cristal y hierro. Nada más entrar hay que bajar por unas escaleras de dos pisos.

-¿Todo esto es subterráneo?

Edward asiente.

-En la planta menos uno está la sala de billar y de pin pon- dice señalando la puerta de la derecha- y aquí vas a alucinar con lo que hay- ríe abriendo la puerta de la izquierda y dando la luz.

-¿Me estás vacilando?- pregunto completamente alucinada por lo que veo.

-No- ríe llegando hasta mí.

-Es una bolera con dos calles- digo caminando hasta tocar las bolas de diferentes colores y pesos- ¿quién tiene una bolera en casa?

-Mi madre- se ríe- ven que termino de enseñarte el piso menos dos.

Bajamos el último tramo de escaleras y tras unas puertas dobles encontramos una sala de cine con escenario, proyector y sofás individuales para unas 20 personas.

-Esta es la zona favorita de Carlisle. La usa mucho, él no ve películas en la tele, él las ve aquí y trae amigos con asiduidad.

-Edward ya vale- digo fingiendo seriedad- para esto porque cuando vuelva a mi vida normal, con casas y pisos de tamaño normal voy a sentir claustrofobia en mi propia casa.

(Vídeo de la casa de Esme en el grupo de Facebook)

Ambos nos reímos de mi comentario y salimos de la sala de cine.

-Echemos una partida de bolos- me pide subiendo las escaleras.

-Por supuesto- acepto de buena gana.

Me gusta jugar a los bolos aunque soy malísima apuntando.

Hace años que no voy a la bolera, como 15 o así.

Edward activa la máquina de bolos y en seguida comienza a sonar un motor.

-Vamos a poner música que si no esto es muy soso.

Manipula su móvil, activa el bluetooth y pone una lista de diferentes éxitos y estilos.

Comienza tirando él con una bola de 9 kilos y derriba 8 bolos.

Después yo derribo 4 y me estanco ahí porque todas las bolas se me van por los laterales.

-¡Mierda!- grito frustrada cuando la bola se me pierde por el camino por tercera vez.

Edward me pica y lanza de nuevo haciendo pleno.

-Me rindo- digo sentándome en el dispensador de bolas.

-¡No nena! Venga que yo te ayudo.

-No hay nada que remonte ese marcador- le digo señalando la pantalla.

-Ven aquí- dice tirando de mi brazo y poniéndome de pie.

-Lo primero coge una bola que pese para que se desvíe lo menos posible- dice dándome la bola con la que él lanza siempre-

Meto los dedos en los agujeros y sujeto la bola.

-Ahora tienes que pegar el codo a las costillas y mantener la muñeca recta en línea con el codo. Así- dice reajustándome el brazo- ahora avanzas un paso y echas el brazo hacia atrás para hacer un péndulo, coges impulso y avanzas tres pasos más. En el último paso lanzas la bola con impulso desde atrás y sueltas el brazo contrario para ayudarte- expresa tocándome el hombro izquierdo- ¿lista?

-No sé- digo no muy convencida.

-Voy a tirar contigo- me dice poniéndose detrás de mí.

Su espalda pegada a mi pecho, su brazo debajo del mío sujetando la bola y la otra mano en mi cadera.

-Uno, dos, tres- me dice moviéndose detrás de mí.

Lanzamos la bola juntos y esta vez logro derribar 8 bolos.

Parece que he pillado el truco y por fin las bolas no se me van por los laterales.

No puedo superar a Edward que ya lleva tres plenos pero al menos mi marcador ha subido de los raquíticos 18 puntos.

Cuando estamos a punto de terminar la primera ronda la puerta se abre y entra una pareja.

Él es rubio con ojos azules y tez bronceada, tiene un aire al típico surfista californiano. Ella también es rubia con ojos azules y más alta que él.

-Eh ¿qué dice el rey del trance?- saluda el chico entrando en la bolera.

-James- saluda Edward yendo a abrazarle.

Se dan un abrazo al estilo de los hombres golpeándose la espalda.

-Helen- saluda Edward a la chica.

Se dan un abrazo y al separarse los tres me miran.

-Bella- digo yo misma presentándome.

-Él es James que ya te he hablado de él, ella es Helen su esposa- me indica Edward- y esta es Bella, mi novia- les dice a ellos.

-Un placer Bella- me dicen ambos.

-Esme dice que hasta las nueve no cenamos, así que, ¿una partida?- propone James- parejas contra parejas.

-¿Otra vez quieres perder ante mí?- le pregunta Edward con sorna poniendo las pantallas a 0.

Entre risas, piques y celebraciones echamos una partida de bolos en la que los marcadores van muy ajustados.

Finalmente nosotros perdemos por tres puntos frente a ellos.

Son casi las ocho así que salimos de la casa de juegos para ducharnos y arreglarnos para la cena de Nochevieja.

Mientras Edward se ducha reviso el móvil y encuentro cientos de whatsapps deseando Feliz Año Nuevo en los diferentes grupos, en el de la familia, en el de las amigas, los compañeros de trabajo, los amigos que conocí en Meet Up… Desde que pisé Los Ángeles me he olvidado del móvil y apenas le miro.

-¿Algo interesante?

-Ya es Año Nuevo en Londres y en Barcelona, tengo el whatsapp a reventar.

Edward sonríe y se acerca a mí.

-Feliz Año Nuevo- me susurra antes de besarme.

-Aun quedan unas horas- replico antes de devolverle el beso- ¿tienes propósitos de Año Nuevo?

Edward se queda pensando y niega con la cabeza.

-¿Y tú?

-Quiero hacer más ejercicio. Sentirme más activa.

-¿Por qué? Ya estás buena- responde tocándome el culo.

Me río y le alejo de mi juguetonamente.

-Tu opinión no cuenta, creo que tu visión está sesgada.

-Lo está pero aun así sé reconocer cuando una tía está buena y cuando no.

-Quiero hacerlo por salud, no por estética- le regaño- y quiero mejorar mi catalán, a veces me pierdo en las reuniones del trabajo.

-Dime algo en catalán- me pide.

-No- me río saliendo de la cárcel de sus brazos- soy muy mala pronunciándolo y se me está haciendo tarde porque no he traído ropa lo suficientemente adecuada a la ocasión.

-Así estás perfecta.

-Nuevamente tu visión sesgada te impide darte cuenta de la realidad. Tu madre antes llevaba unos Jimmy Choo para estar por casa, así que para cenar se pondrá… no sé un vestido de novia de Berta Bridal.

Edward se ríe y vuelve a poner sus brazos a mi alrededor.

-Mi madre es una apasionada de la ropa y de las grandes marcas pero los demás somos normales. Yo voy a ir en vaqueros, James y Helen tal y como los has visto y Carlisle tampoco va a sacar el esmoquin. Estoy seguro de que vas a ir perfecta.

-¿Seguro? No quiero desentonar ni por falta ni por exceso.

-No lo harás, confía en mí- me dice sonriendo y soltándome.

Me doy una ducha con pelo incluido.

Me maquillo de forma natural y me recojo el pelo en un semirrecogido informal.

Como ayer usé uno de los dos outfits que traje pensando en esta noche, no me queda más remedio que usar el otro.

El vestido beige con tablas y falda midi combinado con unos stilettos nude. Me pongo joyas bañadas en oro y me pinto los labios en color rojo.

Es elegante.

Salgo a la habitación donde Edward está completamente vestido mirando el móvil hasta que entro en su campo de visión y lo deja a un lado.

-Estás muy guapa- me sonríe.

-Gracias cariño. Bajamos cuando quieras.

Salimos de la habitación hacia las escaleras y una vez abajo Edward me guía hasta llegar al salón comedor.

Una mesa demasiado grande para seis personas está completamente decorada.

Las paredes decoradas con grandes espejos en forma cuadrada y grandes ventanas.

Un hombre con el pelo rubio y algunas canas aparece por la puerta.

Va vestido de forma elegante pero informal.

Nos saludamos y nos presentamos.

Es Carlisle, su padrastro, y es evidente el parecido con James.

James y su mujer son los siguientes en bajar al comedor y tal y como ha pronosticado Edward, llevan la misma ropa que antes. Vaqueros y camiseta.

La última en llegar es Esme que va vestida con un vestido color borgoña con un hombro descubierto y un cinturón de brillantes color plateado.

Evidentemente se sienta en la cabecera de la mesa.

Carlisle a su izquierda dándole un beso en la mejilla antes de sentarse.

Edward a su derecha y yo a su lado y frente a mí Helen y James.

Hay un ambiente bastante distendido, hablando todos con todos.

La conversación no gira únicamente en torno a mí que soy la nueva y eso me hace sentir cómoda.

James y Helen hablan de la construcción de su nueva casa a unos kilómetros de aquí.

Edward comenta los próximos países que tiene que visitar.

Carlisle anima a Esme a viajar a alguno de ellos y ella no se niega siempre y cuando haya hotel de cinco estrellas.

El plato principal es pavo asado que todos comemos menos Esme.

Carlisle dice que un día es un día y se sirve una buena porción del asado pese a las quejas de su mujer.

Esme se alimenta únicamente de verduras asadas. Come extremadamente poco y ahora entiendo su delgadez.

Lo que sí noto es el ritmo al que bebe.

Posiblemente lleve ya una botella de vino y aún queda el postre.

-Yo no tomaré postre Marcus, gracias. Yo lo de siempre- le dice al mayordomo.

Marcus asiente y vuelve de la cocina con tarta para todos menos para Esme, a la que le sirve una copa de whisky.

El momento en el que baja la bola en Times Square nos pilla a todos abriendo el champán con el que brindamos en medio de la mesa y luego repartimos besos.

-Feliz Año Nuevo- le digo a Edward girándome hacia él y poniendo mi mano en su mejilla.

-Feliz Año Nuevo amor- me responde antes de besarme.

Los demás están ocupados besando a sus respectivas parejas así que no se dan cuenta de que nuestro beso se vuelve más pasional de lo que es públicamente correcto.

-Si hace un año me hubieran dicho que iba a estar así contigo, no lo hubiera creído- le confieso poniendo ambas manos sobre su pierna- tengo tantas ganas de ver qué nos depara este nuevo año juntos.

-El primero de muchos- responde él.

Asiento estando de acuerdo.

En la familia Cullen es tradición bailar un poco tras comenzar el año.

Nos movemos a la sala de estar donde Carlisle saca a bailar a Esme y luego los demás nos unimos.

Esme baila perfectamente pese a llevar una botella de vino y tres copas de whisky. Estoy asombrada por su resistencia al alcohol.

A la una de la mañana Esme y Carlisle se despiden de nosotros y nos dejan solos en la sala de baile.

-El año pasado no estuviste- le recrimina Helen a Edward- rompiste la tradición.

-Estaba trabajando- se defiende.

-Como siempre- dice James- Bella vamos a enseñarte la verdadera tradición de los Cullen.

-¿Y cuál es?

-Hacer una pool party en la piscina interior- me confiesa James- abajo en 10 minutos, todo el mundo con bañador y chanclas. ¡Vamos!- dice saliendo de la habitación corriendo.

-¿Es en serio?

-Es en serio- me dice Edward riendo.

-Pero no tengo bañador- expreso preocupada.

-Báñate en ropa interior.

-No pienso quedarme en tanga delante de tu hermano, ni hablar. Además si aparece tu madre o Carlisle me muero de vergüenza.

-Espera entonces- dice sacando el teléfono.

Escribe durante un rato y luego me lleva escaleras arriba.

-Helen va a prestarte un bikini- dice golpeando una puerta que no es la nuestra.

La mujer de James aparece en traje de baño luciendo piernas y abdominales tras la puerta.

-Bella tengo varios, ¿cuál prefieres? Blanco o Rojo.

-Rojo- digo recordando el que la ropa blanca cuando se moja transparenta.

Nos cambiamos en la habitación y envueltos en albornoces bajamos a la piscina interior.

Edward me guía hasta llegar a ella y me impresiono una vez más.

Es enorme.

El techo de la zona de la piscina tendrá unos 5 metros de altura y está rodeada de columnas. En frente está un jacuzzi, al lado una zona con sofás y al otro lado un baño turco y una sauna.

Nos tiramos a la piscina de cabeza y nadamos un poco mientras James y Helen bajan.

En cuanto James y Edward se juntan en el agua todo son voces, risas y salpicones.

Me acerco a hablar con Helen y a reírnos de los chicos mientras los observamos metidas en el jacuzzi.

Terminamos hablando de Esme.

Ella lleva con James desde los 16 así que la conoce bien.

-Es buena persona, superficial y con ganas de ser el centro de atención, pero es buena. Eso sí la persona a la que más quiere en el mundo es a ella misma, luego al whisky y después a Carlisle creo- nos reímos de su comentario antes de dar un sorbo a la copa de champán.

-¿Edward y tú lleváis mucho? Eres la primera chica que trae a casa- comenta.

-No mucho.

-Bueno miento, cuando yo empecé con James él tenía novia- susurra haciendo memoria.

-¿Sí?

-Sí, era la hija de la vecina, cuando vivían en Beverly Hills. Nunca más la he vuelto a ver.

¿Alexa era vecina de Edward?

Anoto mentalmente esta nueva información.

Luego cambiamos de tema y me cuenta que el año pasado se pasaron todo el mes de agosto en Ibiza. Alquilaron una villa y Edward les hizo de guía turístico por toda la ciudad.

Helen se va a la cama la primera, James media hora después y luego soy yo la está agotada.

-Una última parada hoy- me pide Edward dándome su mano.

-¿Más? ¿Hay algo más que tenga esta casa?- río.

-La sauna. 10 minutos nada más, para secarnos- propone.

Asiento y envueltos en nuestros albornoces entramos en la sauna.

-¿Estaba encendida?- pregunto entrando en ella.

-La he dado yo antes.

Asiento y me quito el albornoz poniéndolo sobre uno de los bancos para sentarme encima.

Edward hace lo mismo pero se quita también el bañador.

-¿Por qué no te lo quitas? Está empapado- dice tocándome el tirante del bikini.

-¿Y si viene alguien?

-¿Quién va a venir? James y Helen estarán a lo suyo, mi madre en sueño profundo inducido por el whisky y Carlisle que no está acostumbrado a beber también estará en un coma profundo- dice riendo.

-Espero que tengas razón- le digo poniéndome de pie y desnudándome. Dejo el bikini extendido en el banco junto al de Edward para que se seque.

-Me ha sorprendido tu madre- digo sentándome a su lado.

Paso una mano por detrás de sus hombros y acaricio el cuero cabelludo de su nuca.

-¿Por qué cosa en concreto? Porque tiene varias.

-Por su resistencia al alcohol.

Edward se ríe y cierra los ojos relajándose por el calor y por mis dedos entre su pelo.

-No te imaginas cómo bebe, increíble. Pero nunca se emborracha.

-¿No?

-Jamás la he visto trabarse al hablar o caerse al caminar.

-Es elegante hasta borracha.

Edward se ríe conmigo y sube un pie al banco flexionando la rodilla a la altura de nuestras caras.

Yo le imito poniéndome cómoda.

El calor irradia por todos los lados haciendo que ambos tengamos las mejillas coloradas.

-¿James y Helen no son muy jóvenes para estar casados?- pregunto.

-No llevan mucho, algo más de un año. Llevan saliendo juntos desde que a James le salió barba. No me extrañaría que en unos meses dieran la noticia.

-¿Qué noticia?- pregunto.

En vez de responderme Edward dibuja un semicírculo sobre mi abdomen simulando una tripa de embarazada.

-¿En serio?-

-Sí, los dos quieren ser padres jóvenes. Siempre lo han dicho. De hecho yo no daba un duro por la boda, pensaba que primero tendrían un hijo pero justamente en la navidad de hace dos años antes de cenar nos enseñaron el anillo. Se casaron en abril en una finca en Malibú.

-Son muy jóvenes para tener hijos, ¡que disfruten de la vida antes de tener que estar pendientes de biberones, llantos y pañales!

-¿No te gustan los niños?- pregunta con curiosidad.

-Sí me gustan pero son un trabajo enorme y una gran responsabilidad.

-¿Nunca te has planteado tenerlos? Con Leo me refiero-

-Pff, no quiero hablar de eso ahora- digo bajando mi brazo y dejando de acariciarle.

Edward me mira no entendiendo mi reacción.

-Él quería y yo no. Tengo 28 años, soy muy joven para tener hijos, ahora mismo en mi vida tengo otras metas que me apetecen más. ¿Y tú?- explico.

-¿Yo?- pregunta sorprendido- ¿con quién voy a plantearme tenerlos? No he estado con nadie tan en serio como para hacerme esa pregunta. Tampoco siento un gran deseo de ser padre como para haber pensado alguna vez en ser padre soltero, si algún día soy padre sin duda será junto a alguien. Alguien que sepa más que yo sobre el tema.

-Te entiendo, yo siento lo mismo. No creo tener la fortaleza física ni mental de ser madre soltera. Ni si quiera sé si quiero serlo en pareja… pero no hablemos de eso ahora. Nosotros no estamos en ese punto ¿no?

-¡No! ¡No quiero compartirte con nadie! Aunque si ahora tú me pidieras que te dejase embarazada posiblemente lo haría.

Me río y le golpeo el hombro.

-No quiero que me dejes embarazada- le aclaro.

-Mejor así- responde él besándome.

-Me coloqué un DIU hace más de un año y escogí uno que tiene una vida de 3 años así que durante los próximos dos años tengo claro que no voy a ser madre. Cuando ese tiempo pase volveré a plantearme la pregunta, a planteárnosla- corrijo al final.

Sé que quiero estar con Edward para siempre y si hay que hablar sobre métodos anticonceptivos supongo que ya no será una decisión que tome yo sola.

-Yo no tengo una opinión formada al respecto pero me inclino más hacia el no- confiesa él.

-Yo igual- concuerdo.

Edward me abraza metiendo mi cabeza bajo su barbilla.

-Alguien no está de acuerdo contigo- le digo separándome para mirarle y señalarle.

Los dos miramos a su pene que está empezando a ponerse duro.

-Es por el calor, favorece la vasodilatación- explica serio.

Le miro alzando una ceja porque eso no hay quien se lo crea.

-¿Seguro que es por eso? ¿O porque te excita el hecho de dejarme embarazada?

Ambos miramos de nuevo su pene y este vuelve a dar una sacudida.

-Mentiroso- le digo besándole- ¿qué os pasa a los tíos con embarazar a las mujeres? ¿Por qué os pone tanto y por qué luego pasáis de ellas cuando tienen un bombo?

-A mí me excita pensar en el proceso, no en el resultado. Al final el objetivo del sexo es reproducirse así que es normal que eso nos excite. Es como dar en el blanco, conseguir el objetivo. Y no sé si los hombres pasan de las mujeres una vez las han dejado embarazadas porque por suerte nunca he dejado a nadie embarazada pero ten por seguro que si alguna vez te dejo embarazada a ti no voy a dejarte en paz. Solo de pensar que dentro de ti llevas algo mío me pone muchísimo- confiesa poniendo su mano en mi abdomen.

-Si algún día me dejas embarazada te cobraré estas palabras- le aseguro besándole.

-Cóbratelas ahora- me dice entre besos.

Sus manos se apoderan de mi espalda y me hacen tumbarme contra él que se reclina poco a poco hasta que se tumba en el banco.

-No, aquí no- le advierto viendo sus intenciones.

No me hace caso y continúa besándome.

-No, Edward, en casa de tu madre no y mucho menos en su sauna- le repito separándome un poco de él.

-No se va a enterar nadie- promete.

-Peor, alguien puede vernos. Una cosa es pillarnos desnudos aquí y otra follando.

-No te imaginas las veces que he pillado yo follando a James y a Helen. Creo que hasta mi madre los ha pillado alguna vez y no ha pasado nada.

-Pero yo no quiero que tu madre me vea así, ni Carlisle. Somos sus invitados.

-Quiero hacértelo aquí. Además no puedo salir así y cruzar media casa empalmado. Estamos lejos de las habitaciones, nadie va a oír nada.

-Prométeme que aceptarás toda la culpa si nos pillan- digo claudicando.

-Hecho- acepta él sonriente mientras con su mano coge mi pierna por atrás y la separa poniéndola en el suelo abriéndome.

Luego tantea mi entrada, se alinea entre mis labios y empuja introduciendo solo la punta.

-Ah- me quejo apartándome.

Cuesta que entre en mí porque no estoy excitada.

-Tienes que trabajártelo- le digo sonriendo y poniéndome en pie sacándola de mi interior.

Me giro y pongo cada una de mis rodillas a cada lado de su cabeza mientras me tumbo sobre él, el clásico 69.

No tardo en sentir su boca en mí así como también aumenta mi humedad.

Yo me introduzco su polla en mi boca y chupo, acaricio y juego con ella.

Así hasta que está increíblemente dura y yo increíblemente preparada.

-Levanta- me pide Edward poniéndome en pie.

Le hago caso mientras él se pone de pie detrás de mí y me inclina sobre el banco con una mano en mi cadera como esta tarde en la bolera.

Luego su polla vuelve a tantear mi entrada y se introduce completamente.

Los gemidos los emitimos en voz baja pero el choque de nuestra piel no es para nada silencioso.

Yo me corro a los pocos minutos mientras que él necesita un par de minutos más dándome estocadas con fuerza.

Oigo un gruñido al mismo tiempo que descarga su semen dentro de mí sin salirse.

Nos sentamos en el banco conmigo a horcajadas y nos besamos hasta que nuestras respiraciones se normalizan.

-La casa de tu madre queda finalmente inaugurada. Vamos a vestirnos.

Nos ponemos únicamente los albornoces y llevamos los bañadores de la mano que ya están casi secos.

Como dijo Edward no hay nadie despierto ni luces encendidas.

Nos ponemos el pijama antes de meternos a la cama y caemos rendidos rápidamente.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

¡Por fin hemos conocido a la madre de Edward! ¿Qué impresiones os ha dado Esme? ¿Creéis que será la típica suegra entrometida? Aún queda más Esme en el siguiente capítulo.

¿Esperabais que Edward hubiera tenido una infancia tan triste? ¿Y que tuviera un ''hermano''?

Contadme todo lo que os ha parecido la familia de Edward.

Por supuesto la casa de Esme y Carlisle existe. Tenéis fotos y vídeos en el grupo de Facebook (feeling the Reading: Bella Bradshaw) o si no podéis buscarlo vosotras en google poniendo: 277 Saint Pierre Rd, Los Angeles, CA 9007.

También ha salido el tema de los hijos, ¿creéis en que en un futuro serán padres? 👶 👶

Muchas gracias por leer! ❤️❤️❤️

Posiblemente la siguiente actualización se retrase 2 semanas o algo más porque se vienen las vacaciones de Semana Santa y no estaré en casa. Mientras tanto puedes dejar un review y recibirás un adelanto.

De verdad no sabéis lo bonito que se siente cuando leo los sentimientos que os despierta cada capítulo, muchas gracias 😘 😘 😘❤️❤️❤️