DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

Grupo de Facebook con imágenes del capítulo: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

La idea de irnos juntos de vacaciones por primera vez nos llenó de energía y nos centramos tanto en organizar el viaje que nos olvidamos de lo más inminente, el Barcelona Beach Festival.

Por eso ahora estaba en mi oficina, a pocas horas del festival, mirando a través de las paredes de cristal a la oficina de Ona.

Quiero decirle que Edward y yo estamos juntos antes de esta noche pero no he logrado hablar con ella a solas. La oficina es un hervidero de gente y de nervios. Hasta Jordi está atacado.

Yo también estoy nerviosa pero no precisamente por el festival si no por la reacción de mi jefa que si bien es cercana y amable también tiene un lado serio e imponente que hace que te congeles en el sitio cuando se enfada. Ella nunca grita, no pierde las formas, no tuerce el gesto, simplemente se te queda mirando por largo rato en silencio y luego te pide que te marches.

¿Cómo ha ido? ✓✓

Me pregunta Edward por whatsapp.

Aún no he podido hablar con ella✓✓

Respondo.

Justo en ese momento su puerta se abre y salen varios promotores del festival.

Espero unos segundos y cojo aire mientras me levanto de mi silla.

¿Estoy acojonada? Sí, es cierto.

Era muy fácil decirle a Edward en mi terraza que mi vida es mía y que mi jefa no tenía nada que decir al respecto pero ahora estoy temblando como un flan.

Ella no puede prohibirme estar con quién yo quiera pero sí puede decirme que por qué no elegí trabajar con otro DJ en este proyecto para no entremezclar vida personal y vida profesional.

Cuando termino de pensar eso estoy frente a su puerta y como es de cristal ya me ha visto, ya no hay escapatoria.

Llamo y ella me hace un gesto dejándome entrar.

-Aún no tengo los permisos de acceso para todos los coches pero estoy en ello- me dice escribiendo en el ordenador.

-En realidad quería hablarte de otra cosa, es personal- le digo todo de una.

Aparta la vista de la pantalla y me mira.

Me intimida.

Ona es todo a lo que aspiro a llegar el día de mañana en el trabajo.

Es fuerte, decidida, resolutiva, excepcional en su trabajo y sobre todo es respetada y valorada en el campo de la publicidad.

-Siéntate. Iba a hablar yo contigo sobre ese tema pero iba a esperar a que pasase este fin de semana del festival.

Me siento frente a ella sorprendida.

¿Sabe que estoy con Edward?

-Tu contrato termina con este proyecto, no obstante quiero ofrecerte ampliar el mismo por un año más. Mismas condiciones- expone cruzando los dedos de ambas manos encima de la mesa.

-Mi contrato- expreso confundida.

Lo último en lo que estaba pensando era en mi contrato.

-Sí- dice ella extrañada- ¿te interesa? ¿O tal vez prefieres volver a Londres? Sé que allí están esperándote con los brazos abiertos pero aquí también valoramos tu trabajo.

-Sí, sí, me interesa- respondo rápidamente.

-Estupendo, pues pásate por recursos humanos a finales de la semana que viene. Como vamos a trabajar horas extra este fin de semana, la empresa ha decidido convalidar esas horas por días libres en vez de pagarlas y no volveremos hasta el miércoles. Iba a redactar un email con esta información ahora pero así tú ya lo sabes- me dice a modo de despedida.

-Genial- digo levantándome de la silla pero en seguida me vuelvo a sentar- pero no he venido por eso Ona.

Ella frunce el ceño.

-Yo…-comienzo pero no sé qué palabras elegir- yo quiero informarte de un aspecto personal que tiene relación con el festival.

Me mira sin hablar dejándome continuar.

-Cuando me ofreciste trabajar con dj Üll yo te dije que era fan, no era exactamente así. Él y yo habíamos tenido una relación años atrás y aunque en ese momento no estábamos juntos ahora sí lo estamos- confieso finalmente.

Su vista baja hasta sus manos y frunce el labio.

-¿Estuvisteis juntos durante las grabaciones?

-No, ahí no-

-¿Puede vuestra relación personal afectar de alguna manera al proyecto? ¿Él te dejó grabar más por conocerte? ¿Te puso obstáculos? ¿El hecho de ser su ex novia tuvo alguna influencia sobre lo que vamos a mostrar hoy ante miles de personas?- me pregunta más seria.

-No. Todo lo que recogieron las cámaras es producto únicamente de una relación profesional- afirmo segura.

-Hubiera preferido que me lo hubieras dicho entonces y hubieras trabajado con otros djs.

-Es que no había por qué- me defiendo.

-Tiene que haber un por qué porque si no, no entiendo que me lo estés contando ahora- levanta la mirada clavándome los ojos.

-Te lo estoy contando ahora porque esta noche mi pareja, que también es uno de los protagonistas, va a venir conmigo al estreno de la cinta y no quiero fingir delante de nadie que él y yo no tenemos una relación. Nuestra relación no ha tenido influencia alguna en el proyecto porque ocurrió después de haber terminado las grabaciones. Si has visto todas las grabaciones puedes comprobar que él y yo no aparecemos como pareja en ninguna de ellas- expongo muy seria.

Me tomo muy en serio mi trabajo pero también mi relación con Edward.

Si ella no logra entender que puedo ser una gran profesional pese a trabajar con mi novio, entonces es su problema, no el mío.

-De acuerdo- dice finalmente- es cierto que en la cinta no se aprecia diferencias entre las tomas que fueron grabadas por ti y las que hicieron tus compañeros con dj Üll. Solo te pido una cosa, me gustaría que esta noche los focos se centren sobre este proyecto y no sobre las parejas de los djs. Dentro podéis hacer lo que queráis pero en la alfombra azul… quiero profesionalidad.

-Obviamente.

-Me parece estupendo que venga a apoyarte pero no permitas que te robe protagonismo. Es nuestra noche, tu noche, no la suya- termina con una sonrisa.

Salgo de su despacho un poco descolocada.

No sé si le ha sentado bien o mal, si me apoya o no… No tengo ni idea.

Hecho. No ha ido muy mal. ✓✓

Le escribo a Edward.

Audio. ✓✓

Me pide en respuesta.

Entro en mi oficina dispuesta a grabarle un mensaje de voz contándole todo, detalle a detalle, palabra a palabra.

¿Entonces no habrá entrada juntos? ✓✓

Me río y le escribo una respuesta.

No, pero habrá salida juntos. ✓✓

No era nada nuevo para ninguno de los dos. Ambos sabíamos que no íbamos a pasar juntos por la alfombra azul de entrada a la proyección de la cinta principalmente porque yo tenía que estar allí dos horas antes que él. Además Edward no quería pasar por el pasillo de prensa y ser acribillado a fotos.

Lo que sí habíamos acordado era aprovechar la habitación de hotel que el festival le proporcionaba.

Una noche en el impresionante hotel W de Barcelona, el que parece una aleta saliendo del mar y que destaca en el skyline de la ciudad.

De hecho Edward ya estaba allí desde esta mañana junto a otros tantos djs.

Yo tenía peluquería en una hora y un precioso vestido malva esperándome en casa colgado con una percha del tirador del armario de la cocina.

Había visto el vestido en una página de Instagram y no había perdido el tiempo en comprarlo. Por suerte cuando llegó me quedaba perfecto, como hecho a medida.

También había pasado largas horas en la playa quitándome de encima mi tono blanco de piel y ahora tenía un leve bronceado potenciado por el bronceador en spray que llevo usando varios días.

Desde las tres de la tarde hasta las siete todo fue una carrera continua.

Llegué media hora tarde al festival porque había pillado atasco.

Una vez allí tampoco pude relajarme porque todo el mundo necesitaba algo, urgía algo o no sabían algo.

Por suerte a las 20:30 los protagonistas de la cinta comenzaron a llegar.

Yo estaba sentada en mi butaca esperando el comienzo de la proyección pero vi a Edward a través de una de las pantallas.

Busqué mi teléfono en el bolso para darme cuenta de que no lo tenía y estaba casi segura de que lo había dejado en casa cargando.

El momento de mayor paz mental fue cuando por fin empezó el documental, la sala se oscureció y se hizo el silencio.

No había visto la cinta al completo, tan solo a cachos y no todos así que había partes que eran nuevas para mí también.

El montaje era muy bueno, casi parecía que habían recreado todo en un día. Despertarse en Ibiza, actuar en Untold y luego venir a Barcelona al BBF.

Por supuesto que me sentí una gran novia orgullosa cuando Edward salió en la pantalla. Se me pusieron los pelos de punta al verle tocar ese set que yo presencié el año pasado en esta misma playa, al igual que sucedió con las imágenes del festival de Untold con la camiseta roja. Recuerdo verle desde abajo, iluminado por el sol del amanecer con la bandera de Rumanía subido a la cabina y todo lo que vino después. Las fotos de archivo donde se ve a un Edward mucho más joven, es el Edward que yo conocí en Ibiza por primera vez.

La peor parte sin duda fue escuchar mi voz mientras entrevistaba a Armin, David, Afrojack y Diplo. De hecho me pasé todo el tiempo pensando en otra cosa para no escucharme a mí misma. Ahora entiendo cuando Edward me dijo que no quería verse a sí mismo en pantalla.

La proyección acabó entre aplausos y felicitaciones entre todos mis compañeros.

Después salimos de la sala y busqué a Edward con la mirada.

Los promotores del evento me estaban entreteniendo y no me dejaban marcharme de donde estaba.

-Bella te buscan- me dice Montse.

Me despido rápidamente de los promotores y me dejó guiar por Montse hasta la zona del photocall donde está a punto de hacerse una gran foto de familia con todos los miembros participantes en el proyecto.

Los djs abajo en primera fila y los miembros del equipo detrás.

Cuando aún estoy cegada por el flash, unos brazos me envuelven y sé que es él.

-Enhorabuena- me susurra al oído.

-Gracias- sonrío echándome hacia atrás para mirarle.

-Estás impresionante- me guiña un ojo mirándome descaradamente.

-¿Te gusta?- pregunto tocando mi vestido.

-Me gustas tú- dice abrazándome de nuevo- estoy muy orgulloso de ti.

-Edward- me quejo.

Así no. Así no quiero disfrutar de esta noche. Quiero abrazarle y besarle y sentarme a su lado en el aperitivo que vamos a dar ahora.

-Después- me promete él soltándome.

Una cosa es que mi jefa lo sepa y otra es que nos mostremos pasionales delante de ella, de mis compañeros y de los promotores del festival.

-Solo me gustaría besarte- le susurro.

-Lo sé.

-Una hora- le prometo.

-Lo que tú quieras, es tu noche- me dice.

-Bella- me vuelve a llamar mi compañera.

Me despido de Edward y continúo saludando a gente.

Al final no fue solo una hora porque después del aperitivo hubo algo así como una fiesta y aunque apenas pude estar con Edward a solas, nuestras miradas se buscaban todo el rato entre la gente.

Sentí su mano en mi cintura cuando nos cruzamos antes así como yo pegué mi pierna junto a la suya por detrás cuando ambos estábamos en dos grupos de personas diferentes pero nuestras espaldas estaban a centímetros una de la otra.

No había querido beber alcohol porque estaba trabajando así que estaba completamente lúcida cuando casi a la una de la mañana él se acercó a mí irrumpiendo en medio del grupo de compañeros de trabajo en el que me encontraba y me preguntó en un susurro:

-¿Nos vamos?

Asentí dejando a un lado mi copa de refresco y agarré su mano con la mía bajo la atenta mirada de mis compañeros que estupefactos y en silencio no apartaban su mirada de nosotros.

Abandonamos la zona de baile juntos, de la mano y cuando salimos al exterior por fin nos abrazamos y le besé.

-Ahora sí- sonrío contra su boca.

-Me ha encantado verte trabajando- me confiesa antes de besarme de nuevo- me gusta la Bella profesional.

-Llévame a casa- le pido abrazándole y poniendo mi cara en su pecho.

-Vamos a por un taxi- me indica separándose de mí y bajando las escaleras.

Edward me ayuda a subir al taxi y luego cierra la puerta para dar la vuelta y entrar por la otra puerta, la de mi lado izquierdo.

Mientras él rodea el coche miro hacia fuera y veo a mi jefa mirándonos.

No se ve enfadada ni seria.

Tan solo curiosa.

Luego Edward se sube a mi lado y me vuelve a besar distrayéndome del todo.

Cuando llegamos al hotel no tengo la paciencia de apreciar la decoración que obviamente es impresionante dado que se trata de un hotel cinco estrellas.

Hay algo muy excitante en haber estado jugando a ocultarnos y contenernos toda la noche.

Edward parece estar igual que yo porque en el taxi me ha repetido muchas veces las ganas que tiene de quitarme el vestido.

La habitación es muy moderna, da la sensación de estar en el camarote de un barco porque dos de las cuatro paredes son de cristal dejándonos ver el mar. La cama está en medio de la habitación y es redonda, nunca he estado en una cama redonda.

Por uno de los ventanales se ve la costa y las luces de la ciudad.

Yo camino en esa dirección mientras Edward apaga casi todas las luces menos las de las mesillas haciendo visible nuestro reflejo en los cristales de las ventanas.

-Eres preciosa- dice acercándose a mí por detrás y besando mi cuello- este vestido te queda…- continua tocando el vestido por la zona de mi cadera.

-Pensé que querías quitármelo- le recuerdo.

-Y voy a quitártelo- sonríe comenzando a bajar la cremallera lateral.

La tela malva cae a mis pies y me deja vestida únicamente con un tanga y los tacones.

-¿Sin sujetador?

-Sin sujetador- confirmo mirándole a través del cristal.

Su boca chupa y lame mi cuello.

Sus caderas se aprietan contra las mías excitándome.

Sus manos se apoderan de mi pecho.

-Vamos a la cama- le susurro.

-Aquí- me pide sin dejar de besar mi cuello.

-¿Te excita que cualquiera pueda vernos?

-Me excita follarte delante de toda una ciudad- resume.

-A mí también- le confieso girándome a besarle-

Ambos nos sonreímos mutuamente y me deja desnudarle.

Su pene salta cuando le libero de sus calzoncillos y sonrío agachándome un poco para darle una lamida rápida. Luego me incorporo y beso a mi novio con todo.

Es un beso carnal y pasional.

Apartamos la ropa con nuestros pies y me pide que por favor me deje puestas las sandalias de tacón.

Camino hacia atrás apoyando mi espalda contra el frío cristal y separo mis piernas.

-Ven- le pido acariciándome a mí misma.

Gimo al sentir mis dedos en mi clítoris.

Suave y caliente.

Edward se coloca frente a mí, su pecho contra el mío, su boca en la mía, todo su cuerpo me presiona contra el cristal.

Separa una de mis piernas y me penetra de un golpe provocando que suelte un grito por la intromisión.

-Estás ardiendo por dentro- me susurra mordiéndole el lóbulo de la oreja.

-Es por ti- susurro apretando mis músculos vaginales contra él.

Da dos estocadas en mi interior y se sale dejándome vacía.

-Edward- me quejo.

-Shh…- me manda callar besándome.

Su boca deja un rastro húmedo bajando por mi cuerpo, lame mis pechos, mi abdomen, mi pubis y finalmente mi clítoris.

Mis piernas tiemblan a cada lado de su cabeza.

Siento el frío del cristal contra mi espalda, su saliva enfriándose en mis pechos y el contraste del calor de su boca en mi coño.

Gimo moviendo las caderas hacia adelante y con una mano me empuja hacia atrás, hacia el cristal.

Para abrirme más a su boca coloco una de mis piernas sobre su hombro y siento su risa contra mis labios.

-Estás tan rica- me dice entre lamida y lamida.

Gimo ante sus palabras.

-Te comería el coño todos los días- continua.

Sus palabras me excitan.

Lo sabe.

-Me encanta cuando me follas con tu boca- le respondo.

Sus ojos buscan los míos y se iluminan ante mis palabras.

Luego se cierran y su cara es la imagen del placer absoluto mientras su boca continua en mí.

Voy a correrme.

-¿Confías en mí?- me pregunta separándose de mi coño.

-Sí- digo perdida en las sensaciones.

Habría dicho que sí a cualquier cosa en ese momento.

-Agárrate- me pide pasando mi otra pierna por encima de su hombro.

Estoy suspendida en el aire, sentada sobre sus hombros con su cabeza entre mis piernas y mi espalda contra el cristal.

Luego él se pone de pie y siento temor al verme tan arriba.

-Edward- digo asustada.

-Tienes que concentrarte en mi lengua y olvidarte de donde estás.

-No estoy acostumbrada a estar suspendida en el aire.

-Sujétate- me ordena antes de volver a poner su boca contra mí.

Una de mis manos se agarra de su pelo mientras la otra lo hace de las bisagras de la ventana.

Es una sensación extraña porque siento placer pero al mismo tiempo siento temor de correrme, perder las fuerzas y caerme.

Su lengua acaricia mi clítoris un par de veces antes de que sus labios lo succionen y yo me pierda por completo.

No sé qué hacer porque quiero moverme pero al mismo tiempo tengo miedo de caerme así que aprieto mi agarre contra su pelo, mis piernas contra su cabeza y gimo sin temor a ser escuchada.

Su boca no se aparta de mí pese a mi orgasmo hasta que no me he recuperado.

-¿Bien?- pregunta sonriendo son sus labios brillantes de mi excitación.

Asiento.

Y luego niego.

-Ahora quiero que me folles con tu polla- le pido.

Edward gime y me deja bajar resbalando por la ventana con cuidado hasta que apoyo una pierna en el suelo y la otra en su cadera.

Vuelve a introducirse en mi interior de una estocada y con la facilidad de estar muy mojada.

-Por atrás- le pido girándome.

Ahora mi espalda está contra su pecho y mis tetas aprisionadas contra el cristal.

Veo el mar tintado de negro, la espuma de las olas rompiendo en la costa y las luces cálidas de la ciudad.

-Ahora todo el mundo puede ver como te follo. Toda Barcelona puede vernos- me susurra.

-Que miren- le respondo disfrutando de las sensaciones- que miren como nos corremos juntos, como me dejas llena de ti, como tu semen entra en mí.

-Joder nena- gime clavando sus dedos en mi cadera.

-¿Te gusta? Te gusta pensar en tu semen dentro de mí, en marcarme.

-Me gusta- dice acelerando sus embistes.

-Lléname- le pido antes de gemir.

Sus embestidas hacen que choque una y otra vez contra el cristal hasta que siento como se corre dentro de mí con su frente contra mi hombro.

-No te salgas- le pido a punto de volver a correrme.

Su mano se desliza entre nosotros para acariciarme y así logro correrme.

Cuando nos recuperamos ambos nos reímos y nos apartamos del cristal.

Nos besamos sintiendo el aire chocar contra nuestros cuerpos calientes y sudorosos.

-¿Has traído mi maleta?- le pregunto empujándole a sentarse en la cama.

-Sí, por qué.

-He traído regalos- le sonrío besándole y caminando hasta la entrada donde están nuestras maletas.

Abro la mía y cojo la caja que compré el otro día.

-Ábrelo- digo dándoselo.

Él sonríe y me mira dudoso.

-Es tu noche, se supone que soy yo el que tiene que darte un regalo a ti.

-Es para ambos.

Edward rasga el celofán del precinto de la caja y la abre.

Se ríe al ver su contenido.

-¿Un plug anal?- dice sacando el objeto de acero con un falso diamante rosa en el tope.

-Dijimos que lo intentaríamos- le recuerdo.

-Lo haremos-

-¿Sí?

-Sí- se ríe de mi entusiasmo.

-Entonces…- digo caminando de vuelta a la maleta- empecemos- digo lanzándole dos geles de lubricante y una ristra de condones.

Edward suelta una carcajada y me arrastra con él a la cama.

-¿Porque tengo la sensación de que ahora eres tú la que tiene más ganas de tener sexo anal que yo?

-Porque no paras de jugar con mi culo y me dejas con ganas de más. Has hecho que poco a poco desee practicar sexo anal- confieso- tal vez hoy no sea el día de llegar hasta el final pero un dedo ya no me sirve- le digo tocándole su pene.

-Túmbate boca abajo- me pide abriendo uno de los geles.

Me río pero hago lo que me pide.

Tal y como yo predije no llegamos hasta el final pero llevamos nuestros límites un poco más allá.

Edward fue extremadamente cuidadoso al colocar el plug.

Mucha paciencia, mucho cariño y mucho lubricante.

Esta vez el sexo fue mucho menos pasional y más tranquilo.

-¿Estás bien?- me pregunta encima de mí cuando aún sigue dentro y yo acabo de terminar.

-Muy bien- le respondo besándole.

Y es cierto.

Al principio sentí la tensión, la presión, pero luego me relajé y disfruté de las sensaciones de tener sexo vaginal con un plug anal en mi otra entrada.

-¿Puedo hacer una cosa? ¿Confías en mí?- pregunta.

-¿Más sexo acrobático?- me río.

-No- ríe contra mi boca antes de separarse de mí- quiero una foto tuya así.

-No- me niego firmemente.

-Solo para mí.

-No. Ya tienes fotos mías desnuda.

-No con un plug anal- me rebate.

-¿No saldrá mi cara?

-Si tú no quieres no.

-Solo una foto- acepto- Dios no podría imaginar que fueras tan… pervertido.

Edward se ríe mientras desbloquea su móvil.

-No lo soy, solo soy un tío que tiene a su chica a miles de kilómetros la mayoría del tiempo. Sube las piernas- me indica.

Hago lo que me pide.

Luego veo el flash inundando la habitación.

-¿Ya?- pregunto separando las piernas brevemente.

-Espera, este plano es aún mejor-

Veo un segundo flash y luego un tercero me río y bajo las piernas.

-Suficiente- dice él dejando el móvil y volviendo a tumbarse sobre mí.

-Pervertido- le susurro acariciándole el pelo.

-Solo contigo- se ríe.

-Eso espero. Así como también espero que nuestras fotos desnudos nunca salgan de nuestros teléfonos.

-Por supuesto que no. Las fotos están dentro de un álbum al que solo puedo acceder yo con un código.

-En mi teléfono es igual.

-Nunca es solo por sexo- dice tras un momento de silencio.

-¿El qué?

-Que contigo el sexo nunca ha sido solo sexo.

-Lo sé.

-¿Lo sabes?

-Sí, para nosotros el sexo es nuestro lenguaje del amor. Hay gente que se hace regalos, otros cocinan para su pareja, otros se dicen te quiero al terminar cada frase… Nosotros siempre nos hemos dicho te quiero teniendo sexo, incluso hace años.

-Sí, efectivamente, el sexo es nuestro lenguaje del amor- dice de acuerdo conmigo- así que las fotos, los vídeos y demás son solo una pequeña dosis de esa demostración de amor que comparto contigo pero que no puedo llevar a cabo cuando estamos muy lejos.

-Aún así a mí me gusta escuchártelo decir- añado.

-¿El qué?- se hace el bobo.

Me río.

-Ya sabes el qué.

-¿Que me gusta follarte?

-¡Edward!- me quejo riéndome y empujándole el pecho con la mano.

Él se ríe y tira de mi brazo hacia él.

-¿Que te quiero? ¿Que estoy muy jodido por ti? ¿Qué cada vez es más difícil separarme de ti?- dice ahora serio.

-Eso, sí- sonrío acariciándole la mejilla- o que solo cuentan los días que estamos juntos, que cada vez que nos separamos solo puedo imaginar en que haya un día donde no tengamos que hacerlo. Lo que me recuerda…

-¿Qué?

-Es tu cumpleaños la semana que viene- sonrío.

Él suspira y se gira mirando al techo.

-No me digas que eres una de esas personas que odian su cumpleaños pero al mismo tiempo esperan ser el centro de atención ese día.

-No- discute riendo- pero este año cae fatal.

-¿Cae en jueves no?

-Sí pero estamos a mediados de junio así que ese jueves precisamente es mi primer show del verano en Ushuaïa. Voy a pasarme todo el día de reuniones y preparativos y a la noche seguro que Yann ha preparado una cena o algo así.

-O sea que va a ser imposible que vengas o que yo vaya a Ibiza- digo cayendo en la cuenta.

-Ni tú, ni mis amigos… Será otro día normal pero al mismo tiempo la gente esperará que esté feliz o yo qué sé- suspira mirando al techo.

-Podemos hacer una celebración tardía- le propongo con un plan en mente- podemos retrasar todo al viernes que yo podré viajar a Ibiza. Podemos hacer una gran fiesta o una cena solo los dos, lo que tú prefieras- le digo acariciándole el pelo- no todos los días se cumplen 35 años- me río.

-¿35 años?- pregunta fingiendo una ofensa- 34- me corrige.

-Es casi lo mismo- rebato riendo.

Él se ríe pero me da un cachete en el culo.

-Au, quítame eso, por favor- le pido.

Con cuidado me retira el plug anal y lo deja caer al suelo.

Le beso en agradecimiento.

-Acepto tu plan de celebración tardía. Algo pequeño, solo nosotros.

-Me alegro, aún así iba a pasarlo contigo- le confieso.

-Durmamos, son casi las cuatro de la mañana- me dice cubriéndonos con una sábana a ambos.

A la mañana siguiente me despierto sola en la cama.

Busco mi teléfono en la mesilla y recuerdo que lo olvidé en casa.

No sé qué hora es pero por la luz que entra por las ventanas yo diría que fácilmente será cerca del mediodía.

Salgo completamente desnuda a la terraza porque noto que la puerta está entreabierta.

Edward está igualmente desnudo tomando el sol sobre una de las butacas.

-Buenos días- digo llegando hasta él.

-Buenos días dormilona.

-¿Qué hora es?

-Pasan las 12.

-¿Y a qué hora tenemos que dejar la habitación?

-No te preocupes por eso, ya me he encargado yo. ¿Tienes hambre?

-La verdad es que no- confieso tumbándome a su lado en otra hamaca.

-No te he visto comer desde ayer.

Es cierto, en la fiesta a penas comí medio sándwich.

-Estaba muy nerviosa y estresada, tenía el estómago cerrado.

-Pero eso fue ayer, hoy ya puedes relajarte y comer.

-En realidad no, esta tarde tengo que trabajar. Hay cosas que aún no hemos terminado de cara al festival en sí mismo y aprovechando que estáis todos aquí hay que hacerlo ya.

-Yo no tengo ninguna reunión agendada hoy con vosotros.

-No, porque estará Garret- le digo.

Edward frunce el ceño y mira al frente.

-Yo quería pasar todo el día contigo- me confiesa.

-Y yo- digo estirando mi brazo para tocarle el pecho- esta noche- le prometo.

-Sí pero mañana yo tengo que irme a Las Vegas-

-Entonces concentrémonos en esta noche nada más- le pido.

Pudimos hacer uso de la habitación hasta las tres de la tarde, incluyendo la piscina del hotel donde nos refrescamos del ya insoportable calor que hace en Barcelona en junio.

Luego fuimos a mi piso donde me cambié de ropa y dejé a Edward solo para ir a la oficina.

Tan solo fueron cuatro horas pero cada una de ellas se sintió mal. Se sintió como lo que era, robar mi tiempo libre. Además se desperdició mucho tiempo, lo que conllevó a que mi paciencia estuviera al límite.

¿Por qué estoy un sábado por la tarde en la oficina en una reunión que bien podría haber sido un email?

Estoy impaciente y cabreada por terminar.

Es el enfado lo que hace que al acabar la reunión hable con mi jefa y cambie algunas cosas.

Cuando llego a mi casa el enfado no se ha ido del todo pero lo hace cuando veo a Edward.

-¿Qué haces?- pregunto cuando le veo entrando de la terraza.

-La cena- sonríe antes de darme un pico en los labios.

-¿Tú cocinando?

-Yo pidiendo comida a domicilio y poniéndola sobre platos, con copas y cubiertos- me aclara-

-Ahh- digo riendo. Eso suena más como mi novio.

-¿Quieres ducharte antes de cenar?

-¿Es una indirecta?- pregunto riendo.

-Sí- miente riendo pellizcándome la tripa.

-Sí quiero ducharme, dos minutos y estoy- le digo metiéndome al baño.

Como me he lavado el pelo esta mañana tan solo tengo que enjabonarme el cuerpo y eso me lleva exactamente dos minutos. Tardo un poco más porque me aplico un aceite hidratante con olor a Tiaré por todo el cuerpo y luego me pongo un camisón lencero muy corto que me compré el otro día online.

Cuando salgo a la terraza Edward está con el móvil sentado a la mesa.

La mesa está decorada de forma romántica con varias velas, copas, vino y diferentes tipos de comida.

Deja el móvil en cuanto me siento frente a él.

Cenamos juntos y evito completamente hablar de trabajo porque sé que volveré a enfadarme. Nos quedamos hablando hasta muy tarde, hasta que apenas pasan coches por debajo de mi balcón y la botella de vino se ha acabado.

Ambos estamos algo achispados, lo que hace que caigamos rendidos en cuanto tocamos la cama.

La suave brisa mañanera me despierta entrando por las ventanas que dejamos abiertas la noche anterior porque hacía mucho calor.

Las cortinas blancas se mueven haciendo movimientos ondeantes.

Solo tardo unos segundos en darme cuenta que no ha sido el aire lo que me ha despertado si no mi novio besándome la espalda.

-Es de noche- me quejo medio dormida aún.

-Son las cinco y media- responde con voz rasposa contra mi oído.

Está literalmente pegado a mí.

Mi espalda contra su pecho.

Sus caderas contra mis glúteos.

Sus piernas entre las mías.

Uno de sus brazos pasa por encima de mi cintura y reposa entre mis pechos.

Su cabeza en el hueco de mi cuello.

-Tengo que irme- me recuerda.

Gimo en tono de queja.

-¿Ya?- digo despertándome un poco.

-El avión sale a las siete. Dame un beso de despedida- me pide girándome un poco.

Me río mientras beso sus labios suavemente.

Después paso mi mano por detrás de su nuca acercándole más a mí.

-Te quiero- le digo entre besos.

-No me lo pongas más difícil cariño- me pide sin dejar de besarme.

-No lo hago- le digo echando hacia atrás mi cadera.

Él se ríe suavemente sin romper el beso.

Muevo una de mis piernas hacia adelante dejando espacio para que su pene repose ahí, contra mi vulva.

Es fácil encajar uno con el otro ya que anoche tras mi ducha no me puse ropa interior y Edward durmió completamente desnudo.

Nos restregamos uno contra el otro hasta que el calor y la excitación son insoportables y finalmente su punta se cuela en mi interior provocándome un suspiro mitad gemido.

Es sexo romántico, suave, tranquilo y placentero.

Es hacer el amor.

Me gusta sentirle dentro de mí mientras su pecho acaricia mi espalda.

Tras corrernos, ambos remoloneamos un poco más en la cama hasta que él se levanta para ducharse.

Preparo café mientras está en el baño y desayunamos rápidamente antes de que venga su taxi.

Me pide que le confirme si el viernes viajaré a Ibiza y sonrío asegurándole que sí.

Cuando él ya se ha ido y yo vuelvo a la habitación me doy cuenta de que se ha llevado parte de su ropa que estaba en el armario. Sé que se debe a que a partir de ahora vamos a vernos más en Ibiza que en Barcelona pero aun así me llena de tristeza ver el armario de nuevo casi vacío.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

¡Hola! Por fin puedo actualizar, están siendo unas semanas caóticas de trabajo.

La jefa de Bella ya sabe que está con Edward pero sus compañeros se acaban de enterar ¿habrá chisme en la oficina el lunes? Bella ha firmado por un año más trabajando en Barcelona, ¿soportarán un año más de relación a distancia? Por último, se acerca el cumpleaños de Edward aunque no van a poder celebrarlo juntos

Espero ansiosa a leer qué os ha parecido el capítulo y qué creéis que pasará en el siguiente.

Como siempre review = adelanto y subiré imágenes del capítulo al grupo de Facebook en cuanto pueda.

¡Gracias por leer!