DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
Grupo de Facebook: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.
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Edward nunca me dijo que su cumpleaños era el 20 de junio. Tuve que buscarlo yo en Wikipedia porque sí, a veces stalkeo a mi novio en la red solo para ver qué dice la prensa sobre él. Por suerte casi todas las noticias son relacionadas con su trabajo y apenas hay registros de su vida personal salvo alguna tontería como que posee una de las villas más lujosas de Ibiza cuando en realidad no es así.
Me pasé una tarde entera rompiéndome la cabeza pensando en qué regalar a un hombre que puede comprarse de todo y entonces se me ocurrió una idea, una antigua idea, que seguramente sea lo que más ilusión le haga.
El día de su cumpleaños comenzó felicitándole por videollamada antes de irme a trabajar. Él estaba en Ibiza, acababa de llegar de Las Vegas, tenía por delante un día con muchas reuniones y su primer show de la temporada en Ushuaïa.
Nos despedimos prometiendo hablar de nuevo esta noche cuando él acabase el set y yo llegase de trabajar.
En la oficina había podido evitar responder preguntas sobre mi relación con Edward porque Jordi y Montse, que son los únicos con los que tengo confianza para hablar, han estado fuera hasta hoy. Así que en la hora del almuerzo me vi sometida al tercer grado.
-Disparad- les digo a ambos sentados en una mesa del pequeño comedor de la oficina.
-¿Qué pasa con Dj Üll?- pregunta Montse en tono cordial.
-¿Te le tiraste después de la fiesta?- pregunta mucho más directo Jordi.
Me río y niego.
-Edward es mi pareja, no es un lío de una noche.
-¿Pero desde cuándo? O sea cuando fuimos a Rumanía no estabais juntos o lo disimulabais muy bien- dice Montse confusa.
-No estábamos juntos ahí, pero habíamos estado juntos antes hace muchos años y ahora hemos vuelto- explico saltándome muchos detalles.
-¡Tu novio es famoso!- me recuerda Jordi.
Me río antes de responder.
-No todo es bonito. Hoy por ejemplo es su cumpleaños y no podemos estar juntos- me quejo- viaja mucho.
Ambos me miran intentado darme una respuesta que me reconforte pero no encuentran las palabras.
-Aún no me lo creo, o sea me lo creo pero como que lo estoy digiriendo- dice Jordi riendo.
-¿Ona lo sabe?- pregunta Montse.
Asiento.
-Se lo conté el viernes.
-¿Y?
-Y que hubiera preferido saberlo antes para haberme puesto a trabajar con otro dj.
-Pero vuestra relación no intercedió en el proyecto, fui testigo- dice ella.
-Ella también lo sabe. No me dijo nada más y el proyecto está terminado así que ahora simplemente Edward es mi novio y no alguien con quien tengo que trabajar.
La conversación se ve interrumpida cuando entran otros compañeros al comedor con los que no tengo tanta confianza como para hablar de temas personales.
Las siguientes horas pasan como un flash y cuando me quiero dar cuenta estoy en un avión.
Cuando salí enfadada de la reunión el sábado y hablé con Ona le comenté que quería cambiar mis horas libres. Las horas que habíamos trabajado fuera del horario laboral se iban a devolver en forma de horas libres durante el lunes y el martes pero a mí me venía mejor cogerlas este viernes y el lunes de la semana que viene.
No le gustó nada el cambio pero se lo supe vender alegando que así el trabajo no se pararía del todo porque siempre habría alguien en la oficina trabajando. Finalmente aceptó y yo compré los billetes para Ibiza para poder sorprender a Edward en su cumpleaños y pasar juntos el fin de semana.
Seguidamente hablé con David y le comenté la idea que se me había venido a la cabeza para que él terminará de ajustar aquellos aspectos sobre los que yo no tengo control. Lo primero anular la cena de esta noche sin que mi novio se entere.
Tal y como calculé llegué a Ibiza sobre las nueve de la noche, cogí un taxi hasta la villa de David y entré en la habitación que Edward solía ocupar.
Supe que era la suya nada más entrar porque el olor de su colina estaba impregnado en el ambiente.
Me duché, me recogí el pelo y me puse un vestido blanco muy similar al que usé hace años la primera vez que estuvimos juntos en el hotel de Ushuaïa. Para llegar hasta la discoteca David me prestó uno de sus coches donde guardé mi maleta.
Con lo que no había contado era con el hecho de que el aparcamiento estuviera abarrotado y me tocase aparcar lejísimos. Estuve tentada a coger el autobús que lleva a los turistas desde Ibiza ciudad a Playa d'em Bossa que es donde se sitúan ambas discotecas, HÏ y Ushuaïa.
Según me acercaba el ambiente era festivo y te encontrabas desde gente paseando, hasta personas que iban a cenar y jóvenes que ya volvían a casa completamente borrachos.
David me indicó que no entrase por la entrada principal si no por la puerta de atrás donde él me estaría esperando.
Recuerdo muy bien donde quedaba esa entrada puesto que es por donde accedíamos siempre a la discoteca hace años.
Llamo a David cuando estoy en la puerta y sale rápidamente a buscarme evitando encontrarnos con fans.
-¡Cuánto me alegro de que vayas a darle una sorpresa!
-No podía no venir- le respondo riendo.
-He cancelado todo, hasta he llamado a Garret por si tenía algo pendiente y me ha asegurado que no.
-Gracias David- le respondo.
-A ti, por hacer feliz a mi amigo. Vamos, queda poco para que termine de trabajar- me dice guiándome por el pasillo que da directamente a la cabina y que ya está atestado de gente esperando a hacerse una foto con Edward.
Cuando subo a la zona de detrás de la cabina siento un deja vu.
Veo la espalda de Edward moviéndose al ritmo de la música.
Va vestido con unos pantalones color caqui y una camiseta de manga corta negra.
David me presenta algunas personas con las que estaba antes de salir a buscarme y entablamos una conversación cordial mientras mis ojos no se apartan del escenario donde está mi novio.
El último track es… simplemente mágico y hace que sienta mariposas dentro de mí. Mariposas de novia orgullosa por supuesto.
Cuando los fuegos artificiales comienzan a estallar en el cielo oscuro de Ibiza subo las escaleras que me llevan a la cabina.
-¡Felicidades!- grito sobre la música lanzándome contra él.
-¡Bella!- dice quitándose los cascos para abrazarme.
Le beso sin dejarle hablar mientras los fuegos siguen estallando sobre nuestras cabezas.
La música ha terminado y solo quedan los silbidos de la gente.
-No puedo creerme que estés aquí- sonríe abrazándome y alzándome del suelo.
-No podía no venir- le respondo riendo.
-Gracias-
-Te quiero- le digo besándole de nuevo y mirando el cielo donde todavía hay fuegos artificiales.
Luego un miembro del staff sube las escaleras junto a una tarta llena de velas.
Edward me abraza por el costado mientras sopla las velas sonriente y agradece a todo el mundo haber estado con él hoy.
Nuestro abrazo se rompe para recibir la felicitación de Yann Pissenem, el dueño de Ushuaïa y hacerse una foto ambos junto a la tarta.
Luego Edward vuelve a mí y me besa demasiado entusiasmado como para estar delante de miles de personas. Personas que continúan silbando creando muchísimo alboroto en la pista de baile.
-Tenéis público- nos dice Yann señalando las pantallas que muestran una imagen nuestra en directo como si fuera una Kiss Cam.
Edward se ríe y vuelve a besarme plenamente consciente de que tenemos miles de ojos sobre nosotros.
Yo me siento un poco intimidada y corto el beso sonriente pero ocultándome de las cámaras en el pecho de mi novio.
Edward coge el micrófono dando las gracias a todos de nuevo y las luces se apagan junto a las pantallas.
-Feliz cumpleaños- le repito saliendo de mi escondite.
-Ahora sí lo es- sonríe abrazándome- no me lo esperaba- me confirma riendo.
-Era el plan. Ahora supongo que ya podemos decir que nuestra relación es pública- le digo señalando la pantalla apagada.
-Me habían avisado que iban a grabar pero no sabía que tú ibas a venir. Es igual, que lo sepa todo el mundo. ¿O preferías seguir manteniendo un perfil bajo?- me pregunta con curiosidad.
-No- niego- te quiero y quiero que lo sepan, a riesgo de romper corazones de algunas mujeres y algunos hombres quiero que sepan que eres mío- le digo besándole.
Edward corta el beso para bajar dados de la mano a la zona de bar donde están David y los demás.
Me sorprende que Edward meta prisa para ir a la cena a la que él aún cree que tiene que asistir.
David me mira riendo.
-Pensábamos que como venía Bella no querrías cenar- le dice.
-¿Tú sabías que venía?- le pregunta a David.
-Lo sabía- respondo guiñando el ojo.
-¿Entonces no hay cena o sí hay cena?- pregunta Edward confundido.
-No hay cena, vete con tu novia, eres libre- le dice Yann riendo a Edward.
Edward se ríe sin disimular su alegría por haber cancelado la cena.
Nos despedimos de todos y salimos hacia el garaje donde Edward tiene su coche.
-Aun no me lo creo- dice guardando su portátil en el maletero.
-Estoy aquí- digo agarrándole el brazo- de hecho tenemos que irnos, tengo que darte tu regalo.
-Ya me lo diste- dice refiriéndose a la ilustración que hice con una de nuestras viejas fotos en Ibiza hace cinco años.
Me río y niego.
-Ese no era, era para despistarte. ¿Puedo?- digo señalando el volante.
Él asiente dándome las llaves.
-Estoy nervioso- me confiesa sentándome en el asiento del copiloto.
La salida del parking está pensada para ir directamente a la carretera así no hay opción a que los fans nos aborden.
Conduzco con las ventanillas bajadas hasta donde he dejado aparcado el coche de David, cojo nuestras maletas y sigo conduciendo hasta la zona del puerto donde aparcamos el coche y nos embelesamos mirando Dalt Vila iluminada.
-Vamos- digo cogiendo mi maleta y la suya, preparada orientativamente por David, del maletero.
Edward ríe con incredulidad cuando lo ve.
-¿Has planeado todo al milímetro no?
-Por supuesto- río caminando a su lado.
-Esto me trae recuerdos.
-No vas desencaminado- le digo avanzando por la pasarela de madera.
Gracias a David he podido contactar con una empresa de alquiler de barcos y conseguir una embarcación para nosotros dos para este fin de semana.
El tema del papeleo estropea un poco el momento.
-¿Quién conducirá?- nos pregunta uno de los trabajadores de la compañía de alquiler.
-Él- digo señalando a Edward.
-¿Yo?- pregunta sorprendido.
-Tú tienes licencia, yo no-
David me aseguró que Edward tenía permiso de navegación porque ambos se habían sacado el carnet hace años precisamente aquí en Ibiza.
Habiéndonos demorado más de lo que a mí me hubiera gustado en todo el tema del alquiler, por fin subimos a bordo del barco color gris oscuro.
-¿Te gusta tu regalo?- le pregunto.
-¿Un barco?
Me río negando.
-No, no tengo tanto dinero. Tan solo tendremos este barco hasta el domingo por la mañana pero mientras tanto estaremos tú y yo solos en alta mar. Tu regalo es un fin de semana conmigo en este barco- le digo sentándome en uno de los sofás de la zona de popa.
-Me encanta mi regalo- sonríe acercándose a mí- ¿a dónde quieres ir?
-¿Podemos simplemente alejarnos de la costa? Tú y yo.
-Podemos- afirma caminando hasta el control de mandos- podemos ir hacia el este de la isla. Anclar el barco durante la noche y ver amanecer. Mañana podríamos ir a Formentera y luego navegar hasta Es Vedrá para ver el atardecer desde el mar.
-Suena fantástico- le digo colocándome a su lado.
Edward maneja el barco con total soltura. Me cuenta que el verano pasado navegó bastante junto a amigos.
Así vamos moviéndonos junto a la costa ibicenca viendo las luces de la isla desde el mar hasta que llegamos a la isla de Tagomago, cerca de la cala San Vicente.
Fondeamos y una vez el barco está parado vemos otros barcos cerca de nosotros pero ocultos tras la oscuridad del mar a estas horas.
-Ven aquí- digo llevándole a la zona de proa donde hay una mesa y sofás. También hay una pequeña nevera que he pagado para que esté bien surtida de la cual saco algunos alimentos junto a una botella de champán y copas- por ti cariño, por ser tú, por quererme y por compartir muchos más cumpleaños juntos- digo brindando.
-Gracias- sonríe él antes de dar un trago y cogerme en brazos- gracias por venir conmigo hoy, no sabes lo importante que es para mí estar contigo en mi cumpleaños. Ni si quiera yo lo sabía hasta ahora que estás aquí. Te amo- me dice antes de besarme.
-Yo también te amo- le respondo riendo.
-Me encanta mi regalo-
-En realidad es un regalo para ambos- le digo riendo.
-No trabajas mañana asumo.
-No, cambié las horas que me debían. No trabajo hasta el martes.
-Hasta el martes- silva riendo- o sea que eres mía todo el fin de semana. Y puedo hacer contigo lo que quiera porque aquí nadie nos va a interrumpir.
Me río de sus insinuaciones.
Cenamos tranquilamente disfrutando de la paz que nos aporta el sonido del choque de las olas contra la embarcación y el suave vaivén.
-Tengo otro regalo para ti- digo en tono pícaro poniéndome en pie y quitándome el vestido.
Edward se ríe echando la cabeza para atrás y negando.
-Si no quieres me lo guardo- le digo fingiendo seriedad.
-Quiero todo lo que quieras darme- me responde recostándose contra el sofá donde está sentado y extendiendo completamente sus brazos a cada lado.
-Quiero tu polla- le digo tumbándome contra él y bajándole la cremallera de sus pantalones.
-Apaga la luz del barco- me dice mientras yo saco su pene de sus calzoncillos.
-No-
-Así nos pueden ver desde los otros barcos.
-Lo sé- digo lamiendo su pene que comienza a ponerse duro.
Me esmero en darle placer porque es su cumpleaños y porque quiero hacerle sentir bien.
Así que mis movimientos son lentos, sensuales, acaricio su largura y sus testículos. Beso, chupo y lamo hasta que sus piernas están tensas, su respiración se agita y sus manos aprietan mis brazos.
Miro hacia arriba con su polla en mi boca y me produce placer ser testigo de su cara desencajada.
-Voy a…- me dice mordiéndose el labio inferior.
Asiento cerrando los ojos como dándole permiso.
Siento como se corre en mi boca.
No es el sabor más agradable del mundo por lo que siempre trago rápidamente y bebo agua.
Luego nos besamos mientras su respiración vuelve a la normalidad.
-Te toca- dice metiendo su mano en mi ropa interior- estás mojada- nota cuando sus dedos tantean mis labios.
Asiento sonriente.
-Me gusta darte placer-
-Te pone chupármela ¿no?- dice metiéndome un dedo.
Asiento gimiendo.
Separo más mis piernas para facilitarle el acceso todo lo que mi tanga me permite.
La brisa del mar choca contra mis pezones endureciéndolos.
Edward introduce un dedo más dentro de mí y los mueve hacia dentro y hacia fuera.
-Eres preciosa siempre pero cuando estás a punto de correrte…- me dice moviendo su mano.
Sus palabras me sacan de mi ensoñación y recuerdo mi objetivo.
Hoy no es sobre mí, es sobre él.
Saco su mano de mi interior y chupo sus dedos de forma erótica.
-Vamos al camarote- le pido poniéndome de pie y caminando escaleras abajo.
El camarote está bajando cuatro escaleras y es lujoso pero como cualquier otro camarote también es algo claustrofóbico.
-Túmbate- digo lanzándole sobre la cama.
Edward se tira riéndose al mismo tiempo que va desnudándose.
-Dime que mi otro regalo te incluye a ti desnuda- me pide.
-Sí- sonrío quitándome el tanga y los zapatos quedándome completamente desnuda- me incluye a mí, a ti, a este y a este- le digo sacando nuestros juguetes de la maleta.
-¿Hoy?- pregunta Edward ahora serio.
-Hoy.
-¿Vas a regalarme sexo anal?
Asiento acercándome a besarle.
-Al igual que el barco, también es un regalo para ambos- le digo rozando nuestras zonas íntimas.
Llevo pensando en esta noche durante semanas.
Antes me aterraba y me daba mucho respeto pensar en ser penetrada analmente por Edward. Su polla es demasiado ancha para mi culo pero me recuerdo que ya estuvo ahí una vez.
Los juegos que hemos tenido de un tiempo a esta parte me han hecho relajarme y disfrutar de las sensaciones que ha traído consigo. Así que, el que él entre en mí finalmente se siente como el siguiente paso.
-Esto también me trae otro deja vu- comenta él.
-Es cierto, la otra vez también lo hicimos en un barco- recuerdo dándole un pico.
-Si te duele…
-Pararemos- le prometo.
-Déjame prepararte bien- me pide besándome.
Comenzamos besándonos, acariciándonos, subiendo la temperatura de nuestros cuerpos.
Sus dedos juegan con mis dos entradas.
Los míos juegan de nuevo con su polla.
Me coloca sobre mis rodillas y noto su lengua fuera de mi entrada anal.
-Edward- gimo por las sensaciones que provoca en mí.
Luego introduce su dedo mientras su boca va a mi clítoris.
Después oigo como se destapa uno de los geles lubricantes y luego siento algo duro y frío en la entrada de mi recto.
-Es el plug- me explica.
Asiento mientras siento como mi ano acoge el objeto metálico.
-¿Bien?- pregunta cuando está completamente dentro.
-Sí-
-Gírate- me pide tumbándome boca arriba.
Él se pone encima de mí y me besa con dulzura.
-Te amo- me recuerda.
Sonrío con los ojos cerrados y le beso de vuelta.
Sus besos van bajando entreteniéndose en mi cuello.
Sus labios me hacen el amor hasta llevarme al orgasmo.
Luego siento la punta de su miembro tantear mi entrada y con un leve empujón entra en mí.
Los dos gemimos por el contacto y sus embestidas son demasiado lentas, suaves, pero lentas.
-Más rápido- le pido poniendo ambas manos en sus caderas y aprisionándole con mis piernas.
-Me correría ya- me dice negando.
-Da igual- le digo apoderada por la excitación.
Edward se ríe.
-Me tienes en muy alta estima si crees que puedo correrme tres veces seguidas en menos de media hora. Y dios sabe que hoy voy a correrme en tu culo.
Me río.
-Además tampoco quiero que tú te corras, quiero que estés ahí, en ese punto al borde del orgasmo para que no te duela.
-Lo que quieras- digo moviendo mis caderas buscando aumentar las sensaciones.
Edward vuelve a reírse mientras su boca va directa a mi pezón izquierdo mordiéndolo y succionándolo.
-Gírate- me pide volviéndome a colocar sobre mis rodillas.
Se sale un momento de mí mientras cambiamos de posición y luego me vuelve a follar de espaldas.
Sus labios dejan besos húmedos en mis escápulas y en mi clavícula.
Estoy perdida en las sensaciones pero no tanto como para no escuchar el sonido del envoltorio del condón rasgándose.
Siento que abandona mi cuerpo por unos segundos y cuando vuelve a introducirse en mí el tacto es diferente haciendo que me gire a mirarle.
Debe de notarlo en mi cara porque dice:
-Es la goma-
-No me gusta la goma- le respondo.
-A mí tampoco pero tú querías usarla para el anal…
-Sí para el anal sí pero para el vaginal no-
-Shh- me manda callar mientras vuelve a moverse dentro de mí.
Sus embestidas suben un poco de cadencia pero sigo muy atenta de lo que ocurre a mis espaldas.
Siento un líquido frío sobre mi ano a la vez que el plug va saliendo.
Me tenso, es el momento.
-No, nena no- me regaña moviéndose dentro de mí.
-Lo siento.
-Intenta no apretar, ¿vale? ¿O quieres parar?
-No, quiero hacerlo- le respondo sin dudar.
El plug es reemplazado por dos de sus dedos que me estiran y llevan el lubricante hacia el interior.
Poco a poco va saliendo de mí y cuando noto su pene en mi entrada rugosa sé que es el momento.
Cierro los ojos intentando mantener la calma y cojo aire.
Su punta está haciendo presión y mi ano cede fácilmente dejándola entrar.
-Esto es lo peor- me avisa.
-No me duele pero espera un poco- le pido poniendo mi mano sobre su muslo.
Edward me hace caso y no se mueve ni un centímetro hasta que le pido que continúe. Luego siento más presión y una sensación extraña. No voy a mentir, es como si necesitase ir al baño. No es dolor, es presión.
-¿Estás bien cariño?
Asiento respirando hondo.
-Ya casi- dice mientras continuo sintiendo como entra aún más dentro.
Cuando noto el vello de sus piernas contra mis glúteos sé que está completamente dentro.
-No me duele- le informo feliz y sorprendida.
De verdad que tenía miedo de este momento.
-¿No?
Niego.
-Voy a comenzar a moverme-
-Sí, pero despacio por favor- le pido.
Sus caderas van hacia adelante y hacia atrás mucho más despacio que antes cuando estaba dentro de mi vagina pero la diferencia es que ahora este ritmo está bien para mí.
Una de mis manos va inconscientemente a mi clítoris y comienza a acariciarle.
-Yo me encargo de eso- me dice con voz rasposa apartando mi mano y sustituyéndola por la suya.
A los pocos segundos siento sus dedos en mi vagina y sus caderas aumentan el ritmo.
No sé si son los dedos, su pene en mi culo, la situación en sí o sus gemidos en mi oído pero siento placer con esta práctica.
-¿Te gusta?
-Sí- susurro contra la almohada.
Cierro los ojos mientras él continua moviéndose dentro de mí.
-Ven aquí- dice agarrándome de los brazos y levantándome sobre mis rodillas con cuidado.
Ahora estamos erguidos y su cuerpo está completamente pegado al mío.
Giro mi cara para besarnos al mismo tiempo que su mano derecha y la mía se encuentran en mis pechos jugando con ellos.
Su mano izquierda está dentro de mi vagina.
Siento el placer llegando a desbordarse dentro de mí y cuando me corro él me sigue segundos después, me estaba esperando.
Seguimos unidos mientras nuestras respiraciones vuelven a su ritmo habitual.
-A ver ahora- le digo esperando a que se salga.
Él se sale dejando mi ano libre nuevamente.
Me quiero girar a ver el condón pero Edward no me deja.
No obstante siento el movimiento de sus manos detrás de mí mientras se lo retira.
-Déjame a mí.
-No- me impide él- todo está normal.
Luego él se levanta al baño a tirar la goma y vuelve encontrándome en la cama tocándome mi entrada trasera.
-¿Estás bien?- pregunta tumbándose a mi lado.
-Se siente raro. No me duele ni nada, pero se siente… invadido- me río- No es raro teniendo en cuenta que tremendo pene me ha atravesado-
Edward se ríe conmigo pasando un brazo por debajo de mis hombros y tumbándome sobre su pecho.
-¿Te ha gustado?
-¿No lo has visto?
-Quiero asegurarme.
-Me ha gustado- digo besándole- y sí, antes de que lo preguntes, sí, repetiremos-
-Gracias.
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¡Hola de nuevo!
Por supuesto que Bella iba a estar con Edward en su primer cumpleaños como pareja, ¿quién pensaba que no? Habló con su jefa para cambiar sus días libres.
Tres días en un barco, no está mal como regalo de cumpleaños ¿verdad?
Hoy han avanzado un poco más en su intimidad de pareja pero todavía les queda el resto del fin de semana juntos, ¿queréis ver cómo continúa su fin de semana romántico en alta mar? También han hecho pública su relación en Ushuaïa donde todo comenzó, no obstante la gente no conoce a Bella, el público no sabe si es su pareja o una fan nada más.
Próxima actualización el jueves pero mientras tanto ya sabéis que review = adelanto. ¿Os llegan los avisos al email de que hay nuevo capítulo? Hay gente que dice que ya le llegan, a mí no.
;)
