Hola, hola, perdón por la extrema tardanza, tenía pensado publicar mucho tiempo antes, pero tuve algunos contratiempos y para compensar les traigo un capítulo un poco más largo de lo normal. Espero estén muy bien.

Me disculpo de antemano por las faltas de ortografía que seguro habrá y como siempre nos leemos al final del capítulo.

Sin más por el momento, que disfruten la lectura.


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Capítulo 3:


Ranma

Justo cuando el cuerpo del hombre cae al suelo unos agentes de la paz nos empujan con violencia hacía dentro apuntándonos con las armas directo a la cara. Akane esta aterrada.

- ¡Ya nos vamos! – Grito poniéndome frente a Akane y empujando al idiota que le ha puesto el arma en la frente. – Ya entendimos ¿de acuerdo? Vamos Akane.

Y la jalo tomándola de la mano mientras prácticamente la arrastro para alejarnos de ahí. ¡¿Dónde diablos esta Tofu?! Se escuchan un par de disparos más y el caos se desata, escucho gritos y ecos de riñas. ¡Demonios! Pienso ansioso tirando de Akane detrás de mí.

Encontramos en un amplio y casi vacío salón a Hinako, Tofu, Portia y Cinna debajo de una enorme pantalla en la que solo se ve estática, todos tensos y con rostros demudados.

En cuanto nos escuchan entrar todos se abalanzan hacia nosotros, Hinako con una mirada de terror preguntando qué es lo que paso mientras asegura que ha escuchado disparos.

Nada paso Hinako - contesto lo más tranquilo que puedo intentando controlar el temblor de mi voz - solo fue el escape de un viejo auto – y al parecer lo consigo porque Hinako asiente fervorosa mientras dice que era ridículo haber pensado que eran disparos.

Tofu no necesita decirme nada, interpreto su insistente mirada y lo sigo arrastrando a Akane detrás de mí, que sorprendentemente se queda callada y solo camina, mientras seguimos a nuestro mentor por pasillos y subimos presurosos por una magnífica escalera curva de mármol. Caminamos por un largo corredor con una antigua y desgastada alfombra, Tofu abre unas enormes y exquisitas puertas dobles de madera tallada y entramos en una sala amplia, con molduras de yeso de flores y aves, además de algunos querubines en las esquinas que nos observan con ojos vacíos.

Ahí en percheros de metal están nuestros vestuarios para la cena de esta noche, Tofu se acerca veloz y sin decir palabra nos arranca los micrófonos del pecho y los pone debajo de un cojín del elegante pero raído sofá que está pegado a la pared, luego nos hace señas para que lo sigamos.

Caminamos rápidos pero lo más sigilosos que podemos, mientras él da vueltas, camina por pasillos y sube escaleras en este enorme lugar que más pareciera un laberinto, no sé cómo lo hace, porque a lo mucho solo ha estado unas cuantas veces aquí antes, pero su memoria es asombrosa a pesar del abuso de alcohol. A veces se detiene unos segundos de más para forzar alguna puerta que chirria protestando por ser abierta luego de tanto tiempo y al final subimos por una empinada escalera en una trampilla del techo de una habitación, nos encontramos en el ático del edificio. Un lugar enorme y lleno de muebles viejos y rotos, armas, pilas de libros llenos polvo y uno que otro ratón que corre a ocultarse en cuanto se percata de nuestra presencia.

Tofu cierra la trampilla de una patada y voltea a vernos impaciente - ¿Qué pasó? – pregunta y Akane le dice todo, el silbido, el saludo y el asesinato del abuelo de Shinosuke.

- ¡¿Qué demonios está pasando?! – pregunta aterrada al terminar el relato de lo sucedido.

- Te lo dije chico, te dije que tenías que decírselo – dice Tofu mirándome con desaprobación.

-Así que, sí hay algo más que me estas ocultado, ¿o solo es lo de la visita del presidente? No. Hay algo más. Estoy segura. – Dice ella con ojos entrecerrados y la voz tensa.

Aprieto los ojos un segundo, antes de hablar, será horrible, me odiará, pero aun así solo le diré lo imprescindible. Le explico la visita del presidente omitiendo detalles obvios, a lo que Tofu solo niega con la cabeza, continúo con lo de los disturbios en los distritos. Trago saliva y le digo del beso entre Ukyo y yo observando como Akane endurece la mirada. Le digo que estamos en peligro y no solo nosotros sino nuestras familias por culpa de mi truco con las bayas.

-Se suponía que en esta gira debíamos acabar con los rumores de quienes dudaban que todo lo que hicimos fue un acto de amor, se suponía que debía arreglar todo. Calmar a los distritos. Pero solo he conseguido que maten a varias personas por abrir mi bocota.

- ¿Y qué hay de tus visitas al Capitolio? – pregunta con los brazos cruzados obviamente molesta – quiero toda la verdad – dice tajante, como si todo lo que dije antes careciera de importancia.

- ¿Qué? – pregunto yo a mi vez desconcertado - ¿no entiendes lo delicado de la situación? ¡El presidente quiere matarnos y también a nuestras familias Akane y ¿tú me preguntas sobre mis visitas al Capitolio?

-No soy tonta Ranma, sé que hay algo que me estas ocultando y no voy a descansar hasta que me lo digas, se lo delicado que es todo lo que me has dicho y de ahora en adelante vamos a darle al presidente lo que quiere, porque si me hubieras dicho antes todo lo que me has dicho, yo tampoco habría dicho todo lo que dije en el discurso, yo también tengo la culpa de que mataran a esas personas – dice esforzándose por que su voz no se rompa -, pero si vamos a seguir con esto – dice haciendo un ademan con su dedo índice señalándose a si misma y a mi – necesito saber todo, no solo lo que decidas contarme, mientras omites otras, porque por si no te has dado cuenta ¡yo también estoy hasta el cuello en esta mierda!

Me observa desafiante, sé que no cederá, sé que seguirá insistiendo, pero yo también soy terco, así que la observo con igual intensidad sin decir una palabra mientras aprieto la boca para no decirle una tontería que la haga enojar aún más.

- ¡Y tú también lo sabes! ¿Verdad? – dice de pronto mirando con ira a Tofu.

-No es a mí a quien le corresponde decírtelo, ya te lo había dicho. Sobre lo de los distritos y el presidente te prometo que estarás informada de todo de ahora en adelante.

-Más te vale. – Dice sin mirarme de nuevo antes de darse la vuelta y salir por la trampilla que levanta bastante polvo al cerrase con violencia.

- Ella te lo pregunto antes – no era una pregunta sino una afirmación, es lógico que ella intentaría descubrirlo por otros medios, aunque creía que me odiaba lo suficiente como para no interesarse en nada de lo que me pasará después de lo mal que la he tratado. - ¿Por qué no se lo dijiste? No me debes nada para guardar mis secretos y además ella te cae mejor que yo, me atrevería a decir que la quieres.

-Tienes razón, supongo que he querido protegerla lo más que he podido, pero ese tiempo ha terminado, necesitas decírselo chico, sé que no es justo porque es de lo último que quieres que ella se entere, pero necesita saber, para que entienda a lo que se arriesga. Es obstinada y no te dejará en paz hasta que se lo digas, es capaz de cometer una estupidez para encontrar la verdad y sabes tan bien como yo las consecuencias que eso le acarrearía.


Mientras mis estilistas me visten para la cena de esta noche, me doy cuenta de que este distrito no se parece en nada al 12, es grande y con gente que ya no tiene nada más que perder, sufren más y están más desesperados. Una chispa, haría que todo ardiera. El presidente tiene razón.

Demonios, tendré que decirle todo a Akane, pero no quiero. Mierda. No quiero.


Akane

El equipo de preparación no parece saber nada del suceso del día, están emocionados por la cena; se dedican a intentar predecir qué platillos servirán, aunque mi cabeza solo puede pensar en una cosa, Ranma, el estúpido de Ranma. La bala atravesando el cráneo del pobre anciano. No presto atención a nada de lo que me dicen, estoy a punto de salir por la puerta para reunirme con todos en la planta baja y me veo en el espejo, llevo puesto un vestido palabra de honor de color rosa pálido que me llega hasta los zapatos plateados, el cabello apartado de la cara con una delicada diadema de piedras refulgentes y un maquillaje hermoso que resalta mis ojos castaños.

En ese momento llega Cinna y me coloca un reluciente chal plateado en los hombros.

- ¿Te gusta?

-Es lindo, como todo lo que haces, – le contesto intentando sonreír, pero sin conseguirlo.

-Veamos que aspecto tiene con una bella sonrisa. – Es su forma de recordarme que pronto estaré frente a las cámaras de nuevo. Consigo levantar las comisuras de los labios. – Eso es.

Camino, tomada de la mano de Ranma, que como siempre luce impresionante y guapo, vestido con un elegante traje gris Oxford. Somos los últimos en salir y en algún lugar, los músicos empiezan a tocar una suave melodía.

-Parece que siempre que será así, verdad.

El me mira confundido. -Ya sabes, tu ocultándome cosas, – le digo recordando cuando confeso delante de todo Panem que me amaba.

-Oh. – Dice solamente.

-Sí, oh. – Digo yo.

-Siempre ha sido para protegerte – dice luego de una larga pausa.

- ¿La besaste para protegerme? – pregunto refiriéndome a Ukyo.

-Yo… - dice mirando al suelo contando los 15 pasos que debemos mantener de distancia con Tofu que va delante. – Sí.

No puedo evitar reír, él levanta la mirada para verme y se da cuenta que obviamente no rio de alegría. – Disculpa que diga lo obvio, pero a mí no me lo parece. No me lo pareció la vez que te vi intentando chuparle el alma aquella vez que los vi en el bosque y al parecer al presidente tampoco le pareció cuando te mostro aquella grabación de ambos besuqueándose en la ladera de la valla.


La noche pasa como un borrón. Cuando subo al tren me obligo a ir a mi compartimiento para cambiarme y desmaquillarme antes de ir a interrogar a Ranma, no pienso dejar las cosas así, con sus vagas respuestas y silencios con los que intenta que me olvide del tema.

Cuando por fin consigo quitarme todo el maquillaje es bastante tarde, pasa de la media noche y el tren se ha alejado del distrito 11 hace ya bastante tiempo. Camino lo más silenciosa que puedo hasta la puerta de la habitación de Ranma. Oh, sorpresa, sorpresa, esta cerrada. Toco suavemente y espero, pero solo me responde el silencio. Siento unas ganas inmensas de patear la puerta y gritarle unas cuantas cositas al cobarde que sé que está escuchándome dentro de su habitación, pero me contengo. Mañana tendrá que hablar conmigo, quiera o no.

Luego de eso, nos engulle lo que parece un sinfín indistinguible de cenas, ceremonias y discursos en los distintos distritos, escuchamos un pequeño discurso en nuestro honor, los vítores de la multitud y damos nuestro discurso leído directamente de las tarjetas que Hinako nos da, sin añadidos personales, ya no más. Durante las cenas tenemos un acuerdo tácito y sin palabras, somos la parejita feliz y enamorada que el presidente quiere, nos besamos sin recato fingiendo que no hemos visto las cámaras que nos graban en la distancia, nos captan intentado escabullirnos por ahí para estar solos, siempre estamos unidos, tomados de las manos, abrazados. Pero en realidad no tenemos tiempo solos. No podemos hablar de nada peligroso.

Y no puedo evitar que mi patético corazón se hinche de felicidad con esta actuación para las cámaras, aunque en realidad yo no estoy fingiendo, disfruto cada beso y caricia de su parte, aunque sé que está fingiendo, soy estúpidamente feliz sintiendo su mano entrelazada a la mía y me odio cada día más por olvidar por estos breves momentos que todo lo que él hace es para complacer al presidente, que todo lo hace para salvar a su familia y a Ukyo.

De vez en cuando hay una pequeña excursión por el distrito en curso. Altos bosques, fabricas feas, campos de trigo, apestosas refinerías y un buen día llegamos a un distrito desde el que puedo oler la sal en el viento y ver el enorme mar en el horizonte, el 4.

Y luego de nuestro discurso y de un corto tour por el distrito nos dejan caminar solos por unos minutos en la playa. Es mi oportunidad y la tomo. Aunque sé que nos mantienen vigilados porque unos agentes de la paz nos siguen a buena distancia.

- Sigo esperando que me digas todo Ranma, - digo de pronto y sé que lo he tomado por sorpresa porque se detiene un segundo y luego sigue caminando lentamente a mi lado.

-Esperaba que te hubieras olvidado del tema – dice pateando la arena.

Me detengo y siento la tela de mi corto vestido amarillo rosando mis muslos mientras el viento lo agita suavemente, alzo el rostro para verlo a la cara y que vea mi determinación, observo sus impresionantes ojos azules que ahora mismo son del color del mar, profundos y atribulados, su flequillo también es objeto del jugueteo del viento y las lumbres del ocaso del sol al atardecer enmarcan su rostro de una manera impactante, me encantaría tener un pincel ahora mismo y plasmar su rostro en un lienzo para capturar para siempre este momento.

Su rostro está cada vez más cerca y me siento como hipnotizada porque no me alejo y veo con pasmo el maravilloso matiz que los últimos rayos del sol les otorgan a sus ojos azules cada vez más de cerca.

Y me besa. Arrancándome de la realidad en un instante, lo único que me sostiene para no perderme para siempre son sus labios y sus manos aferradas a mi cintura. Siempre me sucede lo mismo cada vez que nos besamos, porque para mí cada beso ha sido real.

No sé como sucedió, solo paso y yo le respondo aferrando mis manos en su nuca, enterrando los dedos en su cabello y bebiendo hasta el último aliento de su boca, su lengua juguetea placenteramente con la mía y sus brazos me rodean por la cintura y la espalda con fuerza pegándome a su torso.


Ranma

No pude evitarlo, quizá solo lo hice de manera inconsciente para que se olvidara del tema y que no siguiera interrogándome, pero la verdad es que tenía demasiadas ganas de besarla sin que una cámara estuviera detrás capturando el momento para los tabloides del Capitolio y al verla tan encantadora y bonita con ese delicado y corto vestidito amarillo que le han puesto, descalza porque se ha quitado las sandalias cafés que lleva en una mano, mientras con la otra se sostiene el sombrero beige que le cubre el rostro del sol, simplemente no he podido evitarlo. Y ella me responde como siempre con ese amor avasallador que definitivamente no merezco y que me recuerda que ahora por mi culpa está atada a mi para siempre y no porque ella tenga opción, sino porque si no lo hacemos el presidente nos lo hará pagar.

Por fin nos separamos y aun con los ojos cerrados y mi frente pegada a la suya, intentando controlar el furioso palpitar de mi acelerado corazón por fin hablo, porque sé que no tengo más opción y al menos ella se merece toda la verdad, aunque después me desprecie por lo que he hecho y jamás me deje volver a tocarla y mucho menos besarla, pero es lo que merezco.

- Cuando lleguemos a casa, Akane. Te prometo que te lo diré todo.

Se aparta unos centímetros de mí y por fin abro los ojos y me encuentro con sus mejillas arreboladas, los labios hinchados y sus enormes ojos castaños con un brillo arrebatador que me hace desear estar en un lugar apartado solo para nosotros y hacer lo que tanto he deseado. Un flashazo me nubla la vista, de pronto son otros ojos lo que me miran con anhelo y otras manos las que me rodean el cuello, escucho una respiración temblorosa y agitada, la molesta y desagradable sensación de una piel pegajosa y caliente, una voz llamándome por mi nombre, el terror y el asco me invaden. Las náuseas son inevitables.

Vuelco todo el contenido de mi estomago en unas rocas que están cerca y evito que Akane se acerque porque los temblores todavía me impiden ponerme de pie.

-Estoy bien – consigo decir alejándola con el brazo alzado y la palma de la mano levantada, para que no se acerque más- no te acerques, me mareé por el mar.

Ella asiente no muy convencida, consigo ver en sus ojos la alarma y la incertidumbre, – quizá tengas razón, yo también me siento un poco rara al ver tanto tiempo el mar o quizá fue algo que comiste – dice y puedo notar la preocupación en su voz, luchando para permanecer alejada.

Después de que consigo controlarme, me lavo la cara con agua de mar que esta salada y hace que me ardan los ojos. No me vuelvo a acercar tanto a Akane porque tengo miedo de que otro episodio vuelva a ocurrir, ella se mantiene en silencio caminando a mi lado. Y de pronto se detiene, hay un muelle largo de madera a unos 20 metros de nosotros y un chico sentado en la orilla con los pies descalzos colgando, al parecer disfrutando de que el agua le salpique las piernas, su largo pelo negro y suelto se ondea con el viento mientras él observa el mar con una melancolía que me hace sentir raro.

- Lo reconozco – dice Akane que se ha quedado observándolo – es el chico que gano hace cuatro años. El que se volvió loco y no volvió a hablar después de haber ganado.

- Mousse, así se llama - digo yo, porque ahora sé quién es, Shampoo la vencedora del cuatro con la que me he topado en el Capitolio en varias ocasiones y que tal vez pueda considerar una especie de amiga, ya me había hablado un poco de él.

- Es hora de que vuelvan - dice una voz ronca a nuestras espaldas. Es un agente de la paz y nosotros obedecemos sin decir una palabra más.

Esa noche en el tren mientras recuerdo al chico melancólico del cuatro en el muelle, me quedo dormido.

Sueño que estoy en un infierno ardiente, un océano de lava que me arranca la piel cada vez que sus olas abrazadoras me tocan mientras susurran mi nombre, insinuantes, y luego de entre la arena surgen los rostros de todos los que maté en la arena, rostros con cuencas vacías y sangrantes, con bocas abiertas en un grito mudo, Rue recostada en una cama de flores me pregunta porque la deje morir mientras borbotones de sangre que brotan de sus labios le empapan la barbilla y el pecho. Mousse el vencedor del cuatro me observa desde el muelle y luego ya no es él, sino Akane quien me observa perdida, intenta hablar, pero le han cortado la lengua y de su pierna amputada brotan chorros de sangre oscura, luego manos surgen del mar del color de la sangre y la arrastran a las profundidades.

- ¡Ranma despierta! Es solo una pesadilla, yo también las tengo. Tranquilo - dice la dulce voz de Akane.

Me acaricia el rostro tranquilizándome y yo le sujeto las manos con fuerza, porque es ella, porque está bien, viva y está aquí a mi lado, la arrastro a la cama y la meto debajo de las sábanas conmigo, no puedo hablar solo abrazarla con fuerza porque todo fue una pesadilla y ella está bien, pero no sé hasta cuándo será así. No se si podré seguir manteniéndola segura por mucho tiempo más.

Nos quedamos dormidos juntos y a partir de ese momento lo hacemos cada noche como lo hacíamos cuando volvíamos de la arena después de coronarnos como vencedores. No hablamos mucho en esas ocasiones, solemos quedarnos dormidos mientras nos besamos y acariciamos, no quiero ni me atrevo a ir más allá porque solo con pensarlo los ataques regresan con una intensidad espantosa y estoy casi seguro de que Akane se ha dado cuenta, porque solo se limita a avanzar hasta que yo me detengo y luego solo nos abrazamos. Ella también tiene pesadillas, sus gritos me despiertan cada noche y yo la acuno en mis brazos hasta que se tranquiliza mientras le digo palabras dulces, no me cuenta sus pesadillas ni yo a ella las mías. Cada vez son menos, hasta que llega el día en que duerme toda la noche de tirón con una dulce sonrisa en sus labios acurrucada en mi pecho.


Akane

¿Cómo llegamos a esto de nuevo? Pienso confundida mientras escucho los latidos de su corazón en mi oído, porque estoy recostada en su pecho, luego de que yo estuviera tan segura de que no volvería a caer en sus mentiras, pero es que cada día creo cada vez más que lo que me dijo Ukyo no es la verdad absoluta, eso de que él actuaría como si me amara solo por las cámaras, solo por el presidente. Mi cabeza es un lío y además creo que soy idiota. Mi necesidad de él es más fuerte que mi orgullo. Además, a su lado es más fácil olvidarme de las pesadillas.

Una noche, la noche después de visitar el distrito cuatro y de besarnos sin que hubiera una cámara presente, no podía dormir pensando, pensando, si Ranma por fin sería sincero, qué sería lo que Ranma me ocultaba, si realmente me amaría, si Ukyo mentía o decía la verdad. Que era lo que estaba causando en él esos terribles ataques de pánico.

Una punzada de dolor se extendió por mi pierna falsa, tome una pastilla para el dolor de la mesita de noche, pero la amargura no se detuvo y de pronto un terrible pensamiento cruzo mi mente, estoy incompleta por más que no lo parezca y él lo sabe, quizá, sea eso lo que le causa rechazo, posiblemente solo finja los ataques para apartarse de mí, a lo mejor es demasiado difícil para él seguir aparentando que le atraigo.

Rondaba como alma en pena por el tren, hasta que llegue a su habitación y entre, pasaba de la media noche y me preguntaba mudamente si yo terminaría igual que aquel pobre chico loco del distrito cuatro. Entonces lo vi, estaba quieto, muy quieto, respirando pesadamente, moviendo casi imperceptiblemente los labios, pero sin emitir ningún sonido, con la frente perlada de sudor y el flequillo pegado a la frente húmeda. Lo supe en ese momento, estaba teniendo una pesadilla y cuando conseguí que despertara me deje arrastrar a su lado y me quede dormida junto a él y cada noche restante a partir de ese momento. Decidí aceptar su compañía, porque por más que intente negarlo lo necesito conmigo, solo su presencia logra alejar las pesadillas, solo en sus brazos me siento segura.

A partir de esa noche él llegaba silencioso inmediatamente después de que todos se fueran a dormir y entraba a mi habitación y así sin decir nada empezamos a compartir mi cama y algunas cosas más, besos y caricias; de pronto cuando las cosas empezaban a subir un poco de tono él simplemente se quedaba muy quieto y después, solo nos quedábamos dormidos.

En el día, en ciertos distritos podíamos notar la indiferencia y el cansancio de la gente, que solo coreaban nuestro nombre porque había armas apuntándoles a la cabeza en la distancia, pero en ciertos lugares, como el 8, 4, 2 y 1, se sentía un ambiente distinto, nuestros nombres eran coreados con euforia y rabia, más como un grito de venganza que como uno de admiración por nuestro triunfo. Los distritos se ven casi como una olla de presión a punto de explotar, necesitamos tranquilizar a los distritos, es por eso que mañana antes de que lleguemos al distrito tengo un plan que, en otro futuro, en otro mundo me haría feliz, pero que ahora solo me hace rabiar contra el maldito del presidente Happosai, porque se que Ranma no se negara y quizá esto haga que Ukyo me odie aún más y sinceramente me siento mal por ella, por arrebatarle a ambos la felicidad que si no fuera por los malditos juegos quizá podrían disfrutar, pero todos salimos perdiendo, nadie será feliz jamás, así es el mundo en el que vivimos y dudo que cambie algún día. Debemos resignarnos.

Me quedo dormida pensando en mi plan y sintiéndome miserable en todos los aspectos.

Despierto porque la luz del sol me da directo en los ojos y me molesta un poco, siento su calidez rodeándome y no puedo evitar sonreír mientras escucho su pausada respiración, aún debe estar dormido así que hago el amago de levantarme para no despertarlo cuando habla.

- Esta noche no tuviste pesadillas.

- ¿Cómo? – pregunto porque no pensé que estuviera despierto.

- Que esta noche no tuviste pesadillas, -dice con la voz suave mirándome de una manera que me hace dejar de respirar unos segundos. Tiene razón, esta noche no tuve pesadillas, por alguna razón esto me hace sentirme feliz.

- Pero si soñé - le digo – soñé con un sinsajo que volaba bajo por el bosque, pero no era un sinsajo, era Rue y yo la seguía a través del bosque hasta el lago y ahí… - callo, porque me avergüenza continuar y decirle que ahí en mi sueño estaba él, sonriéndome de aquella manera que me hace olvidarlo todo, besándome mientras me hacía girar en el aire y agudas e infantiles voces riendo a nuestro alrededor.

- ¿Y ahí...? – pregunta él curioso.

- No me acuerdo - digo cambiando el tema porque no quiero confesarle mi ridículo sueño imposible - ¿Por qué nunca me despiertas cuando tienes una pesadilla? – le pregunto – Nunca me entero cuando estas teniendo una.

- Ni idea, supongo que yo no grito ni me agito ni nada, solo me despierto paralizado del terror.

- Deberías despertarme, yo me tranquilizo cuando me abrazas, - digo intentando inútilmente no sonrojarme y él sonríe brevemente mientras me hace una caricia en la mejilla.

- No hace falta, mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que cuando despierto y te veo a mi lado, sana y salva me tranquilizo y se me pasa. Será peor cuando estemos de vuelta en casa y vuelva a dormir solo.

Ay. Siento unas inmensas ganas de llorar, es como si Ranma me hubiera dado un puñetazo directo al estómago y sin decir nada más lo abrazo con fuerza, apretando los ojos para no soltar ni una tonta lagrima, porque no se si lo que dice es verdad o mentira, porque yo siento ese terror del que habla, del miedo a perderlo. No sé si él aún está jugando el juego o no y francamente estoy cansada de intentar descubrir si me miente o no, solo, quiero creer en él.

- Tengo un plan – digo cambiando nuevamente de tema con la voz sofocada por su pecho porque sigo con la cabeza enterrada en él.

- ¿Un plan? Y de que se trata.

- Te lo diré luego del desayuno cuando estemos con Tofu para ver qué opina.

No tiene tiempo de replicar porque en ese momento Hinako entra a mi habitación sin tocar.

- Oye, - le grito indignada sacando por fin la cabeza del pecho de Ranma lo que lo hace reír bajito. – Deberías tocar, hay algo que se llama privacidad.

- Pues ustedes la perdieron después de dormir todas las noches juntos haciendo quien sabe que cosas siendo apenas unos niños – regaña Hinako – no está muy bien visto lo que hacen ya corren bastantes rumores en el tren y alguien de la tripulación podría decírselo a los tabloides y sería un verdadero escándalo en el Capitolio – dice señalándonos con un dedo acusador.

Ese es el objetivo que alguien disperse el chisme y llegue hasta el presidente pienso.

– Intentaremos ser más discretos - digo mientras miro la cara de espanto de Hinako y me monto sobre Ranma escuchando gustosamente el grito de espanto que suelta mientras se da la vuelta - ¡Akane basta de descaros es hora de que vayan a desayunar o no nos alcanzara el tiempo! – consigue gritar antes de marcharse cerrando de un portazo y yo habiendo conseguido mi objetivo que era espantarla me rio satisfecha.

Luego me doy cuenta, él está muy quieto, con un brillo extraño en la mirada, sosteniendo mis muslos que están a los costados de su cadera, es una posición comprometedora y veo la lucha interna que está teniendo en su cabeza, por alguna razón que desconozco no me quito de encima de él, por el contrario me acomodo mejor y pongo mis manos sobre las suyas que se mueven despacio hasta subir a mis caderas, no había estado tan íntimamente cerca de él desde la cueva, siento su dureza en mi centro y su respiración se hace pesada, cierra los ojos apretándolos y por un instante pienso que me apartara y se alejara como lo ha hecho estas últimas noches cuando las cosas estaban subiendo de nivel mientras nos besábamos, pero me sorprende girándonos de pronto, cambiándonos de posición, ahora él sobre mi mientras recorre lentamente mi cuello rozando mi piel con su nariz, siento su pesado cuerpo sobre el mío, el calor que emana de su piel, sus manos recorriendo deliciosamente mis costados y caderas, sus labios de pronto sobre los míos besándome con ansia, las constantes arremetidas entre mis piernas, sus manos debajo de mi pijama acercándose peligrosamente al borde de mis senos, mis propias manos recorriendo con desespero su ancha espalda, mis piernas entrelazadas con las suyas, mis caderas sincronizadas a aquel apasionado vaivén de las suyas.

Se que nadie más entrara, Hinako protegerá nuestro decoro, dirá que estamos dormidos o yo que se para no hacer más chismes, aunque después nos regañe.

Estoy tentada, tentada a continuar hasta el final, es como si fuera el mismo Ranma que conocí luego de los juegos, el Ranma que aún no había ido al Capitolio de visita. Su cabeza esta entre mis pechos, no llevo sujetador para dormir y él lo sabe bien, me regala húmedos besos y succiona mis pechos con fruición que me hacen perder la razón por segundos que parecen eternos, empieza a bajar suavemente el elástico de mis shorts por mis caderas, él mismo ya no lleva la camiseta. Mi mente grita que lo detenga y mi cuerpo todo lo contrario.

Se escuchan voces muy cerca, es Tofu y está discutiendo algo con Hinako. Demonios.

- Ranma – susurro furiosamente intentando hacer que se detenga, él me besa el vientre y está bajando hacia el sur peligrosamente junto al elástico de mi ropa – Ranma – digo un poco más fuerte y por fin se detiene. Alza la cabeza mientras me regala una sonrisa ladeada con los labios húmedos e hinchados, las mejillas enrojecidas y las pupilas totalmente dilatadas, nunca lo había visto tan arrebatadoramente guapo, nunca lo había sentido tan insistentemente mío. Le regalo una sonrisa. – Tenemos que parar, afuera esta Tofu y creo que va a entrar si no salimos pronto, en la noche podemos continuar…si quieres – le digo al final mordiéndome el labio inferior insegura.

Él asiente mientras suspira largamente con los ojos cerrados, - Tienes razón, debemos parar – abre nuevamente los ojos y con una sonrisa juguetona ahora, se acerca rápidamente a mí y me da un último pico en los labios para luego levantarse de un salto y ponerse la camisa de su pijama.

Justo cuando está a punto de abrir la puerta, Tofu se adelanta y la abre quedándose muy serio, puedo sentir la tensión en el ambiente, se asoma para verme con una mirada reprobadora, mientras yo me aliso el cabello que parece un nido de pájaros, sentada en la cama.


Desayunamos en silencio y justo cuando Tofu se levanta para retirarse lo detengo.

- Espera, tengo algo que decir.

Él solo me observa con una mirada condescendiente, como si cualquier cosa que tuviera yo para decir fuera una pequeñez, como si fuera una niña. - ¿Y de qué se trata preciosa? – pregunta usando el apodo que sabe que tanto me molesta.

Me trago el insulto – Un plan para convencerlo – digo esperando que entienda a quien me refiero, estamos rodeados de empleados del Capitolio y no quiero decir nada más.

- ¿Tú sabes de que habla? – le pregunta a Ranma que solo se encoge de hombros mientras se mete un gajo de naranja en la boca.

- Ni idea – dice solamente.

Me pongo de pie y empiezo a caminar esperando que me sigan, el único lugar medianamente seguro es el vagón panorámico. Llegamos y me siento cerca de una ventana y la abro, Tofu se sienta frente a mí y Ranma se sienta a mi lado.

- ¿Y? – pregunta impaciente nuestro mentor.

- Pues, he estado pensando, hemos hecho casi de todo para convencer a todo el mundo – digo esperando que llenen los espacios vacíos en mis palabras, - y, aun así, las cosas están a punto de arder en algunos sitios, - ambos me observan atentos – no se si él este creyendo que es suficiente – Ranma asiente solemne y Tofu achica los ojos – es por eso que pensé, que es obvio por cómo van las cosas que tendremos que casarnos algún día, así que, ¿Por qué no ahora? Creo que sería buena idea comprometernos.

- ¿Qué? – dice Ranma de pronto tenso a mi lado, no voy a negar que me ha dolido el asombro en su voz, como si fuera lo último que podría imaginarse. Estar a mi lado, casarse conmigo. Debe ser como una condena para él.

Tofu nos observa meditativo y asiente. - Creo que es buena idea, una proposición en el Capitolio sería un bum, no se hablaría de ningún otro tema en semanas y puede que sea lo que necesitamos para convencerlo. Que vea el compromiso del que son capaces para mantener la paz, los amantes trágicos del distrito doce.

- Si no hay más remedio, supongo que está bien. Lo haremos en cuanto tengamos oportunidad. – Ranma dice sin ninguna emoción en su voz.

Me odio por ser tan sentimental, sé que fue mi idea, pero escuchar la indiferencia en su voz me confirma que todo lo que Ukyo dijo es verdad, es como si odiara con todo su ser tener que hacer esto y aunque lo entiendo me duele, siento un enorme nudo en el pecho y los ojos me pican. Me levanto de un salto porque no puedo soportar más tiempo sin llorar como una idiota y me marcho lo más rápido que puedo.


Ranma

No digo nada, solo la observo marcharse, sabía que esto tendría que pasar, Tofu y yo ya lo habíamos hablado al principio del tour, pero aun así no puedo tolerarlo, me odio por lo que le estoy haciendo a Akane. Entierro los dedos con saña en mi cabello con los codos apoyados en mis rodillas. ¿Cómo es posible que hace poco más de una hora estuviéramos pasándola tan bien?, por primera vez en meses no me dio ningún ataque y estaba tan feliz por ello, por poder disfrutar de Akane sin la sombra de los demonios que me persiguen en todo momento, que estaba dispuesto a llegar hasta el final, tan lleno de euforia. Me sentí tan feliz de que ella estuviera dispuesta también y ahora. Ahora la realidad me golpea en la cara con toda su fuerza y no me queda más remedio que aceptar que esta es la vida que el presidente ha elegido para nosotros, para mí.

- No hay nada más que hacer chico, – dice Tofu dándole un trago a su petaca y vuelve a guardársela en el bolsillo interior del saco. – Esperemos que esto lo convenza.

- Es solo, que yo no quería tener que llegar a esto, al menos no aún y ella…

- Ella quería que fuera real. Lo sé.


Cuando llegamos al Capitolio, estamos cansados y desesperados. Las apariciones consecutivas en los distritos, especialmente e han sido horribles por méritos propios, si no fuera porque Akane y yo ganamos los juegos, seria alguno de sus tributos el que habría vuelto. Es por eso que sus bramidos son furiosos y llenos de odio cuando corean nuestros nombres, estoy seguro de que si no fuera por la valla de agentes de la paz entre los habitantes de los distritos y nosotros nos habrían despedazado con sus propias manos.

En el Capitolio hacemos incontables apariciones ante multitudes que nos adoran, que piden a gritos que nos demos un beso y que están al punto del colapso cuando Akane y yo se los concedemos. Aquí entre los privilegiados del país, donde nunca han tenido que ver como los nombres de sus hijos son sacados de una urna para luego ser lanzados a luchar por su vida en una arena no hay peligro de levantamientos, aquí no tiene que pagar por crímenes cometidos hace generaciones. Aquí donde no sabe lo que significa tener hambre o miedo. No necesitamos convencer a los capitolinos de nuestro amor, ellos se creen el cuento entero. Es el presidente el que me preocupa.

Estiran ansiosos los brazos intentando tocarnos, pero la rabia me invade y hago hasta lo imposible por que no toquen a Akane, se perfectamente de lo que estas personas son capaces

Nos entrevistan rápidamente una y otra vez en estas cortas apariciones, preguntando porque Akane no ha venido antes conmigo y yo con la experiencia que he aprendido en mis visitas, les sonrió fortuitamente y contesto un imperioso "porque ella es solo para mi" mientras arrastro a Akane para alejarnos de los reporteros, que lucen encantados por mi fanfarronería.

Por la noche, durante la entrevista exclusiva con Pantimedias Taro en el iluminado escenario, respondemos con entusiasmo a una lista de preguntas que él nos hace, enfundado en su brillante traje sastre azul marino con su cinturón de pantimedias, el cabello, las pestañas y los labios teñidos de azul celeste que hacen que sus ojos grises se vean impactantes, él nos guía magistralmente durante toda la entrevista y nosotros lo agradecemos.

Cuando nos pregunta por el futuro, sé que ha llegado el momento, aunque nadie tiene idea, ni siquiera Akane. No hablamos de cuando sería el momento ideal para esto. Aprieto la cajita que tengo en el bolsillo con el anillo de oro blanco que le encargué a Portia, es una cosita delicada, con una delicada flor de saeta de diamantes radiantes (la saeta es una planta acuática).

Sin dudar me hinco en una rodilla frente a Akane, el público y el mismo Taro dan un chillón y agudo gritito de emoción sabiendo mis intenciones y aunque sé que no es algo que ninguno de los dos deseamos, aunque sé porque lo hacemos y aunque se que no soy muy bueno con las palabras ni dando discursos, juro que pongo todo mi corazón en ello.

- Akane – le digo con voz clara – no imagino mi vida al lado de nadie más – y deseo con todas mis fuerzas que lo crea porque es la verdad. – Te amo desde la primera vez que te vi. Años deseándote en la distancia, añorando sentirte cerca de mí y mi deseo se cumplió cuando tú también dijiste que me amabas. Ahora espero que puedas cumplir este deseo mío nuevamente, se que somos aún muy jóvenes, pero deseo pasar el resto de mi vida a tu lado y no quiero esperar más – abro la caja del anillo y las cámaras enfocan el anillo y luego el rostro empapado en lágrimas de Akane. - ¿Quieres casarte conmigo?

- ¡Sí! – grita ella con la voz quebrada y se lanza a besarme y abrazarme con fuerza, en algún momento siento los brazos de un tercero que lloriquea feliz abrazándonos a ambos, es Taro que esta extasiado al igual que todos los presentes. Nos ponemos de pie y le coloco el anillo en el dedo anular, ella levanta la mano sonriente, mostrado el anillo.

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Durante el camino al hotel en el que nos tienen hospedados, en la limusina Akane no dice nada a pesar de que su mano no se ha soltado de la mía. Yo tampoco digo nada, no hay nada que podamos hacer, es todo y espero que sea suficiente.


Akane

Cinna me ha felicitado al igual que todo mi equipo de preparación que no paran de hablar emocionados. Dejo de escuchar cuando comienzan a hablar de lo hermosa que me veré de blanco. Una profunda tristeza se ha instalado en mi pecho y aunque sonrió y finjo emoción, no dejo de recordar que todo es una actuación y siempre lo será.

Cinna se da cuenta porque sutilmente consigue echar a todos fuera mientras él me termina de maquillar para el gran evento de esta noche en la mansión del presidente, el lugar donde nos dará el veredicto final, donde sabremos si nuestro futuro es el horror o la familia falsa que él Capitolio necesita que seamos.

- Sé que no es como querías que fuera, pero Akane, al menos estarás al lado de Ranma y aunque no es ideal. Ambos se aman. Créeme, hay destinos peores.

Por toda respuesta solo resoplo, Cinna al igual que todo el mundo piensa que Ranma me ama, se han tragado el cuento de los amantes trágicos y eso solo es otra espina más que se clava con furia en mi corazón que pronto terminará como un colador, me sorprende que aún no me haya desangrado a este punto.

- ¿A qué te refieres con que hay destinos peores? A lo de los avox, creo que, aunque es terrible lo preferiría antes de tener que atar a una persona... – Cinna alza las cejas sorprendido por mi arrebato – Lo siento, no se lo que estoy diciendo es solo que…

Cinna me abraza con fuerza – No es el lugar para hablar de esto, - me susurra al oído – hay micrófonos en todas partes, debes seguir sonriendo delante de todos. Una lengua arrancada es de lo menos que tendrías que preocuparte. - Me suelta como si no hubiera dicho nada y me sonríe, pero puedo ver en su mirada la urgencia apremiante de saber si lo he entendido. Asiento desviando la mirada y luego sonrío.

- Lo siento, son los nervios, no sé ni lo que digo. Estoy tan feliz Cinna, como siempre todo lo que diseñas es hermoso.

Le digo forzándome a sonreír como una posesa mientras me observo frente al espejo de cuerpo completo. Es verdad el vestido es hermoso. Es un vestido negro como el carbón con detalles de plumas grisáceas, como de codorniz, largo hasta los tobillos con detalles en encaje, transparencias y plumas negras, plateadas y rojas en los hombros, tiene una larga abertura en la pierna izquierda que me llega hasta la parte superior del muslo y un escote tan profundo que se puede ver el surco entre mis senos e igualmente por la espalda. Me ha peinado con unas elaboradas y diminutas trenzas simulando una tiara a la que le ha pegado pequeñas piedras plateadas como si fuera una tiara y media melena suelta, el maquillaje es sensual, con ojos ahumados, largas pestañas y labios del color de la sangre, me ha hecho verme como una mujer fatal. Espero no caerme con estos altos stilettos de tacón metálico, además me ha preparado un hermoso bastón recubierto de piedras de ónix y diamantes por si lo necesito por lo de mi pierna.

La noche es cálida así que no necesito de ningún abrigo, cuando salgo de la habitación todos empiezan a elogiarme por mi aspecto, incluso Tofu dice que me veo muy bien. Lo busco inconscientemente hasta que mis ojos chocan con los suyos. Viste impecablemente, con un traje en tonos similares a los de mi vestido, pantalones de cuero negros, camisa negra que se ajusta a su perfecto torso y un saco largo de color gris oscuro y metálico que debe hacerlo sentir sofocado de calor, su cabello va suelto y rebelde, peinado ligeramente hacia atrás, dejando al descubierto su atractivo rostro, le han puesto también un poco de maquillaje que hace que su mirada se vea sensual.

El calor me invade y siento el rostro en llamas, de pronto nerviosa sin saber que decir. Él se acerca a mi con paso seguro y me ofrece su brazo para que me sujete.

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Llegamos elegantemente tarde al evento, todos están ahí, la mansión esta iluminada con luces que cambian de color cada determinado tiempo, en la entrada hay multitudes de personas y reporteros, los flashes de las caras me ciegan por segundos, pero no dejo de sonreír, atravesamos las enormes puertas y caminamos por un largo camino alfombrado en dorado y decorado con extrañas esculturas de oro y plata en pilares a los lados del camino, las esculturas se mueven y luego me doy cuenta de que son personas, parecen desnudas pero en realidad visten trajes de látex que les cubren todo el cuerpo excepto la cara, se contorsionan en figuras grotescas y extrañas, simulando en ocasiones una relación sexual. Es desagradable. Antorchas enormes iluminan la entrada. Fuentes de colores con pececillos fluorescentes nadando en ellas y el sonido ensordecedor de la música dentro de la sala de banquetes a la que nos dirigimos.

- La fiesta del año – dice Hinako emocionada a más no poder con su casi chillona y sonriendo como una niña pequeña. - Ojos brillantes, sonrisas y el rostro en alto mis muchachos – dice alegre contoneándose en sus altas zapatillas del mismo color que todo su vestuario incluyendo la peluca y el maquillaje, ha decidido ir monocromática de tonos lila y la verdad se ve hermosa.

El salón no tiene comparación el alto techo de más de 12 metros de altura esta decorado como un cielo nocturno las estrellas son las misma que puedo ver en el bosque del 12 por la noche, es increíble flotando entre el techo y el suelo hay músicos flotando en lo que parecen nubes esponjosas y blancas aunque no logro ver como los mantienen ahí, las mesas de banquetes se extienden a lo largo de las paredes blancas, hay innumerables sillones y sofás por todas partes, al lado de chimeneas encendidas, jardines con flores exóticas y estanques llenos de peces brillantes, para que todos puedan disfrutar y hagan lo que quieran lo más cómodamente posible. Al centro se extiende una pista que parece de oro fundido en la que los invitados vestidos de manera extravagante pueden bailar. Pero la verdadera estrella de la noche es la comida, cintos de fuentes con innumerables y exquisitos platillos en bandejas de plata y copas con líquidos de multitud de colores se extienden en las mesas.

Mantengo mi mano fuertemente agarrada del brazo de Ranma, me siento claustrofóbica entre tanta gente. Luego me doy cuenta Ranma esta tenso y una ligera capa de sudor hace brillar su frente, por un momento creo que es por el saco que lleva puesto, pero luego me doy cuenta que no es así, su mirada frenética observa los rostros a nuestro alrededor casi con pánico, y su respiración se vuelve errática cuando los invitados se dan cuenta de nuestra presencia y todo se vuelve un pandemónium, las felicitaciones y sonrisas frenéticas a nuestro alrededor me marean, siento manos tocándome los hombros y el cabello, en innumerables ocasiones siento que me jalan con fuerza, pero el fuerte agarre de Ranma en mi cintura impide que me aparte de él, personas con apariencias grotescas nos piden fotos y luego de un rato por fin la marea de gente disminuye al pasar la novedad, luego de lo que parecieron horas (aunque solo fueron unos minutos) la atención de los invitados se vuelca nuevamente en la comida, la bebida y el baile.

La música se detiene y en un balcón que no había visto aparece el presidente, vestido elegantemente. El balcón empieza a descender por la pared como un elevador y de pronto siento las manos de Cinna y Portia que nos empujan suavemente, para que nos unamos al presidente dentro del balcón que vuelve a ascender en cuanto estamos en él. El salón de banquetes esta ahora a nuestros pies y todos pueden vernos al lado del presidente.

- Querido Capitolio, hoy tenemos el placer de tener entre nosotros a nuestros queridísimos vencedores de este año, al Señor Ranma Saotome y a la señorita Akane Tendo entre nosotros. - Dice dirigiéndose simultáneamente a una cámara en un silencioso dron de la que no me había percatado y a los invitados al banquete, con una suave sonrisa que no llega hasta sus ojos vidriosos – Estamos honrados con su presencia, y aprovecho para extender mis felicitaciones por su reciente compromiso. - Todos los presentes aplauden y vitorean en nuestro honor. – Se acerca y me da un beso en la mejilla y un abrazo que inunda mis fosas nasales en un hedor a flores y sangre, luego se acerca a Ranma le estrecha la mano y le da unas palmadas aprobadoras en el hombro para felicitarlo. Puedo ver el intercambio entre ellos cuando sus ojos se cruzan y solo puedo esperar que todo haya salido bien.

Observo a Ranma por el rabillo del ojo y esta pletórico, con una sonrisa casi maniaca y un brillo extraño en su mirada, siento que la sangre me vuelve al cuerpo y por fin me siento tranquila, si él esta tan sonriente deben ser buenas noticias.


Ranma

Sus ojos saltones están fijos en mí, mis cejas se atreven a alzarse en una pregunta muda a todas aquellas que no puedo pronunciar con mis labios ¿lo conseguimos? ¿Fue suficiente? ¿Ha sido suficiente entregárselo todo de mí, prometer casarme con Akane y seguir con su maldito juego, maldito anciano?

A modo de respuesta sacude la cabeza casi de manera imperceptible.

Mierda.

Con ese único movimiento veo el final de la esperanza, el final de todo lo que importa en el mundo, no sé que forma adoptara el castigo, solo sé que cuando acabe no quedará nada que valga la pena para seguir viviendo y sé que me dejará para el final, para que lo vea todo mientras agonizo en vida, para hacerme pagar. Lo lógico sería que sintiera una profunda desesperación en este momento, pero por absurdo que parezca solo siento como si un enorme peso se me quitara de encima, mis hombros se sienten ligeros por primera vez en meses, por fin puedo actuar como yo quiera por que el juego ha terminado y aunque la respuesta que esperaba no era esta, al menos ya tengo una. Como dice el dicho a tiempos desesperados, medidas desesperadas. Así que, en resumen, puedo actuar tan desesperadamente como quiera y puedo negarme a seguir con el maldito trato que este viejo asqueroso me impuso.

Por supuesto no aquí, tengo que controlar mis impulsos desesperados hasta llegar a casa y poner en marcha el nuevo plan que he urdido en un segundo, huiremos al bosque, todos, mi familia y la de Akane y Ukyo y los suyos también. Escaparemos y viviremos en lo profundo del bosque donde el Capitolio nunca más pueda encontrarnos. Añado a Tofu a la lista, tendrá que venir con nosotros también, no pienso dejarlo en las manos del presidente.

En lugar de derrumbarme, alzo la barbilla y mi mirada más altiva se hace presente junto con la sonrisa casi demencial que no puedo evitar, pero que al final del día es la primera sonrisa real en este lugar, me siento seguro de mí mismo y mi brazo en la cintura de Akane se afianza, por fin podre ponerte a salvo pienso, cuando estemos en casa. Le sonrió y ella me sonríe de vuelta, no tiene idea de lo que ha pasado y no pienso decírselo hasta que estemos solos, quiero que se sienta tan feliz como yo al menos por unas horas.

De pronto el presidente dice casi como una ocurrencia de último minuto - ¿Qué les parece si les organizamos la boda aquí mismo, en el Capitolio? – los presentes gritan eufóricos, encantados con la idea y yo asiento con la cabeza enérgicamente, aparentemente encantado con la idea.

- Aunque claro, tendremos que hablarlo con tu padre para poder agendar una fecha, quizá si todo el país se empeña podremos casarte antes de los treinta, – dice el presidente tomando dulcemente la mano de Akane y dándole palmaditas.

- Seguramente tendrá que aprobar una nueva ley – me atrevo a decir todo sonrisas y los invitados ríen encantados con mi ocurrencia.

- Si no hay más remedio – responde él siguiéndome el juego de buen humor. Conspiramos juntos.

Ay sí, que bien la pasamos. Somos besties.

Mi apetito regresa junto con mis renovadas ganas de luchar, arrastro a Akane por el salón y ella ríe siguiéndome el juego, me detengo en las mesas de banquetes y digo que quiero probarlo todo.

Me observa sin dejar de sonreír, intentando leer en mi expresión que es lo que ha cambiado, no sabe que hemos fallado con el presidente. Pero yo estoy genuinamente feliz por nuestro futuro escape y le robo un beso tras otro, hasta hacerla sonrojarse intensamente. Sus ojos rebelan lo desconcertada que esta, aunque solo brevemente porque estamos ante las cámaras de los drones que revuelan por todo el salón. Puede que incluso piense que estoy genuinamente feliz por lo del compromiso.

- Pues vas a tener que ir con calma – me dice – o te dará una indigestión.

- Tienes razón, solo un bocado por mesa ¿Qué dices? – Ella asiente por toda respuesta con una dulce sonrisa, pero sus ojos me observan con recelo.

Se acercan caras nuevas, nos piden fotos, besamos mejillas y en un segundo toda mi tranquilidad se rompe como una burbuja de jabón. Frente a mi se acerca una de las personas más influyentes en el Capitolio, una con la que tuve la desgracia de convivir solo una vez y el odio burbujea en mi interior a punto de explotar, uso todo mi autocontrol para no coger una copa de cristal romperla y clavársela en el cuello ahí mismo, tengo que seguir jugando el juego por un poco más de tiempo.

Hasta llegar al doce, me recuerdo.

- Hola Ranma – dice con voz meliflua, sonriendo con esos grotescos labios hinchados que tanto están de moda en el Capitolio. – Tanto tiempo sin verte – dice intentando acercarse a mí, pero yo me alejo un paso y escaneo el salón rápidamente buscando a Akane que ha ido al tocador hace solo unos momentos. Estoy solo, y este personaje seguro estaba esperando eso precisamente para acercarse. Es uno de los funcionarios del gobierno por lo que se, un tipo de unos cuarenta y tantos años, alto, de contextura gruesa, piel pálida y pelo engominado teñido de purpura. Y al igual que todos aquí maquillado en exceso y vestido como un payaso.

- No tienes idea de cuanto he deseado volver a encontrarme contigo Ranma – dice como saboreando mi nombre. – Siento que todo es tan borroso en mi mente y lo odio, quiero tener tu recuerdo nítido en mi memoria, no esta extraña obnubilación. Supongo que fue la emoción del momento en que te conocí. Es que estaba tan ansioso ¿No te paso lo mismo querido? – Me pregunta ya a un palmo de distancia mirándome como si yo fuera un frágil ratoncillo y él un gato jugando con su presa.

Mi corazón late con fuerza y de pronto me siento sofocado, los sonidos se distorsionan y aunque en un principio sentía deseos de matarlo ahora el instinto de autoconservación es más fuerte y mi mente solo intenta huir, alejarme de esta persona. Pero mis piernas no responden, estoy como clavado en el suelo.

- ¿Te hice esperar demasiado? Lo siento – dice una dulce voz a mi lado y su cuerpo se recarga en mi costado colgándose de mi brazo. Es Akane. Por fin siento que puedo moverme y la ira de nuevo burbujea en mi interior. Él sonríe.

- Tulio Crane. Un placer mi bella dama, estoy encantado de por fin conocer a la vencedora del doce, la hermosa Akane Tendo. La prometida de Ranma, por cierto, felicidades por su reciente compromiso.

Akane alza una ceja y su rostro por un segundo se vuelve pétreo, pero en seguida es cambiado por una sonrisa amable. - Un gusto – dice con la sonrisa más falsa que le he visto en toda la vida. - ¿Es usted familiar del antiguo Vigilante en jefe, Senneca Crane? – dice ella punzante, sabiendo tan bien como yo los rumores de que el presidente lo hizo suicidarse luego de nuestra victoria, así que es casi como si nosotros fuéramos los responsables de su muerte.

- Sí, él era mi primo. – Dice con renovado interés – eres tan impetuosa como me imaginaba y además preciosa – de pronto su mano se extiende intentando acariciar la mejilla de Akane y yo en un impulso del que no me creí capaz sujeto con fuerza la muñeca del hombre, apartándolo se ella. La colera arde en mi interior y las ganas de despedazar a este asqueroso tipo casi me nublan el juicio.

- No te atrevas a tocarla. – Digo con una voz que desconozco y no sé qué es lo que Tulio ha visto en mi porque de pronto puedo ver el terror en sus ojos. Supongo que de pronto a recordado porque soy un vencedor, porque gane. Recuerda que soy un asesino. Lo suelto como si quemara y él se soba la muñeca discretamente.

- Con permiso, creo que acabo de ver a una vieja amiga. Iré a saludarla. Fue un placer conocerla – Dice mirando fugazmente a Akane y se marcha lanzándome una mirada que presagia venganza y un escalofrío involuntario me recorre la espina dorsal.

- ¿Qué demonios fue eso? – susurra Akane furiosamente, mirando en todas direcciones y de pronto soltando un suspiro al percatarse que ninguno de los drones está cerca de nosotros.

- Nada. Ven, vamos a bailar.

La arrastro a la pista de baile y la sujeto con fuerza para sentir su cuerpo pegado al mío, ignoro sus repetidos intentos de mirarme a la cara y solo mi silencio responde a sus insistentes preguntas susurradas en mi oído sobre lo que acaba de pasar. Solo quiero sentirla pegada a mi y cuando por fin levanto la cabeza para mirarla a los ojos, siento el ardor en ellos, las lagrimas que he estado aguantando intentan derramarse, pero me resisto con todas mis fuerzas a dejarlas fluir, soy patético. Con suerte para quienes están a nuestro alrededor, esta mirada pueda pasar por una de intensa pasión y amor. Creo que es así, porque una pareja que baila cerca de nosotros murmura lo hermoso y apasionado que es el amor juvenil.

Un dron se acerca haciendo zoom en nosotros y Akane al darse cuenta de mi estado y de la cámara hace lo único que puede hacer. Me besa con fuerza y me arrastra fuera de la pista de baile entre risitas tontas de los invitados, hasta que terminamos detrás de un exuberante jardín de flores de colores vibrantes, son tan altas que nos cubren casi por completo. Akane apoya la espalda en la pared mientras yo la beso con desesperación. Ahora solo queda en mi un intenso brío y una desesperación casi dolorosa por sentir el cuerpo de Akane debajo de mis manos y la dulzura de sus labios en los míos.

- Ranma – dice ella repetidamente cada vez que mis labios se apartan de los suyos por un segundo para tomar aliento, pero yo no quiero escucharla, no quiero hablar, no quiero dar explicaciones de nada, solo quiero olvidarme de todo, de ese maldito rostro deforme de labios hinchados – Ranma espera – insiste, pero continuo en lo mío y no es que ella se resista precisamente. No se si es que he bebido demasiada champaña, (porque para ser sincero he bebido más de lo debido), pero por fin me olvido del suceso y me siento como en las nubes.

- Tortolitos, los estaba buscando. Quiero presentarles a alguien importante. – dice la rasposa voz de nuestro mentor y no me queda más opción que apartarme de Akane con cara de pocos amigos.

- No nos interesa, - digo y tomo la mano de Akane para arrastrarla a otro rincón del salón y seguir con lo que estábamos.

- Sí, claro que les interesa – insiste él tomándome del antebrazo y jalándome con una fuerza que desconocía que él tenía.

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- Plutarch Heavensbee – dice un hombre de constitución mas bien gruesa, rubio y de ojos azules. Con la cara enrojecida por el alcohol.

- Un placer dice Akane después de que el hombre la ha saludado con un beso en la mejilla y la ira relampaguea nuevamente en mi interior. Cosa que al parecer él nota por que se aparta rápidamente y me saluda a mí también.

- Soy, bueno, seré el nuevo Vigilante en jefe. Es un placer conocer a los amantes trágicos. Todo un honor. – Nos dice sonriente - y si no te molesta que te robe una pieza con tu prometida, - y antes de que le conteste con un rotundo no él se lleva ágilmente a Akane y ya están bailando una pieza tranquila en la pista, pero él la toma respetuosamente de la cintura sin acercarse demasiado, cosa que me tranquiliza un poco. Me obligo a comportarme.

- Tranquilo chico. Él no es como los otros.

- ¿Y para qué demonios nos lo presentas? ¿Qué tiene de especial, aparte de ser el nuevo titiritero de los juegos? – le pregunto con los brazos fuertemente cruzados en el pecho.

- Créeme, les interesa conocer a tipos importantes como este.

- Gracias, pero no me interesa que a Akane le presenten a tipos "importantes", se de sobra lo que esa clase de personas se traen entre manos. No me lo esperaba de ti. – Le digo incrédulo.

- Él mismo insistió en que se los presentara y aunque no lo creas, te lo repito, no es como los otros.

Me impaciento y no lo soporto más, antes de que Tofu pueda detenerme me introduzco a la pista y me acerco al nuevo Vigilante y a Akane que bailan tranquilamente. Akane ha recuperado su cara televisiva, tan encantadora como siempre porque un dron sobrevuela haciendo tomas de ellos bailando.

- Lamento interrumpir, pero me gustaría bailar esta pieza con mi prometida, si no es molestia – digo tomando suavemente la mano de Akane y sonriendo afable ante el nuevo Vigilante, la música acaba de cambiar a una pieza suave y romántica y él parece entender sonriendo.

- Por supuesto, disfruten de la noche – dice alejándose guiñándonos un ojo.

Bailamos un rato sin decir nada, solo nos dedicamos unas cuantas sonrisas ensayadas para los espectadores, las cámaras no han dejado de grabarnos, hasta que se alejan para grabar las mesas del banquete y a los demás invitados.

Nos detenemos como si nos hubiéramos puesto de acuerdo y nos acercamos a una de las mesas del banquete sin decir una sola palabra. Justo en ese momento nos cae el equipo de preparación de Akane.

- ¿Por qué no están comiendo? – pregunta Octavia con sus enormes ojos muy abiertos, como si fuera una aberración no estar comiendo sin parar.

- No me cabe un bocado más. – Digo yo, porque el apetito se me fue luego del terrible encuentro con Tulio.

-Tontito, ¡Nadie deja que eso lo detenga! – Dice ella y todos ríen, - para eso están estas – dice y señala unas finas copas aflautadas rellenas con un líquido transparente.

Akane toma una de las copas y justo cuando esta a punto de darle un sorbo Octavia la detiene.

- ¡Aquí no! Debes hacerlo allá querida – dice señalando las puertas que conducen a los sanitarios.

Akane entiende en un instante de lo que hablan, aunque yo estoy perdido.

- ¿Quieres decir que esto me hará vomitar?

- Por supuesto, yo ya lo he hecho dos veces. ¿Si no como disfrutarían los invitados de un banquete?

El rostro de Akane se pone pétreo y yo que había empezado a tolerar a estas personas, nuevamente siento un rechazo inmediato hacia ellos.

Vomitan, solo para seguir comiendo. No comen porque sus cuerpos lo necesiten sino por glotonería, por gula.

Akane deja la copa con tanta suavidad en la mesa que pareciera que teme que le estalle en la mano.

- Vamos Ranma, me gustaría ir a ver una fuente hermosa que vi por allá. – dice y me toma de la mano, alejándonos de su equipo de preparación, alejándonos de la pista y de la mayoría de invitados al banquete. Llegamos a la fuente en cuestión y nos sentamos en un cómodo diván de terciopelo rosado con molduras doradas, Akane se recuesta en mi y yo paso un brazo por su hombro para acercarla más a mí.

- Crees que quizá no sean tan malos, que a lo mejor puedes aguantarlo todo y luego…

Deja la frase sin terminar, pero la entiendo. No puedo pensar en nada más que la gente del Distrito Doce, la necesidad en la que la mayoría vive, el hambre que se respira en las calles. A mi mente viene el recuerdo de los escuálidos cuerpos de los niños, que se recuestan sobre la mesa de nuestra cocina cuando vana con mi madre para que los atienda, y ella solo les receta lo que sus padres no pueden darles. Una buena alimentación. Ahora que somos ricos mi madre los envía de regreso a sus casas con algo para comer por algunos días, pero antes en los viejos tiempos no había nada que dar, solo podía ver el dolor en su rostro al saber que pronto esos niños morirían de inanición. Y aquí en el Capitolio que es lo que hacen, comer hasta reventar y luego vomitan para seguir comiendo, una y otra vez.

Recuerdo un día que fuí a dejarle las presas de las trampas de Ukyo a su madre, su hermano pequeño Vick estaba enfermo de tos, y aun así estaba emocionado porque ese día su madre había abierto una lata de jarabe de maíz de las teselas que Ukyo había pedido hace poco y lo habían untado en pan duro, y habían puesto un poco en te caliente para aliviarle la tos y que quizá durante la semana podrían volver a comerlo, aunque aun así al pequeño Vick no le parecía justo que solo él comiera el pan o bebiera del té con jarabe, él quería que todos sus hermanos también comieran. A pesar de estar mejor alimentado que el 90 porciento de los habitantes de la Veta gracias a que tanto Ukyo como yo cazábamos. Si así es en su casa, no quiero imaginarme a todos los demás en el distrito que no tienen la posibilidad de conseguir alimento en el bosque para sus hijos o hermanos.

- Akane. Nos traen aquí para divertirse viendo como nos matamos en la arena. Esto no es nada en comparación.

- Sí, lo sé, es solo que a veces creo que no puedo seguir soportándolo. A veces pienso… creo que no sé lo que sería capaz de hacer. – Hace una pausa y susurra – quizás estábamos equivocados, Ranma.

- ¿A qué te refieres?

- Sobre intentar calmar las cosas en los distritos.

Muevo la cabeza rápidamente de un lado a otro, pero no hay drones cerca, ni cámaras ni nadie que nos esté escuchando.

- Los siento – dice suspirando, - se que no es el mejor para pensar en voz alta.

-Tienes razón, lo hablaremos cuando estemos en casa. ¿Qué hora será? Hinako dijo que el tren salía a la una de la madrugada de la estación.

- Casi media noche.

Dice ella, aunque no se donde vio la hora porque ninguno de los dos llevamos reloj y no hay ninguno aquí en el que podamos ver la hora. Justo en ese momento aparece Hinako caminando a toda pastilla.

- ¡Es la hora de dar las gracias y despedirse! – Dice a penas se acerca a nosotros.

Nos reunimos con Cinna, Portia y Tofu, y ella nos acompaña para despedirnos de gente importante del Capitolio. No puedo evitar tensarme cuando me cruzo con otra de esas personas con las que tuve el horror de encontrarme en una de mis anteriores visitas. Una mujer entrada en años, de la cual ni siquiera recuerdo su nombre, con el pelo teñido de amarillo y peinado en un elaborado y ridículo peinado alto decorado con plumas de colores, que se me acerca en un abrir y cerrar de ojos, me abraza y me dice que añora volver a verme pronto. Me quedo congelado sin poder reaccionar y de pronto la mujer se queda atrás cuando Akane me arrastra a su lado para seguir moviéndonos y despidiéndonos de más personas.


Akane

- ¿No deberíamos agradecer al presidente Hapossai? – pregunto – después de todo es su casa.

- Oh, a él no le gustan mucho las fiestas, esta demasiado ocupado. Ya dispuse que le envíen las notas y regalos de agradecimiento correspondientes. – Dice caminando con su habitual paso rápido y todos vamos detrás de ella, intentando seguir su ritmo.

Ranma está ausente después de toparnos con la vieja ridícula que parecía que tenia un nido de pájaros por peinado. Camina como autómata, estoy preocupada y locas ideas cruzan mi mente, pero me niego a creer que sean la razón por la que él esta así. No puede ser. Me niego.

Mientras vamos en la limusina avanza lentamente entre la muchedumbre que celebra en las calles, pero Hinako a convertido su puntualidad en una ciencia y llegamos justo a tiempo a la estación para abordar el tren.

Depositamos a Tofu en su cuarto que esta, ahogado en alcohol, demasiado borracho para poder caminar por sí solo.

- Queda el Festival de la Recolección en el Doce, así que lo mejor es que vayamos directo a la cama y a dormir – dice mirándonos furtivamente a Ranma y a mí.


Cuando abro los ojos, ya es primera hora de la tarde, mi cabeza descansa en el pecho de Ranma. No recuerdo haberlo oído llegar anoche. Me volteo con cuidado de no despertarlo, pero él ya está despierto.

Bien, quiero contarle lo de Plutarch, fue demasiado extraño y quiero saber que es lo que él piensa.

- Buenos días – dice mirándome intensamente con esos ojos azules tan suyos y esa expresión sumamente sensual en su rostro, siento la cara arder. No es momento para esto, sacudo la cabeza.

- Buenos días. – Le contesto suavemente – tengo algo que platicarte.

- Dime – dice mientras su mano derecha está apoyada en mi costado y con el pulgar hace pequeños círculos acariciándome las costillas con lentitud.

Ignoro la sensación y empiezo a contarle.

- Ayer cuando el Vigilante en jefe, Plutarch me llevo a la pista para bailar empezó a decir cosas raras.

- ¿Intento propasarse? – Pregunta con la voz tensa interrumpiéndome.

- No, nada de eso dijo que, aunque era un gran honor ser el nuevo Vigilante en jefe, no había habido muchos voluntarios para el trabajo a pesar del gran honor que confería participar en ellos. Mencionó también sutilmente lo que le pasó a Senneca Crane y la importancia de que los próximos juegos sean todo un éxito. Le pregunté si ya estaban preparando los juegos del Vasallaje de los Veinticinco, y me dijo que llevaban años preparándolos, porque las arenas no se construían en un día y que precisamente se estaba decidiendo el tono de los Juegos y que justo esa misma noche tenía una importante reunión al respecto, luego de la nada saco un reloj de bolsillo dorado que colgaba de una cadena de oro prendida en su chaleco. Estaba insistente en que lo mirara con atención y que me fijara en los detalles. "Tendré que irme pronto, empieza a media noche" dijo enseñándome el reloj para que viera la hora.

- ¿No era muy tarde para que tuviera una reunión? – Pregunta Ranma por fin poniéndome verdadera atención.

- Es lo mismo que yo le pregunte, - le digo sorprendida por la coincidencia – en fin, cuando estaba viendo la hora, paso un dedo por el cristal de la superficie y de pronto por solo un momento apareció la imágen de un sinsajo brillante igual al de mi broche y al instante desapareció. Luego cerro el reloj rápido y lo guardo viendo a su alrededor, como si temiera que alguien más lo hubiera visto.

- Bueno creo que tu broche esta de moda, ¿No te fijaste que muchos de los invitados llevaban sinsajos de todas las formas posibles? En estampados en la ropa, en joyas, demonios, incluso algunos lo llevaban maquillado en la cara con pintura dorada. – dice con un ligero ademan como descartando lo del reloj de Plutarch.

- No lo entiendes, fue extraño y estoy segura de que me enseño ese reloj por algún motivo.

- Quizá tengas razón – dice desesperanzándose por fin.

- ¡Casi lo olvido! – digo casi gritando al recordarlo - ¿Qué es lo que te dijo el presidente? ¿Lo logramos?

- Ah, sobre eso. – Hace una pausa y luego dice como si nada – no lo logramos.

- ¡¿Qué?!

.

Continuara…


Hasta aquí lo dejamos por hoy, espero que les haya gustado, estoy intentando seguir la línea original y al mismo tiempo imprimirle mi propia esencia que espero cada vez se note más. Estoy muy emocionada con esta adaptación del libro porque acá entre nos "En llamas" es mi libro favorito de la saga y por eso me estoy tardando un poco más en cada capítulo porque quiero que quede justo como lo deseo. (Aunque ya se que me volé la barda con la tardanza en está actualización), ¡perdón! Voy a hacer todo lo posible por actualizar más rápido. Ya estoy más organizada con mis horarios y tengo más tiempo para escribir.

Aquí van los agradecimientos a sus anteriores reviews:

Akanita87: Holis bonis, perdón por tardar tanto en actualizar, espero que este capi haya contestado algunas de tus preguntas. Porque sí, Ranma se había estado comportando como todo un cretino. Nos leemos luego. Te mando un abrazo de osos meloso. PD I'm back baby.

Benani0125: Jajaja creo que tod@s apoyábamos el homicidio de Ukyo en el capi anterior, espero que ya no odies tanto a Ranma, tiene sus razones el pobre. Ojalá te haya gustado el capítulo, nos leemos luego, te mando un abrazo gigante.

Lucitachan: Tus deseos por fin se volvieron realidad, al fin tuve tiempo libre para escribir, ojalá te haya gustado la actualización y espero que hayas podido entender un poco más a Ranma y su actitud. Te mando saludos enormes y abrazos pachoncitos.

Alexandraaa417: Holis, pues ya leíste, yo siento un amor/odio por Ukyo, aunque me inclino más por lo segundo, jejeje. Como vez Ranma ya intento explicar algunas cosas a Akane, pero la muchacha es necia. Espero te haya gustado la actualización, te mando saludos y abrazos calientitos.

Pauvishana: Holis, créeme que entiendo tu angustia y aunque ya no quiero que sigan sufriendo, es parte del drama, jojojo y a mí también me encanta así que…. Espero te haya gustado el capítulo. Te mando besos y abrazos hermosa.

Kaysachan: Kaisita querida, hola hola, casualmente acabo de leer el PM que me mandaste y no sabes el gusto que dio leerte te agradezco mil por tu preocupación, TQM. Ahora volviendo a tu review, jajaja como me hiciste reír con lo del complejo de héroe de Ranma, y es que si, así es él que se le puede hacers… Insisto muchas estábamos de acuerdo en lo del flechazo en la cabezota a Ukyo, pero pues tiene que seguir viviendo para seguir de metiche, ni modo. Ojalá te haya gustado esta actualización, te mando besitos enormes y un abrazo de Hulk cariñoso.

SARITANIMELOVE: Holis, lamento que Ranma todavía no se sincere con Akane, pero bueno lo que le ha pasado no debe ser fácil para él y menos para decírselo a la chica que ama. Y sí, Ukyo es bien venenosilla la desgraciada jajaja. Te mando saludos y abrazos cariñosos.

BereNeST: ¡Odiemos a Ukyo unidas! Jejeje, sobre Ranma sí, debería hacerle caso a Tofu, pero el niño es como es, pobrecillo, en su defensa intento aclararle algunas cosas a Akane, pero, la niña es como es jajajaja necia como ella sola. Espero te haya gustado el capítulo. Te mando un abrazo empalagoso.

Saone Takahasi: Holis, creo que es la primera vez que veo un review tuyo, gracias por leerme. Ojalá te haya gustado la actualización. Te mando saludos enormes y un abrazo de osito panda.

Mividaerestu: Wow, largo review, gracias por tomarte el tiempo de leerme y escribirme. Espero que este capitulo haya resuelto alguna de tus dudas sobre lo que estuvo pasando Ranma, y sí será emotivo y terrible cuando se lo diga a Akane. Ojalá te siga gustando el fic hasta el momento. Te mando besos y abrazos bella y de nuevo mil gracias por seguirme y leerme, TQM.

Invitado: ¿Quién eres? Dime por favor, jajaja me comen la curiosidad, agradezco tus palabras y espero te haya gustado este capítulo. Te mando saludos enormes y un abrazo grandote.

Sin mas por el momento nos leemos en el próximo capitulo y recuerden que como siempre espero sus reviews con ansias locas. Bye.