Capítulo X

Líneas palalelas

- Bueno, se va haciendo tarde y debo partir - informó Jack mientras se ponía en pie, tomando su cayado que descansaba apoyado a un lado

- ¿Ya te vas? ¿Por qué? - se quejó Anna haciendo un pequeño mojín con sus labios

- Tengo que ir al polo a hacer algunas cosas antes de partir a las islas del sur y a diferencia de otros - alzó la voz en dirección de Hiccup a su lado - a mi no me obsequian esferas de nieve para navidad, sino carbón - exclamó dramáticamente

- No fue para navidad - presumió Hiccup a lo que Jack procedió a congelar sus pies al piso - ¡Hey!

- Despidanse de Elsa de mi parte, díganle que su tío Jack le traerá un gran obsequio cuando vuelva - sonrió mientras se elevaba con el viento

- ¡Solo tienes carbón! - le recordó Hiccup con sus manos alrededor de su boca, buscando ampliar el sonido

Jack negó con la cabeza divertido para luego volar en dirección al polo, tal como había dicho.

- Ayúdenme con esto - se quejaba Hiccup mientras trataba de zafarse del hielo que lo unía con los adoquines del piso

- ¿A quien se le ocurre molestar al espíritu del invierno? - se burló Kristoff mientras tomaba una pequeña pala de jardín y se paraba a ayudarle

El rubio se agachó recargado sobre una de sus piernas con una mano, mientras con la otra empuñaba la pequeña pala para comenzar a "picar" el hielo con brusquedad.

- Ten cuidado, no quiero tener que quedarme sin otra pierna

- Si, si sigues hablando realmente te faltarán las dos - farfullo agitado mientras Anna solo reía

Pero las risas sesaron de un momento a otro, siendo interrumpidas por el llamado de uno de los soldados de la guardia real, este se acercaba rápidamente hasta donde ellos, agitado y más pálido de lo usual.

- Teniente John ¿Qué sucede? - preguntó Anna poniéndose en pie, Kristoff la imitó en su lugar

El soldado llegó hasta su lado agitado, respiraba superficialmente tratando de serenarse y recuperar el aliento, se sostenía sobre sus dos piernas sin dejar de jadear, hasta que con bastante dificultad intento pronunciar la noticia que debía dar.

- Su majestad... - dijo entre jadeos - es... Es su alteza... Su alteza Elsa... - soltó a duras penas

- ¿Elsa? - exclamó asustada tocándose el pecho - ¿Qué sucedió con mi hija? - pero el soldado solo negaba con la cabeza mientras aún jadeaba

- ¿Teniente, que sucede? - preguntó Kristoff acercándose lentamente hasta donde él, pero el agudo llamado de la pequeña Elsa los distrajo

- ¡Mamá! - escuchaban repetidas veces mientras la voz se acercaba, Anna se apresuró para llegar donde su hija, pero quedó a medio camino sin que sus piernas le respondieran más

Por un momento la reina olvidó quien era y dónde estaba, el tiempo se detuvo y los años retrocedieron, su corazón se estrujó con tanta fuerza que llegó a pensar que habia dejado de latir, los demás desaparecieron y sus voces se volvieron un zumbido insignificante, Anna solo podia sentir como volvía a ser nuevamente una niña, tan conmovida y vulnerable una vez más.

- ¿En serio eres tu? - preguntó, lágrimas silenciosas comentabas a caer por sus mejillas

- Anna - respondió extendiendo sus brazos

Anna corrió conmocionada por el tramo faltante hasta saltar sobre su hermana, Elsa la recibió con los brazos abiertos, igual de conmovida que está, ambas se fundieron en un cálido abrazo, mientras lágrimas caian por sus rostros, Anna gimoteaba como si volviera a tener seis años, se aferraba de Elsa mientras la tanteaba por todos lados con sus manos, verificando si lo que veia era real. La platinada tan solo reía por la felicidad mientras trataba de secarse sus lágrimas, llenándose del amor de su hermana.

- Creí que te había perdido - sollozaba hundiéndose en su cuello mientras ambas caían al piso - estás aquí, en serio estás aquí

- Si, tranquila, Anna, estoy aquí - le susurró mientras acariciaba sus cabellos con calma

Kristoff e Hiccup observaban la escena desde un poco más atrás. El primero se había quedado a medio camino, aún aturdido en su lugar, mientras el segundo seguía plantado al suelo, con un pie libre y la prótesis congelada, aunque ya había olvidado todo aquello, en su lugar ambos estaban impactados, procesando lo que acababa de ocurrir. Poco a poco el rubio tomo consciencia de lo que sucedía, volviendo a retomar sus pasos hasta llegar donde su esposa y cuñada, uniéndose en el abrazo fraternal.

- Elsa... Estás bien - murmuró junto a ella

- Me alegra tanto verlos - musitó Elsa aún muy conmovida, su voz sonaba aguda y algo quebrada, desprendiendo los sentimientos que le causaba su reencuentro - Anna, Kristoff, son padres - carcajeo aún entre lágrimas, rompiendo levemente el abrazo

- Somos padres - sonrió Anna mientras se secaba las lágrimas de su rostro con sus manos, sorbiendo con fuerza su nariz

- Elsa, eres tía - le recordó Kristoff quien también lloraba en silencio, poniéndose en pie y tomando a su hija entre sus brazos

Elsa ayudó a Anna a ponerse en pie, quien no soltó su mano en ni un momento, luego se acercaron en conjunto hasta Kristoff para presentar a la pequeña Elsa a su tía.

- ¿Cuál es el nombre de mi bella sobrina? - preguntó a su hermana

- Pensé que ya se habían presentado - comentó aun limpiándose lágrimas que no dejaban de salir

- La verdad apenas le dije quien era corrió a buscarte - confesó

- Bueno, es algo tarde para hacer esto, pero Elsa, hermana, quiero presentarte a nuestra amada hija, la princesa Elsa de Arendelle

La reina de las nieves ahogó una exclamación, volviendo a enmudecer mientras aguantaba las lágrimas que amenazaban con salir una vez más, completamente conmovida y honrada.

- ¿Le pusieron mi nombre? - musitó atónita, intercalando su mirada entre los reyes, luego posó su mirada en su sobrina, mirándola una vez más, los rasgos de Anna predominaban en ella, pero mantenía una expresión más seria que su madre - Te llamas Elsa - le dijo con una enorme sonrisa

La pequeña princesa asintió con su cabeza, se aferraba de las ropas de Kristoff incómoda, buscando esconderse en estas.

- Es algo tímida - dijo Kristoff acomodándola en sus brazos

- Yo también lo soy - le dijo a su sobrina - puedes estar tranquila, no te voy a congelar - intentó bromear, pero su rostro solo mostraba su nerviosismo por no saber como actuar

- Tranquila, solecito, es tu tía Elsa - le calmó Anna tomando la mano de su hija - Solo es tía Elsa, te he contado mucho sobre ella - su hija asintió con suavidad

- Quiero a Olaf - murmuró con suavidad, aún sin entender completamente lo que sucedía

- ¿Olaf? - preguntó Elsa

- Es su mejor amigo, un peluche que Norte le obsequió hace un tiempo - explicó Kristoff - ¿Quieres ir por él, princesita?

- Yo podría traerlo - susurró Elsa - si mal no recuerdo, el agua posee memoria - agregó mirando a su hermana quien le sonrió emocionada

- Oh, déjame ir por ello - dijo Anna eufórica. Sin dar oportunidad de responder salió rápidamente en dirección del palacio

Elsa observó como su hermana se marchaba velozmente en busca de lo que ellas consideraban un tesoro, devolvió su vista hasta su cuñado y sobrina, notando tras de estos la presensia de alguien más.

- Oh, Hiccup - exclamó

- Hola Elsa - la saludó a la distancia agitando su mano - Ha pasado un tiempo

- Si, me gustaría saber cuánto - comentó acercándose a este - ¿Qué haces ahí parado? ¿Quien te hizo eso? - preguntó una vez vio el hielo que lo atrapaba

- Bueno, hoy aprendí que no hay que molestar a los seres con poderes, todos los días se aprende algo nuevo - bromeó

- Solo un idiota molesta al espíritu del invierno - le recordó Kristoff apuntandolo con una de sus manos abierta

- Papá, idiota es una mala palabra - le recordó la pequeña Elsa con una mueca acusadora

- Mi sobrina tiene razón, Kristoff - concordó Elsa

- Lo siento, princesa, pero el tío Hiccup es un idiota - le respondió provocando una encantadora risa en la pequeña

- Hey, algo de ayuda no me vendría mal - interrumpió Hiccup

- Oh, si, lo siento - se disculpó mientras con su magia desvanecía el hielo

- Gracias, me da mucho gusto volver a verte - le dijo mientras la abrazaba

- Espero que no sea por descongelarte - bromeó, Hiccup rió

- No, claro que no, pero ayuda - contestó entre risas

- También me alegra verte, Hiccup - afirmó terminando el abrazo

- ¡Ya, estoy aquí! - exclamó Anna llegando junto a ellos agitada, en sus manos traía una pequeña bolsa de tela

- Mamá, ese no es Olaf - replicó la pequeña cruzándose de brazos, Kristoff la dejo en el suelo intuyendo lo que iba a pasar

- Cariño, aquí está Olaf - refutó Anna con una sonrisa

- ¿Ahí está Olaf? - preguntó ahora curiosa, pero sin entender

Las hermanas se miraron con complicidad, sabían que no habían otras palabras para poder explicar lo que iba a pasar. La reina de las nieves volvió a mirar a su sobrina, quien permanecía confundida esperando alguna respuesta, se acercó hasta ella agachándose hasta su altura.

- Elsa, ¿Y si hacemos un muñeco? - le preguntó a su sobrina alzando su mano hacia un costado

La pequeña Elsa observó a su tía manipular su magia, asombrada la vió crear nieve con sus manos de la nada, una pequeña y ligera corriente empezó a arremolinar la escarcha que la guardiana había creado, compactandose con elegancia hasta formar la figura de un muñeco de nieve en el que Anna rápidamente ponía las piedras por botones y las ramas por brazos y cabellos que habia guardado como un tesoro hacia años atrás.

- ¡Igual que el tío Jack! - exclamó eufórica, agarrando la mano de su padre - mira, papá, ¡Es Olaf!

Pero la pequeña Elsa no tuvo tiempo de decir nada más, tan pronto se había exclamado, el muñeco abrió sus ojos y comenzó a hablar.

- ¿Anna, Elsa... - musitó aún adormilado - ... Kristoff, Hiccup? - mencionaba apenas veía sus caras hasta llegar a la de la princesa guardando una pausa antes de hablar - no, no sé quién eres - negó confundido

- ¡Olaf! - gimoteo nuevamente Anna para luego abrazarlo con fuerza, siendo correspondida - Volviste, Olaf

- Bienvenido, amigo - lo saludó Kristoff - ella es Elsa, nuestra hija - la presento mientras la pequeña lo miraba desde tras de las piernas de su padre, asomándose con ilusión y algo de temor - Elsa, él es Olaf

- ¡Kristoff, Anna, ya son padres! - exclamó emocionado, lo que provocó una carcajada en los demás

- Si, ya lo somos - le confirmó Anna

Poco a poco la pequeña Elsa se fue dando, dejando de lado la timidez y sus temores, ilusionada por conocer a Olaf, a un costado los observaban los otros cuatros, quienes a diferencia de los otros dos ya comenzaban a comentar las desventajas del regreso de la guardiana.

Había vuelto Pitch Black.

Jack ya había llegado al polo, no había mentido, aunque realmente no lo hacía, debía ir hasta allá. Entró al taller sin preambulos, paseándose por los pasillos atareados de yetis que llevaban juguetes a medio terminar, a los cuales esquivaba con gracia y agilidad, sin perder ni un vistazo de como se desarrollaba la magia, le gustaba ver cómo se preparaban para la navidad, la paciencia y concentración que ponían en cada pieza, le divertía.

Llegó hasta el final del taller observando una vez más hacia atrás, sin resistirlo, seguramente Norte lo iba a reprender, pero contaba con salir de ahi antes de que se dieran cuenta. Disimuladamente lanzó un rayo helado hasta una de las líneas de distribución, congelando los engranajes, la línea comenzó a emitir ruidos molestos y una pequeña nube de humo empezó a salir de ella hasta detenerse, los yetis se agarraron la cabeza exclamando insultos y palabrotas inentendibles para los demás, mientras Jack escapaba rápidamente por la puerta antes de ser descubierto.

Entró a la oficina de Norte cerrando con rapidez el portal, apoyándose sobre este como si alguien buscará abrir la puerta, pero no había nadie tras él.

- ¿Qué te sucede Jack? - preguntó Norte levantando la mirada de lo que estaba tallando

- Nada - afirmó rápidamente, a lo que Norte volvió a lo que hacía - están algo ajetreados alla, afuera - comentó acercándose al escritorio y apuntando hacia la puerta

- ¿Paso algo? - preguntó ahora con seriedad, levantando la mirada y sacándose sus lentes

- No, no pasa nada - lo tranquilizó - solo hacen juguetes

- Espero no los estés molestando - comenzó a reprenderlo

- Vamos, Norte, no he hecho nada y aún así me reclamas - se victimizó

- Harás algo, yo lo sé - se excusó - Bien ¿A qué vienes? - preguntó

- Es sábado - le informó como si fuera obvio, bajó su mirada hasta el artículo que el guardian del asombro tenia en sus manis, distrayendose de lo que tenia que informar - ¿Qué estás haciendo? - preguntó estirando su mano para tocarlo

- No te entretengas con otras cosas - refutó alejando su mano con un palmetazo - ¿Está todo igual?

- ¡Auch! - se quejó sobándose - sigue todo igual, lleva años igual - murmuró

- ¿Te sucede algo Jack? - suspiró Norte

- No, nada, solo estoy algo agotado

- Bien, entonces si eso es todo, puedes quedarte a descansar - comentó volviendo a concentrarse en lo que estaba haciendo - y usa la puerta, debes quitar esa mala manía tuya de usar las ventanas

Jack, que ya estaba listo para salir por la puerta, se volvió hacia Norte preparado para reclamar, pero antes de poder decir nada, tras él varios murmullos y golpeteos lo hicieron temblar. Norte levantó la mirada nuevamente, acercándose hasta la puerta para abrirla, iba farfullando insultos en voz baja preguntando que era lo que pasaba ahora, Jack aprovechó el momento para escabullirce hasta la ventana.

- Si, tienes mucha razón Norte, las malas costumbres nunca se olvidan - Comentó mientras se encaramaba en el marco de la ventana - tengo muchas cosas que hacer o me quedaría, pero muchas gracias - dijo antes de salir volando por la ventana

Norte negó molesto, pero no le prestó atención, no entendía que le pasaba al guardian, y en ese momento no tenia tiempo para averiguarlo. Abrió la puerta con mala cara solo para encontrarse a tres yetis exclamando al mismo tiempo y moviendo sus manos alarmados, sin dejarlo entender nada.

- ¡Basta, basta! - exclamó Nicholas - ¡Hablen de a uno! ¿Qué les sucede?

El Yeti que estaba más cerca se tomó la labor de informa, explicando con sus gestos y sus extraño idioma lo que el guardian había hecho antes de entrar a hablar con él. Norte sintió como una vena de su frente saltaba, intentó mantener la calma, ahora entendía el apuro de Jack.

- Ese crío... - murmuró entre otras palabras, saliendo de la oficina para solucionar el problema

Preparar cada año la Navidad era una tarea ardua, el taller funcionaba prácticamente durante todo el año, preparando los cientos de miles de juguetes que debía entregar en una noche, generalmente Norte tenía prohibida la entrada a Jack Frost, conejo tenia razon, era irresponsable, infantil y bromista, un pequeño sangano, solía congelar las cosas relentizando el trabajo, pero desde que se convirtió en un guardian su entrada estaba abierta, permiso que el guardian de la diversión tomaba en serio, o lo hacía hasta que Norte empezó a reprenderlo. Al parecer no había sido sufriente según Nicholas.

Estaba a media reparación cuando escuchó las campanas de un elfo llegar hasta él, su tintineo agudo molestaba al guardian que ya tenía problemas con encargar los engranajes.

- Ya basta, ¿Qué es lo que sucede ahora? - preguntó molesto

El pequeño elfo a su lado brincó del susto, comenzando con sus dedos a apuntar hacia el salón del mundo, Norte negó molesto antes de ponerse en pie, farfullando improperios una vez más, cesando apenas cruzar el umbral. La luz de la luna se filtraba por las ventanas en el ovalado techo.

- Luna... - murmuró Norte - ¿Otra vez?

Sin perder tiempo, de tres zancadas llegó hasta el centro de la habitación justo cuando la luz de la luna desapareció, cubierta por el paso de una nube, inmediatamente entendio que para esto necesitaba a los demás.

- ¡Jingle! - llamó alzando la voz, el elfo que seguía en la puerta volvió a brincar asustado - ¡Haz los preparativos, algo grande se avecina! - exclamó sosteniendo su panza

Norte volvió a mirar por la ventana hacia el cielo, estaba impaciente, sabía que algo grande se avecinaba, lo sentía, hace semanas, y las jugarretas de madre naturaleza no le ayudaban a su malestar. Se acercó hasta el botón rojo que usaba para activar las luces, necesitaba convocar a los demás, ya eran dos veces en menos de un mes lo que significaba que las cosas no iban bien.

El primero en llegar fue Aster, apareciendo por uno de sus túneles dentro del taller, generalmente no lo hacía, Norte tenia muchas reglas, pero de vez en cuando se daba ese capricho de no aparecer en la fría nieve.

- ¿Qué haces ahí? - le preguntó Norte quién lo había pillado en su atajo

- Oh, Norte, estás por aquí - lo saludó nervioso

- Sabes que no me gusta que llegues por tus túneles aquí adentro, llenas todo de tierra - le recordó fastidiado

- Vamos, amigo, sabes que no me gusta el frío - se lamentó, siguiendolo hasta el salón

- Excusas, excusas... - murmuraba enfadado

- Vamos, si fuera el mocoso no le dirías nada - argumentó cruzándose de brazos frente la ventana

- Tienes que hacer algo con tus celos - le recomendó, Aster se enderezó descubierto para luego negar con vehemencia

- Lo estás mal interpretando... - se defendió, pero una brisa helada tras su espalda lo obligó a voltear viendo a Jack afirmado sobre la corniza

- ¿Qué pasó ahora? No es cerca donde tengo que ir como para devolverme - reclamó entrando por ella

- Tenías que ser tu - masculló Conejo

- ¿Oh, no te alegras de verme? - preguntó con falso pesar

Una vez más Norte volvía a sentir su vena palpitar, inhaló por tres segundos antes de alzar la voz.

- ¡Por qué es que ninguno sabe usar las puertas! - exclamó exasperado - ¡Y tú... - dijo ahora apuntando Jack - tendremos una conversación muy seria después!

Pero la discusión no alcanzo a escalar más, gracias a la luna habían llegado los demás.

- ¡Muchachos, cómo están! - exclamó hada mientras revoloteaba - ¡Jack, como estás! - lo saludó con dulzura abrazándolo por el cuello desde atrás

- Hada, hola - respondió incómodo tratando de soltarse del agarre - Meme , me alegra verlos

- ¡Qué bueno tenerlos reunidos a todos nuevamente! - los saludó Norte tratando de abarcarlos a todos por los hombros con sus brazos

- Si, no es que no me alegre a mi también ¿Pero qué hacemos aquí? - preguntó Aster zafandose - ¿Por qué no has llamado?

- ¡Oh, claro! Hombre de la luna nos ha llamado - declaró - algo muy malo está pasando

- ¿Otra vez? - preguntó Aster escéptico

- Por lo mismo digo que algo muy malo está pasando

- ¿De qué hablas Norte? - preguntó Jack

- Aún no lo tengo claro, él podrá contarnos más - dijo apuntando hacia el cielo, esperando que la luna hablara con ellos

Los guardianes levantaron su mirada junto con su líder, esperando que Manni les explicara que pasaba, pero la luna tan solo permanecía vibrantes en el cielo, sin manifestar ni un deseo o advertencia.

- ¿Qué pasa Norte? No dice nada - comentó Thoothiana

- ¿Estás seguro que la viste? - preguntó desconfiado Conejo

- Por supuesto que la vi, con mis dos ojos - respondió Norte abriendo sus ojos para enfatizar

- Yo no veo nada - dijo Jack metiendo sus manos en el bolsillo de su sudadera mientras caminaba por la sala - te está afectando la edad, ya estás senil

- Yo lo ví - reafirmó seguro - iluminó el lugar y después las nubes la cobrió - explicó haciendo gestos con sus manos

- Se dice cubrió, Norte - le corrió aste, luego suspiró - como sea, ahora no está diciendo nada - apuntó molesto hacia la Luna

Meme miró con cautela hacia el cielo, no entendía que pasaba, la luna estaba ahí, rebosante de vida, resplandeciendo en el cielo parcialmente nublado, pero no decía nada, permanecía en un absoluto silencio, en espera de algo. El pequeño hombresillo comenzó a mecanografiar con su arena dorada buscando hacerse escuchar, los demás guardianes tomaron atención a lo que el decía.

- ¿Qué dices, Meme? - preguntó Norte

- Creo que quiere decir que está aguardando algo - explicó hada

- ¿Y qué está esperando? Estamos todos aquí - Aster estaba ensimismado pensando que podría ser - no falta nadie más

- No lo sé - respondió igual de confundido que el resto - al menos que...

- Al menos que qué, Norte, no te quedes sin hablar - le espetó Bunny

- Al menos que falte un guardian - completó

- ¿De qué estás hablando? No creo que sugieras que uno de nosotros no es real - se burló Jack incrédulo - no creo que nadie tenga esa habilidad

- ¿A quien te refieres, Norte? - preguntó hada quien, junto a Sandy, era la que estaba más atenta de lo que Santa decía

- Digo que creo que Jack debería volver al Ahtohallan para ver qué pasa - aclaró echándole un vistazo al guardian

-¿Yo? ¿Otra vez? Pero si vengo de allá - se quejó molesto - seguía todo tal cual - le recordó

- Bueno ¿Y se te ocurre una mejor idea? - comentó sarcástico

- Se me ocurre que nunca viste la luna brilla - murmuró - ¿No estás algo cansado?

- ¿Podrías ir a hacer tu trabajo, mocoso? Esto no es uno de tus juegos infantiles - le espetó Aster molesto, perdiendo los estribos

- ¿Qué pasa, Conejo? ¿Comiste un huevo podrido? - lo molestó Jack como respuesta - si mal no recuerdo estabas de acuerdo conmigo hace unos momentos - preguntó componiendo una expresión de duda, pero seguía en su plan de fastidiar

- Esto es algo serio, no interesa si estoy o no de acuerdo - se excusó cruzándose de brazos

- Conejo, calma - le susurró Tooth mientras acariciaba su brazo, en un intento de relajar a su amigo

- Bien, iré, pero no porque tú lo dices - respondió dándole la espalda, igual de molesto que Aster - iré solo para no seguir viendo tu tonta cara de canguro - agregó acercándose a la ventana

Conejo rodó los ojos moletos, cayendo en la trampa, comenzando a hablar lo suficientemente alto para atraer toda la atención de los demás. Los otros guardianes comenzaron a hacerlo callar, oportunidad que el espíritu del invierno aprovechó para escapar por la ventana, dispuesto de mala gana a verificar rápidamente lo que ya le había dicho a los demás, eso le irritaba, le molestaba que aún no confiaran de su palabra, seguían tratandolo como a un crio más, aunque así se había comportado hace unos instantes.

Sandman mientras tanto veía a los tres guardianes restantes continuar con la discusión, Norte intentaba hacer callar a conejo, quien seguía muy molesto, mientras hada los intentaba calmar, Jack se habia ido hace un momento y el guardian de los sueños intentaba hacerlos parar. Sandy miró para ambos buscando algo para hacer sonar, encontrando a su lado varias galletas en un plato, tomo algunas en sus manos para luego encogerse de hombros, algo de acuerdo con lo que se le había ocurrido hacer.

Lanzó tres galletas hasta sus amigos, de las cuales tan solo una falló. Aster y Norte se voltearon a fulminarlo con la mirada, mientras hada le agradecía por su intromisión, Meme les hizo notar que Jack ya se había marchado, para luego, con una mueca molesta, recordarles que no era momento de jugar. Conejo abrió la boca para refutar, Norte negaba en desacuerdo y hada lo apoyaba completamente.

- Sigo pensando que Norte no vio nada - murmuró molesto

- ¿Entonces porqué no estuviste de acuerdo con Jack? - replicó Norte al escucharlo, iniciando una vez más la discusión

Sandman suspiró rendido, no podía más, estaba ahogado, había trabajo toda la noche de un lado de la tierra y ahora le quedaba la otra mitad, no tenía tiempo para escucharlos discutir. Observó a hada intercambiando miradas, dispuesto a dejarlos solos en su acalorada charla, pero apenas de voltearon para salir del salón las puertas se abrieron dejándolos a todos en silencio y estáticos.