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Kaishi (開始)

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—¿Qué opinas? —pregunta Sakura abriendo la cortina para mostrarle cómo le queda el tercero de los cuatro vestidos que ha cogido para probarse.

Las luces brillantes del establecimiento crean un ambiente acogedor, pero ligeramente abrumador para Kakashi que mira a su alrededor con nerviosismo.

—Bien, supongo.

No entiende cómo ha terminado con ella en una tienda escogiendo un vestido para la boda de Naruto. ¿No debería estar haciendo cosas de Hokage?

—¿Supones? Kakashi, ayúdame un poco. Ino no está, necesito a alguien que de verdad ponga algo de interés.

—¿Y cómo has llegado a la conclusión de que yo sería esa persona? —pregunta mirándola sorprendido.

—No tenía más opciones. Trabajo a horas muy raras. Todo el mundo tiene compromisos. Tú eres el único que comparte mis horarios raros, por favor —pide volviendo a entrar para probarse otro vestido.

Kakashi mira a su alrededor evaluando sus opciones. Pero lo cierto es que Sakura tiene razón. Últimamente ha dependido mucho de ella para resolver ciertos asuntos de la aldea. Pero para algo es su ayudante, ¿no? Shizune siempre estuvo ahí para Tsunade. Y Sakura fue quien se mostró voluntaria para ocupar ese puesto ahora que él era el Hokage.

Con esa reflexión, se da cuenta de que al menos tiene que devolverle un poco de la ayuda que ella le brinda.

—Está bien. Pondré de mi parte, pero no es que sea un entendido en vestidos de mujer —dice mirando la cortina del probador—. La moda no es lo mío, pero creo que el azul de antes te favorecía.

—Eso ya lo sé. No es necesario que lo jures. ¿Acaso tienes otra ropa que no sea la de entrenamiento? —pregunta asomando la cabeza para reírse de él.

—En realidad... ya tengo el traje para la boda de Naruto —comenta cuando ella vuelve a desaparecer tras la cortina.

—¿Hablas en serio?

Puede notar la sorpresa en su voz. ¿Tan raro es que él haya adelantado algo de trabajo?

—Sí. Hablo en serio.

—¿Cómo es?

—¿Un traje?

—¿De qué color?

—Negro.

—¿Algún tono de color que destaque?

—Supongo que rojo. ¿Quieres comprarte algo rojo para ir a juego conmigo? —bromea desde su usual seriedad.

—Quizás. ¿Qué te parece este? ¿Va a juego? —pregunta abriendo la cortina y dejándose ver con un vestido largo palabra de honor rojo.

Kakashi la observa en silencio por unos segundos.

—Es... bonito. Te sienta estupendo. ¿Vamos a tardar mucho? —pregunta mirando a su alrededor.

—Acabas de decir que pondrías de tu parte —refunfuña.

—Lo hago. Te he dicho que te sienta bien.

—¿Cómo de bien? —pregunta dando una vuelta sobre sí misma.

Kakashi la contempla por un momento, pensando que Sakura realmente se ha convertido en toda una mujer.

—¿Kakashi?

—Esto es absurdo. Cualquier vestido te queda genial.

—No vamos a irnos antes por mucho que digas algo así —se queja Sakura girándose para entrar al vestidor.

—Lo sé. Pero lo digo en serio. Estás preciosa con cualquier vestido.

Sakura se gira y le mira entornando los ojos, intentando adivinar si lo dice en serio.

—En ese caso, me compraré el más barato —bromea riendo.

—Cómprate este —sugiere señalando el que lleva puesto.

—Es que es muy caro —comenta Sakura mientras cierra la cortina—. Solo lo cogí porque me pareció bonito y quería ver cómo me queda. No puedo permitírmelo.

—Sí que puedes. Te pago un buen sueldo.

—Estoy ahorrando para comprarme una casa.

—Tienes el sueldo del hospital y el de ayudante de Hokage. ¿No puedes permitirte una casa?

—No cobro en el hospital.

—¿Qué?

—No cobro en el hospital —repite.

—Estás dirigiendo el hospital, ¿cómo que no cobras?

—Trabajo para ti y me pagas bien. El hospital puede quedarse con mi sueldo para comprar lo que sea necesario.

—¿Hablas en serio?

—¿Tan raro te parece que renuncie a un sueldo?

—Sí. Bueno, no. No sé.

—Ten —pide lanzando el vestido por encima de la cortina—. Devuélvelo a su sitio. Me probaré el último.

Kakashi toma el vestido y va hasta la caja para pagar por él. Regresa junto al probador justo cuando Sakura sale vistiendo uno de tonos verdes.

—¿Y este? Es muy barato.

—No te queda nada bien. Cámbiate, ya te he comprado el vestido rojo.

—Estás de coña, ¿verdad?

—No. Hablo en serio —anuncia sosteniendo la bolsa con el vestido a la altura del pecho.

—¿Qué dices? Te he dicho que no puedo pagarlo.

—Es un regalo, por tus servicios a Konoha.

—No puedes pagarlo con el dinero de Konoha.

—Lo he pagado con mi dinero. Por ayudarme con todo mi trabajo como Hokage.

—¿Un regalo del Hokage por hacer mi trabajo?

—Sí —confirma Kakashi.

—Es mucho dinero.

—Gano bastante más que tú por estar sentado firmando papeles y tomando decisiones desde mi cómodo sillón.

—No puedo aceptarlo. Déjame hacer algo a cambio.

—Sigue haciendo tu trabajo como hasta ahora. Con eso me vale.

—Me pagas por eso. Déjame hacerte un favor a cambio.

—¿Un favor? ¿Qué clase de favor?

—Lo que quieras.

—¿Lo que quiera?

—Sí. Bueno, dentro de las leyes y la decencia.

Kakashi se echa a reír.

—Déjame pensarlo.

—Tiene que haber algo que quieras.

—Mmmm.

—¿Mmmm? ¿Qué?

—Pensaré en alguna cosa.

—No. Dime. ¿Qué has pensado? Lo haré.

—No quiero que te sientas obligada.

—Lo haré solo si me apetece.

—Quizás ya tienes planes.

—Por Kami, solo dilo. Yo decidiré si puedo o quiero.

—La boda de Naruto... Hasta Maito tiene pareja.

—¿Qué quieres decir?

—Me preguntaba... —se pasa la mano por la nuca sin saber si terminar la frase—. ¿Tienes con quién ir?

—¿Me estás pidiendo que vaya contigo?

—Si no tienes con quién ir, claro. Y si te apetece. Imagino que ya tienes acompañante, olvídalo.

—Iré contigo —responde sonriente.

—¿De verdad?

—Sí. No tengo con quién ir. Y lo cierto es que las chicas van con acompañante. Será agradable tener a alguien con quien bailar.

—No sé bailar.

—Eso ya lo veremos —anuncia riendo y acercándose a él para darle un suave beso en la mejilla por encima del borde de la máscara.

Después entra a cambiarse de nuevo.

—De todas formas, te sigo debiendo algo. No puedes pagarme el vestido a cambio de acompañarte a la boda de Naruto —dice desde dentro del cambiador—. Cuenta con que tienes un vale. Para pedirme algo en cualquier momento.

—¿Por qué no?

—¿Por qué no qué?

—¿Por qué no puedo pagarte el vestido a cambio d e que me acompañes?

—Porque me apetece ir contigo a la boda. Si me lo hubieras pedido antes de comprarme el vestido, habría dicho que sí igualmente.

Kakashi se sonroja y agradece que ella siga dentro del vestidor.

—Entonces ya pensaré qué otra cosa pedirte.

—¿Un beso? —pregunta sonriente saliendo del cambiador.

Kakashi se atraganta y tiene que guardar silencio unos segundos antes de poder responder.

—¿Eso sería algo que no querrías hacer? —pregunta nervioso.

—Llevas razón. Eso también lo haría sin que me compraras el vestido —asegura tomando la bolsa de sus manos y saliendo de la tienda.

Él la mira, sonríe, y se pone en marcha detrás de ella.

—Dejarte bailar con otras. Eso sí que es algo que no querré hacer ese día. Tendrás que pedírmelo a cambio del vestido.

Kakashi la alcanza y se sitúa a su lado.

—Puede que yo tampoco quiera eso. Pero iré pidiéndote cosas hasta comprobar que harías, aunque no te hubiera comprado el vestido.

—Prometo no escandalizarme ni cabrearme.

—¿Por qué habrías de escandalizarte? —pregunta divertido.

—¿Por qué no? —pregunta con tono pícaro.

Kakashi se detiene y la sujeta por el codo para detenerla.

—¿A qué hora te paso a buscar?

—¿Eh?, no sé. Aún falta una semana. ¿A las once? Creo que la boda es a las doce.

—Me refería a hoy. Para invitarte a cenar. ¿Es algo que deba canjear por el vestido o lo harías aunque no te lo hubiera comprado?

Sakura lo mira fijamente. Kakashi traga saliva poniéndose nervioso ante el silencio de ella.

—A las ocho. Y dado que invitas tú lo haría, aunque no me lo hubieras comprado.

—¿Y qué tal si volvemos y te compro ese primer vestido que te probaste y dijiste que no era suficiente para una boda? ¿Lo es para salir a cenar conmigo?

Sakura sonríe negando con la cabeza.

—Pensé que no estabas prestando atención.

—Créeme, estaba prestando atención.

—¿Te gusta cómo me quedaba?

Kakashi asiente en silencio.

—Anda, vámonos. No es necesario que te gastes un mes de sueldo en mí solo para invitarme a salir.

—Una pena.

—Vete a trabajar —pide ella riendo—. Te veo esta noche.

-o-

Cuando Sakura abre la puerta Kakashi se queda sin palabras. La recorre con la mirada de arriba abajo varias veces, sin aliento, viendo el primer vestido que se había probado esa mañana en la tienda. Un vestido azul de escote pronunciado en forma de v que se cruza en el pecho.

—Veo que realmente te gusta cómo me queda —comenta ella con una sonrisa ante su reacción.

Kakashi no responde, todavía mudo. Ella se gira para poder verse en el espejo de la entrada permitiendo que Kakashi vea su espalda, solo cubierta por dos correas cruzadas que forman una equis en la parte alta de la espalda.

Ante su reflejo en el espejo Sakura siente una mezcla de inquietud y confianza. El suave tejido cae sobre su figura marcando sus caderas. Es raro para ella verse a sí misma fuera de su uniforme habitual. Da un giro completo, evaluando su reflejo y provocando que Kakashi carraspee con nerviosismo.

—Tenemos reserva a las ocho y media —dice cambiando de tema.

Sakura se ríe.

—Dame un momento. Cojo el bolso y estoy lista.

Kakashi asiente y se queda esperando junto a la puerta.

—Por cierto —grita ella desde dentro—, estás muy guapo.

—¿Ves? Tengo más ropa que la de entrenamiento y el ahori.

—Ya veo —afirma saliendo y cerrando tras de sí—. Te queda bien.

—Gracias.

Sin decir nada, Kakashi hace un juego de manos y le ofrece a Sakura una rosa que aparece de la nada.

Ella mira la rosa, le mira a él y sonríe poniéndose colorada.

—Arigato —agradece cogiendo la rosa.

Kakashi hace una pequeña reverencia en silencio

—¿A dónde me llevas? —pregunta cerrando la puerta.

—Es una sorpresa —responde ofreciéndole el brazo.

Sakura le mira sorprendida. Toma su brazo y deja que él la guíe al restaurante.

Tras unos pasos en silencio, ella habla.

—Sabes que realmente no me puedes pedir cualquier cosa a cambio del vestido, ¿verdad?

—Lo sé. Nunca se me ocurriría pedirte algo fuera de lugar.

—Eso es. No me puedes pedir que trabaje por ti. Ni que mienta a tu secretaria. Tampoco me puedes pedir que...

—No estaba pensando en nada de eso —confiesa cortándola y riendo.

—Lo sé. Pero eso no me lo puedes pedir.

—¿Y qué puedo pedir? —pregunta divertido y con interés.

—Quitando cosas del trabajo o perversiones tuyas, estoy abierta a ideas —dice riendo.

Kakashi se detiene y la obliga a mirarle a los ojos cogiéndola por los hombros.

—Oye, esto es en serio. ¿Lo sabes?, ¿verdad?

—Sí —responde con seguridad.

—Bien.

Sakura le mira en silencio.

—Sigamos. O llegaremos tarde a la cena —pide Kakashi retomando el camino.

Una de las ventajas de ser el Hokage y tener reserva en un restaurante conocido por él es que disponen de un espacio privado donde puede comer sin tener que subirse y bajarse la máscara constantemente.

Sakura ya le había visto bastantes veces cuando compartían comida en el despacho mientras trabajan. Es de las pocas personas que le había visto, y además con cierta regularidad. Esto había llevado a tener un ambiente agradable y relajado siempre que compartían comida. Algo que para Kakashi no era habitual, y disfrutaba inmensamente.

—Eso no es cierto. Nunca firmaría nada sin leerlo —asegura Kakashi mientras pincha otro trozo de carne de su plato.

—¿Y te las arreglas para leer cuarenta páginas en diez minutos?

—Soy capaz de hacer una lectura en diagonal que me permite enterarme de todo.

Sakura estalla en carcajadas ante su respuesta.

Kakashi se tensa por un momento. Pero luego se permite bajar la guardia, saboreando no solo la comida sino también la rara oportunidad de relajarse y disfrutar del momento. Se da cuenta de cuánto aprecia estos momentos alejados de su rutina diaria.

—En serio, ¿sabes cuántos informes tengo que leer al día? —insiste el Hokage—. Sería imposible si los leyera todos en profundidad.

—Claro que lo sé. Estoy allí. ¿Necesitas que te lo recuerde?

—No. Claro que no. Piénsalo. Ya me regañas bastante a diario. Ahora imagínate que leyera todos como te gustaría que los leyera, ¿cuántos crees que quedarían sin leer al final del día?

—En eso llevas razón —reconoce pinchando una patata del plato de Kakashi.

—¿No te gusta tu comida? —pregunta viendo cómo el plato de ella está casi sin tocar.

—¿No te gusta compartir?

—Me has robado medio filete y unas cuantas patatas. Si no me gustara compartir me habría quejado hace ya un rato.

—Reconozco que tu plato me ha convencido más cuando ha llegado a la mesa —confiesa levantando ligeramente la lubina con el tenedor.

Kakashi intercambia el plato mientras ella se ríe.

—No es necesario. De verdad. Puedo comerme el pescado también —se queja ella sin mucha convicción.

—Sé cuánto comes. Después de lo que has cogido de mi plato, te dejarás el tuyo completo. Sin embargo, yo puedo comerme ambos platos. No es un favor para ti, es algo que necesito —responde riendo y llevándose a la boca un pedazo de pescado.

Sakura le mira sonriendo y terminando de pinchar las últimas patatas del plato que ahora tiene delante de ella.

—En cualquier caso, arigato. No solo por cambiarme el plato.

—¿Y entonces por qué?

—Por la cena. Por la noche. Está siendo divertida.

Kakashi la observa, intentando descifrar qué quiere decir con "divertida" en este contexto.

—¿Vas a querer postre? —pregunta sirviéndole más vino en su copa a Sakura.

—Sí. Siempre hay hueco para el postre.

—¿Y vas a escoger mejor o también me lo cambiarás?

—No puedo prometerlo.

—Tienes que probar la tarta de quesos.

—No soy fan de la tarta de quesos. ¿Hay algo de chocolate?

—Seguro que sí. Pero no pienso compartir mi tarta de quesos contigo.

Después de un rato, los postres llegan a la mesa.

Bizcocho de chocolate para Sakura y una tarta de quesos para Kakashi. Una tarta que ella mira con deseo desde el primer instante.

Coge la cuchara de su bizcocho y se estira por encima de la mesa para robarle un trozo de su tarta.

—Pensé que no te gustaba mi postre.

—Pues resulta que me gusta más que el mío —afirma metiéndose la cuchara en la boca.

—Ni siquiera has probado tu bizcocho.

Sakura cierra los ojos mientras saborea la tarta.

—Llevabas razón, ¿qué puedo decirte? Esto está buenísimo —reconoce volviendo a robarle otro trozo.

Kakashi la mira con falsa indignación.

—Puedes pedirme que deje de comerme tu postre. Canjear el vale del vestido —asegura ella riendo.

—¿Y quiero desperdiciar mi ventaja en el postre o la necesitaré más tarde esta noche? —pregunta, robando un trozo del bizcocho de Sakura.

Ella sonríe de medio lado y antes de responder se lleva un trozo más de tarta a la boca.

—No sé. Eso debes decidirlo tú.

Kakashi se pone serio y la mira fijamente a los labios. Sakura deja de comer ante su escrutinio y le mira interrogante.

—Tienes un poco de crema en los labios —aclara señalando sus propios labios.

Sakura sonríe, se pasa la lengua por el labio superior y, al ver que Kakashi niega con la cabeza, usa los dedos índice y medio para limpiarse los labios de la crema restante. Sin pensarlo dos veces, se lleva los dedos a la boca para saborear los restos de tarta.

Kakashi se estremece y un gruñido ronco escapa de su garganta.

—¿Qué? —pregunta ella inocentemente.

—Puedes comerte mi tarta entera si eso te hace feliz —asegura con la voz dura y acercándole el plato a ella.

Sakura se ríe aceptando el plato y llevándose otra cucharada a la boca.

—Eres un blando, Kakashi.

—Oh, no. Para nada. De nuevo. No es un favor para ti. Es para mi placer. Aunque pagarás más tarde robarme la comida —replica recuperando su voz y un tono juguetón.

—Ya te he dicho que nada pervertido —insiste recogiendo con el dedo índice un poco de nata del borde del plato.

—Repite eso mientras sigues relamiéndote los dedos —exclama con una voz desconocida para Sakura.

La kunoichi se detiene dejando el dedo a medio camino de su boca. Se ríe con picardía y de pronto acerca su dedo hasta la boca de él. Es rápido e inesperado; sin embargo, Kakashi reacciona a tiempo y la sujeta por la muñeca impidiendo que Sakura le manche los labios.

Esta suelta una carcajada tirando de su brazo e intentando soltarse ante un Kakashi con los ojos abiertos de par en par y un brillo en su mirada que ella no logra identificar.

Sin decir nada, Kakashi tira un poco de su muñeca hacia él.

—¿Qué haces? —pregunta ella.

No responde. Se inclina sobre la mano de ella y se lleva los dedos a la boca.

Sakura traga saliva viendo cómo Kakashi cierra los ojos y saborea la crema de queso de sus dedos.

Un pequeño gemido de placer escapa de los labios de Kakashi, quien suelta su mano y, a la vez que abre los ojos, la mira fijamente y le ofrece su servilleta en silencio.

—¿Esto cuenta como una de mis perversiones? —pregunta él con inocencia, en esta ocasión fingida, sin retirar la mirada.

Sakura coge la servilleta con la otra mano y le mira con la misma intensidad.

—Diría que sí —murmura soltando la servilleta sin usar y llevándose los mismos dedos a la boca para saborear los restos que pudieran quedar.

—Oh, Kami —gruñe Kakashi con placer sin dejar de mirarla—. ¿Has terminado con el postre?, ¿podemos irnos ya? —pregunta nervioso, tamborileando con los dedos sobre la mesa.

—No —y diciendo esto, coge la cuchara y sigue disfrutando de la tarta de queso.

Kakashi observa en silencio, sus ojos fijos en ella mientras termina su postre. Sabe que está jugando con él.

—¿No quieres más? —pregunta Sakura sonriente.

—Disfrutó mucho más viéndote comer —asegura sonriendo.

Cuando Sakura finalmente deja la cuchara sobre la mesa y le sonríe, Kakashi se levanta y le ofrece la mano para ayudarla a ponerse de pie.

—¿Lista? —pregunta, su voz aún cargada de una mezcla de emociones que apenas puede controlar.

—Lista —responde ella, aceptando su mano y levantándose.

Salen del restaurante juntos, caminando por las calles iluminadas de Konoha. Kakashi sabe que algo está pasando entre ellos, algo que piensa explorar a fondo, al ser posible, esta misma noche.

—¿Te acompaño a casa? —pregunta, mirando de reojo a Sakura mientras caminan.

—Sí, pero lentamente. Me gusta la noche —responde ella, acercándose un poco más a él mientras caminan.

Kakashi asiente, disfrutando de la compañía y el silencio cómodo que los envuelve.

Cuando llegan a la puerta de su casa, Sakura se detiene y se vuelve hacia él con una sonrisa.

—Gracias por la cena, Kakashi. Ha sido... interesante.

—Lo mismo digo. Gracias a ti por aceptar mi invitación.

Ella asiente y, con un gesto rápido y decidido, se inclina para darle un beso en la mejilla.

—Buenas noches, Kakashi —dice, con un brillo en los ojos.

—Buenas noches, Sakura.

Kakashi sin moverse ni un milímetro la mira fijamente. Ella busca las llaves en su bolso y abre la puerta.

La observa entrar en su casa y girarse sonriendo para cerrar la puerta. Justo en el último momento Kakashi sujeta la puerta con firmeza y cuela el pie entre el puerta y el marco para impedirla cerrar.

—No quiero sentirme un idiota más tarde por no haberme atrevido a preguntar —dice nervioso.

Ella levanta una ceja interrogante.

—¿Puedo entrar?

—Pensé que no te atreverías.

—¿Eso es un sí? —pregunta con esperanza.

—No sé. Mañana madrugo –responde juguetona.

—Yo también.

—Tengo mucho trabajo en la torre Hokage. ¿Sabes? —responde seria, pero con evidente tono pícaro sin retirar la mirada de él.

Kakashi evalúa mil posibilidades en su mente antes de empujar la puerta y entrar obligándola a retroceder. Antes de que ella pueda quejarse, se baja la máscara y se inclina sobre ella, sujetándola por la cintura, mientras la besa con suavidad.

Ella deja escapar un suave gemido y responde pasando sus manos por los hombros de Kakashi para pegarse a él.

—Quiero canjear el vale —asegura el ninja con la voz ronca separándose de sus labios y subiendo las manos por la espalda casi desnuda de Sakura.

—¿A cambio de qué? —pregunta ella también con la voz cargada de emoción y expectativa.

A cambio de que me dejes quedarme esta noche. Y de me permitas quitarte ese vestido. Lo has comprado para mí, ¿no es así? —pregunta con una mirada cargada de deseo.

Ella lo mira intensamente por un momento, sopesando sus palabras antes de sonreír y asentir, sus ojos brillando con una mezcla de complicidad y deseo.

—Entonces quédate —responde ella suavemente, poniéndose de puntillas para seguir besándole.

Kakashi cierra de espaldas a la puerta con una suave patada. Y las risas que escapan de los labios de Sakura le confirman que esta no será la última de sus salidas juntos.

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La palabra "Kaishi" (開始) en japonés significa "inicio" o "comienzo". Se utiliza comúnmente en contextos formales y cotidianos para referirse al comienzo de un evento, actividad o proceso. Por ejemplo, en una ceremonia o reunión, "kaishi" se usaría para anunciar que algo está por comenzar.