Hermione
Dicen que lo opuesto al amor es el odio, esa es una gran mentira. Lo correcto es la indiferencia, porque no sientes ninguna clase de sentimiento hacia un ser u objeto. Durante las dos semanas luego de la boda de Charlie lo he experimentado, Draco y Rijin desaparecieron de mi vida como si nunca los hubiera conocido, traté llamándolos, pero nunca respondieron.
Aunque claro no es como si yo hubiera llamado y escrito cada cinco minutos, también tengo deberes en mi clínica. La esposa de Hans tuvo a su hijo así que le di permiso por dos semanas, así que me quedé de guardia verificando la salud de mis pacientitos. Dejo a Elizabeth a cargo de la veterinaria para ir a recoger a mi abuela del hospital al fin le han dado de alta y la llevaré a casa de mis padres, Spring se queda en la veterinaria puesto que no tardaré mucho. Durante todo el camino no dejo de observar mi teléfono en espera de una notificación, incluso si llamo no me responderán.
Una vez en el hospital me apresuro hacia la habitación de abuela Euphemia, antes siquiera tocar el pomo de la puerta escucho los gritos de mi abuela.
— ¡No lo apruebo! ¡Eres un desgraciado, Harry Potter! — Su voz resuena en mis tímpanos.
— ¡Mamá! Harry solo siguió su corazón. — Ese es el tío James, parece estar mediando entre ellos.
— ¡Su corazón no pensó en su abuela! Ni siquiera Hermione cometería la locura de casarse sin tenerme presente. Harry James Potter, eres mi único nieto hombre y me excluiste del evento más importante de tu vida. — Mi abuela habla de manera desesperada y dolida.
— Abuela, hay una razón para eso...
Theo aparece detrás de mí mientras sostiene unos documentos, sus ojeras me dicen que ha estado de guardia. Lo que explica porque no alcanza a responder mis mensajes.
— ¡Estoy embarazada! — Luna es quien exclama — Yo pensaba en el aborto, pero Harry me convenció de casarnos en cuanto me descubrió con los síntomas luego del Congreso Médico. Mis planes en solitario se vinieron abajo, pero con Harry a mi lado no será tan duro, nos conocemos desde la universidad. Así que me lo llevaré a vivir conmigo.
Decido no escuchar más, Theo y yo nos damos una mirada silenciosa, es claro que ambos siempre terminamos escuchando cosas que no nos incumben. Una vez lejos y en otro pasillo nos miramos con cierta sorpresa.
— Veo que estás vivo. — Digo en tono de broma, ya que es otro que no ha respondido mis llamadas mensajes.
— Estoy a un paso de ser un cadáver — Sabe cómo me siento porque pone su mano sobre mi cabeza como si fuera un cachorro — Rijin lo ha tenido peor, como la doctora Daphne está de luna de miel, mi jefa la ha tenido como interna en varias zonas del hospital, ni siquiera podemos tomarnos un respiro, no tiene tiempo ni para dormir y Draco, él se...
Antes de que pueda decirme algo se oye los altavoces: — Código rojo en el área de Traumatología, Doctora Lovegood y residentes se les solicita de inmediato. Código rojo...
— Pasaré mañana por tu casa, espérame con Pansy... — lo veo irse corriendo con su bata ondeando tras él.
No me queda más que regresar hacia la habitación de mi abuela, al pasar la encuentro sola sentada en la silla de ruedas. Puede caminar, pero no ha de esforzarse demasiado.
— ¡Hija mía! — Exclama en cuanto la saludo — ¿Tú no te casarás en secreto, cierto?
Sonrió, sé porque pregunta, mas no voy a delatarme, después de todo es un tema del que nunca hablaré.
— Abue, ya te he dicho que nací para quedarme soltera por siempre — Digo mientras me acerco a ella para llevármela, ya que mis tíos se han de encargar de los papeles que la darán de alta. — No tienes que pensar que huiré para casarme, no soy Julieta.
La escucho mascullar en gaélico, sé que está insultando a Ronald por el pasado, tal vez su única culpa fue seguir el consejo de Luna, matar a mi hija, para salvarme a mí.
— ¿y ese novio de Corea? ¿se fue? — Pregunta, mientras abre la puerta de la habitación antes de que yo lo haga. — No importa, hija, el nieto de mi amiga ha regresado de Australia, es etólogo y se entenderán muy bien.
— ¡Abuela! No estoy buscando novio. — Salimos por los pasillos. — No estoy desesperada por conocer a alguien, soy muy joven.
— Ya lo sé, pero ese chico está igual que tú... nació para quedarse soltero. — Mi abuela está muy emocionada — Vino a visitarme hace dos días y estudió sobre animales... creo que podría ser tu tipo.
— ¿Alto? ¿Rubio? ¿de ojos expresivos? De preferencia muy inteligente y que me saque un par de años...— Trato de decir algo imposible para desanimar a mi abuela. — ¿Sabes que pudo mentir en cuanto a su descripción?
— Te pareces a mí, realmente te gustan mayores. — Su carcajada asusta a un par de pacientes que pasan cerca. — Puedo saber cuándo alguien miente, él no lo hizo, tiene 28 años y es tan apuesto que te quedarás ciega con solo mirarlo. Yo ya lo estoy por su culpa.
Me contagia su emoción, para cuando estamos en la camioneta termina por convencerme de aceptar una cita con el desconocido, para mi sorpresa ya tiene la hora y fecha fijada. Euphemia Potter, es toda una diablilla, aun así, me alegra hacer que olvide su enojo con Harry.
La dejo en casa de mis padres, donde mi madre la recibe con los brazos abiertos y se emociona al saber que acepté la cita, ya lo tenían todo planeado.
Al día siguiente Pansy pasa a la veterinaria para recogerme e ir a casa para esperar a Theo, mis pacientes han sido dados de alta y no tengo ninguna consulta a domicilio por lo que me tomo el resto de la tarde libre.
En cuanto Elizabeth se va, un joven ingresa sosteniendo un hurón en sus brazos que parece muy cómodo con eso. — Buenas tardes, ¿tiene vitaminas para hurones?
— Por supuesto. — Digo, él se acerca para que pueda revisar al hurón, el cual me permite acariciarlo y así consigo revisar su pelaje— Hola, lindo. ¿Cómo te sientes?
— Le agradas mucho — El hombre me dice — Percy suele morder a los extraños.
— ¿Me estabas poniendo a prueba? — Miro al hurón a los ojos — No puedes ir mordiendo a los extraños, espantarás a las novias de tu cuidador.
La risa varonil me resulta conocida — Percy aleja a las novias incorrectas. — Sus ojos verdes son como observar un prado o selva. — Hace dos años en Australia, ¿eres la chica de la serpiente?
Escucho como Pansy evita reír. Disimula mientras fije observar las correas para los gatos.
— ¿Así me pusieron? — Rio al recordar que estaba en la playa en compañía de Pansy, hasta que apareció una Taipan Costera, que es una de las serpientes más venenosas de Australia, lejos de asustarme y salir corriendo la atrapé y la llevé al refugio más cercano. — ¿fue muy impresionante que una extranjera atrapara una serpiente venenosa?
— Lo fue, en el refugio se sigue hablando de ti. — Me da una cálida sonrisa — Soy Cormac McLaggen, ¿me recuerdas, Hermione?
Al oír su nombre me quedo de piedra, él es realmente guapo, su cabello rubio no parece estar para nada peinado, su cuerpo atlético. Nunca en mi vida lo he visto — Suelo vivir mis días como si fueran el último, no te recuerdo. Lo siento.
Parece un tanto decepcionado, aun así, su sonrisa no desaparece — Me alegra, eras una niña muy pequeña y tus coletas rizadas eran como algodones de azúcar.
Le doy una sonrisa tímida ante ello, era lógico que me conocería desde hace mucho tiempo, después de todo es el nieto de la amiga de mi abuela. dejando al hurón me dirijo hacia el estante con medicinas para elegir las vitaminas.
Una vez pagadas, él se despide y lo veo subir a su auto Lamborghini de color negro.
— ¡Chama! ¿Acabas de coquetear con tu cliente! Y te conoce desde hace mucho — Pansy exclama asombrada, está tan impresionada que habla en español — ¡Lo apruebo!
— él es mi cita de pasado mañana.
No me queda más remedio que decirle sobre los planes de mi abuela.
— ¡Esto es el destino! — Exclama emocionada, sus pequeños saltitos me hacen reír.
Una vez que he cerrado la veterinaria y subimos a mi camioneta es mi turno de molestarla, ha pospuesto tanto esta conversación que terminaré muriendo de la curiosidad. — Estás saliendo con Blaise...
— No, él viene a comer a mi restaurante con su hija y cruzamos palabras... — Le doy una mirada rápida y Spring suelta un ladrido. — Shuu, no me delates lindo... ¿Y qué si me gusta? Mis padres me matarán si me convierto en madrastra. La profesora Sybill tenía razón, mi alma gemela me iba a hacer elegir sobre mis tradiciones familiares y...
— ¿Creíste todas esas sandeces que salían de la boca de la profesora Trelawney? — Aprieto el volante mientras sigo viendo al frente.
— Estás furiosa porque acertó contigo, te dijo que Ronald iba hacer que lloraras. — Pansy hace crujir sus nudillos, decir su nombre la hace rabiar — Crees en fantasmas y supersticiones, pero no en las cartas y el destino.
— Los fantasmas sí que existen.
— Estando próxima a los 26 años conocerás a tu alma gemela y al amor de tu vida, ellos darán todo por ti, ambos tienen una conexión con tu pasado — Pansy repite lo que hace más de seis años escuché decir a la profesora — Si te quedas con Ronald sufrirás lo peor que le puede ocurrir a una mujer.
Lo peor que le puede ocurrir a una mujer es que su hijo muera y eso lo descubrí cuando lo viví en carne propia.
— Patrañas — Digo al volante mis nudillos se vuelven blancos por la fuerza que estoy usando al sostenerlo. — ¿y que si Ronald traicionó mi confianza? ¿Estás tratando de decir que Draco o Cormac son mis futuros romances?
— Yo no dije Cormac — Se divierte a mi costa — ¿Qué mujer no quisiera que fuera su alma gemela o el amor de su vida? Hasta su hurón te aprueba... y Draco ya no me agrada, no te llama, eso lo hace un idiota.
— Me gusta Draco, es muy inteligente y...
— Ha sido indiferente contigo... — Pansy se cruza de brazos — Sé que es invidente por lo que no puede estar al tanto del teléfono, pero una llamada no hace daño ¿o sí? Las mujeres no estamos para rogar la atención de nadie y más si otro adonis vine como regalo de la abuela.
Sus palabras finales me hacen reír, sé que está en lo cierto. No puedo vivir mis días esperando llamadas que no llegarán.
En cuanto llegamos a mi casa Theo está descendiendo de un taxi, baja alrededor de seis maletas y un par de muebles. ¿Es que Draco lo echó de su casa? Cierta parte de mí se enfurece, pero me contengo hasta dejar mi auto en la cochera.
Una vez que dejamos su equipaje en la habitación de invitados, Pansy es la primera en hablar — ¿Qué hiciste, niño travieso? ¿Te comiste a Rijin?
— No es eso, yo decidí retirarme de su casa. — Theo se sienta sobre la cama, no nos mira a los ojos, debe estar ocultando algo — Draco se fue ayer a América.
— ¿Se fue? — La pregunta sale de mi boca con un tono lastimero, incluso la presión de mi sangre disminuye a tal punto que siento el frío en mi cuerpo. — ¿Ocurrió algo?
— Tomó sus cosas y se fue, Hermione. — Su mirada sigue sin encontrarse con la mía. — No puedo decirte nada más.
Salgo de la habitación, cierro la puerta tras de mí y me dejo caer, supongo que esto sucede cuando llegas a pensar que es amor verdadero cuando fue una aventura de invierno.
Escucho el sonido de una bofetada y la voz furiosa de Pansy —: ¿Se te ocurre ser leal con un completo desconocido? ¿Códigos de hombres! Me vale mierda, ¡ve y dile la verdad, Mojonero!
Me pongo en pie y limpio el par de lágrimas que se me han salido, no es como si mi novio de toda la vida me hubiera abandonado, aunque se siente así. La puerta se abre, antes de que pueda alejarme, Theo me abraza como si fuera una niña, acaricia mi cabeza lentamente.
— Draco se fue con su madre a Estados Unidos, me pidió que no te dijera nada porque él ni siquiera sabe si regresará. — Me abraza fuerte y yo como siempre me hago la fuerte, hago de cuenta como si no me doliera. — No quería decirte adiós, no quería decirte nada para que no te preocuparas por él o dijeras algo como que lo ibas a esperar.
— Pensé que era amigo mío, que al menos podría contarme que ocurría. — Digo en cuanto me alejo de Theo, Draco era un cobarde por no hablar de manera clara conmigo. No es un niño que deba pedir que le guarden el secreto. — Que importa, ahora ve a dormir, necesitas un descanso luego de la esclavitud que te ha hecho pasar Lovegood — Rio tras decir el apellido — Lo olvidé, ahora es la señora Potter.
Como sea, lo voy a superar. No por nada soy Winter Flower, florezco en las situaciones más extremas y nada me detiene.
— Come un poco, es mejor tener el estómago lleno que un corazón roto — Trato de meterle una patata en la boca del pez frito que tengo en mi plato, estoy tan borracha que hago tonterías. El dueño de la tienda me ve desconcertado, mi teléfono suena sobre la mesa y veo un número desconocido.
— ¿No va a contestar? — Me pregunta el dueño, debe rondar los sesenta años. — Señorita...
Siento que me habla, pero no logro concentrarme en lo que dice, lo veo contestar y luego dejar el teléfono junto a mí. Si es Draco puede irse al infierno por idiota, estoy borracha por alguien que no es mi novio. ¡Qué patética soy!
Tomo un poco más de la cerveza que hay en mi vaso, pido otra y otra. Esta vez ni siquiera pienso en el pasado, me doy cuenta de que había estado culpándome por la muerte de mi hija, pero justo hoy eso no me hace llorar como otras veces, esta vez el solo pensar en Draco y la vez que estuvimos en la playa me duele más.
— ¿Es usted el novio? — el dueño pregunta a alguien.
— No, soy algo así como su guardián.
Rio al escucharlo — Mi único guardián es mi perro. — Al observarlo veo a Cormac— Yo te he visto antes... Eres el chico de siete años que hablaba con Lassie... — lo recuerdo abrazando a mi perra, una hermosa labrador de pelaje negro — La durmieron porque tenía cáncer, no le solté la patita mientras ella se iba, parecía decirme que todo estaba bien y que nos volveríamos a ver... Si los perros no van al cielo, yo quiero ir a donde está ella...
Mis lágrimas se hacen presente y me doy cuenta de que estoy sollozando sobre el pez frito.
— Lo harás cuando sea tu momento. — Se sienta junto a mí — ¿Quién te hizo llorar?
Me enderezo como puedo tras limpiar mis lágrimas con el pañuelo de la mesa. Aun tenía dignidad, saqué mi billetera para pagar por lo que comí. — Me encariñé con alguien y terminé llorando. Lo típico.
— Debió significar mucho — Me extiende su brazo cuando se da cuenta de que me cuesta caminar al estar en zapatillas. Dudando lo acepto. — Te llevaré a la casa de tus padres.
— Puedo caminar — Digo una vez que estamos fuera, pero estar en la acera me asusta, enhorabuena no saqué mi camioneta o terminaría muriendo por manejar ebria. — Mi casa no está muy lejos.
— Te acompañaré caminando, tu abuela me matará si sabe que te dejé ir sola. — Sigo sosteniéndome de sus brazos y acepto mientras lo dirijo hacia mi hogar.
— ¿Cómo me encontraste? — Lo cuestiono mientras siento el piso balar bajo mis pies.
— Esperé más de una hora en el restaurante donde debimos cenar, llamé al número que me dio tu abuela para decir que me iba a casa, pero me contestó el dueño del restaurante y me exigió que te sacara de ahí porque le estaba hablando a la comida. — Lo miro y parece bastante tranquilo. — ¿Estás bien?
No digo nada y todo se torna obscuro. ¡No vuelvo a libar!
La canción de este capítulo describe la soledad
Janet suhh - In Silence
"En silencio,
Nadie me responde, pero aún puedo
escuchar tu voz.
Si tan solo vinieras a abrazarme"
