Au Demonios con todo lo que eso conlleva, demonios, súcubos e íncubos


El príncipe del infierno Asmodeo necesita un primogénito de su hijo antes de darle su legítimo derecho al trono y por consiguiente pueda tomar su lugar. Todos en el infierno esperaban grandes cosas del príncipe heredero, entre esos demonios estaba su padre pues estaba seguro que Aomine Daiki sabría escoger de entre todos los íncubos y súcubos dentro de su harem, alguien digno de impregnar con su semilla y en efecto, darle el nieto que quiere Asmodeo de su único hijo.

Desgraciadamente para el tercer príncipe del infierno, su hijo era un caso perdido igual que él y, un rebelde sin causa igual que Lucifer.

Sinceramente, esperaba algo así.

-¿Cuándo pensabas decirme de tus planes, Daiki?- pregunto Asmodeo con cara seria mientras se cruzaba de brazos. Podrá ser viejo pero no estúpido, su único hijo no pensaba darle un nieto.

No, pensaba darle más de uno pero lejos de lo que creyó al principio, no será con una mujer de alta alcurnia como hubiera imaginado, incluso con alguna súcubo o íncubo que formaba parte del harem de su muchacho. Harem escogido especialmente por el viejo demonio de alto libido y deseo sexual.

No, como siempre, Daiki le llevaría la contraria. No sería su único hijo reconocido si no fuera así.

-¿Debía? Digo, te daré mas de un nieto que es lo que quieres, anciano. Tengo derecho a tener descendencia con quien yo quiera antes de mi coronación ¿no crees?-

El príncipe suspiro, definitivamente Daiki era su hijo. En sus años de juventud y cuando conoció a la madre de su hijo era igual de terco, lujurioso y pervertido. Sigue siéndolo aunque su apariencia "senil" dijera lo contrario.

-Pero no con una súcubo rechazada por su casta y un incubo huérfano de aquelarre por ser producto de una relación clandestina de una súcubo con un ángel- reclamo el viejo demonio cruzándose de brazos –por tus venas corre mi sangre, un demonio de sangre pura que espera su único hijo reconocido le dé un nieto con alguien del calibre y estatus de su abuelo y padre-

-Pues lamento comunicarte esto, anciano. Pero ya tome mi decisión, puedo tener de harem a las y los demonios más hermosos que hayan tenido la fortuna de ver en el infierno, pero ninguno de ellos se compara con Satsuki y Ryou. Y si yo no tengo a ninguno de ellos dos entonces nadie en el infierno los tendrá- aseguro Daiki sin bajar la cabeza ante su padre. Asmodeo le vio con el ceño fruncido, los ojos azules de ambos demonios denotaban que ninguno de los dos iba a ceder de ideales.

-Esas son palabras mayores, muchacho-

-¿Te sorprende? Soy tu hijo, anciano. Podre pensar con el pene la mayor parte del tiempo pero yo tengo establecido que es lo que quiero para mi vida y futuro. Y con ellos solo lo conseguiré, padre-

Asmodeo suspiro resignado, si conoce bien a su hijo como se conoce así mismo es claro que no iba a ceder a sus demandas por más que le exigiera lo contrario. Si no quedaba de otra.

-Solo asegúrate de que Satsuki y Ryou cumplan con sus deberes en la cama contigo por más que estén en espera de tus hijos, Daiki. La abstinencia sexual será una patada en el trasero para ti una vez se confirmen sus embarazos-

Daiki sonrió con superioridad antes de ponerse de pie del trono de su padre –me estas subestimando, padre. Tal parece que no conoces a tu hijo. Me asegurare de que mis parejas me den el placer que por derecho deben darme- de un chasquido de dedos desapareció de la vista de Asmodeo.

Era hora de anunciar las buenas nuevas.


Daiki llego a sus aposentos dentro del castillo de su padre en menos de cinco segundos. Varios sirvientes mostraron sus respetos al príncipe heredero que poco podía importarle aquello, tenía necesidades urgentes que atender y no podía perder el tiempo con plebeyos.

Pronto abrió las enormes puertas de madera que estaban al fondo del pasillo de sus habitaciones apenas iluminadas por un par de antorchas. Sus ojos azules escanearon la amplia habitación cerrando las puertas tras su espalda.

Todo en el lugar estaba callado, el balcón de la habitación estaba vacío, solo el aire frio de la noche movía las delgadas cortinas. En la mesita de vidrio que hacia juego con los finos sofás había una tetera caliente, té servido en dos juegos de taza y plato aun humeando y galletas a terminar por devorar.

Más no había rastro de Ryou y Satsuki.

Pero si de ropa rasgada.

Aomine sonrió mientras dejaba sobre el sofá su camisa y caminaba donde la amplia cama doble matrimonial era íntimamente cubierta por las cortinas del mueble de madera de la cama. Con cada paso que daba, cada una de sus prendas elegantes iba desapareciendo de su cuerpo cincelado.

Podía darse una idea de donde estaban sus compañeros en ese momento.

Abrió con curiosidad la gruesa cortina azul que cubría la cama de la luz de la luna y le daba a quienes se perdían en la sensación de sus cuerpos y deseo sexual la intimidad que necesitaban. Daiki se relamió los labios, debería intervenir de una vez y llamar la atención de sus amantes por excluirlo y jugar entre ellos cuando Aomine les ordeno no hacerlo hasta que terminara la reunión con su padre, castigarlos y someterlos al punto de desfallecer de placer.

Pero no.

Quería disfrutar un poco más de la explicita, sublime y excitante escena que Satsuki y Ryou le estaban ofreciendo sin proponérselo.

-Ryou-chan…- llamo en un gemido ahogado una bella chica de cabellos rosas y voluminosas curvas, sus senos rebotaban hermosamente con cada dura y profunda embestida que su compañero nocturno ofrecía maravillosamente a Satsuki Momoi –n-no deberíamos estar haciendo esto entre nosotros sin Dai-chan por aquí- susurro bajito Satsuki limpiando con sus manos el sudor que perlaba la piel blanca y sonrojada de Ryou Sakurai disfrutando ambos de ese encuentro íntimo y carnal entre ambos.

-Lo siento Satsuki-chan- hablo el castaño intensificando el movimiento de sus caderas, besando con paciencia y anhelo las manos de Satsuki que seguían en sus mejillas sin darle oportunidad a la chica de ahogar sus sonoros gemidos –pero eres tan hermosa, a veces olvido que debe ser Daiki-sama quien tome tu cuerpo primero, pero no puedo evitarlo. Quiero que Satsuki-chan sea un manojo de nervios y deseo sexual por mi culpa también-

-Oh, Ryou-chan es tan adorable- y atrajo el cuerpo de Ryou hasta el suyo capturando los suaves labios en un pequeño beso que con el pasar de los segundos se fue intensificando, volviéndose más íntimo, mojado e intenso excitando enormemente a Aomine que para ese momento estaba masturbándose sin que sus parejas se dieran cuenta de su presencia todavía –ahora entiendo porque Dai-chan no quiere soltarte ni un segundo, te monopoliza solo para él. Y eso me molesta un poquito, tú también eres mío como yo soy de ustedes dos-

-Y ustedes dos son solo míos, Satsuki, Ryou- los mencionados separaron un instante sus labios cuando la voz de Aomine Daiki retumbo por las paredes de la habitación. Daiki había entrado finalmente en la privacidad que su cama podía ofrecerle a sus amantes mostrándole a los dos chicos lo excitado y necesitado de atención que estaba por ellos –sus úteros de igual forma me pertenecerán para toda la eternidad- de un chasquido un tatuaje en forma de corazón cubierto en llamas apareció en el vientre de la peli rosa y el castaño respectivamente.

Provocando que los ojos de ambos cambiaran a un estado de necesidad y deseo que difícilmente entre los dos podrían apaciguar.

-Dai-chan…-

-Daiki-sama…-

Aomine soltó una grave carcajada estremeciendo a los dos chicos que habían dejado sus actividades entre ambos una vez Daiki hablo. El moreno de cabellos azules dejo que sus parejas le derribaran sobre la mullida cama permitiendo que Ryou y Satsuki acariciaran, tocaran y besaran todo lo que quisieran de su cuerpo cincelado. Total, el estado eufórico de ambos chicos era causa de Aomine.

Y solo él.

-Daiki-sama…- gimoteo Sakurai perdiéndose un instante en los labios de Aomine apoyándose suavemente sobre el pecho del moreno, su vientre estaba ardiendo y necesitaba alivio de su amo –me duele- un par de lágrimas rodaron sobre las regordetas mejillas que acariciaba con paciencia y deseo Aomine.

Momoi dejo de besar el cuello de Daiki y acariciar los pectorales de su amante por la queja y pequeño sollozo del bonito Ryou, se preocupó un poco, seguramente Ryou aún no estaba listo para el proceso de procreación con Dai-chan –creo que deberías mimar un poco más a Ryou-chan, Dai-chan. Un íncubo no está acostumbrado al uso de un tatuaje en su vientre-

Aomine dejo de besar el cuello de Sakurai por lo que dijo Satsuki, noto entonces el estado vulnerable de Ryou y como se sobaba el vientre. Aquello más que molestarle o preocuparle, lo estaba excitando. Pero no podía ser cruel con su Ryou.

-¿Te molesta mucho, Ryou?- el castaño asintió dejando que su amo limpiara sus mejillas mojadas con las palmas de sus manos –si te quito el tatuaje, cuando vuelva a ponerlo te dolerá peor-

-N-no quiero que Daiki-sama me quite mi tatuaje- eso significaría que estaba rechazando a Aomine para llevar a sus hijos en su vientre, eso nunca lo permitiría –so-solo no me siento bien para complacer a Daiki-sama esta noche-

Oh.

-Pero…- no quería obligar a Ryou a complacerlo. Pero esto era importante, esa noche era la noche donde pondría seriamente su semilla en los úteros de sus parejas para la llegada de sus primogénitos. Tomo con suavidad las mejillas de Ryou notando el dolor en su cuerpo, el solo hecho de que le pidiera eso a Aomine es porque era algo serio.

-Está bien, Dai-chan- Satsuki noto el estado dubitativo de Aomine, algo interesante de ver considerando que Daiki nunca dudaba –puedes poner tu semilla en mi útero, me portare bien y seré buena chica. Pero deja al menos esta noche que Ryou-chan asimile el tatuaje en su vientre-

-Yo quiero hacer esto con Ryou también, Satsuki. Embarazarlos a los dos al mismo tiempo- explico Daiki refugiando en su pecho el cuerpo débil y adolorido de Ryou mientras acariciaba las mejillas de Momoi que no esperaba oír eso de Aomine –hemos esperado tanto tiempo para esto-

-Ya lo sé, Dai-chan. Ryou-chan y yo estamos conscientes que este momento es importante para ti y tu padre- Satsuki abrazo a Daiki refugiando el rostro del moreno entre sus suaves pechos; el moreno sin dejar de mimar a Ryou –pero podemos esperar un día mas ¿verdad?-

-Satsuki-chan…- Ryou vio a su amiga y después a su amo.

Aomine gruño por lo bajo besando sonoramente las mejillas de un confundido Sakurai y después capturar los labios de Momoi en un pequeño beso.

Con todo eso el deseo se le había ido ya.

-Puedo hacer una excepción hoy, Ryou, Satsuki-

-Y-yo me pondré mejor mañana, Daiki-sama. Lo complaceré en todo lo que quiera desde temprano y- pronto Aomine callo a Ryou con un suave beso en los labios provocando una risita involuntaria en Satsuki quien luego de que Daiki se separara de los labios de Ryou ahora fue ella quien beso el castaño.

-No es tu obligación darme placer Ryou, relájate. Eres mi íncubo, mi pareja igual que Satsuki. Lo que hagamos en la cama o no debemos disfrutarlo los tres, no te obligare a nada que tu no quieras-

-Te amo Ryou-chan, y te aseguro que Dai-chan también lo hace aunque no lo dice mucho. Haremos esto a tu ritmo-

-Nuestro ritmo, Satsuki- Aomine se dejó caer sobre la enorme y mullida almohada que abarcaba toda la cama que comparte con Ryou y Satsuki, atrayendo el cuerpo de ambos hasta su pecho. Los dos demonios abrazaron el pecho de su príncipe que solo se dedicaba a aspirar el aroma de los cabellos de los dos chicos. Aromas ricos y adictivos para Aomine, solo lo mejor para sus parejas –mañana hablaremos del castigo que les daré por desobedecerme- agrego Daiki con el ceño fruncido apretando el agarre que tenía en las caderas de Ryou y Satsuki.

La súcubo y el íncubo se vieron a los ojos y después soltaron una ligera risita por el enojo (justificado) de Daiki con ellos.

Lo dejaron pasar al mismo tiempo que ambos compartían el pecho desnudo de Daiki, refugiándose en los latidos del corazón del moreno, ambos apoyando sus manos sobre los pectorales cincelados de su príncipe.

Aomine con un chasquido de dedos cubrió el cuerpo desnudo de los tres con una delgada sabana permitiendo que Ryou y Satsuki descansaran un momento y toda esa noche.

El día siguiente no los dejaría dormir ni un poco.


Asmodeo es el príncipe de la lujuria, el deseo y placer sexual. Técnicamente el padre ideal para nuestro morenazo jsjsjs.