Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.

Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.

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"A veces, la decisión más difícil no es si irse o quedarse, sino encontrar el valor para aceptar lo que el corazón ya sabe."_(Garu William Potter Sanada)

Luego de la fiesta desastrosa de Garu y Harry y la regular fiestita de Gura días después, se acercaba la Navidad. Una mañana de mediados de diciembre, Hogwarts se descubrió cubierto por dos metros de nieve, que obviamente Pucca aprovechó para ir a jugar junto a sus amigos.

El lago estaba sólidamente congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante, el único que no salía era Garu, que después de lo que pasó entrenaba más tanto quidditch, estudiaba más sobre magia y replicaba más sus entrenamientos en ninjutsu, taijutsu y genjutsu. Las pocas lechuzas que habían podido llegar a través del cielo tormentoso para dejar el correo tuvieron que quedar al cuidado de Hagrid hasta recuperarse, antes de volar otra vez.

Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones, ya que cada uno de ellos tenía sus propios planes. Mientras que la sala común de Gryffindor y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas. Lo peor de todo eran las clases del profesor Snape, abajo en las mazmorras, en donde la respiración subía como niebla y los hacía mantenerse lo más cerca posible de sus calderos calientes.

–Me da mucha lástima.

Dijo serio Draco Malfoy, en una de las clases de Pociones.

–toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

Mientras hablaba, miraba en dirección a Harry. Crabbe y Goyle lanzaron risitas burlonas, sin que ninguno se diera cuenta que la misma indirecta le llegaba a Chief que era huérfana. Oh, bueno, por lo menos Jing Jing solo era huérfana de madre.

Harry, que estaba pesando polvo de espinas de pez león, no les hizo caso. Después del partido de quidditch y que Ronnie lo regresara a la normalidad, Malfoy se había vuelto más desagradable que nunca, haciendo que prefiriera que él volviera a estar perdidamente enamorado de Chief Ryddle.

Disgustado por la derrota de Slytherin, había tratado de hacer que todos se rieran diciendo que un sapo con una gran boca podía reemplazar a Harry como buscador. Pero entonces se dio cuenta de que nadie lo encontraba gracioso, porque estaban muy impresionados por la forma en que Harry se había mantenido en su escoba al igual que su hermano Garu.

Así que Malfoy, celoso y enfadado, había vuelto a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada. Era verdad que Harry no iría a Privet Drive para las fiestas, pero era posible que Pucca, Garu, Destiny, Gura y Paccu sí regresaran a Sooga y lo dejaran solo.

La profesora McGonagall había pasado la semana antes, haciendo una lista de los alumnos que iban a quedarse allí para Navidad, y Harry puso su nombre de inmediato. Y no se sentía triste, ya que probablemente ésa sería la mejor Navidad de su vida.

Sí, era verdad que no sabía sí Garu o Pucca sé quedarían, pero comprendió qué sí sé iban era porque tenían cosas que hacer en Sooga. Ron y sus hermanos también se quedaban, porque el señor y la señora Weasley se marchaban a Rumania, a visitar a Charles.

Cuando abandonaron las mazmorras, al finalizar la clase de Pociones, encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les indicó que Hagrid estaba detrás de él.

–Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda?

Preguntó curioso Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

–No, va todo bien. Gracias, Ron.

Dijo calmado Hagrid, oyéndose una voz desagradable para Harry, Ron y Garu.

–¿Te importaría quitarte de en medio?

La voz fría y gangosa de Malfoy llegó desde atrás.

–¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

Ron se lanzó contra Malfoy, justo cuando aparecía Snape en lo alto de las escaleras. Haciendo que Garu maldijera por dentro, por no poder detener a su amigo pelirrojo que creía que era más impulsivo que Abyo.

–¡WEASLEY!

Ron soltó el cuello de la túnica de Malfoy.

–Lo han provocado, profesor Snape.

Dijo serio Hagrid, sacando su gran cabeza peluda por encima del árbol.

–Malfoy estaba insultando a su familia.

–Lo que sea, pero pelear está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid, ¿Por qué crees que Garu Potter Sanada, mi hijo Tobe, Ring Ring Malfoy King, Shaman, Jing Jing Ryddle, Destiny y Ronnie están castigados?

Dijo Snape con voz amable.

–Cinco puntos menos para Gryffindor, Weasley, y agradece que no sean más. Y ahora marchaos todos.

Malfoy, Crabbe y Goyle pasaron bruscamente, sonriendo con presunción, mientras que detrás de ellos Ring Ring y Jing Jing refunfuñaban por lo bajo.

–Voy a atraparlo.

Dijo serio Ron, sacando los dientes ante la espalda de Malfoy.

–Uno de estos días lo atraparé...

–Los detesto a los dos.

Añadió molesto Harry.

–A Malfoy y a Snape.

–También yo los detesto, pero no podemos hacerles nada, no sean tercos. Si aún tengo meces de castigo, ¿Cómo creen que les irá a ustedes?

–Vamos, arriba el ánimo, ya es casi Navidad.

Dijo amable Hagrid.

–Os voy a decir qué haremos: venid conmigo al Gran Comedor, está precioso.

Así que los cuatro siguieron a Hagrid y su abeto hasta el Gran Comedor, donde la profesora McGonagall y el profesor Flitwick estaban ocupados en la decoración. El salón estaba espectacular, adornado con diferentes adornos navideños por aquí y por allá.

Guirnaldas de muérdago y acebo colgaban de las paredes, y no menos de doce árboles de Navidad estaban distribuidos por el lugar, algunos brillando con pequeños carámbanos, otros con cientos de velas. Todo se veía tan lindo, pero Garu de verdad no estaba de humor para apreciar la belleza del comedor.

–¿Cuántos días os quedan para las vacaciones?

Preguntó amable Hagrid.

–Sólo uno.

Respondió tranquila Hermione, Hagrid los miró y le preguntó curioso.

–Entiendo, ¿Y quién se va a quedar en las vacaciones?

–Ron, Harry y también yo.

Respondió resignado Garu, rodando los ojos con algo de molestia. Harry y Ron sé sorprendieron, girándose a ver a Garu con atención, preguntándole con curiosidad:

–¿Qué? ¿Y por qué te vas a quedar? ¿Qué no tienes una aldea que cuidar?

Garu se encogió de hombros, tratando de parecer despreocupado.

–Sí, pero también tengo que practicar y estudiar. Además, no quiero dejar a Harry solo aquí.

Dijo serio, aunque la verdad era que el consejo de ninjas estaba tan molesto con él por lo que pasó el dos de diciembre, que le dijeron que esta vez no podía regresar a Sooga y que el que se encargaría de la aldea sería su primo Gura. Ron y Harry intercambiaron miradas, sintiendo una mezcla de alivio y culpa por la situación de Garu. Sabían lo mucho que significaba para él estar en Sooga durante las festividades, y aunque apreciaban su compañía, no querían que se sintiera obligado a quedarse.

–Gracias, Garu.

Dijo agradecido Harry, dándole una palmada en la espalda.

–Pero no tienes que quedarte solo por mí. Estoy seguro de que sobreviviré.

–Sí, amigo.

Añadió calmado Ron.

–No te sacrifiques por nosotros.

Garu sonrió levemente, pero su expresión seguía siendo seria.

–No es solo por ustedes. También necesito mejorar mis habilidades y estudiar más. Además, no tengo muchas opciones ahora. Gura se encargará bien de todo en Sooga.

Su hermano gemelo Harry asintió, pero antes de que pudiera protestar Ron, Hermione habló con calma.

–Y eso me recuerda... Harry, Ron, Garu, nos queda media hora para el almuerzo, deberíamos ir a la biblioteca.

–Sí, claro, tienes razón.

Dijo centrándose Ron, obligándose a apartar la vista del profesor Flitwick, que sacaba burbujas doradas de su varita, para ponerlas en las ramas del árbol nuevo. Mientras que Garu asentía, sacando las gafas que usaba para leer.

–¿La biblioteca?

Preguntó curioso Hagrid, acompañándolos hasta la puerta.

–¿Justo antes de las fiestas? Un poco triste, ¿no creéis?

–Oh, no es un trabajo.

Explicó alegremente Harry, olvidándose por un momento de las motivaciones de su hermano gemelo para quedarse en Hogwarts.

–Desde que mencionaste a Nicolás Flamel, estamos tratando de averiguar quién es. Pero nos detuvimos el dos de diciembre, por lo que pasó en la fiesta con las pócimas de amor que afectó a Garu, Pucca y Draco.

–¿Qué?

Hagrid parecía impresionado.

–Escuchadme... Ya os lo dije... No os metáis. No tiene nada que ver con vosotros lo que custodia ese perro.

–Nosotros queremos saber quién es Nicolás Flamel, eso es todo.

Dijeron serios Garu y Hermione.

–Salvo que quieras ahorrarnos el trabajo.

Añadió tentativamente Harry.

–Ya hemos buscado en miles de libros y no hemos podido encontrar nada... Si nos das una pista... Yo sé que leí su nombre en algún lado.

–No voy a deciros nada.

Dijo Hagrid con firmeza.

–Entonces, tendremos que descubrirlo nosotros.

Dijo decidido Ron, los cuatro asintiendo con decisión. Dejaron a Hagrid malhumorado y fueron rápidamente a la biblioteca.

–Bien, Garu, sí tú te vas a quedar, ¿Qué pasará con Tobe, Ring Ring, Ronnie, Jing Jing, Shaman, Pucca, la media hermana de Pucca, Paccu y el dragón cambiante, Destiny?

Preguntó curiosa Hermione, sin dejar de caminar con los otros tres chicos. Garu se detuvo un momento, pensando en la respuesta. Sabía que todos sus amigos y ribales tenían sus propios asuntos y responsabilidades, pero no quería que sus problemas les afectaran.

–Bueno, Pucca y Paccu probablemente volverán a Sooga, ya que aún tienen que ayudar a sus tíos Ho, Dumpling y Linguini en el restaurante Ching Dooda que su familia maneja. Destiny también se irá con ellas, por lo mismo de que debe cuidarlas.

Ron intervino, cuestionando serio.

–¿Y Gura sé irá también? Ya sabes, el primo tuyo y él de Harry.

Garu asintió, su expresión tornándose pensativa, mientras caminaban por los pasillos de Hogwarts.

–Sí, Gura también se irá a Sooga. A pesar de que el consejo de ninjas esté molesto conmigo, él es más que capaz de encargarse de la aldea. Además, él y Pucca se llevan muy bien y siempre es bueno tener a alguien en quien confiar para proteger el lugar.

–¿Y qué hay de Tobe y los otros?

Preguntó ansioso Ron, aún preocupado por la decisión de Garu de quedarse. El ninja volvió a suspirar, pasándose una mano por sus coletas negras.

–No estoy seguro, pero creo que Tobe sé regresará a Sooga y Shaman se irá con él, pues a Tobe lo espera un largo séquito de ninjas y su media hermana Tabí Fumikage. Ronnie King, por su parte, sé va a ir a su gira de pseudo cantante que tanto le llena los bolsillos de dinero. Ring Ring regresará a Sooga, pues tiene que supervisar el restaurante de su padre, el Dong King, como castigo de las tonterías que hizo el dos de diciembre. Y en cuanto a Jing Jing, supongo que ella sí sé va a quedar, pues la he visto lejos de tobe, sollozando sobre el porqué no la quiere.

–Cielos, sí sé oye mal.

Dijo suave Harry, Garu solo sé encogió de hombros y dijo neutral:

–Los problemas maritales de mi enemigo Tobe y la chica vagabunda, Jing Jing, no son mi problema.

Los otros chicos se rieron suavemente, negando Hermione con la cabeza y entrando a la biblioteca. Habían estado buscando el nombre de Flamel desde que a Hagrid se le escapó, porque ¿de qué otra manera podían averiguar lo que quería robar Snape?

El problema era la dificultad de buscar, sin saber qué podía haber hecho Flamel para figurar en un libro. Además, tuvieron que resolver un problema con una pócima que Tobe, Jing Jing, Shaman y Ring Ring hicieron para afectar a Pucca y a Garu, que no sabía y los habían hecho distraer de su primer objetivo.

Pero cuando lograron retomar el rumbo sé dieron cuenta que Flamel no estaba en Grandes magos del siglo XX, ni en Notables nombres de la magia de nuestro tiempo; tampoco figuraba en Importantes descubrimientos en la magia moderna ni en Un estudio del reciente desarrollo de la hechicería. Y, además, por supuesto, estaba el tamaño de la biblioteca, miles y miles de libros, miles de estantes, cientos de estrechas filas...

Hermione sacó una lista de títulos y temas que había decidido investigar, mientras Ron se paseaba entre una fila de libros y los sacaba al azar, pasándoselos a Garu para que le diera un vistazo rápido a su contenido.

Harry se acercó a la Sección Prohibida, sin que su hermano gemelo se diera cuenta. Se había preguntado si Flamel no estaría allí, ya que quizás podría ser un mago obscuro y por eso tardaban en hallarlo.

Pero por desgracia, hacía falta un permiso especial, firmado por un profesor, para mirar alguno de los libros de aquella sección, y sabía que no iba a conseguirlo. Allí estaban los libros con la poderosa Magia del Lado Oscuro, que nunca se enseñaba en Hogwarts y que sólo leían los alumnos mayores, que estudiaban cursos avanzados de Defensa Contra las Artes Oscuras.

–¿Qué estás buscando, muchacho?

Preguntó una voz seria y femenina.

–Nada.

Le respondió rápidamente Harry, girándose a ver a la persona quien le habló. La señora Pince, la bibliotecaria, empuñó un plumero ante su cara.

–Entonces, mejor que te vayas. ¡Vamos, fuera!

Harry salió de la biblioteca, deseando haber sido más rápido en inventarse algo. Él, Ron, Hermione y Garu se habían puesto de acuerdo en que era mejor no consultar a la señora Pince sobre Flamel, pues sentían que los metería en problemas en vez de ayudarlos.

Estaban seguros de que ella podría decírselos, pero no podían arriesgarse a que Snape se enterara de lo que estaban buscando. Harry los esperó en el pasillo, para ver si los otros habían encontrado algo, pero no tenía muchas esperanzas.

Después de todo, buscaban sólo desde hacía catorce días y en los pocos momentos libres, así que no era raro que no encontraran nada. Lo que realmente necesitaban era una buena investigación, sin la señora Pince pegada a sus nucas todo el rato.

Cinco minutos más tarde, Ron, Hermione y Garu aparecieron negando con la cabeza. Se marcharon a almorzar, los cuatro agotados por el éxito no obtenido.

–Vais a seguir buscando cuando yo no esté, ¿verdad?

Dijo seria Hermione

.

–Si encontráis algo, enviadme una lechuza.

–Y tú podrás preguntar a tus padres si saben quién es Flamel.

Dijo calmado Ron.

–Preguntarles a ellos no tendrá riesgos.

–Ningún riesgo, ya que ambos son dentistas.

Respondió tranquila Hermione, dando un suspiro Harry, Ron y Garu de resignación.