Capítulo XI
El lugar donde se llevaría a cabo la ecografía, no distaba mucho de un laboratorio de los más avanzados de la tierra. Lex vio la camilla, pero su vista se distrajo con todos los aparatos que formaban parte del lugar. Clark tuvo que guiarlo para que subiera, pues Lex parecía niño en dulcería. El kryptoniano le ayudó a subir.
La voz de la IA atrajo finalmente la atención de Lex.
–No hay necesidad de quitar las prendas.
Los dos futuros padres se miraron y al mismo tiempo una capa de luz comenzó a recorrer el cuerpo de Lex, deteniéndose en la protuberancia en la mitad de este. La luz se convirtió en una pantalla y ésta se volvió más real mostrando la figura de un bebé, ya completamente formado.
Lex soltó una exclamación de asombro. Clark tartamudeó …
–Ese… es… es…
–Es un niño. Él es real.
Clark reaccionó y agregó.–Por supuesto que es real. ¿No me habías creído?
Lex sonrió, un poco avergonzado.
–A decir verdad. Deseaba creerte más que nada.
–Lex, yo no te mentiría.
–Lo harías, si creías que con eso … me salvarías.
Clark gruñó, más no refutó a Lex.
La IA empezó a proporcionar datos.
– Kon-El se encuentra en óptimas condiciones, se considera grande para el poco espacio que tuvo para desarrollarse. Por lo mismo no podrá seguir por más de un mes en gestación, luego de ese tiempo su desarrollo podría poner en peligro a su gestante. En cuanto a Lex Luthor está sano y su condición es saludable.
Lex escuchó atento y al terminar, preguntó:–¿Kon-El?
Clark respondió.–Debe ser su nombre kryptoniano.
–Ah, entiendo. ¿Cuál es el tuyo?
–Kal-El.
–Oh, ¿es por lo de la Casa…?
–Casa El.–Respondió la IA
Lex bajó de la camilla con ayuda de Clark y de nuevo este lo guió, ahora directo a su cuarto.
La habitación era cómoda. A pesar de tener la apariencia de ser fría, no lo era. De hecho era calentita. Los muebles de color traslúcido y confortables al tacto, al igual que la cama de gran tamaño, la cual tenía mantas claras y esponjosas. Lex conocía bien las sábanas de seda, sin embargo éstas no lo eran y aún así estaban tan suaves como nubes. Clark sacó las pijamas de Lex y las puso en la cama, en lo que se cambiaba velozmente a las suyas. Con el Kryptoniano listo, Lex se sentó en la cama y comenzó a quitarse la ropa, más Clark se adelantó y lo ayudó a vestirse, luego a subir y acostarse, uniéndose a él debajo de las mantas.
Lex sintió los brazos de Clark rodearlo y enseguida la boca de este besando su cuello…
–Clark…
– Jor–El dijo que estabas saludable.
–¿Y eso te dio una idea?
–Sip.
Lex sonrió de lado, al escuchar la infantil respuesta del otro.
Clark continuó besando la piel de Lex y al toparse con las prendas sintió la urgencia de apartarlas, pero vio a Lex como pidiendo permiso. El Luthor movió la cabeza…
–Adelante, quiero sentir de nuevo que soy importante para ti.
–Eres todo para mí.
La ropa de ambos desapareció, en movimientos veloces por parte del moreno. Lex se sonrojó, al momento en que Conner quedó al descubierto, más Clark no solo admiró con orgullo esa curvatura, si no la acarició con ternura y luego depositó un par de ligeros besos sobre ella.
Las manos que podrían hacer polvo rocas enormes acariciaron con delicadeza la pálida piel del Luthor. Los besos fueron intercambiados apasionadamente, para enseguida ser transformados en succiones y suaves mordidas. Clark trató de colocarse entre las piernas de Lex, pero no fue cómodo para este y decidieron que estar de lado era lo mejor. Después de alistar a Lex, Clark entró en él, y de ahí en adelante solo se escucharon jadeos, besos, promesas de amor y el golpeteo de las caderas.
Luego de algunas rondas, Lex se quedó dormido, exhausto, pero con una gran felicidad plasmada en su rostro. Clark comprobó que la tecnología de limpieza en la Fortaleza era excelente. Luego de que quedaron limpios con solo un escáner –o eso parecía–, Clark abrazó a Lex y lo acompañó al mundo de los sueños.
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La noticia de un Lionel vivo y de regreso en el Hospital de Metrópolis, no tomó tan asombrado al público.
En cuanto pudo, Luisa fue al hospital y con una gran sonrisa buscó a Grant para que le diera la exclusiva. Obviamente él lo hizo, no tanto por la coquetería de la chica, si no para mostrar su mejor lado filial, en la portada del Planeta, entrevista en la que destacó que el buen Lex ni siquiera estaba cerca de Lionel.
Cuando Olliver terminó de leer aquella noticia. La duda que lo tenía molesto desde hacía un tiempo, recrudeció más. ¿Dónde estaba Lex? Olliver dejó el diario sobre su escritorio, se levantó de su silla y vio la ciudad desde la pared de vidrio.
Su secretaria avisó que tenía una visita. Olliver permitió la entrada. Vió a Chloe y sonrió.
–¿A que debo tanta formalidad?
–De vez en cuando soy educada.
El rubio hizo un gesto a la recién llegada para que se sentara:–¿Qué puedo hacer por ti?
–¿Supongo que ya supiste lo de Lionel?
–Por supuesto . Es el encabezado de esta mañana del Planeta. Los Luthor son difíciles de matar.
–No lo digas de ese modo. Alguien podría tomarlo como chisme.
–Aquí solo estamos tú y yo, y confío en ti. Sin embargo, tampoco es que quiera hacer la prueba.
–Eso es bueno. El caso es que creo que el rescate de Lionel, fue obra de nuestro amigo.
–También lo pensé, después de todo Clark es agradecido con la gente que considera parte de su círculo cercano.
–Si. Esa cena de Acción de gracias fue un claro ejemplo.
–¿Y entonces que te preocupa?
–Me atrapaste. La cuestión es que Clark no ha hecho mucho de rescates y todo eso, desde hace un par de meses. Y de pronto fue por Lionel, pero no nos lo dijo. Incluso aseguró que no iría, puede ser que porque Luisa estaba conmigo en ese momento. Pero tampoco me llamó o avisó, después.
–Creo que Clark es bastante mayor para tomar sus propias decisiones sin pedir permiso. ¿O no?
Chloe se quedó callada por un momento, tratando de averiguar si esa fue una crítica o algo más. Olliver volvió a sonreír.
–Igual estoy un poco intrigado, pero sé que Clark hablará cuando lo crea necesario.
Chloe asintió y es que por primera vez se dio cuenta que no era la única que conocía lo suficiente a Clark o que creía conocerlo.
La rubia se retiró y Queen se ofreció a llevarla a su departamento. Cómo fuera, ambos estaban intrigados por el cambio de Clark, de esos últimos meses.
…
