Gracias a mi cómplice Li por su lectura previa. Los errores siguen siendo míos.
Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo 10
Camino de puntas y doy media vuelta, veo mi trasero en el espejo, es un poco grotesco mostrar mi culo a través de la transparencia de un baby doll.
Sin embargo estoy dispuesta a ser más sensual. A mis veinte años es incómodo que nunca haya usado lencería más atrevida, digo tengo dos meses con mi novio no quiero reprimir mis deseos sexuales por una maldita timidez.
Soy hermosa y estoy viviendo mi juventud.
Por Dios. Tengo al novio más sexy del mundo, Sam es atlético, alto y demasiado sexual, quiero recompensar un poco de toda la felicidad que me brinda.
Volteo frente al espejo y me gusta lo que veo. Una Bella sensual y provocativa, dispuesta para conquistar a su chico.
Me alarmo porque escucho ruidos en la entrada. Estoy en el apartamento de Sam, cada tarde la pasamos juntos y hoy quise que tengamos un viernes espectacular.
Corro a su encuentro.
― Hola, bebé ― poso de la manera más sexy que imagino, empujando mis tetas hacia enfrente― ¿cómo me veo?
El rostro de Sam cambia por completo, toma fuertemente mi brazo y me lleva a la habitación.
― Sam, me estás lastimando ― gimo por el dolor que estoy sintiendo en su agarre.
Me lanza fuertemente y mi cuerpo se amortigua en la cama. Estoy asustada,
Porque su rostro iracundo me desconcierta.
― Quítate inmediatamente esa ropa ― sus manos intentar romper el bonito camisón blanco, empiezo a llorar.
― Sam ¿qué te pasa?
― No vuelvas a vestirte como una puta porque no lo eres ― sus dedos empiezan a rasgar la sutil tela y las vuelve trizas―. ¿Entendiste?
Sus grandes manos sujetan mis mejillas.
Lo veo directamente y siento mucho miedo de él. Jamás lo he visto fuera de sí.
― Eres mi novia, no una piruja que se ofrece. No vuelvas a insinuarte conmigo de esa manera ― su agarre en mis mejillas es doloroso― nunca seas tú quien propone cuando tener sexo, Bella. Estas situaciones te rebajan como mujer, no lo hagas, ¿entendiste?
Mis lágrimas caen por mis mejillas mientras su cuerpo cubre el mío por completo al tumbarme en la cama…
― ¡No Sam! ―me escucho gritar.
Estoy agitada y con la frente perlada de sudor. Desorientada, me siento en medio de la cama y es cuando diviso que Edward está bajo el umbral de la puerta
― Venía a ver que pasaba contigo, me dejaste plantado ―su voz es fría, lo contemplo en cuanto se ilumina el dormitorio, su semblante se suaviza―. ¿Te sientes mal? ―me está analizando.
Controlo mi respiración sin quitar la mano de mi pecho, inhalo muy hondo.
― Lo siento, me quedé dormida y acabo de tener una pesadilla.
Edward suspira. Camina como si fuera un león a punto de atacar, pero en vez de hacerlo se deja caer a la cama como un tierno gatito.
― ¿Qué soñaste?
Simulo una sonrisa a la vez que llevo algunos mechones de cabello detrás de mis orejas. Edward tiene algo que siempre me pone nerviosa y otra cosa que he detectado de él es que trata de no hacerme sentir incómoda, no me presiona.
― Soñé… algo que me ha perseguido desde hace muchos años.
― ¿Se puede saber qué es? Gritaste el nombre de ese imbecil ―se escucha enfadado.
― No sabía que eras cotilla ―bromeo para así apaciguar su humor.
Es extraño como mi felicidad aumenta cuando está conmigo, también está la manera de la seguridad que emana al tenerlo cerca. Como un escudo protector.
Alarga su mano y sus dedos empiezan a jugar con los míos.
― Soy todo lo que quieras que sea ―asegura― estaremos dos meses solos y lo mejor es que empecemos a conocernos y llevarnos bien, ya verás que tengo un buen sentido del humor.
― Quien no sabe de los Cullen ―reconozco―. Desde que me dijiste quien eras, he buscado todo sobre ti, no hay mucho en internet. Parece que eres más privado de lo que imaginaba.
― ¿Ya saben que me casé? ―pregunta.
― Mmm ―pongo los ojos en blanco―, no me fijé y tampoco es importante.
Rueda encima de mi cuerpo. Me atrapa entre sus brazos y logra que caiga de espaldas y mi cabeza cae de nuevo en la suavidad de la almohada.
Estamos riendo por su atrevimiento.
― Me gusta cuando ríes ―dice― porque tu risa me contagia.
Aprecio sus rasgos. Tiene la cara larga, labios delgados y nariz recta, su mandíbula se marca a la perfección y le da sensualidad a su masculinidad.
Admito que es muy guapo. Pero su pelo desordenado es otro tema a tratar, sin darme cuenta llevo mis dedos a las hebras cobrizas y empiezo a jugar con lo dócil de su melena.
― Hablemos de ti ―le recuerdo― ese fue nuestro trato.
Su sonrisa se amplía. Sin ningún pudor se acomoda entre mis piernas.
― ¿Qué quieres saber?
― Sobre tus relaciones amorosas. ―En internet se habla poco de sus conquistas.
Suspira ruidosamente. Y su mirada destila pretensión.
― No soy de nada de eso ―afirma―. Mujeres han ido y venido en mi vida, nunca tuvieron una etiqueta ―se queda pensativo― hasta ahora que soy un hombre casado. Prometo ser fiel, pero quiero que también los seas conmigo.
Las comisuras de mis labios se elevan en una sonrisa.
― Estoy segura que soy más fiel que tú.
Su entrecejo se frunce. Su cara de malo solo me hace reír y sus dedos empiezan a picar mis costados, me retuerzo, intento detener sus manos. Estoy riendo a carcajadas mientras su risa acompaña la mía.
― Basta ―jadeo.
Sus dedos se detienen y yo me paralizo por su cercanía. Su boca cubre la mía y no puedo reaccionar, mantengo mis ojos abiertos mientras su cuerpo se ciñe al mío y una de sus manos empieza a descender.
Mi corazón late desesperado. Estoy convencida que si cierro los ojos vendrán a mi recuerdos dolorosos.
Mi cuerpo se agita debido a las caricias, sus manos ágiles están recorriendo mis muslos de una forma suave, sé lo qué busca.
Respiro hondo.
No estoy lista. Quizá nunca lo esté.
Piensa Bella.
― Edward… ―apenas puedo pronunciar mientras su boca se arrastra por mi cuello― sé qué te casaste conmigo por alguna razón, no soy tonta ―cierro mis párpados, busco pensar razonablemente, pero sus besos no me permiten, suspiro―. ¿Quién fue Ángela Weber en tu vida?
Su cuerpo se tensa, lo siento en sus hombros. Lo cual me indica que he tocado una fibra importante de su vida.
Hola, aquí vamos de nuevo, les diré que no les haré sufrir porque la historia no va por ahí, Edward y Bella sin darse cuenta se empezaran un enamoramiento. Pero antes debes desnudar su alma, me refiero a lao dos. Bella oculta la manera que Sam la manipuló al grado que no usa lencería y tampoco es capaz de disfrutar su sexualidad, mientras Edward también tiene mucho qué decir. ¿Quieren otro capitulo?
Quiero aclarar que los capítulos son cortos porque mi intención era actualizar todos los días, solo que sé que muchos no pueden ponerse al día, así que decidí esperar.
Aquí los nombres de quienes comentaron el capítulo anterior: Antonella Masen, Sakurita07, Diannita Robles, Valeria Sinai Cullen, Pepita GY, Cary, Ary Cullen 85, Cassandra Cantu, Lily Pattinson Stewart, Dulce Carolina, Jimena, patito feo, Rosemarie28, Daniela Masen, Jade HSos, Verónica, Smedina, Vanesa(gracias por tu testimonio, saludos), Adriana Molina, mrs puff, Yoliki, diana0426a, krisr0405, The Vampire Goddess, ALBANIDIA, Mapi13, Maryluna, Andrea, Lili Cullen-Swan, Noriitha, Lizdayanna, Car Cullen Stewart Pattinson, Kiss, saraipineda44, Isis Janet, kasslpz, Dess Cullen, rociolujan, y comentarios Guest
Gracias totales por leer 🌹
